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Serie Lobos de Stone Ridge

Un hombre lobo en el Zoo 1


Perrogativa de Alpha 2
1
Aceptando a su Animal 3
Aceptando a su Humano 4
Encontrando el Equilibrio 5
Sinopsis

Fuera de la jaula: A veces no es necesario una correa para unir a dos seres.
Todd Abernathy pasó tres semanas en una jaula. Siendo objeto de experimentos
por los científicos, se retiró profundamente en su lobo para sobrevivir. La noche
de su rescate, el olor de su compañero fue lo único que lo convenció de volver a
su forma humana. Pequeño para ser un cambiaformas lobo, no sorprendió a
Todd cuando su hermano Phillip insistió en unirse a la manada de lobos local
con él. Su más grande medio hermano más joven se había sentido responsable
de él desde la pubertad. Pero Phillip no podía ayudarlo a encontrar al 2
compañero que había olido, y cuando Todd finalmente descubrió que el
detective Lyle Sullivan era el hombre que estaba buscando, el humano había
sido capturado por los mismos hombres que habían experimentado con Todd.
La huida de Lyle casi llega demasiado tarde, porque los experimentos
realizados en él le revuelven su ADN y casi lo matan. La única manera de salvar
a Lyle es completar el procedimiento experimental que los científicos
empezaron con él. Para alivio de Todd, al recuperarse Lyle lo reconoce como su
compañero. Lyle comienza a exhibir las tendencias cada vez más agresivas y
peligrosas. ¿Puede Todd encontrar una manera de ayudar a su compañero a
aceptar lo que le está pasando y le enseñará cómo coexistir con la nueva criatura
que vive dentro de su mente? ¿O Lyle se perderá en la bestia y obligará a sus
amigos a acabar con él?
Charlie Richards

3
Para el impaciente... ya sabes quién eres. ¡Gracias por el empuje!
Capítulo Uno

—¿Quién es él?

Lyle obligó a decir las palabra seca, picazón en su garganta y luchaba para
mantenerse consciente el tiempo suficiente para esperar la respuesta. Cada vez
que había conseguido arrastrar su mente a la vigilia, había visto al moreno lindo
que le recordaba a un ángel. A veces, estaba cantando en voz baja a Lyle,
sosteniendo su mano. A veces, estaba le leyendo un libro, aunque no podía
recordar ni una de las historias. Y a veces, como ahora, estaba acurrucado en
una silla junto a la cama de Lyle profundamente dormido.

Pero no conocía al hombre. 4


—Su nombre es Todd Abernathy —El doctor Ailean Carmichael cruzó la
pequeña habitación y comenzó a verificar el equipo—. Bienvenido de nuevo
—añadió con una sonrisa.

Lyle apenas pudo arrugar la frente, pero incluso ese movimiento envió dolor
recorriéndole el cráneo. No podía situar el nombre.

—¿Debería conocerlo? —La idea de haber perdido algunos de sus recuerdos en


el infierno en el que lo mantuvieron durante aquel tiempo hizo estallar el
pánico.

Los monitores sonaban y Ailean se separó de donde estaba leyendo los signos
vitales y se inclinó sobre Lyle. Él encontró su mirada clavada por la luz en los
ojos marrones de cambiaforma.

—Respira lenta y profundamente. Nunca lo has conocido. Él es de la manada.

Manada. Y nunca lo había conocido. El alivio se filtró lentamente en Lyle y sus


ojos se cerraron.
—¿Qué está haciendo aquí? —Raspó. Luego se obligó a que sus ojos de nuevo
se abrieran mientras miraba a Todd con una nueva luz—. Se ve un poco
pequeño para ser un guardaespaldas.

Ailean se rió entre dientes, al enderezarse.

—Él no es un guardaespaldas —Ailean siguió la mirada de Lyle y miró a


Todd—. Todd es un cambiaformas rescatado de la bodega —explicó—. Se
quedó en la zona porque reconoció el olor de su compañero. Sólo le tomó un
tiempo encontrarte.

Su cabeza le daba vueltas y tragó saliva. ¿Qué demonios está diciendo Ailean?

—¿Eh ?
5
Una cuchara llena con un par de cubitos de hielo apareció ante él. Abrió,
aceptando con agradecimiento el ofrecimiento. Rodó el hielo alrededor de su
boca dos veces antes de dejar que se asentara en su lengua y lentamente se
derritiera. Había dolor al tragar el líquido, pero la humedad bien que valía la
pena la molestia.

—Todd está convencido de que eres su compañero, Lyle, y por la forma en que
has estado reaccionando a su presencia, yo creo que tiene razón —dijo Ailean,
tendiéndole otra cucharada de hielo.

—He estado inconsciente. No he estado despierto para reaccionar —negó


antes de tomar el hielo que se le ofrecía.

—A veces, cómo respondemos inconscientemente es muy revelador


—comentó Ailean—. Estabas mucho más tranquilo cuando Todd está aquí, y
ya que él se niega a salir, ha funcionado muy bien.

Podía sentir sus ojos poniéndose pesados de nuevo. No era capaz de permanecer
despierto por más tiempo. Lyle decidió que trataría de averiguar todo el tema de
los compañeros más tarde.
—¿Hasta cuándo ? —se las arregló para preguntar.

Ailean hizo una mueca.

—Ustedes estuvieron cautivos durante dos semanas. Tú estuviste en el hospital


Colin City durante siete días. Te trasladamos a case de Declan y Lark, hace dos
días, que es cuando dejé de darte los sedantes. Grady se alegrará de que por fin
hayas despertado. Estábamos preocupados.

Alejándose, comprobó los monitores de nuevo antes acercarse de nuevo a él.

—¿Tienes algún dolor? ¿Cómo te sientes?

La forma en que el médico hizo las preguntas encendieron las alarmas internas
de Lyle, pero estaba demasiado cansado para solucionarlo. 6
—Como si me hubieran jodido, y no en el buen sentido. Tan frío —murmuró,
temblando. Sus ojos se cerraron. Sintió el peso de otra manta cubriéndolo,
calentándolo.

Había tantas cosas en qué pensar, pero necesitaba una siesta primero. Sólo una
corta.

La siguiente vez que se despertó, el dolor irradiaba de su brazo izquierdo. Se


sentía peor que la grave explosión del roble venenoso que había tenido cuando
tenía doce años. Siempre había pensado que ninguna cosa podía arder más. Se
equivocaba, y Lyle inmediatamente comenzó a frotar la piel que tenía contra la
manta. No sirvió de nada. Gruñendo de frustración, abrió los ojos y se quedó
mirando la carne irritada.

Sus ojos se abrieron en estado de shock y no pudo controlar el chillido de


sorpresa. Su respiración se levantó cuando el pánico lo atravesó.

—Doc —gritó—. Doc


Se levantó, arrancando los cables de los monitores.

Unas manos lo agarraron al instante de los hombros, empujándole hacia la


cama. Ojos marrones hermosos llenos de preocupación capturaron su mirada, y
la cara del hombre al que consideraba su ángel de la guarda lo miró fijamente.

—Tranquilo, amor —El hombre cantó—. Todo está bien.

—Ángel —dijo con voz entrecortada. A pesar de que permitió que Todd le
colocara de nuevo en la cama, apartó la vista y miró a la piel de color verde
pardusco que cubría todo el interior de su antebrazo y la palma de su brazo
izquierdo—. ¿Qué hay de malo en mí?

Los dedos pasaron por su cabello, masajeando el cuero cabelludo.

—Nada. No hay nada malo en ti —aseguró Todd. 7


Lyle sacudió la cabeza con incredulidad, abriendo la boca para protestar. El
portazo lo interrumpió. Lark se precipitó en la habitación, mientras que una
Sara con los ojos abiertos se cernía en la puerta. Al llegar a la cama, Lark se
deslizó hasta detenerse y bajó la mirada hacia él.

—Mierda. Nos asustaste de muerte. ¿Qué pasa? —le preguntó, su mirada


recorriéndolo.

—¿Qué pasa? —Lyle espetó. Miró entre los dos hombres, viendo en la mirada
confundida de Lark y expresión preocupada de Todd—. ¡Esto, doctor! ¿Qué
diablos es esto? —Se volvió con el brazo y lo levantó—. Oh, Dios mío —dijo
con voz entrecortada, al ver que la piel crujiente se extendía ahora hasta el
interior de su codo también.

El pánico volvió a golpear y febrilmente se rascó la picazón en la piel. Cuando


se dio cuenta de que apenas podía sentir sus uñas en la extraña textura áspera, su
respiración se intensificó y no podía parar el aullido de angustia.

Lark se dio la vuelta, murmurando una maldición, mientras tomaba un vial, una
aguja y una jeringa.

—Espera —gruñó, insertando la aguja en el puerto y administrándosela—.


Concéntrate en tu compañero —ordenó.

Lyle frunció el ceño, las palabras lo distrajeron. ¿Todo el mundo sabe acerca de
esta cosa de parejas menos yo? Se volvió y miró a Todd. Abrió la boca, pero
Todd se le adelantó.

—Yo te puedo explicar —dijo, con un tono suave y calmante— Ahora necesito
que me escuches. Tienes que calmarte.

Quería decirle Todd exactamente lo que pensaba de esa idea, pero las palabras
se habían quedado atascadas en su garganta. ¿Cómo demonios se supone que
debo calmarme cuando tengo algún tipo de irritación en la piel que pica, y se
extiende sobre mi brazo? 8
Todd le agarró la cabeza y le obligó a centrarse en su hermoso rostro.

—Toma una respiración lenta y profunda —ordenó—. Entonces cierra los ojos
y concéntrate en el sonido de mi voz.

Segundos más tarde, Lyle se encontró siguiendo las órdenes de Todd.

—Bien —susurró el hombre hermoso—. Ahora piensa en tu trabajo en la


oficina —Su frente se arrugó, debió haber alertado a Todd de su confusión
porque no paraba de hablar.

—Estás sentado en tu escritorio. Estás llenando el papeleo. Estás escribiendo la


información en tu ordenador.

Para su sorpresa, se visualizó a sí mismo trabajando en las tareas mundanas que


conformaban el estar detrás de las escenas de trabajo de un detective, su
respiración lenta y tranquila lo llenaba. Poco a poco, la picazón se desvaneció y
el alivio inundó su cuerpo.
—Ya está. Eso está mejor —susurró Lark.

Lyle pestañeó sus ojos de nuevo, abriéndolos para encontrar una sonrisa
preocupada curvando los labios de Todd. La lucha contra la fatiga trató de
hundirlo de nuevo, movió su cabeza y miró su brazo. La erupción extraña había
desaparecido.

—¿Qué pasó ? —le preguntó, frunciendo el ceño—. ¿Qué me dio el doctor?

—Sólo un sedante para ayudarte a relajar —dijo Lark, levantando una ceja
mientras inclinaba su barbilla hacia Todd.

La sonrisa del guapo moreno se volvió triste. Él ahuecó la mandíbula de Lyle y


besó su frente.

—Esos científicos hicieron cambios en tu cuerpo, mi compañero. Nada 9


amenaza tu vida, ahora que Drake controla lo que te dieron —se apresuró a
explicar—. Pero tú eres un cambiaformas ahora. Tendrás que aprender a...
controlar... a tu animal que va a surgir poco a poco.

—¡Joder ! —dijo entre dientes—. ¿Un cambiaformas? —Su corazón empezó a


correr de nuevo mientras miraba entre los hombres—. ¿Cómo diablos pasó?
¿Qué tipo?

La mano de Todd rebusco en su pelo calmándolo, y ¿no era acaso eso una
locura?

—No estamos seguros. Es una larga historia, y cuando te sientas listo, lo


explicaremos todo.

La suave voz del hombre adormeció sus sentidos y Lyle sintió que empezaba a
desviarse de nuevo.

—Los seres humanos no pueden convertirse en cambiaformas —murmuró


después de un momento—. Grady me lo dijo.
La mano se detuvo un segundo, pero fue suficiente para cortar a través de su
letargo.

—Lo siento, amor —susurró la suave voz de Todd—. Alguien ha encontrado


una manera de cambiar eso.

Los ojos de Lyle se quebraron de vuelta abiertos.

—Mientes —gruñó. Una rabia que nunca había sentido antes lo llenaba—. No
soy un cambiaformas. Soy un ser humano. Un detective.

Apartó la mano del hombre y trató de forzar su cuerpo en una posición sentada.
¡Esto era una locura! Tenía que salir de aquí. Tenía que encontrar a Grady. Su
compañero le daría respuestas directas.

Para su sorpresa, sus piernas y brazos respondieron sin ningún problema. Los 10
colores de los objetos en la habitación empezaron a cambiar sutilmente,
animándose, tonos cada vez más intensos. De pronto se sintió más fuerte, más
seguro. Se movió para balancear las piernas por el lado de la cama.

—Joder, está empezando a cambiar.

Hizo caso omiso de las palabras ridículas de Lark y trató de levantarse. Unos
brazos fuertes alrededor de él por detrás, tratando de obligarlo a bajar de la
cama. Él gruñó y luchó, tratando de escapar. Un pecho delgado apretado contra
su espalda y un aroma terroso embriagador llenó sus fosas nasales. Se quedó
inmóvil y volvió la cabeza, inhalando más profundamente el olor del hombre
detrás de él. Su pene se agitó, llenándose rápidamente, engrosándose y
levantando la bata de hospital que llevaba.

Volviéndose en el agarre de Todd, se reunió con él, con los ojos abiertos
mirando sorprendido al hombre que lo sostenía.

—Lindo —Lyle gruñó, su voz más áspera de lo que jamás había oído.

Con una explosión de fuerza, impulsada por su repentina lujuria, Lyle se giró y
clavó a Todd sobre la cama.

—Hueles bien. —Sus manos rozaron la forma delgada debajo de él, mientras
frotaba su polla palpitante contra el muslo del hombre—. Te quiero.

Nunca había sido gobernado por su polla antes, pero enterrar su eje dentro del
cuerpo de este ángel parecía ser la cosa más importante en el mundo en ese
momento, y que se jodan los demás en la sala.

—Está bien —respondio Todd, su respiración áspera.

Un gruñido salvaje retumbó en el pecho cuando una excitación diferente a


cualquier otra recorrió su cuerpo. Cuando Todd inclinó la cabeza en obvia
sumisión, Lyle hundió el rostro en el cuello del hombre más pequeño y
comenzó a mordisquear una línea húmeda hasta los tendones. Lyle deslizó una
mano por el costado de Todd, a la búsqueda de la piel tonificada estirada sobre 11
las costillas y los abdominales firmes.

De repente, un escozor fuerte se disparó en el hombro. Levantó la cabeza y


gruñó a Lark, quien acaba de clavar una aguja en su cuerpo. Antes de que
pudiera moverse, la oscuridad lo inundó y se desplomó en la parte superior de
su ángel sexy.
Capítulo Dos
Tood dejó escapar un suspiro ahogado cuando el peso completo de Lyle se
apoderó de él. Su mirada se encontró con los ojos azules preocupados de Lark, y
los dos hombres sacaron al detective de encima. Gruñendo, se deslizó fuera de
la cama y ayudó a poner a su compañero derecho debajo de las sábanas. Trató
de ignorar la presión de la mezclilla de repente demasiado apretada sobre su
polla palpitante. Habría querido permitir a Lyle salirse con la suya con él, pero
sabía que el hombre no estaba realmente en control. Su animal lo estaba.

—¿Estás bien ? —preguntó Lark suavemente.

Pasando una mano por el pelo oscuro, asintió con la cabeza y luego forzó una 12
sonrisa torcida.

—Eso fue interesante.

Lark se rió entre dientes.

—Bueno, supongo que eso responde a la pregunta acerca de si o no su animal va


a salir, ¿eh? ¿Y viste sus ojos? Definitivamente reptiles.

—Sí, pero todavía no sabemos qué tipo de reptil. Después de ver la mirada casi
correosa de su piel, espero que Drake esté en lo correcto y no sea una serpiente.

—¿No eres un fan de las serpientes? —bromeó Lark mientras comprobaba


doblemente los signos vitales de Lyle, asegurándose de que el sedante no le
hubiera hecho daño.

Todd hizo una mueca.

—Están bien, supongo. Yo sólo no quiero despertar junto a uno —admitió.


—Sí, yo tampoco.

—¿Cómo vamos a convencerlo de que él es ahora un cambiaforma? —preguntó


Todd, la preocupación atada a su voz.

Lark se dirigió hacia la puerta, Todd siguiéndolo lentamente.

—Va a despertar esta noche. Le pediré a los chicos que estén disponible para
hablar con él. Tal vez él les crea, dado que los conoce desde hace años —Pasó
un brazo alrededor de los hombros de Sara y le dio un apretón—. No te
preocupes, cariño. Todo va a estar bien.

Mirando desde la puerta ya que la pareja hizo su camino por el pasillo, Todd
deseaba poder creer eso.

Todd estaba teniendo el mejor sueño. Su compañero se inclinó sobre él, con un 13
brillo caliente llenando sus oscuros ojos color chocolate. Lyle se arrodilló entre
sus piernas, se desabrochó los vaqueros, sólo para burlarse de Todd bajando la
cremallera con una lentitud agonizante. Agarrando los brazos de la silla, él se
resistió por el tacto, desesperado por la presión sobre su erección dolorosa, pero
Lyle sacudió las manos, dejando que lo quisiera.

Dejando escapar un gemido de frustración, le suplicó con los ojos. Lyle le dio
un guiño lascivo, luego se inclinó y tomó la cremallera con la boca, bajando el
resto del camino.

El calor de la respiración de Lyle saturaba a través de sus pantalones y boxers,


enviando deliciosa sensación por encima de su eje. Una gota de líquido
preseminal se filtró de su hendidura, empapando la tela estirada alrededor de la
cabeza de su pene sensible. Las fosas nasales de Lyle se dilataron, diciéndole a
Todd que había captado el olor de su excitación. El hombre apretó la nariz
contra la ingle de Todd, respirando profundamente cuando dio un tirón a un
lado las solapas de sus pantalones para revelar la erección delgada revestida por
la fina tela.

Todd casi llegó cuando Lyle tiró de la cabeza de su polla en su boca,


succionando el líquido pre-seminal a través de la tela. Sus caderas se resistieron
convulsivamente, amenazando con derramarse en la boca de Lyle. Lyle
envolvió una mano grande en torno a la cadera de Todd, sosteniéndolo en su
lugar. Con la otra mano, sacó la polla de Todd, deslizando la barra delgada a
través del agujero de sus boxers.

Lyle le dio a su erección una larga lamida, lenta, el cual envió un hormigueo
hasta los cojones, que tiraban apretado a su cuerpo. Temblaba, tratando
desesperadamente de no venirse, mientras veía los sexy ojos de Lyle brillando
con el placer y deseo.

—¿Quieres más, ángel? —Lyle canturreó.

Jadeante suavemente, su voz perdida para él, Todd sólo pudo asentir.

Lyle sonrió por su difícil situación, con un brillo de suficiencia entrando en sus 14
ojos. A medida que el hombre bajó la cabeza y abrió la boca, un portazo en la
planta baja sacudió a Todd saliendo del sueño agradable. Para su sorpresa, el
calor todavía envolvía su pene y sus ojos se abrieron.

Un jadeo de sorpresa se le escapó al ver delante de él. Lyle había despertado


temprano, se deslizó fuera de la cama y ahora mamaba la polla de Todd. Sus
pantalones estaban verdaderamente abiertos, sus boxers empujados hacia abajo
y la boca caliente y húmeda de Lyle succionaba duro en su eje.

—¡Oh, dios, Lyle! —Él gimió—. Te ves muy bien con tus labios alrededor de
mi polla.

El hombre entre sus muslos levantó la mirada para encontrarse con él,
arqueando una ceja, divertido. Segundos más tarde, rompió la mirada y tragó la
polla de Todd hasta la raíz. Gritó de éxtasis mientras el placer se disparó por su
columna vertebral, rebotó en su cráneo y se estrelló de nuevo a través de su
cuerpo a sus bolas. Temblaba, con las manos convulsionando en la empuñadura
de la silla mientras se esforzaba por no venirse.

Sintiendo su inminente liberación, Lyle envolvió sus grandes manos bajo su


culo, lo levantó de la silla, y lo depositó en la cama, todo sin soltar la polla de
Todd. No podía pensar, no podía respirar, y seguro que no podría levantar
ninguna protesta cuando sus ropas fueron arrancadas de su cuerpo, literalmente.
Oyó el desgarro de tela y lo zapatos fueron lanzados dios sabe ónde.

La lengua que masajeaba su glande casi tenía a Todd disparando, pero la mano
áspera de Lyle en sus bolas mantenía el equilibrio y retrasaba el orgasmo
inminente. Lyle dio una chupada más dura y lenta a la polla de Todd y luego la
dejo escapar de sus labios con un chasquido audible.

Tratando desesperadamente de recuperar el aliento, sus ojos se agrandaron


cuando vio a Lyle arrastrarse hasta su cuerpo, mirándolo como un depredador a
su presa.

—Quiero lamer y chupar cada centímetro de tu cuerpo magnífico, Todd. Quiero


morder tu carne y dejar mi huella en ti —Su voz se profundizó a un gruñido—. 15
Quiero sentir tu culo abierto y hundir mi polla tan profundo que me sientas en tu
garganta.

La cabeza de Lyle bajó y acarició el cuello de Todd, respirando profundamente.


Todd inclinó su cuello, dando al hombre un mayor acceso a los delicados
tendones en su garganta, sometiéndose por completo a su compañero. Un
estremecimiento trabajó a través de él como él sintió la lengua de Lyle lamer
una larga fila hasta la garganta. Cuando Lyle instaló su cuerpo grande sobre él,
pecho a pecho, muslo a muslo, y polla a polla, no pudo contener un gemido
profundo y una gran masa de líquido preseminal brotó de la cabeza de su polla
por la anticipación.

Meciendo su polla contra él, exudando pre-eyaculación entre ellos, Lyle


estableció una rutina sensual lenta. No fue lo suficiente para sacarlo, pero los
temblores corrieron a través de su cuerpo, sin embargo, por lo que era difícil
concentrarse en las siguientes palabras de Lyle.

—Si no quieres esto, ángel, me detendré ahora, si no, en un par de minutos esta
polla —Lyle empujó sus caderas un poco más duro con énfasis, la fricción
haciendo que la respiración de Todd se cortara— va a ser enterrada
profundamente en tu apretado culo.

—Sí — se las arregló para silbar—. Por favor, Lyle. Hunde tu gruesa polla
dentro de mí. Quiero sentir que me divides de par en par.

Un profundo gruñido retumbó en el pecho del hombre por encima de él. Los
ojos de Lyle brillaban con calor y necesidad. Por un segundo se desplazaron,
revelando la hendidura vertical de su animal.

Luego Lyle parpadeó, y sus ojos volvieron de nuevo a su forma humana.

Antes de que Todd pudiera reunir los suficientes pensamientos para cuestionar
a Lyle, las caderas del hombre comenzaron a moverse de nuevo, frotándose con
deslizamientos rápidos, su intención clara.

—Vente para mí, mi hermosura —Bajó la cabeza y le acarició la mejilla durante 16


varias estocadas antes de que Lyle mordisqueara y chupara la piel sensible
debajo de la oreja de Todd—. Entonces voy a alinearme en tu agujero con tu
dulce crema. Voy a usarla para estirar tu culo, y con tu semen calmare el
camino, enterrando mi polla en ti.

Las imágenes eróticas creadas por las palabras del compañero de Todd lo
enviaron al borde, dejando el aliento en un largo y bajo gemido.

Lyle siguió moliéndose contra él, sus movimientos fomentando aún más
esperma para disparar desde su polla. Cuando por fin se dejó venirse, tres
eyaculaciones más tarde, él se sentía como que sus bolas habían sido drenadas y
vueltas del revés, y fue la mejor sensación que había tenido en mucho, mucho
tiempo.

Sus ojos se cerraron y su respiración entrecortada mientras flotaba en la


felicidad post- orgásmica. Sus sentidos apenas registrados cuando Lyle se
desplazó por encima de él, doblando las rodillas de Todd y obligaron a sus
muslos a ampliarse.

—Mírame, Todd —Lyle ordenó bruscamente.


Todd parpadeo los ojos, abriéndolos. Sonrió por la lujuria ardiente que vio
brillando en los ojos oscuros de Lyle. Su compañero podía no creer aún que él
era un cambiaformas, pero Lyle sentía el tirón de apareamiento
independientemente. La polla de Todd se crispó cuando la sangre una vez más
fluía hacia el sur y comenzó a llenar su eje nuevamente. Él agarró la parte
posterior de sus muslos, extendiéndose aún más abierto mientras ponía sus
piernas a cada lado de su pecho.

Lyle se balanceó sobre sus rodillas, con una mano lánguidamente acariciando
su polla espesa de 20 cm, mientras miraba a su agujero. Todd se sonrojó, con la
mirada clavada en la mano que sujetaba la polla que desesperadamente quería
que lo llenara.

—¡Qué espectáculo realmente impresionante tu eres, Todd, todo hacia fuera y


sin sentido para mí. Tu semen brilla en tus rizos y abdominales. Tu cuerpo se 17
ruboriza de placer.

Una sonrisa de suficiencia inundó la cara de Lyle con hambre mientras corría la
yema del dedo de su mano libre hasta la renovada polla de Todd, localizando la
vena palpitante.

—Estas duro de nuevo sólo con la idea de que hunda mi polla gruesa en tu culo
apretado, ¿no es así ? ¿Quieres esto, precioso? —preguntó, agitando su polla
como una bandera por un segundo—. ¿Quieres que esto te llene?

Lyle se quedó en silencio, y señalando con la mirada hacia arriba para


encontrarse con su mirada caliente, Todd se dio cuenta de que el hombre
realmente esperaba una respuesta. Él tuvo que tragar saliva dos veces antes de
trabajar bastante humedad en la garganta para responder.

—Sí.

Su sonrisa se convirtió en una mueca.

—¿Quieres que mi semen se derrame en ti ? ¿Te llene?


Esta vez él respondió sin vacilar, la charla sucia haciéndole aún más caliente y
aflojándole la lengua.

—Sí, Lyle. Yo quiero eso. Me duele mi agujero porque empujes tu perfecta


polla dentro y me rompas —susurró—. Quiero sentir que te mueves dentro de
mí. Permíteme apretarte con mis músculos a tu alrededor y hasta que finalices
leche de tu polla. Quiero sentir tu inundación de semen en mi culo, sentir que
goteas fuera de mi agujero y por mis muslos, marcándome como tuyo.

Por la forma en que Lyle se detuvo de acariciar su pene, Todd se preocupaba de


haber dicho demasiado, ido demasiado lejos. Oró fervientemente porque Lyle
no se detuviera ahora. Luego Lyle dejó escapar un silbido, cogió una poco de
semen de Todd y lo frotó sobre los músculos que custodiaban su puerta trasera.
Un grito de placer-dolor brotó de la garganta de Todd cuando Lyle deslizó un
dedo en el culo. No era suficiente. 18
—Más. Por favor, más. Necesito...

Lyle cortó la súplica, sacando más semen y empujando dos dedos hasta el fondo
en Todd, hasta donde podían ir. Gritó su placer, disfrutó de la quemadura
cuando su compañero comenzó a trabajar rápidamente, abriéndolo. Amaba la
mordedura del dolor, el ardor que cruzó a través de su sistema, diciéndole que
otro lo acariciado con urgencia.

Había tenido amantes en el pasado, negándose a darle ese poco de dolor-placer


que anhelaba tanto, sin entender sus necesidades. Que su compañero cumpliera
ese deseo profundo y sin siquiera tener que pedirlo, aseguró a Todd tanto más
que el Destino sabía lo que estaba haciendo.

—Te necesito ahora, ángel.

Las palabras estranguladas devolvieron a Todd al momento, obligó a su cuerpo


retorciéndose inconscientemente para mirar a los ojos atormentados de Lyle.

—Tómame ahora —rodó sus caderas, levantándolas, presentándose a su


compañero lo mejor que pudo en esta posición.

Escupiendo en su palma, Lyle mojo la polla antes de guiarse al agujero alargado


de Todd. Sin más palabras, Lyle se apretó con fuerza contra el culo que se
ofrecía, haciendo estallar la cabeza de su pene más allá de su músculo guardián.
Pero no se detuvo allí, continuó en un largo deslizamiento contundente hasta
que sus bolas descansaron profundas en el culo de Todd.
—Esto es lo que necesitabas —gruñó, congelándose dentro Todd, la frente de
Lyle presionó la suya.
Después de varios segundos, cuando Todd quería gritar por que Lyle se
moviera, al tiempo que pedía para que sequedara así por toda la eternidad, Lyle
hizo algo aún mejor. Sus ojos se abrieron, y mantuvo la mirada de Todd,
presionó sus labios juntos en su primer beso. Era caliente y hambriento, lleno de
toda la pasión y necesidad que sus cuerpos unidos pedían.

19
Capítulo Tres
Saqueando la boca del hombre más pequeño, Lyle mantuvo su mirada fija en
los ojos de Todd, mirando fijamente sus encantadoras profundidades marrones.
«¿Qué pasa con este hombre que me llama tanto?». Al segundo de despertar,
volvió la cabeza y vio al moreno durmiendo sexy en la silla, la erección que
había disminuido debido al brebaje para dormir que Lark le había inyectado
había regresado a la vida con una venganza. «Si ese maldito tonto doctor no me
hubiera detenido, en cuantas posiciones pude haber tomado de Todd ya? »

Cuando su lengua acarició y se batió en duelo con Todd, su cerebro comenzó a


cerrarse, y saboreó la sensación del balanceo a través de su cuerpo que le
20
recordaba que estaba vivo y sano. Con su polla enterrada en el culo caliente del
hombre, exploró cada centímetro de la boca de su nuevo amante, disfrutando de
cada descubrimiento. No podía esperar para hacer esto en el resto de Todd,
aprendiendo todo sobre él. Qué le hacía gemir, lo que le hacía reír, y lo más
importante, lo que le hacía perder la cabeza en añicos por el orgasmo.

Por último, a pesar del hecho de que él amaba la forma en que el hombre se
retorció debajo de él y se aferró a él, tratando de conseguir que se moviera
mientras lo sostenía inmovilizándolo por misericordia, su palpitante polla ya no
podía ser ignorada. Lyle rompió el beso, y mirando profundamente en los ojos
castaños de Todd, comenzó un empuje lento y en retroceso. Su cuerpo se
estremeció, el placer irradiaba desde su polla, ya que los músculos tensos que la
rodeanban lo apretaban y ondulaban.

Lyle se empujó más y más rápido en el hombre sexy debajo de él. Una curiosa
sensación recorrió su columna vertebral, una que nunca había sentido antes. Su
mandíbula se estremecía y sus dientes comenzaron a doler. Su visión hizo la
extraña cosa brillosa que había pasado antes. Un jadeo de Todd le había
centrado en el hombre caliente debajo de él, y Lyle se congeló.
La lujuria en los ojos de Todd fue atenuada por el shock. El duro eje goteando
del hombre que rezumaba contra sus abdominales le dijo a Lyle que no estaba
haciendo daño a su compañero, así que... compañero? ¿De dónde venía eso?
Entonces recordó. Ailean y Lark lo habían mencionado cuando se había
despertado. ¿Cuándo había sido eso?

—No te detengas. Por favor, no te detengas —Todd gimió—. Eres tan sexy
cuando tus ojos cambian. Me encanta saber que pierdes el control por el placer
que mi cuerpo te da.

Lyle parpadeó, y su vista volvió a la normalidad. Quería preguntarle a Todd de


qué estaba hablando, pero el pesado dolor en sus testículos le hizo desear otra
cosa primero. Comenzó a moverse de nuevo, la fricción cálida y húmeda en su
pene junto con la forma en que los músculos de Todd apretaban a su alrededor
lo tenían al borde del abismo en segundos. 21
Queriendo que Todd se viniera otra vez, y sabiendo que a su amante parecía
gustarle un poco de dolor con el placer, cedió al deseo desconocido para marcar
el hombre y hundió el rostro en el cuello de Todd. Mordisqueó la piel salada,
sudorosa, disfrutando de los estremecimientos de Todd tanto como del ligero,
masculino aroma y el sabor del hombre. Lyle mordió a Todd, no lo suficiente
para romper la piel, pero lo suficiente para dejar marcas de dientes en el cuello
del hombre.

Todd se quedó sin aliento, su cuerpo tensándose por sólo un segundo debajo de
él, antes de sacudirse y aullar como el lobo que Lyle sabía que era. La sensación
y el olor del semen de Todd inundaron el espacio entre ellos. El recto de Todd se
apretó aún más, estrangulando su polla en deliciosa presión. Incapaz de
sostenerse de vuelta, Lyle empujó dos veces más. Su pene se hinchó, se
contrajeron sus bolas, y su semen brotó en los confines de culo de Todd cuando
el cuerpo de Lyle se estremeció. Sus brazos se apretaron convulsivamente,
sosteniendo Todd fuerte, y vació todo lo que tenía en el hombre.

Pasaron varios minutos antes de que sus sentidos comenzaran a regresar, y se


dio cuenta de que se había aferrado a Todd más apretado de lo que debería. Si
no fuera un cambiaforma, probablemente habría roto la columna vertebral del
hombre. Cuando por fin levantó la cabeza, la cálida sonrisa en el rostro de Todd
envió inundaciones de alivio a través de él. No le había hecho daño. El hecho de
que nunca querría hacerle daño a este hombre, cuando le vino a la cabeza, envió
sorpresa y confusión a través de él. Nunca se había sentido así por un amante
antes.

Su blanda polla se deslizó desde los confines cálidos del cuerpo debajo de él,
distrayéndolo, y haciéndole darse cuenta de otro hecho.

—Oh, Dios mío, Todd. Lo siento mucho! Ni siquiera pensé en usar un condón.
Por favor, perdóname —suplicó. No podía recordar un momento en que hubiera
sido tan descuidado. ¡Cuidadoso siempre había sido el segundo nombre de
Lyle!

—Está bien. 22
Lyle negó con la cabeza, interrumpiendo al hombre.

—No. Debería haber tenido más control que eso —gruñó, avergonzado por su
comportamiento—. No tengo ni idea de lo que podría haber conseguido de
todas esas pruebas que esos científicos hicieron conmigo. Nunca debí haberte
puesto en peligro de esa manera.

Todd suspiró y dejó caer la cabeza sobre la almohada, sus ojos castaños tristes.

—En primer lugar, sabes que soy un cambiaformas. Los shifters no pueden
obtener la mayoría de las enfermedades humanas. En segundo lugar, vas a tener
que aceptarlo finalmente, Lyle —Viéndole mover la cabeza confundido, Todd
levantó una mano y ahuecó su mandíbula, trazando la barba áspera con el
pulgar—. Tú eres un cambiaforma ahora, también —susurró, con una expresión
suplicante a Lyle para que le creyera.

Lanzando un suspiro, se dio la vuelta y miró hacia el techo. Todd se acurrucó a


su lado, y él instintivamente puso su brazo alrededor del hombre más pequeño y
lo atrajo hacia él.
—Tengo que creer que me estás diciendo la verdad —murmuró al techo—.
Sólo estoy teniendo dificultades para envolver mi mente alrededor de ello.

Todd asintió contra su pecho, y Lyle miró a su ángel sexy.

—Ailean me dijo que somos compañeros.

—Sí —levantó la cabeza y frunció el ceño—. Sé que esto es mucho para tomar
en estos momentos. Yo… yo entiendo que si quieres que te deje en paz por un
tiempo.

—¿Qué? —Lyle gruñó, levantando sobre un codo para mirar hacia el


hombre—. ¡No! Tu lugar está aquí, conmigo —gruñó, sorprendiéndose a sí
mismo con la intensidad de sus sentimientos.
23
La mirada de alivio que iluminó el rostro de Todd tenía a Lyle inclinándose para
presionar sus labios contra los suyos. Antes de que pudiera profundizar el beso,
oyó varios pasos subiendo por las escaleras. Lyle ladeó la cabeza para escuchar
su progreso. Un suave golpe confirmó su sospecha de que se habían detenido
fuera de su habitación, pero fue tiempo suficiente para que Lyle pudiera llegar
abajo y agarrar el edredón que había sido empujado hasta los pies de la cama
durante sus relaciones sexuales. Se la puso sobre ellos justo antes de que Lark,
Declan, Grady, y el Director Parkinson entraran en la habitación.

Las cejas de Lyle se alzaron por la sorpresa.


—¿Jefe? —murmuró con incredulidad—. ¿Qué diablos está haciendo aquí?
—Volvió la mirada interrogante a su compañero—. ¿Grady?

—Lo siento, Lyle. Debería haber revisado a ver si estabas listo para visitas
—dijo el gran cambiaforma tigre, haciendo una mueca avergonzada.

Lyle quería preguntar cuánto sabía el ser humano, pero se mordió la lengua. El
silencio serviría mejor servir a sus propósitos para recopilar información.

—Bueno, es bueno ver que te estas sintiendo mejor —dijo Declan, sonriendo.
De pie detrás de los otros hombres, discretamente olfateó el aire y luego hizo un
guiño a la pareja.

Sus ojos se abrieron, y su mirada se centró de nuevo en el Jefe Parkinson. Ni


siquiera estaba seguro de que el hombre supiera que era gay. El hecho de que su
jefe estaba en realidad mirando por la ventana en lugar de a él se lo estaba
diciendo. El jefe se aclaró la garganta y dijo
—Has estado perdido casi un mes, detective Sullivan. Tu pareja informó de tu
aparición esta mañana. Dijo que te habían etiquetado como un John Doe en el
City Hospital Colin porque apareciste sin ningún tipo de identificación. Me
tomó un tiempo procesar tus huellas —Finalmente, la mirada del director se
centró en Lyle. —¿Te acuerdas de lo que pasó?

Lyle se quedó quieto un momento, ordenando sus pensamientos.


—Algunas cosas —aventuró—. Recuerdo salir de la estación y caminar por el
callejón, ir a mi coche. Recuerdo algo golpeándome en la parte posterior de la 24
cabeza. Después de eso, todo se vuelve muy inconexo —Levantó una mano a
su cara, pellizcando el puente de su nariz.
Tragó saliva y trató de decidir qué compartir con su jefe y mantener aparte. Una
mano en el brazo llamó su atención, y se encontró con Lark dándole una taza de
agua en la mano. Lyle lo tomó con gratitud, justo en ese momento se dio cuenta
de lo seca que tenía la garganta en realidad. Era extraño que no se diera cuenta
antes. Tomó varios tragos lentos, mirando a Todd. No, no era tan extraño. Su
compañero fue jodidamente caliente de una manera dulce y sensual. Pero luego
recordó cómo Todd reaccionó a su contacto, por no hablar de la charla sucia que
habían compartido, y sabía que había un diablillo escondido debajo de la
envoltura de su ángel.

Los recuerdos tenían a su polla engrosándose, y gruñó suavemente. Quería que


al hombre nuevo y de repente le resultaba difícil concentrarse en por qué no
podía tirar del lobo debajo de él y hundir su polla en...

— Lyle — la profunda voz de Grady gritó con voz ronca—. Enfócate.

Se dio una bofetada mental y sacó su mirada desde un Todd ahora


sonrojándose. Su respiración tembló e hizo una mueca cuando vio a su jefe con
el ceño fruncido.

—Lo siento —murmuró, buscando una excusa—. Los medicamentos que estoy
tomando juegan con mi cerebro —Se centró en la manta extendida sobre sus
piernas y le dijo —Estaba dentro y fuera de consciencia. Recuerdo un montón
de dolor y un par de personas que me apuñalaban con agujas, aunque sus caras
son confusas. No estoy seguro de poder identificarlos.

Lyle frunció el ceño, temblando al recordar su tiempo el cautiverio. El frío


penetrante que había sentido anteriormente se filtraba a través de él de nuevo, y
tiró a Todd cerca, tratando de absorber el calor del pequeño lobo. Tragó saliva y
encontró su voz de nuevo.

—En un momento estaba atado a una cama y varias vías intravenosas se


insertaron en mí —se estremeció ante el recuerdo, y esos eran los que realmente
podía entender. Era cuando pensó que estaba inconsciente, pero no podía estar 25
seguro, cuando las cosas empezaban a perder cohesión.

—¿Te acuerdas de cómo te escapaste ? —preguntó el jefe—. ¿Te acuerdas de


donde te mantuvieron?

Las preguntas del hombre le dijeron que Grady no lo había compartido. Lyle
frunció el ceño.

—Después de que me quitaran las vías intravenosas, me tiraron en una


habitación similar a una celda de prisión. No sé cómo, pero en un momento
dado, la energía en el edificio cayó y salí. Como todo era electrónico, las puertas
se abrieron. —Frunció el ceño, dándose cuenta de lo extraño que era que los
científicos no tuvieran generadores para mantener las celdas bloqueadas en caso
de fallo de alimentación. ¿Me estoy perdiendo algo? Trató de recordar, pero el
dolor explotó en su cabeza, lo que le causó que gritara y se agarrara la cabeza.

Los brazos de Todd estaban a su alrededor al instante, y se cerró en el lado del


hombre. Enterrando su cara en el cuello de Todd, él aspiró el olor del hombre, lo
que le permitió calmarse.
—Tranquilo —cantó su ángel—. Ahora estás aquí. Ahora estás a salvo.

Asintió con la cabeza, pero no se movió de su posición.

—Está bien. Eso es suficiente interrogatorio del paciente para mi —dijo Lark
con firmeza—. Lo siento, jefe, pero tendrá que volver en otro momento. Lyle
necesita descansar.

—¡Diablos, no! No está en reposo. ¡Si está lo suficiente como para un


comportamiento desviado, entonces está lo suficientemente bien como para
responder a mis preguntas!

Lyle se congeló. Todd se puso tenso. Podría haber oído caer un alfiler en el piso
de madera después del colorido arrebato de su jefe. Al oír un gruñido llenar la
habitación, le tomó un segundo darse cuenta de que él había hecho el sonido.
Levantó la cabeza del pecho de Todd y miró al jefe. 26
—No he estado despierto del todo en veinticuatro horas, y mi novio es el único
que me mantiene cuerdo, cretino santurrón —gruñó—. Me importa un carajo si
no le gusta que yo sea gay.

Observó el rostro del jefe Parkinson encenderse de un interesante tono rojo,


pero no sintió ningún remordimiento por su arrebato. Claro que no estaba fuera
y orgulloso, pero no estaba en el armario de cualquier manera. Lyle no se había
dado cuenta que trabajaba para un culo de intolerante. El jefe caminó hacia la
cama, levantó la mano como si quisiera golpearlo, y Lyle olió el olor del
hombre, sudor cubierto por colonia y almizcle oscuro. El olor provocó algo
primitivo, algo de protección en el cerebro de Lyle y rugió, lanzándose hacia el
hombre.

Todd le agarró por detrás, luchando por acostarlo de nuevo. Su vista hizo el
extraño brillo de nuevo, y vió a Grady y Declan apresurarse a sacar al jefe
gritando de la habitación. Las palabras rebotaron alrededor de la cabeza de Lyle
como ruido blanco, sin entender nada de eso. Lo único que penetraba era el
canturreo de Todd.
Cuando la puerta se cerró de golpe, bloqueándoles de la vista de los demás,
Lyle se estremeció, sus gruñidos retrocediendo al fin. Un fuerte golpe en el
hombro trajo su atención a donde Lark, una vez más, puso una aguja tirando de
su brazo.

—Es sólo una leve sedante, Lyle —dijo el rubio—. No te va a noquear.


Simplemente nos ayudará a calmarte.

Lyle asintió, curvando su cuerpo grande alrededor de Todd.

—Lo siento mucho, mi ángel. Yo no sabía que mi jefe era un culo homofóbico
—susurró.

—Está bien. No es nada que no haya escuchado antes. Todo está bien —Todd
acentúo las palabras con un beso.
27
Otro pensamiento finalmente lo golpeó.
—Joder. ¡Acabo de maldecir a mi jefe! —gimió y enterró su cara en la parte
posterior del cuello de Todd, respirando el olor relajante del hombre como si
fuera lo único que lo mantendría con vida—. No puedo creer que haya hecho
eso!
No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que sus emociones estaban
descontroladas.

Todd le besó la frente de nuevo.


—No te preocupes —le susurró—. Estoy seguro de que podemos echarle la
culpa a las drogas —Lyle levantó la cabeza, mirando con suerte al hombre al oír
las palabras de Todd.

—¿Y puedes imaginar el mastique de culo que Declan le está dando en este
momento? —Lark interrumpió a Lyle con el ceño fruncido del hombre y la
mano apoyada en la cadera ladeada—. ¡Imagina los nervios de ese hombre!
Llegar a nuestra casa y atacar a los gays. Un maldito idiota, si me preguntas.

Esas palabras hicieron sonreír a los dos hombres. Estaban intentando


tranquilizarse.
—Sigo pensando que probablemente estoy sin trabajo —susurró.

—Oh, infierno que no —Lark gruñó. —Él no puede despedirte por tu


orientación sexual. Tendrá su culo entregado en la corte si intenta esa mierda.

Eso tenía las cejas de Lyle disparando.

—¿Corte?

Todd le apretó la mano, llamando su atención hacia el hombre que se aferraba a


él.

—Mi hermano Phillip es abogado.

—¿Eh?, está bien —murmuró—. ¿Y qué eres tú, ángel? 28


El calor de Todd sorprendió Lyle, y le dio al hombre un apretón tranquilizador.

—Yo soy un mono de la grasa —Todd admitio—. Aunque me gusta trabajar en


los coches, me gusta mucho la fijación de las motos.

—¿Motos ? ¿En serio? ¿Algún tipo en particular?

Él negó con la cabeza.

—En realidad no. Me gustan casi todos los tipos. Yo trabajo en una tienda en
Stone Ridge a tiempo parcial que es propiedad de Trace Lancaster. Él es de la
manada, así que ha estado muy comprensivo con darme tanto tiempo libre.

—Eso sí que parece ayudar, ¿no? Trabajar en un negocio propiedad de la


manada —observó a Todd asentir y podía sentir su mente comenzar a ir a la
deriva. Entre el sexo y el altercado con su jefe, Lyle se sintió aniquilado.

Al ver a su difícil situación, Todd envolvió sus brazos alrededor de Lyle y le


animó a meter la cabeza bajo la barbilla de Todd.
—Descansa un poco más —le ordenó en voz baja.

Acostado contra el otro hombre pensó, y murmuró:


—Está bien —pero no podía estar seguro de que cedería a la atracción del
sueño.

29
Capítulo Cuatro
Una vez que estaba seguro de que Lyle estaba dormido, Todd bajó de la cama y
se acercó a la cómoda. Sacó un par de pantalones vaqueros frescos y una
camiseta azul. Sonriendo ligeramente, siguió a Lark fuera de la habitación.

—Ahora que se ha despertado y ha demostrado que es coherente, estoy listo


para una ducha. —Había tenido dificultades para convencer a su lobo de
separarse de su compañero en la última semana y media, pero ahora su animal
se había calmado considerablemente.

Lark sonrió y miró fijamente su cuello. 30


—Mordisco de amor, lindo. No parece que rompiera la piel, pero
definitivamente no parece ser adverso a la idea de tu y él siendo compañeros,
¿eh ? —bromeó.

Todd soltó un suspiro de alivio y sonrió.

—Afortunadamente no. Sólo espero que se dé cuenta de que se aparean por toda
la vida —añadió con tristeza.

—Pregunta a Grady lo que le ha dicho acerca de los compañeros. Después de


siete años de trabajo en conjunto, creo que hubiera llegado a eso al menos una
vez, sobre todo desde que ha descubierto recientemente a Gordon —señaló
Lark.

Asintiendo con la cabeza, dijo:

—Voy a hacer eso. Tardare poco para ayudar a preparar la cena.

—No tienes que hacerlo.


Dejándolo a un lado, él desechó la objeción.

—Realmente necesito sentirme útil —admitió—. He estado sentado en vigilia


durante tanto tiempo que siento como que mis músculos se van a atrofiar.

Lark rió.

—Ciertamente, puedo apreciar eso. Está bien. Vamos a asar carne esta noche,
así que voy a dejarte a cargo de la ensalada de papas. ¿Qué te parece?

—¡Perfecto!

Disfrutando del baño de agua caliente sobre sus músculos acalambrados sólo un
poco demasiado, no bajo a la planta baja durante casi veinte minutos.
31
—Hey, chicos. Sí, ustedes todavía parece caliente juntos —bromeó, caminando
dio un besos a Grady y Gordon.

Cuando se separaron, Grady le guiñó un ojo.

—Hola, Todd. Lyle está mucho mejor hoy. Es bueno verlo.

—Sí —dijo, su sonrisa se desvaneció—. ¿Fue ese pequeño arranque normal?


¿O es nuevo?

—Bueno, él siempre tuvo un poco de mal genio, pero que fue un gran golpe en
marcha de lo que he visto en mi vida. —Se encogió de hombros, levantando sus
labios en una sonrisa irónica—. Con todo lo que ha pasado, junto con nuestro
jefe siendo un culo, no estoy realmente sorprendido.

Dejando escapar un suspiro, Todd sonrió.

—Bueno. Con nosotros no sabiendo qué animal ahora comparte su mente,


esperaba que su temperamento no fuera un reflejo de su bestia.
—No te preocupes, Todd —Declan lo tranquilizó, entrando en el comedor a
través de una puerta corredera. Llevaba un par de pinzas que había estado
usando para dar vuelta los filetes en la parrilla—. Entre todos nosotros, estoy
seguro de que le podemos facilitar en sus nuevas características.

—Eso espero, Alpha —murmuró Todd.

Declan lo estrechó en el hombro antes de pasar por delante de él, cogiendo una
patata, y se lo arrojó a Todd, que la cogió por reflejo.

—Creo que Lark dijo que debías hacer la ensalada —sonrió—. Manos a la obra,
y no te olvides de las cebollas.

Riéndose, asintió con la cabeza.

—Sí, Alpha. Pero si tu pareja no te besa porque no le gusta mi ensalada de 32


patatas no vengas a mí llorando —Todd rió cuando Declan gruñó
juguetonamente hacia él, luego se volvió hacia el cuenco de patatas recién
lavadas. Se puso a trabajar, agradecido de tener algo tan mundano en que
enfocarse.

Quince minutos más tarde, entró en el comedor llevando un plato grande de


ensalada de papa fresca al tiempo que Declan entraba con dos platos de carne.
Acababa de poner el cuenco sobre la mesa cuando un par de brazos fuertes se
envolvieron alrededor de él por detrás y le dio un apretón. Se echó a reír,
inhalando el olor familiar de su hermano.

—He venido en cuanto me he enterado —dijo Phillip, dándole otro apretón


fraternal—. Me alegro de que Lyle finalmente despertara.

Todd asintió, abriendo la boca para responder cuando un rugido sibilante


enojado sacudió las paredes. Las cabezas de todos rompieron hacia el sonido, y
la mandíbula de Todd cayó cuando vio la gran cabeza mirando por encima de la
barandilla de arriba a ellos.

—¿Qué demonios es eso? —Phillip susurró, apretando sus brazos mientras él


protectoramente intentaba mover a Todd detrás de él.

Los ojos amarillos con pupilas verticales se centraron en ellos y otro gruñido
bajo retumbó en la habitación en silencio. Una garra agarró la barandilla y la
criatura comenzó a tirar de su cuerpo sinuoso encima de la barandilla, dejando
al descubierto las piernas musculosas, con garras cerca de siete centímetros y
medio.

—Lyle —susurró Todd, luchando por alejarse de su hermano. Tenía que ir a su


compañero y calmarlo. Podía ver la ira y la agitación en cada movimiento lento
del enorme lagarto—. ¡Déjame ir ! —gruñó.

—¿Qué demonios estás haciendo? —su hermano gritó, tratando de detenerlo.

Otro gruñido rasgó a través de la sala, mostrando afilados dientes y una lengua
bífida. 33
—Es mi compañero, y lo estás haciendo enojar —Todd espetó.

—Tiene razón —Declan murmuró. —Ve hacia tu compañero, Todd.


Simplemente toma las cosas con calma. Tenemos que estar seguros de que te
reconoce en esta forma.

Para su alivio, Phillip le soltó y Todd comenzó a ir lentamente hacia el reptil de


tres metros.

—Tranquilo, Lyle. No hay ninguna amenaza aquí —canturreó, separándose de


los demás y cruzando hacia la escalera—. Todos somos amigos.

El lagarto observó su progreso, manteniendo un ojo en los otros. Al subir las


escaleras, Todd se tomó su tiempo, complacido cuando los gruñidos se
detuvieron y los movimientos agitados de la larga cola se desaceleraron. Todd
barrió su mirada sobre el gran animal, todavía incierto de qué tipo de lagarto
realmente era. Tenía el cuerpo de baja altura tradicional y moteado de pulpa
verde y marrón con bandas rojas en la espalda. Garras de tres pulgadas
adornaban cada pie unido a, piernas cortas y gruesas, y una cola de dos metros
que se duplicaba a la longitud del cuerpo de la criatura.

Todd alzó una mano y le acarició la cabeza larga de Lyle, liso. Sonrió cuando la
lengua bífida de Lyle se movió hacia fuera, lo que sospechaba.

—Tú eres bastante impresionante, seas lo que seas —murmuró—. Pero si


quieres cenar con nosotros, necesito que vuelvas a tu forma humana.
—Cepillando suavemente sobre la cara del animal, se dio cuenta de que tenía
toda la atención de la criatura, por lo que continuó divagando—. Hice la
ensalada de papa y alondra y tarta de manzana al horno. Declan asó filetes. El
Alfa hace las mejores carnes.

De repente, la piel bajo sus dedos ondulo y la criatura dejó escapar un gemido
bajo adolorido. Lyle convulsionó, su cuerpo estremeciéndose mientras sus
extremidades se realinearon, la mandíbula y la cara se contrajeron, y su cuerpo
se contorsionó, volviendo a caer en la forma de un ser humano. 34
Todd se arrodilló, ayudando a Lyle a ponerse sobre las rodillas.

—Entonces nunca has probado una de mis carnes.

Me tomó un segundo para que las palabras susurradas del hombre tuvieran
sentido, pero luego Todd sonrió.

—Espero con ganas probar uno de los tuyos —respondió—. ¿Estás preparado
para unirte a nosotros? ¿O quieres volver a la cama?

—No —Lyle agarró la muñeca de Todd en lo que tendría que haber sido un
apretón aplastante si Todd no había sido un cambiaformas, aunque lo era,
seguiría teniendo probablemente un moretón—. Tengo que estar contigo,

—Por supuesto, amor —respondió—. Vamos a llevarte a ponerte algo de ropa,


y luego vamos a ir a buscar algo de comida. ¿De acuerdo?

—Sí.
Pasando un brazo por la cintura de Lyle, le ayudó a volver a la habitación y
encontró un par de pantalones y una camiseta.

—Vamos a tener que trabajar en tu agarre, guapo —dijo conversacional—.


Ahora que ha aumentado tu fuerza, tendrás que aprender a mantenerlo en
secreto con los seres humanos.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Lyle.

Todd se volvió hacia él y envolvió los brazos alrededor de su cintura para tirar
de él cerca.

—Tienes la misma fuerza que los cambiaformas ahora, Lyle. Tienes que
recordarlo para mantener tu agarre.

Por un segundo, Lyle se limitó a mirarlo. Luego, sus ojos oscuros se abrieron. 35
—¡Oh, mierda, ángel! Yo no te he hecho daño, ¿verdad? No quiero volver a
hacerte daño!

—No, no —se apresuró a tranquilizarlo Todd—. No me has herido. Sólo estoy


advirtiéndote porque si yo no fuera un cambiaformas, es posible lo estuviera.
—Alzó la mano y trazó las yemas de sus dedos a lo largo de la mandíbula de
Lyle y más por sus labios. De pie sobre sus dedos de los pies, besó suavemente
su compañero—. Tengo hambre. Vamos a comer.

Lyle asintió lentamente, su mirada seguia preocupada. Todd enrosco los dedos
de una mano a través de Lyle y llevó al hombre a la sala del comedor.

—¡Hey, compañero! Me alegro de verte mejor! —Grady saludó con una


sonrisa. Se levantó de la mesa y agarró otro plato, entregándoselo a Lyle
mientras agarraba su hombro con la otra mano—. Bienvenido de nuevo a
nosotros, Lyle.

—Es bueno estar de vuelta —murmuró, mirando alrededor del grupo—. Bien,
en su mayoría.
—Vas a estar bien una vez que te acostumbres a ello —dijo Grady—. Eres un
hijo de puta duro —añadió con una sonrisa.

Para alivio de Todd, Lyle sonrió y dijo secamente.

—Gracias, creo —Después de enganchar su carne y añadiendo la ensalada de


papas, frijoles y ensalada de brócoli, se volvió para mirar a Declan—. Aprecio
que dejes que me quede aquí mientras me recupero.

—Es gracias a nosotros que fuiste metido en esto —contestó Declan—. Eres
bienvenido aquí durante la duración de tu recuperación.

—¿Mi recuperación? ¿Crees que voy a tener que estar mucho más tiempo?
—dijo Lyle antes de tomar un bocado de carne.
36
—Realmente depende de ti —contestó Declan—. Una vez que puedas controlar
tu cambio, a continuación, vamos a hablar de cómo vamos a trabajar.

—¿Controlar mi cambio? —Lyle frunció el ceño, tomó un bocado de carne y


masticó pensativamente—. ¿Eso es lo que pasó en las escaleras? —Negó con la
cabeza—. Pensé que estaba jodidamente fuera de mi mente por la rabia, y no
tengo ni idea de por qué —susurró.

Todd frunció el ceño y apoyó la mano en el brazo de Lyle para llamar su


atención.

—¿Por qué estabas enojado?

Dejando escapar un suspiro, las cejas de Lyle se arrugaron y le sostuvo la


mirada.

—Yo podía oler la comida y tenía hambre, así que vine por el pasillo para ver si
podía conseguir un poco. Cuando me detuve en el rellano, miré hacia abajo en
el comedor y te vi en los brazos de otro hombre.
Lyle parpadeó, y sus ojos se movieron a su reptil. Un gruñido bajo retumbó en
su pecho y su mirada fija en Phillip. De un salto se puso de pie, la silla se volco
hacia atrás, Lyle saltó al otro lado de la mesa, esparciendo los platos, y se agarró
de las solapas de la camisa con botones de Phillip. Sacó a Phillip de la silla, le
dio la vuelta y lo estrelló contra una pared.

—¿Por qué estabas tocando mi compañero? —rugió.

Saltando, Todd corrió alrededor de la mesa, desesperado por separar a su


compañero y su hermano antes de un daño grave ocurriera a ninguno de los
hombres. Sabía lo dominante que su hermano podía ser y no se sorprendió al ver
una mirada salvaje que venía sobre los ojos de Phillip mientras luchaba por
mantener la calma.

Se pegó a la espalda de Lyle, empapando a su compañero en su olor.


37
—Tranquilo, Lyle, tranquilo —canturreó. Colocó sus manos sobre Lyle y alivió
su agarre en la camisa y el cuello de Phillip—. Soy tu compañero. Este es
Phillip. Él es mi hermano. —Frotó la mejilla contra la parte posterior del cuello
de Lyle ya que no podía llegar a la mejilla del otro hombre.

Al ver las manchas desaparecer en los antebrazos de Lyle, tiró a su compañero


más fuerte hacia él.

—Tú eres el único que quiero. Recuerda lo que te dije en nuestro dormitorio.
Para y respira. Piensa en ese cubículo de tu oficina. Qué aburrido que es hacer
todo el papeleo. Concéntrate en eso, amor.

Segundos más tarde, para su inmenso alivio, lo último del agarre de Lyle en
Phillip se liberó y sus brazos cayeron a los costados. Todd se encontró con un
montón de yerba flacidez. Se tambaleó, pero logró mantenerse en pie cuando
alguien deslizó una silla al lado de ellos, y él bajó Lyle en la misma.
Manteniendo un brazo alrededor del hombre, Todd levantó los ojos de disculpa
en Phillip.

Phillip hizo una mueca y se escabulló.


—¿Por qué siempre parece ser se mete entre las parejas sin reclamar? ¡Ni
siquiera soy gay! —se quejó, pero le dio a Todd una sonrisa divertida.

—Lo siento. No sé qué me ha pasado —Lyle gimió, apoyándose en el tacto


masajeante de Todd.

Declan se arrodilló delante de Lyle, alcanzando y agarrándolo de la barbilla


para obligarlo a mirarle.

—Tu animal es un depredador jodidamente grande, Lyle. Necesitas aprender a


controlar tus tendencias agresivas. Creo que los ejercicios de yoga y meditación
te ayudarán. Además, si dejaras yacer a tu animal sobre una base regular, va a
ayudar a guardar el control también.

—¿Cuál es mi animal? —susurró Lyle—. Todo lo que recuerdo es conseguir 38


que el mundo sea más brillante y todo parecía más pequeño. —Se encogió de
hombros—. Bueno, junto con ver alguna vez unas impresionantes garras.

—Bueno, no estamos realmente seguros —admitió Todd.

Lyle frunció el ceño, su mirada levantada y barrida sobre los demás en la sala.

—¿Qué quieres decir?

Declan se aclaró la garganta y se encogió de hombros.

—No hemos visto a un cambiaformas lagarto antes. No estamos seguros de qué


tipo de lagarto eres, Lyle.

—Sería fácil de averiguar.


Capítulo Cinco
Lyle se volvió para mirar a su interlocutor, una pequeña niña de cabello castaño.
Tendría unos trece años, más o menos en años. Él nunca había sido realmente
muy bueno para adivinar las edades para niños. La recordaba como Sara, la hija
adoptiva de Declan y Lark.

—¿Sí? —dijo Declan, ladeando la cabeza de una manera muy canina mientras
miraba a ella. —¿Cómo planeas hacer eso, Sara?

La joven tuvo la audacia de rodar los ojos a su alfa. 39


—Tenemos internet. Sólo lo buscamos.

—Por supuesto —respondió Lark, riendo. —¿Por qué no pensamos en eso,


cariño?

Sara se encogió de hombros.

—No lo sé. —Sara se deslizó de su silla y salió de la habitación, haciendo una


pausa para mirar a los hombres en la habitación—. Bueno, vamos. Les voy a
mostrar.

Para sorpresa de Lyle, sin decir una palabra, todos los hombres de la sala
siguieron a la chica. Todd pasó un brazo por la espalda y lo ayudó a levantarse
de la silla. La proximidad con el hombre, junto con su increíble aroma, tenía a
Lyle pensando en todo tipo de cosas malas que quería hacer a Todd en lugar de
unirse a los demás. Intentó eliminarlo de su cabeza, se encontró con sus pies,
tomó la mano de su compañero y siguió a todo el mundo fuera de la habitación.

Sara los llevó por el pasillo y a un estudio a gran escala. La habitación tenía un
escritorio de buen tamaño y varios sofás de cuero y sillas. Parecía como si
Declan mantuviera reuniones de la manada con su círculo íntimo allí. La chica
se instaló detrás de un ordenador, y todos se reunieron a su alrededor. Unos
minutos más tarde, volvió el monitor de vuelta y mostró una serie de
fotografías.

—¿Qué carajo es eso? —susurró Lyle. Para su sorpresa, sintió que algo
cambiaba en el fondo de su mente, una presencia casi, que le dio un gruñido
sibilante de aprobación en las fotos y luego se recostó hacia abajo.

—Éste es un lagarto del Nilo —respondió Sara—. Se dice que pueden crecer
hasta tres metros, tiene poderosas piernas y la mandíbula, y cuerpo musculosos
—sonriendo, señaló una foto de un joven lagarto—. Has enseñado los dientes
como los jóvenes lagartos.

—Pero él era un poco más grande que veintitrés centímetros —señaló Todd—. 40
Yo le pondría más en el rango de treinta y uno o treinta y tres centimetros.

—Ser más grandes que el promedio es bastante normal para un cambiaformas


—aseguró Declan—. Y a pesar de que tienes los dientes de un joven,
probablemente eres adulto. —Se encogió de hombros—. Los shifters a veces
tienen adaptaciones, más en tu caso, que te estás convirtiendo sin haber nacido.

—Pero, ¿cómo terminó un animal africano en mí? —susurró Lyle, su cerebro


revuelto con toda esta información extraña.

—Yo puedo responder a eso —dijo una voz suave desde la puerta detrás de él.

El hombre negro flaco parecía vagamente familiar a Lyle.

—¿Te conozco ? —le preguntó.

El Doctor Carmichael apareció detrás del hombre.

—¡Ah! aquí están todos ustedes —dijo. Agarró la mano del otro hombre y lo
llevó más allá de Lyle. Él se dejó caer en un sofá y tiró del otro hombre en su
regazo—. ¿Qué está pasando? —Su mirada finalmente se decidió por Lyle y
sonrió—. ¡Lyle! Es bueno verte en pie. ¿Cómo te sientes? Lark y Todd cuidaron
bien de ti, espero.

Cuando Lyle no pudo encontrar las palabras para responder, las cejas de Ailean
se levantaron y miró alrededor de la habitación, fijando finalmente su mirada en
el monitor.

—Ah, lagarto. Genial, ¿no es así? —Su comentario fue recibido por el silencio,
lo que le hizo levantar una ceja—. ¿Qué?

—Soy Drake Whitton —indicó el hombre delgado en el regazo de Ailean,


mientras palmeaba la mano del médico para aliviar el dolor de ser
interrumpido—. Cuando escapaste, te metí en la parte trasera de mi coche y te
llevé al hospital. Por Ailean — agregó—. Yo estaba en el complejo del que te
escapaste porque soy un científico. —Comenzó a retorcer sus dedos por la 41
agitación, su cuerpo temblando.

—Tranquilo, pequeño compañero —Ailean canturreó—. No fue tu culpa.


¿Recuerdas?

—En cierto modo, lo fue —contestó Drake. Se volvió con una mirada
suplicante a Lyle y dijo— No quise que nada de esto sucediera.

Al principio sólo confusión nubló su cerebro, pero entonces otro pensamiento


golpeó.

—¿Tu experimentaste en mí? —gruñó. Podía sentir esa extraña presencia en su


mente otra vez, esta vez trayendo una sensación de agresión. Él luchó para
controlarla, respirando profundamente.

—¡No! —Drake negó. Luego, sus hombros se hundieron—. No directamente.

—¿Y bien? ¿Qué es? —Lyle gruñó.

Todd pasó un brazo alrededor de su cintura y lo llevó a un sofá.


—Tranquilo, Lyle —murmuró—. Simplemente deja que se explique.

Él hizo un gesto de asentimiento antes de mirar de nuevo a Drake. El hombre


hizo una mueca y dijo— Fui contratado por ellos como un contratista. Me
dieron el ADN de un animal en África. Se me informó de que tenía
componentes humanos y reptiles, querían saber si yo podía de alguna manera
crear un suero para dar a los humanos algunas de las características de los
reptiles.

—¿ Características de reptil? —murmuró Lyle—. ¿Por qué?

Una timidez hizo la piel de chocolate del hombre aún más oscura.

—Soy un científico —susurró—. Yo no pregunté. Ellos me estaban pagando


por un trabajo, para que la hiciera —Drake miró los dedos—. Yo no sabía que 42
estaban usando mi investigación para experimentar contigo, Lyle. —Levantó la
cabeza y las lágrimas hizo que los ojos brillaran del hombre—. Juro por Dios
que no lo sabía!

La mano de Todd frotándole la espalda, junto con su aroma en las fosas nasales
de Lyle, le impidió hacer nada precipitado. Todavía podía sentir la ira de su
animal por las manipulaciones del científico.

—¿Así que convertirme en un cambiaforma no era lo que se proponían?

—No —respondió Ailean—. Lo que sea que te hicieron casi te mata. Si Drake
no hubiera encontrado la manera de convertirte en un cambiaforma, habrías
muerto.

Su expresión seria tuvo a Lyle dejando escapar un largo suspiro. Por un lado, si
Drake no hubiera hecho los experimentos para la compañía, Lyle no estaría en
este lío en primer lugar. Luego sacudió la cabeza y empezó a hablar.

—Ailean tiene razón, Drake. Incluso si tu no hubieras hecho la investigación


para ellos, habrían encontrado a alguien más para hacerlo —se burló cuando un
recuerdo pasó por él—. Y entonces no hubieras estado allí por mí para
ayudarme.

Los ojos de Drake se agrandaron.

—¿Te acuerdas de eso?

—Vagamente —admitió—. Supongo que las gracias están a la orden.

—No, eso no es necesario.

Lyle se encogió de hombros, finalmente empezando a sentirse a gusto. Se


recostó en el sofá y le pasó un brazo sobre los hombros de Todd, tirando de su
ángel, el dulce olor a su lado. Miró a Declan y frunció el ceño.

—¿Así que estar cambiando siempre es tan doloroso? Yo casi sentí que mis 43
entrañas iban a explotar.

—Normalmente es más una mezcla de sensaciones extrañas que dolor —dijo el


lobo alfa—. Pero contigo está creciendo y no naciendo, no tengo ni idea de
cómo te afectará. —Frunció el ceño—. Te ayudaré a pasar el cambio un par de
veces y a ver si no aumenta los problemas.

Aunque se estremeció ante la idea de pasar por esa cantidad de dolor otra vez,
todavía asintió.

—Está bien.

—Pero primero, necesitas comer más y volver a la cama —ordenó Lark.

—Por supuesto —Lyle dejó que Todd le ayudara fuera del sofá. La fatiga rodó
sobre él con rapidez, y se tropezó.

—A la cama en primer lugar, a continuación, voy a llevarte un plato —aconsejó


Todd, llevándolo de la habitación.
Al salir, oyó a Declan preguntar por qué se había detenido Ailean.

—Quería ver a mi paciente una vez más antes de que Drake y yo nos dirijamos
a Denver —respondió Ailean—. Vamos a visitar a la hermana y la madre de
Drake y preguntar por la inseminación artificial. Vamos a estar ausentes por una
semana, así que también me gustaría podéis echar un ojo a Dagus mientras no
estamos.

La respuesta de Declan se perdió para él cuando Todd cerró la puerta detrás de


ellos. Subir las escaleras le tomó hasta la última pizca de energía que le
quedaba. El alivio lo inundó cuando cayó bruscamente en la cama y gimió.

—Me siento como que estoy muerto en mis pies y yo sólo he estado levantado
por un par de horas —se quejó en la almohada.

Sintió la cama hundirse. Volviendo un poco la cabeza y parpadeando un ojo, 44


abriéndolo, vio Todd asentando su culo.

—Relájate —susurró. Todd maniobró sus extremidades y le ayudó a quitarse la


camisa. Luego las manos de Todd se asentaron en los hombros de Lyle y poco a
poco comenzaron a masajear los nudos.

Unos momentos más tarde, se encontró tan relajado que casi no pudo reaccionar
cuando oyó abrir la puerta de la habitación. Grady apareció en su campo de
visión con un plato que tenía carne y patatas fritas. Lyle dejó escapar un gruñido
y se movió. Todd captó la indirecta y salió de él para sentarse en la cama. Lyle
sonrió, se inclinó sobre un codo y le dio un rápido beso.

—Tus dedos son increíbles, ángel. Gracias.

Todd sonrió.

—Estoy feliz de ayudar.

—Lo haces. Ayudas —agregó. Recibió otra sonrisa que envió un calor poco
familiar y un placer en el pecho de Lyle, que no podía ni siquiera empezar a
explicar. En su lugar, se dio la vuelta en la cama para descansar su espalda
contra la cabecera. Se volvió hacia Grady y le indicó el plato. —¿Es para mí?

—Por supuesto —respondió el detective, entregándole el plato—. He hecho


esas patatas fritas especialmente para ti. Sé lo mucho que te gustan —añadió
con un guiño—. Cena tipo fue interrumpida.

Acercándolo a la nariz, Lyle inhaló profundamente y gimió.

—Oh, sí. Carne y patatas fritas. No hay nada mejor.

Sonrió y tomó el cuchillo y el tenedor que con una risita Grady tendió para él.
No perdió el tiempo en lanzarse sobre la comida, saboreando la perfección del
bistec medio crudo.

Hizo una pausa, un pensamiento se le ocurrió. 45


—Así que, ¿cómo sabías que yo quería el bistec medio hecho en vez de hecho,
como de costumbre?

Grady sonrió, mostrando los dientes rectos.

—Seguimos diciéndotelo. Tú eres un cambiaformas ahora, Lyle. Si eres un


depredador cambiaforma, te gusta la carne cruda.

—Correcto —dijo arrastrando las palabras. Se volvió hacia Todd, y levantó un


trozo de carne—. ¿Hambre?

Todd asintió y se inclinó hacia delante, abriendo la boca. Lyle deslizó un jugoso
trozo de carne entre sus labios entreabiertos. Su lengua salió, lamiendo los jugos
de los dedos de Lyle, poniendo la piel de gallina por su brazo, y enviando un
escalofrío por el cuerpo. Gruñó y apartó el plato casi vacío. Catando la cabeza
de Todd, acercó la cara del hombre más pequeño a la suya y se pegó a su boca.

—Vaya, vaya, ¡ustedes dos! Tenemos que hablar antes de irme de nuevo —Una
nueva voz se rompió en su momento de felicidad, dándole a conocer la risa de
Grady.

Lyle puso fin a regañadientes al beso y volvió a mirar a Gordon, quien ahora
estaba junto a Grady. Gordon sonrió con cariño a Todd y sacudió la cabeza.

—¿No pueden controlarse a sí mismos durante diez minutos?

No le gustaba la forma en que el compañero de Grady estaba mirando a su


ángel, dejó escapar un gruñido y tiró a Todd cerca.

—Él es mío.

Todd golpeó el pecho, consiguiendo su atención.

—Soy tuyo —Le aseguró, frotando una mano tranquilizadora sobre el


hombro—. Está bromeando —Sonrió a Lyle, sus ojos marrones brillando con 46
afecto—. Toma una respiración lenta y profunda, y cálmate, guapo.

Siguiendo las instrucciones de Todd, Lyle sintió la presencia extraña en el


fondo de su mente asentándose.

—Lo siento —dijo con tristeza—. Realmente no sé por qué sigo estallando así
—admitió.

—Eso es acerca de lo que nos gustaría hablar contigo —dijo Grady—. El jefe
sabe que te estás recuperando de una forma de tortura, pero no le dije todo
acerca de por qué te secuestraron o cómo estabas... afectado —Grady se
estremeció e hizo una mueca—. Siento de verdad que hayas sido arrastrado a
esto por la Corporation.

Lyle se encogió de hombros.

—Me he involucrado de todos modos, ¿no? Todo el mundo sigue llamando a


Todd mi compañero —Frunció el ceño por un segundo—. Incluso este animal
que siento en el fondo de mi mente piensa en él como mi compañero. ¿Eso aún
sería el caso de no haberme convertido en un... bueno, un cambiaforma?
Se obligó a hacer la pregunta, sabiendo que tenía que aceptar lo inevitable con
el tiempo. El hecho de que sólo entendiera retazos de lo que ocurrió cuando
cambió en el animal, no quería decir que no ocurriera o no fuera real. Su vida se
había puesto patas arriba una vez, hacía seis años, cuando su compañero le
había revelado que podría convertirse en un tigre de Bengala y que los
cambiaformas eran reales. Ahora su vida estaba patas arriba otra vez. Había
vivido a través de la experiencia una vez. Sabía que podía hacerlo de nuevo,
sobre todo porque esta vez tenía a un ángel a su lado.

Todd asintió.

—Sabía que eras mi compañero, incluso cuando eras humano. Es por eso que
hice la petición a Declan de unirme a su manada. Quería encontrarte —Su
sonrisa se convirtió en una mueca—. Sólo lamento haber tardado tanto tiempo
en hacerlo —Levantó una mano y acarició el rostro de Lyle—. Ojalá pudiera 47
haberles impedido hacerte daño.

La mirada suave en los ojos de Todd tocó algo muy dentro de Lyle, algo que
ninguno de sus otros novios había alcanzado nunca antes. Eso lo asustó y lo
excitó al mismo tiempo, y sabía que tendría que averiguar lo que significaba
pronto.

Acarició a Todd.

—No es tu culpa, mi ángel —susurró antes de girar la cabeza y besar la palma


del hombre más pequeño. Después de conseguir una sonrisa del hermos lobo,
miró a Grady—. ¿Por qué me enojo cualquier momento cuando algún otro
chico muestra afecto hacia Todd?

—Porque no estás emparejado con él todavía —respondió Gordon sin


rodeos—. Una vez que lo hagas, entonces ese sentimiento de celos se aliviará.
Otros cambiadores sabrán que lo has tomado. —El cambiaformas sonrió
fuerte—. Además, los cambiaformas se aparean de por vida. Él ha estado
buscándote durante meses. Tu eres al único que quiere.
Algo se moderó en su pecho, un sentimiento de pertenencia haciendo clic en su
sitio. Él sonrió con descaro a Todd. —¿Sí?

Su ángel se sonrojó, su piel oscureciéndose de un bronce de color de rosa.

—Sí. Desde que te olí cuando ayudaste a rescatar a los cambiadores del
almacén. Sé que probablemente no estás listo para una relación, no con todo lo
que te ha pasado recientemente, pero... —tragó saliva, meneando su manzana
de Adán—. Estoy aquí para ti.

Sonriendo, Lyle le apretó el brazo que había envuelto alrededor de Todd.

—Nunca he sido capaz de mantener una relación por más de unas pocas
semanas, Todd —le dijo, decidido a ser honesto con el hombre más pequeño—.
Pero contigo quiero probar. —Ante la sonrisa esperanzada de Todd, Lyle le dio
un rápido beso en los labios y luego miró a los dos hombres grandes sentados 48
acurrucados juntos en la silla que Todd había ocupado antes. Cómo se las
arreglaron para encajar, Lyle no estaba seguro, pero parecían cómodos—. Has
hablado de reclamar. ¿Qué es eso?

—Me di cuenta del mordisco en el hombro de Todd —señaló Grady,


haciéndolo sonrojar. Lyle empezó a murmurar una disculpa, pero el gran
cambiforma hizo un gesto con la mano, y Lyle cerró su boca—. No es más que
sentir el impulso natural de un cambiaforma que quiere reclamar a su
compañero —Sonrió y miró a Gordon, con los ojos brillantes de deseo
repentino—. Te unes a tu compañero, juntos en la más agradable de las maneras
—gruñó.

Las cejas de Lyle se alzaron por la sorpresa, sorprendido por el cambio


repentino del tigre. Lujuria casi instantánea sería la única manera que Lyle
podría describirlo. Miró a Todd y le sostuvo la mirada. Una tímida sonrisa
iluminó los ojos del hombre, y Todd bajó la cabeza y se estremeció.

—La idea me excita —susurró.

—Yo no entendía lo que estaba haciendo antes —respondió, picoteando un


beso en los labios de Todd—. Quiero estar en control cuando te reclame, ángel.

No mencionó que necesitaba estar seguro de que era lo mejor para los dos.
Antes de su secuestro ni siquiera había comenzado a pensar en sentar cabeza, y
ahora estaba siendo entregado a un socio y compañero. Admitió que le gustaba
lo que había aprendido hasta ahora del hombre, pero Lyle no podía evitar la
sensación de que las cosas se movían un poco demasiado rápido para él.

Un gran bostezo se apoderó de él, y Lyle sintió su cerebro lentamente dormirse.


Habían pasado demasiadas cosas en el pasado, doce horas y necesitaba tiempo
para asimilarlo todo. Recorriendo una mano por la cara, Lyle hizo una mueca.

—Lo siento. Ha sido un largo día.

Gordon y Grady se levantaron.


49
—Tienes mucho que pensar, viejo amigo —dijo Grady, pareciendo entender al
instante su reticencia a discutir cualquier otra cosa—. Duerme un poco. Vamos
a estar cerca para contestar a más preguntas que tengas, y estoy seguro que
Todd no estará demasiado lejos —añadió con un guiño.

Hundiéndose en la cama, con los brazos alrededor de Todd, vio a los otros
hombres irse.

—Nunca he sido bueno en expresar mis sentimientos, Todd —murmuró en el


cabello del hombre, sintiendo el impulso de quedarse dormido.

—Lo entiendo, Lyle —dijo Todd en el cuello, las manos frotando su pecho—.
Esto es mucho para que cualquiera lo tome.

—Estoy tan abrumado, ángel —admitió Lyle—. Sólo necesito un poco de


tiempo.

Eso fue lo último que recordaba antes de que el sueño se lo llevara de nuevo.
Capítulo Seis
Todd se deslizó de la cama y le dio a su compañero un suave beso. Lyle resopló
suavemente en su sueño, antes de que sus ojos se abrieran de golpe, y el hombre
envolviera sus brazos alrededor de Todd y tirara de él hacia atrás sobre la cama.
Todd rió, abriendo su boca y aceptando el beso profundo que Lyle le dio.

Todd se apartó del beso y sonrió.

—Buenos días —bromeó.

Lyle le devolvió la sonrisa. 50


—¿Ya ? Me siento como si acabara de quedar dormido.

—Me temo que sí —respondió Todd, arrastrando los dedos por la espalda de
Lyle. Fue una buena cosa que los dos estuvieran completamente vestidos, o
estaría muy tentado a ceder a la voluntad de su polla dura y rogar a Lyle que lo
jodiera en el colchón—. Y tengo que ir a trabajar —añadió con tristeza.

Un gruñido bajo saludó a su anuncio.

—No quiero que te vayas,

—Lo siento, guapo —dijo Todd—. Trace ha sido amable para dejarme tener
esta cantidad de tiempo libre, siendo un empleado nuevo y todo. —Sonrió y
frotó la mejilla contra el cuello de Lyle—. Lo siento, te desperté. No era mi
intención hacerlo.

—Tengo un sueño ligero —reveló Lyle. Luego alzó la cabeza y miró hacia
abajo a Todd—. Y ni se te ocurra tratar de escabullirte de mi cama de nuevo.
Admito que no entiendo todo lo que me está pasando, pero la idea de que
desaparezcas me molesta extremadamente. —Se estremeció y respiró
profundamente, luego suavizo su control sobre Todd—. Lo siento. Parece que
tengo mucho que aprender sobre el control.

—Voy a estar de vuelta antes de la cena. Descansa y recupera tus fuerzas esta
mañana —Todd canturreó—. Declan se supone que estará en casa alrededor de
las dos de la tarde. Él va a ayudar con eso del control y aprenderás a cambiar
cuando quieras y no cuando tu animal quiera.

Lyle gruñó, sacándose de encima.

—Esto es tan maldita surrealista.

Todd se levantó de la cama y le sonrió con cariño.

—Lo sé, pero sólo quiero que estés a salvo. Si cambias en medio de una 51
multitud de seres humanos, habría mucho que pagar —dijo, con disgusto
llenando su voz.

—Lo sé —gruñó—. Y puedo leer entre líneas. No es sólo mi seguridad del que
todo el mundo está preocupado. Hay una foto más grande aquí. —Todd sabía
que mostraba una expresión aturdida porque Lyle extendió la mano y le
acarició—. Está bien. Tienen razón. Soy un peligro para la sociedad shifter en
este momento.

Tragó saliva.

—Es sólo que no quiero que te pase nada a ti —susurró Todd.

— Hey —Lyle canturreó—. Voy a aprender. No te preocupes, dulce ángel.

Se sentó en la cabecera y tiró del brazo de Todd. Él fue de buena gana,


arrastrándose sobre el regazo de su compañero. La erección que se había
desvanecido durante la conversación comenzó a manifestarse de nuevo y no
podía dejar de mecerse contra Lyle.
Lyle gruñó, levantando sus caderas para cumplir con sus golpes.

—Todo va a estar bien —gruñó, sus ojos cambiando por un segundo antes de
volver a la normalidad—. Voy a aprender, ángel, no por otra razón que la de
estar contigo.

La promesa de su compañero envió calidez a través del sistema de Todd, y


suspiró.
—Yo realmente no tengo tiempo para esto —gruñó, pero continuó moviéndose
contra Lyle.

—Vamos a ser rápidos —dijo Lyle, jadeando.

Metió la mano entre ellos y empujó hacia abajo la parte delantera de sus
pantalones. Sus pollas se juntaron, enviando chispas de placer a las bolas de
Todd. Cuando Lyle puso la palma sobre las dos cabezas de sus pollas, Todd 52
sopló un aliento y se empujó más cerca. Lyle envolvió el puño alrededor de
ambas sus pollas y las acarició.

—¡Oh, sí! —susurró Todd, sus bolas engarzándose—. Muy rápidos.

Todd colocó su mano sobre Lyle ajustando su agarre y moderando su golpe.

—Así —le ordenó.

Lyle dijo entre dientes —Joder, sí.

Ellos sacudieron sus caderas, moliéndose uno contra otro, disparando sus
pollas. Rodando sus dedos sobre las cabezas de sus pollas cada pocos trazos,
utilizaron el flujo constante de líquido preseminal para facilitar el camino. Sólo
tomó un momento para que las bolas de Todd sintieran un hormigueo y su eje se
hinchara. Los dedos de la otra mano cerradas agarrándose del hombro de Lyle,
y Todd se vino con un aullido silencioso.

El cuerpo de Lyle se tensó y tiró debajo de él. Segundos después, un segundo


chorro de esperma recubrió sus dedos, y el aroma embriagador de la esencia de
Lyle llenó la nariz de Todd. Todd jadeaba, disfrutando de acariciar las manos de
Lyle mientras flotaba sobre la ola agradable de endorfinas.

—Ahora es un buen día —susurró Lyle.

Las bocanadas de aire sobre el oído de Todd hicieron que sus palabras enviaran
un escalofrío por su columna vertebral. Todd logró levantar la cabeza y sonreír.

—Por supuesto. —Se tomó un momento para disfrutar de la luminiscencia


residual antes de picotear un beso en los labios de Lyle y apartarse de él. Se sacó
la camiseta por la cabeza y la utilizó para limpiarlos a ambos. Haciendo una
pausa en la puerta, le devolvió la sonrisa a su compañero ya dormitando—. Te
veré esta noche.

Lyle gruñó en respuesta.


53
Todd cerró con cuidado el capot en el nuevo BMW y se secó las manos en un
trapo. Pasos resonaban en el suelo de cemento, y se volvió hacia su jefe que se
acercaba.

—Todd, ¿terminaste allí? —preguntó Trace.

—Sí, señor Lancaster. El cambio de aceite se hizo y está listo para irse
—respondió, señalando por encima del hombro hacia el coche.

El lobo más viejo asintió con la cabeza.

—Bien. Tienes una llamada. Tómela en mi oficina.

Él ladeó la cabeza y miró a su jefe a pie, preguntándose quién sería él que lo


llamaba aquí. Tomando los pasos hasta la oficina de dos en dos, Todd se
apresuró a averiguarlo. Levantando el auricular, saludó la persona que llamaba.

—Aquí Todd Abernathy.

—Todd, gracias a los dioses. —El acento irlandés de Declan fue más
pronunciado de lo que Todd había oído nunca, poniendo al instante el pequeño
lobo en alerta.

—¿Qué pasa, Alpha?

Su preocupación inmediata por el bienestar de Lyle se demostró bien fundada


cuando Declan dijo:

—Estaba ayudando a Lyle a aprender a controlar su cambio. Él lo había


conseguido con éxito en su forma animal, pero después de pasar por el bosque
durante quince minutos, de repente sacó su lengua como si hubiera conseguido
un aroma y se fue —Declan gruñó con frustración—. Debí haber tenido Grady
uniéndose a nosotros. Lyle es un poco grande para someterlo por mí mismo.

Todd sabía lo difícil que era la admisión para el lobo alfa, y desde luego no iba
a hacer comentarios al respecto. En cambio, dijo 54
—¿Sabes a dónde va? —Le aterrorizaba que hubiera encontrado el olor de su
secuestrador y planeara vengarse.

—A partir de su dirección, creo que se dirige hacia el pueblo. Hacia ti —añadió


Declan—. Necesito que vayas a la entrada de la parte oeste de la ciudad y
comiences a olfatear por él. Le he pedido a Grady y Gordon que busquen de esa
manera, también, ya que también están familiarizados con su olor.

—Sí, Alpha. Iré ahora mismo.

Después de colgar el teléfono, se apresuró a bajar las escaleras y se encontró


con Trace hablando con Chris, un compañero mecánico, éste era humano. Trace
se volvió para mirarlo.

—¿Te tienes que ir?

—Sí, señor —dijo—. Es Lyle... —Hizo una pausa, sin saber cómo explicar
delante de Chris. El hombre nunca había mostrado ninguna indicación de que
supiera de los cambiaformas.
Trace levantó una mano.

—Entiendo. Si no puedes estar aquí mañana, llámame.

Dejando escapar un suspiro de alivio, Todd asintió.

—Gracias, señor.

En el vestuario de los empleados, se quitó el mono. Hizo una pausa y tomó un


juego limpio de las batas de un estante que debía encajar con Lyle y luego corrió
a su viejo Chevy S -10. Todd cruzó los dedos y giró la llave, el alivio le inundo
cuando el motor rugió a la vida. Sabía que si no fuera un mecánico, este viejo
cubo de óxido habría sido enterrado hace años.

Condujo tan rápido como pudo, sin duda más que lo que la ley dictada, 55
corriendo hacia el lado oeste de la ciudad. Bajó la ventanilla mientras
lentamente se deslizó hasta una calle lateral y por otra en las afueras de Stone
Ridge. Al ver la camioneta de Grady, le tocó la bocina una vez. Segundos
después, Grady estacionado detrás de él, se bajó de su camioneta y corrió hacia
la puerta.

—¿No oliste nada todavía? —preguntó el gran detective.

Todd negó con la cabeza.

—No. ¿Crees que debería salir e ir a la entrada del bosque?

Apoyando las manos en las caderas, Grady miró hacia el bosque.

—No estoy seguro. No me gustaría echarle de menos. No puedo entender lo que


le poseía para viajar a la ciudad de todos modos —Se puso rígido y olfateó el
cuello de Todd—. A menos que sea debido a su animal queriéndote reclamar, y
arrastrando a Lyle a sus pies —reflexionó.

Sofocándose, Todd se encogió de hombros.


—Le dije que le daría tiempo, ¿recuerdas? Realmente sólo nos conocemos
desde hace días. Un animal que se ha visto obligado en él, seguro, pero todavía
tengo que tratarlo como a un ser humano en la mayoría de los aspectos.

Grady asintió.

—Puedo ver eso, pero él tirando mierda como ésta es peligroso. Tiene que
aprender a controlarse.

—Lo sé —contestó Todd—. Lo único que necesita es más tiempo —declaró


con entendimiento en sus ojos, sabiendo que Grady se preocupaba por lo que
alguien podría decir si veían un lagarto enorme en la ciudad, o peor aún, Lyle
cambiando a su forma humana delante de alguien.

Al ver su preocupación, Grady lo agarró del hombro y apretó. 56


—Relájate. Desde luego, no voy a recomendar que hagamos algo contra él. Es
mi amigo. Si no cambia y nos empuja, sólo tendremos que moverlo un tanto a la
clandestinidad mientras aprende cómo controlar su lagarto.

Todd asintió, aunque odiaba la idea. Sonaba demasiado a su tiempo en una


jaula. Éste no sería más que una jaula más grande. Suspiró.

—Gracias.

Un siseo y gruñido interrumpió su conversación. Ambos se volvieron para ver a


Lyle, todavía en forma de lagarto Monitor, mirándolos de los árboles. Su lengua
salió, olfateando el aire.

Grady se apartó de Todd.

—Él está pasando un mal momento —murmuró—. Ve por él.

Sin necesidad de que se lo pidiera dos veces, Todd barrió la zona, agradecido de
no ver a nadie alrededor. Corrió hacia su compañero agitado, corriendo
rápidamente sus manos sobre la gruesa piel de la cabeza, el cuello y el cuerpo.

—Tú hombre tonto —lo reprendió con suavidad—. No deberías estar aquí así.
¿En qué estabas pensando? —Besó el hocico de Lyle, intentando quitar acidez a
sus palabras mientras dejaba clara su opinión.

El gran lagarto le golpeó con la cabeza y luego frotó su cuerpo contra el de


Todd, casi derribándolo. El animal siseó antes de pasar al otro lado de Todd y
haciéndolo de nuevo. Se le ocurrió que el lagarto de Lyle estaba tratando de
reemplazar el aroma de los demás con el suyo, por lo que se puso detrás de la
cubierta de los árboles, se arrodilló y dejó que el lagarto se frotara contra él
tanto como quisiera. Después de cinco minutos, el animal finalmente pareció
satisfecho, ya que dio un paso atrás y susurró de nuevo.

Todd sonrió.
57
—Realmente no puedo entenderte de esta manera, Lyle. ¿Por qué no cambias de
nuevo, y volvemos a lo de Declan, ¿de acuerdo?.

Le tomó un momento de persuasión, pero finalmente el cuerpo de la lagartija se


estremeció. Se acostó y se enroscó en torno a sí misma cuando Todd oyó el
sonido revelador de los músculos y los huesos que parecían agrietarse. Se
encogió ante un ruido que sonó excepcionalmente doloroso y frotó las manos
sobre el cuerpo de Lyle mientras regresaba lentamente a su forma humana.

—Si no tengo que hacer eso de nuevo, voy a morir como un hombre feliz
—Lyle jadeó, el dolor llenando su voz.

—Siento que te duele tanto, guapo —Todd canturreó—. ¿Fue por lo menos
mejor que la primera vez?

Lyle dejó escapar un suspiro antes de asentir una vez.

—Sí. Creo que sí. Eso es una buena señal, ¿no?

Todd asintió.
—Por supuesto. Tengo algunos monos que deben caberte en mi camioneta.
¿Puedes ponerte en pie?

Aunque asintió con la cabeza, Lyle todavía tenía que apoyarse en Todd para
levantarse. Se tambaleó, y Todd pasó un brazo alrededor de su cintura. Él se
defendió de la oleada de deseo cuando su mano entró en contacto con el
músculo duro, pero el solo conocimiento de que su compañero estaba desnudo y
con él tenían hinchado el eje de Todd.

—Mmmm —murmuró Lyle, frotando la mejilla sobre la parte superior de la


cabeza de Todd—. ¿Llevas colonia, ángel?

Luchó contra el rubor, dándose cuenta de que su olor había aumentado. Todd
negó con la cabeza.
58
—No me pongo colonia. Los shifters encontramos los aromas artificiales más
insoportables y odiosos.

—Bueno, tu hueles increíble —Lyle gruñó.

Todd sintió una mano apretando su tierno culo, haciendo que su polla se
contrajera en sus pantalones vaqueros.

—Oh, mierda —se quejó—. Deja de molestar. No podemos hacer nada aquí.

Por fin, Lyle parecía señalar dónde estaba.

—¡Joder! ¿Hice todo el camino a la ciudad?

—Sí, lo hiciste —Grady apuntó tendiéndole los monos que habían estado en el
auto de Todd—. Ponte esto. No necesito ser cegado por tu culo flaco —gruñó
afablemente.

Lyle se tapó antes de llegar a la ropa y ponérsela.


—Entonces, ¿qué estabas pensando que te hizo decidirte a tomar una excursión
a la ciudad en forma de animal? —preguntó Grady en voz baja. Cruzó los
brazos sobre el pecho, a la espera expectante.

Después de comprimir la ropa arriba lo suficiente para mantenerse en ella, Lyle


hizo una pausa y miró entre ellos. Frunció el ceño, sus cejas unidas mientras
trataba de formular una respuesta. Por último, suspiró y dijo.

—Yo estaba perdiendo a Todd —Lyle lo atrajo hacia su pecho, y Todd fue de
buena gana, disfrutando de la necesidad de su compañero al tacto—. Supongo
que no me di cuenta de lo tarde que acabaría de trabajar, y conmigo sentado en
la sala de Declan, aburrido en mi mente, tengo que haber dejado que me
afectara, y termine transfiriendo el deseo a mi animal. Cuando Declan
finalmente llegó a casa y trabajamos en la transferencia, Todd era todo lo que
podía pensar. —Terminó con un encogimiento de hombros—. No voy a dejar
que suceda de nuevo. 59
Grady asintió.

—Está bien. No hay problema —dijo, con la mirada barriendo la zona—. ¿Por
qué no vas a casa, Todd?. Voy a llamar a Declan y le hare saber que
interceptamos a Lyle en el borde de la ciudad y que te diriges de vuelta.

Todd asintió y él y Lyle se subieron a la camioneta. Grady agarró la puerta del


pasajero antes de Lyle pudiera cerrarla, y su mirada se movió entre los dos.

—¿Qué hay de mí y Gordon para un cambio mañana después del trabajo?


Gordon probablemente disfrutaría de un baño, y apuesto a que tu lagarto le
gustaría la piscina, también.

Sonriendo ante la idea, Todd asintió enfáticamente.

—Eso sería genial. —Colocó una mano en el muslo de Lyle para llamar su
atención. Va a ser bueno dejar a tu animal sólo para jugar. Eso lo hace mucho
más fácil de manejar cuando estás molesto o cansado, ya que no se siente tan
ansioso por estar atrapado todo el tiempo.
Lyle asintió.

—Está bien. Le preguntaré a Lark si puedo usar el Internet mañana. Me gustaría


revisar mis cuentas y hacer una investigación sobre el comportamiento del
lagarto. Tal vez pueda tener una mejor idea de ello.

—Me parece bien. Nos vemos mañana —dijo Grady.

Lyle asintió, encorvado en su asiento.

—Gracias, hombre. Te lo agradezco.

Después de otro movimiento de cabeza, Grady cerró la puerta y Todd arrancó la


camioneta. Diez minutos más tarde, estaban fuera de la ciudad con sólo árboles
por compañía. 60
—Siento ser tanto problema —susurró Lyle, con la voz cargada de emoción
inesperada.

Las cejas de Todd se levantaron y echó un vistazo a su compañero antes de


volver su mirada a la carretera. Colocó una mano en la nuca de Lyle y amaso los
músculos allí, preocupado por toda la tensión que encontró.

—No se puede esperar que aprendas a controlarte en una noche, Lyle. Date un
tiempo.

El hombre asintió con la cabeza, pero la tensión bajo los dedos de Todd no
cambió. Volviendo su mano en el volante, Todd mordisqueó el labio inferior y
le dijo: —Tuve problemas en cambiar cuando llegué a la pubertad. No tuve el
corazón para decirle a mi padre.

—¿Por qué no? —preguntó Lyle con curiosidad. Giró la cabeza lejos de donde
descansaba contra la ventana, para poder mirar a Todd—. ¿Se habría
molestado?
—No lo creo —Todd respondió lentamente—. Pero él era el beta de la manada,
así que tener un hijo defectuoso le habría avergonzado.

Lyle frunció el ceño.

—Pensé que el cambio era algo natural para todos ustedes.

Todd hizo una mueca, recordando.

—Normalmente lo es, pero mi madre era humana. Ella no era ciertamente la


compañera de mi padre, pero él se había enamorado de ella de igual forma. El
Alfa de la manada era un hombre intolerante que pensaba que los cambiaformas
sólo deben acoplarse con otras cambiaforma, por lo que se negó a dar su
permiso para que mi padre le dijera a mi madre acerca de los cambiformas y
casarse con ella. —Miró a Lyle y descubrió que tenía la completa atención de su
pareja, y los ojos del hombre estaban muy abiertos por la sorpresa—. No todas 61
las manadas de cambiaformas son tan liberales como ésta.

—Supongo que no —dijo Lyle. Se acercó y puso una mano en el muslo de


Todd—. ¿Qué pasó?

Casi podía sentir la preocupación que irradiaba de Lyle, y calentó a Todd al


recordar aquellos primeros años sin su padre allí para guiarlo.

—Mi padre obedeció al Alfa, pero no podía renunciar a la humana que amaba.
Yo fui el resultado de un condón pinchado. Mi madre no se lo dijo. Cuando se
dio cuenta de que no se casaría con ella, se alejó de la ciudad, y de él, y me crio
sola hasta que yo tenía nueve años.

Se quedó mirando el camino en silencio durante unos segundos, y Todd aprecio


que Lyle le dejó pensar. Finalmente, tragó saliva y dijo: —En su camino al
trabajo, tres semanas antes de mi décimo cumpleaños, su coche fue golpeado
por un conductor ebrio. Mientras yacía en su lecho de muerte, ella me habló de
mi padre y puse a los servicios sociales en contacto con él. Él vino, mi madre
falleció, y él me llevó a vivir con su manada.
—Oh mi dios, ángel —Lyle susurró, su mano masajeando la pierna de Todd—.
Eso debió haber sido tan traumático para ti.

Todd asintió mientras giraba el camión en la calzada de Declan. Apenas podía


creer que habían llegado ya.

Algo en el corazón de Todd se derritió cuando Lyle se desabrochó el cinturón


de seguridad, se deslizó más cerca en el asiento, y lo sentó en su regazo, así que
se sentó a horcajadas en las piernas de Lyle y lo enfrentó.

Sonrió.

—Yo no empecé esto para conseguir tu simpatía.

—Lo sé —Lyle sonrió—, pero tenerte a mi lado y no poder tocarte me estaba


volviendo loco. 62
Con gusto por afectar a su compañero tanto, se inclinó hacia delante y dio un
beso a sus labios ligeramente. Estaba a punto de darle un beso de nuevo, cuando
Lyle se apartó y frunció el ceño.

—Pensé que habías dicho que Phillip era tu hermano.

Él se echó hacia atrás, sorprendido por el comentario, luego sonrió con picardía.

—Oh, cierto. Me distraje —Lyle se encogió de hombros, pero esperó a que


continuara. Después de darle otro beso, él dijo— Phillip es mi medio hermano.
Él es tres años menor que yo. Después de que mi madre se fue del pueblo, mi
padre encontró a su verdadera pareja. Tuvieron un hijo. Phillip.

—¿Cómo te lo tomaste llegar a tener un hermano?

Inclinado en Lyle, pensó de nuevo durante esos primeros años.

—Fue un ajuste para todo el mundo. Mi madrastra fue muy comprensiva, pero
ella no era mi mamá, ¿sabes? —Él suspiró y se acurrucó más cerca—. Yo
estaba empezando a sentirme como parte de su familia, cuando la pubertad
golpeó, y me explicaron acerca de los cambiaformas. Me asustaron como el
infierno —susurró—. Luché con todas mis fuerzas, lo que empeoró las cosas.

Tembló al recordar el dolor, la confusión que sentía al pasar por la pubertad y


trató de contener a su lobo.

—Con el tiempo fue Phillip quien descubrió que estaba siendo molestado por
los niños más pequeños que ya habían cambiado. Mi padre siempre decía que
no había cambiado todavía, porque mi madre era un ser humano, por lo que no
estaba preocupado de que yo fuera lo que él llamaba una flor tardía. Phillip saco
la verdad fuera de mi —Todd hizo una mueca—. Mi lobo había tratado de salir
una serie de veces, pero yo lo había suprimido, dolorosamente, desde hacía casi
un año.

Sonriendo con cariño, Todd recordó esos años. Su hermano había sido tan 63
sorprendentemente comprensivo.

—Phillip siempre fue grande para su edad, y había cambiado antes de tiempo.
Él se nombró a sí mismo mi guardaespaldas y me enseñó a cambiar, cómo
controlar mi lobo. Una vez que yo pude hacer eso, no dejé de cambiar nunca
más. —Se sentó y sonrió—. Como puedes ver, él todavía siente la necesidad de
protegerme.

Lyle acarició su cuello durante unos segundos antes de susurrar:

—Bueno, ahora es mi trabajo. Él sólo tiene que acostumbrarse a ello.

Todd rio, disfrutando de las sensaciones, tirando de su nuca a sus brazos.

—Si.

—Eres mío, ¿no es cierto, ángel? —Lyle gruñó posesivamente.

El sonido fue directo a la polla de Todd.


—Oh, sí —dijo entre dientes, rectificando su polla en Lyle.

64
Capítulo Siete
—Gracias por decirme acerca de ti, dulce ángel —Lyle cantó al oído de Todd.
Todavía no podía creer todo lo que este dulce, aparentemente inocente, hombre
había pasado. Y aún así su corazón era tan grande que Lyle se sintió caer un
poco más por él.

Todd metió la cara en el hueco del cuello de Lyle y gimió.

—Tú encontrarás tu propio equilibrio pronto, guapo. El equilibrio entre el darte


a ti mismo a tu animal y al mismo tiempo ser capaz de controlarlo.
65
Lyle sonrió, besando la sien de Todd. Amaba la fe que su hombre tenía en él.
Haría cualquier cosa para estar a la altura de esas expectativas.

—Contigo a mi lado, sé que puedo.

Todd levantó la cabeza, sus ojos brillando con el calor y la aceptación. Lyle
selló su boca sobre la de Todd, mordisqueando sus labios antes de deslizar la
lengua dentro de su boca cartografíándola. Deslizando sus manos bajo la
camisa de Todd, trazó las protuberancias en la columna vertebral del hombre.
De repente, no pudo acercarse lo suficiente. Necesitaba más. Necesitaba piel.
Sacudiendo la puerta, abriéndola con una mano, Lyle mantuvo a Todd cerca y
los sacó de la camioneta. Todd rió cuando Lyle lo lanzó por encima del hombro,
y él sonrió ante el sonido. Le gustaba escuchar la alegría en la risa de su
compañero.

Hizo caso omiso de las expresiones divertidas en las caras de Lark y Declan
cuando saltó a través del comedor y las escaleras. No se detuvo hasta después de
haber estrellado la puerta de la habitación, cerrandola y echando a Todd en su
cama. Luego se quedó mirándolo, disfrutando de la vista de la hermosa sonrisa
de su ángel mientras yacía tendido a través del edredón mirándolo.
—¿Vas a quedarte ahí todo el día? —Todd bromeó, deslizando una mano por su
pecho hasta la curva de su pene a través de la mezclilla.

Un gemido ahogado escapó de Lyle, y sus ojos se estrecharon. Dejó caer los
tirantes de su prestado mono, dejando que cayeran a sus pies. Al salir de ellos,
Lyle se agachó y se acarició la pulsante polla lentamente.

—Tú eres el que sostiene las cosas, mi ángel.

Todd le sonrió cuando se quitó los zapatos, saliendo de sus pantalones,


calcetines, y luego se sacó la camiseta por la cabeza. Su sonrisa todavía
firmemente en su lugar, apoyó una mano en su pecho y se pellizco sus pezones.
Con la otra mano, Todd se agachó y agarró su polla, tirando de él con firmeza y
arqueándose por su propio toque.
66
Gruñendo, Lyle saltó sobre la cama. Agarró las muñecas de Todd, tirando sus
manos lejos de su cuerpo.

—Eres un ángel muy travieso —declaró.

Todd arqueó su cuerpo, frotando su polla goteante.

—¿Qué vas a hacer al respecto?

Las cejas de Lyle se levantaron por un segundo, luego una salvaje sonrisa curvó
sus labios cuando recordó el anterior goce de Todd a un leve mordisco de dolor.

—Los traviesos compañeros merecen castigo.

—Antes de que Todd pudiera reaccionar, Lyle le agarró los brazos y lo volcó
sobre su estómago. Lyle agarró las caderas de Todd y las levantó antes de llevar
la palma de una mano con fuerza sobre su culo.

Todd aulló, pero Lyle lo reconoció como un signo de disfrute. No lo dejó


moverse cuando tiró varios azotes más rápidos en la parte posterior del hombre
más pequeño. Para el tercer azote, Todd se mecía de nuevo por los golpes,
levantando su trasero como buscando cada uno. A pesar de que el culo rosa de
su compañero era una hermosa vista, y su polla se sacudía demostrando lo
mucho que quería que llegara a oscurecerse a un color rojo cereza, Lyle recordó
que este iba a ser un castigo, por lo que se detuvo abruptamente, escuchando
durante unos segundos gemir a Todd en protesta.

Lyle lanzó su cadera y se agachó para agarrar la polla de Todd, encontrándola


hinchada y goteando. La acarició suavemente, sabiendo que no era suficiente
estimulación. La propia polla de Lyle palpitaba. Él se envolvió más en Todd,
sintiendo el calor de la piel roja del culo de Todd penetrar en su polla mientras
se frotaba a lo largo de su pliegue.

—Voy a golpear en ti, ángel, y no vas a venirte hasta que yo te diga.


¿Entiendes? —respiró las palabras contra la sensible piel del cuello de Todd,
sintiendo el temblor pasar por el hombre que sostenía. 67
—Sí, compañero. Tómame ahora —declaró Todd.

Por mucho que quería, prevaleció el sentido común. Todd gimió cuando Lyle se
apartó para tomar el lubricante de la mesita de noche. Sonriendo, levantó a
Todd y lo coloca cerca de la cabecera de la cama.

—Agárrete de las barras —le ordenó.

Todd lo hizo rápidamente, envolviendo cada mano alrededor de un husillo antes


de ampliar sus piernas y pegar su culo en invitación. Lyle vertió el líquido
frío sobre su polla, silbando al chocar contra su piel sensible. Luego se sirvió
una generosa cantidad para la grieta de Todd. El hombre más pequeño se
sacudió ante la sensación repentina del líquido frío sobre la piel caliente. Lyle
extendió rápidamente el lubricante goteando alrededor del agujero de Todd
antes de deslizar dos dedos en el canal de su pareja.

Pasó la mano libre sobre las mejillas enrojecidas de Todd, amando el contraste
de la piel, rápidamente extendió a su compañero. No pasó mucho tiempo para
que Todd estuviera meciéndose en sus dedos, gimiendo suavemente, pidiendo
más con sus acciones y sonidos. Cuando Lyle sacó sus dedos lejos, el culo de
Todd se empujó hacia atrás, en busca de la estimulación. Lyle trasladó la cabeza
de su pene a la apertura de Todd, pero atrapó las caderas de su pareja antes de
que pudiera atravesarse a sí mismo en él.

Gruñendo, Todd miró por encima del hombro a Lyle. Lyle sonrió y sostuvo la
mirada de Todd mientras se estrelló contra Todd, llenándolo de un solo golpe.
Una vibración gutural ascendió por el pecho de Lyle, como calor envolviendo
su polla, apretando y ondeando alrededor de su longitud. Envolvió sus brazos
alrededor del pecho de Todd, sintiendo al hombre más pequeño inclinarse hacia
él, como si estuviera tratando de fusionar sus cuerpos.

Lyle se quedó inmóvil durante unos segundos, disfrutando de las sensaciones de


sus cuerpos.

Los gemidos y la lucha para mover sus caderas de Todd llamaron la atención de 68
Lyle y su agarre se apretó.

—Detente —le ordenó.

Todd se quedó quieto, a pesar de que no parecía capaz de acallar sus gemidos.
Él acarició la nuca de Todd, lamiendo y mordiendo. Cuando pudo quedarse
quieto ya, enterró el rostro en la nuca de Todd, sacó su polla y se estrelló de
regreso a casa. Después de eso, Lyle no podía controlar sus caderas, y clavó en
Todd, una y otra vez, disfrutando de la ondulación y contracción de los
músculos internos de Todd mientras se mecía de nuevo en cada embestida.

Cuando el cosquilleo comenzó en la base de su columna vertebral y sus pelotas


tiraron firmemente contra su cuerpo, podía sentir sus dientes desplazándose,
afilados. Él reconoció el deseo de su animal para morder, para reclamar al
hombre que follaba. Apretando la mandíbula, se negó a ceder a la tentación. En
cambio, se agachó y agarró la polla de Todd, pajeándolo con el mismo ritmo de
sus caderas.

—Ahora, ángel —gruñó.


Todd aulló cuando su pene explotó, disipando corridas de esperma a través de la
almohada, cabecera, y la mano de Lyle. El apriete causado por el cuerpo
sacudiéndose de Todd lanzó a Lyle sobre el borde. La polla de Lyle arrojó su
semilla, enterrándose profundamente en el culo de Todd. Lyle se estremeció y
tembló, viajando alto en su liberación.

Cuando por fin fue capaz de encadenar un pensamiento coherente, Lyle sacó
cuidadosamente su polla blanda libre del cuerpo de Todd. Desenvolvió los
dedos de Todd de los postes, lo atrajo hacia él, y se dejó caer, ambos en la cama,
haciendo voto de limpiarlos en tan sólo unos minutos.

Pero en primer lugar, quería mantener a este hombre que se había infiltrado tan
rápidamente a su manera en su corazón.

La noche no pudo llegar lo suficientemente rápido para Lyle. Odiaba estar 69


encerrado con muy poco para ocuparse. Había pasado varias horas de la mañana
en el ordenador visitando sitios para aprender más sobre el lagarto del Nilo.

Eran criaturas interesantes, potentes y rápidas. Podrían ser mortales cuando


atacaban con su cola en forma de látigo o si se las arreglaban para conseguir sus
fuertes mandíbulas enclavadas alrededor de algo. Un animal carnívoro, comía
una amplia variedad de platos de carroña, huevos, pescado o incluso ardillas, a
menudo tragando su comida entera.

Lyle se estremeció ante eso, preguntándose si los cambiadores comían en su


forma animal a menudo.

Se acomodó en la cama y pasó las palmas de las manos sobre su cara, y luego
extendió los dedos alrededor de los tendones de su cuello y suavemente
masajeo. Había hecho muy poco, además de dormir y descansar en los últimos
días, pero aun así sentía el cansancio lo arrastraba abajo. Sabía que si quería
mantenerse al día con los otros hombres esta noche iba a necesitar su fuerza.
Dejó que el sueño lo tomara.

El sonido de unos pasos subiendo las escaleras sacó Lyle de su siesta. Él levantó
la cabeza cuando oyó un suave golpe en la puerta.

—Adelante —dijo.

Lark apareció con una sonrisa en su rostro pálido, de huesos finos.

—Hola —Puso la bandeja que llevaba en la mesita de noche, dando tiempo a


Lyle de arrastrarse hasta apoyarse en la cabecera. Lark se volvió y le entregó un
vaso de agua y un par grande de Ibuprofeno—. Aquí. Estos son de ochocientos
—dijo con un guiño—. Te lo estoy dando ahora con un aperitivo, porque si
practicas el cambio con los chicos más tarde puede necesitarlos.

Una sonrisa curvó la comisura de la boca de Lyle y tragó las píldoras que le
ofrecía.

—Buena idea —dijo después de tragar—. Gracias. 70


—De nada. —La sonrisa de Lark se suavizó—. No me gusta ver a nadie
dolorido. Por eso me hice médico. —A continuación colocó una bandeja con un
plato de huevos revueltos y pan tostado—. Come, luego ven abajo. Tu puedes
ayudar a preparar tu día de campo.

—¿Picnic? Pensé que sólo íbamos por una caminata —dijo, antes de tomar un
gran bocado de huevos y gimiendo con aprecio—. Maldita sea. ¿Por qué la
comida sabe mucho mejor ahora?

Lark se encogió de hombros.

—Sentidos aumentados, probablemente —contestó—. Y yo recibí una llamada


de Gordon con el cambio de planes. Quería asegurarse de que estarías listo en
treinta minutos, y cuando se enteró de que teníamos la ensalada de papas de
sobra, me preguntó si podía llevarla. —Lark se rió, al salir de la habitación—.
Parece que al gran hombre le gusta la cocina de tu pareja.

Un destello de celos se disparó a través de Lyle y un gruñido laminados a través


de su pecho. Mordiendo el sonido, tomó una respiración profunda y la calma
forzada paso a través de él. Levantó la mirada hacia Lark e hizo una mueca.

—Lo siento.

—Reclámalo. Te sentirás mejor.

Antes de que pudiera formular una respuesta al comentario de despedida de


Lark, el hombre desapareció por la puerta.

—Joder —gruñó. Tomando un bocado de pan tostado él negó con la cabeza.


Ellos se acababan de conocer, así que ¿cómo podrían todos esperar que se
unieran entre sí ? Al menos Todd entendió su deseo de esperar—. Además, no
había manera en el infierno de que vaya a poner en peligro la vida de Todd por
habernos unido hasta que me las haya arreglado para conseguir juntar mi
mierda!
71
A él ya le gustaba el hombre demasiado para hacer eso.

Una vez que acabó de comer, Lyle se deslizó de la cama y se puso unos
vaqueros y una sudadera, lo necesitaba para combatir el frío que siempre
parecía tener cuando Todd no estaba cerca. Hizo una pausa mientras tiro de un
par de desgastadas Adidas, dándose cuenta de que podría ser debido a que su
animal era un reptil. Tendría que acordarse de preguntar a alguien acerca de eso
en algún momento. Sonrió a las zapatillas de deporte, agradecido de que Grady
hubiera pensado en cogerlas. Eran cómodas, y le recordaban a su vida antes
de... bueno, justo antes.

Un suspiro escapó de sus labios. Las cosas nunca serán lo mismo otra vez. Pero,
¿realmente quería que lo fueran? Puede que nunca hubiera conocido a Todd...

Empujando sus confusos pensamientos a un lado, Lyle se unió a Lark en la


cocina. Entre los dos, sólo tomó unos minutos para hacer casi una docena de
sándwiches de pavo y poner el paquete de la ensalada de patatas en un
recipiente. Aprovechó la oportunidad para lamer la cuchara y tarareó su
aprobación.
—Sí, puedo ver por qué Gordon le gusta esto tanto.

—Bueno, seguro. Para el elefante, esto es probablemente mejor que la carne.

—Será mejor que no dejes que Grady escuche que lo llamas así —Lyle espetó,
elevando sus cejas por el shock ante las palabras de Lark—. Sólo porque tiene
un poco de sobrepeso no significa…

—¡Oh, no! —Lark lo interrumpió—. Gordon realmente es un elefante. —En su


mirada vio que no comprendía, Lark se echó a reír—. Él es un cambiaformas
elefante asiático.

Lyle se detuvo, su mano cirniéndose sobre la canasta, sin soltar la botella de


mayonesa apretada. Le tomó un segundo para coger lo que Lark había dicho.
Sus cejas se alzaron.
72
—¿En serio? Supongo que no había oído hablar de eso —se burló—. Lo siento
por atacarte, hombre.

Lark rió.

—Tú estabas defendiendo a un amigo. Creo que es genial.

El portazo de la puerta interrumpió su conversación, y al cerrar las solapas en la


cesta de picnic, él siguió la mirada de Lark y miró hacia el pasillo. Declan
apareció alrededor de la esquina, y sólo tenía ojos para su compañero. El gran
macho Alfa abrió sus brazos y Lark chilló mientras se lanzaba a Declan. Los
dos hombres se reunieron en un acalorado beso cuando el pequeño rubio se
aferró con brazos y piernas alrededor de Declan como un pulpo y lo agarró con
fuerza, confiando en el alfa para sostenerlo.

Otra imagen súper puesta de sí sobre los ojos de Lyle, y se imaginó a sí mismo
sosteniendo a Todd así, no importaba que sólo tuviera un par de pulgadas más
que el hombre. Podía oír el grito de alegría de Todd por su regreso y casi podía
sentir el cuerpo del hombre más pequeño en sus brazos. Respiró hondo y sonrió.
Sí, lo tengo malditamente mal ya!
—Hola, Lyle. ¿Cómo te sientes?

La profunda voz de Declan atrajo la atención de Lyle de vuelta al presente.

—Estoy bien. Tengo muchas ganas de salir de la casa por un rato.

—Ciertamente puedo entender eso— contestó Declan, dándole una palmada en


el hombro con buen humor. Abrió la boca para decir algo más, pero se detuvo
cuando un fuerte golpe llamó a la puerta antes de que oyeran abrirse y cerrarse.
Varios pares de pisadas sonaron en el pasillo. Segundos más tarde, tres hombres
grandes pasearon en la habitación. Declan se dio la vuelta y les dio la
bienvenida.

Uno de ellos se dirigió hacia Lyle y se vio estrechado en un rápido abrazo por
un armado hombre. 73
—Es bueno verte alrededor, Lyle. Todos estábamos preocupados.

Lyle sonrió a Cliff MacDougal.

—No te preocupes. Vuelvo al poker para tomar tu dinero en poco tiempo


—prometió.

—Eso es bueno escuchar, hombre —Cliff respondió con una sonrisa—. Pero
soy yo quien va a limpiarte.

—Tú lo puedes intentar —bromeó Lyle—. Lo puedes intentar.

Se volvió al oír las palabras susurradas entre Declan y otro hombre de cabello
oscuro. Al ver que había captado su mirada, el Alfa se detuvo y presentó a los
otros dos hombres.

—Estos son Shane Alvaro, mi beta, y éste es Nick Greely. Nick y Cliff son
rastreadores de la manada.
Lyle le tendió la mano, moviéndose por cada uno a su vez.

—Mucho gusto —respondió de forma automática.

El agarre de Shane se apretó ligeramente, no liberando su mano, y la mirada de


Lyle se entrecerró mientras buscaba en los ojos marrones del otro hombre.

—¿Qué? —gruñó.

Un ruido sordo de la garganta de Shane levantó la ira de Lyle superiormente, y


él podía sentir su silbido de ira de su bestia.

—El hecho de que no estés en la manada oficialmente no quiere decir que me


puedas faltar el respeto —gruñó Shane.

Pasaron varios segundos para que Lyle hiciera retroceder la ira y se diera cuenta 74
de lo que quería decir el otro hombre. ¡Mierda! Declan le presentó como su
beta. Sujetando parte de la irritación de su lagarto Monitor, Lyle forzó su
mirada hacia abajo, dejando caer el contacto visual, y le susurró bruscamente.

—Mis disculpas, beta. Quise decir sin ofender.

—Aceptado —Shane respondió bruscamente.

Declan se aclaró la garganta, llamando la atención de todos, pero miró a Lark


cuando hablaba.

—Vamos a la oficina para la conferencia con Carson. ¿Vais a llevarnos unos


bocadillos, por favor, bebe?

A pesar de que se planteó como una pregunta, todos sabían que no lo era, pero a
Lark no pareció importarle el pedido.

—Claro que sí, perno prisionero —dijo Lark, picoteando los labios de Declan
antes de bailar, sí, en realidad bailaba alrededor de la cocina y empezar a sacar
más pan y pavo. Los cuatro lobos salieron de la habitación.
—Hey —Lyle murmuró, yendo al mostrador y ayudando a hacer más
sándwiches—. ¿Dónde está Carson? Yo pensaba que era parte de los guardias
forestales.

Lark le dedicó una sonrisa.

—También es un lobo. Grady encontró información de que podría haber habido


otra secta de científicos que hacían experimentos hace años en Georgia. Carson
está allí tratando de averiguar más.

—¿Él es un lobo, también? —Se detuvo donde estaba untando la mayonesa


sobre una rebanada de pan—. ¿Cómo diablos no se me ocurrió eso? "

Riendo suavemente, Lark asintió.


75
—Sí. Están por todo el lugar, ¿eh?

—Lo están —susurró Lyle. Él sólo había visto al gran nativo americano un par
de veces, pero Grady nunca había mencionado que era un cambiaforma,
también. Tal vez tuvo que ver con la naturaleza solitaria del otro hombre. Grady
probablemente no sentía que tenía el derecho de compartir esa información.

Oyó el portazo de la puerta de nuevo, pero esta vez fue el maravilloso aroma
que se apoderó de su mente, por lo que la mano paró sobre la rebanada de pan
que sostenía. Dejó caer el cuchillo y el pan en un plato y se volvió justo cuando
Todd entró en la cocina. Un sonido más parecido a un silbido que un gruñido
escapó de su garganta mientras caminaba hacia su compañero y lo tomó en sus
brazos. Bajó la cabeza y reclamó los labios de Todd en un beso profundo y
escalofriante. Lyle saboreó el gusto del pequeño lobo cuando él respondió con
entusiasmo, y su lengua se enredó.

Silbidos y risas, finalmente rompieron la bruma lujuriosa de Lyle. Levantó la


cabeza y se dio cuenta de que Todd ahora descansaba sobre el mostrador y
estaba entre las piernas del hombre, sus cuerpos pegados juntos con los brazos
envueltos alrededor del lobo. Apoyó la cabeza contra Todd, luchando por
recuperar el aliento. Sonrió.

—Bienvenido a casa, mi ángel.

—Gracias —susurró Todd, una sonrisa dividía sus labios hinchados por los
besos.

Después de estar seguro de que su erección y la de Todd no eran completamente


evidentes en sus pantalones vaqueros, ayudó a Todd salir del mostrador.

—¿Qué puedo decir ? Estaba muy feliz de verlo."

Lark rió y cogió el plato.

—Sí. Muy, muy feliz. Todos ustedes salgan de aquí y disfruten de su día de
campo —añadió con otra carcajada antes de dirigirse por el pasillo con la 76
bandeja y un pack de doce cervezas.

—Tengo que cambiarme muy rápido antes de que nos vayamos —dijo Todd.

—Claro. Nos encontraremos en el porche —Lyle respondió, dándole un beso


más antes de dejarlo ir. Todd salió de la habitación y subió corriendo las
escaleras. Lyle sonrió tras él, viéndolo irse.

Una mano en su espalda llamó su atención, y se dio la vuelta para ver un Grady
sonriendo.

—Fue todo un espectáculo —bromeó.

Lyle se giró y agarró la cesta.

— Vamos.
Oyó la risa detrás de él y no podía dejar la sonreír. Sí, él les había dado un
infierno de un espectáculo y no sentía ningún remordimiento al respecto.

Oyó los pasos de los otros dos hombres y se detuvo para mirarlos. Grady tenía
un brazo alrededor de Gordon, y su cabeza se inclinó para susurrarle algo al
oído del otro hombre antes de que él lo acariciara. Para su sorpresa, Gordon
sacudió la cabeza y frunció el ceño al cambiaformas tigre.

—Dile —Gordon ordenó.

Vio la ligera tensión llenar los hombros de Grady y él asintió con la cabeza.
Pasando a Lyle, Grady le dijo:

—Bobby Truman fue a la oficina hoy.

El nombre tuvo elevando sus cejas.

—Oh, debí haber pensado en contactarme con él. ¿Está bien?

—Parecía estar bien —dijo Grady lentamente. Abrió la boca, claramente 77


dudando. Lyle levantó una ceja, lo que provocó que Grady que admitiera— ésta
no es la primera vez que pasó.

Lyle gimió.

—¡Joder! Esto complica las cosas —se quejó, pasándose una mano por la cara.
Él no sabía qué demonios le diría a su ex -novio... bueno, pronto a ser ex -novio,
ya que en realidad nunca habían roto. Lyle realmente pensaba que Bobby se
habría mudado cuando desapareció. El hombre más joven era un muchacho
fiestero.

—Hey, ¿está todo bien?

La voz de Todd hizo que Lyle girara para encarar las puertas. El hombre más
bajo ahora llevaba un aspecto cómodo, jeans azules y un polo verde. Extendió
sus brazos, de repente teniendo que sostener a su compañero. Para su eterna
gratitud, Todd no dudó en venir a él. Lo envolvió, agachó la cabeza y metió la
nariz en el cuello de Todd. Inhalando profundamente, aspirando en el aroma
relajante de Todd.
Las manos de Todd frotaban su espalda y él ronroneó.

—Oye, guapo. ¿Qué pasa?

—Estoy engañando a mi novio jodiendo contigo —Lyle se estremeció, incapaz


de creer que esas palabras en realidad salieron de su boca. Cuando Todd se puso
tenso, obligó a su cabeza para que pudiera ver el rostro del hombre más bajo—.
Lo siento mucho.

Para su sorpresa, Todd ahuecó su mejilla.

—No. Es mi culpa. Sabía que tenías un novio antes, fuiste tomado, y ni siquiera
se me ocurrió decir nada. Yo… —bajó la barbilla y rompió el contacto visual—.
Lo siento.

Lyle negó con la cabeza. 78


—Incluso si sabías que estaba saliendo con alguien, mi encuentro contigo fue
bastante fuerte. No había manera de que supieras que no había roto con Bobby
antes de ser secuestrado. —Torció un dedo bajo la barbilla de Todd y le levantó
la cara para poder mirar a los ojos de su ángel—. Voy a arreglar eso. No quiero
a nadie más que a ti. —No permitió que Todd rompiera su mirada hasta que el
hombre asintió.

—Bueno, entonces —dijo Grady llamando su atención—. No hay tiempo como


el presente. —Sacó su móvil y marcó un número—. ¿Bobby Truman? Sí, es el
detective Stryker. Necesito que te encuentres en esta dirección en veinte
minutos. —Después de recitar una dirección Lyle no reconoció, hizo una pausa
antes de decir— Sí, bien. Nos vemos en veinte. —Colgando el teléfono, miró a
su alrededor al grupo—. Bueno, parece que nuestro día de campo se ha
retrasado por una hora. Tomaremos el sedán de Gordon.

—¿A dónde diablos vamos? —preguntó Lyle, sorprendido por el repentino giro
de los acontecimientos.

—Mi oficina —respondió Gordon, acaparando la cesta de picnic de donde Lyle


la puso sobre una mesa—. Voy a guardar esto para cuando volvamos.

Una sensación surrealista se apoderó de Lyle mientras permitía que un tenso


Todd le condujera hasta el coche y le ayudara a ir en su interior. Un suave beso
en la mejilla comenzó saltar su cerebro. Lyle se volvió y sonrió a Todd. Sí,
definitivamente iba a arreglar esto.

79
Capítulo Ocho
Todd mantuvo la mano envuelta en Lyle, rezando para que las palabras de su
compañero fueran ciertas. Eso de que Lyle quería a Todd y no a este humano
iba a verse. Había estado tan feliz al llegar a casa, sintiéndose extático por la
acogida que había recibido de Lyle, y ahora esto.

Se detuvieron en un complejo de pequeñas empresas donde Gordon mantenía


su práctica de psiquiatra, y todos ellos saltaron. Gordon les dejó entrar en el
edificio y se acomodaron en los sillones de la sala de espera.

Para su sorpresa y alivio inmenso, Lyle tiró a Todd en el sofá junto a él y le pasó 80
un brazo alrededor de su cintura, metiendolo cerca. Lyle enterró su nariz en el
hueco del cuello de Todd y acarició su piel. Todd envolvió una mano alrededor
del cuello de Lyle y masajeó suavemente.

—¿Todo está bien? —le preguntó tentativamente.

Lyle levantó la cabeza y sonrió, calor llenando sus ojos.

—Va a estarlo. Creo que tu aroma es relajante.

—Eso es como debe ser —susurró Todd.

Inclinando la cabeza, Lyle le preguntó:

—¿Qué quieres decir ?

—La presencia de nuestro compañero nos relaja cuando estamos molestos


—explicó Gordon, luego sonrió—. O nos lleva a la distracción.

Una sonrisa lasciva iluminó el rostro de Lyle mientras contemplaba a Todd.


—No puedo menos que creer eso.

Antes de que pudiera formular una respuesta, un golpe en la puerta llamó la


atención de todos. No podía dejar que su cuerpo se tensara cuando Grady se
levantó y abrió la puerta. Esta vez fue el turno de Lyle para calmarlo,
levantando su brazo y agarrando su cuello, masajeando suavemente. Todd se
recostó en el sofá, presionando más firmemente en su agarre reconfortante de
Lyle.

Todd tuvo que admitir que el hombre que cruzó la puerta sólo podía ser descrito
como caliente, en una especie a su manera de lindo twinky. De un metro setenta
y tres, tenía pelo negro cortado en un modo artísticamente desordenado, y
vibrantes ojos verdes. Su esbelto cuerpo se movía con la gracia de una bailarina.

El hombre miró a su alrededor. Cuando su mirada se posó en Lyle, con los ojos 81
redondos se precipitó hacia adelante. Se dejó caer de rodillas y tomó la mano de
Lyle. Todd tuvo que reprimir un gruñido cuando Bobby tocó a su compañero.

—Oh, Dios, Lyle, he estado tan preocupado! —Sus ojos grandes, verdes
barrierón por el rostro de Lyle—. Has perdido peso. ¿Qué pasó? ¿Dónde has
estado? —susurró, alcanzando una mano para tocarle la cara.

Todd no pudo detener el gruñido que retumbó a través de él en ese momento. La


visión de este humano tocando a Lyle tan íntimamente envió una oleada de
celos como jamás había sentido antes de apresurarse a pasarlo a través de su
sistema. La mirada sorprendida de Bobby cayó sobre él, y Todd se puso en pie.
Envolvió sus brazos alrededor de su cintura y se dirigió al otro lado de la
habitación antes de que su lobo pudiera hacer algo que ambos se arrepentirían.

—Todd —la voz de sorpresa de Lyle se hizo eco a través de la habitación.

Miró hacia atrás y vio a Lyle de pie delante del sofá. Por un segundo, su mirada
preocupada se centró en él antes de caer al joven sin soltar su mano. Gordon se
levantó y se acercó a Todd. El cambiaforma elefante bajó una mano en su
hombro y apretó suavemente.
—Va a estar bien, Todd. —suavemente lo tranquilizó.

Lyle se tensó al ver el contacto, luego miró a Bobby e hizo una mueca.

—Bobby, fui secuestrado y torturado por un grupo de personas de uno de mis


casos. No te puedo decir más sobre ellos, porque el caso no está cerrado.
—Levantó una mano y acarició el rostro de Bobby—. Esto es difícil para mí
—le susurró—. Sólo habíamos estado saliendo un par de meses. Ni siquiera
habíamos discutido ser exclusivos.

La mandíbula de Bobby cayó, y él se apartó de Lyle.

—Oh. Oh, supongo... Supongo que asumí... —Se dio la vuelta y se dirigió hacia
la puerta, frunciendo el ceño.
82
—Espera —Lyle gritó, lanzándose hacia adelante. Agarró a Bobby, envolvió
sus brazos alrededor de él, y apretó la espalda del hombre contra su pecho. El
movimiento hizo temblar a Todd, pero el olor de su compañero le dijo que no
había nada ni remotamente sexual en el abrazo. En su lugar, estaba destinado a
consolarlo, y sólo sus sentidos agudizados le permitieron oír las siguientes
palabras de Lyle—. A pesar de que nunca hablamos de ello, yo te fui fiel. No
había nadie más mientras estábamos de novios. —Luego suspiró—. No hasta
Todd.

—¿Todd? —susurró Bobby, mirando a la izquierda, donde Todd se quedó


mirando.

—Sí. Estaba en el hospital todos los días. Cada vez que me las arreglé para
despertar, él estaba allí. —Lyle miró por encima del hombro a Todd, y algo
brilló en los ojos de su compañero—. Ha pasado por lo que yo pase. Abuso.
Experimentos. Él me ayudó a afrontarlo. Me ayudó a entender cómo seguir
adelante. —Los ojos de Lyle se llenaron de lágrimas, pero parpadeó—. Me
enamoré de él.

Todd se quedó sin aliento, incapaz de creer lo que había oído.


—¿Me amas?

—Lo hago, Todd. Eres el ángel que me salvó.

Bobby agarró los brazos de Lyle, se desengancho suavemente y salió de su


abrazo. Se volvió hacia ellos y dijo,

—Me alegro de que estés bien, Lyle. —Sonrió y miró entre ellos—. Y para que
conste, estoy feliz de que hayas encontrado el amor, pero creo que deberías
estar sosteniéndolo a él cuando se lo dices.

Las cejas de Lyle se dispararon, y miró alrededor de la habitación.

—¿En serio? ¿Seguro que estás bien?


83
Después de tomar una respiración profunda y dejar escapar el aire lentamente,
la sonrisa de Bobby volvió comprensiva.

—Sí. Seamos realistas, —añadió con un ligero encogimiento de hombros —


nos divertimos mucho juntos, pero me dio la impresión de que estaba a punto de
terminar con la etapa de la escena del bar de tu vida.

Lyle sonrió y asintió con la cabeza.

—Gracias, Bobby.

El moreno delgado hizo un guiño a Todd.

—Cuida bien de él. Es un guardián.

Todd se acercó a Lyle y pasó un brazo alrededor de su cintura, su lobo


asentándose finalmente.

—Lo haré.
—Hay una cosa más, Bobby —dijo Grady, dando un paso adelante—, no debes
extender a tu alrededor que has visto a Lyle. Todavía puede no ser seguro para
él.

Los ojos de Bobby se redondearon.

—¡Por supuesto! No voy a decir nada a nadie hasta que oiga de ti lo contrario.

Grady sonrió.

—Buen hombre.

Observaron en silencio cuando Bobby salió del edificio, se subió a su coche, y


se fue. Después de unos segundos de silencio, Todd inclinó la cabeza hacia atrás
y le sonrió a Lyle.
84
—Te amo, también,

La sonrisa de Lyle iluminó sus ojos marrones más allá de lo que Todd había
visto. Segundos después, la luz se volvió salvaje y su compañero gruñó.

—¡Mío! —Entonces sus labios se estrellaron contra Todd y se encontró siendo


el destinatario de un largo, lento, beso profundo.

Cuando se hizo imperativo para respirar, Todd sacó los labios a distancia. Se
encontró mirando el rostro contrariado de Lyle. Sonrió.

—Sí, yo soy tuyo.

Ellos siguieron mirándose el uno al otro por los dioses sabían cuánto tiempo,
pero Grady los golpeo en la parte posterior.

—Me alegro de que conseguimos que se entendieran. —La mirada de Grady era
seria mientras miraba a Lyle—. Sabía la seriedad con que tomabas la fidelidad
de un chico. Siento haber tardado tanto tiempo para decir algo. Es que...
—Negó con la cabeza—. Quería que tuvieras una oportunidad con Todd.
—Finalmente terminó con un encogimiento de hombros.

Lyle miró Grady por un momento antes de asentir.

—Entiendo. Te doy las gracias, amigo —Lyle agarró a Grady y le dio un abrazo
rápido.

Cuando se desprendieron, el cambiaforma tigre sonrió.

—¿Hay alguien más con hambre? Estoy listo para el picnic.

Todd rió, le dio un apretón a Lyle para asegurar a su lobo que él era suyo, y
luego asintió.

—Yup. Definitivamente tengo hambre.


85
Treinta minutos más tarde todos ellos estaban penosamente atravesando los
bosques, Lyle y Gordon cada uno llevando una cesta. Todd miró los árboles,
inhalando profundamente. Agarró la mano de Lyle y tiró de él hasta detenerse.

—¿Te importa si me voy a correr?

Por la expresión de sorpresa que cruzó el rostro de Lyle y luego se aclaró


rápidamente, Todd sabía que su compañero había estado confunso por un
segundo en cuanto a su significado. Luego Lyle sonrió y se encogió de
hombros.

—Por supuesto. —Miró a Grady—. ¿Cuándo vamos a llegar al claro?

Grady sonrió.

—Caminando como seres humanos, estaremos allí en una hora. —Se volvió
hacia Gordon, su mirada repentinamente esperanzada.

Gordon rió y agitó una mano.


—Adelante, amor.

La expresión del rostro de Grady pareció como si Gordon le hubiera concedido


el mayor tesoro en la vida, o, posiblemente, dada su gato, un plato de crema.
Grady sonrió.

—Voy a correr contigo. Ha sido un par de semanas desde que he tenido la


oportunidad de dejar que mi tigre fuera.

Todd asintió.

—Increíble. —Se dio la vuelta y besó a Lyle. Había querido un beso rápido,
pero en cambio su compañero lo acercó y profundizó el beso durante varios
segundos antes de dejarlo en libertad y descansar su frente contra la suya.

—Mantente a salvo, ángel. 86


—Lo haré —prometió Todd.

—No te preocupes —dijo Grady—. Nos dirigimos hacia la Roca del Laremie y
luego al claro. Vamos a ganarles fácilmente.

Después de que Lyle lo soltó, Todd rápidamente se quitó la ropa, la dobló, y se


la entregó al hombre, de repente con el ceño fruncido. Él le dio una mirada
inquisitiva, y Lyle hizo una mueca.

—Creo que no se me ocurrió que tendrías que desnudarte delante de los demás
—gruñó.

—Oh —murmuró Todd. Alzó la mano y trazó el rostro de Lyle, suavizando las
líneas—. Es algo que tendrás que acostumbrarte, Lyle. Los Shifters no son muy
modestos.

Lyle dejó escapar un suspiro y asintió. Le dio un beso rápido en los labios a
Todd y tomó la ropa.
—Ten una carrera divertida, ángel.

Todd sonrió, dio unos pasos a distancia, y pidió a su lobo. Los cambios
barrieron a través de él, haciendo que sus extremidades explotaran, músculos
contorsionándose y ondulación de la piel. Pelo brotó, y segundos después
sacudió su piel y se instaló en su lugar. Abrió los ojos a los tonos gris a su
alrededor, ladró alegremente y bailó alrededor de su compañero.

Riendo, Lyle enterró sus manos en el pelo de Todd y lo alborotó.

—Vete a jugar, ángel. Te veré en el claro.

Todd ladró una vez y luego se dirigió hacia el bosque. Mirando por encima del
hombro, vio al tigre de Bengala. El gran felino gruñó bajo y luego se dirigió
hacia él. Todd se estremeció, siempre impresionado por la gracia y el poder de
Grady. Cuando golpeó la cabeza grande en el lado de Todd, prácticamente lo 87
derribó. Todd soltó juguetonamente al gato antes de degustar la cola estrecha y
despegar hacia el bosque.

Habían estado corriendo durante treinta minutos cuando el dolor apuñalo en su


cadera. Él ladró con sorpresa, pero antes de que pudiera averiguar lo que había
sucedido, su visión nadó, sus miembros se volvieron pesados, y se desplomó.
Vagamente oyó un rugido, pero no podía mover la cabeza para ver lo que le
había pasado a Grady. Un ser humano se alzaba en la línea de la vista de Todd,
uno que reconoció. El miedo clavó a través de él justo antes de la inconsciencia
cayera.
Capítulo Nueve
Gordon abrió el camino a través del bosque, Lyle seguía de cerca detrás de él.
Fiel a la declaración de Grady, les tomó casi una hora en llegar al claro. Cuando
los árboles se abrieron, Lyle contuvo el aliento. Podía sentir la emoción de su
animal al ver el río y la cascada. Era una sensación extraña. Uno se esperaba que
pudiera aprender a acostumbrarse.

El cambiaforma elefante lo miró y sonrió. Desde la mirada en los ojos de color


gris oscuro de Gordon, Lyle se preguntó por qué la expresión que vio en su
rostro, luego Gordon dijo:
88
—Tuve la misma reacción que acabas de tener la primera vez que Grady me
trajo aquí. Por supuesto, eso era porque estaba tratando de hacerme perder el
control de mi animal, para que lo dejara fuera a jugar —añadió con tristeza.

—¿Cómo funcionó eso para ti ? —Nunca había oído hablar de cambiaformas


que no dejaran a sus animales, pero ¿qué sabía en realidad de eso?

—Luché desde el tronco a la cola —Gordon respondió, resoplando mientras se


dirigía a través del claro. Dejó el cesto y una manta en un asiento y se volvió
hacia él. Lyle creyó ver un destello de mirada atormentada en los rasgos de
Gordon, pero se había ido tan rápido que pudo haberse equivocado.

—Yo no crecí con cambiaformas, así que no entendía que dejar a tu animal
retozar en un ambiente seguro en forma regular hacia que sea más fácil de
controlar —explicó—. Grady me trajo aquí para dar a mi elefante un lugar
seguro para jugar. Ha hecho maravillas para mí.

—Huh —respondió Lyle. Dejó su propia canasta y se cruzó de brazos—. Así


que si dejas a tu animal con regularidad, es más fácil de controlar.
—Así es.

—Bueno, ¿y si te duele dejarlo salir? —preguntó Lyle—. ¿Se supone que debo
pasar por la agonía cada semana sólo por un animal?

Gordon sonrió débilmente.

—El animal es parte de ti, Lyle —dijo—. La única razón por la que duele es
porque luchas contra el cambio. Relaja tu mente y cuerpo. Entrégate al animal y
será más fácil.

—Pero si yo me entrego al animal, ¿cómo puedo controlarlo? —le preguntó con


recelo.

—No controlas el cambio —explicó Gordon—. El animal lo hace. Es por eso


que te duele. Una vez que el cambio se haya completado, a continuación, 89
ejerces el control otra vez. —El hombre más grande de repente sonrió—. No
vuelvas a decir a Grady que he utilizado esta analogía, pero es como entrenar a
un tigre para el circo. Te ganas la confianza de tu animal, y entonces obedecerá
la orden

Lyle frunció el ceño.

—Bueno, ¿cómo hago para ganar su confianza?

—No pelees contra sus instintos —respondió Gordon. Lyle se quedó mirando el
suelo, tratando de envolver su mente alrededor de cómo hacerlo. La mano del
otro cambiaforma se posó en su hombro y apretó suavemente—. Yo no he dicho
que fuera fácil, pero parte de ese instinto involucra a tu compañero.

Dejando escapar un lento suspiro, asintió con la cabeza.

—Entiendo lo que dices.

Después de un momento de silencio, Gordon le preguntó:


—¿Puedo preguntar por qué estás esperando ? Todd y tú parecéis encajar tan
bien.

Por la expresión de Gordon, Lyle sabía que el psiquiatra quería decir algo más,
hacer más preguntas, analizar sus respuestas. Pero Lyle se sintió agradecido al
hombre que se mordiera la lengua. Él sonrió y dijo:

—Parte de ello es el problema del control. No quiero causar daño a Todd debido
a mi falta de control.

—Ah, bueno.

—Hey, doc —Lyle interrumpió, mirando a su alrededor en el claro—. ¿No


deberían estar aquí ahora?

—Si... —dijo Gordon, dibujando la palabra—. Deberían haber llegado aquí 90


antes que nosotros.

—¿Sabes dónde está la roca de la que Grady estaba hablando? —Lyle supuso
que en algún momento estaría muy familiarizado con el bosque, pero ahora
estaría perdido sin Gordon.

Observó Gordon mirar a la tierra pensativo por un momento antes de asentir.

—Creo que sí. Quieres continuar de esa manera?

Lyle no podía explicar su repentino malestar, pero algo le decía que encontrara
a su compañera. Sus ojos se abrieron por la realidad.

—Mierda. Mi animal realmente quiere ir a buscar a Todd.

—Bueno, te dije que confiaras en tus instintos —dijo Gordon—. Vamos.

Sabía que Gordon trataba de sonar alegre, pero el gran cambiaforma no acababa
de conseguirlo. Evidentemente, Lyle no era la única persona cuyo animal estaba
nervioso.
Dejaron el claro, los pinos se cerraron alrededor de ellos de nuevo. En lugar de
ser hermoso y majestuoso, el bosque parecía ahora siniestro y frío cuando el
miedo heló su camino en el corazón de Lyle. Gordon marcó un ritmo rápido,
escalando sobre troncos y empujones entre la maleza, empujándolos a moverse
más rápido de lo que un humano promedio podría ir.

Gordon se detuvo de repente y Lyle casi tropezó con él. Abrió la boca para
interrogarlo, pero Gordon levantó una mano y él cerró su boca. Cuando Gordon
inhaló fuertemente, Lyle siguió su ejemplo e hizo lo mismo.

Un aroma de hierba de limón débil golpeó su nariz y gruñó en voz baja.

—Sé que olor es.

—Yo también —susurró Gordon—. ¿De dónde viene? 91


—¿Me estás preguntando?

Gordon frunció el ceño.

—¡Los elefantes no son conocidos por sus habilidades de rastreo! —dijo entre
dientes—. Tú eres un depredador. Confía en los instintos de tu animal.

Miró al dosel de ramas por encima de ellos durante varios segundos, antes de
permitir que sus ojos se cerraran. Lyle inhaló de nuevo, lentamente esta vez,
tomando tanto olor como pudo. Tuvo la repentina urgencia de sacar la lengua.
Siguiendo el consejo de Gordon, abrió la boca y confió en su animal.

La lengua de Lyle se movió, casi por sí sola. Gordon se quedó sin aliento a su
lado, pero él lo ignoró y se volvió lentamente en un círculo, chasqueando la
lengua una y otra vez. Sus ojos se abrieron de golpe.

—Por aquí.

—Santa mierda —murmuró Gordon, siguiéndolo de cerca—. Pensé que los


cambios parciales sólo ocurrían durante el apareamiento.

—¿Qué quieres decir? —preguntó distraídamente Lyle. ¿Por qué demonios el


hombre quería hablar sobre el cambio ahora? ¡Tenían compañeros que
encontrar!

—Debido a que tu lengua se bifurcó. Fue jodidamente extraño.

La explicación que murmuró Gordon congeló a Lyle en seco. Miró por encima
del hombro al hombre y vio su rostro pálido y conmocionado.

—No me digas. Ni siquiera me dolió —comentó con asombro. Entonces se


acordó de por qué había estado olfateando en primer lugar—. Me preocuparé de
eso más tarde. Vamos.

A Lyle le llevó sólo cinco minutos de caminatas darse cuenta de que ahora 92
podía oler también el embriagador aroma a tierra de Todd. Se arrastraron hacia
adelante, moviéndose tan rápidamente como fue posible y sin hacer ruido. El
bosque todavía a su alrededor, les decía que ellos no eran los únicos que habían
pasado por allí en los últimos minutos.

—No —susurró Gordon, agarrando el brazo de Lyle y deteniendo su progreso.

Miró a través de los árboles. Lo que vio hizo que su sangre se helara. Tres
hombres estaban ocupados rodando al tigre inconsciente de Grady a una gran
cama. El lobo de Todd ya estaba fijado a una segunda cama, mucho más
pequeña.

—Date prisa, Terry —ordenó un hombre—. Tenemos que salir de aquí antes de
que ninguno de sus amigos se den cuenta de que se han ido.

Lyle podía sentir a su monitor empujar en su mente, tratando desesperadamente


de emerger. Una mirada en la dirección de Gordon mostró a Lyle que el elefante
no se encontraba mucho mejor.

—¿Qué demonios vamos a hacer? —Lyle gruñó, la ira pulsando a través de sus
venas.

—No estoy seguro —respondió Gordon—. Su líder, Lemongrass, no es sólo un


humano más. Lo que le han hecho a él le ha dado la fuerza de los cambiaformas
y las habilidades curativas. No hay manera de saber acerca de los otros dos.
Además, tienen esas jodidas pistolas tranquilizantes.

Un siseo bajo trató de retumbar a través de él, pero él lo cerró, dispuestos a


ocultar su presencia.

—¿Puede tu elefante conseguir pasar a través de estos árboles?

Le tomó un momento para que Gordon respondiera, pero finalmente respondió.

—Sí. Voy a tener que rodear hacia el norte antes de cambiar sin embargo.
93
—¿Cuántos tranquilizantes puedes tomar con seguridad?

Eso llamó la atención de Gordon, y se volvió para mirar al otro cambiaforma.

—No más de tres. Y eso si no me disparan con un arma real, si me puedo quedar
en forma de animal, y si me pueden llegar hasta Travis y Lark para la
desintoxicación.

Lyle apretó la mandíbula.

—Esos son un montón de síes.

—Sí —susurró Gordon.

Podía decir por el tono del hombre que no le gustaba tampoco. Se volvió a
Gordon, y llamó su atención.

—Siempre podemos seguirlos y ver dónde se los llevan.

Gordon levantó el labio en una mueca de desprecio.


—No. Nunca sería capaz de vivir conmigo mismo si me sentara y dejara que
Grady fuera capturado. ¿Cuál es tu plan?

—Buen hombre —replicó Lyle—. Yo siento lo mismo por Todd. Dejó que su
plan encajara en su mente mientras tomaba las ramas de los árboles de arriba—.
Después de que pase por el cambio, ve hacia el norte, y me das una distracción.
Yo me encargo del resto.

Eso tuvo la gran mano de Gordon agarrando su brazo y llamando la atención de


Lyle con su cara de preocupación.

—¿Está seguro?

¡Infiernos, no!
94
—Sí. Puedo hacerlo.

Gordon tomó aire mientras lo miraba.


—Está bien.

Caminaron unos cien metros antes de que Lyle se desnudara y se arrodillara. Se


acordó de las instrucción de Declan para despejar su mente y sentir su animal.
Las palabras de Gordon cortaron su concentración.

Piensas demasiado. Sólo relájate. Deja que tu lagarto venga a ti. Él hará el
resto

Tan pronto como se relajó con la próxima exhalación lenta, sintió que su
Monitor se estiraba en su mente. La presencia del monitor se expandió,
haciándose con el control. Se esforzó por no tratar de frenarlo o controlarlo, en
vez de eso lo dejo que tuviera vía libre, y que se apoderara de su cuerpo.

En lugar de dolor, el calor lo cubrió como si estuviera entrando en una


habitación llena de vapor. Sintió que sus músculos tiraban, los huesos
cambiaban, y su cráneo se contorneo, pero no hubo dolor, sólo un zumbido
extraño, como si hubiera tomado un par de cervezas. Su cuerpo se estremeció y
abrió los ojos. Los colores vibrantes que se asociaban con estar en su forma
animal explotaron a través de su visión. Los aromas y los sonidos le
bombardearon. Parpadeó, tratando de dar sentido a todo. Pino y tierra y la salvia
mezclada con una pizca de agua, y por debajo de eso recogió el olor de su
compañero, pero tenía un matiz agrio que reconoció al instante. Miedo!

Un siseo bajo se le escapó, y comenzó a moverse, con la intención de llegar a


Todd.

—¡Whoa, Lyle! ¡Alto ahí!


El susurró de comando paró a Lyle, y giró su cuello para centrarse en el emisor.
Su cola se movía con agitación cuando movió su lengua. El aroma de un gran
mamífero se cruzó en su lengua. Elefante. Gordon.

Las circunstancias volvieron a él, y Lyle detuvo el deseo de cargar hacia Todd. 95
Recordó a su animal lo que estaba en juego. Él siseó suavemente al otro shifter.

Gordon lo miró durante un segundo antes de asentir.

—Está bien. Dame cinco minutos para rodear y ponerme en posición. Te voy a
dar la distracción que necesitas.

Le tomó Lyle un segundo recordar la distracción de la que Gordon hablaba,


entonces meneó la cabeza en apariencia de un asentimiento. Gordon lo tomó
como una confirmación y comenzó a moverse por el bosque tan rápido como
pudo manteniendo el silencio.

Lyle no podía decir que tuviera un gran plan, pero se dirigió de nuevo hacia el
campamento, tratando de no temblar cuando cada animal se quedaba en silencio
al pasar. Sacudiendo su lengua, levantó la cabeza para mirar a la copa del árbol.
Torciendo la cabeza de uno y otro, el Monitor comprobó la forma de las ramas
entrelazadas. Se acercó a un tronco y empezó a subir, clavando sus uñas de tres
pulgadas en la corteza gruesa. Él impulsó su enorme y sinuoso cuerpo, arriba y
arriba.
Maniobrando sobre una rama, olió el aire antes de elegir una dirección y se
dirigió hacia el campamento del extraño humano. Tardó varios minutos, pero
no se apresuró, a sabiendas de que tenía que dar a Gordon tiempo para moverse
por el campamento y cambiar.

Por último, Lyle se quedó mirando el campamento. Los seres humanos habían
logrado finalmente poner al tigre al camastro y lo amarraban. Por el sutil
cambio en el olor de Todd, se dio cuenta de que su pequeño compañero
comenzaba a despertar. Sacudiendo su lengua, trató de averiguar dónde podía
estar Gordon, pero la suave brisa soplaba en la dirección equivocada.

Echó una mirada a la zona, y luego lentamente se dirigió a través de los árboles.
Vio un a humano tiritando. Levantó la vista hacia las ramas, sorprendentemente
cerca de donde Lyle estaba. Congelándose, esperó.

—¿Qué te pasa, hombre? Ata la última correa —dijo un hombre, golpeando el 96


brazo de aquel que se quedó mirando las ramas.

—Me pareció escuchar algo —espetó El vigilante.

El primero levanto la vista hacia los árboles, tratando de seguir su mirada.


Después de un segundo, dijo —Yo no veo nada. —Golpeó el brazo del otro de
nuevo—. Date prisa. Cuanto antes logremos atar al tigre antes podemos salir de
aquí.

Después de otro par de segundos mirando hacia los árboles, el otro humano bajó
la mirada y volvió su atención a su trabajo.

La corneta de un elefante enojado sorprendió a todos, incluyendo a Lyle. Casi


perdió su agarre en la rama donde se alzaba. Recuperando su enfoque, miró en
dirección a la criatura que pisaba fuerte antes de comprobar la reacción de los
seres humanos de abajo.

—Termina ahí —gritó Lemongrass—. Yo me encargo de esa abominación.

Lyle sólo logró reprimir su siseo enfadado con las palabras del humano
alterado, viendo como sacaba una pistola de una funda en su cadera. El resto de
los seres humanos se apresuraron a obedecer. Lyle se tensó, esperando su
momento, y al tiempo que el elefante de Gordon apareció a la vista,
estrellándose a través de los árboles, cortando ramas y rompiendo ramas, Lyle
saltó de su propia rama, lanzándose a los dos humanos que seguían cerca de
Grady.

El dolor sacudió a través de su hombro cuando se estrelló contra un hombre, su


cuerpo de doscientas libras impulsado a la tierra. Un gruñido y aullido de dolor
surgieron de la forma debajo de él. Lyle se puso en pie, sus garras hundiéndose
profundamente en el pecho del hombre. Brazos aterrorizados agitaban su
cuerpo, pero su gruesa piel hicieron los golpes ineficaces. Sabiendo que el
instinto de huida del hombre se haría cargo tan pronto como Lyle lo soltara,
Lyle se abalanzó sobre el otro humano.

El hombre gritó, tirando hacia atrás de donde había quedó paralizado, como si 97
saliera de un estado de estupor. Cogió una pistola de su cinturón. Antes de que
pudiera levantarla, Lyle estaba sobre él, sus mandíbulas se engancharon en el
brazo extendido del humano. Los huesos se quebraron entre sus mandíbulas, y
el humano aulló soltando el arma. Volvió la cara a Lyle y este lanzó un duro
golpe justo debajo de su ojo.

Lyle soltó el brazo del hombre, la boca abierta mostrando sus dientes cortos e
irregulares. La visión lateral le mostró al primer ser humano que había atacado
cojeando y desapareciendo en el bosque, lo que confirma su hipótesis. Su otro
ojo mostró que Gordon había alcanzado a Lemongrass. Vio al elefante girar su
tronco y conectar con Lemongrass, enviándolo a través del claro.

El movimiento del humano frente a él atajo la atención de Lyle. Estaba


sosteniendo un arma detrás de su espalda. Antes de que pudiera apuntar, Lyle se
abalanzó sobre él. Envolviendo sus mandíbulas alrededor del cuello del
hombre, apretó con fuerza. La sangre corrió entre los dientes, llenando su boca
e inundando sus mandíbulas.

El sabor lo excitaba y le repugnaba todo al mismo tiempo. El sonido de la


liberación de otra pistola de dardos llamó la atención de Lyle. Soltó al humano
muerto de sus mandíbulas y giró la cabeza. Divisó a Lemongrass en el suelo
donde había caído, con el arma todavía en la mano. El pesado cuerpo de Gordon
sacudió la tierra cuando tropezó y cayó.

Ignorando el dolor en el hombro, se precipitó a través del claro, gruñendo y


siseando. Lemongrass levantó su arma de nuevo, pero Lyle saltó de lado,
esquivando el dardo. Hizo girar su enorme cola, golpeando el pecho del
hombre. Lemongrass se estrelló contra el suelo otra vez, el arma deslizándose
de su agarre. Lyle se precipitó hacia adelante, se irguió sobre sus patas traseras,
y dejó caer su peso firmemente hacia abajo sobre Lemongrass, aplastándolo
contra el suelo. Sus mandíbulas se abrieron cuando se preparaba para trabarla
sobre su cuello y aplastarla.

—¡Lyle, para!

98
Capítulo Diez
Tobb sabía que no estaba soñando. De hecho, no podía haber estado más
orgulloso, porque si tuviera que adivinar, Lyle había descubierto la manera de
aceptar y controlar a su animal al menos en cierto modo. Al menos Todd sabía
que se sentiría orgulloso si realmente pudiera concentrarse durante más de dos
segundos. Su cabeza todavía hilaba a partir de las malditas drogas que los
bastardos humanos le inyectaron.

Lyle giró la cabeza para mirarlo, pero mantuvo firmemente sus patas delanteras
sobre el pecho de Lemongrass. El lagarto gruño entre dientes, pero no sonaba
tan agresivo como los sonidos que Todd había oído hacia unos minutos. Sonaba 99
casi como interrogatorio. Luchando por sus rodillas, miró a donde su
compañero cubría al hombre que casi había tenido éxito capturarlo por segunda
vez.

—Estoy bien —se las arregló para susurrar.

Miró a su alrededor y vio en el claro a Gordon, todavía en forma de elefante. Se


tumbó en el suelo, pero su cabeza se había levantado. La dilatación de los ojos
del cambiaforma, le dijo a Todd que había sido golpeado al menos una vez.
—¿Vas a estar bien, Gordon —le preguntó, a sabiendas de que el elefante ya
había tenido una reacción peligrosa cuando los tontos científicos lo habían dado
con una sobredosis de sus productos químicos.

El alivio lo inundó cuando Gordon asintió lentamente. Tomando una


respiración profunda, Todd se puso sobre sus manos y rodillas y se arrastró
hacia Grady. Encontró al tigre todavía KO. Con cuidado, le desabrochó las
correas de metal y lo retiro del camastro manteniendo la cabeza de Grady.

Arrastrando la correa corta, se trasladó lentamente hacia el hombre que Lyle


todavía mantenía apretado. Cuando vio que Todd venía, Lemongrass comenzó
a luchar. Lyle gruñó con ira, y los movimientos del hombre pararon. Sus ojos se
agrandaron y su respiración se aceleró. Todd sonrió fríamente, a sabiendas de
que no llegaba a sus ojos.

—Mi alfa tendrá algunas preguntas para ti —dijo.

—No vas a conseguir nada de mí —se burló el hombre, pero su voz tembló
ligeramente. El olor del hombre le dijo a Todd que Lemongrass les temía.

—Ya veremos —respondió Todd empujando los brazos del hombre a la espalda
y atándolos con la correa de metal. Tuvo que admitir, la pieza de metal maleable
era impresionante. Se preguntó dónde lo habían conseguido. Por otra parte, tal
vez no quisiera saber.

Una vez que había asegurado al hombre, se echó hacia atrás y frotó las manos
sobre la correosa piel de Lyle. 100
—Necesito que vayas a Declan y obtengas ayuda, guapo.

Se dio cuenta por la maraña de Lyle de que no le gustaba la idea, y giró la


cabeza hacia donde el cuerpo de un ser humano estaba tumbado. Todd miró a su
alrededor, finalmente dándose cuenta de que un hombre había desaparecido.
Cogió la pistola de dardos que Lemongrass había caído y la blandió en el aire.

—Tendré cuidado. El oído del lobo es muy agudo. Si alguien viene, lo sabré.

Lyle gruñó de nuevo, su mirada oscilando entre el humano atado y el cuerpo del
otro ser humano. Todd rodo los ojos.

—No están buscándolo. Ahora yo lo tengo. —Frotó la cabeza de Lyle—. Por


favor, Lyle. Tú eres el único que puede ir. Tu animal puede encontrar el camino.

Después de otro silbido, la gran cabeza del monitor acarició el pecho de Todd.
Luego Lyle se volvió y desapareció en el bosque. Todd se estremeció, pero
sabía que tenía más que ver con casi ser atrapado de nuevo que con el frío en el
aire.
Sin embargo, el deseo de encontrar calor le hizo llamar una vez más a su lobo.
Merodeó alrededor del claro, recogiendo las pistolas de dardos con los dientes y
colocándolas junto al cuerpo dormido e inmóvil de Grady. Gordon se puso en
pie y se acercó a su compañero, se acostó cuidadosamente y cruzo sus brazos
acariciando la piel del tigre con su trompa. Todd se echó junto a la pareja,
intentando estar alerta y ver a su prisionero.

No supo cuánto tiempo pasó, pero los sonidos de crujido le llamaron la


atención. Levantando la nariz, Todd olió la brisa. El alivio lo inundó al notar
que su Alfa acompañaba a su compañero. Todd dejó escapar un aullido, la
alegría lo llenó cuando fue devuelta por otros tres.

Cuando aparecieron en el claro, dirigidos por su compañero, Todd reconoció al


gran lobo marrón de Declan, el lobo negro de Cliff y el lobo gris de Shane. Si
hubiera tenido energía, habría saltado a saludarlos. En su lugar, se dio cuenta de 101
que apenas podía mantener una posición sentada. Lyle se acercó y frotó la
cabeza contra él. Todd le devolvió el cariño de todo corazón. Es decir, hasta que
sus párpados comenzaron a cerrarse, la adrenalina que había sostenido se agotó.
Dejó caer la cabeza, dejando escapar un suspiro.

Escuchó a Declan ordenar a Cliff que llevara al prisionero a la carretera. Por su


conversación, Todd se dio cuenta de que eran sólo unos pocos cientos de metros
de una carretera de acceso utilizado por los guardas forestales, y Lark estaba
trayendo la camioneta de Grady.

Unas manos recorriendo a través de su piel le hicieron estremecerse, y el olor de


Lyle lo rodeó.

—Hey, ángel —murmuró Lyle— ¿Cómo lo llevas?

Todd se quejó, apoyó la cabeza en el regazo de Lyle, y dejó que el toque suave
de su compañero lo llevara al sueño.

Al principio, cuando la conciencia regresó, Todd pensó que todavía estaban en


el bosque, porque su cabeza todavía descansaba en el regazo de Lyle y los dedos
de su pareja todavía acariciaban su piel. Pero entonces registró la cama suave
debajo de él, así como el olor de Travis.

Abrió un ojo y se encontró que el veterinario se inclinaba sobre él, listo para
insertar una aguja en el hombro.

—Espera —ordenó Lyle en voz baja—. Despertó.

Todd se quejó antes de girar la cabeza lamiendo la mano que lo acariciaba. Lyle
sonrió.

—Bienvenido de nuevo, ángel. He estado preocupado por ti. —Entonces hizo


una mueca—. Y Phillip está abajo listo para irrumpir aquí y cargar contra mi
por permitir que algo te suceda —añadió con tristeza.

Si hubiera estado en forma humana, Todd habría rodado sus ojos. Forma 102
humana... Todd inició el cambio. Segundos más tarde, desnudo y feliz de estar
vivo y en los brazos de Lyle, sonrió a su compañero.

—Gracias.

Para su sorpresa, Lyle siseó furiosamente, un sonido muy similar al de su


animal de hecho. Lyle agarró el edredón y lo pasó por Todd, escondiéndolo del
otro hombre en la habitación. Todd se vio obligado a suspirar.

—Con el tiempo, tendrás que acostumbrarte al hecho de que los cambiaformas


no tienen mucha modestia —señaló Travis, a pesar de dar varios pasos atrás de
la cama.

Todd podía oír la ira de Lyle escapando en un suspiro.

—Lo siento, Travis —gruñó—. Me parece que no puedo controlar estos celos a
veces.

Travis sonrió.
—Bueno, Rainy me dice que el sentimiento nunca se disipa verdaderamente,
pero si reclamas a tu pareja se hace más manejable.

—Eso es algo que tengo la intención de remediar en breve —espetó Lyle.

Todd se sonrojó y abrió la boca para decirle a Lyle que no debía sentirse
presionado a reclamarlo. Sabía que Lyle era todavía humano en el corazón y
necesitaba tiempo, aunque hizo que su lobo se quejara de tristeza.

Travis cruzó los brazos sobre su pecho y lo cortó con la pregunta.

—¿Cómo te sientes, Todd?

Se tomó un momento para hacer un balance de su cuerpo. El zumbido en su


cabeza había desaparecido, como el letargo en sus extremidades. Como
cuestión de hecho, lo único que sentía ahora era agradecimiento. 103
—Bueno. Feliz de estar aquí —respondió con franqueza.

—Estamos contentos de que estés aquí, también —dijo Travis, mientras


sopesaba su bolsa de viaje.

Todd levantó una mano, por lo que el otro hombre pauso.

—¿Cómo están Grady y Gordon?

Travis sonrió.

—Van a estar bien. A Grady le bombearon con un poco más de drogas que a tí,
pero Lark lo está desintoxicando. Gordon fue golpeado con un par de dardos, y
ya que no lo esperaban, parece que lo cargaron para lobo, no para elefantes. Eso
fue suficiente para acabar con él, pero no noquearlo —sonrió el veterinario—.
Él va a estar bien, también.

—Ah, bueno —dijo Todd, dejando escapar un suspiro de alivio. Luego frunció
el ceño—. ¿Qué pasó en Lemongrass?
—Oí decir a Gordon de Lark, que Declan y Shane se lo llevaron a una pequeña
casa Ranger profunda del bosque. Lo están interrogando —hizo una mueca—.
Me alegro de no tener que ser testigo de eso —murmuró.

Todd sabía de la necesidad de las acciones de su Alfa, pero todavía se


estremeció.

—Sí, yo también, pero la información que nos podría dar será muy valiosa.
Todavía sabemos muy poco acerca de ellos —agregó. Al ver que el veterinario
no pudo mirarlo a los ojos, Todd forzó una sonrisa y cambió de tema—. ¿Así
que voy a estar bien?

Podía oír el alivio en la voz de Travis cuando dijo:

—Te doy un certificado de buena salud. 104


—Bien —Lyle gruñó, tirando de él cerca.

Travis sonrió, guiñando un ojo lascivamente.

—Voy a dejar que todo el mundo sepa que estás bien y necesitas un par de
minutos. Trata de mantenerlo bajo. Sé cómo a los lobos les gusta aullar.

Lyle soltó una carcajada cuando Travis salió de la habitación. Todd sintió el
calor hasta el cuello, y él miró a su compañero antes de centrarse en sus dedos.

—No tienes que reclamarme sólo porque... —dejó escapar un suspiro—.


Podemos esperar hasta que esté listo.

—Siento haberlo soltado de esa manera, ángel —susurró Lyle. Se acomodó en


la cama, llevando a Todd con él. Metiendo su cara en el hueco del cuello de
Todd, acarició la sensible piel detrás de la oreja—. Quería que fuera un
momento privado, no difundido entre los lobos.

—¿Qué… qué quieres decir? —consiguió preguntar Todd. Envolvió sus brazos
alrededor del cuello de Lyle, hundiendo los dedos en el cabello del hombre y
ladeando la cabeza para darle más acceso. Dientes mordisqueaban la tierna
carne de su cuello donde se unía el hombro y el lobo de Todd aulló con el deseo
de su pareja al reclamarlo.

—Quiero decir —susurró Lyle— que tengo la intención de reclamarte lo antes


posible, mi ángel.

Todd no sabía si era el calor de la respiración de Lyle en los pelos finos en su


cuello o si se trataba de las palabras del hombre, pero un estremecimiento le
sacudió. Su polla se llenó tan rápido que lo dejó mareado, y gimió.

Podía sentir la sonrisa de Lyle contra su cuello, oyó la risa en sus palabras.

—Si, te gusta cómo suena de eso, ¿no es cierto, Todd ?


105
—¡Oh, sí!

—Bien —Lyle gruñó.

De repente, Todd se encontró boca arriba con cien kilos de posesivo, cachondo
ahuellamiento shifter en su contra. La presión del eje duro de Lyle contra la
suya propia se sentía exquisito, pero detestaba los pantalones que los separaba.

Arqueó sus caderas y se quejó.

—Fuera. ¡Quítatelos!

Lyle se apartó y se despojó de la ropa. Todd oyó el desgarro de tela, y las


acciones precipitadas de su compañero le hablaron del entusiasmo de Lyle,
trincando hasta su propia necesidad. Escalando en la cama, Lyle se estiró y sacó
el lubricante de la mesita de noche y lo dejó caer al lado de la cadera de Todd.
Entonces, sin previo aviso, Lyle se pegó a uno de los pezones de Todd y chupó
con fuerza.

Los dientes mordiendo su carne hicieron que su cuerpo se arqueara cuando


gimió y trató de acercarse a ese delicioso calor. Los dedos envolvieron su otro
pezón, pellizcándolos. Las sensaciones duales fueron directamente a su polla, y
podía sentir una gota de esencia nacarada goteando de la cabeza.

—Tan dulce. Así, sensible —Lyle canturreó contra su carne. Cambió de lugar,
envolviendo sus labios alrededor del otro y puso una mano en el otro pezón.
Todd no tenía ni idea de cómo Lyle lo hizo con una sola mano sin ver, pero oyó
el chasquido de la botella del lubricante y luego la otra mano de Lyle alcanzó
entre sus piernas. Sentir la mancha fría sobre su cuerpo caliente envió una fisura
de placer a través de Todd. Abrió más las piernas y arqueó las caderas, tratando
de conseguir el dedo dentro de él. Lyle se desprendió del pezón que trabajaba y
sonrió con malicia a Todd. Su otra mano se movió a la cadera de Todd y lo
mantuvo quieto mientras frotaba suavemente el músculo arrugado.

—¡Oh! Oh, por favor! —Todd gimió, sus dedos agarrando las sábanas cuando
su polla se sacudió y agitó en el aire entre ellos, otra gota de líquido preseminal 106
rezumando de su hendidura.

En vez de entrar, Lyle siguió la tortura en su apertura cuando se inclinó hacia


abajo y lentamente lamió la polla de Todd de abajo hacia arriba como un
helado, deteniéndose para presionar la lengua en la ranura y excavar en busca de
más jugo. Lyle envolvió sus labios alrededor de sólo la cabeza y chupó
suavemente mientras jugaba con la lengua con la piel sensible debajo de la tapa
de Todd.

Cuando ese dedo jugando con su culo, finalmente se hundió en su canal de


apretando, de inmediato se concentró en su próstata. Las sensaciones duales
eran demasiado, y las bolas de Todd se apretaron.

—Voy a... voy a... —trató de advertir.

Lyle zumbaba y se dejó caer en la polla de Todd. Su cabeza golpeó la parte


trasera de la garganta de Lyle, Lyle levantó la vista para mirar a Todd a través
de sus pestañas. Entonces el hombre grande trago, masajeando la cabeza de la
polla de Todd y todo se hizo demasiado. Todd echó la cabeza hacia atrás y aulló
cuando su polla palpitó y disparó a la corriente el flujo de su semilla en la boca
de Lyle.

El otro hombre se quitó un poco, tragando rápidamente, asegurándose de no


perder ni una gota. Sentir a Lyle lamer, limpiandolo dejo jadeando a Todd.

—Eso fue... eso fue...

—Sólo el principio —canturreó Lyle.

Todd lo miró con sorpresa cuando Lyle empezó a mordisquear su camino por la
tierna carne de la cara interna del muslo. Los mordiscos y lamidas suaves, junto
con los dedos estirando su culo y el masaje de la próstata cada pocos trazos
tenían de nuevo rellenando la polla de Todd.

—Juega con tus pezones, Todd.


107
La voz de mando de Lyle tenía al lobo de Todd rodando de vuelta en su mente y
mostrando su vientre. Siempre había querido un amante dominante, y que su
compañero supiera exactamente lo que necesitaba lo hizo cantar mentalmente
alabanzas al destino. Obedeciendo al hombre, Todd levantó la mano y pellizcó
sus ya hinchados brotes. Un dolor agradable se disparó de su pecho
directamente a su polla.

Lyle debióo haber sentido su espasmo en el agujero porque se detuvo donde


mordisqueó la tierna carne detrás de la rodilla de Todd y le sonrió.

—Me encanta cómo respondes, compañero. Apuesto a que podría hacerte venir
sólo por jugar con tus pezones, ¿podrías? ¿Te gustaría eso?

Los ojos de Todd fijos en Lyle cuando el cambiaforma Monitor se encabritó y


se inclinó sobre él, dándole una visión clara de la polla goteante de Lyle. Él
gimió, deseando probarla.

Dándole una sonrisa salvaje, gruñó.

—¡Oh, sí!. Te gusta ese pensamiento, ¿no? —Todd asintió distraídamente,


mirando como Lyle agarró su polla y comenzó a acariciarla lentamente al
tiempo con los dedos en el culo de Todd—. Yo podría arrodillarme aquí con el
dedo en tu culo. Te sentarías allí y te vendrías, porque yo te dije que lo hiceras.
¿No lo harías, Todd?

Estaba tan excitado que apenas podía hablar.

—Siiii —dijo entre dientes.

—Excelente —Lyle ronroneó. Se acercó y sopló aire caliente sobre la cabeza de


la polla de Todd. Volviendo de nuevo, sus ojos oscuros fijos en Todd y
gruñó—. Vente.

Como si estuviera conectado a obedecer, la polla de Todd entró en erupción.


Semen voló de su hendidura, pintando su estómago, el pecho y los dedos donde
todavía jugaban. Volando tan alto por las endorfinas, Todd apenas registró 108
cuando Lyle sacó sus dedos libres, alineó su pene, y se estrelló en un empuje
suave.

Lyle no se detuvo, pero rápidamente se retiró y embistió de nuevo en Todd.

—Mírame, ángel —ordenó Lyle, y Todd obedeció. Envolvió sus brazos


alrededor de Lyle y lo mantuvo apretado cuando el cambiaforma Monitor se
empujó en él una y otra—. Eres mío, Todd. Mi compañero.

—Soy tuyo —Todd graznó, la mirada caliente en los ojos de Lyle tomando su
polla pasada la contracción.

Lyle sonrió.

—Voy a reclamarte, Todd. ¿Estás listo?

La alegría inundó su sistema, y su polla luchó llenándose de nuevo ante la idea.

—Por favor, hazlo —le suplicó.


Tomando su palabra, Lyle envolvió con sus mandíbulas alrededor de la carne,
donde estaba su cuello y hombro. Los caninos se hundieron en su carne,
sosteniéndolo en su lugar cuando Lyle se clavó en su culo una y otra vez. Los
dientes adicionales enviaron el mordisco adecuado de dolor a través de Todd
para mezclar su placer y sus bolas apretadas llenaron su polla de semen una vez
más. Aullando su alegría, Todd hizo erupción de nuevo. Sintió a Lyle
siguiéndolo, inundando su culo con su esencia. Él tarareó su placer cuando
manchas bailaban detrás de sus ojos.

Antes de que Lyle incluso hubiera logrado sacarla, Todd sonrió y se deslizó en
un sueño de satisfacción.

109
Capítulo Once
Lyle dormitaba, dejando su mente en la deriva dentro y fuera de la conciencia.
En un momento, mientras estaba despierto, acarició su rostro en la nuca de
Todd, aspirando el aroma embriagador de su compañero. No podía creer la
diferencia en su animal, qué tan satisfecho se sentía, que transfirió su propia
comodidad. Sus brazos se apretaron ligeramente mientras tiraba a Todd sólo un
poco más cerca antes de asentir de nuevo.

Un rugido de ira sacudió a Lyle de su letargo satisfecho. Los ruidos fuertes y


voces procedentes de la planta principal lo tenían saltando de la cama y
acaparando un par de jeans de un cajón. Su instinto de policía se hizo presente y 110
buscó el arma, hasta que recordó que no tenía una aquí. En su lugar, ahora tenía
un animal.

Recordó la experiencia en el bosque, donde había tenido que localizar a su


compañero. Buscando dentro de sí mismo, le cedió un poco de control, y
segundos después, sus garras de Monitor crecieron de sus dedos y su lengua
salió de su boca, olfateando.

Un jadeo de la cama le llamó la atención y se volvió a encontrar a Todd


mirándolo en shock. Por un segundo, se preguntó si era de asco, pero luego
Todd extendió la mano y le agarró la mano. Él le dio la vuelta, mirándolas.

—¡Eso es increíble, Lyle! —susurró—. Nunca he visto nada como esto!

Lyle agachó la cabeza y le dio un beso a los labios de Todd.

—Me alegro de que te guste, ángel —dijo—. Por favor, quédate aquí.

—De ninguna manera —Todd resopló, rechazando sus palabras—. Me voy a


quedar detrás de ti, pero no esperes que me quede aquí.
Quería negar las palabras de su compañero y encerrarlo en el dormitorio, pero
Lyle era lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que eso
causaría más que problemas más tarde. Dando un gesto brusco, admitió.

—Quédate detrás de mí entonces.

Salió de la habitación, manteniendo un ojo en su compañero hasta que se


aseguró de que Todd realmente haría lo que dijo. Palabras duras se hicieron eco
a través de la casa. Hizo un gesto con la mano, en silencio diciendo Todd para
agacharse. Se asomó con cuidado sobre la cornisa, y más palabras le dijeron que
las voces venían de la oficina.

Después de una mirada hacia atrás, se balanceó sobre la repisa y se dejó caer
suavemente al suelo, sintiéndose agradecido por su mayor resistencia y
agilidad. Lyle se precipitó por el pasillo y cerró la puerta abierta, sus garras en la 111
mano.

Su mirada se posó primero en un Drake Whitton llorando, sonidos de asfixia


haciéndose más ruidosos. Descartando al ser humano angustiado, se volvió y
vio a un enfurecido doctor Carmichael hacia abajo en Declan. Por su parte, el
lobo Alfa mantuvo su temperamento bajo control, incluso cuando el médico se
inclinó sobre su espacio y agitó un dedo en la cara.

Cuando los hombres registraron su presencia, Lyle se encontró de frente con un


cambiaforma pantera enojado y un cambiaforma lobo con el ceño fruncido.

—¡Tú! —Ailean rugió—. Has traído esto sobre nosotros.

Al no tener idea de lo que el otro hombre hablaba, respondió al ataque de Ailean


con la misma agresión. Se agachó bajo golpe salvaje de Ailean y golpeó su
hombro en la zona intermedia del doctor, empujándole con toda la fuerza que
pudo reunir. Agarró el brazo del otro hombre giró hacia él, retorciéndolo debajo
y alrededor y fijando a Ailean de espalda. Manteniendo su agarre, empujó hacia
adelante y golpeó la cara del hombre por primera vez en la pared.
Oyó gruñir a Ailean, Drake gritó y Todd gritó. Lyle se quedó quieto,
manteniendo suficiente peso en el médico para mantenerlo en su lugar.

—Tu compañero me salvó la vida, por lo que te estoy dando la oportunidad de


decirme por qué demonios me atacaste.

De repente, sintió brazos envolviéndose alrededor de sus bíceps. Sin aflojar su


agarre, encontró la mirada en los ojos llorosos de Drake.

—Por favor, por favor, no le hagas daño. No es su culpa. Es su culpa. Todo esto
es culpa de ellos.

Aunque las palabras no tenían sentido, Lyle se dio cuenta de que necesitaban
hablar. Se apartó de Ailean. Agarró a Todd, que había cumplido con su palabra
y todavía estaba de pie detrás de él, y tiró de él más lejos de la pareja.
112
—¿Qué está pasando?

Observando con recelo, vio a Ailean empujarse lejos de la pared y enderezar su


camisa antes de frotar su hombro.

—Pido disculpas. Drake esta en lo correcto. Esto no es tu culp.

—Diles lo que ha pasado, Ailean —ordenó Declan en voz baja.

Ailean tiró de su compañero de cerca y metió la cara en su pecho.

—Drake y yo fuimos a Denver para ver a su hermana —sonrió con tristeza—.


Los dos queremos una familia y ella está de acuerdo en llevar a nuestro hijo por
nosotros. —Se tragó un sollozo, y Declan los acogió en un abrazo.

—Felicitaciones —le susurró Declan—. Cuando llegue Dagus de vuelta, va a


estar igual de feliz por vosotros—dijo—. Lo estará.

El nombre le sonaba, pero Lyle no podía recordar dónde lo había oído antes.
—¿Quién es Dagus? ¿Y qué demonios le ha pasado?

Ailean levantó la cabeza.

—Cuando llegamos a casa de Denver esta mañana, encontramos a Kyle


Giovanni muerto en el suelo de la cocina y Dagus no estaba. Esto se dejó en el
refrigerador.

Le tendió un trozo de papel y Lyle tomó.

—Tenemos a alguien que quieres —decía— y tú tienes a alguien que


queremos. Trae a Miach a nuestro estacionamiento mañana por la noche. Diez
en punto. No cambiaformas. Nosotros no lo cambiaremos.

Todo el mundo se quedó en silencio por varios segundos. La mandíbula de Lyle


se apretó y la rabia lo invadió. 113
—Maldita sea, Maldito. —Miró a los demás en la sala— ¿Quién diablos es
Miach?

—Quieren a Lemongrass —Declan gruñó—. De alguna manera tienen que


haber averiguado que lo estamos teniendo prisionero. Debe ser muy importante
para ellos.

—Había un tercer hombre en el bosque —susurró Todd—. Huyó y no regresó.


Él debió haber informado lo que sucedió.

—Voy a ir. Voy a hacer el cambio —declaró Lyle. Vio varias bocas abiertas
bocas, y levantó una mano—. Ellos no saben que Drake me salvó la vida.
Piensan que estoy muerto. Soy la mejor oportunidad que tienen. Dijeron que no
cambiaformas, y no saben que yo soy uno.

Después de un largo momento de silencio, se dio cuenta de que Todd temblaba


a su lado. Lyle se volvió para encontrar los preocupados ojos de su compañero
fijos en él.
—Acabo de encontrarte —susurró Todd—. No quiero que nada te suceda.

Lyle sonrió y lo besó, lenta, profunda y tiernamente.

—Nada va a pasarme. Nada me impedirá regresar a tus brazos.

Todd le dio una pequeña sonrisa y le susurró.

—Voy a tener que aguantarte.

Después de un segundo de caricias, Declan se aclaró la garganta.

—No me importa lo que la sangrienta nota dice. Mi manada espera


compensación de sangre por la pérdida de su hermano. Tendremos
cambiaformas a mano. —Drake abrió la boca para protestar, pero el gruñido del
lobo de Declan chasqueaba por un golpe—. ¿No crees que sabemos cómo 114
hacerlo? Ni siquiera sabrán que estamos allí.

Lyle tomó el chaleco de Grady y se lo puso.

—No hagas nada estúpido —gruñó su compañero.

Sonrió.

—Ya me conoces.

—Exactamente —gruñó Grady.

Lyle sonrió.

—No te preocupes. Entre yo, mi Monitor y este chaleco estaremos bien


—golpeó con los nudillos las placas duras—. ¿Ves? No hay dardos y balas en el
pecho. Ellos no están esperando nada más que a un humano. Además …
—añadió, sonriendo— …siempre me apoyas.

Con el ceño fruncido Grady suspiro sorprendiendo a Lyle. La preocupación


llenaba los ojos del gran tigre cuando levantó la mirada.

—Te he fallado una vez. No va a suceder de nuevo, viejo amigo —prometió


Grady.

Ante la realidad Lyle tiró de Grady en un fuerte abrazo.

—Relájate, hombre grande —gruñó—. Eso no fue culpa tuya. Vamos a hacer
que estos cabrones paguen. —Podía oír el siseo tomar más de su voz, pero no
hizo nada para detenerlo. Sabía que su animal necesitaba expresar su irritación,
y esto era una forma segura de hacerlo.

Separándose, se subió la cremallera del chaleco, se puso su chaqueta, y se


dirigió a su coche. En el asiento trasero del Toyota Corolla, podía distinguir la
forma de Miach Barolla. Lyle se acomodó en el asiento del conductor e inhalo.
115
—Lemongrass —murmuró. Sabía que el hombre había sufrido experimentos,
pero se preguntó si ese era su olor original o si lo había adquirido después de
cualesquiera pruebas que había soportado.

Miró por el espejo retrovisor y sonrió.

—¿Sabes que lo que han hecho con nosotros es mucho más inhumano que nada
que los cambiaformas han hecho a los seres humanos, ¿no?

Por un segundo los ojos del hombre se abrieron en estado de shock, pero luego
recobró la compostura y se burló.

—No sabes de qué demonios estás hablando. Estas criaturas son


abominaciones.

No dispuesto a regalar nada, se limitó a sacudir la cabeza.

—Ellos te han mentido, Miach. Lo siento.

Sin esperar respuesta, Lyle se metió el coche y condujo y aceleró. Le tomó el


tiempo suficiente para llegar a la construcción del Crystal Lake Corporación
pero su adrenalina se lanzó con toda su fuerza. Siguió las indicaciones de Drake
y rodó hacia el estacionamiento, aparcando tan cerca de la carretera como era
posible.

Deseaba más árboles mientras se deslizaba desde el vehículo, reconociendo el


deseo de su Monitor por salir. Él compartió el sentimiento. Empujando los
pensamientos, rodeó el coche, abrió la puerta de atrás, y ayudó a Miach del
vehículo.

—Vamos a terminar con esto —gruñó.

Lyle puso una mano en la espalda de Miach y lo empujó hacia adelante con
firmeza, manteniendo un paso por detrás del humano alterado. Había oído
acerca de las habilidades de curación del hombre, y no quería dar al hombre la
oportunidad de mostrar una mayor velocidad o fuerza. Se detuvo a mitad de 116
camino a través del estacionamiento y agarró la cadena entre las manos
esposadas del hombre.

—Espera. Vamos a esperar a tus amigos, ¿de acuerdo?

Su cautivo gruñó. Miró por encima de su hombro.

—¿Por qué te preocupas por estas bestias? Todos ellos deben ser exterminados.

—¿Por qué? ¿Debido a que son diferentes —preguntó con curiosidad Lyle.
¿Qué verdad se le había dicho a este hombre?

—Debido a que son un peligro para la población —dijo con sorna.

Lyle soltó una carcajada.

—No, no lo son. En su mayor parte se mantienen a sí mismos y dejan a los seres


humanos solos. Tus jefes han matado muchos más cambiaformas en los últimos
años que humanos han matado los cambiaformas —señaló— ¿Qué tiene de
diferente lo que hacen estos científicos con los alemanes que experimentaron
con los judios en los campos de concentración?

No podía decir por el ceño fruncido en el rostro del hombre Miach si realmente
estaba pensando en sus palabras. No suponía que importaraa de todos modos. El
hombre desaparecería de nuevo en la organización de los científicos pronto.

—¡Acércate! —gritó una voz desde la oscuridad.

—No. Ven tú a la luz.

Lyle esperó unos instantes y luego dos figuras arrastraron los pies desde las
sombras oscuras la izquierda del edificio. Observó a Dagus tropezar, pero el
hombre con una pistola lo atrapó antes de que pudiera caer. Lyle frunció el
ceño, confundido por la forma en que el hombre ladeó la cabeza y miró al cielo,
pero luego recordó lo que Drake le había dicho. Su hermano era ciego. Dagus se
centró en escuchar. Lyle quería romper al científico por involucrar a alguien 117
que ni siquiera podía defenderse.

—Bueno, bueno, bueno. Detective Lyle Sullivan. Así que te las arreglaste para
sobrevivir, después de todo — el hombre se burló—. Cuando te escapaste y no
podíamos encontrar dónde te habías ido, estábamos seguros de que te metiste en
un agujero y moriste. Por supuesto que estabas lo suficientemente cerca de ello.

—No gracias a ti —Lyle gruñó, dándose cuenta de que este hombre debía ser
uno de los científicos. Con un cuerpo grueso y musculoso, de corte militar de
pelo oscuro, y un brillo frío y calculador en sus ojos, Lyle pensó que podría
recordar al hombre, pero él tendría que acercarse para ver el rostro del chico
mejor.

—Entonces, ¿cómo terminaste tú? Con aumento de la curación y la fuerza como


Miach, ¿no? ¿Velocidad o agilidad mayor?

No dispuesto a alargar esto, y con la necesidad de alejarse de los humanos antes


de hacer algo que pusiera en peligro a Dagus, Lyle gruñó.

—Libera a Dagus.
—No, no creo que lo haga —El hombre arrastro las palabras, un arma
apareció encima del hombro de Dagus—. Quiero ver lo que mis experimentos
han creado.

El dardo golpeó la pierna de Lyle antes de que su cerebro registrara el arma. Un


sopor pesado se arrastró por su miembro, tendiendo como hilos de araña, desde
la herida.

—Oh, el infierno no! —Lyle gruñó. Su animal siseó furiosamente dentro de su


mente, y Lyle estuvo de acuerdo. El cambio se produjo rápidamente,
desgarrando sus ropas, expandiéndose, y segundos más tarde se encontró
corriendo velozmente a través de los veinte metros que los separaban.

Al pasar a Miach, balanceó su poderosa cola y envío al otro hombre a volar de


regreso hacia el coche. El científico empujó a Dagus a un lado. El ciego intentó 118
agitando sus brazos recuperar el equilibrio, pero la cuerda alrededor de sus
muñecas lo impidió y cayó con fuerza. Lyle silbó furiosamente por el
tratamiento al pobre hombre. Se lanzó hacia delante, el último paso cuando el
hombre intentó volver a cargar su arma, y apretó sus mandíbulas alrededor del
cuello del científico.

El sonido inconfundible de un rifle destrozó su concentración, y la agonía


explotó a través de su espalda. Lyle señaló con la cabeza hacia arriba y silbó su
dolor a las sombras oscuras alrededor de ellos. Hizo girar su largo cuello y se
quedó mirando el agujero de bala supurando que estaba peligrosamente cerca
de su espina dorsal. Luchando por controlar el dolor, volvió su atención al
hombre que cubrió y se dio cuenta que con el movimiento inesperado había
arrancado la garganta del científico, pero Lyle no podía reunir ningún
remordimiento.

Aullidos estallaron durante la noche, y Lyle sabía que la caballería se acercaba.


Luchó hacia Dagus. El hombre yacía de costado, acurrucado en posición fetal.
Antes de que Lyle pudiera arrastrar su sangrado cuerpo, al drogado hombre, dos
hombres surgieron de la oscuridad.
—Llévalo hacia adentro —ordenó el que tenía el arma, señalando al hermano
de Drake.

Lyle gruñó y redobló sus esfuerzos para arrastrarse hasta Dagus, desesperado
por proteger al humano. Pero cuando el hombre estabilizó el arma contra él,
Lyle se quedó inmóvil, sabiendo que no podía ayudar a Dagus si estaba muerto.
La ira se vertió a través de él, sobre todo a sí mismo por subestimar a estos tipos.
Ellos eran, obviamente, mucho más organizados de los que les había
catalogado.

—No te preocupes, Lyle —dijo el hombre conversando mientras se


acercaba—. Nosotros no te queremos otra vez. El dr. Remus cometió
demasiados errores contigo, obviamente. Desde luego, no queremos hacer más
abominaciones —se burló—. Vas a tener que convertirte en humano si quieres
unas últimas palabras.
119
Sabiendo que habría de sucumbir casi inmediatamente a la oscuridad en caso de
regresar a su forma humana en este momento, Lyle sólo silbó otra vez mientras
miraba al otro chico tirar de un sollozante Dagus sobre su hombro,
impresionado realmente dado que el hermano de Drake era más alto y más
musculoso. El hecho de que el hombre que llevaba a Dagus también debió
haber sido alterado revoloteaba por la mente drogada de Lyle.

—Muy bien —dijo el pistolero, con cañón en la cabeza—. Prefiero estar en el


interior antes de que lleguen tus amigos.

Lyle hizo un último esfuerzo y se lanzó hacia delante, no dispuesto a


simplemente tumbarse y morir. Tenía demasiado por lo que vivir. Pero se quedó
corto, con las piernas dando el paso. A medida que el pistolero se reía fríamente,
los pensamientos de Lyle recurrieron en Todd, y oró por que Declan cuidara de
su compañero. Durante varios segundos largos revivió cada toque, cada caricia
de su ángel.

—Es demasiado tarde para escapar.

Lyle reconoció la voz profunda, y abrió los ojos que ni siquiera se dio cuenta de
haber cerrado. Carson tenía al ser humano luchando para recuperar el control.
Cuando los oscuros ojos del nativo americano se reunieron con Lyle por encima
del hombro, un escalofrío recorrió la espalda de Lyle, y oró que nunca terminara
en el lado equivocado y enfurecer al lobo.

Un chasquido audible envió un escalofrío de una especie diferente a través de


Lyle mientras observaba a Carson romper el cuello del hombre. Con una última
mirada de desdén, Carson soltó el cuerpo, haciendo caso omiso, ya que cayó al
suelo. En su lugar, se acercó a Lyle y se arrodilló a su lado.

—Este plan es disparado del infierno. Cambia para que pueda sacarnos de aquí.
Puedo ser más fuerte que un humano, pero aún no puedo llevar tu culo de
lagarto.

Confiando en Carson para cuidar de él, Lyle quiso que su cuerpo cambiara.
Justo como había temido, una vez que el cambio se completó, la oscuridad lo 120
inundó y sucumbió a la inconsciencia.

Lyle sonrió, disfrutando de la sensación de Todd pasándole los dedos por el


pelo.

—Tan agradable —susurró, sorprendido por la sequedad de su garganta. Y


entonces el por qué estaba en la cama, una vez más, volvió a él y volvió la
cabeza y gritó— ¡Dagus!

El dolor se disparó por la espalda y se quedó paralizado.

—Mierda.

—Quédate quieto —ordenó Todd en voz baja, sujetándolo con cuidado en su


lugar a su lado—. Respira profundamente y el dolor pasará.

Siguió el consejo de su compañero y poco a poco el dolor se filtró de él. Esta


vez él no se movió cuando él preguntó:

—¿Acaso los lobos llegaron a Dagus antes de ser trasladado de nuevo al


edificio?

—No. Tengo miedo —respondió Todd—. Apenas nos las arreglamos para
evitar que Miach se alejara, también. —Todd se sentó para estar en la línea de
visión de Lyle—. Y si vuelves a hacer una maniobra así de nuevo, voy a
golpearte —prometió.

—Él me disparó en la pierna. Siempre me habían apuntado al pecho antes.


—Dada la mirada en el rostro de Todd, él sabía que su compañero no estaba
interesado en excusas—. Tienes razón. No más intentos de rescate con un solo
hombre. Después de todos mis años en la fuerza, debería haberlo sabido mejor.

—Sí, deberías. Sólo porque eres un cambiaformas ahora, eso no quiere decir
que seas invencible. Corremos en manadas por una razón —Todd lo regañó.

Lyle se aventuró en una inclinación de cabeza, complacido de que no envió 121


fresca olas de agonía a través de él.

—Tienes razón, mi ángel.

Un suave golpe en la puerta llamó su atención y Todd dijo:

—Entre.

Declan entró, seguido de Lark.

—Me estoy cansando de verte por aquí de esta manera —Lark dijo suavemente.

Lyle sonrió ligeramente.

—Mi compañero me acaba de leer la cartilla. No lo necesito de ti, también.

—Entonces deja de hacerte esto y no voy a tener que hacerlo —contestó Lark.

—No tienes que decírmelo dos veces —aseguró Lyle—. No más heroicidades
de mí.
—¿Eso significa que no quieres ser parte del grupo de rescate de Dagus?
—preguntó Declan, cruzando los brazos sobre el pecho y mirándolo cuando
Lark se acercó para comprobar de la herida de Lyle.

—¿Cuándo vas hacerlo? ¿Estaré lo suficientemente bien? —Su mirada cambió


entre los dos hombres, preguntándose qué quería decir el pequeño guiño de
Lark a Declan.

La sonrisa de Declan no llegó a sus ojos.

—Lark parece pensar que lo estás. Carson está comprobando el edificio fuera.
No es demasiado grande, pero parece que tiene una impresionante seguridad.
Podría tomar un par de días averiguar la manera de entrar. —Se detuvo un
segundo, una expresión de dolor cruzó su rostro—. El funeral de Kyle es
mañana por la noche. Prepararemos un plan de ataque al día siguiente. 122
—Espero que Dagus pueda durar tanto tiempo —susurró Todd.

—No parecía herido —comentó Lyle—. No vi ninguna marca de agujas ni


nada, así que tal vez porque es ciego sólo lo mantengan como moneda de
cambio. Todavía tenemos a Miach, después de todo.

Declan asintió.

—Estamos manteniendo a Drake lo más cómodo posible, pero está bastante


estresado. No hay mucho más que podemos hacer en este momento.

Lyle hizo una mueca.

—Lo siento, no pude…

Por un segundo Declan parecía que podría decir algo, pero luego acabo por dar
una breve inclinación de cabeza y salió de la habitación. Lyle miró hacia Lark,
con la esperanza de que pudiera explicarse. Lark suspiró.
—No está molesto contigo, ni te culpa. Él odia cuando alguien se burla, por no
hablar de perder a alguien en su manada, sobre todo en una asignación. Kyle no
tenía un compañero, pero él tenía una hermana. Consolarla está tomando mucho
de él. Lark le palmeó el hombro—. Tu curación shifter significa que si te quedas
en la cama, estarás como nuevo en un par de días. Descansa un poco.

Después de que Lark se fuera, Lyle levantó una mano a Todd.

—Ven conmigo. Quiero abrazarte —Todd miró por encima de su cuerpo,


claramente incierto— Por favor —declaró Lyle.

Lyle se movió en la cama cuando Todd subió con cuidado a su lado. Todd
estaba boca arriba, y Lyle montado sobre él, manteniendo la presión de su
espalda. Apoyó la cabeza en el pecho de su compañero y aspiró el olor
maravilloso del hombre más pequeño. Tomando la mano de Todd en la suya, él
le dio un apretón. 123
—Pensé que iba a morir —admitió finalmente.

—Pero no lo hiciste —susurró Todd.

—No, no lo hice —dijo—. Pero en ese momento, tú eras todo en lo que podía
pensar. Todo lo que quería era encontrar un camino de regreso a ti. —Lyle
volvió la cabeza y miró a los ojos de color marrón de Todd—. Tú eres mi ángel
de la guarda, incluso cuando no estás allí. Te amo tanto, Todd.

Todd le sonrió, la calidez en sus ojos.

—Siempre estaré en deuda con Carson, porque te trajo de nuevo a mí. Te amo,
también, Lyle.

Lyle dejó escapar un suspiro y dejó que su cuerpo se relajara.

—Bueno, ángel. Eso es bueno.

Sintió a Todd pulsando un beso en la frente y sonrió.


—Todavía pienso ayudar a traer a Dagus de vuelta —murmuró.

—No esperaba menos —respondió Todd en voz baja—. Ellos son nuestros
amigos, y nuestra manada. Ahora, duerme un poco, guapo. Vas a estar bien
pronto, y entonces me vas a recordar todas las razones por la que debes
mantenerte sano.

Riendo, Lyle asintió.

—Eso suena fantástico.

Seguro en los brazos de su ángel, y con la certeza del amor de Todd, Lyle se
quedó dormido.

124
FIN
Sobre el Autor
Charlie Richards vive en un mini rancho en Utah con su guapo, paciente
marido. Ella comenzó a escribir fantasía cuando tenía ocho años, y después de
tropezar en su primer romance erótico a los diecinueve años, se dio cuenta de su
verdadera vocación. Ella se centra ahora en la escritura de romance erótico, a
menudo de la variedad paranormal, con héroes y heroínas de todo tipo. A
menudo puedes encontrarla acurrucada con su computadora portátil y una taza
de té o una copa de vino, en la creación de su próxima historia, lo que podría
emparejar un héroe sexy con una heroína aventurera... o tal vez con otro héroe
guapo. Charlie disfruta de paseos a caballo, clases de salto con Apache, ver 125
películas con su esposo, y escuchar a su musa decirle acerca de su próximo
proyecto.
Coordinación de Proyectos
Staff The Dream Of Desire
Traducción
Roxx
Corrección 126
Blanca
Portada, Diseño & Formato
Pervy

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