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Abstract
En la vida más de alguna vez toca ser paciente y encontrarse en una situación de
vulnerabilidad. Es razonable que, en esos momentos, el paciente exija una salud de
calidad, sobre todo cuando se trata de vidas humanas. Una salud de calidad muchas
veces se traduce en un buen trato entre médico y paciente o en una atención inmediata,
entre otras más, pero la calidad no depende de sólo una particularidad, sino que de una
suma de particularidades. Una de ellas corresponde a las infraestructuras de salud y la
influencia que tienen estas en la recuperación y tratamiento de pacientes.
Rojas (2018) sostiene que el concepto de bienestar en los espacios de salud se logra -
como foco principal- además de considerar diversos elementos que contemplen recintos
absolutamente ordenados, limpios, prácticos y bien resueltos arquitectónicamente,
incorporando un diseño basado en dar respuesta a las necesidades del ser humano, la
importancia y foco principal son “los pacientes” como también todo el personal (médicos,
enfermeras, administrativos, etc.) que trabajan largas jornadas, e incluso las visitas y
familiares. Las labores -más allá de ser un trabajo diario– se transforman en una vida
dentro de estos establecimientos.
Existe evidencia que avala que una terapia integral, que involucre diferentes disciplinas
conlleva a mejores resultados relacionados con el tiempo de recuperación de un paciente.
Es por eso que existe el diseño basado en la evidencia, una disciplina bastante nueva,
cuyo propósito es traducir el conocimiento existente proveniente de lo descubierto en
distintas investigaciones a la práctica o utilizar lo que las investigaciones han arrojado
como una guía para poder decidir al momento de diseñar para los sitios enfocados en el
cuidado de la salud, así lo define Maya (2018)
Uno de los primeros casos, tuvo lugar durante la guerra de Crimea, por los años 1853 y
1856, en donde una enfermera llamada Florence Nightingale, fue llamada a prestar
servicios de atención médica a los heridos británicos de la guerra contra el gobierno
zarista en Turquía. Aquella experiencia, evidenció los pocos beneficiosos tratamientos
médicos que los soldados recibían. En respuesta a eso, Nightingale plantea la teoría que
expone la estrecha relación entre el paciente y su entorno, y como este afecta
directamente en su mejoría. Decide así integrar en sus tratamientos la incorporación de
ventilación, agua, drenajes eficientes, sanitización y exposición directa a la luz del sol, con
resultados altamente positivos demostrados en las bajas tasas de mortalidad. Aquellas
medidas luego sirvieron como base para posteriores reformas en el ámbito de la salud.
Dentro de la evidencia, se encuentra también los estudios de Roger Ulrich durante 1972,
quien es profesor de Arquitectura del Centro de Investigación de Edificios para el Cuidado
de la Salud de la Universidad Tecnológica de Chalmers en Suecia, así lo evidencia el sitio
web de The Center for Health Design. Él se dedicó a estudiar el impacto que generaba la
naturaleza en los pacientes cuyas habitaciones tenían vista hacia ella. Parra, M., & Müller,
A. E. (2019) mencionan que, los resultados mostraron que los 23 pacientes a los que sí se
les asignaron habitaciones con vistas a la naturaleza tuvieron una estancia postoperatoria
más breve, tomaron menos analgésicos y recibieron menos evaluaciones negativas de las
enfermeras que los 23 pacientes alojados en habitaciones con vistas a un edificio. Parra,
M., & Müller, A. E. (2019) a su vez comentan que la publicación de este estudio en la
prestigiosa revista Science supuso una mayor conciencia del impacto del espacio y el
diseño de hospitales sobre el estado físico y anímico del paciente.
Parra, M., & Müller, A. E. (2019) apuntan a que a partir del estudio de Ulrich se desarrolla
el Diseño Basado en la Evidencia (EBD). Esta línea demuestra que el diseño de entornos
físicos puede afectar a la calidad de la atención y a los resultados médicos del paciente.
La influencia emocional del espacio como posible factor de sanación física, reafirma la
definición que promulga la OMS sobre la salud, como un estado de completo bienestar
físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Ellas
también mencionan que los elementos como el confort sensorial, la acústica, el diseño
biofílico, el diseño centrado en la persona, la sostenibilidad o el EBD son algunas de las
herramientas que nos permiten diseñar espacios generadores de salud.
Mociño (2019) explica que cada vez más, los desafíos y retos de salud exigen un enfoque
multidimensional. No solo lo han entendido de esta forma los profesionales del área, sino
también la comunidad en general, que busca más acceso y soluciones integrales para su
salud.
Las evidencias existen, sólo hay que llevarlas a cabo. Así lo afirma Ulrich et al. (2004), No
solo hay una gran cantidad de evidencia para guiar el diseño de un hospital, sino también
una muy sólida. Una creciente literatura científica está confirmando que las formas
convencionales en que se diseñan los hospitales contribuyen al estrés y al peligro, o más
positivamente, que este nivel de riesgo y estrés es innecesario: la mejora de los entornos
físicos puede ser una herramienta importante para hacer que los hospitales sean más
seguros, más sanos, y mejores lugares para trabajar.
La clave está en entender las demandas sociales respecto a la salud de los pacientes y
de sus exigencias tanto físicas, como emocionales para la obtención de una atención
medica de calidad. Una salud digna también es sinónimo de una atención de calidad
dentro de un espacio óptimo para la recuperación y el tratamiento de enfermedades, y
que estos espacios posean decisiones pensadas en el bienestar, dada la incidencia que
tiene la arquitectura en la vida del enfermo. La arquitectura no puede curar por si sola una
enfermedad, pero si puede en conjunto con otras disciplinas, ayudar a mitigar el dolor e
incomodidad durante un padecimiento, en un espacio que no nos genere más dolencias y
que no se encuentre rodeado de inhumanidades. Un servicio de salud se encuentra lleno
de espacios que marcan definitivamente muchas de las etapas de nuestras vidas y es
momento de darle importancia a la influencia que los edificios tienen sobre nosotros, para
seguir avanzando hacia la resolución de las actuales problemáticas de salud.
Referencias