Enfrentando el conflicto: pasos para resolver el problema interno (tercera parte) Después de hacer lo necesario para resistir las amenazas de los enemigos de la reconstrucción del muro, Nehemías debe enfrentar la crisis generada por los judíos ricos que estaban oprimiendo a sus hermanos pobres, a tal punto que recibían a sus hijos como parte de pago de los préstamos contraídos. ¿Cómo enfrentó Nehemías esta situación? Miremos los dos últimos pasos para enfrentar conflictos: Quinto paso: enfrenta en público las divisiones públicas [determinación]. Obviamente en Jerusalén todo el mundo sabía que los ricos les estaban haciendo trampas a los pobres. Había que enfrentar este pecado en público. Debemos enfrentar en público las cosas que sean de dominio público. Si se trata de un pecado personal, confiésalo personalmente ante Dios; si es un pecado privado, entre tú y la otra persona; si la ofensa es contra toda la comunidad, tendrás que enfrentarse a ella en público. Lo que hizo Nehemías fue: ““y después de reflexionar, reprendí a los nobles y gobernantes: ¡es inconcebible que a sus propios hermanos les exijan el pago de intereses! Convoqué además una gran asamblea contra ellos, y allí les recriminé: hasta donde nos ha sido posible, hemos rescatado a nuestros hermanos judíos que fueron vendidos a los paganos. ¡Y ahora son ustedes quienes venden a sus hermanos, después de que nosotros los hemos rescatado! Todos se quedaron callados, pues no sabían qué responder” (Neh 5:7-8). Nehemías repitió en público lo que les había dicho en privado a los ofensores. Para aquel hombre que había usado sus riquezas para liberar esclavos judíos cuando era copero en Persia, aquella manera de conducirse no tenía sentido. «¿Por qué están tratando de esta forma a sus propios hermanos y hermanas? -les preguntó en público-; es ilegal lo que están haciendo». Ellos no pudieron responder. Necesitó mucho valor para enfrentar a los líderes de la ciudad; estaba reprendiendo a los mismos de los cuales dependía para costear la reconstrucción del muro. Sabía que se estaba arriesgando. Es probable que el diablo le estuviera diciendo: «Nehemías, si convocas a esta reunión pública y pierdes el apoyo de los ricos, ¿quién pagará el costo? Y entonces, ¿qué va a pensar la gente de Dios?» Pero no dudó en enfrentar el conflicto público con toda la comunidad; esto demuestra la integridad de Nehemías. “Yo añadí: lo que están haciendo ustedes es incorrecto. ¿No deberían mostrar la debida reverencia a nuestro Dios y evitar así el reproche de los paganos, nuestros enemigos?” (Neh 5:9). Nehemías apeló a la conciencia de ellos, señalando que aquello que estaban haciendo no mostraba a los paganos la verdad de un Dios grande y soberano, reverenciado por el pueblo judío; era un mal testimonio. Y continuó Nehemías con el regaño público: “mis hermanos y criados, y hasta yo mismo, les hemos prestado dinero y trigo. Pero ahora, ¡quitémosle esa carga de encima! Yo les ruego que les devuelvan campos, viñedos, olivares y casa, y también el uno por ciento de la plata, del trigo, del vino y del aceite que ustedes les exigen” (Neh 5:10-11). La tasa de interés ascendía al 1%, la cual tal vez no es muy alta actualmente, pero para aquella época era exorbitante. Nehemías estaba exhortando a aquellas personas para que vieran el error e hicieran una restitución inmediata. Su llamado de atención funcionó; los ricos que estaban explotando a los pobres se arrepintieron. “Está bien, respondieron ellos, haremos todo lo que nos has pedido. Se lo devolveremos todo, sin exigirles nada. Entonces llamé a los sacerdotes, y ante éstos les hice jurar que cumplirían su promesa” (Neh 5:12). Nehemías superó el obstáculo, pero se aseguró que se cumpliera; no obstante, para estar seguro les dio una lección objetiva que no olvidarían fácilmente: “luego me sacudí el manto y afirmé: ¡así sacuda Dios y arroje de su casa y de sus propiedades a todo el que no cumpla esta promesa! ¡Así lo sacuda Dios y lo deje sin nada! Toda la asamblea respondió: ¡Amén! Y alabaron al Señor, y el pueblo cumplió lo prometido” (18) Paso sexto: muestra desprendimiento [el refuerzo]. De Nehemías 5:14-18 [favor leerlo] sacamos una gran lección: guiaba a los demás por medio de su ejemplo. Era el fundamento de su liderazgo. Cuando pidió al pueblo de Jerusalén que reconstruyera los muros, salió con ellos a trabajar; cuando les pidió que oraran, ya él había estado orando; cuando les pidió que trabajara de noche y de día para acabar el trabajo, él también se quedaba de pie noche y día trabajando; cuando les pidió que ayudará a los pobres, ya él lo estaba haciendo. Aún cuando Nehemías por su condición de gobernador tenía derecho a una manutención, nunca se la tomó; al contrario, utilizó sus riquezas personales como aporte a la obra de la reconstrucción. Nehemías fue modelo de generosidad. Tuvo el cuidado de escribir esto al final del informe, con el fin de hacer una comparación entre los conflictos y el egoísmo. El egoísmo es la fuente de todos los conflictos. Reflexión: El principio para aprender es que los líderes solo piden a los demás que hagan lo que ellos ya están haciendo. ¿Puede estar seguro que su ejemplo es inspiración para todos los miembros del equipo?