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I.M.A.E.

E.C.P.P.Sup.A.E Curso de Apy S. y C. y


BB.MM.

Trabajo alusivo al 19 de abril de 1825

Sr. Dir. Gral. del I.M.A.E., Cnel. don Raúl J. Soria, Sr. Sub-Dir. Cnel. don Leonel Erasum,
Sres. OO.SS., Jefes, Oficiales, Sub Oficiales, Clases y Soldados.

Nos encontramos reunidos hoy, para conmemorar el Centésimo nonagésimo octavo


Aniversario del desembarco de los Treinta y Tres Orientales del 19 de abril de 1825, o como
también se lo denomina, la Cruzada Libertadora; el cual ha sido considerado por distintos
historiadores como uno de los acontecimientos más importantes de nuestra historia; hito que
reviste, por sus características, en un episodio épico en el que un grupo de Patriotas Orientales
intentó, a través de los medios disponibles, iniciar un nuevo proceso revolucionario que tuvo
como principal característica la confluencia de esfuerzos en pos de alcanzar un noble ideal,
“la libertad”.

Durante el año 1816 nuestras tierras, la Provincia Oriental, habían sido dominadas por
los portugueses, quienes deciden cambiar su denominación a Provincia Cisplatina. Con la
posterior independencia del Brasil en setiembre de 1822, se manifiesta por parte de esta
potencia, su voluntad de incorporar esta provincia a las ya existentes a su territorio.

Desde Buenos Aires y otras provincias, un grupo de Orientales liderados por Juan
Antonio Lavalleja, quienes habían tenido que emigrar de su patria hacia Buenos Aires por
oponerse a las intenciones del Imperio de Brasil, planifican iniciar el levantamiento del
Pueblo Oriental y darle fin al dominio extranjero.

La victoria en la batalla de Ayacucho librada en 1824, que terminaba con el poderío


español en esta región de América, llenó de entusiasmo y ánimo a estos patriotas.
Comenzaron entonces a organizarse para reunir dinero y armas a efectos de lograr sus
objetivos. Se reunían en la sastrería de Pérez y Villanueva, cuyo encargado era el
montevideano Ceferino de la Torre, o en los saladeros de otros compatriotas como Pascual
Costa o Pedro Trápani, contando además con el apoyo del gobierno de Buenos Aires.

Cuando lograron reunir lo necesario y habiendo realizado los contactos para cubrir las
necesidades logísticas posteriores al eventual desembarco, proceden a iniciar la travesía en 2
lanchones de aproximadamente 20 tripulantes desde la localidad de San Isidro hasta las costas
de la Agraciada.

Su infiltración resultó ser tan heroica como peligrosa ya que buques de guerra
enemigos patrullaban a lo largo y ancho del Río Uruguay. Para mitigar la situación, ambos
grupos debieron cruzar el río durante una noche de poca luz lunar, lo cual posibilito
asumiendo los riesgos de una trasposición con tan poca visibilidad el pasaje del curso de agua
sin ser detectados por el invasor.

De éstos Orientales se destacan las figuras del Gral. Manuel Oribe, Manuel Freire,
Jacinto Trápani, Gregorio Sanabria, los hermanos Andres y Juan Spikerman entre otros,
comandados por la figura del caudillo líder en la Batalla de “Sarandí” el General Juan
Antonio Lavalleja.

Su campaña vio la consecución de diferentes victorias e hitos como la ya mencionada


Batalla de Sarandí, la Batalla de Rincón, el Abrazo del Monzón, la Declaratoria de la
Independencia en la Piedra Alta, así como las Leyes que de ella emanan (Independencia,
Unión y Pabellón), símbolos todos de las ansias de libertad, del sacrificio desinteresado, pero
marcadas fuertemente por el concepto de unidad.

Bajo el lema “Libertad o Muerte”, éstos Orientales nos recuerdan que cuando hay
valor, ideales claros y compromiso con una causa, no hay empresa imposible ni hazaña que
no pueda realizarse.

Tal cual nosotros, herederos de aquellos valientes soldados, debemos mantener viva la
llama que motivaron las acciones de aquellos Treinta y Tres Orientales, quienes lucharon por
la libertad y las nobles causas.
Hoy, no solo recordamos la heroica porfía de aquellos que se embarcaron una noche
en contra de todo pronóstico de éxito y bajo las adversidades para conquistar una idea de
libertad. Sino también reafirmamos nuestra promesa de “respetar y defender la Independencia
e integridad de la República, su honor, la Constitución, sus leyes y sus instituciones
democráticas y ajustando nuestra conducta a los más estrictos principios de la ética
profesional, de la moral y dignidad ciudadana”, para gloria del Ejército Nacional y bienestar
de los Orientales.

Tte.1º (ApySyC)
José E. Acuña

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