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¿Cómo concluyó el largo proceso

independentista?
A partir de 1816, el dominio realista fue casi permanente en el Alto Perú. Los grupos
guerrilleros habían sido casi diezmados. Con la victoria del Ejército Libertador y la
convocatoria y posterior instalación de la Asamblea Deliberante, finalmente se declaró la
independencia de la República en 1825.

La guerra interna entre realistas

Las tensiones entre partidarios del absolutismo y defensores de las reformas


constitucionales en España se reflejaron también en América. El comandante realista del
Alto Perú era el general criollo Pedro Antonio de Olañeta, partidario del absolutismo,
mientras que el Virrey La Serna y todo su estado mayor pertenecían a la postura
constitucionalista.

Esta tensión devino en una lucha interna entre el general Olañeta y Geronimo Valdez,
seguidor del Virrey, y acabó en una tregua frente al avance patriota, aunque ya era tarde.
Valdez no llegó a tiempo para reforzar las tropas de Canterac, que fueron derrotadas en
Junín, el 6 de agosto de 1824. Tres meses después, en diciembre, las tropas patriotas,
dirigidas por Sucre, vencieron definitivamente al ejército del Virrey en la batalla de
Ayacucho.

El último acto de la guerra se vió en Tumusla, en abril de 1825. El general Olañeta, que no
había aceptado la capitulación de Ayacucho, fue herido en un hecho confuso por uno de sus
propios coroneles, muriendo poco después. De esta manera concluyó la presencia realista
en el Alto Perú.

El decreto de Antonio José de Sucre

Sucre llegó a Desaguadero en febrero de 1825, donde fue alcanzado por Casimiro Olañeta
y un grupo de criollos, quienes le pidieron que apoyara la idea de independencia que era
mayoritaria en el Alto Perú. Días después, el 9 de febrero, en respuesta al pedido, Sucre
emitió un decreto por el que se convocó a una Asamblea Deliberante, en la cual los
representantes electos de las provincias Altoperuanas pudieran definir su futuro. Si bien
Bolívar no estuvo de acuerdo con este decreto, porque se contraponía a sus ideales de un
único Perú, tuvo finalmente que ceder, aunque dispuso que las resoluciones de la Asamblea
tendrían que ser ratificadas por el Congreso del Perú.

La Asamblea de Representantes de las provincias del Alto Perú se reunió en Chuquisaca en


julio de 1825. Estaba conformada por representantes de Chuquisaca, Potosí, Cochabamba,
La Paz y Santa Cruz, quienes debatieron durante varios días, tres posiciones para definir el
futuro de ese territorio: la independencia, la anexión al Perú, o la incorporación a las
Provincias Unidas del Río de la Plata. Las dos últimas opciones fueron rechazadas,
apoyando la gran mayoría al proyecto de la independencia.

La Declaración de Independencia

El 6 de agosto de 1825, primer aniversario de la batalla de Junín, se instaló la Asamblea


para llevar a cabo la votación definitiva; en esta la opción por la anexión al Perú contó con
dos votos, mientras que el resto votó por la independencia. Acto seguido se procedió a la
firma del Acta de Independencia en el que el Alto Perú fue declarado Estado autónomo
libre.
Las partes centrales del Acta de Independencia declaran la emancipación frente al poder
español y la absoluta independencia del Alto Perú, afirmando la idea de la soberanía
popular al establecer la voluntad de la población altoperuana de gobernarse por sí misma a
partir de una constitución, leyes y autoridades propias.

La independencia un largo camino

ESTADOS UNIDOS 1776

HAITÍ 1804

PARAGUAY 1811

P. U. DEL RÍO DE LA PLATA 1816

CHILE 1818

GRAN COLOMBIA 1819

VENEZUELA 1830

ECUADOR 1830

COLOMBIA 1831

PERÚ 1821

MÉXICO 1821

BRASIL 1822

P. U. DE AMÉRICA CENTRAL 1823

BOLIVIA 1825

URUGUAY 1828

CUBA 1898

PUERTO RICO 1898


Los costos de la guerra

La lucha emancipatoria afectó de forma considerable a la economía del Alto Perú. La


presencia constante de tropas realistas y patriotas, sobre todo en Potosí, paralizó
prácticamente la producción de plata. La ciudad decayó notablemente llegando a contar
únicamente con 10.000 habitantes; mientras que en el área rural el movimiento de tropas
diezmó el ganado de los indígenas y dió fin a sus cosechas. A esto se sumó el cobro
obligatorio de contribuciones para ambos bandos.

Sin embargo, el costo más alto fue en vidas humanas. Se puede medir el impacto tomando
en cuenta que de los jefes guerrilleros solo uno de ellos, José Miguel Lanza, estuvo
presente en la firma del Acta de la Independencia.

Según el historiador argentino Halperin Donghi las consecuencias de la guerra, además de


económicas, han sido fundamentalmente militares:

La militarización de Hispanoamérica

La larga guerra de la independencia estimuló al consumo de productos bélicos, lo que


significó un gasto de los recursos de las regiones que llevaron adelante la guerra de la
independencia. No fue posible por esto invertir los recursos para ampliar la producción y
asegurar mercados más amplios y lucrativos al interior de las economías regionales. Así,
el tortuoso camino de un orden a otro seguirá siendo beneficioso para las metrópolis que
continuaron vendiendo sus productos a nuestros países recién independizados.

La militarización de la base del poder fue otra consecuencia inevitable de la larga lucha.
Ësta tuvo dos consecuencias: la transferencia del poder dentro de la sociedad y la
imposición de una nueva y costosa actividad al Estado; en este aspecto, amenazó con
contrarrestar con exceso las ventajas derivadas de la supresión del vínculo político con
una metrópoli que había obtenido rico botín fiscal en sus colonias. La militarización
dominaría la vida política hispanoamericana hasta la actualidad.

Tulio Halperin Donghi


Reforma y disolución de los imperios ibéricos. 1750 - 1850. 1985

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