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Centro Educativo Club Atlético Independiente

6 año
Profesora Romina Palavecino
MALVINAS ARGENTINAS
ACTIVIDAD N°1
Luego de la lectura del texto Malvinas, la dominación colonial y la deconstrucción de los héroes
completar las siguientes actividades:
1. ¿Qué es un héroe?
2. Relatar ¿por qué se cuestionaba a los soldados de Malvinas en su definición de “Héroes” y por qué se
afirmaba que eran objetos de acción de otros?
Malvinas, la dominación colonial y la deconstrucción de los héroes

En la disputa actual por la memoria de Malvinas, hay quienes proponen “deconstruir los
estereotipos del héroe”. ¿Por qué? ¿para qué? ¿en qué consiste esta tarea de “deconstrucción”?
¿para qué sirve? A continuación, algunas reflexiones sobre estas cuestiones. Por María Sofía
Vassallo*

En los habituales usos laxos del término, deconstruir es cuestionar, poner en duda, desmontar, desarmar,
neutralizar. Las representaciones colectivas son fundamentales para la unidad de los grupos sociales y, por
lo tanto, también de las naciones, participan de la producción de la identidad propia, diferenciándola de la de
otros grupos (Amossy y Herschberg Pierrot, 2003).

Lo que se propone cuestionar, desarmar, desactivar es la figura de los héroes de Malvinas; porque están
obstinados en despojar la dimensión épica de la guerra de 1982, fijarla como el último capítulo de la
dictadura y poner en duda, el coraje y la osadía de muchos de quienes la protagonizaron contra y a pesar de
las mezquinas intenciones de la Junta militar. Las acciones heroicas (individuales y colectivas) de los
combatientes argentinos durante la guerra no son el invento de algunos “adoradores de las balas”,
están documentadas, hay pruebas, testigos y testimonios. Han sido reconocidas, incluso por los británicos.
Son poderosos hechos históricos, con un gran potencial movilizador. Y eso es lo que proponen desmontar;
porque la comunidad, la nación, el pueblo argentino unido contra los adversarios históricos, da miedo e
incómoda. Esto no es una “reivindicación edulcorada de la guerra”. La guerra es un acontecimiento extremo,
terrible. En ese marco atroz, algunas personas son capaces de realizar acciones de generosidad y coraje que
ni ellas mismas hubieran podido imaginar y otras sólo pueden mostrar su cobardía y sus miserias.
El actual coordinador del Observatorio Malvinas de la Universidad Nacional de Lanús, veterano de
Malvinas, César Trejo sostiene que “un héroe no es un ser extraordinario, sino una persona ordinaria que,
puesto en una situación extrema, saca lo mejor de sí para defender un bien superior. Es decir, que el héroe
es la encarnación de la virtud. El espejo donde queremos mirarnos, para ser mejores”. La acción
extraordinaria del héroe no es autorreferencial, sino que se trata siempre de una entrega concreta y
efectiva hacia otros, incluso la ofrenda máxima que es la de la propia vida. Estos héroes surgidos de
entre el común de los mortales, producen admiración, respeto, afecto e identificación, orientan concepciones
y acciones. No se trata aquí de héroes mitológicos o literarios, sino de héroes históricos que traccionan el
curso de la vida en común y encarnan, en sus actos heroicos, la esperanza de la comunidad nacional acerca
de su propia capacidad para rebelarse contra los invasores y realizar un proyecto soberano. Por eso son
héroes incómodos, molestos, a los que se propone deconstruir, desarticular para neutralizar.
Nadie se hace héroe a sí mismo. Nadie es un héroe exclusivamente por sus propias acciones extraordinarias,
sino que se convierte en héroe en la medida en que es reconocido por otros y es este reconocimiento el que
lo consagra como tal. Por eso, cuando se propone deconstruir a los héroes, no sólo se los ataca a ellos,
intentando relativizar el carácter extraordinario de sus acciones, sino que se atenta contra la comunidad
que los ha reconocido como tales y, en ese acto de reconocimiento, se fortalece a sí misma como sujeto
colectivo capaz de defenderse y rebelarse contra los poderes del mundo.
Se trata de reemplazar el estereotipo de los héroes de Malvinas por el de las víctimas de la dictadura
militar. Ya desde antes del fin de la Guerra de Malvinas y después de ella, como parte de la estrategia
británica para afianzar su dominio sobre el Atlántico Sur, se impuso una interpretación del conflicto
circunscripta a lo que Julio Cardoso llama “el punto de vista del loco”, la idea repetida hasta el cansancio de
que “el país fue arrastrado por la locura de un general borracho a una guerra absurda y criminal con el
solo fin de perpetuarse en el poder”. Desde esta perspectiva, que desvincula el conflicto bélico de 1982 de
casi dos siglos de luchas emancipatorias, no son relevantes los intereses concretos de los actores
internacionales ni las estrategias que despliegan, desde los orígenes de la Argentina, por el control del
Atlántico Sur y sus recursos, ni tampoco las acciones llevadas a cabo por los argentinos para defender los
derechos nacionales. En este marco, no hay lugar para los héroes. La figura privilegiada aquí es la del
inocente inmolado por el dictador, los “chicos de la guerra”, una generación de antihéroes empujada
al matadero o al suicidio, degradada, aislada y resentida, víctimas a quienes no les queda más relatar,
una y otra vez, sus padecimientos personales (Cardoso, 2013: 199). En este marco, aparecen configurados
como objetos de la acción de otros, desprovistos de voluntad y decisión propia y se desplaza la
identificación del enemigo, del usurpador inglés a los militares argentinos, operación que requiere la
simultánea invisibilización de los crímenes británicos [i].
En la Guerra de Malvinas, se caracterizan como heroicas, múltiples acciones individuales; pero también la
acción colectiva nacional contra la fuerza de ocupación británica, que es configurada como gesta. Los
cultores de la autodenigración nacional y promotores de la fragmentación de la sociedad argentina
pretenden negarnos el derecho a tener héroes, a reconocernos herederos de una tradición histórica, partes
de una comunidad y reivindicar esa identidad.
César Trejo, parafrasea con frecuencia la definición de Sun Tzu de que los mejores generales no son los que
ganan todas las batallas sino los que convencen a los rivales de que no tiene sentido pelear.
Mal que les pese a algunos, Argentina tiene héroes, algunos caminan entre nosotros y
otros yacen en el suelo malvinero y en el Atlántico Sur ejerciendo soberanía con sus
cuerpos y con su sangre.
*Doctora en Ciencias Sociales (UBA) y Magister en Análisis del Discurso (UBA), investigadora del Observatorio Malvinas
(UNLa), del Instituto de Investigación y Experimentación en Arte y Crítica (UNA) y del Instituto de Investigaciones y
Documentación Histórica del Peronismo (UNLaM).
Notas
[i] El 30 de mayo de 1993, toman estado público en Londres varios casos de crímenes de guerra cometidos por los
británicos en la batalla de Monte Longdon. Scotland Yard abre una investigación. En la Argentina, en 1983 ya habían
comenzado las investigaciones del Ejército. La Comisión de Familiares de los Caídos y la Federación de Veteranos de
Guerra piden al gobierno la creación de una Comisión Investigadora para continuar las denuncias y accionar al
respecto. El 5 de julio de 1993 se crea la Comisión Investigadora de Crímenes de Guerra en el ámbito del Ministerio
de Defensa. Se toma testimonio a 34 testigos y se comprueba que las tropas inglesas violaron 5 prohibiciones de la
Convención de Ginebra. Los crímenes de guerra siguen impunes: el hundimiento del Crucero General Belgrano,
donde murieron 323 argentinos, los fusilamientos de prisioneros de guerra en Monte Longdon los días 11 y 12 de
junio de 1982, y la muerte y los heridos causados por la explosión de municiones que los ingleses obligaron a
transportar a los soldados argentinos mientras estaban presos en Pradera del Ganso. Todos estos casos resultan
violaciones del derecho internacional. Aún así el estado argentino no inicia acciones. Pero en el 2008, el Poder
Judicial, a través de fallos del Juzgado Federal de Río Grande y la Cámara Federal Penal de Comodoro Rivadavia,
declara válida la denuncia del CECIM La Plata contra militares argentinos por estaqueamientos y malos tratos
impartidos a sus soldados como “crímenes de lesa humanidad”.
[ii] Marcelo Gullo (2015), autor de la “teoría de la insubordinación fundante”, define el concepto como “una actitud
de insubordinación ante el pensamiento dominante que permite un impulso estatal eficaz para lograr un umbral de
poder necesario para convertirse en un actor internacional independiente”. Gullo reconoce dos momentos de
insubordinación fundante en la historia argentina. El primero, se inicia durante el segundo gobierno de Juan Manuel
de Rosas y se trunca en la derrota de Caseros, en 1852. El segundo, comienza en 1943 bajo el liderazgo de Juan
Domingo Perón y es frenado por el golpe de estado de 1955.

ACTIVIDAD 2
EL DÍA QUE MADRYN SE QUEDÓ SIN PAN.
Luego de ver el siguiente video El día que Madryn se quedó sin pan
https://youtu.be/KOCqT2YmRsE , responder:
1. ¿Qué sucedió el 19 de junio de 1982? ¿quiénes llegaron al continente y en qué condiciones?
2. ¿por qué los ocultaban?
3. ¿Cómo recibió la gente a los soldados?
4. ¿Crees que deberían se considerados héroes? Fundamentar tomando en cuenta lo visto y leído
previamente.
5. Escribí un mensaje alentador a los soldados que lucharon en la Guerra de Malvinas

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