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Vanguardia de La Arquitectura; Crisis En Europa.

La crisis del
vanguardismo supone también de su propia imagen y, por tanto , la
puesta en cuestión de su propia historiográfica. Efectivamente , la
imagen presentable, recomendable de la arquitectura en la época
moderna ya no podría ser la historia seleccionada de los pioneros del
movimiento moderno, ni siquiera la historia de la vanguardia, su
desarrollo , expansión y fracaso, sino que deberá introducirse una mayor
complejidad a la hora de entender el conjunto de la evolución. La historia
de la modernidad arquitectónica deberá construirse contemplando
simultáneamente la dialéctica entre permanencia y novedad y la
dialéctica entre utopía y realidad construida. Por un lado, esto significa la
existencia de procesos de transformación lingüística que no produce ex
novo. El lenguaje de la arquitectura es un lenguaje social; sus cambios
no son discretos, sino que se producen en un constate ir y venir entre lo
establecido y lo por venir. Pero por otro lado la modernización también es
un proceso dialéctico entre utopía en el sentido de modelo y la realidad
tácticamente construida.

Así el lenguaje y tecnología constituyen las coordenadas en las que implantar esta visión compleja de la arquitectura, en
la que la idea del cambio provocador por el proceso de modernización social y a través de agentes intelectuales
autóctonos constituye el horizonte de referencia. Planteadas así las cosas, la dicotomía entre eclecticismo y vanguardia
puede entenderse como una encrucijada básica a la hora de explicar el desarrollo de la arquitectura en la modernidad.
La condición innovadora, la figuración capaz de asumir globalmente en el lenguaje de las formas arquitectónicas las
diferentes novedades técnicas que puedan producirse y las nuevas ideas de organización tipológica que la vanguardia
ensaye, constituye el modo de operar propio de los grupos de vanguardia.

En el clasicismo, la unidad entre invención singular, vanguardia lingüística, en cierto sentido, y producción masiva
guardaban una unidad orgánica, en la medida en que todas las operaciones de arquitectura se efectuaban dentro de
códigos estables. La condición de estabilidad era, en definitiva, la estabilidad de las imágenes que la sociedad se daba
así misma y también la constancia técnica con la que la edificación se realizaba. Solo el experimentalismo de algunos
arquitectos pudo prefigurar de algún modo lo que modernamente conforma el distanciamiento entre experimentación
vanguardista y permanencia de la arquitectura institucional. Por el contrario, esa estable relación orgánica se ve
substituida por la tensión entre vanguardia y eclecticismo. Vanguardia como proceso Puntual, inventivo, con propuesta
delimitada de incorporación de nuevos recursos técnicos, de nuevas demandas sociales. Como respuesta flexible a una
demanda diversificada, cambiante y consumista.

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