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La Historia
La Historia
Al margen de esto y a título muy personal aunque imagino que le habrá pasado
a más lectores me pone muy nervioso la manía del autor de proponer siempre
como una de las elecciones el volver a entrar en la cueva, ¡incluso sin haber
explorado el lugar tiempo al que acabas de llegar. Puedes pasar gran parte del
libro entrando en la cueva, saliendo, y sin hacer más que comprobar que hace
frío o calor y que el paisaje no es el habitual, volver a entrar y repetir el proceso,
algo que me parece, la verdad, un recurso absolutamente falto de imaginación.
Así, la estructura del libro es totalmente repetitiva: entras en la cueva, sales, y
hay dos opciones, de las cuales una es volver a entrar, otra es explorar un poco.
En este segundo caso seguramente se abren otras dos opciones con un par de
fines o una nueva ramificación, y rara vez va más allá de dos elecciones por cada
línea.
El ilustrador del libro, así como de una amplia mayoría de los primeros títulos,
por sus dibujos de humanos con barbillas desorbitadamente largas, entre otros
rasgos distintivos. Los dibujos de La cueva del tiempo no son brillantes pero sí
correctos, aunque se echan de menos sus ilustraciones en algunos fines
interesantes que se habrían visto beneficiados con un buen dibujo.