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Fuera de la jaula: A veces no es necesario una correa para unir a dos seres.
Todd Abernathy pasó tres semanas en una jaula. Siendo objeto de experimentos
por los científicos, se retiró profundamente en su lobo para sobrevivir. La noche
de su rescate, el olor de su compañero fue lo único que lo convenció de volver a
su forma humana. Pequeño para ser un cambiaformas lobo, no sorprendió a
Todd cuando su hermano Phillip insistió en unirse a la manada de lobos local
con él. Su más grande medio hermano más joven se había sentido responsable
de él desde la pubertad. Pero Phillip no podía ayudarlo a encontrar al 2
compañero que había olido, y cuando Todd finalmente descubrió que el
detective Lyle Sullivan era el hombre que estaba buscando, el humano había
sido capturado por los mismos hombres que habían experimentado con Todd.
La huida de Lyle casi llega demasiado tarde, porque los experimentos
realizados en él le revuelven su ADN y casi lo matan. La única manera de salvar
a Lyle es completar el procedimiento experimental que los científicos
empezaron con él. Para alivio de Todd, al recuperarse Lyle lo reconoce como su
compañero. Lyle comienza a exhibir las tendencias cada vez más agresivas y
peligrosas. ¿Puede Todd encontrar una manera de ayudar a su compañero a
aceptar lo que le está pasando y le enseñará cómo coexistir con la nueva criatura
que vive dentro de su mente? ¿O Lyle se perderá en la bestia y obligará a sus
amigos a acabar con él?
Charlie Richards
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Para el impaciente... ya sabes quién eres. ¡Gracias por el empuje!
Capítulo Uno
—¿Quién es él?
Lyle obligó a decir las palabra seca, picazón en su garganta y luchaba para
mantenerse consciente el tiempo suficiente para esperar la respuesta. Cada vez
que había conseguido arrastrar su mente a la vigilia, había visto al moreno lindo
que le recordaba a un ángel. A veces, estaba cantando en voz baja a Lyle,
sosteniendo su mano. A veces, estaba le leyendo un libro, aunque no podía
recordar ni una de las historias. Y a veces, como ahora, estaba acurrucado en
una silla junto a la cama de Lyle profundamente dormido.
Lyle apenas pudo arrugar la frente, pero incluso ese movimiento envió dolor
recorriéndole el cráneo. No podía situar el nombre.
Los monitores sonaban y Ailean se separó de donde estaba leyendo los signos
vitales y se inclinó sobre Lyle. Él encontró su mirada clavada por la luz en los
ojos marrones de cambiaforma.
Su cabeza le daba vueltas y tragó saliva. ¿Qué demonios está diciendo Ailean?
—¿Eh ?
5
Una cuchara llena con un par de cubitos de hielo apareció ante él. Abrió,
aceptando con agradecimiento el ofrecimiento. Rodó el hielo alrededor de su
boca dos veces antes de dejar que se asentara en su lengua y lentamente se
derritiera. Había dolor al tragar el líquido, pero la humedad bien que valía la
pena la molestia.
—Todd está convencido de que eres su compañero, Lyle, y por la forma en que
has estado reaccionando a su presencia, yo creo que tiene razón —dijo Ailean,
tendiéndole otra cucharada de hielo.
Podía sentir sus ojos poniéndose pesados de nuevo. No era capaz de permanecer
despierto por más tiempo. Lyle decidió que trataría de averiguar todo el tema de
los compañeros más tarde.
—¿Hasta cuándo ? —se las arregló para preguntar.
La forma en que el médico hizo las preguntas encendieron las alarmas internas
de Lyle, pero estaba demasiado cansado para solucionarlo. 6
—Como si me hubieran jodido, y no en el buen sentido. Tan frío —murmuró,
temblando. Sus ojos se cerraron. Sintió el peso de otra manta cubriéndolo,
calentándolo.
Había tantas cosas en qué pensar, pero necesitaba una siesta primero. Sólo una
corta.
—Ángel —dijo con voz entrecortada. A pesar de que permitió que Todd le
colocara de nuevo en la cama, apartó la vista y miró a la piel de color verde
pardusco que cubría todo el interior de su antebrazo y la palma de su brazo
izquierdo—. ¿Qué hay de malo en mí?
—¿Qué pasa? —Lyle espetó. Miró entre los dos hombres, viendo en la mirada
confundida de Lark y expresión preocupada de Todd—. ¡Esto, doctor! ¿Qué
diablos es esto? —Se volvió con el brazo y lo levantó—. Oh, Dios mío —dijo
con voz entrecortada, al ver que la piel crujiente se extendía ahora hasta el
interior de su codo también.
Lark se dio la vuelta, murmurando una maldición, mientras tomaba un vial, una
aguja y una jeringa.
Lyle frunció el ceño, las palabras lo distrajeron. ¿Todo el mundo sabe acerca de
esta cosa de parejas menos yo? Se volvió y miró a Todd. Abrió la boca, pero
Todd se le adelantó.
—Yo te puedo explicar —dijo, con un tono suave y calmante— Ahora necesito
que me escuches. Tienes que calmarte.
Quería decirle Todd exactamente lo que pensaba de esa idea, pero las palabras
se habían quedado atascadas en su garganta. ¿Cómo demonios se supone que
debo calmarme cuando tengo algún tipo de irritación en la piel que pica, y se
extiende sobre mi brazo? 8
Todd le agarró la cabeza y le obligó a centrarse en su hermoso rostro.
—Toma una respiración lenta y profunda —ordenó—. Entonces cierra los ojos
y concéntrate en el sonido de mi voz.
Lyle pestañeó sus ojos de nuevo, abriéndolos para encontrar una sonrisa
preocupada curvando los labios de Todd. La lucha contra la fatiga trató de
hundirlo de nuevo, movió su cabeza y miró su brazo. La erupción extraña había
desaparecido.
—Sólo un sedante para ayudarte a relajar —dijo Lark, levantando una ceja
mientras inclinaba su barbilla hacia Todd.
La mano de Todd rebusco en su pelo calmándolo, y ¿no era acaso eso una
locura?
La suave voz del hombre adormeció sus sentidos y Lyle sintió que empezaba a
desviarse de nuevo.
—Mientes —gruñó. Una rabia que nunca había sentido antes lo llenaba—. No
soy un cambiaformas. Soy un ser humano. Un detective.
Apartó la mano del hombre y trató de forzar su cuerpo en una posición sentada.
¡Esto era una locura! Tenía que salir de aquí. Tenía que encontrar a Grady. Su
compañero le daría respuestas directas.
Para su sorpresa, sus piernas y brazos respondieron sin ningún problema. Los 10
colores de los objetos en la habitación empezaron a cambiar sutilmente,
animándose, tonos cada vez más intensos. De pronto se sintió más fuerte, más
seguro. Se movió para balancear las piernas por el lado de la cama.
Hizo caso omiso de las palabras ridículas de Lark y trató de levantarse. Unos
brazos fuertes alrededor de él por detrás, tratando de obligarlo a bajar de la
cama. Él gruñó y luchó, tratando de escapar. Un pecho delgado apretado contra
su espalda y un aroma terroso embriagador llenó sus fosas nasales. Se quedó
inmóvil y volvió la cabeza, inhalando más profundamente el olor del hombre
detrás de él. Su pene se agitó, llenándose rápidamente, engrosándose y
levantando la bata de hospital que llevaba.
Volviéndose en el agarre de Todd, se reunió con él, con los ojos abiertos
mirando sorprendido al hombre que lo sostenía.
—Lindo —Lyle gruñó, su voz más áspera de lo que jamás había oído.
Con una explosión de fuerza, impulsada por su repentina lujuria, Lyle se giró y
clavó a Todd sobre la cama.
—Hueles bien. —Sus manos rozaron la forma delgada debajo de él, mientras
frotaba su polla palpitante contra el muslo del hombre—. Te quiero.
Nunca había sido gobernado por su polla antes, pero enterrar su eje dentro del
cuerpo de este ángel parecía ser la cosa más importante en el mundo en ese
momento, y que se jodan los demás en la sala.
Pasando una mano por el pelo oscuro, asintió con la cabeza y luego forzó una 12
sonrisa torcida.
—Sí, pero todavía no sabemos qué tipo de reptil. Después de ver la mirada casi
correosa de su piel, espero que Drake esté en lo correcto y no sea una serpiente.
—Va a despertar esta noche. Le pediré a los chicos que estén disponible para
hablar con él. Tal vez él les crea, dado que los conoce desde hace años —Pasó
un brazo alrededor de los hombros de Sara y le dio un apretón—. No te
preocupes, cariño. Todo va a estar bien.
Mirando desde la puerta ya que la pareja hizo su camino por el pasillo, Todd
deseaba poder creer eso.
Todd estaba teniendo el mejor sueño. Su compañero se inclinó sobre él, con un 13
brillo caliente llenando sus oscuros ojos color chocolate. Lyle se arrodilló entre
sus piernas, se desabrochó los vaqueros, sólo para burlarse de Todd bajando la
cremallera con una lentitud agonizante. Agarrando los brazos de la silla, él se
resistió por el tacto, desesperado por la presión sobre su erección dolorosa, pero
Lyle sacudió las manos, dejando que lo quisiera.
Dejando escapar un gemido de frustración, le suplicó con los ojos. Lyle le dio
un guiño lascivo, luego se inclinó y tomó la cremallera con la boca, bajando el
resto del camino.
Lyle le dio a su erección una larga lamida, lenta, el cual envió un hormigueo
hasta los cojones, que tiraban apretado a su cuerpo. Temblaba, tratando
desesperadamente de no venirse, mientras veía los sexy ojos de Lyle brillando
con el placer y deseo.
Jadeante suavemente, su voz perdida para él, Todd sólo pudo asentir.
Lyle sonrió por su difícil situación, con un brillo de suficiencia entrando en sus 14
ojos. A medida que el hombre bajó la cabeza y abrió la boca, un portazo en la
planta baja sacudió a Todd saliendo del sueño agradable. Para su sorpresa, el
calor todavía envolvía su pene y sus ojos se abrieron.
—¡Oh, dios, Lyle! —Él gimió—. Te ves muy bien con tus labios alrededor de
mi polla.
El hombre entre sus muslos levantó la mirada para encontrarse con él,
arqueando una ceja, divertido. Segundos más tarde, rompió la mirada y tragó la
polla de Todd hasta la raíz. Gritó de éxtasis mientras el placer se disparó por su
columna vertebral, rebotó en su cráneo y se estrelló de nuevo a través de su
cuerpo a sus bolas. Temblaba, con las manos convulsionando en la empuñadura
de la silla mientras se esforzaba por no venirse.
La lengua que masajeaba su glande casi tenía a Todd disparando, pero la mano
áspera de Lyle en sus bolas mantenía el equilibrio y retrasaba el orgasmo
inminente. Lyle dio una chupada más dura y lenta a la polla de Todd y luego la
dejo escapar de sus labios con un chasquido audible.
—Si no quieres esto, ángel, me detendré ahora, si no, en un par de minutos esta
polla —Lyle empujó sus caderas un poco más duro con énfasis, la fricción
haciendo que la respiración de Todd se cortara— va a ser enterrada
profundamente en tu apretado culo.
—Sí — se las arregló para silbar—. Por favor, Lyle. Hunde tu gruesa polla
dentro de mí. Quiero sentir que me divides de par en par.
Un profundo gruñido retumbó en el pecho del hombre por encima de él. Los
ojos de Lyle brillaban con calor y necesidad. Por un segundo se desplazaron,
revelando la hendidura vertical de su animal.
Antes de que Todd pudiera reunir los suficientes pensamientos para cuestionar
a Lyle, las caderas del hombre comenzaron a moverse de nuevo, frotándose con
deslizamientos rápidos, su intención clara.
Las imágenes eróticas creadas por las palabras del compañero de Todd lo
enviaron al borde, dejando el aliento en un largo y bajo gemido.
Lyle siguió moliéndose contra él, sus movimientos fomentando aún más
esperma para disparar desde su polla. Cuando por fin se dejó venirse, tres
eyaculaciones más tarde, él se sentía como que sus bolas habían sido drenadas y
vueltas del revés, y fue la mejor sensación que había tenido en mucho, mucho
tiempo.
Lyle se balanceó sobre sus rodillas, con una mano lánguidamente acariciando
su polla espesa de 20 cm, mientras miraba a su agujero. Todd se sonrojó, con la
mirada clavada en la mano que sujetaba la polla que desesperadamente quería
que lo llenara.
Una sonrisa de suficiencia inundó la cara de Lyle con hambre mientras corría la
yema del dedo de su mano libre hasta la renovada polla de Todd, localizando la
vena palpitante.
—Estas duro de nuevo sólo con la idea de que hunda mi polla gruesa en tu culo
apretado, ¿no es así ? ¿Quieres esto, precioso? —preguntó, agitando su polla
como una bandera por un segundo—. ¿Quieres que esto te llene?
—Sí.
Lyle cortó la súplica, sacando más semen y empujando dos dedos hasta el fondo
en Todd, hasta donde podían ir. Gritó su placer, disfrutó de la quemadura
cuando su compañero comenzó a trabajar rápidamente, abriéndolo. Amaba la
mordedura del dolor, el ardor que cruzó a través de su sistema, diciéndole que
otro lo acariciado con urgencia.
19
Capítulo Tres
Saqueando la boca del hombre más pequeño, Lyle mantuvo su mirada fija en
los ojos de Todd, mirando fijamente sus encantadoras profundidades marrones.
«¿Qué pasa con este hombre que me llama tanto?». Al segundo de despertar,
volvió la cabeza y vio al moreno durmiendo sexy en la silla, la erección que
había disminuido debido al brebaje para dormir que Lark le había inyectado
había regresado a la vida con una venganza. «Si ese maldito tonto doctor no me
hubiera detenido, en cuantas posiciones pude haber tomado de Todd ya? »
Por último, a pesar del hecho de que él amaba la forma en que el hombre se
retorció debajo de él y se aferró a él, tratando de conseguir que se moviera
mientras lo sostenía inmovilizándolo por misericordia, su palpitante polla ya no
podía ser ignorada. Lyle rompió el beso, y mirando profundamente en los ojos
castaños de Todd, comenzó un empuje lento y en retroceso. Su cuerpo se
estremeció, el placer irradiaba desde su polla, ya que los músculos tensos que la
rodeanban lo apretaban y ondulaban.
Lyle se empujó más y más rápido en el hombre sexy debajo de él. Una curiosa
sensación recorrió su columna vertebral, una que nunca había sentido antes. Su
mandíbula se estremecía y sus dientes comenzaron a doler. Su visión hizo la
extraña cosa brillosa que había pasado antes. Un jadeo de Todd le había
centrado en el hombre caliente debajo de él, y Lyle se congeló.
La lujuria en los ojos de Todd fue atenuada por el shock. El duro eje goteando
del hombre que rezumaba contra sus abdominales le dijo a Lyle que no estaba
haciendo daño a su compañero, así que... compañero? ¿De dónde venía eso?
Entonces recordó. Ailean y Lark lo habían mencionado cuando se había
despertado. ¿Cuándo había sido eso?
—No te detengas. Por favor, no te detengas —Todd gimió—. Eres tan sexy
cuando tus ojos cambian. Me encanta saber que pierdes el control por el placer
que mi cuerpo te da.
Todd se quedó sin aliento, su cuerpo tensándose por sólo un segundo debajo de
él, antes de sacudirse y aullar como el lobo que Lyle sabía que era. La sensación
y el olor del semen de Todd inundaron el espacio entre ellos. El recto de Todd se
apretó aún más, estrangulando su polla en deliciosa presión. Incapaz de
sostenerse de vuelta, Lyle empujó dos veces más. Su pene se hinchó, se
contrajeron sus bolas, y su semen brotó en los confines de culo de Todd cuando
el cuerpo de Lyle se estremeció. Sus brazos se apretaron convulsivamente,
sosteniendo Todd fuerte, y vació todo lo que tenía en el hombre.
Su blanda polla se deslizó desde los confines cálidos del cuerpo debajo de él,
distrayéndolo, y haciéndole darse cuenta de otro hecho.
—Oh, Dios mío, Todd. Lo siento mucho! Ni siquiera pensé en usar un condón.
Por favor, perdóname —suplicó. No podía recordar un momento en que hubiera
sido tan descuidado. ¡Cuidadoso siempre había sido el segundo nombre de
Lyle!
—Está bien. 22
Lyle negó con la cabeza, interrumpiendo al hombre.
—No. Debería haber tenido más control que eso —gruñó, avergonzado por su
comportamiento—. No tengo ni idea de lo que podría haber conseguido de
todas esas pruebas que esos científicos hicieron conmigo. Nunca debí haberte
puesto en peligro de esa manera.
Todd suspiró y dejó caer la cabeza sobre la almohada, sus ojos castaños tristes.
—En primer lugar, sabes que soy un cambiaformas. Los shifters no pueden
obtener la mayoría de las enfermedades humanas. En segundo lugar, vas a tener
que aceptarlo finalmente, Lyle —Viéndole mover la cabeza confundido, Todd
levantó una mano y ahuecó su mandíbula, trazando la barba áspera con el
pulgar—. Tú eres un cambiaforma ahora, también —susurró, con una expresión
suplicante a Lyle para que le creyera.
—Sí —levantó la cabeza y frunció el ceño—. Sé que esto es mucho para tomar
en estos momentos. Yo… yo entiendo que si quieres que te deje en paz por un
tiempo.
—Lo siento, Lyle. Debería haber revisado a ver si estabas listo para visitas
—dijo el gran cambiaforma tigre, haciendo una mueca avergonzada.
Lyle quería preguntar cuánto sabía el ser humano, pero se mordió la lengua. El
silencio serviría mejor servir a sus propósitos para recopilar información.
—Bueno, es bueno ver que te estas sintiendo mejor —dijo Declan, sonriendo.
De pie detrás de los otros hombres, discretamente olfateó el aire y luego hizo un
guiño a la pareja.
—Lo siento —murmuró, buscando una excusa—. Los medicamentos que estoy
tomando juegan con mi cerebro —Se centró en la manta extendida sobre sus
piernas y le dijo —Estaba dentro y fuera de consciencia. Recuerdo un montón
de dolor y un par de personas que me apuñalaban con agujas, aunque sus caras
son confusas. No estoy seguro de poder identificarlos.
Las preguntas del hombre le dijeron que Grady no lo había compartido. Lyle
frunció el ceño.
—Está bien. Eso es suficiente interrogatorio del paciente para mi —dijo Lark
con firmeza—. Lo siento, jefe, pero tendrá que volver en otro momento. Lyle
necesita descansar.
Lyle se congeló. Todd se puso tenso. Podría haber oído caer un alfiler en el piso
de madera después del colorido arrebato de su jefe. Al oír un gruñido llenar la
habitación, le tomó un segundo darse cuenta de que él había hecho el sonido.
Levantó la cabeza del pecho de Todd y miró al jefe. 26
—No he estado despierto del todo en veinticuatro horas, y mi novio es el único
que me mantiene cuerdo, cretino santurrón —gruñó—. Me importa un carajo si
no le gusta que yo sea gay.
Todd le agarró por detrás, luchando por acostarlo de nuevo. Su vista hizo el
extraño brillo de nuevo, y vió a Grady y Declan apresurarse a sacar al jefe
gritando de la habitación. Las palabras rebotaron alrededor de la cabeza de Lyle
como ruido blanco, sin entender nada de eso. Lo único que penetraba era el
canturreo de Todd.
Cuando la puerta se cerró de golpe, bloqueándoles de la vista de los demás,
Lyle se estremeció, sus gruñidos retrocediendo al fin. Un fuerte golpe en el
hombro trajo su atención a donde Lark, una vez más, puso una aguja tirando de
su brazo.
—Lo siento mucho, mi ángel. Yo no sabía que mi jefe era un culo homofóbico
—susurró.
—Está bien. No es nada que no haya escuchado antes. Todo está bien —Todd
acentúo las palabras con un beso.
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Otro pensamiento finalmente lo golpeó.
—Joder. ¡Acabo de maldecir a mi jefe! —gimió y enterró su cara en la parte
posterior del cuello de Todd, respirando el olor relajante del hombre como si
fuera lo único que lo mantendría con vida—. No puedo creer que haya hecho
eso!
No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que sus emociones estaban
descontroladas.
—¿Y puedes imaginar el mastique de culo que Declan le está dando en este
momento? —Lark interrumpió a Lyle con el ceño fruncido del hombre y la
mano apoyada en la cadera ladeada—. ¡Imagina los nervios de ese hombre!
Llegar a nuestra casa y atacar a los gays. Un maldito idiota, si me preguntas.
—¿Corte?
—En realidad no. Me gustan casi todos los tipos. Yo trabajo en una tienda en
Stone Ridge a tiempo parcial que es propiedad de Trace Lancaster. Él es de la
manada, así que ha estado muy comprensivo con darme tanto tiempo libre.
29
Capítulo Cuatro
Una vez que estaba seguro de que Lyle estaba dormido, Todd bajó de la cama y
se acercó a la cómoda. Sacó un par de pantalones vaqueros frescos y una
camiseta azul. Sonriendo ligeramente, siguió a Lark fuera de la habitación.
—Afortunadamente no. Sólo espero que se dé cuenta de que se aparean por toda
la vida —añadió con tristeza.
Lark rió.
—Ciertamente, puedo apreciar eso. Está bien. Vamos a asar carne esta noche,
así que voy a dejarte a cargo de la ensalada de papas. ¿Qué te parece?
—¡Perfecto!
Disfrutando del baño de agua caliente sobre sus músculos acalambrados sólo un
poco demasiado, no bajo a la planta baja durante casi veinte minutos.
31
—Hey, chicos. Sí, ustedes todavía parece caliente juntos —bromeó, caminando
dio un besos a Grady y Gordon.
—Bueno, él siempre tuvo un poco de mal genio, pero que fue un gran golpe en
marcha de lo que he visto en mi vida. —Se encogió de hombros, levantando sus
labios en una sonrisa irónica—. Con todo lo que ha pasado, junto con nuestro
jefe siendo un culo, no estoy realmente sorprendido.
Declan lo estrechó en el hombro antes de pasar por delante de él, cogiendo una
patata, y se lo arrojó a Todd, que la cogió por reflejo.
—Creo que Lark dijo que debías hacer la ensalada —sonrió—. Manos a la obra,
y no te olvides de las cebollas.
Los ojos amarillos con pupilas verticales se centraron en ellos y otro gruñido
bajo retumbó en la habitación en silencio. Una garra agarró la barandilla y la
criatura comenzó a tirar de su cuerpo sinuoso encima de la barandilla, dejando
al descubierto las piernas musculosas, con garras cerca de siete centímetros y
medio.
Otro gruñido rasgó a través de la sala, mostrando afilados dientes y una lengua
bífida. 33
—Es mi compañero, y lo estás haciendo enojar —Todd espetó.
Todd alzó una mano y le acarició la cabeza larga de Lyle, liso. Sonrió cuando la
lengua bífida de Lyle se movió hacia fuera, lo que sospechaba.
De repente, la piel bajo sus dedos ondulo y la criatura dejó escapar un gemido
bajo adolorido. Lyle convulsionó, su cuerpo estremeciéndose mientras sus
extremidades se realinearon, la mandíbula y la cara se contrajeron, y su cuerpo
se contorsionó, volviendo a caer en la forma de un ser humano. 34
Todd se arrodilló, ayudando a Lyle a ponerse sobre las rodillas.
Me tomó un segundo para que las palabras susurradas del hombre tuvieran
sentido, pero luego Todd sonrió.
—Espero con ganas probar uno de los tuyos —respondió—. ¿Estás preparado
para unirte a nosotros? ¿O quieres volver a la cama?
—No —Lyle agarró la muñeca de Todd en lo que tendría que haber sido un
apretón aplastante si Todd no había sido un cambiaformas, aunque lo era,
seguiría teniendo probablemente un moretón—. Tengo que estar contigo,
—Sí.
Pasando un brazo por la cintura de Lyle, le ayudó a volver a la habitación y
encontró un par de pantalones y una camiseta.
Todd se volvió hacia él y envolvió los brazos alrededor de su cintura para tirar
de él cerca.
—Tienes la misma fuerza que los cambiaformas ahora, Lyle. Tienes que
recordarlo para mantener tu agarre.
Por un segundo, Lyle se limitó a mirarlo. Luego, sus ojos oscuros se abrieron. 35
—¡Oh, mierda, ángel! Yo no te he hecho daño, ¿verdad? No quiero volver a
hacerte daño!
Lyle asintió lentamente, su mirada seguia preocupada. Todd enrosco los dedos
de una mano a través de Lyle y llevó al hombre a la sala del comedor.
—Es bueno estar de vuelta —murmuró, mirando alrededor del grupo—. Bien,
en su mayoría.
—Vas a estar bien una vez que te acostumbres a ello —dijo Grady—. Eres un
hijo de puta duro —añadió con una sonrisa.
—Es gracias a nosotros que fuiste metido en esto —contestó Declan—. Eres
bienvenido aquí durante la duración de tu recuperación.
—¿Mi recuperación? ¿Crees que voy a tener que estar mucho más tiempo?
—dijo Lyle antes de tomar un bocado de carne.
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—Realmente depende de ti —contestó Declan—. Una vez que puedas controlar
tu cambio, a continuación, vamos a hablar de cómo vamos a trabajar.
—Yo podía oler la comida y tenía hambre, así que vine por el pasillo para ver si
podía conseguir un poco. Cuando me detuve en el rellano, miré hacia abajo en
el comedor y te vi en los brazos de otro hombre.
Lyle parpadeó, y sus ojos se movieron a su reptil. Un gruñido bajo retumbó en
su pecho y su mirada fija en Phillip. De un salto se puso de pie, la silla se volco
hacia atrás, Lyle saltó al otro lado de la mesa, esparciendo los platos, y se agarró
de las solapas de la camisa con botones de Phillip. Sacó a Phillip de la silla, le
dio la vuelta y lo estrelló contra una pared.
—Tú eres el único que quiero. Recuerda lo que te dije en nuestro dormitorio.
Para y respira. Piensa en ese cubículo de tu oficina. Qué aburrido que es hacer
todo el papeleo. Concéntrate en eso, amor.
Segundos más tarde, para su inmenso alivio, lo último del agarre de Lyle en
Phillip se liberó y sus brazos cayeron a los costados. Todd se encontró con un
montón de yerba flacidez. Se tambaleó, pero logró mantenerse en pie cuando
alguien deslizó una silla al lado de ellos, y él bajó Lyle en la misma.
Manteniendo un brazo alrededor del hombre, Todd levantó los ojos de disculpa
en Phillip.
Lyle frunció el ceño, su mirada levantada y barrida sobre los demás en la sala.
—¿Sí? —dijo Declan, ladeando la cabeza de una manera muy canina mientras
miraba a ella. —¿Cómo planeas hacer eso, Sara?
Para sorpresa de Lyle, sin decir una palabra, todos los hombres de la sala
siguieron a la chica. Todd pasó un brazo por la espalda y lo ayudó a levantarse
de la silla. La proximidad con el hombre, junto con su increíble aroma, tenía a
Lyle pensando en todo tipo de cosas malas que quería hacer a Todd en lugar de
unirse a los demás. Intentó eliminarlo de su cabeza, se encontró con sus pies,
tomó la mano de su compañero y siguió a todo el mundo fuera de la habitación.
Sara los llevó por el pasillo y a un estudio a gran escala. La habitación tenía un
escritorio de buen tamaño y varios sofás de cuero y sillas. Parecía como si
Declan mantuviera reuniones de la manada con su círculo íntimo allí. La chica
se instaló detrás de un ordenador, y todos se reunieron a su alrededor. Unos
minutos más tarde, volvió el monitor de vuelta y mostró una serie de
fotografías.
—¿Qué carajo es eso? —susurró Lyle. Para su sorpresa, sintió que algo
cambiaba en el fondo de su mente, una presencia casi, que le dio un gruñido
sibilante de aprobación en las fotos y luego se recostó hacia abajo.
—Éste es un lagarto del Nilo —respondió Sara—. Se dice que pueden crecer
hasta tres metros, tiene poderosas piernas y la mandíbula, y cuerpo musculosos
—sonriendo, señaló una foto de un joven lagarto—. Has enseñado los dientes
como los jóvenes lagartos.
—Pero él era un poco más grande que veintitrés centímetros —señaló Todd—. 40
Yo le pondría más en el rango de treinta y uno o treinta y tres centimetros.
—Yo puedo responder a eso —dijo una voz suave desde la puerta detrás de él.
—¡Ah! aquí están todos ustedes —dijo. Agarró la mano del otro hombre y lo
llevó más allá de Lyle. Él se dejó caer en un sofá y tiró del otro hombre en su
regazo—. ¿Qué está pasando? —Su mirada finalmente se decidió por Lyle y
sonrió—. ¡Lyle! Es bueno verte en pie. ¿Cómo te sientes? Lark y Todd cuidaron
bien de ti, espero.
Cuando Lyle no pudo encontrar las palabras para responder, las cejas de Ailean
se levantaron y miró alrededor de la habitación, fijando finalmente su mirada en
el monitor.
—Ah, lagarto. Genial, ¿no es así? —Su comentario fue recibido por el silencio,
lo que le hizo levantar una ceja—. ¿Qué?
—En cierto modo, lo fue —contestó Drake. Se volvió con una mirada
suplicante a Lyle y dijo— No quise que nada de esto sucediera.
Una timidez hizo la piel de chocolate del hombre aún más oscura.
La mano de Todd frotándole la espalda, junto con su aroma en las fosas nasales
de Lyle, le impidió hacer nada precipitado. Todavía podía sentir la ira de su
animal por las manipulaciones del científico.
—No —respondió Ailean—. Lo que sea que te hicieron casi te mata. Si Drake
no hubiera encontrado la manera de convertirte en un cambiaforma, habrías
muerto.
Su expresión seria tuvo a Lyle dejando escapar un largo suspiro. Por un lado, si
Drake no hubiera hecho los experimentos para la compañía, Lyle no estaría en
este lío en primer lugar. Luego sacudió la cabeza y empezó a hablar.
—¿Así que estar cambiando siempre es tan doloroso? Yo casi sentí que mis 43
entrañas iban a explotar.
Aunque se estremeció ante la idea de pasar por esa cantidad de dolor otra vez,
todavía asintió.
—Está bien.
—Por supuesto —Lyle dejó que Todd le ayudara fuera del sofá. La fatiga rodó
sobre él con rapidez, y se tropezó.
—Quería ver a mi paciente una vez más antes de que Drake y yo nos dirijamos
a Denver —respondió Ailean—. Vamos a visitar a la hermana y la madre de
Drake y preguntar por la inseminación artificial. Vamos a estar ausentes por una
semana, así que también me gustaría podéis echar un ojo a Dagus mientras no
estamos.
—Me siento como que estoy muerto en mis pies y yo sólo he estado levantado
por un par de horas —se quejó en la almohada.
Unos momentos más tarde, se encontró tan relajado que casi no pudo reaccionar
cuando oyó abrir la puerta de la habitación. Grady apareció en su campo de
visión con un plato que tenía carne y patatas fritas. Lyle dejó escapar un gruñido
y se movió. Todd captó la indirecta y salió de él para sentarse en la cama. Lyle
sonrió, se inclinó sobre un codo y le dio un rápido beso.
Todd sonrió.
—Lo haces. Ayudas —agregó. Recibió otra sonrisa que envió un calor poco
familiar y un placer en el pecho de Lyle, que no podía ni siquiera empezar a
explicar. En su lugar, se dio la vuelta en la cama para descansar su espalda
contra la cabecera. Se volvió hacia Grady y le indicó el plato. —¿Es para mí?
Sonrió y tomó el cuchillo y el tenedor que con una risita Grady tendió para él.
No perdió el tiempo en lanzarse sobre la comida, saboreando la perfección del
bistec medio crudo.
Todd asintió y se inclinó hacia delante, abriendo la boca. Lyle deslizó un jugoso
trozo de carne entre sus labios entreabiertos. Su lengua salió, lamiendo los jugos
de los dedos de Lyle, poniendo la piel de gallina por su brazo, y enviando un
escalofrío por el cuerpo. Gruñó y apartó el plato casi vacío. Catando la cabeza
de Todd, acercó la cara del hombre más pequeño a la suya y se pegó a su boca.
—Vaya, vaya, ¡ustedes dos! Tenemos que hablar antes de irme de nuevo —Una
nueva voz se rompió en su momento de felicidad, dándole a conocer la risa de
Grady.
Lyle puso fin a regañadientes al beso y volvió a mirar a Gordon, quien ahora
estaba junto a Grady. Gordon sonrió con cariño a Todd y sacudió la cabeza.
—Él es mío.
—Lo siento —dijo con tristeza—. Realmente no sé por qué sigo estallando así
—admitió.
—Eso es acerca de lo que nos gustaría hablar contigo —dijo Grady—. El jefe
sabe que te estás recuperando de una forma de tortura, pero no le dije todo
acerca de por qué te secuestraron o cómo estabas... afectado —Grady se
estremeció e hizo una mueca—. Siento de verdad que hayas sido arrastrado a
esto por la Corporation.
Todd asintió.
—Sabía que eras mi compañero, incluso cuando eras humano. Es por eso que
hice la petición a Declan de unirme a su manada. Quería encontrarte —Su
sonrisa se convirtió en una mueca—. Sólo lamento haber tardado tanto tiempo
en hacerlo —Levantó una mano y acarició el rostro de Lyle—. Ojalá pudiera 47
haberles impedido hacerte daño.
La mirada suave en los ojos de Todd tocó algo muy dentro de Lyle, algo que
ninguno de sus otros novios había alcanzado nunca antes. Eso lo asustó y lo
excitó al mismo tiempo, y sabía que tendría que averiguar lo que significaba
pronto.
Acarició a Todd.
—Sí. Desde que te olí cuando ayudaste a rescatar a los cambiadores del
almacén. Sé que probablemente no estás listo para una relación, no con todo lo
que te ha pasado recientemente, pero... —tragó saliva, meneando su manzana
de Adán—. Estoy aquí para ti.
—Nunca he sido capaz de mantener una relación por más de unas pocas
semanas, Todd —le dijo, decidido a ser honesto con el hombre más pequeño—.
Pero contigo quiero probar. —Ante la sonrisa esperanzada de Todd, Lyle le dio
un rápido beso en los labios y luego miró a los dos hombres grandes sentados 48
acurrucados juntos en la silla que Todd había ocupado antes. Cómo se las
arreglaron para encajar, Lyle no estaba seguro, pero parecían cómodos—. Has
hablado de reclamar. ¿Qué es eso?
No mencionó que necesitaba estar seguro de que era lo mejor para los dos.
Antes de su secuestro ni siquiera había comenzado a pensar en sentar cabeza, y
ahora estaba siendo entregado a un socio y compañero. Admitió que le gustaba
lo que había aprendido hasta ahora del hombre, pero Lyle no podía evitar la
sensación de que las cosas se movían un poco demasiado rápido para él.
Hundiéndose en la cama, con los brazos alrededor de Todd, vio a los otros
hombres irse.
—Lo entiendo, Lyle —dijo Todd en el cuello, las manos frotando su pecho—.
Esto es mucho para que cualquiera lo tome.
Eso fue lo último que recordaba antes de que el sueño se lo llevara de nuevo.
Capítulo Seis
Todd se deslizó de la cama y le dio a su compañero un suave beso. Lyle resopló
suavemente en su sueño, antes de que sus ojos se abrieran de golpe, y el hombre
envolviera sus brazos alrededor de Todd y tirara de él hacia atrás sobre la cama.
Todd rió, abriendo su boca y aceptando el beso profundo que Lyle le dio.
—Me temo que sí —respondió Todd, arrastrando los dedos por la espalda de
Lyle. Fue una buena cosa que los dos estuvieran completamente vestidos, o
estaría muy tentado a ceder a la voluntad de su polla dura y rogar a Lyle que lo
jodiera en el colchón—. Y tengo que ir a trabajar —añadió con tristeza.
—Lo siento, guapo —dijo Todd—. Trace ha sido amable para dejarme tener
esta cantidad de tiempo libre, siendo un empleado nuevo y todo. —Sonrió y
frotó la mejilla contra el cuello de Lyle—. Lo siento, te desperté. No era mi
intención hacerlo.
—Tengo un sueño ligero —reveló Lyle. Luego alzó la cabeza y miró hacia
abajo a Todd—. Y ni se te ocurra tratar de escabullirte de mi cama de nuevo.
Admito que no entiendo todo lo que me está pasando, pero la idea de que
desaparezcas me molesta extremadamente. —Se estremeció y respiró
profundamente, luego suavizo su control sobre Todd—. Lo siento. Parece que
tengo mucho que aprender sobre el control.
—Voy a estar de vuelta antes de la cena. Descansa y recupera tus fuerzas esta
mañana —Todd canturreó—. Declan se supone que estará en casa alrededor de
las dos de la tarde. Él va a ayudar con eso del control y aprenderás a cambiar
cuando quieras y no cuando tu animal quiera.
—Lo sé, pero sólo quiero que estés a salvo. Si cambias en medio de una 51
multitud de seres humanos, habría mucho que pagar —dijo, con disgusto
llenando su voz.
—Lo sé —gruñó—. Y puedo leer entre líneas. No es sólo mi seguridad del que
todo el mundo está preocupado. Hay una foto más grande aquí. —Todd sabía
que mostraba una expresión aturdida porque Lyle extendió la mano y le
acarició—. Está bien. Tienen razón. Soy un peligro para la sociedad shifter en
este momento.
Tragó saliva.
—Todo va a estar bien —gruñó, sus ojos cambiando por un segundo antes de
volver a la normalidad—. Voy a aprender, ángel, no por otra razón que la de
estar contigo.
Metió la mano entre ellos y empujó hacia abajo la parte delantera de sus
pantalones. Sus pollas se juntaron, enviando chispas de placer a las bolas de
Todd. Cuando Lyle puso la palma sobre las dos cabezas de sus pollas, Todd 52
sopló un aliento y se empujó más cerca. Lyle envolvió el puño alrededor de
ambas sus pollas y las acarició.
Ellos sacudieron sus caderas, moliéndose uno contra otro, disparando sus
pollas. Rodando sus dedos sobre las cabezas de sus pollas cada pocos trazos,
utilizaron el flujo constante de líquido preseminal para facilitar el camino. Sólo
tomó un momento para que las bolas de Todd sintieran un hormigueo y su eje se
hinchara. Los dedos de la otra mano cerradas agarrándose del hombro de Lyle,
y Todd se vino con un aullido silencioso.
Las bocanadas de aire sobre el oído de Todd hicieron que sus palabras enviaran
un escalofrío por su columna vertebral. Todd logró levantar la cabeza y sonreír.
—Sí, señor Lancaster. El cambio de aceite se hizo y está listo para irse
—respondió, señalando por encima del hombro hacia el coche.
—Todd, gracias a los dioses. —El acento irlandés de Declan fue más
pronunciado de lo que Todd había oído nunca, poniendo al instante el pequeño
lobo en alerta.
Todd sabía lo difícil que era la admisión para el lobo alfa, y desde luego no iba
a hacer comentarios al respecto. En cambio, dijo 54
—¿Sabes a dónde va? —Le aterrorizaba que hubiera encontrado el olor de su
secuestrador y planeara vengarse.
—Sí, señor —dijo—. Es Lyle... —Hizo una pausa, sin saber cómo explicar
delante de Chris. El hombre nunca había mostrado ninguna indicación de que
supiera de los cambiaformas.
Trace levantó una mano.
—Gracias, señor.
Condujo tan rápido como pudo, sin duda más que lo que la ley dictada, 55
corriendo hacia el lado oeste de la ciudad. Bajó la ventanilla mientras
lentamente se deslizó hasta una calle lateral y por otra en las afueras de Stone
Ridge. Al ver la camioneta de Grady, le tocó la bocina una vez. Segundos
después, Grady estacionado detrás de él, se bajó de su camioneta y corrió hacia
la puerta.
Grady asintió.
—Puedo ver eso, pero él tirando mierda como ésta es peligroso. Tiene que
aprender a controlarse.
—Gracias.
Sin necesidad de que se lo pidiera dos veces, Todd barrió la zona, agradecido de
no ver a nadie alrededor. Corrió hacia su compañero agitado, corriendo
rápidamente sus manos sobre la gruesa piel de la cabeza, el cuello y el cuerpo.
—Tú hombre tonto —lo reprendió con suavidad—. No deberías estar aquí así.
¿En qué estabas pensando? —Besó el hocico de Lyle, intentando quitar acidez a
sus palabras mientras dejaba clara su opinión.
Todd sonrió.
57
—Realmente no puedo entenderte de esta manera, Lyle. ¿Por qué no cambias de
nuevo, y volvemos a lo de Declan, ¿de acuerdo?.
—Si no tengo que hacer eso de nuevo, voy a morir como un hombre feliz
—Lyle jadeó, el dolor llenando su voz.
—Siento que te duele tanto, guapo —Todd canturreó—. ¿Fue por lo menos
mejor que la primera vez?
Todd asintió.
—Por supuesto. Tengo algunos monos que deben caberte en mi camioneta.
¿Puedes ponerte en pie?
Aunque asintió con la cabeza, Lyle todavía tenía que apoyarse en Todd para
levantarse. Se tambaleó, y Todd pasó un brazo alrededor de su cintura. Él se
defendió de la oleada de deseo cuando su mano entró en contacto con el
músculo duro, pero el solo conocimiento de que su compañero estaba desnudo y
con él tenían hinchado el eje de Todd.
Luchó contra el rubor, dándose cuenta de que su olor había aumentado. Todd
negó con la cabeza.
58
—No me pongo colonia. Los shifters encontramos los aromas artificiales más
insoportables y odiosos.
Todd sintió una mano apretando su tierno culo, haciendo que su polla se
contrajera en sus pantalones vaqueros.
—Oh, mierda —se quejó—. Deja de molestar. No podemos hacer nada aquí.
—Sí, lo hiciste —Grady apuntó tendiéndole los monos que habían estado en el
auto de Todd—. Ponte esto. No necesito ser cegado por tu culo flaco —gruñó
afablemente.
—Yo estaba perdiendo a Todd —Lyle lo atrajo hacia su pecho, y Todd fue de
buena gana, disfrutando de la necesidad de su compañero al tacto—. Supongo
que no me di cuenta de lo tarde que acabaría de trabajar, y conmigo sentado en
la sala de Declan, aburrido en mi mente, tengo que haber dejado que me
afectara, y termine transfiriendo el deseo a mi animal. Cuando Declan
finalmente llegó a casa y trabajamos en la transferencia, Todd era todo lo que
podía pensar. —Terminó con un encogimiento de hombros—. No voy a dejar
que suceda de nuevo. 59
Grady asintió.
—Está bien. No hay problema —dijo, con la mirada barriendo la zona—. ¿Por
qué no vas a casa, Todd?. Voy a llamar a Declan y le hare saber que
interceptamos a Lyle en el borde de la ciudad y que te diriges de vuelta.
—Eso sería genial. —Colocó una mano en el muslo de Lyle para llamar su
atención. Va a ser bueno dejar a tu animal sólo para jugar. Eso lo hace mucho
más fácil de manejar cuando estás molesto o cansado, ya que no se siente tan
ansioso por estar atrapado todo el tiempo.
Lyle asintió.
—No se puede esperar que aprendas a controlarte en una noche, Lyle. Date un
tiempo.
El hombre asintió con la cabeza, pero la tensión bajo los dedos de Todd no
cambió. Volviendo su mano en el volante, Todd mordisqueó el labio inferior y
le dijo: —Tuve problemas en cambiar cuando llegué a la pubertad. No tuve el
corazón para decirle a mi padre.
—¿Por qué no? —preguntó Lyle con curiosidad. Giró la cabeza lejos de donde
descansaba contra la ventana, para poder mirar a Todd—. ¿Se habría
molestado?
—No lo creo —Todd respondió lentamente—. Pero él era el beta de la manada,
así que tener un hijo defectuoso le habría avergonzado.
—Mi padre obedeció al Alfa, pero no podía renunciar a la humana que amaba.
Yo fui el resultado de un condón pinchado. Mi madre no se lo dijo. Cuando se
dio cuenta de que no se casaría con ella, se alejó de la ciudad, y de él, y me crio
sola hasta que yo tenía nueve años.
Sonrió.
Él se echó hacia atrás, sorprendido por el comentario, luego sonrió con picardía.
—Fue un ajuste para todo el mundo. Mi madrastra fue muy comprensiva, pero
ella no era mi mamá, ¿sabes? —Él suspiró y se acurrucó más cerca—. Yo
estaba empezando a sentirme como parte de su familia, cuando la pubertad
golpeó, y me explicaron acerca de los cambiaformas. Me asustaron como el
infierno —susurró—. Luché con todas mis fuerzas, lo que empeoró las cosas.
—Con el tiempo fue Phillip quien descubrió que estaba siendo molestado por
los niños más pequeños que ya habían cambiado. Mi padre siempre decía que
no había cambiado todavía, porque mi madre era un ser humano, por lo que no
estaba preocupado de que yo fuera lo que él llamaba una flor tardía. Phillip saco
la verdad fuera de mi —Todd hizo una mueca—. Mi lobo había tratado de salir
una serie de veces, pero yo lo había suprimido, dolorosamente, desde hacía casi
un año.
Sonriendo con cariño, Todd recordó esos años. Su hermano había sido tan 63
sorprendentemente comprensivo.
—Phillip siempre fue grande para su edad, y había cambiado antes de tiempo.
Él se nombró a sí mismo mi guardaespaldas y me enseñó a cambiar, cómo
controlar mi lobo. Una vez que yo pude hacer eso, no dejé de cambiar nunca
más. —Se sentó y sonrió—. Como puedes ver, él todavía siente la necesidad de
protegerme.
—Si.
64
Capítulo Siete
—Gracias por decirme acerca de ti, dulce ángel —Lyle cantó al oído de Todd.
Todavía no podía creer todo lo que este dulce, aparentemente inocente, hombre
había pasado. Y aún así su corazón era tan grande que Lyle se sintió caer un
poco más por él.
Todd levantó la cabeza, sus ojos brillando con el calor y la aceptación. Lyle
selló su boca sobre la de Todd, mordisqueando sus labios antes de deslizar la
lengua dentro de su boca cartografíándola. Deslizando sus manos bajo la
camisa de Todd, trazó las protuberancias en la columna vertebral del hombre.
De repente, no pudo acercarse lo suficiente. Necesitaba más. Necesitaba piel.
Sacudiendo la puerta, abriéndola con una mano, Lyle mantuvo a Todd cerca y
los sacó de la camioneta. Todd rió cuando Lyle lo lanzó por encima del hombro,
y él sonrió ante el sonido. Le gustaba escuchar la alegría en la risa de su
compañero.
Hizo caso omiso de las expresiones divertidas en las caras de Lark y Declan
cuando saltó a través del comedor y las escaleras. No se detuvo hasta después de
haber estrellado la puerta de la habitación, cerrandola y echando a Todd en su
cama. Luego se quedó mirándolo, disfrutando de la vista de la hermosa sonrisa
de su ángel mientras yacía tendido a través del edredón mirándolo.
—¿Vas a quedarte ahí todo el día? —Todd bromeó, deslizando una mano por su
pecho hasta la curva de su pene a través de la mezclilla.
Un gemido ahogado escapó de Lyle, y sus ojos se estrecharon. Dejó caer los
tirantes de su prestado mono, dejando que cayeran a sus pies. Al salir de ellos,
Lyle se agachó y se acarició la pulsante polla lentamente.
Las cejas de Lyle se levantaron por un segundo, luego una salvaje sonrisa curvó
sus labios cuando recordó el anterior goce de Todd a un leve mordisco de dolor.
—Antes de que Todd pudiera reaccionar, Lyle le agarró los brazos y lo volcó
sobre su estómago. Lyle agarró las caderas de Todd y las levantó antes de llevar
la palma de una mano con fuerza sobre su culo.
Por mucho que quería, prevaleció el sentido común. Todd gimió cuando Lyle se
apartó para tomar el lubricante de la mesita de noche. Sonriendo, levantó a
Todd y lo coloca cerca de la cabecera de la cama.
Pasó la mano libre sobre las mejillas enrojecidas de Todd, amando el contraste
de la piel, rápidamente extendió a su compañero. No pasó mucho tiempo para
que Todd estuviera meciéndose en sus dedos, gimiendo suavemente, pidiendo
más con sus acciones y sonidos. Cuando Lyle sacó sus dedos lejos, el culo de
Todd se empujó hacia atrás, en busca de la estimulación. Lyle trasladó la cabeza
de su pene a la apertura de Todd, pero atrapó las caderas de su pareja antes de
que pudiera atravesarse a sí mismo en él.
Gruñendo, Todd miró por encima del hombro a Lyle. Lyle sonrió y sostuvo la
mirada de Todd mientras se estrelló contra Todd, llenándolo de un solo golpe.
Una vibración gutural ascendió por el pecho de Lyle, como calor envolviendo
su polla, apretando y ondeando alrededor de su longitud. Envolvió sus brazos
alrededor del pecho de Todd, sintiendo al hombre más pequeño inclinarse hacia
él, como si estuviera tratando de fusionar sus cuerpos.
Los gemidos y la lucha para mover sus caderas de Todd llamaron la atención de 68
Lyle y su agarre se apretó.
Todd se quedó quieto, a pesar de que no parecía capaz de acallar sus gemidos.
Él acarició la nuca de Todd, lamiendo y mordiendo. Cuando pudo quedarse
quieto ya, enterró el rostro en la nuca de Todd, sacó su polla y se estrelló de
regreso a casa. Después de eso, Lyle no podía controlar sus caderas, y clavó en
Todd, una y otra vez, disfrutando de la ondulación y contracción de los
músculos internos de Todd mientras se mecía de nuevo en cada embestida.
Cuando por fin fue capaz de encadenar un pensamiento coherente, Lyle sacó
cuidadosamente su polla blanda libre del cuerpo de Todd. Desenvolvió los
dedos de Todd de los postes, lo atrajo hacia él, y se dejó caer, ambos en la cama,
haciendo voto de limpiarlos en tan sólo unos minutos.
Pero en primer lugar, quería mantener a este hombre que se había infiltrado tan
rápidamente a su manera en su corazón.
Se acomodó en la cama y pasó las palmas de las manos sobre su cara, y luego
extendió los dedos alrededor de los tendones de su cuello y suavemente
masajeo. Había hecho muy poco, además de dormir y descansar en los últimos
días, pero aun así sentía el cansancio lo arrastraba abajo. Sabía que si quería
mantenerse al día con los otros hombres esta noche iba a necesitar su fuerza.
Dejó que el sueño lo tomara.
El sonido de unos pasos subiendo las escaleras sacó Lyle de su siesta. Él levantó
la cabeza cuando oyó un suave golpe en la puerta.
—Adelante —dijo.
Una sonrisa curvó la comisura de la boca de Lyle y tragó las píldoras que le
ofrecía.
—¿Picnic? Pensé que sólo íbamos por una caminata —dijo, antes de tomar un
gran bocado de huevos y gimiendo con aprecio—. Maldita sea. ¿Por qué la
comida sabe mucho mejor ahora?
—Lo siento.
Una vez que acabó de comer, Lyle se deslizó de la cama y se puso unos
vaqueros y una sudadera, lo necesitaba para combatir el frío que siempre
parecía tener cuando Todd no estaba cerca. Hizo una pausa mientras tiro de un
par de desgastadas Adidas, dándose cuenta de que podría ser debido a que su
animal era un reptil. Tendría que acordarse de preguntar a alguien acerca de eso
en algún momento. Sonrió a las zapatillas de deporte, agradecido de que Grady
hubiera pensado en cogerlas. Eran cómodas, y le recordaban a su vida antes
de... bueno, justo antes.
Un suspiro escapó de sus labios. Las cosas nunca serán lo mismo otra vez. Pero,
¿realmente quería que lo fueran? Puede que nunca hubiera conocido a Todd...
—Será mejor que no dejes que Grady escuche que lo llamas así —Lyle espetó,
elevando sus cejas por el shock ante las palabras de Lark—. Sólo porque tiene
un poco de sobrepeso no significa…
Lark rió.
Otra imagen súper puesta de sí sobre los ojos de Lyle, y se imaginó a sí mismo
sosteniendo a Todd así, no importaba que sólo tuviera un par de pulgadas más
que el hombre. Podía oír el grito de alegría de Todd por su regreso y casi podía
sentir el cuerpo del hombre más pequeño en sus brazos. Respiró hondo y sonrió.
Sí, lo tengo malditamente mal ya!
—Hola, Lyle. ¿Cómo te sientes?
Uno de ellos se dirigió hacia Lyle y se vio estrechado en un rápido abrazo por
un armado hombre. 73
—Es bueno verte alrededor, Lyle. Todos estábamos preocupados.
—Eso es bueno escuchar, hombre —Cliff respondió con una sonrisa—. Pero
soy yo quien va a limpiarte.
Se volvió al oír las palabras susurradas entre Declan y otro hombre de cabello
oscuro. Al ver que había captado su mirada, el Alfa se detuvo y presentó a los
otros dos hombres.
—Estos son Shane Alvaro, mi beta, y éste es Nick Greely. Nick y Cliff son
rastreadores de la manada.
Lyle le tendió la mano, moviéndose por cada uno a su vez.
—¿Qué? —gruñó.
Pasaron varios segundos para que Lyle hiciera retroceder la ira y se diera cuenta 74
de lo que quería decir el otro hombre. ¡Mierda! Declan le presentó como su
beta. Sujetando parte de la irritación de su lagarto Monitor, Lyle forzó su
mirada hacia abajo, dejando caer el contacto visual, y le susurró bruscamente.
A pesar de que se planteó como una pregunta, todos sabían que no lo era, pero a
Lark no pareció importarle el pedido.
—Claro que sí, perno prisionero —dijo Lark, picoteando los labios de Declan
antes de bailar, sí, en realidad bailaba alrededor de la cocina y empezar a sacar
más pan y pavo. Los cuatro lobos salieron de la habitación.
—Hey —Lyle murmuró, yendo al mostrador y ayudando a hacer más
sándwiches—. ¿Dónde está Carson? Yo pensaba que era parte de los guardias
forestales.
—Lo están —susurró Lyle. Él sólo había visto al gran nativo americano un par
de veces, pero Grady nunca había mencionado que era un cambiaforma,
también. Tal vez tuvo que ver con la naturaleza solitaria del otro hombre. Grady
probablemente no sentía que tenía el derecho de compartir esa información.
Oyó el portazo de la puerta de nuevo, pero esta vez fue el maravilloso aroma
que se apoderó de su mente, por lo que la mano paró sobre la rebanada de pan
que sostenía. Dejó caer el cuchillo y el pan en un plato y se volvió justo cuando
Todd entró en la cocina. Un sonido más parecido a un silbido que un gruñido
escapó de su garganta mientras caminaba hacia su compañero y lo tomó en sus
brazos. Bajó la cabeza y reclamó los labios de Todd en un beso profundo y
escalofriante. Lyle saboreó el gusto del pequeño lobo cuando él respondió con
entusiasmo, y su lengua se enredó.
—Gracias —susurró Todd, una sonrisa dividía sus labios hinchados por los
besos.
—Sí. Muy, muy feliz. Todos ustedes salgan de aquí y disfruten de su día de
campo —añadió con otra carcajada antes de dirigirse por el pasillo con la 76
bandeja y un pack de doce cervezas.
—Tengo que cambiarme muy rápido antes de que nos vayamos —dijo Todd.
Una mano en su espalda llamó su atención, y se dio la vuelta para ver un Grady
sonriendo.
— Vamos.
Oyó la risa detrás de él y no podía dejar la sonreír. Sí, él les había dado un
infierno de un espectáculo y no sentía ningún remordimiento al respecto.
Oyó los pasos de los otros dos hombres y se detuvo para mirarlos. Grady tenía
un brazo alrededor de Gordon, y su cabeza se inclinó para susurrarle algo al
oído del otro hombre antes de que él lo acariciara. Para su sorpresa, Gordon
sacudió la cabeza y frunció el ceño al cambiaformas tigre.
Vio la ligera tensión llenar los hombros de Grady y él asintió con la cabeza.
Pasando a Lyle, Grady le dijo:
Lyle gimió.
—¡Joder! Esto complica las cosas —se quejó, pasándose una mano por la cara.
Él no sabía qué demonios le diría a su ex -novio... bueno, pronto a ser ex -novio,
ya que en realidad nunca habían roto. Lyle realmente pensaba que Bobby se
habría mudado cuando desapareció. El hombre más joven era un muchacho
fiestero.
La voz de Todd hizo que Lyle girara para encarar las puertas. El hombre más
bajo ahora llevaba un aspecto cómodo, jeans azules y un polo verde. Extendió
sus brazos, de repente teniendo que sostener a su compañero. Para su eterna
gratitud, Todd no dudó en venir a él. Lo envolvió, agachó la cabeza y metió la
nariz en el cuello de Todd. Inhalando profundamente, aspirando en el aroma
relajante de Todd.
Las manos de Todd frotaban su espalda y él ronroneó.
—No. Es mi culpa. Sabía que tenías un novio antes, fuiste tomado, y ni siquiera
se me ocurrió decir nada. Yo… —bajó la barbilla y rompió el contacto visual—.
Lo siento.
—¿A dónde diablos vamos? —preguntó Lyle, sorprendido por el repentino giro
de los acontecimientos.
79
Capítulo Ocho
Todd mantuvo la mano envuelta en Lyle, rezando para que las palabras de su
compañero fueran ciertas. Eso de que Lyle quería a Todd y no a este humano
iba a verse. Había estado tan feliz al llegar a casa, sintiéndose extático por la
acogida que había recibido de Lyle, y ahora esto.
Para su sorpresa y alivio inmenso, Lyle tiró a Todd en el sofá junto a él y le pasó 80
un brazo alrededor de su cintura, metiendolo cerca. Lyle enterró su nariz en el
hueco del cuello de Todd y acarició su piel. Todd envolvió una mano alrededor
del cuello de Lyle y masajeó suavemente.
Todd tuvo que admitir que el hombre que cruzó la puerta sólo podía ser descrito
como caliente, en una especie a su manera de lindo twinky. De un metro setenta
y tres, tenía pelo negro cortado en un modo artísticamente desordenado, y
vibrantes ojos verdes. Su esbelto cuerpo se movía con la gracia de una bailarina.
El hombre miró a su alrededor. Cuando su mirada se posó en Lyle, con los ojos 81
redondos se precipitó hacia adelante. Se dejó caer de rodillas y tomó la mano de
Lyle. Todd tuvo que reprimir un gruñido cuando Bobby tocó a su compañero.
—Oh, Dios, Lyle, he estado tan preocupado! —Sus ojos grandes, verdes
barrierón por el rostro de Lyle—. Has perdido peso. ¿Qué pasó? ¿Dónde has
estado? —susurró, alcanzando una mano para tocarle la cara.
Miró hacia atrás y vio a Lyle de pie delante del sofá. Por un segundo, su mirada
preocupada se centró en él antes de caer al joven sin soltar su mano. Gordon se
levantó y se acercó a Todd. El cambiaforma elefante bajó una mano en su
hombro y apretó suavemente.
—Va a estar bien, Todd. —suavemente lo tranquilizó.
Lyle se tensó al ver el contacto, luego miró a Bobby e hizo una mueca.
—Oh. Oh, supongo... Supongo que asumí... —Se dio la vuelta y se dirigió hacia
la puerta, frunciendo el ceño.
82
—Espera —Lyle gritó, lanzándose hacia adelante. Agarró a Bobby, envolvió
sus brazos alrededor de él, y apretó la espalda del hombre contra su pecho. El
movimiento hizo temblar a Todd, pero el olor de su compañero le dijo que no
había nada ni remotamente sexual en el abrazo. En su lugar, estaba destinado a
consolarlo, y sólo sus sentidos agudizados le permitieron oír las siguientes
palabras de Lyle—. A pesar de que nunca hablamos de ello, yo te fui fiel. No
había nadie más mientras estábamos de novios. —Luego suspiró—. No hasta
Todd.
—Sí. Estaba en el hospital todos los días. Cada vez que me las arreglé para
despertar, él estaba allí. —Lyle miró por encima del hombro a Todd, y algo
brilló en los ojos de su compañero—. Ha pasado por lo que yo pase. Abuso.
Experimentos. Él me ayudó a afrontarlo. Me ayudó a entender cómo seguir
adelante. —Los ojos de Lyle se llenaron de lágrimas, pero parpadeó—. Me
enamoré de él.
—Me alegro de que estés bien, Lyle. —Sonrió y miró entre ellos—. Y para que
conste, estoy feliz de que hayas encontrado el amor, pero creo que deberías
estar sosteniéndolo a él cuando se lo dices.
—Gracias, Bobby.
—Lo haré.
—Hay una cosa más, Bobby —dijo Grady, dando un paso adelante—, no debes
extender a tu alrededor que has visto a Lyle. Todavía puede no ser seguro para
él.
—¡Por supuesto! No voy a decir nada a nadie hasta que oiga de ti lo contrario.
Grady sonrió.
—Buen hombre.
La sonrisa de Lyle iluminó sus ojos marrones más allá de lo que Todd había
visto. Segundos después, la luz se volvió salvaje y su compañero gruñó.
Cuando se hizo imperativo para respirar, Todd sacó los labios a distancia. Se
encontró mirando el rostro contrariado de Lyle. Sonrió.
Ellos siguieron mirándose el uno al otro por los dioses sabían cuánto tiempo,
pero Grady los golpeo en la parte posterior.
—Me alegro de que conseguimos que se entendieran. —La mirada de Grady era
seria mientras miraba a Lyle—. Sabía la seriedad con que tomabas la fidelidad
de un chico. Siento haber tardado tanto tiempo para decir algo. Es que...
—Negó con la cabeza—. Quería que tuvieras una oportunidad con Todd.
—Finalmente terminó con un encogimiento de hombros.
—Entiendo. Te doy las gracias, amigo —Lyle agarró a Grady y le dio un abrazo
rápido.
Todd rió, le dio un apretón a Lyle para asegurar a su lobo que él era suyo, y
luego asintió.
Grady sonrió.
—Caminando como seres humanos, estaremos allí en una hora. —Se volvió
hacia Gordon, su mirada repentinamente esperanzada.
Todd asintió.
—Increíble. —Se dio la vuelta y besó a Lyle. Había querido un beso rápido,
pero en cambio su compañero lo acercó y profundizó el beso durante varios
segundos antes de dejarlo en libertad y descansar su frente contra la suya.
—No te preocupes —dijo Grady—. Nos dirigimos hacia la Roca del Laremie y
luego al claro. Vamos a ganarles fácilmente.
—Creo que no se me ocurrió que tendrías que desnudarte delante de los demás
—gruñó.
—Oh —murmuró Todd. Alzó la mano y trazó el rostro de Lyle, suavizando las
líneas—. Es algo que tendrás que acostumbrarte, Lyle. Los Shifters no son muy
modestos.
Lyle dejó escapar un suspiro y asintió. Le dio un beso rápido en los labios a
Todd y tomó la ropa.
—Ten una carrera divertida, ángel.
Todd sonrió, dio unos pasos a distancia, y pidió a su lobo. Los cambios
barrieron a través de él, haciendo que sus extremidades explotaran, músculos
contorsionándose y ondulación de la piel. Pelo brotó, y segundos después
sacudió su piel y se instaló en su lugar. Abrió los ojos a los tonos gris a su
alrededor, ladró alegremente y bailó alrededor de su compañero.
Todd ladró una vez y luego se dirigió hacia el bosque. Mirando por encima del
hombro, vio al tigre de Bengala. El gran felino gruñó bajo y luego se dirigió
hacia él. Todd se estremeció, siempre impresionado por la gracia y el poder de
Grady. Cuando golpeó la cabeza grande en el lado de Todd, prácticamente lo 87
derribó. Todd soltó juguetonamente al gato antes de degustar la cola estrecha y
despegar hacia el bosque.
—Yo no crecí con cambiaformas, así que no entendía que dejar a tu animal
retozar en un ambiente seguro en forma regular hacia que sea más fácil de
controlar —explicó—. Grady me trajo aquí para dar a mi elefante un lugar
seguro para jugar. Ha hecho maravillas para mí.
—Bueno, ¿y si te duele dejarlo salir? —preguntó Lyle—. ¿Se supone que debo
pasar por la agonía cada semana sólo por un animal?
—El animal es parte de ti, Lyle —dijo—. La única razón por la que duele es
porque luchas contra el cambio. Relaja tu mente y cuerpo. Entrégate al animal y
será más fácil.
—No pelees contra sus instintos —respondió Gordon. Lyle se quedó mirando el
suelo, tratando de envolver su mente alrededor de cómo hacerlo. La mano del
otro cambiaforma se posó en su hombro y apretó suavemente—. Yo no he dicho
que fuera fácil, pero parte de ese instinto involucra a tu compañero.
Por la expresión de Gordon, Lyle sabía que el psiquiatra quería decir algo más,
hacer más preguntas, analizar sus respuestas. Pero Lyle se sintió agradecido al
hombre que se mordiera la lengua. Él sonrió y dijo:
—Parte de ello es el problema del control. No quiero causar daño a Todd debido
a mi falta de control.
—Ah, bueno.
—¿Sabes dónde está la roca de la que Grady estaba hablando? —Lyle supuso
que en algún momento estaría muy familiarizado con el bosque, pero ahora
estaría perdido sin Gordon.
Lyle no podía explicar su repentino malestar, pero algo le decía que encontrara
a su compañera. Sus ojos se abrieron por la realidad.
Sabía que Gordon trataba de sonar alegre, pero el gran cambiaforma no acababa
de conseguirlo. Evidentemente, Lyle no era la única persona cuyo animal estaba
nervioso.
Dejaron el claro, los pinos se cerraron alrededor de ellos de nuevo. En lugar de
ser hermoso y majestuoso, el bosque parecía ahora siniestro y frío cuando el
miedo heló su camino en el corazón de Lyle. Gordon marcó un ritmo rápido,
escalando sobre troncos y empujones entre la maleza, empujándolos a moverse
más rápido de lo que un humano promedio podría ir.
Gordon se detuvo de repente y Lyle casi tropezó con él. Abrió la boca para
interrogarlo, pero Gordon levantó una mano y él cerró su boca. Cuando Gordon
inhaló fuertemente, Lyle siguió su ejemplo e hizo lo mismo.
—¡Los elefantes no son conocidos por sus habilidades de rastreo! —dijo entre
dientes—. Tú eres un depredador. Confía en los instintos de tu animal.
Miró al dosel de ramas por encima de ellos durante varios segundos, antes de
permitir que sus ojos se cerraran. Lyle inhaló de nuevo, lentamente esta vez,
tomando tanto olor como pudo. Tuvo la repentina urgencia de sacar la lengua.
Siguiendo el consejo de Gordon, abrió la boca y confió en su animal.
La lengua de Lyle se movió, casi por sí sola. Gordon se quedó sin aliento a su
lado, pero él lo ignoró y se volvió lentamente en un círculo, chasqueando la
lengua una y otra vez. Sus ojos se abrieron de golpe.
—Por aquí.
La explicación que murmuró Gordon congeló a Lyle en seco. Miró por encima
del hombro al hombre y vio su rostro pálido y conmocionado.
A Lyle le llevó sólo cinco minutos de caminatas darse cuenta de que ahora 92
podía oler también el embriagador aroma a tierra de Todd. Se arrastraron hacia
adelante, moviéndose tan rápidamente como fue posible y sin hacer ruido. El
bosque todavía a su alrededor, les decía que ellos no eran los únicos que habían
pasado por allí en los últimos minutos.
Miró a través de los árboles. Lo que vio hizo que su sangre se helara. Tres
hombres estaban ocupados rodando al tigre inconsciente de Grady a una gran
cama. El lobo de Todd ya estaba fijado a una segunda cama, mucho más
pequeña.
—Date prisa, Terry —ordenó un hombre—. Tenemos que salir de aquí antes de
que ninguno de sus amigos se den cuenta de que se han ido.
—¿Qué demonios vamos a hacer? —Lyle gruñó, la ira pulsando a través de sus
venas.
—Sí. Voy a tener que rodear hacia el norte antes de cambiar sin embargo.
93
—¿Cuántos tranquilizantes puedes tomar con seguridad?
—No más de tres. Y eso si no me disparan con un arma real, si me puedo quedar
en forma de animal, y si me pueden llegar hasta Travis y Lark para la
desintoxicación.
Podía decir por el tono del hombre que no le gustaba tampoco. Se volvió a
Gordon, y llamó su atención.
—Buen hombre —replicó Lyle—. Yo siento lo mismo por Todd. Dejó que su
plan encajara en su mente mientras tomaba las ramas de los árboles de arriba—.
Después de que pase por el cambio, ve hacia el norte, y me das una distracción.
Yo me encargo del resto.
—¿Está seguro?
¡Infiernos, no!
94
—Sí. Puedo hacerlo.
Piensas demasiado. Sólo relájate. Deja que tu lagarto venga a ti. Él hará el
resto
Tan pronto como se relajó con la próxima exhalación lenta, sintió que su
Monitor se estiraba en su mente. La presencia del monitor se expandió,
haciándose con el control. Se esforzó por no tratar de frenarlo o controlarlo, en
vez de eso lo dejo que tuviera vía libre, y que se apoderara de su cuerpo.
Las circunstancias volvieron a él, y Lyle detuvo el deseo de cargar hacia Todd. 95
Recordó a su animal lo que estaba en juego. Él siseó suavemente al otro shifter.
—Está bien. Dame cinco minutos para rodear y ponerme en posición. Te voy a
dar la distracción que necesitas.
Lyle no podía decir que tuviera un gran plan, pero se dirigió de nuevo hacia el
campamento, tratando de no temblar cuando cada animal se quedaba en silencio
al pasar. Sacudiendo su lengua, levantó la cabeza para mirar a la copa del árbol.
Torciendo la cabeza de uno y otro, el Monitor comprobó la forma de las ramas
entrelazadas. Se acercó a un tronco y empezó a subir, clavando sus uñas de tres
pulgadas en la corteza gruesa. Él impulsó su enorme y sinuoso cuerpo, arriba y
arriba.
Maniobrando sobre una rama, olió el aire antes de elegir una dirección y se
dirigió hacia el campamento del extraño humano. Tardó varios minutos, pero
no se apresuró, a sabiendas de que tenía que dar a Gordon tiempo para moverse
por el campamento y cambiar.
Por último, Lyle se quedó mirando el campamento. Los seres humanos habían
logrado finalmente poner al tigre al camastro y lo amarraban. Por el sutil
cambio en el olor de Todd, se dio cuenta de que su pequeño compañero
comenzaba a despertar. Sacudiendo su lengua, trató de averiguar dónde podía
estar Gordon, pero la suave brisa soplaba en la dirección equivocada.
Echó una mirada a la zona, y luego lentamente se dirigió a través de los árboles.
Vio un a humano tiritando. Levantó la vista hacia las ramas, sorprendentemente
cerca de donde Lyle estaba. Congelándose, esperó.
Después de otro par de segundos mirando hacia los árboles, el otro humano bajó
la mirada y volvió su atención a su trabajo.
Lyle sólo logró reprimir su siseo enfadado con las palabras del humano
alterado, viendo como sacaba una pistola de una funda en su cadera. El resto de
los seres humanos se apresuraron a obedecer. Lyle se tensó, esperando su
momento, y al tiempo que el elefante de Gordon apareció a la vista,
estrellándose a través de los árboles, cortando ramas y rompiendo ramas, Lyle
saltó de su propia rama, lanzándose a los dos humanos que seguían cerca de
Grady.
El hombre gritó, tirando hacia atrás de donde había quedó paralizado, como si 97
saliera de un estado de estupor. Cogió una pistola de su cinturón. Antes de que
pudiera levantarla, Lyle estaba sobre él, sus mandíbulas se engancharon en el
brazo extendido del humano. Los huesos se quebraron entre sus mandíbulas, y
el humano aulló soltando el arma. Volvió la cara a Lyle y este lanzó un duro
golpe justo debajo de su ojo.
Lyle soltó el brazo del hombre, la boca abierta mostrando sus dientes cortos e
irregulares. La visión lateral le mostró al primer ser humano que había atacado
cojeando y desapareciendo en el bosque, lo que confirma su hipótesis. Su otro
ojo mostró que Gordon había alcanzado a Lemongrass. Vio al elefante girar su
tronco y conectar con Lemongrass, enviándolo a través del claro.
—¡Lyle, para!
98
Capítulo Diez
Tobb sabía que no estaba soñando. De hecho, no podía haber estado más
orgulloso, porque si tuviera que adivinar, Lyle había descubierto la manera de
aceptar y controlar a su animal al menos en cierto modo. Al menos Todd sabía
que se sentiría orgulloso si realmente pudiera concentrarse durante más de dos
segundos. Su cabeza todavía hilaba a partir de las malditas drogas que los
bastardos humanos le inyectaron.
Lyle giró la cabeza para mirarlo, pero mantuvo firmemente sus patas delanteras
sobre el pecho de Lemongrass. El lagarto gruño entre dientes, pero no sonaba
tan agresivo como los sonidos que Todd había oído hacia unos minutos. Sonaba 99
casi como interrogatorio. Luchando por sus rodillas, miró a donde su
compañero cubría al hombre que casi había tenido éxito capturarlo por segunda
vez.
—No vas a conseguir nada de mí —se burló el hombre, pero su voz tembló
ligeramente. El olor del hombre le dijo a Todd que Lemongrass les temía.
—Ya veremos —respondió Todd empujando los brazos del hombre a la espalda
y atándolos con la correa de metal. Tuvo que admitir, la pieza de metal maleable
era impresionante. Se preguntó dónde lo habían conseguido. Por otra parte, tal
vez no quisiera saber.
Una vez que había asegurado al hombre, se echó hacia atrás y frotó las manos
sobre la correosa piel de Lyle. 100
—Necesito que vayas a Declan y obtengas ayuda, guapo.
—Tendré cuidado. El oído del lobo es muy agudo. Si alguien viene, lo sabré.
Lyle gruñó de nuevo, su mirada oscilando entre el humano atado y el cuerpo del
otro ser humano. Todd rodo los ojos.
Después de otro silbido, la gran cabeza del monitor acarició el pecho de Todd.
Luego Lyle se volvió y desapareció en el bosque. Todd se estremeció, pero
sabía que tenía más que ver con casi ser atrapado de nuevo que con el frío en el
aire.
Sin embargo, el deseo de encontrar calor le hizo llamar una vez más a su lobo.
Merodeó alrededor del claro, recogiendo las pistolas de dardos con los dientes y
colocándolas junto al cuerpo dormido e inmóvil de Grady. Gordon se puso en
pie y se acercó a su compañero, se acostó cuidadosamente y cruzo sus brazos
acariciando la piel del tigre con su trompa. Todd se echó junto a la pareja,
intentando estar alerta y ver a su prisionero.
Todd se quejó, apoyó la cabeza en el regazo de Lyle, y dejó que el toque suave
de su compañero lo llevara al sueño.
Abrió un ojo y se encontró que el veterinario se inclinaba sobre él, listo para
insertar una aguja en el hombro.
Todd se quejó antes de girar la cabeza lamiendo la mano que lo acariciaba. Lyle
sonrió.
Si hubiera estado en forma humana, Todd habría rodado sus ojos. Forma 102
humana... Todd inició el cambio. Segundos más tarde, desnudo y feliz de estar
vivo y en los brazos de Lyle, sonrió a su compañero.
—Gracias.
—Lo siento, Travis —gruñó—. Me parece que no puedo controlar estos celos a
veces.
Travis sonrió.
—Bueno, Rainy me dice que el sentimiento nunca se disipa verdaderamente,
pero si reclamas a tu pareja se hace más manejable.
Todd se sonrojó y abrió la boca para decirle a Lyle que no debía sentirse
presionado a reclamarlo. Sabía que Lyle era todavía humano en el corazón y
necesitaba tiempo, aunque hizo que su lobo se quejara de tristeza.
Travis sonrió.
—Van a estar bien. A Grady le bombearon con un poco más de drogas que a tí,
pero Lark lo está desintoxicando. Gordon fue golpeado con un par de dardos, y
ya que no lo esperaban, parece que lo cargaron para lobo, no para elefantes. Eso
fue suficiente para acabar con él, pero no noquearlo —sonrió el veterinario—.
Él va a estar bien, también.
—Ah, bueno —dijo Todd, dejando escapar un suspiro de alivio. Luego frunció
el ceño—. ¿Qué pasó en Lemongrass?
—Oí decir a Gordon de Lark, que Declan y Shane se lo llevaron a una pequeña
casa Ranger profunda del bosque. Lo están interrogando —hizo una mueca—.
Me alegro de no tener que ser testigo de eso —murmuró.
—Sí, yo también, pero la información que nos podría dar será muy valiosa.
Todavía sabemos muy poco acerca de ellos —agregó. Al ver que el veterinario
no pudo mirarlo a los ojos, Todd forzó una sonrisa y cambió de tema—. ¿Así
que voy a estar bien?
—Voy a dejar que todo el mundo sepa que estás bien y necesitas un par de
minutos. Trata de mantenerlo bajo. Sé cómo a los lobos les gusta aullar.
Lyle soltó una carcajada cuando Travis salió de la habitación. Todd sintió el
calor hasta el cuello, y él miró a su compañero antes de centrarse en sus dedos.
—¿Qué… qué quieres decir? —consiguió preguntar Todd. Envolvió sus brazos
alrededor del cuello de Lyle, hundiendo los dedos en el cabello del hombre y
ladeando la cabeza para darle más acceso. Dientes mordisqueaban la tierna
carne de su cuello donde se unía el hombro y el lobo de Todd aulló con el deseo
de su pareja al reclamarlo.
Podía sentir la sonrisa de Lyle contra su cuello, oyó la risa en sus palabras.
De repente, Todd se encontró boca arriba con cien kilos de posesivo, cachondo
ahuellamiento shifter en su contra. La presión del eje duro de Lyle contra la
suya propia se sentía exquisito, pero detestaba los pantalones que los separaba.
—Fuera. ¡Quítatelos!
—Tan dulce. Así, sensible —Lyle canturreó contra su carne. Cambió de lugar,
envolviendo sus labios alrededor del otro y puso una mano en el otro pezón.
Todd no tenía ni idea de cómo Lyle lo hizo con una sola mano sin ver, pero oyó
el chasquido de la botella del lubricante y luego la otra mano de Lyle alcanzó
entre sus piernas. Sentir la mancha fría sobre su cuerpo caliente envió una fisura
de placer a través de Todd. Abrió más las piernas y arqueó las caderas, tratando
de conseguir el dedo dentro de él. Lyle se desprendió del pezón que trabajaba y
sonrió con malicia a Todd. Su otra mano se movió a la cadera de Todd y lo
mantuvo quieto mientras frotaba suavemente el músculo arrugado.
—¡Oh! Oh, por favor! —Todd gimió, sus dedos agarrando las sábanas cuando
su polla se sacudió y agitó en el aire entre ellos, otra gota de líquido preseminal 106
rezumando de su hendidura.
Todd lo miró con sorpresa cuando Lyle empezó a mordisquear su camino por la
tierna carne de la cara interna del muslo. Los mordiscos y lamidas suaves, junto
con los dedos estirando su culo y el masaje de la próstata cada pocos trazos
tenían de nuevo rellenando la polla de Todd.
—Me encanta cómo respondes, compañero. Apuesto a que podría hacerte venir
sólo por jugar con tus pezones, ¿podrías? ¿Te gustaría eso?
—Soy tuyo —Todd graznó, la mirada caliente en los ojos de Lyle tomando su
polla pasada la contracción.
Lyle sonrió.
Antes de que Lyle incluso hubiera logrado sacarla, Todd sonrió y se deslizó en
un sueño de satisfacción.
109
Capítulo Once
Lyle dormitaba, dejando su mente en la deriva dentro y fuera de la conciencia.
En un momento, mientras estaba despierto, acarició su rostro en la nuca de
Todd, aspirando el aroma embriagador de su compañero. No podía creer la
diferencia en su animal, qué tan satisfecho se sentía, que transfirió su propia
comodidad. Sus brazos se apretaron ligeramente mientras tiraba a Todd sólo un
poco más cerca antes de asentir de nuevo.
—Me alegro de que te guste, ángel —dijo—. Por favor, quédate aquí.
Después de una mirada hacia atrás, se balanceó sobre la repisa y se dejó caer
suavemente al suelo, sintiéndose agradecido por su mayor resistencia y
agilidad. Lyle se precipitó por el pasillo y cerró la puerta abierta, sus garras en la 111
mano.
—Por favor, por favor, no le hagas daño. No es su culpa. Es su culpa. Todo esto
es culpa de ellos.
Aunque las palabras no tenían sentido, Lyle se dio cuenta de que necesitaban
hablar. Se apartó de Ailean. Agarró a Todd, que había cumplido con su palabra
y todavía estaba de pie detrás de él, y tiró de él más lejos de la pareja.
112
—¿Qué está pasando?
El nombre le sonaba, pero Lyle no podía recordar dónde lo había oído antes.
—¿Quién es Dagus? ¿Y qué demonios le ha pasado?
—Voy a ir. Voy a hacer el cambio —declaró Lyle. Vio varias bocas abiertas
bocas, y levantó una mano—. Ellos no saben que Drake me salvó la vida.
Piensan que estoy muerto. Soy la mejor oportunidad que tienen. Dijeron que no
cambiaformas, y no saben que yo soy uno.
Sonrió.
—Ya me conoces.
Lyle sonrió.
—Relájate, hombre grande —gruñó—. Eso no fue culpa tuya. Vamos a hacer
que estos cabrones paguen. —Podía oír el siseo tomar más de su voz, pero no
hizo nada para detenerlo. Sabía que su animal necesitaba expresar su irritación,
y esto era una forma segura de hacerlo.
—¿Sabes que lo que han hecho con nosotros es mucho más inhumano que nada
que los cambiaformas han hecho a los seres humanos, ¿no?
Por un segundo los ojos del hombre se abrieron en estado de shock, pero luego
recobró la compostura y se burló.
Lyle puso una mano en la espalda de Miach y lo empujó hacia adelante con
firmeza, manteniendo un paso por detrás del humano alterado. Había oído
acerca de las habilidades de curación del hombre, y no quería dar al hombre la
oportunidad de mostrar una mayor velocidad o fuerza. Se detuvo a mitad de 116
camino a través del estacionamiento y agarró la cadena entre las manos
esposadas del hombre.
—¿Por qué te preocupas por estas bestias? Todos ellos deben ser exterminados.
—¿Por qué? ¿Debido a que son diferentes —preguntó con curiosidad Lyle.
¿Qué verdad se le había dicho a este hombre?
No podía decir por el ceño fruncido en el rostro del hombre Miach si realmente
estaba pensando en sus palabras. No suponía que importaraa de todos modos. El
hombre desaparecería de nuevo en la organización de los científicos pronto.
Lyle esperó unos instantes y luego dos figuras arrastraron los pies desde las
sombras oscuras la izquierda del edificio. Observó a Dagus tropezar, pero el
hombre con una pistola lo atrapó antes de que pudiera caer. Lyle frunció el
ceño, confundido por la forma en que el hombre ladeó la cabeza y miró al cielo,
pero luego recordó lo que Drake le había dicho. Su hermano era ciego. Dagus se
centró en escuchar. Lyle quería romper al científico por involucrar a alguien 117
que ni siquiera podía defenderse.
—Bueno, bueno, bueno. Detective Lyle Sullivan. Así que te las arreglaste para
sobrevivir, después de todo — el hombre se burló—. Cuando te escapaste y no
podíamos encontrar dónde te habías ido, estábamos seguros de que te metiste en
un agujero y moriste. Por supuesto que estabas lo suficientemente cerca de ello.
—No gracias a ti —Lyle gruñó, dándose cuenta de que este hombre debía ser
uno de los científicos. Con un cuerpo grueso y musculoso, de corte militar de
pelo oscuro, y un brillo frío y calculador en sus ojos, Lyle pensó que podría
recordar al hombre, pero él tendría que acercarse para ver el rostro del chico
mejor.
—Libera a Dagus.
—No, no creo que lo haga —El hombre arrastro las palabras, un arma
apareció encima del hombro de Dagus—. Quiero ver lo que mis experimentos
han creado.
Lyle gruñó y redobló sus esfuerzos para arrastrarse hasta Dagus, desesperado
por proteger al humano. Pero cuando el hombre estabilizó el arma contra él,
Lyle se quedó inmóvil, sabiendo que no podía ayudar a Dagus si estaba muerto.
La ira se vertió a través de él, sobre todo a sí mismo por subestimar a estos tipos.
Ellos eran, obviamente, mucho más organizados de los que les había
catalogado.
Lyle reconoció la voz profunda, y abrió los ojos que ni siquiera se dio cuenta de
haber cerrado. Carson tenía al ser humano luchando para recuperar el control.
Cuando los oscuros ojos del nativo americano se reunieron con Lyle por encima
del hombro, un escalofrío recorrió la espalda de Lyle, y oró que nunca terminara
en el lado equivocado y enfurecer al lobo.
—Este plan es disparado del infierno. Cambia para que pueda sacarnos de aquí.
Puedo ser más fuerte que un humano, pero aún no puedo llevar tu culo de
lagarto.
Confiando en Carson para cuidar de él, Lyle quiso que su cuerpo cambiara.
Justo como había temido, una vez que el cambio se completó, la oscuridad lo 120
inundó y sucumbió a la inconsciencia.
—Mierda.
—No. Tengo miedo —respondió Todd—. Apenas nos las arreglamos para
evitar que Miach se alejara, también. —Todd se sentó para estar en la línea de
visión de Lyle—. Y si vuelves a hacer una maniobra así de nuevo, voy a
golpearte —prometió.
—Sí, deberías. Sólo porque eres un cambiaformas ahora, eso no quiere decir
que seas invencible. Corremos en manadas por una razón —Todd lo regañó.
—Entre.
—Me estoy cansando de verte por aquí de esta manera —Lark dijo suavemente.
—Entonces deja de hacerte esto y no voy a tener que hacerlo —contestó Lark.
—No tienes que decírmelo dos veces —aseguró Lyle—. No más heroicidades
de mí.
—¿Eso significa que no quieres ser parte del grupo de rescate de Dagus?
—preguntó Declan, cruzando los brazos sobre el pecho y mirándolo cuando
Lark se acercó para comprobar de la herida de Lyle.
—Lark parece pensar que lo estás. Carson está comprobando el edificio fuera.
No es demasiado grande, pero parece que tiene una impresionante seguridad.
Podría tomar un par de días averiguar la manera de entrar. —Se detuvo un
segundo, una expresión de dolor cruzó su rostro—. El funeral de Kyle es
mañana por la noche. Prepararemos un plan de ataque al día siguiente. 122
—Espero que Dagus pueda durar tanto tiempo —susurró Todd.
Declan asintió.
Por un segundo Declan parecía que podría decir algo, pero luego acabo por dar
una breve inclinación de cabeza y salió de la habitación. Lyle miró hacia Lark,
con la esperanza de que pudiera explicarse. Lark suspiró.
—No está molesto contigo, ni te culpa. Él odia cuando alguien se burla, por no
hablar de perder a alguien en su manada, sobre todo en una asignación. Kyle no
tenía un compañero, pero él tenía una hermana. Consolarla está tomando mucho
de él. Lark le palmeó el hombro—. Tu curación shifter significa que si te quedas
en la cama, estarás como nuevo en un par de días. Descansa un poco.
Lyle se movió en la cama cuando Todd subió con cuidado a su lado. Todd
estaba boca arriba, y Lyle montado sobre él, manteniendo la presión de su
espalda. Apoyó la cabeza en el pecho de su compañero y aspiró el olor
maravilloso del hombre más pequeño. Tomando la mano de Todd en la suya, él
le dio un apretón. 123
—Pensé que iba a morir —admitió finalmente.
—No, no lo hice —dijo—. Pero en ese momento, tú eras todo en lo que podía
pensar. Todo lo que quería era encontrar un camino de regreso a ti. —Lyle
volvió la cabeza y miró a los ojos de color marrón de Todd—. Tú eres mi ángel
de la guarda, incluso cuando no estás allí. Te amo tanto, Todd.
—Siempre estaré en deuda con Carson, porque te trajo de nuevo a mí. Te amo,
también, Lyle.
—No esperaba menos —respondió Todd en voz baja—. Ellos son nuestros
amigos, y nuestra manada. Ahora, duerme un poco, guapo. Vas a estar bien
pronto, y entonces me vas a recordar todas las razones por la que debes
mantenerte sano.
Seguro en los brazos de su ángel, y con la certeza del amor de Todd, Lyle se
quedó dormido.
124
FIN
Sobre el Autor
Charlie Richards vive en un mini rancho en Utah con su guapo, paciente
marido. Ella comenzó a escribir fantasía cuando tenía ocho años, y después de
tropezar en su primer romance erótico a los diecinueve años, se dio cuenta de su
verdadera vocación. Ella se centra ahora en la escritura de romance erótico, a
menudo de la variedad paranormal, con héroes y heroínas de todo tipo. A
menudo puedes encontrarla acurrucada con su computadora portátil y una taza
de té o una copa de vino, en la creación de su próxima historia, lo que podría
emparejar un héroe sexy con una heroína aventurera... o tal vez con otro héroe
guapo. Charlie disfruta de paseos a caballo, clases de salto con Apache, ver 125
películas con su esposo, y escuchar a su musa decirle acerca de su próximo
proyecto.
Coordinación de Proyectos
Staff The Dream Of Desire
Traducción
Roxx
Corrección 126
Blanca
Portada, Diseño & Formato
Pervy