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III

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[1] Imagen extraída de la enciclopedia virtual Encarta 2009 todos los derechos reservados.
III

De acuerdo a lo anterior, es fácil concluir que el gato está vivo ó por lo menos lo estaba
hace un momento cuando lo miramos, si no fuera así, entonces este texto diría
exactamente lo contrario.

Sin embargo, ¿cómo se relaciona la física cuántica con la vida cotidiana? Es claro que la
superposición no se presenta en objetos macroscópicos y por ende tampoco en los seres
vivos como los conocemos, entonces, si la materia y todo lo que conocemos es
consecuencia de las leyes cuánticas, ¿cómo nos influyen éstas?

Reflexionemos en la siguiente sucesión de eventos:

Por todo el universo se extiende un manto invisible para nuestros ojos pero tan real como
el suelo que pisamos, dicho manto es llamado en la actualidad el campo escalar y se cree
es la fuente de toda la materia que conocemos hasta hoy; lo anterior se da gracias a la
existencia de una partícula, famosa por nuestros días, llama el Bosón de Higgs la cual
interactúa con las cuatro fuerzas fundamentales (gravedad, electromagnetismo, fuerza
nuclear fuerte y fuerza nuclear débil) y es capaz de transformar la energía del campo
escalar en materia (entes con masa) u otras partículas fundamentales como los fotones.

Dicha materia y partículas fundamentales tienen en su configuración las características


cuánticas que les preceden y que hasta hoy se nos es desconocida la forma como se les
confieren estas características. Estos entes cuánticos los conocemos como fotones,
electrones, átomos y cualquier otro cuerpo que se encuentre en la escala de Planck.

La primera característica que mantienen estos objetos cuánticos, es la no existencia en una


ubicación fija y determinada, sino el estado de superposición que mantienen en el espacio,
el cual describe su posición como la probabilidad de encontrarse en uno u otro lugar. La
segunda característica es la de poder mantener un entrelazamiento instantáneo con otro
objeto cuántico al haber interactuado con él sin importar la distancia que posteriormente
les separe.

Al tratarse de objetos distribuidos en el espacio, presentan un mayor comportamiento de


onda que de partícula y al poder entrelazarse con otros entes cuánticos presentan una
comunicación instantánea que incluso desafía la velocidad de la luz.

Ahora bien, por efectos gravitatorios y electromagnéticos los átomos (los cuales están
regidos por las leyes físico-cuánticas) se agrupan para formar otros sistemas que a medida
que crecen abandonan la escala de Planck y así pasan de leyes cuánticas a leyes clásicas,
sin embargo es aquí donde se produce el mayor interrogante de todos, si los átomos que
componen a un objeto macroscópico están regidos por las leyes cuánticas, ¿por qué dicho
objeto es clásico?
III

En este punto es necesario plantearse si la descripción anterior de la materia y sus


características es errada o si simplemente desconocemos un eslabón necesario en la cadena
de la realidad. Por supuesto, de las dos ideas anteriores, la más complicada es la primera
ya que propone replantear toda la visión de lo conocido y prácticamente comenzar de
ceros (aunque el nacimiento de la física cuántica hizo prácticamente lo mismo)

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