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A 16 años del ‘impuestazo’ dictado por el entonces presidente Gonzalo

Sánchez de Lozada, en concomitancia con su vicepresidente Carlos de


Mesa, es menester refrescar los trágicos hechos que dejaron el saldo de
más de 30 muertos y alrededor de 200 heridos, como consecuencia de la
feroz oposición a las políticas neoliberales aplicadas a rajatabla.
El modelo económico aplicado y pergeñado a fuego y sangre por la
derecha boliviana daba sus últimos estertores pues campeaba una grave
crisis económica, política, social debido a que los partidos políticos como
el MNR, MIR, ADN, NFR y otros aplicaron órdenes del Fondo
Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y otros.
Las recetas aplicadas en el país devinieron en que grandes sectores de la
población como los campesinos, indígenas y otros caigan en la extrema
pobreza y un sector minoritario —conformado por algunos empresarios y
políticos de la derecha— se llenaron de dinero a manos llenas producto
de los hechos de corrupción y los negociados con el Estado.
Los organismos internacionales también ordenaron a sus títeres
encarnados en los partidos neoliberales el saqueo de recursos naturales y
la privatización de empresas estratégicas como Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos (YPFB), Empresa Nacional de Electricidad, Empresa
Nacional de Ferrocarriles, Empresa Nacional de Telecomunicaciones,
Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) y la Empresa Metalúrgica Vinto.
Un informe de la Comisión Mixta de Investigación del Proceso de
Privatización y Capitalización de las Empresas Públicas de la Asamblea
Legislativa Plurinacional señala que entre 1985 y 2005 fueron
privatizadas y capitalizadas 362 empresas del Estado, que ocasionaron
daños que ascienden en la actualidad a $us 21.000 millones.
De 362 empresas nacionales y departamentales enajenadas, 205 fueron
capitalizadas, 102 privatizadas y 55 tuvieron dificultad para continuar
operando o fueron transferidas. Siete períodos de gobierno neoliberal
están involucrados en la entrega de empresas al capital extranjero o
nacional.
La aplicación de recetas de saqueo y achicamiento del Estado por parte de
Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos de Mesa devino en una grave crisis
fiscal, por lo que dictaron el ‘impuestazo’ con el objetivo de cubrir el
déficit fiscal de 8,9 puntos del PIB a costa de los salarios de los
trabajadores.
Un tuit del presidente Evo Morales resume la nefasta medida: “El
impuestazo de febrero de 2003 afectaba el salario de los obreros y la clase
media y fue aprobado por Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos de Mesa,
por orden del FMI, para pagar el déficit fiscal de 8,9 puntos del PIB ($us
800 MM). Esta medida produjo el levantamiento del pueblo”.
Efectivamente, la medida provocó una rebelión popular que cobró la vida
de más de 30 personas, entre policías, militares, vecinos y estudiantes,
además de cerca de 200 heridos en las ciudades de La Paz y El Alto.
El Fondo Monetario Internacional le lanzó un salvavidas de 15 millones
de dólares al Gobierno, pero era insuficiente para aplacar la ira de la
población, que quemó las sedes del MNR, MIR, UCS y ADN e
instituciones del Estado.
A 16 años de esos luctuosos acontecimientos, los hechos muestran que
Carlos de Mesa fue un actor principal del ‘impuestazo’.
Hoy, después de que Bolivia sepultó el neoliberalismo, vive una época de
dignidad y de bonanza económica producto de la nacionalización de los
hidrocarburos, cuyos indicadores dan cuenta de un país pujante, que
industrializa sus recursos naturales e invierte en su desarrollo.
A 16 años de los trágicos hechos de Febrero Negro, los bolivianos nunca
más debemos permitir la intromisión de los organismos internacionales
en nuestra soberanía y el retorno del neoliberalismo.

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El 12 y 13 de febrero de 2003 se recuerda la movilización estudiantil,


ciudadana y policial conocida como “el impuestazo”, que derivó en el
inicio del derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de
ese año, como resultado de la Guerra del Gas o masacre de Octubre, que
abriría un nuevo ciclo económico y político en el país.

Luego de la caída del gobierno de izquierda de la Unidad Democrática y


Popular (UDP), dirigida por Hernán Siles Zuazo y Jaime Paz Zamora
entre los años 1982 y 1985, la derecha neoliberal se haría del poder;
gobernaron: Víctor Paz Estensoro (MNR, 1985-1989); Jaime Paz Zamora
(MIR, 1989-1993); Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR, 1993-1997);
Hugo Banzer (ADN, 1997-2002). Concluiría el mandato Jorge Quiroga
en 2001 y 2002, ante la renuncia por enfermedad y posterior fallecimiento
de Hugo Banzer. Gonzalo Sánchez de Lozada asumió un nuevo mandato
presidencial para el período 2002-2007, y fue durante su segunda
presidencia que sucedió la gran movilización ciudadana en su contra
conocida como “el impuestazo”.

Cuando el neoliberalismo se impuso en el país, nuestros gobernantes,


fieles al modelo que sustentaban, tomaron medidas económicas de
reducción del sector estatal y crecimiento del sector privado. Las medidas
más importantes fueron: la privatización (1993-1997) y la capitalización
(1994-2005), mecanismos mediante los cuales transfirieron las empresas
del Estado a manos privadas. Teníamos 212 empresas, de las cuales siete
eran estratégicas: YPFB, ENFE, LAB, ENDE, Entel y Comibol, que
luego fueron recuperadas en el gobierno de Evo Morales (MAS); al LAB
ya no se la pudo rescatar y en su lugar se creó BOA.

Otra medida económica de corte neoliberal fue el impuesto, que se


acrecienta al sector mayoritario de la población y se reduce al sector
minoritario que son los empresarios. En ese contexto es que Gonzalo
Sánchez de Lozada y su vicepresidente Carlos Mesa Gisbert lanzaron la
medida tributaria de “el impuestazo”.

“El impuestazo” consistía en la eliminación del crédito fiscal del salario


mínimo de los trabajadores –medida impuesta por el Fondo Monetario
Internacional (FMI)–. En esa época estos sectores podían presentar
facturas por un monto igual a sus obligaciones tributarias y así mantener
el poder adquisitivo de su salario, evitando transferir mayores recursos de
su salario al Estado. El salario mínimo de los trabajadores era de Bs440,
equivalentes a 60 dólares (hoy el salario mínimo es Bs2.164, equivalentes
a 311 dólares). Esta medida estaba destinada a cubrir el déficit fiscal de
8,9 puntos del PIB.

El 9 de febrero Gonzalo Sánchez de Lozada anunció la acción tributaria


“porque Bolivia estaba en una encrucijada…”. El 12 de febrero hubo un
motín policial: al no responder la Policía Boliviana al Gobierno este sacó
a los militares a resguardarlo y se dio un enfrentamiento entre ambas
fuerzas en los días 12 y 13 de febrero, cuando salieron a las calles a
enfrentar al régimen estudiantes del Colegio Nacional de Ayacucho de la
ciudad de La Paz –jóvenes que oscilaban entre los 15 y 18 años de edad–,
quienes atacaron el frontis del Palacio Quemado, que no estaba defendido
por la guardia policial que se encontraba amotinada. Al grito de “Goni
cabrón, el Ayacucho está emputado…” los jóvenes tomaron la Plaza
Murillo y su levantamiento se irradió a nivel nacional, convirtiéndose en
una movilización popular en contra del Gobierno. “El impuestazo” dejó
el saldo lamentable de 36 muertos y 200 heridos.
La Guerra del Agua (enero, 2000), “el impuestazo” (febrero, 2003) y la
Guerra del Gas (octubre, 2003) fueron el principio del fin del período
neoliberal en Bolivia, abriendo el camino hacia la Asamblea
Constituyente (2006-2007), a través de la cual se aprobó una Nueva
Constitución Política (2009) que puso fin a la República, dando paso al
Estado Plurinacional
Morales recuerda el "impuestazo" de "Goni" y Carlos Mesa que ocasionó el
levantamiento del pueblo

La Paz, 11 de febrero de 2019 (ABI).- El presidente Evo Morales recordó el lunes el "impuestazo" de 2003 aprobado por el
Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada "Goni" y Carlos Mesa que afectaba al salario de los obreros y estaba destinado a
cubrir el déficit fiscal de 8,9 puntos del PIB, hecho que ocasionó el levantamiento del pueblo boliviano.

"El impuestazo de febrero de 2003 afectaba el salario de los obreros y la clase media y fue aprobado por Gonzalo Sánchez
de Lozada y Carlos de Mesa, por orden del FMI, para pagar el déficit fiscal de 8,9 puntos del PIB ($us 800 MM). Esta
medida produjo el levantamiento del pueblo", escribió el Jefe de Estado en su cuenta en Twitter.

Morales rememoró cómo días antes de dictar la medida, ese Gobierno de corte neoliberal reformó la Ley Tributaria para
aplicar el gravamen a los trabajadores y profesionales en lugar de cobrar impuesto a las transnacionales.

"El 8/2/03, el gabinete de Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos de Mesa se reunió todo el día y decidió modificar el PGN,
reformar la Ley Tributaria y aplicar el impuestazo a empleados y profesionales, en vez de cobrar impuesto a las
transnacionales. Así gobernaron esos neoliberales", señaló en otro tuit.

El 11 de febrero de 2003, un motín policial se desató contra ese "impuestazo", lo que desencadenó la lucha popular y
generalizada en las calles de la sede de Gobierno con el resultado trágico de 36 fallecidos entre policías, militares, vecinos y
estudiantes, además de decenas de heridos.

"Como hoy, 2003, el presidente del Banco Central de Bolivia, Juan Antonio Morales, admitió que el impuestazo a los salarios
fue una imposición del Fondo Monetario Internacional. El pueblo se movilizó para rechazar esa medida que causó más de
30 muertos", agregó el mandatario en esa red social

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