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FICHA DE LECTURA

Apellidos y Nombres: Cabrera Barboza, Alexandra Mishell

Grado y Sección: 5° “A”

1. De la obra:

Título: “UNA VENDETTA”

Autor: Guy de Maupassant (francés)

Lugar de edición: Francia

Año de edición: 1883

Género y especie literario: literario narrativo (cuento de vendetta)

2. Argumento:

En el relato nos cuenta como la viuda de Pablo Saravini; que vivía en una pequeña casa,
rodeado de un acantilado, que sirve como puerto, en el amurallado pueblo de Bonifacio, con
su hijo llamado Antonio Savarini y su perra Pizpireta, flaca con pelos largos y bastos, de la raza
de los perros de ganado, y que ayuda al joven.

Al enterarse un día, después de una reyerta, Antonio Savarini fue apuñalado descaradamente y
traicionado por Nicolas Rovalati; quien escapó de noche al pueblo de Cerdeña. Al ver a
transeúntes trayendo el cuerpo de su hijo, esta no se inquietó, solo quería estar a solas con él
y se fue a encerrar en la pequeña casa junto a Pizpireta que, descansando su cabeza en el
pecho de su amo, aullaba entristecidamente como si aún tuviera el recuerdo de aquel que
tanto amo. Mientras que la madre, que aún seguía viendo el cuerpo sangrante de su hijo,
empezó a sollozar silenciosamente ante tal escena.

Ella empezó a hablar con el cuerpo decesado; lo que causo que la perra se callara, su madre le
juraba que haría una venganza en su nombre contra aquel que lo había apuñalado con tanta
crueldad, y cuando dejó de hablar, Pizpireta la acompañó con sus aullidos desconsolados;
desde ese momento no podía descansar sin pensar en aquella venganza que no pensaba fallar.

Hasta que llegó aquel día que, apareció en su mente esa idea rencorosa y cruel; lo pensó de
una manera meticulosa y al salir el sol se dirigió a la iglesia para poder pedirle a Dios las
fuerzas necesarias para poder realizar su venganza.

Finalizando esta acción, se dirigió a su casa para ejecutar su plan, comenzó encadenado a
Pizpireta; el animal aulló desesperadamente, pero la mujer no le hizo caso y solo le ofrecía
nada más que agua.

Pasó el día, y la perra, extenuada, solo dormía; por la mañana aparecía con los ojos
relucientes, el pelo erizado, y tirando fuertemente de la cadena. Y así pasaron los días, una
mañana, la vieja, le rogó a un vecino para que le pudiera regalar un costal de paja, luego
agarro un traje viejo de su marido, lo relleno, he hizo que se pareciera a un humano, para
después clavarlo en un palo delante del animal encadenado. La mascota se sorprendió, y
empezó a mirar aquel hombre de paja y callaba, pero aún lo contemplaba, y eso no era todo,
porque la viuda se fue a buscar en casa del carnicero un gran pedazo de morcilla negra,
regresó a su casa y la empezó a cocinar.
Pizpireta, enloquecida por el aroma tan penetrante, estaba desesperada por ir y devorar aquel
embutido; la señora agarró el asado y la hizo de corbata para el hombre de paja, y se la ató con
firmeza, para después soltar a la perra.

Esta saltó sin pensarlo a la garganta del muñeco y con las patas en sus hombros se puso a
desgarrarlo; arrancaba, comía y de nuevo, la mujer solo observaba con ojos brillante; entonces
volvió a atar a la perra, para luego hacerla ayunar durante dos días y repetía el mismo ejercicio
una y otra vez. La riña constante, hizo que en el animal sea monótono, y ya no la ataba; pero
con un gesto y una palabra hacía que esta se lanzara sobre el maniquí, y luego le daba como
premio la morcilla asada.

Al terminar todo ese proceso, la Savarini se confesó y comulgo un domingo, para luego
disfrazarse de hombre y pedirle a un pescador que la llevara al otro lado de la costa; y claro,
con Pizpireta.

Entraron en Cerdeña, y acercándose a una panadería, pregunto por Nicolás Rovalati. Este, que
era de oficio zapatero, trabajaba en un rincón de su tienda; la vieja se dirigió aquel lugar y se lo
encontró, lo llamó por su nombre, y soltando la cadena, ordenó a la perra que fuera contra él.

El animal enloquecido, se abalanzó y lo mordió en la garganta; el hombre sorprendido, solo


trataba bruscamente salir de los mordiscos, tendió los brazos y rodó por la tierra; para seguir
retorciéndose, golpeando el suelo con los pies desesperadamente; así Nicolás se quedó
inmóvil, mientras que la perra lo desgarraba en pedazos. Al terminar su trabajo decidió
retornar a su hogar, y aquella noche durmió muy bien.

3. Elementos narrativos:

Personajes: 1° Viuda de Pablo Savarini, Pizpireta

2° Antonio Savarini, Nicolás Rovalati

Lugar: Estrecho del pueblo de Bonifacio

Tiempo: Pasado /Siglo XIX

Narrador: Testigo

4. Tema y subtemas:

Tema: Venganza que prepara la viuda de Pablo Savarini por la muerte de su hijo.

Subtema: Dolor de la mujer

Planificación de la venganza

5. Estructura:

Inicio: En el pasado, en un lugar de Bonifacio, en una pequeña casa; vivía la viuda de Saverini,
con su hijo Antonio Savarini y su perra Pizpireta.

Nudo: En una reyerta, Antonio Savarini fue apuñalado por Nicolas Royalati; lo que acuso que la
madre, al enterarse, planeara su feroz venganza contra este, entonces inicio a doctrinar a su
perra, para que esta despedazara a cualquier persona que ella le ordenase.

Desenlace: Al ir al pueblo donde ya hace Nicolas Royalati y terminar con su venganza, se


dispuso a ir a su casa, para luego descansar cómodamente.
6. Recursos de lenguaje: Escrito en prosa con un lenguaje pretérito.
7. Valoración personal:
Luego de leer el texto, analizarlo y entenderlo, llegué a la conclusión de que no fue de mi
agrado; ya que nos relata como una mujer viuda de forma inhumana, utiliza a su mascota
como una (se podría decir) máquina de tortura, por el hecho de la muerte de su hijo, también
como hace que la perra esté forzada a realizar aquel asesinato, con aquellas condiciones que
nos menciona. Su dueña no tenía el sentido común, de que este es un animal que posee
sentimientos, por lo cual Pizpireta al realizar estos actos se podría sentir agobiada, pero no
tenía otra opción, ya que su ama la había estado maltratando para que solo esta tenga la
satisfacción de asesinar a una persona; y si nos ponemos en el lado religioso, ella siendo
devota de Dios cometió un pecado que no es correcto en las reglas del Señor, como él dice:
“Debemos de saber perdonar y amarnos unos con otros”, pero al parecer la viuda Savarini no
aplico esta regla, por eso es bueno dejar ir los hechos que nos hacen daño, porque la
venganza no es la solución que se debería de dar a este tipo de situaciones; de hecho, pienso
que esto podría provocarle una tortura constante de su consiente, y no la dejaría tranquila;
es verdad que al principio sentirá satisfacción, pero después empezará la locura. Y sí, nos dice
que la señora durmió plácidamente, y solo puede inferir una cosa de ello, que está señora es
una psicópata sin remordimiento, y por todo ello vuelvo a recalcar que este cuento no fue de
mi gusto.

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