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Capitulo II El alcoholismo en adolecentes

2.1 Antecedentes

2.2 EL alcoholismo

2.3 el alcoholismo en los adolecentes


2.1 Antecedentes

Hace alrededor de 10 millones de años, nuestros antepasados, pertenecientes al linaje de


primates del cual los humanos descienden, empezaron a consumir alcohol. Este hecho ocurrió
gracias a que tras acumular granos y frutas, los primeros neolíticos descubrieron que podían
conservar el producto de sus cosechas mediante la fermentación, transformándolo en bebidas
alcohólicas.
En muchas culturas, las bebidas alcohólicas han estado presentes en eventos sociales y
ceremonias. En algunos casos, incluso los adolescentes participaban en estas celebraciones, a
menudo bajo supervisión y en contextos culturales específicos.
En el siglo XIX, con la industrialización y urbanización, el acceso al alcohol aumentó. En
algunas sociedades, se observó un aumento en el consumo de alcohol entre los adolescentes,
a veces asociado con condiciones de vida difíciles y la falta de regulación.
El término "alcoholismo" fue acuñado por el médico sueco Magnus Huss en 1849. En su
trabajo, Huss utilizó el término "alcoholismo" para describir el conjunto de síntomas y
problemas de salud asociados con el consumo excesivo de alcohol. Esta fue la primera vez que
se utilizó formalmente este término para referirse a lo que hoy conocemos como trastorno por
consumo de alcohol.
Magnus Huss describió los efectos dañinos que el consumo excesivo de alcohol podía tener en
el cuerpo y la mente, incluyendo daño a los órganos internos, problemas neurológicos y
psicológicos, y consecuencias sociales negativas. Su trabajo fue fundamental para establecer
el concepto de alcoholismo como una condición médica y sentó las bases para la futura
investigación y tratamiento de este problema.
Aunque el consumo excesivo de alcohol ya era conocido y había sido documentado en la
literatura y en la historia por culturas como la griega y la romana, fue en el siglo XIX con Huss
cuando se empezó a describir formalmente el conjunto de síntomas y problemas relacionados
con el consumo excesivo de alcohol como una entidad médica distinta.
El uso del término "alcoholismo" se popularizó con el tiempo y se extendió a otros países y
culturas, convirtiéndose en la forma común de referirse a este problema de salud.
Posteriormente, se desarrollaron más investigaciones y tratamientos para abordar este
trastorno.
2.2 El alcoholismo

El alcoholismo es una enfermedad crónica que se desarrolla y manifiesta de diferentes


maneras, influenciada por factores genéticos, psicosociales y ambientales. Esta afección tiende
a avanzar con el tiempo y puede llegar a ser mortal. Se caracteriza por la incapacidad de
controlar el consumo de alcohol, ya sea de forma continua o intermitente, persistir en el
consumo a pesar de los problemas que genera, y alteraciones en el juicio que pueden llevar a
negar la gravedad del consumo.

La forma en que las personas beben alcohol varía considerablemente entre individuos y
culturas, y se describe en términos de la cantidad y frecuencia del consumo. Los siguientes son
algunos modelos comunes de consumo de alcohol:

Consumo moderado: Implica ingerir una cantidad moderada de alcohol dentro de los límites
recomendados por las autoridades sanitarias, a menudo en situaciones sociales o eventos
especiales, sin mayores problemas para la salud.

Consumo excesivo o en atracones: Consiste en beber grandes cantidades de alcohol en poco


tiempo, lo que puede provocar embriaguez extrema, amnesia temporal y un mayor riesgo de
lesiones.

Consumo regular: Se refiere a beber alcohol de manera habitual, aunque no necesariamente


en cantidades elevadas. Puede formar parte de la rutina diaria o semanal.

Consumo social: Se lleva a cabo durante eventos sociales y momentos especiales, asociado a
actividades como fiestas, reuniones familiares o salidas con amigos.

Consumo riesgoso: Involucra beber en cantidades que superan las directrices recomendadas,
aumentando el riesgo de problemas de salud y comportamiento.

Consumo dependiente: Se caracteriza por una dependencia física y mental del alcohol, con
síntomas de abstinencia al no consumir y dificultades para controlar o reducir el consumo.
Alcoholismo o consumo crónico excesivo: Implica un consumo prolongado y excesivo de
alcohol que produce efectos negativos en la salud física, mental y social, así como problemas
para abstenerse de beber.

Abstinencia: Se refiere a la elección de no consumir alcohol en absoluto, ya sea por decisión


personal o por problemas de salud, legales o sociales relacionados con el consumo.

2.3 El alcoholismo en adolecentes


En base a la encuesta ENSANUT Continua 2022, difundida por la Secretaría de Salud, se
estima que alrededor del 20.6% de los adolescentes mexicanos de entre 10 y 19 años eran
considerados consumidores actuales de alcohol en ese año. Estos adolescentes fueron
definidos como aquellos que habían consumido al menos una bebida alcohólica en los últimos
12 meses, ya fuera de manera diaria, semanal, mensual o anual.

El consumo de alcohol varió según el género, siendo más alto entre los hombres (22%) que
entre las mujeres (19.2%). Además, se observó un aumento progresivo del consumo con la
edad: desde un 3.8% entre los 10 y 12 años hasta un 32.5% entre los 16 y 17 años.

El porcentaje de adolescentes que consumen alcohol también se vio afectado por su situación
académica y socioeconómica. El consumo fue más elevado entre aquellos que no asistían a la
escuela (37.8%) y entre quienes asistían a un nivel académico diferente al de su edad (24.8%).
En contraste, los adolescentes que se encontraban en el nivel académico adecuado para su
edad mostraron un consumo menor (14.3%).

Otro factor que influye en el consumo de alcohol entre adolescentes es el índice de bienestar
de su comunidad. Los adolescentes que viven en zonas con un índice de bienestar alto
presentan una tasa de consumo más alta (23.7%) en comparación con aquellos que viven en
zonas con un índice bajo (16.7%). En términos de ubicación geográfica, el consumo es mayor
en áreas urbanas (21.9%) y metropolitanas (20.8%), mientras que en zonas rurales es menor
(18.7%).

A nivel regional, la Ciudad de México reporto el porcentaje más alto de adolescentes


consumidores de alcohol, con un 28.6%. Por otro lado, se destaca una ligera disminución en el
porcentaje de adolescentes consumidores de alcohol a nivel nacional entre 2021 y 2022,
pasando de 21.1% a 20.6%.

Causas
El consumo de alcohol en adolescentes en México se presenta como un problema multifacético
y preocupante, con raíces en diversos factores sociales, culturales, económicos, ambientales,
psicológicos y educativos.

Factores culturales y sociales: La tradición cultural de México incluye la presencia del alcohol
en celebraciones y eventos sociales, lo que puede normalizar su uso entre los jóvenes.
Además, la presión de grupo, la influencia de campañas publicitarias y la presencia de modelos
a seguir que consumen alcohol pueden contribuir a su uso entre los adolescentes. También se
observa que el fácil acceso a bebidas alcohólicas debido a la falta de restricciones efectivas
facilita su obtención.

Factores económicos: La desigualdad socioeconómica, el desempleo y la falta de


oportunidades económicas pueden llevar a los adolescentes a buscar el alcohol como medio de
escape. Además, la publicidad dirigida a segmentos económicos bajos y la disponibilidad de
alcohol a precios asequibles pueden aumentar el consumo entre los adolescentes de entornos
socioeconómicos desfavorecidos.

Factores ambientales: Los adolescentes están expuestos a una cultura en la que el consumo
de alcohol es común en celebraciones y eventos sociales. La accesibilidad generalizada al
alcohol y la presión de grupo son factores ambientales que pueden contribuir al consumo de
alcohol en los adolescentes. Además, la falta de programas educativos efectivos y el entorno
familiar pueden tener un impacto significativo en el comportamiento de los adolescentes.

Factores psicológicos: Los adolescentes pueden recurrir al alcohol como una forma de afrontar
problemas emocionales, traumas o problemas de salud mental, como la depresión o la
ansiedad. La impulsividad y la búsqueda de emociones intensas también pueden influir en el
consumo de alcohol entre los adolescentes.

Factores educativos: La falta de educación sobre los riesgos del consumo de alcohol y una
cultura escolar permisiva pueden dejar a los adolescentes desinformados sobre los peligros
asociados con el alcohol. La presión académica, el acoso escolar y la falta de actividades
extracurriculares positivas también pueden contribuir a que los adolescentes busquen el alcohol
como medio de escape.

Consecuencias
El consumo de alcohol entre adolescentes puede tener graves consecuencias en varios
aspectos de sus vidas, incluidos la salud física y mental, las relaciones personales, el
rendimiento académico y sus perspectivas futuras.
Problemas físicos: El consumo excesivo de alcohol puede causar daño al hígado, pancreatitis,
problemas cardiovasculares, gastrointestinales y deficiencias nutricionales. También puede
aumentar el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, afectar el sistema inmunológico, dañar
los riñones y aumentar el riesgo de osteoporosis y otros problemas óseos.

Problemas psicológicos: El consumo excesivo de alcohol está relacionado con el aumento de la


depresión, la ansiedad, problemas de autoestima, conflictos interpersonales y académicos,
riesgos de trastornos psiquiátricos y problemas de toma de decisiones. Además, el alcohol
puede provocar un ciclo de dependencia emocional y aumentar el riesgo de intentos de
suicidio.

Problemas sociales: Los adolescentes que consumen alcohol pueden experimentar conflictos
familiares, desvinculación social, problemas académicos, comportamientos delictivos y
problemas en las relaciones con compañeros. También pueden verse involucrados en
conductas riesgosas, problemas legales y estigmatización social.

Problemas económicos: Los adolescentes que abusan del alcohol pueden enfrentar costos
personales significativos, como problemas laborales futuros, problemas legales y gastos
médicos. El alcoholismo puede afectar negativamente el rendimiento académico, lo que podría
limitar sus perspectivas económicas futuras.

Tratamiento
El tratamiento del consumo de alcohol en adolescentes generalmente comienza con un
programa de desintoxicación bajo supervisión médica, que suele durar de 2 a 7 días. Durante
este proceso, pueden administrarse sedantes para aliviar los síntomas de abstinencia.
Posteriormente, se desarrolla un plan de tratamiento que incluye metas, técnicas de cambio de
comportamiento, asesoramiento individual y grupal, y atención de seguimiento.

El asesoramiento psicológico es una parte crucial del tratamiento, que ayuda a los
adolescentes a comprender mejor su problema con el alcohol y a respaldar su recuperación. La
terapia familiar o de pareja también puede ser beneficiosa, ya que el apoyo familiar juega un
papel fundamental en el proceso de recuperación.

Existen medicamentos disponibles, como el disulfiram, la naltrexona, el acamprosato y el


vivitrol, que pueden ayudar a prevenir el consumo de alcohol y combatir el deseo de beber.
Además, se recomienda el apoyo continuo a través de programas postratamiento y grupos de
apoyo.
Prevención
Dado que el alcoholismo en adolescentes es un problema importante y perjudicial para la
sociedad, es fundamental implementar medidas de prevención efectivas.

Educación temprana: Proporcionar información precisa sobre los riesgos del consumo de
alcohol en entornos educativos desde una edad temprana.

Programas escolares de prevención: Implementar programas educativos en las escuelas que


aborden los peligros del alcohol, incluyendo discusiones y actividades interactivas.

Participación de los padres: Fomentar la comunicación abierta entre padres e hijos sobre el
alcohol y establecer expectativas claras en el hogar.

Modelo de comportamiento positivo: Los padres y adultos deben ser modelos de


comportamiento responsable en relación con el alcohol.

Límites en la disponibilidad del alcohol: Establecer controles sobre la disponibilidad del alcohol
en el hogar, evitando que los adolescentes tengan acceso a él.

Promoción de actividades alternativas: Fomentar la participación en actividades


extracurriculares y pasatiempos saludables como alternativas al consumo de alcohol.

Sensibilización sobre la presión de grupo: Educar a los adolescentes sobre la presión de grupo
y brindarles estrategias para resistir la influencia negativa.

Desarrollo de habilidades sociales y emocionales: Implementar programas para fortalecer la


capacidad de los adolescentes para enfrentar el estrés y las presiones sociales.

Acciones a nivel comunitario: Colaborar con la comunidad para organizar eventos y campañas
que desalienten el consumo de alcohol en adolescentes.

Restricciones legales: Reforzar y hacer cumplir las leyes que prohíben la venta de alcohol a
menores y establecer sanciones para quienes incumplan estas leyes.
Programas de mentoría: Implementar programas que conecten a adolescentes con adultos
responsables que puedan brindarles orientación y apoyo.

Intervenciones tempranas: Identificar y abordar signos tempranos de consumo problemático de


alcohol a través de intervenciones escolares y comunitarias.

Promoción de la autoestima: Fomentar un sentido positivo de autoestima para ayudar a los


adolescentes a tomar decisiones saludables.

Campañas de concienciación: Realizar campañas de concienciación en los medios de


comunicación y la comunidad sobre los riesgos del consumo de alcohol en adolescentes.

Acceso a servicios de salud mental: Asegurar que los adolescentes tengan acceso a servicios
de salud mental para abordar problemas subyacentes que puedan contribuir al consumo de
alcohol.

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