Está en la página 1de 3

EL MINISTERIO, UNA BENDICIÓN EN EL PROYECTO DE VIDA CONYUGAL “Si anuncio el evangelio, no

tengo por qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciara el


evangelio!” 1 Corintios. 16-22 ¿Cómo puede un ministro del Dios altísimo canalizar la necesidad
impuesta de servir? Pareciera que el desconocimiento de lo que es la vida en pareja, y el no haber
aprendido a vivir los roles de pastor y esposo, condujeran al servidor a entregar todo su tiempo al
ejercicio del ministerio sin considerar la importancia de las atenciones que se le debe dar a la
construcción de la vida en pareja (1 Corintios 7. 32-34). No podemos desconocer que al que Dios
llama para servirle en el ministerio, se le es impuesta la necesidad de responder a este llamado; el
cual es una fuerza que pareciera meterse en los huesos, las coyunturas, los pensamientos, el alma
y en el mismo espíritu. Aquí es donde el pastor, y algunas esposas, tienen que entender que este
es un sentir muy fuerte, y tiende a tomar el control del ser humano por el firme deseo que
produce hacia el servicio. La persona le entrega a Dios su voluntad y se siente un deudor que debe
pagar con toda su vida. En algunos es tan profunda esta vivencia que tienden olvidarse del aspecto
social. Con mucha razón dijeron aquellos discípulos en el momento de la transfiguración de Jesús:
“Hagamos tres enramadas, y quedémonos aquí para siempre”. Pero la vida sigue. No somos
espíritus. Somos humanos, sociales. MI PROYECTO DE VIDA CONYUGALIDAD VS MINISTERIO
DEPARTAMENTO DE FAMILIA 22 “La gran mayoría de los conflictos que se crean en la pareja son
debido al desconocimiento de dicho contrato matrimonial, pero principalmente el
desconocimiento de las expectativas individuales de su proyecto de vida (Contratos individuales)”.
Sager 1979. Nuestros deseos, sueños, metas y proyectos a nivel personal son los que nos movilizan
día a día a trabajar, vivir y disfrutar de la vida. En la relación de pareja el proyecto común mantiene
vivo el amor, la pasión, el deseo, y fortalece el vínculo matrimonial. Si no hay un proyecto común
en la pareja, o se le ha restado la importancia que merece, la relación se aboca al estancamiento y
puede llegar a desgastarse. Si consideramos que la vida en pareja es un viaje, debemos dar por
sentado que pasará por diversas fases de momentos buenos y menos buenos que van a depender,
y mucho, de los proyectos que se tengan; porque son estos los que dan sentido a la relación. LA
PAREJA ES UN PROYECTO COMÚN “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu
corazón.” Salmo 37. 4 “Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.”
Proverbios 16. 3 La Biblia también dice que “el casado tiene cuidado de las cosas del mundo y de
cómo agradar a su pareja”; que “cómo cuidará la grey del Señor sino gobierna bien su casa”; que
“el cónyuge debe cumplir el deber conyugal”; esto no solo se refiere al aspecto sexual; es
conyugalidad, el todo de pareja. En fin, nos damos cuenta que hay muchas quejas por parte de las
esposas e hijos en esta situación. Por último, se reconoce la necesidad de ejercer la autonomía
desde la individualidad y la conyugalidad para poder desarrollar cualquier proyecto de vida. MI
PROYECTO DE VIDA CONYUGALIDAD VS MINISTERIO DEPARTAMENTO DE FAMILIA 23 “Por eso, si
lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido
encomendada. Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar al mayor
número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la
Ley (aunque yo no esté sujeto a la Ley) como sujeto a la Ley, para ganar a los que están sujetos a la
Ley; a los que están sin Ley, como si yo estuviera sin Ley (aunque yo no estoy sin ley de Dios, sino
bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin Ley. Me he hecho débil a los débiles, para
ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (1
Corintios 9. 15-19). Todo esto se debe hacer sin dejar de hacer lo otro Por último, se reconoce la
necesidad de ejercer la autonomía desde la individualidad y la conyugalidad para poder desarrollar
cualquier proyecto de vida.

LA PAREJA ES UN PROYECTO COMÚN “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu


corazón.” Salmo 37. 4 “Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.”
Proverbios 16. 3

Nuestros deseos, sueños, metas y proyectos a nivel personal son los que nos movilizan día a día
a trabajar, vivir y disfrutar de la vida. En la relación de pareja el proyecto común mantiene vivo el
amor, la pasión, el deseo, y fortalece el vínculo matrimonial.

Si no hay un proyecto común en la pareja, o se le ha restado la importancia que merece, la


relación se aboca al estancamiento y puede llegar a desgastarse. Si consideramos que la vida en
pareja es un viaje, debemos dar por sentado que pasará por diversas fases de momentos buenos y
menos buenos que van a depender, y mucho, de los proyectos que se tengan; porque son estos los
que dan sentido a la relación

Puede afirmarse que una pareja sin proyecto, o proyectos en común, es una nave sin rumbo
navegando en la incertidumbre de la rutina del día a día, sin aliciente ni futuro; teniendo como
puerto más cercano o más lejano del horizonte visible, la separación. Se quiera o no se quiera esa
indefinición se irá traduciendo paulatinamente en una vida entre conflictos, ataques y
culpabilidades recíprocas.

Los proyectos de la pareja comprenden todas las dimensiones: espiritual, afectiva, física,
intelectual, familiar, social, laboral, recreativa, entre otras; que pueden ser a corto o a muy largo
plazo; pueden sucederse en el tiempo o irse ampliando en el día a día, dichos proyectos pueden
llamarse cambio de casa, viajes, tener hijos, adoptar animales, adquirir compromisos o desarrollar
una empresa. Todos son buenos cuando de una u otra manera hacen que nuestra vida en pareja
se renueve, y en vez de sobrevivir como pareja.

La pareja es, al mismo tiempo, un camino propicio para descubrirnos, para crecer y evolucionar
como personas. Cuando somos capaces de llevar a cabo un proyecto de vida juntos que nos
motive y nos haga sentir plenos como personas, empezamos a conocer el amor incondicional, ese
que significa el placer y dolor de vivir juntos. El o los proyectos que van a integrar ese proyecto
común son los cimientos de las buenas relaciones de pareja, son la luz en el camino, lo que nos
permite mantenernos unidos tanto en lo bueno como en lo malo. Son también la fuerza que nos
impulsa a avanzar hacia las metas que nos hemos fijado y que forman parte de nuestro
compromiso personal.

Decidir vivir juntos es el compromiso que asumen dos personas que resuelven compartir una vida
en la que se plantean proyectos de futuro en las más diversas áreas: social, familiar, profesional,
financiera, etc. Estos proyectos sirven principalmente para nutrir la relación, para que sea más
productiva, y para que ambas partes puedan aportar, desde la transparencia y de corazón, su
propia verdad. Es importante hablar y sincerarse sobre aquello que esperamos de la vida en
común y de la relación.
Muchas parejas sienten que el amor ha muerto, que ya no existe atracción ni química, que no
interesa, que han descubierto que son muy diferentes, que no siguen el mismo camino, que tenían
razón cuando decían que no eran el uno para el otro. Pues bien, cuando se llega a esa situación es
que ya se está al borde de la ruptura y, consciente o inconscientemente, se comienza a creer que
es la otra parte la que no va bien, la que no encaja en la pareja.

Recordemos que en el matrimonio uno más uno son tres, es decir, tu + yo = nosotros. “… Se unirá
a su mujer y serán una sola carne”. Es el nosotros que nace con el matrimonio y se fortalece en la
entrega que cada uno hace desde su propia existencia, sin dejar de “ser” ella o él en cuanto a
proyectos y metas personales. “Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. La cuerda
de tres hilos no se rompe fácilmente” Eclesiastés 4. 1

También podría gustarte