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Notas Complementarias

0. ¿EXISTE REALMENTE LA QUINTA DIMENSIÓN?

Hasta ahora hemos tratado a la quinta dimensión con cierta precaución, en


términos de escenarios que dependen de las decisiones que se tomen. Pero
podríamos ir un paso más allá y preguntarnos si realmente existe, dándole un
contenido más amplio que permitiera la existencia de realidades paralelas, esto
es, podría ser que el universo se estuviera bifurcando, como las ramas de un
árbol, conforme tomamos decisiones, y cada una de esas decisiones sería tan real
como la otra. Las respuestas que nos dan en este momento la ciencia y la filosofía
resultan más bien indefinidas, pero vale la pena que las veamos desde diferentes
perspectivas y con mayor detalle.

0.1 Sobre Tom Campbell (My Big TOE).

Tomado de YouTube entrando primero al canal Cracking the Nutshell y de allí al


vínculo al canal de Tom Campbell [interpretación propia].

1. La física no explica sus conceptos básicos: tiempo, espacio, partícula, masa,


gravedad, conciencia. Estos son sus conceptos básicos pero no son
problematizados. La idea de que a partir de tales conceptos se puede determinar
el resultado a seguir ha sido destruida por la mecánica cuántica (destruyó el
determinismo clásico).

[Dentro de un sistema cuántico no se puede saber cómo evolucionará en el


futuro, lo que existe son probabilidades de que esté en un estado u otro (que se
ejemplifican con la llamada función de onda de las partículas, misma que se
extiende hasta el nivel del protón, de los átomos y hasta a las moléculas).
Conceptos básicos que intervienen: la dualidad onda-partícula [superposición]
(que ni siquiera los físicos entienden plenamente), el llamado problema de la
medición o interacción (colapso de la función de onda), y la no localidad
(entrelazamiento cuántico)] [Temas conexos: El principio de indeterminación de
Heinserberg, el problema de los agujeros negros, ¿qué pasó antes del big bang?]

2. La realidad es virtual [tipo matrix] Es como entrar a un videojuego en donde se


establecen las reglas de éste, pero antes de acceder al juego no hay nada, se tiene
que suponer un mundo exterior desde el cual se arranca el juego.

2. Realidad virtual. Videojuego. Botón rojo.


3. [¿?] La conciencia no viene del mundo físico (por tanto, tiene que venir de
afuera, desde lo no físico). Todo intento de reducir la mente a propiedades
clásicas está destinado al fracaso. +¿el alma viene de la quinta dimensión? Ver el
pan de caja Bimbo del espacio tiempo desde afuera.

3. Conciencia no material. [Este es el punto más débil del argumento]

4. Lo que existe es la probabilidad, la función de onda: no es correcto decir que la


probabilidad se convierta en realidad.

[Independientemente de que yo esté o no de acuerdo con esto, no se puede refutar


el argumento de forma fácil, por lo que la cuestión queda indeterminada. A lo
mejor el mundo es realmente clásico a nivel macro, pero nadie lo ha podido
demostrar por el momento: ese es el estado actual de la cuestión y punto, no tiene
caso darle más vueltas. En ese sentido el materialismo no está muerto pero sí está
noqueado]

[Supongamos dos electrones idénticos que sabemos que van a decaer emitiendo
un fotón. Uno puede decaer en un segundo, el otro en años. Los dos son
igualmente reales y se pueden intercambiar: aquí está la clave de la incertidumbre
cuántica.]

0.2. PERSPECTIVA DESDE LA FÍSICA TEÓRICA.


No ahondaremos mucho sobre este tema porque, recordemos de nuevo, el
presente ensayo no es un tratado de física. El enfoque de los físicos “duros” es
determinista, esto resulta natural desde que su perspectiva es científica y, por
tanto, se limita a lo que se puede observar y experimentar. En tal sentido, los
físicos “duros” se envuelven en la cuarta dimensión y sostienen, prácticamente
como dogma, que el pasado ya pasó, el presente es un instante, y el futuro está
determinado por las leyes de la física.

El Determinismo de los físicos “duros”.

Determinismo de los físicos “duros”: Si tuviéramos un experto en cálculo de


escenarios, que pudiera diseñar un software que contuviera todos los datos
relevantes y definiera cómo se conectan las variables entre sí, se podrían calcular
los resultados futuros con absoluta precisión. En otras palabras, el futuro ya
estaría escrito por más que se le quiera modificar. De acuerdo con esto, en
nuestro esquema no hay propiamente escenarios, sino un único escenario que se
sigue indefectiblemente desde el principio hasta el fin del tiempo de nuestro
universo. +Un pan rebanado es una buena analogía.

Determinismo no “duro”. Física cuántica. Función de onda. Salto del electrón.


Una pelota podría hacer lo mismo, con menor probabilidad. Pero también se ha
demostrado que hay moléculas que se pueden poner en estado cuántico. No hay
destino en sentido estricto.

Otros físicos no son tan “duros”, pero también están impregnados del
determinismo, aceptan que a nivel de la física cuántica no todo está determinado,
por ejemplo, un electrón puede saltar de forma sorpresiva de un lugar a otro, eso
es una consecuencia del principio de indeterminación de Heisenberg y del
modelo estándar de partículas. Pero a diferencia de los físicos “duros” no creen
que esto se limite a experimentos de laboratorio, sino que un objeto físico, como
una pelota de fútbol, podría hacer lo mismo, con la única salvedad de que la
probabilidad de que eso sucediera resultaría muy baja puesto que supone
millones de partículas en interacción. En todo caso, al aceptar esto, están
aceptando lógicamente que una molécula de agua puede hacer lo mismo con
mayor probabilidad, y finalmente, como en el conocido efecto mariposa, la
función de onda de probabilidad a nivel cuántico terminaría por destruir el
concepto de destino en su forma estricta.

Así, desde la pura mecánica cuántica, es posible derivar los universos paralelos e
inclusive pensar (al menos en un nivel especulativo) que con cada decisión que
tomamos estamos cambiando el destino: el futuro se bifurcaría constantemente
como en un diagrama de árbol. El libre albedrío es un tema abierto.
Para otros científicos, más cautos, habría una quinta dimensión, pero tendría
alcances limitados, por ejemplo, sería muy dudoso que existiera el libre albedrío,
nuestras decisiones serían determinísticas en el sentido de que a nadie se le
podría culpar por haber decidido de una forma u otra, puesto que el mundo
material y sus interacciones lo obligan por ser la causa final de sus acciones.
Obsérvese que la cautela a la que nos referimos se da en el marco de la ciencia,
pero en términos filosóficos la discusión se encuentra hoy en día más abierta que
nunca.+Invasión de la filosofía posmoderna en la teoría de decisiones ética y
moral.
Finalmente, hay físicos que creen en los mundos paralelos. Su lema sostiene:
“Todas las posibilidades ocurren en alguna realidad”. Ésta sería la posición
normal de los físicos de cuerdas, si es que pretenden ser coherentes con su
concepción de la realidad. +Agujeros de gusano. Multiverso.
Esto acarrea algunos problemas conceptuales puesto que en su modelo, tal vez
sería posible el viaje en el tiempo hacia el pasado, por ejemplo, a través de un
“agujero de gusano”. En consecuencia, como sucede en las tramas de las
películas de ciencia ficción, sería posible que yo viajara al pasado y matara a mi
abuelo, por tanto: ¿cómo es posible que yo continuara existiendo si he construido
un bucle lógicamente incoherente en el tiempo? La solución a la paradoja
radicaría en considerar que he saltado de una línea de tiempo a otra, y por tanto,
estoy ahora en un universo paralelo cuya historia resulta diferente a la del
original.
No obstante el determinismo implícito en la física teórica vuelve a hacer su
aparición, puesto que algunos creen que la “realidad” se las ingeniaría para
mantener la coherencia lógica y evitar la paradoja: de alguna manera sería
imposible que yo matara a mi abuelo por más que lo intentara: Interpretación de
fe: esquizofrénica.
Este último argumento deja claro que ya no nos estamos remitiendo a la ciencia
positivista tradicional, sino que hay una interpretación de fe implícita en el
determinismo, su esquema conceptual se resiste a aceptar cambios en el destino,
inclusive inventando formas sofisticadas de evitarlos.
Regresando a la física cuántica, se ha demostrado que existen estados de
superposición, esto es, antes de realizar una observación se puede considerar que
una partícula está en varios lados a la vez, inclusive en lugares que se encuentran
en extremos opuestos del universo. Colapso de la función de onda en la medición
o interacción. +Pero esto no se acomoda con el modelo evolutivo del ADN que
requiere radiación para generar las mutaciones que explicarían nuestra existencia.
Las mediciones que se han hecho de acuerdo al llamado “modelo estándar de
partículas” concuerdan con esta interpretación a un nivel de precisión asombroso.
La única salida para evitar que esto nos vincule con una concepción de la
realidad completamente nueva y en desacuerdo con el sentido común consiste en
recurrir a elaboradas interpretaciones que mantienen meticulosamente separado
al modelo de la realidad efectiva: alguna fuerza misteriosa haría que lo “real-
real” se separara del modelo teórico en algún momento. Un ejemplo de este
mecanismo es el conocido “colapso de la función de onda” en el momento de la
medición.
Pero tal interpretación es difícil de sostener en un sentido fuerte. Por ejemplo,
nuestro ADN se ha formado a través de un proceso evolutivo durante el cual las
radiaciones cósmicas han cumplido un papel fundamental para generar las
mutaciones necesarias para que los seres vivos existamos en nuestra forma
actual. Tales radiaciones están generalmente en estado cuántico, esto es,
generaron cambios aleatorios en un sentido estricto: a tal grado de que no
sabemos si la realidad se bifurcó en universos paralelos cada vez que se dio una
interacción de tal tipo. Estos ejemplos se pueden multiplicar y hacen dudoso que
el determinismo sea cierto. Lo que es más, ya se han hecho experimentos en que
se han colocado moléculas en estado cuántico, así que la indeterminación parece
ir inclusive más allá de la física de partículas.
La historia que acabamos de contar ha sido presentada en forma muy resumida,
algo anecdótica, y por tanto contiene lagunas. La conclusión general debería ser
que desde el punto de vista de los físicos existe una corriente determinística que
se resiste a aceptar las consecuencias de los universos paralelos, no obstante, sus
argumentos se basan en una especie de fe en las inmutables reglas de la física que
los demás no tenemos obligación de compartir. Mientras tanto, otros, como los
físicos de cuerdas y en menor grado los físicos cuánticos, son mucho más
abiertos a las posibilidades de una quinta dimensión plena.
0.3. PERSPECTIVA DESDE LA PSICOLOGÍA.
También en la psicología hay corrientes duras que sólo aceptan la existencia de
una realidad.
No obstante, hay psicólogos más impregnados con el idealismo que admiten que
nuestra concepción del tiempo podría ser puramente psicológica, nuestra flecha
del tiempo apunta hacia el futuro porque así está diseñado nuestro cerebro, pero
eso no quiere decir que la realidad externa a la que nos referimos se comporte de
esa manera. Cada quien ve el tiempo desde su ventana individual, y como en una
ilusión óptica, piensa que su presente es el presente de todos los demás, puesto
que eso es lo que sus sentidos le señalan. Pero el presente es personal. Creamos
la ilusión del tiempo en términos clásicos, pero eso no real. Pasado, presente y
futuro podrían convivir más allá de nuestra percepción.

Es como si cada quien trajera consigo un reloj biológico, pero ese reloj no tuviera
relación simple y directa con la realidad efectiva. Nuestra mente recibe los datos
y los va procesando a su propio ritmo creando la ilusión de que siempre estamos
en un “presente”, pero ese “presente” es personal+ no hay presente "cósmico
fijo", el mismo Einstein tuvo la oportunidad de percatarse de esto con una simple
transformación de su ecuación original de la energía en su "relatividad especial",
tiene poco que ver con lo que está sucediendo realmente “allá afuera”. Como
todos estamos atrapados en la cuarta dimensión, no tenemos manera de distinguir
otra cosa que no sea lo que nos dan los datos de los sentidos y por ello creamos la
ilusión del tiempo. Pasado, presente y futuro podrían convivir más allá de nuestra
percepción.
De nuevo no hay forma, por el momento, de distinguir una concepción de la otra,
y por tanto, no sabemos si el tiempo fluye de la manera que parece, o
simplemente nuestra mente se adapta a ello, y por tanto, la quinta dimensión sería
tan real como nuestra percepción natural del tiempo.

0.4. PERSPECTIVA FILOSÓFICA.


Tal vez ésta sea la objeción más fuerte al determinismo. Siguiendo la huella de la
psicología, pero dando un paso más allá, podemos pensar que las realidades que
están afuera, esto es, las que no son fenomenológicamente observables, son tan
reales como las que percibimos con nuestros limitados sentidos. Por tanto, la
distinción que hacemos entre pasado, presente y futuro es una construcción
lógica cuyo campo de acción se limita a nuestro tiempo natural.
Usando una analogía útil para nuestra discusión, los seres humanos nos
asomamos a las ventanas de nuestras vidas y pensamos, siguiendo el reloj
implícito en nuestra mente, que el tiempo está pasando tal cual lo vemos.
Filosóficamente esta idea que nos parece tan natural es indemostrable: tanto vale
la perspectiva del tiempo de la vida de Napoleón como la del tiempo de nuestra
vida. Tal idea es tomada muy en serio por Nietzsche a través de su concepción
del “eterno retorno”.
Como la ciencia tradicionalmente se ha enfocado sólo a lo que se puede
experimentar, excluye de su campo de acción, en forma arbitraria, todo aquello
que no sea de alguna forma medible. Los filósofos, por el contrario, creen en
realidades más allá de la ciencia, comenzando por conceptos tales como la ética,
la libertad, el libre albedrío, el alma, y, más generalmente, en el idealismo, que
visto en su sentido extremo construye la realidad desde adentro del individuo, de
tal manera que lo que percibimos como real está completamente originado y
distorsionado por nuestras ideas. Al fin, el individuo no puede distinguir entre lo
que construye en su mente y lo que existe materialmente. En una versión más
suave podemos ubicar al idealismo trascendental kantiano, que separa
cuidadosamente la ciencia de la metafísica, pero no para desechar esta última,
sino para ubicarla como otra forma de conocer las realidades que van más allá de
lo que se puede estudiar experimentalmente. Así, es posible construir juicios no
científicos que tienen un estatus de verdad equiparable a los juicios científicos.
+Filosofía postmoderna como contraejemplo. La conclusión es indeterminada.
No queremos alargar más este asunto porque sería cuestión de nunca acabar. No
obstante, hay que mencionar que hay corrientes filosóficas modernas que tratan
de salvar al determinismo, por ejemplo, la llamada filosofía postmoderna. Ésta es
una especie de intromisión del positivismo lógico y determinista en el terreno de
la filosofía, y por ello, en nuestra opinión, representa un movimiento inválido,
mientras no se demuestre lo contrario.
Por tanto, desde el punto de vista filosófico, la existencia de la quinta dimensión
puede ser un resultado natural y, para muchos, actualmente inobjetable. Pero
preferimos ser de nuevo cautos y limitarnos a decir que la conclusión es relativa a
la perspectiva con que se analice.1

Una cosa es que no percibamos en este mundo lo que sucede en otros mundos
posibles, y otra cosa es decir que esos mundos posibles no existen. La verdad es
que no entendemos esto y hay que mantener la mente abierta, incluso algún día
alguien podría inventar un ingenioso experimento que nos pruebe o no que los
universos paralelos existen. Por el momento no lo sabemos y sólo especulamos.

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LA DECOHERENCIA CUÁNTICA EN QUORA.

Aquí se explica por qué la decoherencia cuántica no elimina el problema de la


medida. Sigue sin ser claro qué pasa en el momento de la medición. Otra
reflexión propia es que del hecho de que un evento tenga una probabilidad muy
baja, que hace que sea “imposible” de apreciarse en todo el tiempo que dura el
universo, no significa que tal evento no exista (sólo consuela a los físicos en el
sentido de que nunca se encontrarán con un problema así).

De Quora:

Referencia: https://www.quora.com/Does-decoherence-solve-the-measurement-
problem-in-quantum-theory

Question:

Does decoherence solve the measurement problem in quantum theory?

H. D. Zeh, one of the leading experts in the field of decoherence, writes in his
article "Basic Concepts and Their Interpretation,"

1
En la bibliografía que ofrecemos al final hay varias fuentes que inspiraron este apartado. En especial
remitimos al lector que quiera profundizar a: Cox, B. y Farshaw, J. (2015), Smolin, L. (2006 y 2015), Everett,
H. (1976), Wiseman H. M. (2014), y en un terreno más especulativo y atrevido a Campbell, T. (2006).
"Because of the dynamical superposition principle, an initial superposition does
not lead to definite pointer positions. ...environment-induced decoherence by
itself does not solve the measurement problem." (p.14)

"The measurement problem can only be resolved if the Schrödinger dynamics is


supplemented by a non unitary collapse." (p.21)

Similar statements have been made by Joos and other decoherence experts.

Nevertheless, some physicists maintain that decoherence solves the measurement


problem. Are the glossing over some part of the problem? Do they have a
different understanding of what the problem is? Or perhaps they have a different
standard for what constitutes an acceptable solution?

In any case, what do you think? Does decoherence solve the problem or not?
Why or why not?

Answer:

The people quoted above are correct. Decoherence does not solve the
measurement problem, and it does not claim to. It solves some of it, not all of it.
There are physicists who claim that it solves the whole thing, and they are -- with
respect -- wrong.

In technical terms, would go and read Stephen Adler's paper, which is very
patient and clear. It's called "A Response to P. W. Anderson" and was certainly
enough to convince Anderson that he was wrong.

In non-technical terms, the distinction can be made like this: Decoherence shows
why things at the classical scale (e.g., measurement apparatus) "look classical"
i.e., they're in one determinate place rather than smeared around in position or
momentum space. Its answer is that the other states are unstable on any sensible
timescale. And this is a big step forward.

But we're not there yet: unfortunately decoherence preserves ALL of the
classical-looking states, corresponding to all possible results of the experiment.
It says that the state in which the measurement pointer is exactly at 1 is stable,
but so's the one in which it's at 2, and the one that it's at 3, etc. In does not show
why only one of those is selected to make up classical reality rather than the
others.

There are a variety of moves you can make:


1) "It's just probability: you use the Born rule to determine which one comes out
and I've got a dynamics theory that tells me how" (congratulations, you're a
stochastic collapse theorist like Ghirardi, Rimini and Weber)

2) "It's just probability: you use the Born rule to determine which one comes out
and I don't need any dynamics, that's just the way I'm interpreting reality"
(congratulations, you're a Copenhagen interpretation person like Niels Bohr --
probably).

3) "All these states are realised in reality" (congratulations, you're a many worlds
person like Everett).

... and probably others. The point is, you need an interpretation as well as
decoherence to solve the measurement problem -- it doesn't do the job on its own.

Written 15 Feb, 2014 • View Upvotes

1. Sobre el fotón lento y los gluones [ambos son bosones].

La cuestión de que en el modelo estándar el fotón y los gluones no tienen masa, y


que el primero viaja a la velocidad de la luz en el vacío, además de que al
primero se le puede “bajar” la velocidad según el material por donde viaje es un
poco compleja de explicar. Tiene que ver con teoría de campos, un poco como lo
trabaja con la molécula de agua Leonard Susskind en su video “Aclarando el
bosón de Higgs”.

[A nivel lógico todo esto se me hizo muy raro, porque si el fotón es inmaterial y
se le inmoviliza, pues no queda nada, y ¿dónde rayos está la energía perdida?]

La analogía más fácil que encontré es la que sigue [aunque es falsa]:

Cuando la luz va en el agua lo hace más despacio. Lo primero que pensé como
imagen mental de esto es que el fotón va a la velocidad de la luz, pero por la
resistencia del material, se va haciendo de atrás para adelante (o de arriba para
abajo, vibrando), lo que atrasa la velocidad observada. En “realidad” no sería así,
lo que pasa es que los fotones se estrellan con los electrones, y éstos tienden a
subir a una órbita mayor por el aumento de energía, pero si la energía no alcanza
para la órbita mayor, regresan a la menor y vuelven a emitir el fotón. En el
proceso, la luz aparece como más lenta (porque se absorbió en el electrón y luego
la soltó). Lo mismo pasa a nivel molecular, es como que si la luz entrara en un
bosque y se estrellara con los árboles, no es lo mismo que en un campo abierto.

En el experimento de los alemanes dicen que la luz estuvo durante un minuto


literalmente quieta. Esto no creo que sea muy preciso, lo que pasa es que se le
enfrío y se le atrapó en un medio muy desfavorable (y a baja temperatura) que le
impedía prácticamente avanzar, una vez que llegó al otro extremo del medio, se
liberó como luz normal y recuperó su velocidad.

Hay otras interpretaciones más complicadas. A veces se analiza esto como un


rayo de luz atrapado entre dos espejos o materiales, rebotando de lado a lado. Así
se puede atrapar la luz y hacerla aparecer más lenta, aunque el fotón sigue ahí
moviéndose a la velocidad de la luz. +Problema de este argumento: Recordar que
la velocidad del fotón es c sólo en el vacío.

Menos convincente se me hizo la idea de que el fotón cambia de dirección y eso


lo retrasa, tendría que estar de alguna manera atrapado (puesto que de otra
manera escaparía del material) y que además siguiera avanzando (de frente) por
algún mecanismo. En todo caso tendría que estar dentro del material y perder
velocidad, pues de otra manera, por más que cambiara de dirección no se
atrasaría porque seguiría viajando a la velocidad de la luz. +Corrección: la luz no
viaja a la velocidad de la luz fuera del vacío, además este mecanismo de pin-ball
es refutable).

El caso de un campo similar al de Higgs es más difícil de explicar, pero nos


podemos imaginar a los fotones inmersos en el campo y recibiendo una atracción
eléctrica hacia arriba de forma homogénea y constante dentro del campo. Eso,
por equivalencias de energía, los podría retrasar puesto que es como si tuvieran
masa. Creo que eso sería una especie de masa falsa, de otra manera no me
explico cómo un fotón puede tener masa +[regresamos a que no sabemos muy
bien qué es la masa: tiene que ver con teoría de campos][concepto de
condensado]

Después de escribir lo anterior me encontré un video de un físico que explica las


cosas en forma más completa. El mecanismo de pin ball que se describió antes,
con el fotón pegando con los átomos, no funcionaría correctamente porque la luz
saldría en direcciones diferentes, y eso no es lo que se observa en los
experimentos, sino que la luz sale del material al mismo tiempo en un solo
paquete.

Entonces hay dos explicaciones cuánticas: una es que funciona como en el


experimento de la doble rendija, el fotón (como onda) pasa por dos lados a la vez
(o muchos lados a la vez) creando superposición, esto provoca que se cree la
interferencia cuántica, tanto en el fotón, como en su interacción con el medio.
+Es como si el fotón vibrara dentro de un campo controlado.

La última explicación cuántica es más espectacular: aparecería una nueva


partícula correspondiente al fotón pero con masa durante el recorrido por el
medio, y se convertiría de nuevo en fotón en el otro extremo. Esto se parece
mucho o es igual al mecanismo de Higgs, me parece una buena explicación.
(resulta curioso que yo ya la había adivinado más arriba aquí mismo)

Por último los gluones: ellos siempre aparecen inmersos en el campo del átomo,
específicamente dentro del protón o neutrón, y forman estructuras parecidas a un
cristal que va creciendo. Como están atrapados dentro del campo no se pueden
mover a la velocidad de la luz normalmente (habría que ver en el vacío, no lo sé).
Tampoco entiendo muy bien cómo le dan masa al protón que va mucho más allá
de la masa de los 3 quarks que lo componen (y esto es aparte del bosón de Higgs
cómo se explicó en un video de Youtube que señalaba que la mayoría de la masa
no viene del bosón de Higgs). Me parece que debe ser un mecanismo parecido,
pero en el que sólo intervienen los quarks y los gluones.

2. La gravedad no está explicada en el modelo estándar:

El gravitón intercambiaría información. Los campos son como el mar y las


correspondientes partículas son las olas. La gravedad a pequeñas escalas no
funciona: la matemática correspondiente crea una ensalada de infinitos. No hay
una descripción cuántica de la gravedad.

Respecto a tus consultas, la que haces es una excelente observación: la atracción


entre un electrón y un positrón es muy similar a la atracción gravitacional entre
dos cuerpos masivos. De la misma manera que el electrón y el positrón se atraen
eléctricamente debido al intercambio de fotones se cree que la información del
campo gravitatorio es transmitida o mediada por una partícula hipotética llamada
‘gravitón’. Sin embargo dicha partícula nunca ha sido observada.

Dado que la fuerza gravitatoria tiene un alcance infinito, al igual que la fuerza
electromagnética, se espera que el gravitón no tenga masa (la interacción
gravitatoria entre dos cuerpos masivos se propaga a la velocidad de la luz),
además no tendría carga eléctrica y tendría espín 2. Aquí es importante destacar
el hecho de que la interpretación de las fuerzas fundamentales como en este
intercambio de partículas mediadoras es una descripción cuántica, es decir, se
utiliza lo que los físicos llaman ‘teoría cuántica de campos’ que básicamente nos
dice que cada partícula que observamos es un campo, así como el campo
eléctrico, el campo magnético, y el campo gravitatorio, es “algo” que está ahí y
se manifiesta en forma de partículas. Un profesor que tuve solía decir que los
campos son como el mar y las correspondientes partículas son las olas. Aquí es
donde nos encontramos con una gran diferencia (desde el punto de vista teórico)
entre estas dos interacciones, ya que sabemos muy bien como describir los
fenómenos electromagnéticos a escalas cuánticas, eso es lo que llamamos QED;
sin embargo la gravedad a escalas pequeñas no funciona, cuando se intenta
describir la teoría de la gravedad de Einstein (relatividad general) en el lenguaje
de las teorías cuánticas, el resultado es una ensalada de infinitos que no tienen
sentido. Éste es el verdadero motivo por el cual el modelo estándar no incluye la
gravedad. Como decía en el post sobre la gravedad, a escalas de partículas la
gravedad puede ser despreciada porque es muy pequeña, pero algo que no se dice
en ese punto es que somos afortunados que así sea ya que no tenemos idea de
cómo tratar partículas interactuando gravitacionalmente, todo el mundo busca
hoy esa descripción cuántica de la gravedad.

Algo que puede ser útil es buscar diferencias entre gravedad y


electromagnetismo. Ya mencioné algunas: el fotón tiene espín 1, en cambio el
gravitón tendría espín 2 (notar que ambos son bosones, en general veremos que
todas las partículas mediadoras de fuerzas son bosones). Como dices la ley de
Coulomb y la ley de gravitación universal son muy similares, al menos
matemáticamente. La primera es proporcional al producto de las cargas mientras
que la segunda al producto de las masas; ambas disminuyen con el cuadrado de la
distancia de los cuerpos que interactúan, entonces dónde hay otra diferencia? Es
importante notar que la ecuación que describe la fuerza para ambas interacciones
tienen una constante, donde puedes ver que el valor de la constante electrostática
(K) es ~1020 veces la constante de gravitación (G), por lo cual la intensidad de la
fuerza eléctrica es muy superior a la gravitacional. Otra diferencia importante es
que la fuerza gravitacional es siempre atractiva (no hay masas positivas y
negativas) mientras que la eléctrica depende del signo de las cargas. Sin embargo
creo que una de las mayores diferencias prácticas es que conocemos la teoría
fundamental del electromagnetismo (electrodinámica cuántica o QED) pero no
así con la gravedad, sabemos cómo estudiarla y hacer cálculos muy precisos
usando las complicadas ecuaciones de Einstein, pero no sabemos cómo
describirla a escalas fundamentales.

4. El marco teórico
 
4.3 RELATIVIDAD ESPECIAL
      INTRODUCCIÓN
http://palmera.pntic.mec.es/~fbarrada/profesores/prof431.html

     En 1905, hace ya casi cien años, Albert Einstein, un empleado de patentes ajeno al establishment
científico, puso orden en la teoría electromagnética que estaba empezando a mostrar fallos
preocupantes. Y lo hizo de un modo bastante “racionalista”, apoyándose bastante más en el
“pensamiento puro” (en la medida en que eso sea posible) que en los resultados de los experimentos

    Los dos postulados básicos de los que partió son estos:

– Las leyes de la física deben ser iguales en todos los sistemas inerciales de referencia.

– La velocidad de la luz es la misma en todos los sistemas inerciales de referencia.

y las consecuencias extraídas a partir de ellos no dejan de sorprendernos. La relatividad especial ha


dejado de ser la “electrodinámica de los cuerpos en movimiento” del artículo fundacional de Einstein*
y se ha transformado en algo que hay que exigir a priori a toda teoría física para que sea razonable y
funcione. Aquí sólo vamos a fijarnos brevemente en aquellos aspectos imprescindibles para hablar de
la física de altas energías, pero se pueden encontrar más detalles en, por ejemplo:

– Física Básica, vol. 2. Antonio Fernández – Rañada (coord.), Alianza Editorial.

– The Odd Quantum, de Sam Treiman, Princeton University Press, 1999.

4.3.1 Momento y energía relativistas

   Estamos acostumbrados en usar para el momento lineal la expresión p = mv y para la energía


cinética E = (½) mv2 = p2/2m, pero en muchas circunstancias resultan ser inadecuadas.

   En el acelerador LEP, que fue el buque insignia del CERN, el Laboratorio Europeo de Física de
Partículas, era de lo más normal coger un electrón (salido con una velocidad muy pequeña de un
cátodo metálico caliente) y acelerarlo hasta que alcanzase una energía del orden de 100 GeV, con lo
que su velocidad debería ser

pero al medir o calcular esa velocidad, nunca, en ningún acelerador o en ningún otro proceso se han
observado velocidades superiores a la de la luz en el vacío, c 299 792 458 m·s–1 (ni la materia ni la
información pueden superar ese límite, que además sólo es alcanzable por las partículas sin masa).

Pero en realidad el momento lineal (especial relativista) debe definirse así:


Que es el momento modificado por la transformación de Lorentz.

En el límite de velocidades pequeñas frente a c) y la energía de una partícula libre tenemos:

   Una representación gráfica de la energía y del módulo del momento nos ayuda a comprender las
implicaciones del cambio:

Ahora el momento y la energía pueden crecer indefinidamente aunque la velocidad tenga c como
límite absoluto.

    Los puntos importantes en los que fijarse son:

· La primera expresión para la energía no es válida para partículas de masa nula, en cuyo caso hay
que emplear la segunda: E = pc (si m=0).

Por lo tanto el momento queda como p = E/c.

El momento es proporcional a la energía puesto que c es constante.

· Cuando la energía de una partícula es tan alta* que el término (pc)2 de su energía domina sobre el
término (mc2)2, que es fijo, se puede decir que E pc y a la partícula se le llama “ultra relativista”.

Por ello, en los aceleradores de partículas, llega un momento en que las partículas, cuando sus
velocidades están próximas a las de la luz, no van ya apreciablemente más deprisa cada vez; lo que
hacen es adquirir mayores energía y momento lineal, que sí pueden crecer sin límite, a diferencia de
la velocidad.

· puede desarrollarse en serie de potencias de v/c y el resultado es: E = mc2 +


½mv2 + términos del orden de (v/c)4 y superiores. El segundo término implica que la fórmula se reduce
a la familiar ½ mv2 (energía potencial) cuando v<<c, si nos olvidamos del término constante mc2,
llamado “energía en reposo” del que hablaremos en la sección siguiente.

· La energía cinética de una partícula libre será la energía total menos la energía en reposo.

Agregado posterior para aclarar los conceptos:

Para completar el problema de las magnitudes de medida:

F = m.a

Ésta es la segunda ley de Newton, y como se ve, conlleva que la fuerza se mida en kilogramos
multiplicados por metros entre segundos al cuadrado. Falta multiplicar por la distancia para tener
la energía cinética.

Por ello en E = p.c el momento tiene que estar medido en kilogramos por metros entre
segundos, por tanto, en kilogramos por velocidad (porque la velocidad está en metros entre
segundos).

Para partículas con masa (según Newton):

Ek = F.a.d (Newton) (por lo que sí cuadran las magnitudes).

F = m.a

a = Ðv / Ðt = (Vf-Vo) / t (Si no hay rozamiento)

a = Vf / t

d = V(media) . t = (Vf /2) (t)

Ek = m (Vf/t) (Vf/2) t

Ek = m v2 / 2 (que es la ecuación clásica para la energía kinética.

Ahora puesto que p = mv queda p/v = m, por tanto:

Ek= (p . v) / 2 (también cuadra). (1)


Multiplicando arriba y abajo por p en el segundo miembro queda:

Ek = p2 .v / 2p

Ek = p2 .v / 2m . v

Por tanto:

Ek = p2 / 2m

Curiosidad: Ek sería: m (v2) /2 , por lo que quedaría la fórmula de Einstein con c cambiado por v
y dividido entre 2, excepto que faltaría agregar la energía en reposo mc2.

Ahora bien, por el principio de incertidumbre de Heisenberg:

Ðp . Ðx <= h (donde h es la constante de Planck)

Se sigue

Ðp <= h / Ðx (por tanto, la constante de Planck debe estar en kilogramos por metros cuadrados
entre segundos, o sea, en julios multiplicados por segundos) (obsérvese que según este
principio, cuanto más localizada una partícula, menor es el cambio de x, y por tanto, mayor el
cambio en el potencial (lo que significa que menos sabemos sobre dónde está la partícula).

Otra relación importante es la Ecuación de Broglie (1924):

Lambda = h / p (Donde lambda es la longitud de onda que se define como la distancia real que
recorre una perturbación (una onda) en un determinado intervalo de tiempo. Ese intervalo de
tiempo es el transcurrido entre dos máximos consecutivos de alguna propiedad física de la
onda).

De lo que se sigue:

p = h / lambda

Por tanto: a mayor longitud de onda menor momento lineal (o visto al revés: tendremos más
acción conforme la longitud de onda sea menor). El momento también se puede sustituir por mv,
de lo que se sigue:

lambda = h / m.v (la longitud de onda es inversamente proporcional a la masa y la velocidad)


+Por eso los cuerpos macroscópicos son estables, desaparece la longitud de onda en términos
relativos, pero allí sigue aunque sea enormemente pequeña y se requieran tiempos casi infinitos
para que se manifieste.

[Esto es importantísimo para mostrar la dualidad onda-partícula] (m puede ser la masa de


cualquier cuerpo, pero entre mayor sea la masa será menos posible que se comporte como
onda]

Otras aclaraciones importantes: [El link sería buscar en Google: energy and momentum]

Energy–momentum relation.

In physics, the energy–momentum relation is the relativistic equation relating any object's rest
(intrinsic) mass, total energy, and momentum:

E2 = (pc)2 + (moc2)2 (1)

Holds for a system, such as a particle or macroscopic body, having intrinsic rest mass m0, total energy
E, and a momentum of magnitude p, where the constant c is the speed of light, assuming the special
relativity case of flat spacetime.[1][2][3]

The energy-momentum relation (1) is consistent with the familiar mass-energy relation in both its
interpretations: E = mc2 relates total energy E to the (total) relativistic mass m (alternatively denoted
mrel or mtot ), while E0 = m0c2 relates rest energy E0 to rest (invariant) mass which we denote m0. Unlike
either of those equations, the energy-momentum equation (1) relates the total energy to the rest mass
m0. All three equations hold true simultaneously.

Special cases of the relation (1) include:

1. If the body is a massless particle (m0 = 0), then (1) reduces to E = pc. For photons, this is the
relation, discovered in 19th century classical electromagnetism, between radiant momentum
(causing radiation pressure) and radiant energy.
2. If the body's speed v is much less than c, then (1) reduces to E = m0v2/2 + m0c2; that is, the
body's total energy is simply its classical kinetic energy (m0v2/2) plus its rest energy.
3. If the body is at rest (v = 0), i.e. in its center-of-momentum frame (p = 0), we have E = E0 and m
= m0; thus the energy-momentum relation and both forms of the mass-energy relation
(mentioned above) all become the same.

A more general form of relation (1) holds for general relativity. [Esto es mucho más complicado, no lo
necesitamos aquí]

Conclusión: Una vez distinguida la masa relativista o aparente de la masa en reposo, la situación
queda aclarada. Pero entonces no es cierto para toda interpretación que conforme nos acercamos a
la velocidad de la luz se cree más masa, eso sólo es aparente. Lo que se crea es momento (o energía
cinética). También, si un sistema adquiere energía, eso no quiere decir (siempre) que la masa
aumente (lo que aumenta de nuevo es el momento). En suma: esto hay que tomarlo con pinzas. Tal
vez sea mejor referirse a la relación entre energía y momento, puesto que tales magnitudes están
relacionadas, finalmente, con la energía (en especial con la energía cinética), mientras que la masa
es un concepto más elusivo (como en el mecanismo de Higgs, esto es, tiene más que ver con física
de campos).

Explicación de Einstein para evitar ambigüedades:

It is not good to introduce the concept of the mass [relativistic] [M = mo . (transformación de Lorentz)] of a moving body
for which no clear definition can be given. It is better to introduce no other mass concept than the ’rest mass’ m. Instead
of introducing M it is better to mention the expression for the momentum and energy of a body in motion.

— Albert Einstein in letter to Lincoln Barnett, 19 June 1948 (quote from L. B. Okun (1989), p. 42[1])

Controversy:

Okun and followers reject the concept of relativistic mass.[1] Also Arnold B. Arons has argued against teaching
the concept of relativistic mass:[22]

For many years it was conventional to enter the discussion of dynamics through derivation of the relativistic
mass, that is the mass–velocity relation, and this is probably still the dominant mode in textbooks. More recently,
however, it has been increasingly recognized that relativistic mass is a troublesome and dubious concept. [See,
for example, Okun (1989).]... The sound and rigorous approach to relativistic dynamics is through direct
development of that expression for momentum that ensures conservation of momentum in all frames:

rather than through relativistic mass....

Por fin: la equivalencia matemática se demuestra así:

Relativistic Energy in Terms of Momentum


The famous Einstein relationship for energy

E = mc2
can be blended with the relativistic momentum expression

to give an alternative expression for energy.

The combination pc shows up often in relativistic mechanics. It can be manipulated as follows:

and by adding and subtracting a term it can be put in the form:

which may be rearranged to give the expression for energy:

Note that the m with the zero subscript is the rest mass, and that m without a subscript is the effective relativistic mass.

Otra curiosidad:

E = mc2

E = p/v c2
p/v = E/c2

(pc)/E = v/c

Por tanto, pc tiende a E conforme v se acerca a la velocidad de la luz. Además,


podríamos decir que el momento es proporcional a la energía conforme nos
acercamos a la velocidad de la luz. A velocidades bajas eso parece no ser cierto
puesto que p = mv por lo que la ecuación pierde sentido en cuanto a su
interpretación, además de que no la podía conciliar con la energía cinética. Mi
interpretación es que la proporcionalidad se da conforme agregamos más y más
energía, entonces v tiende a c y se queda casi constante, mientras p tiene que
crecer para adecuarse a la mayor energía. En suma, conforme v se acerca a c, los
excesos de energía se van al momento y ya no pueden prácticamente aumentar la
velocidad, a velocidades bajas tal relación se pierde. Recuérdese que en reposo la
energía total es (mo . c2) mientras la energía cinética es cero, así que es natural
que conforme aceleramos un cuerpo primero domine la energía en reposo, pero
como ésta es constante, llegará un momento en que la energía cinética será la
única que aumente, al igual que el momento.

Según cálculos propios la energía potencial (en reposo) se iguala con la cinética
(la del movimiento) a una velocidad de 91c%.

Carga y masa del electrón, protón y neutrón.

Electrón (e):

- 1,602x10-19

9,10x10-31

Protón (p)

+ 1,602x10-19

1,67x10-27

Neutrón (n)

0,0000

1,67x10-27
Algunas especulaciones personales.

Ronaldito Martinez

No se puede hablar de lo que no se puede ver más que por pura especulación.
Mientras nadie invente una forma de experimentar si existen o no los universos
paralelos estamos en la oscuridad. El señor del video cree que la realidad
cotidiana es la única existente, pero no lo puede probar.

Hace 58 minutos.•0

Ronaldito Martinez
Deseo recordar que lo que uno escribe aquí son simples opiniones, ya despué s se verá n las cosas a mayor profundidad. A mí no
me convence el argumento de este señ or porque siento que es imposible, por el momento, probar que el mundo cuá ntico
desaparece en el mundo de todos los días. Una cosa es que no percibamos en este mundo lo que sucede en otros mundos posibles,
y otra cosa es decir que esos mundos posibles no existen. La verdad es que no entendemos esto bien y hay que mantener la mente
abierta, incluso algú n día alguien podría inventar un ingenioso experimento que nos pruebe o no que los universos paralelos
existen. Por el momento no lo sabemos y só lo especulamos.

Hace 1 hora.•0

Por fin, el ingenioso experimento sería parecido a una sesión espiritista. ¿?


Podemos hacer preguntas a las realidades superiores o paralelas y ver si nos
contestan. Tambien me recuerda a los métodos para buscar inteligencia
extraterrestre: buscar mensajes cuánticos que pueden estarnos enviando desde
otra realidad.

ENERO 14, 2015

Efectos cuánticos en el mundo “real”

Rafael García del Valle / Ciencia, Física cuántica / física cuántica, mundo vegetal
/ No hay comentarios.

[Empieza con un comentario biológico pero luego explica lo que me interesa]

Las criptofitas son unas algas unicelulares que viven en lugares con apenas luz,
ya sea porque hay mucha agua encima de ellas o porque se acomodan bajo
gruesas capas de hielo. Sea como sea, el caso es que, a pesar de todo, la necesitan
para realizar la fotosíntesis. Unos científicos de la Universidad de Nueva Gales
del Sur descubrieron en 2014 que las criptofitas captan la poca luz del ambiente
de la manera más efectiva posible: mediante procesos cuánticos.
Según explica Paul Curmi, autor principal del estudio:

Una vez que una proteína recoleptora de luz ha capturado luz del sol, tiene que
trasladar esa energía al centro de reacción de la célula lo más rápidamente
posible, donde la energía se convierte en energía química para el organismo.

Se daba por hecho que la energía llegaba al centro de reacción de manera


aleatoria, como un borracho que vuelve a casa. Pero la coherencia cuántica
permitiría a la energía ensayar simultáneamente todos los caminos posibles antes
de emprender la ruta más rápida.

Criptofítas y fotosíntesis cuántica.

Que la fotosíntesis es un proceso cuántico se sabía desde hace tiempo, y ya ha


podido ser comprobado por varios estudios en los últimos años, como el
realizado en 2013 por científicos del Instituto de Ciencias Fotónicas de Cataluña
y de la Universidad de Glasgow. Lo que este nuevo estudio llegado desde
Australia aporta es la capacidad de las criptofitas para activar y desactivar el
proceso a voluntad. [Las criptofítas son algas unicelulares que reciben poca luz
del sol, por ello deben optimizarla para sobrevivir]

En la fotosíntesis, la luz excita los electrones de las moléculas de clorofila; al


excitarse, los electrones se organizan y forman una cadena de transporte desde la
clorofila hasta los depósitos de energía que nutren la planta; en este proceso, los
electrones deben recorrer el camino más eficiente para evitar un gasto de energía
innecesario y, para averiguar cuál es ese camino, no siguen un único sendero,
sino todos los posibles a la vez.

La mecánica cuántica es habitualmente considerada como la física de los


sistemas subatómicos; sin embargo, sus leyes son universales y nada impide que
actúen a gran escala. Si no lo apreciamos, dicen algunos, es por una simple
cuestión de perspectiva.
Más información

Un monstruo nacido en noche de tormenta que fue arrasando, despacito pero sin
pausa, los cimientos de la realidad “clásica”, y cuyos destrozos no han podido, o
no han querido, ser evaluados en toda su magnitud por las autoridades del
conocimiento.

Unos apuntes de física cuántica, I

Un estado cuántico es la combinación de varios estados clásicos, de forma que se


dan circunstancias como estar “vivo y muerto” a un tiempo. Esta combinación de
estados, según aumenta la complejidad física del sistema, tiende a disiparse a
causa de la decoherencia.

Decoherencia cuántica:

Según la teoría de la decoherencia, elaborada en los años 80, la interacción entre


las partes de un sistema complejo hace desaparecer sus propiedades cuánticas: la
información de una partícula se filtra a otras partículas en forma de luz y calor, lo
que equivale a decir que cada partícula es un observador que efectúa una
medición sobre las otras partículas, y este intercambio de información concreta el
sistema en una de sus múltiples posibilidades. Cuanto más grande es un objeto,
mayor es su sensibilidad a la decoherencia, hasta que finalmente se hace
“clásico”. Sin embargo, aún falta por explicar este proceso.

Con todo, existen diferentes situaciones en las que la filtración de la información


puede ralentizarse o anularse; y, entonces, las leyes cuánticas vuelven a aparecer,
independientemente de la escala de realidad en que nos encontremos.

En un artículo publicado en la revista Investigación y Ciencia en marzo de 2013,


los físicos Markus Aspelmeyer y Markus Arndt, de la Universidad de Viena,
explicaban los nuevos caminos de las investigaciones sobre los estados de
superposición en cuerpos macroscópicos:
Al menos en principio, las leyes de la mecánica cuántica deberían poder aplicarse
a objetos tan grandes como deseemos. Ello implicaría que también los cuerpos
macroscópicos deberían experimentar la superposición de estados, lo que sin
duda choca de forma drástica con nuestra visión del mundo.

Según reflexionan los autores, todo se reduce a una pregunta clave:

…¿desaparecere de manera objetiva la superposición cuántica a partir de cierto


límite o vivimos en un mundo fundamentalmente cuántico? Tal vez el hecho de
no observar fenómenos cuánticos en objetos de gran tamaño se deba a que estos
no resultan medibles cuando interaccionan más de 100 partículas… o más de 100
billones.

Superposición cuántica en objetos macroscópicos.

En términos matemáticos, la superposición cuántica está descrita por una función


de onda que incorpora todos los movimientos y posiciones posibles de una
partícula. Es decir, una función de onda puede ser imaginada como una entidad
que muestra todas sus cualidades al mismo tiempo –por ejempo, todas sus
posibles localizaciones, lo que equivale a estar en todas las partes a la vez—
como si de un cuadro cubista se tratase.

Desde esa perspectiva matemática, la función de onda permite calcular la


probabilidad de que se dé un resultado al medir un sistema físico. Pero existe una
larga discusión acerca de la realidad de la función de onda, en la que no se
termina de aclarar si su carácter es meramente matemático o si existe como
realidad física.

El comienzo de estas cuestiones dio origen a la paradoja de Schrödinger, aquella


del gato vivo y muerto al mismo tiempo. El mismo Schrödinger consideraba que
su paradoja, creada para dejar patente el absurdo, era una muestra clara de que la
mecánica cuántica tenía algún error. Opinión compartida por Einstein, para quien
todos aquellos fenómenos “psi”, como le escribía en una carta de 1935 a
Schrödinger, no podían estar describiendo la realidad.
Gato de Schrödinger (1935).

Al igual que otros pioneros en el nuevo mundo cuántico, el vienés tenía cierto
síndrome de Frankenstein, por lo que no terminaba de aceptar a su criatura, a la
que consideraba monstruosa, tanto más cuanto más se demostraba su acierto y se
hacía consciente de haber acabado con el sentido común como guía hacia el
conocimiento.

Unos apuntes de física cuántica, II

El pensamiento humano clama contra los estados intermedios, allí donde los
opuestos se superponen. Y, sin embargo, los gatos de Schrödinger comenzaron a
aparecer por todas partes en la última década del siglo XX, cuando la tecnología
de los terrícolas permitió que los experimentos mentales dieran paso a las
demostraciones en el mundo espacial.

Interferencia cuántica en moléculas.

La primera demostración de la interferencia cuántica en moléculas fue llevada a


cabo en 1999 por científicos de la Universidad de Viena dirigidos por Anton
Zeilinger; en 2012, se grabó la dualidad onda-corpúsculo en un experimento con
moléculas complejas de más de cien átomos. Fue entonces cuando se comprobó
que el experimento de la doble ranura era aplicable a moléculas; es decir, que, a
una escala impensable hasta ese momento, “la materia cuántica” se puede
comportar como una onda que interfiere con otras ondas cuyas interferencias
determinan la posición de la molécula.

¿Cómo se explican tales fenómenos? Los físicos reacios a aceptar la


superposición de estados buscan modificar las ecuaciones de la mecánica
cuántica de manera que éstas puedan explicar cómo se produce la transición
desde los comportamientos cuánticos de lo microscópico al comportamiento
clásico de nuestra realidad percibida.

El problema al que se enfrentan es que, según apuntan Aspelmeyer y Arndt:


Tales cambios deberían ser lo suficientemente pequeños para explicar que hasta
ahora no se hayan observado en los experimentos, pero también lo
suficientemente grandes como para que, a escala macroscópica, sólo resulten
válidas las leyes de la física clásica.

El bayesianismo cuántico, por su parte, defiende que la función de onda es una


abstracción y que todas las paradojas de la mecánica cuántica no son reales, sino
productos de la mente. Así, en la realidad el gato está muerto o está vivo, las
moléculas están en un punto concreto y el resto es humo, y las paradojas sólo
existen en la cabeza del observador.

Frente a esta idea, autores como Vlatko Vedral defienden justo lo opuesto: la
gran incógnita del experimento imaginario de Schrödinger no es la superposición
de estados en el sistema macroscópico que es el gato, sino otra muy diferente:
“La verdadera pregunta es por qué los amos solo ven a sus mascotas vivas o
muertas”.

Vedral es conocido por sus investigaciones sobre la aparición de procesos


cuánticos en los sistemas macroscópicos:

A día de hoy, muy pocos otorgan a la física clásica un rango equiparable al de la


mecánica cuántica; en realidad, aquella no representa más que una aproximación
útil a un mundo que se rige por leyes cuánticas a todas las escalas. Puede que los
efectos cuánticos resulten difíciles de observar en el mundo macroscópico, pero
la razón no tiene que ver con el tamaño en sí, sino con la manera en que los
sistemas cuánticos interaccionan unos con otros.

[…]
Y si los sólidos a escala macroscópica y a temperatura ambiente pueden
experimentar el entrelazamiento, no nos encontramos sino a un paso de
preguntarnos si podemos hacer lo mismo con una clase muy particular de
sistemas calientes y de gran tamaño: los seres vivos.

Entrelazamiento cuántico en las aves.

Es por el entrelazamiento cuántico que los petirrojos europeos pueden emigrar


desde Escandinavia a África ecuatorial sin extraviarse en un viaje de 13.000
kilómetros. Estas aves perciben el campo magnético con los ojos. Dentro del
globo ocular del petirrojo, hay un tipo de molécula con dos electrones
entrelazados.

Cuando la molécula absorbe la luz visible, los electrones adquieren la energía


necesaria para separarse, lo que los hace sensibles al campo magnético terrestre.
Si el campo magnético se inclina, afecta de manera diferente a cada electrón e
induce un desequilibrio que modifica la reacción química que experimenta la
molécula. Esa diferencia se traduce en impulsos neuronales que, a la postre, crean
una imagen del campo magnético en el cerebro del pájaro.

Según los estudios de Vedral, “los efectos cuánticos persisten en el ojo del pájaro
durante unos 100 microsegundos”, el doble de tiempo de lo que duran los
mismos efectos en condiciones de laboratorio.

Aún desconocemos cómo un sistema natural preserva los efectos cuánticos


durante tanto tiempo, pero la respuesta quizá nos ayude a controlar la
decoherencia en los ordenadores cuánticos.

La división entre los mundos clásico y cuántico no parece fundamental, sino solo
una cuestión de ingenuidad experimental. “Hoy en día, pocos físicos piensan que
la física clásica constituya una teoría correcta a ninguna escala”, afirma Vedral.
El hecho de que la mecánica cuántica se aplique a todos los tamaños nos obliga a
enfrentarnos a los misterios más profundos de la teoría: “No podemos relegarlos
a meros detalles que afectan solo a las escalas más pequeñas”.

En física cuántica, explica Vedral, espacio y tiempo son conceptos secundarios,


entidades emergentes a partir de una física fundamental que carece de ellos. El
concepto fundamental es el entrelazamiento, que conecta sistemas cuánticos sin
referencia al espacio o al tiempo.

En este sentido, recuerda Vedral, hay físicos que, como Stephen Hawking, creen
que la teoría de la relatividad debe ser sustituida por otra en la que el espacio-
tiempo no exista, ya que éste tejido no sería sino el resultado de un proceso de
entrelazamientos.

Una posibilidad aún más interesante consiste en que la gravedad no constituya


una interacción de pleno derecho, sino el “ruido” generado por la actividad
cuántica de las otras fuerzas fundamentales. Esta idea de una gravedad inducida
se remonta al físico nuclear Andréi Sájarov, quien la propuso en los años sesenta.

De ser así, la gravedad no existiría en el nivel cuántico, por lo que los estudios
que buscan dar con una teoría cuántica de la gravedad serían un paso en falso.
+Esto explicaría por qué la gravedad no aparece a nivel cuántico, es sólo ruido.

David Deutsch. un físico que habla desde la filosofía.

Para David Deutsch, un físico de la Universidad de Oxford y miembro de la


Royal Society de Londres, la controversia y el debate en torno a la naturaleza
cuántica de la realidad macroscópica son secundarios, pues se deben a lo que él
denomina “mala filosofía”, donde el adjetivo no se refiere a una filosofía errónea,
sino a un pensamiento que niega la posibilidad de un acercamiento diferente al
problema de la realidad.
Según expone en su libro “El comienzo del Infinito”, tras el éxito probado de la
mecánica cuántica a finales de la década de 1920, la comunidad científica no
encontró otra salida que la de enrocarse en el instrumentalismo: “si las
predicciones funcionan, no hay por qué preocuparse de nada más”; de modo que
la teoría de los cuantos se redujo a un manual de instrucciones con el que
elaborar artilugios cada vez más eficientes que comenzaron a ver el éxito a partir
de la década de 1940.

Desde entonces, se impondría la máxima: “Cállate y calcula”. El blindaje de la


física cuántica a cualquier tratamiento desde una perspectiva ontológica ajeno al
utilitarismo quedó plasmado en una frase que se ha repetido sin cesar durante
más de setenta años: “si crees que has comprendido la mecánica cuántica, es que
no la has comprendido”; de modo que todo intento por comprender se considera
una lamentable pérdida de tiempo siempre que no tenga relación con el desarrollo
tecnológico.

Como colofón a todo lo expuesto, una cita extraída del comienzo de otro de los
libros de David Deutsch: “La estructura de la realidad”, que resume de dónde
venimos y dónde estamos:

…gracias a una serie de extraordinarios descubrimientos científicos, disponemos


hoy día de algunas teorías muy complejas sobre la estructura de la realidad. Si
aspiramos a comprender el mundo en un sentido que no sea meramente
superficial, deberemos hacerlo por medio de esas teorías y la razón, y no
basándonos en nuestros prejuicios, las ideas que nos han sido imbuidas o,
incluso, el sentido común.” “Las mejores de esas teorías no sólo son más ciertas
que el sentido común, sino que también son mucho más sensatas.”

En cuanto al otro asunto aquel, “hacia dónde vamos”, habrá que dejarlo en un
estado de superposición.

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EL GATO DE SCHRÖDINGER

Introducción

Descripción

Análisis

Interpretaciones

Copenhague

Ortodoxa. Conciencia cuántica

Negaciones del colapso

Decoherencia

Los calamares de Schrödinger

Introducción

A mediados de los años 30 del siglo XX ya estaban establecidos los fundamentos


de la Mecánica Cuántica y su interpretación ortodoxa. Sin embargo, fue en esa
época cuando los físicos empezaron a ponerla en cuestión con rigurosidad. Uno
de esos físicos fue el austriaco Erwing Schrödinger, precisamente uno de sus
creadores.

Descripción

La primera aparición de nuestro gato fue en el mes de noviembre de 1935 en un


artículo titulado Die gegenwärtige Situation in der Quantenmechanik (''La
situación actual de la Mecánica Cuántica") en la revista alemana Die
Naturwissenscheften (''Ciencias Naturales").

En este experimento mental, Schrödinger maquina una composición diabólica. Se


trata de un gato encerrado en una caja de acero en el que hay una vasija cerrada
con cianuro de hidrógeno (gas venenoso), amenazada por un martillo acoplado a
un contador Geiger. Además, hay una fuente de átomos radiactivos, de manera
que si se produce la desintegración radiactiva de algún átomo, el contador Geiger
disparará el martillo, que romperá la vasija y, por consiguiente, el gato morirá.

Análisis

La Mecánica Cuántica nos da una probabilidad del 50% de que al cabo de una
hora se haya producido la desintegración y el gato esté muerto. ¿Qué sabemos
entonces, después de esa hora y sin abrir la caja, del estado del gato?
Aparentemente se podría definir un estado puro para el gato en el que se
mantuviera vacilando entre la vida y la muerte, en la superposición:

Este estado ya de por sí sólo puede considerarse bastante chocante, pero más sin
sentido, si cabe, le parecía a Schrödinger el hecho de que, si miráramos por una
mirilla el estado del gato, éste pasaría a estar, o bien vivo, o bien muerto. Y que
este hecho de que la observación parezca definir la vitalidad del gato deviene, en
efecto, absurdo.

De hecho, cualquier observación, por mínima que fuese, podría discernir el


estado del gato y por consiguiente colapsar su estado de superposición. Un solo
fotón nos podría dar la información de la vitalidad que buscamos y colocaría al
gato en un estado vivo o muerto.
Pero a su vez, y este es uno de los aspectos más profundos y controvertidos de la
paradoja, cualquier observador ajeno a nosotros podría colapsar ese estado, ¿o
no? ¿Qué hay del propio gato observando el frasco? ¿Puede considerarse sólo la
consciencia humana capaz de colapsar funciones de onda?

Interpretaciones

Las diferentes interpretaciones y soluciones que dan los físicos de este interesante
experimento siguen siendo hoy en día cuestión de opinión, si bien es cierto que a
mi juicio hay opiniones sobre esta paradoja que se alejan bastante del ámbito
científico adentrándose en terrenos más resbaladizos, especialmente cuando
entran en juego filosofías "orientalizantes", acabando en verdaderos disparates.

Vamos a ver algunas de las líneas interpretativas que a grandes rasgos se han
podido encontrar.

Copenhague.

Esta es la interpretación más aséptica, la que menos se compromete, ya que


según ella lo prescriptivo es no intentar hacer averigüaciones sobre la realidad
subyacente. Lo único que tenemos son las predicciones de la Mecánica Cuántica,
y según estas la mitad de las veces encontraremos al gato vivo y la otra mitad
muerto, cosa que en efecto ocurre. Caso cerrado. Los físicos nos referimos a esto
con un viejo aforismo: "¡Calla y calcula!".

No obstante, en mi opinión ningún físico ha estado del todo cómodo con este
planteamiento (que en realidad es un "no planteamiento") y, recordando al
extraordinario pensador de fundamentos cuánticos John Bell, apetece seguir su
máxima: ''soy ingeniero cuántico, pero los domingos tengo mis principios".
Vamos a ver alguna otra línea de interpretación de la que se sirvieron sin duda
para llenar algún día festivo.

Ortodoxa. Conciencia Cuántica

En los tiempos de la fundamentación de la Mecánica Cuántica pronto se vieron


los problemas que planteaban sus postulados, especialmente el relacionado con la
medida que rompía frontalmente con la evolución. Fue entonces cuando se
pueden situar las explicaciones de la Mecánica Cuántica relacionadas con la
consciencia (von Neumann, Wigner), hoy en su mayoría superadas.

No obstante, aún hoy en día existen ideas residuales que relacionan de una forma
misteriosa los estados físicos con la conciencia, aunque también hay que decir
que algunas de esas ideas las defiende todavía gente con una reputada carrera
científica, con exposiciones bastante meditadas (Penrose), pero lógica y
lamentablemente esto ha servido de caldo de cultivo en la sofística de la ciencia
contemporánea, y hoy en día cualquier chamán puede tener su propia
interpretación del problema.

Según estas interpretaciones, en el colapso de la función de onda juega un papel


relevante la conciencia, aunque a veces no se deja claro cuál puede ser la
definición de esta conciencia. Por ejemplo, qué entes pueden tener suficiente
conciencia como para colapsar funciones de onda. Con el humor que le
caracterizaba, el mismo John Bell se pregunta, si el sistema es el
Universo,"¿estaba la función de ondas esperando a 'saltar' desde hace miles de
millones de años, hasta que apareciera un organismo viviente unicelular? ¿o tuvo
que esperar algo más hasta la aparición de un medidor cualificado, un doctor en
física?".

Como hemos dicho, en los orígenes de la Mecánica Cuántica esta interpretación


parecía inevitable y fue propuesta por Eugene Wigner para dar fin a los aparatos
de medida que se iban exigiendo recursivamente para que se produjera el colapso
de la función de onda. Todo acabaría en la conciencia humana. En la década de
los 80 Roger Penrose en cierta medida lo alimentó, si bien de forma mucho más
sutil, al ser consciente de las limitaciones del argumento de Wigner. Penrose
relaciona el proceso del colapso con la supuesta nueva teoría de la gravitación
cuántica, y afirma que la conciencia debe de jugar algún papel activo, siempre
que se defina la misma en términos de esa nueva teoría física. También parece
admitir que el propio funcionamiento cerebral se debe en gran parte a efectos
cuánticos: "...me parece que existe una posibilidad definida de que tales hechos
puedan desempeñar un papel en los modos de pensamiento conscientes. Quizá no
sea demasiado caprichoso sugerir que las correlaciones cuánticas podrían
desempeñar un papel operativo en amplias zonas del cerebro". Parece no obstante
que ni la opinión de sus colegas ni los hallazgos biofísicos sobre el
funcionamiento del cerebro han apoyado sus teorías. (Para empezar porque en un
órgano que funciona a temperatura ambiente parece inviable que se den efectos
cuánticos).

Un punto de vista relacionado con la teoría ortodoxa de Wigner es el de universo


participatorio de John A. Wheeler. Según este enfoque, las superposiciones
lineales pueden resolverse en alternativas reales sin la presencia de una
conciencia siempre que su evolución haya conducido a la localización de un ser
consciente cuya existencia se explica precisamente porque aquellas
superposiciones han colapsado. Es un argumento circular al que no le falta
atractivo: nuestra sola existencia explica multitud de colapsos.

Wheeler cuenta, a propósito de esta idea, una leyenda hebrea basada en una lucha
de egos entre Jehová y Abraham: "ni siquiera existirías si no hubiera sido por
mí", le dice Jehová, ''es cierto, Señor, ya lo sé, pero también es cierto que Tú no
serías conocido si no fuera por mí".

Este perfume holístico de la Mecánica Cuántica es el que ha hecho que a veces se


encuentre rodeada de corrientes filobudistas ajenas a la Ciencia.

Teoría de los universos múltiples.


Una de las teorías más llamativas que prescinden del colapso como determinante
de la realidad fue la de los universos múltiples publicada en 1957 por Hugh
Everett III. Según esta teoría la función de onda nunca colapsaría, a costa de
tener una visión de ella más global.

Para Everett, cada superposición de vida y muerte en el gato cuántico debe estar
relacionada a su vez con distintos estados del observador, el que ve el gato vivo y
el que ve el gato muerto. En cada medida que se produce el mundo se desdobla,
de modo que en cada universo habrá un ejemplar distinto de observador y de
gato:

Everett defiende que nunca se puede separar al observador de la función de onda,


y que evolucionan siempre de forma determinista. Lo que ocurre es que cada
versión del "yo" sólo percibe una parte de la función de onda global desdoblada
en múltiples universos. El universo se bifurca cada vez que se realiza una medida
generando constantemente nuevos universos paralelos con historias ligeramente
diferentes.

Lógicamente esta curiosa interpretación se ha topado con numerosas críticas,


especialmente en lo que atañe a su falta de realidad y poca economía (a su autor,
ya fallecido, le han llegado a propugnar insultos como, "fumador empedernido").
Desde un punto de vista más riguroso, cabría preguntar todavía acerca de cuándo
exactamente se produce la bifurcación de los mundos o si tenemos que
contemplar diferentes líneas de desdoble dependiendo de la base en la que
desarrollamos el vector de estado.

En esta línea de negación del colapso y huyendo de las interpretaciones que


aluden a la conciencia se encuentra la teoría de Broglie-Bohm (debido a que fue
creada en su origen por Louis de Broglie y retomada y ampliada por David
Bohm). En ella la función de onda es reinterpretada físicamente como un campo
real de naturaleza ondulatoria que existe independientemente del observador, y es
definida por la ecuación de Schrödinger. Pero además existe la partícula
determinista que va "guiada" sobre la onda, cuya apariencia aleatoria se explica
por indeterminaciones en la posición inicial. A menudo se habla por ello de la
onda piloto, ya que la función de onda define el potencial que guía a la partícula.
El colapso impuesto por Copenhague no es aquí más que el resultado de la
interacción entre partículas con trayectorias determinadas.
Hay que decir, sin embargo, que la parte de la función de onda correspondiente a
lo no observado podría tener influencia futura, y que el mismo Bohm no creía
que su teoría evitara completamente el problema de la conciencia. Como
curiosidad hay que mencionar que Einstein, a quien va dirigido el único
agradecimiento de su artículo principal, dijo entre colegas: "David ha hecho algo
bueno, pero no es lo que yo le dije".

Como vemos, una objección importante a estas interpretaciones es lo que ocurre


con las ramas de la función de onda que no se miden, ya que podrían dar lugar a
futuras interferencias que en el mundo clásico no son observadas. La respuesta a
esta cuestión parece que la da un proceso denominado decoherencia, que vamos a
estudiar aparte por ser compatible con las demás interpretaciones.

Decoherencia

Según este fenómeno, nunca podremos ver los efectos cuánticos de superposición
e interferencia en los sistemas complejos debido a la interacción con el entorno
de sus múltiples grados de libertad. Se admite que las fluctuaciones con el
entorno eliminan las coherencias de la función de onda, es decir, los procesos
cuánticos de interferencia de las ramas de la función de onda son tan aleatorios
que no se puede definir un estado puro coherente para un objeto tan complicado.

En el caso del gato, la decoherencia negaría la posibilidad de que se pueda


describir con una superposición como la dada. Un gato es un sistema muy
complejo, de unos 10 23 átomos, muy difícil de aislar del entorno (aparte de que la
fuerza de la gravedad no se puede apantallar) y en muy poco tiempo la
superposición pasa a ser una mezcla de estados incoherentes en donde el gato, o
bien estará vivo, o bien muerto, independientemente del observador. (La Luna
continúa existiendo ahí fuera aunque nadie la mire porque es imposible que se
mantenga en una superposición coherente).

Decoherencia cuántica.
Hay que puntualizar aquí una cosa, y es que nadie está negando que los efectos
cuánticos se den a escala macroscópica. Lo que la decoherencia explica es la
imposibilidad de observarlos, lo cual por otra parte es lo que nos dice la vida
cotidiana. Si se pudiera descifrar exactamente todo lo que ha ocurrido en el
entorno podríamos incluso advertir qué ramas darían un patrón de interferencia y
exactamente qué otras ramas han hecho que finalmente no se observe.

Si pudiéramos controlar exactamente todas las variables, en efecto, podríamos


definir un estado puro total para el sistema, pero nos tenemos que conformar con
un estado reducido mezcla estricta.

La decoherencia es por tanto un proceso de pérdida de información, y está


relacionado por tanto con los procesos irreversibles. Y un ejemplo de estos sería
el colapso. Mientras que la evolución de una función de onda es unitaria y
reversible, el colapso es un proceso irreversible cuyos detalles serían justificados
por este fenómeno. En este sentido la explicación por historias decoherentes sería
la evolución moderna de la interpretación de Copenhague, pero de hecho lo que
pretende es describir un proceso físico real, no proponer una interpretación más.
De esta forma estaría apuntalando la interpretación de Copenhague de la
Mecánica Cuántica, en el sentido de entender el colapso como un proceso físico.

También ha sido llamada darwinismo cuántico por uno de sus defensores más
convencidos, el físico de origen polaco Wojciech Hubert Zurek, debido a que se
produce una suerte de selección natural debido a la cual sólo sobrevivirían los
estados más estables.

Pero veamos de forma más clara qué dice el fenómeno decoherente sobre el
problema del gato. Podemos pensar en un estado puro un poco más complejo que
el admitido hasta ahora, tal como:
En donde, por ejemplo:

Sabemos de cuando definimos la expresión de los estados que siempre podemos


representar de forma más general ese estado mediante el proyector
unidimensional:

Que en la base de vectores |Ψ1> y |Ψ2> se verá como:

Los elementos no diagonales son los respondables de los fenómenos de


interferencia, las famosas coherencias que el proceso de decoherencia eliminaría
quedando el estado como una mezcla incoherente representada por la matriz
densidad (puesta de nuevo en desarrollo de proyectores):

En donde las dificultades de las superposiciones lineales han desaparecido, ya


que este estado representa un colectivo de sistemas físicos en los cuales el gato
está, o bien vivo, o bien muerto.

Aparte de esto, la mayoría de las explicaciones por decoherencia del fenómeno


del gato hacen hincapié en lo ridículo que puede ser partir de un estado tan naive
como el de partida. En primer lugar porque si se prepara ese estado el gato
debería tener multitud de otras propiedades distintas de la vitalidad perfectamente
definidas (como las relacionadas con la expresión de su cara, por poner un
ejemplo). O bien el gato podría estar también en los estados puros:
O en cualquier otro conjunto de estados mutuamente ortogonales de cualesquiera
propiedades incompatibles que imaginemos distintas a la vitalidad.

Lógicamente hay mucha literatura científica discutiendo este fenómeno,


especialmente sus partes oscuras, como la elección de la base para su
explicación, la naturaleza de la interacción con el entorno o los tiempos en los
que tiene lugar, pero hoy en día podemos decir que es muy asumible para
muchos físicos. (Teniendo en cuenta, por supuesto, que esto sigue siendo materia
de opinión, no de ciencia).

Los calamares de Schrödinger

Admitiendo por tanto que la Mecánica Cuántica es válida para todos los órdenes
de magnitud, tanto microscópicos como macroscópicos, y observando el hecho
de que a nivel macroscópico no se dan los efectos cuánticos relacionados con la
superposición, cabe preguntarse qué ocurre en la escala intermedia, la
mesoscópica, es decir, ¿se pueden observar mesogatos?

La respuesta la está dando la física experimental en las últimas décadas, y parece


afirmativa. En principio la base del problema es limitar el número de estados que
pueden alcanzar los sistemas, es decir, el problema estaría más relacionado con la
complejidad que con la escala métrica. Lo que parece al alcance de cualquier
laboratorio es enfriar los materiales cerca del cero absoluto, pero hay que
encontrar también tanto un material de naturaleza adecuada como el dispositivo
idóneo a emplear.

Aunque ya se dio un primer paso por científicos de la Universidad de Florencia


en 1994 con moléculas de Mn12Ac16, los primeros imanes monomoleculares, en
donde se observaban superposiciones magnéticas por una décima de
microsegundo, el hallazgo más conocido se debe a Anton Zeilinger y sus colegas
de la Universidad de Viena, en donde en 1999 se observaron interferencias
cuánticas con fullerenos, moléculas de carbono de 60 átomos (C60). A partir de
este descubrimiento el año siguiente uno de los firmantes del artículo, Markus
Arndt, y colegas de Alemania, Estados Unidos y Suiza lograron reproducir un
experimento muy similar de hasta 430 átomos.

No obstante, el descubrimiento más espectacular en este sentido se ha producido


en 2010 por el grupo de investigación de Andrew Cleland, en la Universidad de
California (EEUU). En este experimento han entrado en juego los llamados
SQUIDs (Superconducting Quantum Interference Devices), toros
superconductores con una o varias uniones de Josephson (cortes de unos pocos
nanómetros que, por efecto túnel, actúan como un cubit, con dos estados
cuánticos bien definidos). Enfriándolo a 25 mK se observaron estados de
superposición en un material con unos ¡20 billones de átomos! Estos estados
puros cuánticos correspondían a corrientes eléctricas en un sentido y el opuesto,
cuyas superposiciones correspondían a dos autoestados de la energía (el
fundamental y el excitado) que fueron los observados experimentalmente.

Debido al hecho de que "SQUID" en español se traduce como "calamar", los


angloparlantes pueden afirmar que, aunque no se han observado gatos de
Schrödinger, los calamares de Schrödinger ya han sido observados (aunque hay
que tener claro que no a simple vista).

Desgraciadamente los tiempos de decoherencia calculados hasta ahora


teóricamente a temperatura ambiente nos dan valores inferiores a la unidad de
Planck, por lo que se puede afirmar que es prácticamente imposible observar
efectos cuánticos en un sistema clásico, por mucho que la literatura periodística y
la "sabiduría" no científica afirme que los físicos defendemos la ubicuidad de los
gatos.

Decoherencia cuántica:

Se daría una acumulación de electrones con el paso del tiempo en el experimento


de Young, los patrones de interferencia son un efecto típicamente cuántico
asociado a un estado puro (estado coherente), en presencia de decoherencia
cuántica el patrón de interferencia desaparecería.

La decoherencia cuántica es el término aceptado y utilizado en mecánica cuántica


para explicar cómo un estado cuántico entrelazado puede dar lugar a un estado
físico clásico (no entrelazado). En otras palabras cómo un sistema físico, bajo
ciertas condiciones específicas, deja de exhibir efectos cuánticos y pasa a exhibir
un comportamiento típicamente clásico, sin los efectos contraintuitivos típicos de
la mecánica cuántica.

El nombre procede del hecho técnico de que la decoherencia se manifiesta


matemáticamente por la pérdida de coherencia de la fase compleja relativa de las
combinaciones lineales que definen el estado. Así la decoherencia cuántica
explicaría por qué a grandes escalas la física clásica que ignora los efectos
cuánticos constituye una buena explicación del comportamiento del mundo.

Por ejemplo en el caso del experimento imaginario del gato de Schrödinger la


interacción de las partículas del gato con el ambiente podrían producir una
decoherencia y hacer que la combinación de "gato vivo" + "gato muerto"
perdiera coherencia y se transformara en un estado clásico y por tanto tras un
lapso de tiempo del orden de ħ² (10⁻⁶⁵ s) el gato estuviera dentro de la caja
efectivamente vivo o muerto, pero no en una superposición de ambos. La
decoherencia es pues muy importante para explicar por qué muchos sistemas
físicos macroscópicos tienen un comportamiento tan diferente de los sistemas
que exhiben efectos cuánticos.+Distinguir esto de la afirmación de que
desaparecen los estados cuánticos, este argumento sólo explica porqué no los
vemos, es como que si estuvieran en otra dimensión o universo paralelo con
frecuencia distinta a la nuestra.

Índice

La historia de la decoherencia cuántica

Colapso del estado cuántico

Interpretación de los universos múltiples


Moderna teoría de la decoherencia

Descripción del proceso

Estados inicial y final

Pérdida de interferencia y transición clásica

Véase también

Referencias

Bibliografía

La historia de la decoherencia cuánticaEditar

El problema de la decoherencia cuántica es una explicación complementaria al


problema del reducción del estado cuántico que es la principal dificultad
interpretativa dentro del problema de la medida en mecánica cuántica. Por esa
razón esta sección hace un repaso sobre las posiciones históricas sobre el
problema de la reducción del estado, y por qué en última instancia los estados
cuánticos para cuerpos macroscópicos carecen de algunas de las propiedades
típicas de los estados cuánticos (entrelazamiento, interferencia cuántica,
reducción del estado, etc.)

Colapso del estado cuánticoEditar

Uno de los problemas históricos de fundamentación de la mecánica cuántica ha


sido el problema de la medida. Una medición de una magnitud u observable de
un sistema cuántico implica la interacción con un aparato de medida. El resultado
de dicha interacción altera notoriamente el sistema cuántico condicionando el
resultado futuro de otras medidas. Diversos experimentos llevaron a Von
Neumann (1932) a postular que los sistemas cuánticos presentaban dos tipos de
evolución:[1]

El primer tipo era una "evolución determinista unitaria" o proceso unitario


cuando el sistema no es perturbado exteriormente, tal como recoge postulado V
según el cual en esas circunstancias la evolución se produce de acuerdo con la
ecuación de Schrödinger y por tanto dados dos instantes de tiempo el estado del
sistema entre ellos dos está relacionado por un operador unitario que conserva las
probabilidades.

El segundo tipo era una "reducción abrupta no unitaria", también llamada colapso
de la función de onda, descrito en el postulado IV que describe la relación entre
el estado antes de una medida y el estado resultante de la medida.

En la interpretación de Von Neumann y también de los partidarios de la


interpretación de Copenhague el segundo tipo de evolución es un proceso físico
real no determinista, que introduce elementos de aleatoriedad en la mecánica
cuántica. Esta visión planteaba numerosos problemas filosóficos y rompía con
una tradición de determinismo que se remontaba como mínimo a Laplace.
Einstein y otros físicos consideraban que la interpretación no determinista no
podía ser correcta y estimaban que la mecánica cuántica era sólo una
aproximación a una teoría más general exenta de aleatoriedad (en ese contexto se
interpreta su afirmación: Dios no juega a los dados).

En 1935, Einstein, publicó un artículo con Podolsky y Rosen que contenía el


origen de lo que hoy se conoce como paradoja Einstein-Podolsky-Rosen.[2] En
ese artículo los autores proponían que la mecánica cuántica tal como era
considerada en la interpretación de Copenhague, de la que la principal figura era
Niels Bohr, no podía ser una descripción completa del mundo. En ese artículo se
analizaba el ejemplo de un par de partículas cuánticamente entrelazadas que
viajaban una cierta distancia hasta alejarse considerablemente, de acuerdo con la
mecánica cuántica convencional la medición de una cierta propiedad en una de
esas partículas producía un efecto no local que se comunicaba cuasi-
instantáneamente a velocidades más rápidas que la velocidad de la luz. Bohr y
otros autores rechazaron la propuesta EPR dentro de la mecánica cuántica, y
consideraron junto con Von Neumann que la reducción abrupta del estado
cuántico tras una medida era un proceso real. Desde ese entonces y hasta su
muerte en 1955, Einstein trabajó independientemente de Bohr y otros físicos, no
sin antes advertir que mientras la mecánica cuántica no acepte introducir
variables no-locales, continuará siendo una "ciencia incompleta".

Interpretación de los universos múltiples.


La paradoja cuántica del "gato de Schrödinger" vista desde el punto de vista de la
interpretación de los universos múltiples.

En esta interpretación cada evento involucra un punto de ramificación en el


tiempo, el gato está vivo y muerto, incluso antes de que la caja se abra, pero los
gatos "vivos" y "muertos" están en diferentes ramificaciones del universo, por lo
que ambos son igualmente reales, pero no pueden interaccionar el uno con el
otro.<!R0>

En 1957, Hugh Everett formuló la interpretación de los universos múltiples en la


que el proceso de "colapso de la función de onda" recibía una nueva
interpretación. Algunos estados cuánticos pueden concebirse matemáticamente
como una suma de alternativas o superposición lineal de alternativas
cualitativamente diferentes. Un proceso de medida en la interpretación de
Copenhague involucra que alguna de las alternativas desaparecen y el estado
resultado de la medida es un estado reducido o colapsado donde algunas
alternativas ya no existen y no pueden reflejarse en el resultado de ciertas
medidas futuras. En la interpretación de los universos múltiples, si bien el estado
cuántico del sistema accesible para un observador tras la medición parece haber
sufrido un colapso físico real (donde han desaparecido algunas alternativas), en
realidad las otras alternativas que participaban en una superposición cuántica
siguen estando presentes en un "mundo paralelo" no accesible al observador, por
lo cual en esta interpretación la reducción o colapso del estado es sólo aparente si
se consideran todos los mundos paralelos.

Moderna teoría de la decoherencia.

El trabajo de Hugh Everett sobre la interpretación de mundos paralelos fue


ampliamente ignorado hasta la década de los 70 cuando B. DeWitt (1970) y N.
Graham (1973) retomaron el asunto. La moderna teoría de la decoherencia
anticipada en algunos trabajos durante la década de 1980 sugería que el estado de
un sistema cuántico entrelazado evolucionaba por interacción con el entorno
hacia una superposición no entrelazada de estados clásicos, por lo que el estado
resultante era interpretable en términos clásicos. En esos primeros trabajos se
sugería que la información no se perdía (como sugería la interpretación de
Copenhague) sino algo que sugería también la interpretación de mundos
paralelos, es decir, que la "coherencia inicial" del estado se "filtraba" hacia el
entorno de los sistemas cuánticos o el aparato de medida, sin que hubiera una
reducción real del sistema formado por el sistema observado y el resto del
universo. Un proceso de medida sería por tanto una reducción de la
incertidumbre en el estado del sistema, compensada por un aumento de la
incertidumbre sobre el estado del universo. Y en ese sentido el proceso de
medida es un proceso irreversible que altera la entropía del sistema y los
alrededores al mismo.

Descripción del proceso.

Para explicar como funciona el proceso de decoherencia, se presenta aquí un


"modelo intuitivo" simplificado. Sin embargo, el asunto de la decoherencia es
algo técnico y requiere cierta familiaridad con los conceptos básicos de la
mecánica cuántica. Debe tenerse presente que la mecánica cuántica hace uso en
su descripción de los sistemas de los llamados espacios de Hilbert cuyo análogo
clásico más cercano aunque no exacto es una distribución de probabilidad
definida sobre el espacio de fases que se usaría para su descripción en mecánica
clásica. En ese contexto el proceso de decoherencia implica que un estado
coherente de un sistema cuántico concreto evoluciona hacia otro estado que
combina al sistema y al entorno (resto del universo). El estado del sistema
cuántico puede llegar a parecer un estado mezcla (donde se ha perdido cualquier
rastro de la coherencia inicial).

Estados inicial y final.

Usando la notación de Dirac para representar los estados del sistema, el estado
inicial del sistema cuántico en cuestión puede escribirse como:

Donde:
Designa una base de Hilbert.

Es el vector del espacio de Hilbert que representa el estado del entorno.

El estado del universo (sistema + entorno) puede representarse, de acuerdo con el


formalismo cuántico, como un producto tensorial de los estados respectivos de
las partes que lo componen. Por tanto antes de la interacción entre el sistema y el
entorno (que incluye el aparato de medida) el estado del universo se puede
representar como:

Donde es una abreviación para el producto tensorial. A continuación se analizará


el caso de una medida ideal no destructiva en la que el estado del sistema queda
imperturbado pero el entorno es modificado (lo cual equivale a hacer la medida
ya que el aparato de medida cambiará de estado reflejando el estado del sistema
cuántico bajo medición). Se pueden hacer otros análisis de medidas más
generales pero en general conducen a conclusiones análogas con lo cual el tipo de
medida realizado no es un aspecto fundamental del razonamiento aquí
presentado.

En esas condiciones, el estado evoluciona tras la medida hacia el estado , y el


estado final quedará como:

Donde las condiciones de unitariedad o conservación de la probabilidad


requieren que:
Y además la decoherencia requiere la condición de que el entorno tenga una gran
cantidad de grados de libertad, normalmente inobservables, por lo que esa
condición asintótica relacionada con el tamaño del entorno respecto al sistema
cuántico lleva a la condición:

Esta última aproximación es tanto más exacta cuanto mayor sea el número de
grados de libertad del entorno (dada la diferencia de masa y número de partículas
el entorno usualmente tiene una cantidad enorme de grados de libertad
comparado con el sistema cuántico sujeto a medición).

Pérdida de interferencia y transición clásica.

La utilidad de la decoherencia reside en su aplicación al análisis de


probabilidades, de los estados inicial y final tras la interacción con el entorno. En
particular, este formalismo permite ver como se anulan los términos de
interferencia cuánticos tras la ocurrencia de la decoherencia analizada en el
apartado anterior. Si se calculan las probabilidades de transición desde el estado
final a un cierto estado, examinando cuales eran para el "estado inicial" y cuales
son para el "estado final", entonces la regla de probabilidad de Born para ambos
estados da:

Donde y etc.

Véase también:
Coherencia cuántica

Mecánica cuántica

Ecuación de Schrödinger

Onda

Movimiento ondulatorio

Relación de indeterminación de Heisenberg

Referencias:

J. Von Neumann, 1932, Mathematische Grundlagen der Quantenmechanik

Einstein, A.; Podolsky, B.; Rosen, N. (1935). «Can Quantum-Mechanical


Description of Physical Reality Be Considered Complete?». Physical Review 47:
pp. 777-780.

Bibliografía:

M. Castagnino, S. Fortin, R. Laura y O. Lombardi, A general theoretical


framework for decoherence in open and closed systems, Classical and Quantum
Gravity, 25, pp. 154002–154013, (2008).

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Científicos del Laboratorio Kastler Brosser del CNRS francés han conseguido,
por vez primera, «fotografiar» el paso de las partículas que componen la luz (los
fotones) de un estado cuántico a otro. Hasta ahora, se había podido hacer este
mismo registro con átomos, electrones, iones y otras partículas, pero no se habían
podido “ver” los fotones, que normalmente son destruidos cuando llegan a ser
detectados. Una serie de gráficos relacionados con los cambios en los estados
permitieron registrar la evolución de los fotones, atrapados en una cavidad de
microondas. De esta forma, los científicos han podido definir la estructura de la
decoherencia cuántica a escala microscópica, lo que abre una vía a su futura
manipulación para la preservación de las propiedades cuánticas, esenciales para
el desarrollo de computadores cuánticos del futuro.

Con la realización experimental del profesor Wineland, las distintas partes de la


función de ondas evolucionan de forma distinta, desacoplándose el ion del
entorno consiguiéndose así un estado puro (fenómeno conocido como
decoherencia cuántica). Este tipo de estados tiene gran importancia teórica y
práctica en el estudio de sistemas cuánticos.

Erwin Schrödinger por su parte planteó la más conocida paradoja del gato de
Schrödinger, en la cual se describe un experimento con un gato metido en una
caja, en el que una sustancia radiactiva acciona un dispositivo que inocula un
veneno en la caja en el caso de que se produzca una desintegración, proceso que
obedece a las leyes probabilísticas de la Mecánica Cuántica. Por tanto la función
de onda del sistema será una combinación de los estados “gato vivo” y “gato
muerto”, y mientras no abramos la caja (colapso de la función de onda) nada
podremos decir de la salud del gato, desde el punto de vista físico-matemático
estará literalmente en una combinación dada de estados “vivo” y “muerto”.

David Wineland recibe el premio por su técnica de manipulación y medida


mediante fotones, del estado cuántico de iones y átomos atrapados mediante un
campo eléctrico. Básicamente su arte está en “enfriar” con pulsos láser los iones
atrapados hasta que alcanzan su nivel mínimo de energía, y entonces sintonizar
finamente el haz láser (fotones) para excitar el ion hasta un estado superpuesto en
el que coexisten con igual probabilidad el estado fundamental (“gato vivo”) y el
excitado (“gato muerto”), lo cual permite estudiar la superposición cuántica.

Por su parte Serge Haroche recibe el premio por su método, de alguna manera
especular del anterior, de medir mediante iones el estado cuántico de fotones
atrapados en una cavidad. La técnica se basa en controlar los fotones (microondas
en este caso) capturados en una cavidad de espejos superconductores en cuyas
paredes rebotan durante una décima de segundo antes de ser absorbidos, tiempo
durante el cual su estado cuántico es controlado y medido simultáneamente por
átomos de Rydberg individuales que son introducidos en la cavidad de una
manera (a una velocidad) que la interacción con el fotón es perfectamente
controlada.

Haroche logró probar la teoría de la ”decoherencia cuántica“, la cual sostiene que


la correlación que existe en las partículas cuánticas se rompe debido a la
influencia del ambiente que les rodea, así, el sistema cuántico se mezcla con el
ambiente.

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