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Stamateas, Bernardo

Construir y celebrar : 13 días experimentando el libro de Nehemías / Bernardo


Stamateas.- 1a ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Presencia de Dios, 2022.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga


ISBN 978-987-8463-33-9

1. Espiritualidad Cristiana. I. Título.


CDD 222.8

CONSTRUIR Y CELEBRAR
13 días experimentando el libro de Nehemías

Bernardo Stamateas
- 1° edición -

Presencia de Dios
José Bonifacio 332, Caballito,
Buenos Aires, Argentina.
Tél.: (54011) 4924-1690
www.presenciadedios.com

Edición: Silvana Freddi / María Stamateas


Diseño de tapa y diagramación: Diseño Presencia

©Ediciones Presencia 2022

No se permite la reproducción parcial o total de este libro, en cualquier


forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante foto-
copias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del
editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.
ÍNDICE

Introducción 5

Capítulo 1
Un hombre común que trabaja para el rey 7
Ejercicio N.°1 13

Capítulo 2
La reconstrucción de la Casa y del muro 14
Primera parte: Los muros caídos 16
Segunda Parte: La carne 26

Capítulo 3
Cuando la Presencia cae sobre todos, hay una
coordinación celestial 32
Ejercicio N.°2 42

Capítulo 4
Velar. Estar siempre atento 43

Capítulo 5
Nehemías se enojó e interpeló a sus hermanos 49

3
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Capítulo 6
Maquinaciones de los adversarios 55

Capítulo 7
Las puertas de nuestra vida 60

Capítulos 8-9-10-11
Una reunión para restaurar la alegría 67

Capítulos 12
La dedicación del muro 72

Capítulos 13
Reformas de Nehemías 80

Conclusión 86

4
INTRODUCCIÓN

¡Hola! ¡Qué bueno volver a estar juntos otra vez! Hemos compartido
muchos días con Él a través de los libros. Ahora te invito a que cami-
nemos junto a Nehemías. ¡Será glorioso!

Este hombre nos dejó su diario íntimo, su autobiografía, para que


podamos vivir lo que él vivió y aprender tal como él aprendió en
presencia de su Dios.
Es el único libro de La Biblia narrado en primera persona; al comen-
zar dice “palabras de Nehemías”; es decir que él mismo lo escribió
para que nosotros podamos recibir del cielo lo que él bebió primero.
 
Mi amigo, te pido que, ante cada capítulo que leas, te detengas y
hagas un “selah”, una pausa, y medites. En cada capítulo hay mucha
carga de Vida de Dios; absórbelo todo en oración. Al leer, ve despa-
cio; no te apresures, solo camina en el caminar de Él.

Nehemías es el último gran hombre del Antiguo Testamento. No


es Malaquías, Zacarías, etc. Estos fueron profetas que hablaron
anteriormente.
Nehemías es el hombre del cierre de una etapa, de un nivel que se
termina y uno nuevo que comienza.

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Este profeta había nacido en Babilonia y nunca había conocido, de


primera mano, la tierra de sus padres. Pero su papá, llamado “Haca-
lías”, le enseñó de la vida del espíritu, de la intimidad con el Padre. El
nombre Hacalías quiere decir “Espera en Dios” y esa fue la crianza
que le dio a su hijo: le enseñó a esperar en Él.

Para ubicarnos en tiempo y espacio, esta es la historia…


Cuando Jerusalén fue destruida y quemada, los judíos fueron lle-
vados a Babilonia. Luego de pasar años allí, se firmó un edicto por
el cual ellos podían regresar a su país. Esto ocurriría en tres etapas:
 
El 1.º grupo volvería con Zorobabel y Josué. Ellos reconstruyeron
el templo.
Aquí aparecen Hageo y Zacarías como profetas “externos” soste-
niendo el trabajo de reconstrucción.
El templo tiene que ver con la intimidad, la casa, la vida íntima, las
aguas profundas.
 
EL 2.º grupo volvería con el sacerdote Esdras. Pasaron sesenta
años y él reconstruyó La Palabra, a Cristo Palabra. Llegó con cin-
cuenta mil personas.
 
El 3.º grupo volvería con Nehemías para construir el muro.
Unos veinte años más tarde de la llegada de Esdras, llegó Nehemías.
Él iba a terminar, a dar el cierre.
Iremos de su mano y seguiremos su recorrido nosotros también y,
a medida que caminemos juntos, construiremos al Cristo glorio-
so alrededor de nuestras vidas para luego restaurar el gozo de Su
Presencia.
¿Vamos?

6
Capítulo 1

UN HOMBRE COMÚN
QUE TRABAJA PARA EL REY

“1
Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el
mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital
del reino, 2 que vino Hanani, uno de mis hermanos, con
algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que
habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y
por Jerusalén. 3 Y me dijeron: El remanente, los que queda-
ron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y
afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas que-
madas a fuego. 4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e
hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios
de los cielos. 5 Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos,
fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericor-
dia a los que le aman y guardan sus mandamientos; 6 esté
ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de
tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los
hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos
de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi
padre hemos pecado. 7 En extremo nos hemos corrompido
contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos
y preceptos que diste a Moisés tu siervo. 8 Acuérdate ahora de
la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; 9 pero si os volvie-


reis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por
obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los
cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para
hacer habitar allí mi nombre. 10 Ellos, pues, son tus siervos
y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu
mano poderosa. 11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu
oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos,
quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen
éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque
yo servía de copero al rey”.

“Palabras de Nehemías”: así empieza el libro. Un esclavo que era


sirviente en un palacio. No era sacerdote, ni profeta, ni rey; nada de
eso. Solo “Nehemías”, un trabajador, un servidor. 
 
Trabajaba para el rey. ¿Hace falta otro currículum? ¿Hace falta algo
más que lo habilite? El Rey es nuestro Padre. Nehemías somos todos
los que lo servimos. Con eso es suficiente.
Dios llama a esta clase de gente. Él se mueve en medio de gente “co-
mún” que “prueba el vino del Rey”. Gente “de palacio” cercana al
Rey. Gente que “come con el Rey”.

Todo comienza hablando con el Espíritu Santo


Leemos en el v. 2 que vino Hanani, su hermano, y Nehemías le pre-
guntó por el pueblo y por Jerusalén. La respuesta no tardó en llegar
y fue contundente: “La gente está en gran mal y afrenta, el muro
derribado y sus puertas quemadas en fuego”. Más claro imposible.

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Hanani representa al Espíritu Santo; solo Él nos dará el informe


exacto de lo que necesitamos saber y de lo que Dios quiere que se-
pamos. Solo cuando le preguntamos a Él, tenemos la respuesta. El
Espíritu Santo siempre viene a nosotros, pero es clave saber qué le
vamos a pedir: “Háblame, cuéntame, dame tus detalles de todo”.
El Espíritu de Dios te da la información de “primera mano”, sin
intermediarios, porque Cristo nos habla desde el corazón del Padre
y no nos dejará en ignorancia. 
Luego, vemos como Hanani estaba cuidando las puertas; él mismo
era custodio (7:2). Es “nuestro hermano”. No viene a hablarnos y se
va. No. Él viene a darnos revelación para luego trabajar en nosotros.
El mismo Hanani estuvo en la dedicación del muro, en adora-
ción (12:36). Sí. Él está al comienzo, en la mitad y al final de todo
proyecto.
Ninguna construcción podrá empezar en tu vida sin la información
del Espíritu Santo. Él está para revelarnos al Hijo. Nos enseña, nos
instruye y nos guía.
 
Nehemías estaba cómodo; era copero del rey. Su vida era más o
menos rutinaria; su tarea, su labor, importante y de influencia; pero
todo cambió. Pues cuando el Espíritu Santo nos habla, nos da reve-
lación y todo cambia. No podemos seguir de igual manera. Todo
nuestro mundo se transforma.

Ser líder es…


a. ¿Qué cosas te interesa que el Espíritu Santo te explique?
Nehemías le preguntó a Hanani acerca de dos temas: “Mi pueblo y
Jerusalén”.
Lo único que le interesaba era el Cuerpo y la Casa.
¿Qué cosas le estuviste preguntando al Señor? ¿Cuántas de tus pre-
guntas fueron sobre ese tema? Oramos por salud, dinero, viajes,

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

gente, etc. Sin embargo, amar su Presencia (Casa) y su Cuerpo (Cris-


to en nosotros) es todo. Eso te hace líder para Dios; pero es todavía
más que eso: te hace ser espiritual.

 b. ¿Qué cosas te hacen llorar?


Dice el relato bíblico que Nehemías lloró, hizo duelo, ayunó. Todo
su dolor se expresó inmediatamente.
Si lloras por Su Presencia, por Su iglesia, estás en aguas profundas.
Lo que te hace ser un líder para Dios no es tu visión, tu inteligencia,
tu capacidad de armar equipos y de comunicar, etc. Es decir, todo
eso que se enseña con tanto énfasis en los libros de liderazgo. Yo mis-
mo tengo aproximadamente doscientos textos escritos respecto del
liderazgo y sus características. Sin embargo, cuando abordamos la
biografía de Nehemías, vemos que para Dios el parámetro es:
 
¿Te interesa saber más de mi Casa y de mi Cuerpo?
¿Lloras por eso?

El varón  de Dios lloró porque la gente estaba mal y los muros de la


Casa sin edificar. Ellos se encontraban sin el Tabernáculo completo,
sin la Presencia terminada. Estaban “a medio hacer”, por eso siem-
pre estaban mal.
 
c. Entrar en el Tabernáculo privado
Dice el v. 5 que Nehemías comenzó a orar. Eso es el Tabernáculo:
la oración, o comunión, o Presencia; todo es lo mismo. No puedo
edificar el Tabernáculo para otros, si primero no entro en el mío.
Nunca hay victoria en el lugar público, si primero no hay intimidad
en el lugar privado, personal.
Cuando Nehemías empezó a orar, su oración fue una “oración ta-
bernaculizante”: él fue al cielo para poder caminar en Su Presencia.

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Entró por las puertas mirándolo a Él: “Tú eres grande fuerte y
temible”.
Entrar es verlo a Él. Nehemías no habló de su dolor ni de su proble-
ma. Solo lo vio a Él y descubrió Su grandeza.
Entró en el santuario celestial a ver a un Dios poderoso y majestuoso.
Estaba deshecho, era pequeño; pero, al verlo a Él, Su gloria lo in-
vadió. Una vez que traspasó “las puertas”, le dijo lo que percibía de
Su grandeza, para luego dirigirse al Altar del sacrificio (vv. 6-9).
“Hemos pecado”. Él mismo fue al Altar, porque Nehemías sabía que
los escombros que debía sacar del camino eran los pecados. Y esos
escombros estaban en su vida, no en la de los demás.
 
Hizo a continuación algo poderoso: “una oración de Altar identi-
ficatorio”. Se identificó con los pecados de la nación y los llevó en
sí mismo; todos fueron echados al Altar como un símbolo. “Señor,
cargo con todo; traigo los pecados de todos aquí al Altar. Tu Altar
es lo suficientemente grande como para darle fin a todas nuestras
maldades”.
Es verdad que el pecado es un tema individual, pero Nehemías sim-
bólicamente dijo: “Cargo con todos aquí; los dejaré en tu Cruz para
que les des fin”.
Él no explicó, no pidió respuestas, no se preguntó por qué, sino que
fue directo al Altar. Un líder es alguien que va al Altar porque sabe
que el pecado es el peor escombro. 

Nehemías, antes de construir el muro, derribó su muro interior. Así


como Jericó tenía sus “muros” que cayeron, así Él trabaja en nosotros
para derribar muros de orgullo y quitar escombros para luego poder
construir al glorioso Cristo.
Nunca podré guiar a otros...
Nunca podré edificar nada...

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Nunca podré ver la gloria de Dios... si primero no paso por el Al-


tar. Puedo ver la gloria de Dios primero, por supuesto; pero luego,
yo debo “salir de escena” muriendo en el Altar, para que Él pueda
aparecer en gloria.
Luego entró en el Lugar Santo (10-11) y expresó: “Señor, Tú nos
redimiste con tu mano poderosa; danos bien, éxito y gracia”. Ne-
hemías se involucró; pidió ser parte de la solución del problema. Le
dijo: “Señor, yo quiero edificar tu Casa y tu Cuerpo”.
Todo esto empezó en el mes de diciembre (Quisleu) y así oró por
cuatro meses, hasta marzo (Nisan), (v. 2:1).
El libro empieza con Nehemías orando y termina con él también
orando; un líder camina en la comunión. Hay once oraciones en
todo el libro. La oración es tu Tabernáculo, tu comunión.
 

12
EJERCICIO N.º 1

“Señor, te adoramos. Tu Nombre es hermoso, grande, sublime. No


hay nadie más hermoso, mi Cristo. Tú eres el más hermoso de los
hijos de los hombres.
 
Hoy vengo al Altar del sacrificio a dejar lo mío y lo de mi casa. Se-
ñor, quiero dejar en la Cruz___________________ (Pídele al
Espíritu Santo que te muestre cuáles son los pecados de tu familia y
déjalos allí para su fin).
 
Señor, Tú eres maravilloso. Siempre cumples Tu Palabra.
Dame Tu Voz y concede éxito a mi anhelo de ver crecer a Cristo en
mí.
Amén”.

13
Capítulo 2

LA RECONSTRUCCIÓN
DE LA CASA Y DEL MURO

“1
Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Arta-
jerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y
lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su
presencia, 2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues
no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón.
Entonces temí en gran manera. 3 Y dije al rey: Para siem-
pre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la
ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y
sus puertas consumidas por el fuego? 4 Me dijo el rey: ¿Qué
cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y dije al rey:
Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti,
envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres,
y la reedificaré. 6 Entonces el rey me dijo (y la reina estaba
sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo vol-
verás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé
tiempo. 7 Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den
cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que
me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; 8 y carta para
Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para
enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro
de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí. 9 Vine lue-


go a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas
del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente
de a caballo. 10 Pero oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías el
siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno
para procurar el bien de los hijos de Israel.

Nehemías anima al pueblo a reedificar los muros


11 
Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres
días, 12 me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmi-
go, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto
en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura
conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba. 13 Y salí de
noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a
la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que
estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas
por el fuego. 14 Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estan-
que del Rey; pero no había lugar por donde pasase la cabal-
gadura en que iba. 15 Y subí de noche por el torrente y observé
el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me
volví. 16 Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué
había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los
judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás
que hacían la obra. 17 Les dije, pues: Vosotros veis el mal en
que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas con-
sumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jeru-
salén, y no estemos más en oprobio. 18 Entonces les declaré
cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asi-
mismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Le-
vantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para
bien. 19 Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de no-


sotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis
vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? 20 Y en respuesta les dije:
El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos
nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis
parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.”.

PRIMERA PARTE:
LOS MUROS CAÍDOS

1. Cuatro meses caminando en el Tabernáculo interior


En el capítulo 1 todo es una oración. Esa oración, como vimos,
es un “caminar por el Tabernáculo”; es una comunión de aguas
profundas.
El Tabernáculo “interior”, secreto, estaba bien en Nehemías. Cuan-
do decimos que estaba bien significa que estaba funcionando todo,
por completo.
El Altar: Nehemías lo “utilizó” llevando los pecados propios y los
de su casa.
El Lugar Santo: lo “utilizó” recordando Su Palabra, Su gran poder
y mano poderosa.
El Lugar Santísimo: lo “utilizó” pidiendo que le diera éxito y gracia
ante el proyecto que tenía. 
Sí. Todo el Tabernáculo estaba funcionando.
 
Sin embargo…

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

En el capítulo 2 lo vemos a Nehemías explorando los muros. Los


muros rotos representan a Cristo; el aspecto “externo” de Cristo que
aún falta reconstruir en nosotros. Pero vayamos por partes.

Mi amigo, el capítulo 1 es el Cristo que vive en mi interior y el


capítulo 2 representa al Cristo que aún no fue construido en mí;
se relaciona con mi “exterior”. Tal como cité anteriormente, Nehe-
mías empezó orando en diciembre y la respuesta llegó en marzo. Él,
durante cuatro meses, “caminó” día y noche por la comunión, la
intimidad. A pesar de esto, no lo vemos desesperarse, ni preguntar
por qué. Nada de eso. Solo lo vemos orando, disfrutando de Él. No
muestra ansiedad por la respuesta, ni está pensando qué estrategias
usar; solo dice que oraba “día y noche” (1:6). Porque, cuando disfru-
tamos de la comunión diaria, de las aguas profundas, no hay temor,
no hay ansiedad. Solo confianza.
 
 2. Dios, a veces, responde con su Voz. Otras veces, su Voz son las
circunstancias que Él mismo compagina
El capítulo 2 es la respuesta al Lugar Santísimo; recordemos que
en el Lugar Santo lo adoramos, le hablamos, lo disfrutamos; y en
el Lugar Santísimo oímos Su voz; allí nos llena de Su poder y de
estrategias.
Dios le responde a Nehemías con un “evento celestial”: son las cir-
cunstancias sin aviso previo, provenientes del cielo, que muestran
que sucederá la respuesta.
La circunstancia es la voz de Dios; es la respuesta al Lugar Santísimo.
¡Cuántas veces Dios nos ha respondido así y no nos dimos cuenta!
Pensamos que era un evento “casual” o, simplemente, no lo vimos
como respuesta de Él.
Medita en eso, mi amigo…
 

17
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Un día común, Nehemías le servía el vino al rey; el rey lo vio triste, le


preguntó qué le sucedía y él le respondió: “La casa de mi padre está
destruida”. Frente a lo cual, el rey le preguntó: “¿Qué pides?”. Ne-
hemías no le había pedido nada, y a pesar de ello, el rey sintió darle.
El Rey siempre nos quiere dar. Nehemías, un hombre común, tenía
su comunión interior con el Padre llena de frescura; trabajaba con el
rey y este le daría todo lo que pidiera. Nehemías solo quería reedifi-
car los muros, al Cristo que aún faltaba construir en su vida y en la
de los suyos. Pero no ocurrió que “Oró y Dios le respondió”, sino que
él siempre mantuvo su vida en comunión diaria. Constantemente
estuvo buscando la Presencia del Señor. No fue un dato aislado la
respuesta divina, sino el resultado de un vivir y caminar a Cristo. 

Nehemías oró la misma oración día y noche, durante cuatro meses,


confiado, tranquilo. Él sabía que Dios respondería. Día tras día, le
servía el vino al rey; día tras día, estaba en el palacio sin decir nada.
Solo esperaba la respuesta. Hasta que un día, esta llegó. El rey le pre-
guntó por qué estaba “triste”. El impacto de la pregunta le produjo
“temor en gran manera”; un impacto en su espíritu que le decía:
“¡Ahora es el momento! Aquí viene la respuesta”.
Hay situaciones en las que sabemos que Dios está presente. Todo
nuestro ser interior es sacudido; lo vemos a Él en la escena; lo pode-
mos tocar y oír; percibimos que Su gloria colmó ese momento. Todo
eso Nehemías lo resume en un “Temí en gran manera” (2:2).
 
3. Mientras estés hablando con los hombres, habla con Dios
Cuando Nehemías oyó que el rey le preguntó qué necesitaría, dice
el texto bíblico que oró al Dios de los cielos (2:4). Aprendí que Geor-
ge Müller, cuando hablaba con alguien, paralelamente ha­blaba
con Dios y le decía: “Señor, ¿qué te parece? ¿Cómo lo haríamos?”.

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Mientras su alma hablaba con la persona que tenía adelante, su espí-


ritu compartía con Él buscando su parecer.
Al rey, que estaba sentado junto a la reina (la Iglesia), le gustó ese
proyecto. Es que, cuando se trata de construir a Cristo, el Padre
siempre nos dirá que sí. Y el Cuerpo, la Iglesia, “la reina”, observará
con agrado cómo el Rey te bendice.
Sabemos que la reina estaba presente, era una comida privada con la
reina. Así que Nehemías estaba en una audiencia privada.
Así es... ¡En lo secreto se logran las mejores victorias hasta el día de
hoy!
 
4. Cuando llegan las respuestas, vienen todas juntas
Así fue que Nehemías le dijo al rey que la ciudad de sus padres estaba
destruida, y el rey le contestó: “¿Qué pides?”. Y en tu vida sucederá
lo mismo, habrá un momento en el que el Rey te dirá: “Te daré lo
que pidas”.
 
Nehemías le solicitó al rey:
-Cartas para poder circular libremente.
-Carta para poder llevar madera para arreglar las puertas de la Casa
y del muro. 
 
“Y me lo concedió el rey según la mano de Dios estaba sobre mí”.
Nehemías sabía que las circunstancias eran la respuesta a su oración
en el Lugar Santísimo: “Dame éxito”.
Todo lo que llevaremos es lo que el Rey nos dé. Y, además, el rey le
dio un extra: capitanes del ejército y gente a caballo (jinetes).
 
Hay un momento cuando Dios nos entrega todo al mismo tiempo
y llegará un milagro tras otro, una manifestación de Su gloria tras

19
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

otra. El cielo se abrió de par en par sobre nosotros. Y vemos el “Sí” de


Él una y otra vez. ¡Aleluya!
Cuando el rey le preguntó cuánto tiempo duraría ese proyecto, Ne-
hemías le respondió que doce años (5:14, 13:6) y el soberano lo apro-
bó, porque el rey nos da tiempo.
¿De dónde obtuvo tanta sabiduría para pedirle todas estas cosas al
rey? ¿Cómo sabía Nehemías el nombre del guardabosque Asaf que
lideraba lo relativo a la madera? ¿Cómo sabía que necesitaría doce
años? ¿Cómo sabía que necesitaría las cartas para poder pasar y lle-
gar a Jerusalén? Es probable que todo eso fuera información que le
dio Hanani. Sí. El Espíritu Santo siempre nos dice todas las cosas
para saber qué pedir. Porque cuando no sabemos, el Espíritu inter-
cede por nosotros con gemidos indecibles.
 
Dice Hudson Taylor en uno de sus textos:
“No es que yo reciba el poder de Cristo para que me ayude a ser un
hombre victorioso, sino que Cristo es el hombre victorioso en mi
lugar. No es que Cristo me dé la fuerza para ser paciente, sino que
Él expresa Su paciencia en mí. Nosotros no vencemos para el Señor,
sino que Él vence por medio de nosotros. Por la fe me entrego al
Señor y le permito que viva Su vida en mí. Ya no vivo yo, sino que
vive Cristo en mí (Gálatas 2:20). No solo Su vida entra en nosotros,
sino también Su fe. Por tanto, podemos vivir por Su fe. ¡Cristo es
la victoria! ¡Él es la paciencia! Lo que necesitamos no es paciencia,
mansedumbre o amor, sino a Cristo”.
 
No es que Él me da a mí paciencia, sino que Su paciencia sale de mí.
No es que Él me da a mí un poco de amor, sino que Su amor sale de
mí.
No es que Él me da fuerzas a mí, sino que Sus fuerzas salen de mí.

20
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

No es que Él me ayuda a mí a ser victorioso, sino que Su victoria sale


de mí.
Él no me ayuda a mí a vivir, sino que Él vive y se expresa en mí.
Él es la Vida. 
Mi amigo, yo trabajo para el Rey y el Rey trabaja en mí.
El sueño del Padre es que reedifiquemos a Su Hijo en nosotros.

5. Las cartas, ¡no las olvides!


Nehemías le pidió al rey cartas para poder circular libremente y una
carta para poder llevar madera a fin de arreglar las puertas de la Casa
y del muro.
Las cartas eran una “luz verde” para moverse por donde fueran.
¡Qué bello es esto!
Hay un día en el que el Rey te da esas cartas y todos los lugares donde
te dijeron que “No”, donde no te dejaban pasar, donde te frenaban,
ahora deben decirte “Sí”, pues llevas la carta firmada por el mismo
Rey.
Mi amigo, Él me dice ahora mismo que te está dando esas cartas.
¡Tómalas!
Son cartas de restitución para recuperar todo lo perdido.
Son cartas de restauración para sanar todas las heridas.
Son cartas de promoción para ser elegido en todos los proyectos. 
Son cartas de cancelación de todo lo que te ataba.
 
 ¿Adoramos al Rey ahora?

6. La carne aparecerá en tu mejor momento


En medio de tan buenas noticias, cuando Nehemías vio la respuesta
a su oración y contaba con los materiales, la gente y el permiso del
rey, es decir que tenía todo... ¿qué cosa mala podía pasar?
Dice el capítulo 2:10 que aparecieron Sanbalat y Tobías.

21
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Estas personas simbolizan dos aspectos de la carne que aparecen en


los mejores momentos, ya que la carne se activa.
Me sucedió ver, muchas veces, que, cuando alguien es felicitado
porque hizo un trabajo, minutos más tarde, lo enorgullece tanto esa
felicitación que trata a otros con desprecio, creyéndose “superior” o
“especial”. Ni hablemos, si alguien es reconocido varias veces segui-
das o aplaudido por la gente, cómo la carne se activa en su vida.
 Dice Watchman Nee: “No confíes en alguien que no es crucificado”. 
¿Por qué? Porque está funcionando bajo la carne, en cualquier mo-
mento podrá lastimarte.
En una ocasión, alguien le preguntó a Corrie ten Boom cómo trata-
ba ella con todos los elogios que recibía sin convertirse en una per-
sona orgullosa. Ella respondió que consideraba cada elogio recibido
como una hermosa flor de tallo largo. Después de sentir su perfume
por un instante, la colocaba junto con las otras flores. Todas las no-
ches, antes de acostarse, tomaba el hermoso ramo y lo ofrecía a Dios
diciendo: “Gracias, Señor, por permitir que yo sienta el perfume de
las flores. Te pertenecen”.
 
Pero, mi amigo, fíjate que estos dos hombres son nombrados en la
mitad del capítulo dos, como si Dios nos quisiera recordar: “Cuida-
do con la carne que oye todo”. Cual un recordatorio.
Luego volveremos a este tema. Solo mantén esta enseñanza en tu
espíritu.
La carne aparece, no en tu peor momento, sino en tu mejor mo-
mento, en aquel en el que las cosas salen bien. Allí la carne tratará de
distraerte.

 7. Cuando Él me llena, no hay más distancias ni excusas


Te quiero mostrar algo interesante en el v. 2:11: “Llegué pues a Jeru-
salén”. Nada más. No describe el viaje ni lo explica. Pero, mi amigo,

22
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

¡ese viaje duró tres meses! Tres largos meses y no dice nada al respec-
to. Nada absolutamente.
No importa el viaje, la distancia, los problemas, el clima, que “Hay
mucho trabajo”, que “Mi pareja no me deja”, que “Tengo muchas
cosas que hacer” y tantas otras decenas de excusas.
Cuando Cristo nos llena, no hay más distancia ni tiempo. Sencilla-
mente, decimos “Llegué”. Nada es difícil, duro o cansador. Senci-
llamente vamos y llegamos.
Sí. Nehemías es un libro para los que ya están en aguas profundas,
donde las excusas ya no existen. Han matado sus “distancias” en el
fuego del amor divino.
Cuando llegó, solo descansó tres días. El día de la resurrección, se
volvió a levantar, lleno de fuerzas divinas.
 
8. Observa los muros caídos, pero hazlo sin que nadie se entere
Luego de que Nehemías llegó allí, salió a recorrer los muros, pero
dice La Palabra que no se lo dijo a hombre alguno. Hay cosas que no
debemos decírselas a nadie; tienen que ser una experiencia interna,
privada, “de noche”, mía, a solas.
Él observó los muros rotos, las distintas puertas del muro, y las nom-
bró (se tomó su tiempo). Nadie sabía dónde había ido Nehemías, ni
qué había hecho.
Mientras todos dormían, él estaba despierto.
Mientras todos estaban acostados, él estaba en movimiento.
 
Los muros son el Cristo “externo” que aún falta construir. Todos
tenemos aspectos de Cristo que están “derribados”, sin levantar. Na-
die ha llegado a la meta. Ni siquiera Pablo. Él escribió: “Aún no he
llegado, pero sigo”. Cuanto más lo vemos en Su hermosura, más nos
percatamos de cuánto aún nos falta de Él. Cuanto más potente es la
luz, más se ven las cosas sucias. Nehemías estaba bien con el “Cristo

23
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

interno”, pero todavía faltaba el “Cristo externo”. Él fue a tener una


“experiencia con los muros caídos”, a verlos, a caminar sobre ellos. A
verificar, a saberlo por sí mismo. Todos tenemos que caminar por el
Cristo que aún no vemos en nosotros.
Su amor, Su poder, Su gloria... Cuánto aún nos falta edificar.

9. Los muros son Cristo


Dice el relato que donde antes había muro, ahora había basura. Todo
lo que no es Él, es basura. Los muros que Nehemías investigó tan
detenidamente representan, simbolizan, a Cristo. El muro es Cristo
hacia el mundo (lo externo) y hacia nosotros (lo interno). El muro
es una imagen que se ve desde afuera y una imagen que se ve desde
adentro de la ciudad.
 
• El muro es un límite que separa el afuera del adentro; lo
santo de lo sucio.
• El muro es una protección, una defensa. Es el Cristo que nos
protege.
• Las puertas son el Cristo que entra y sale de nosotros.
Y, como dijimos, una vez reconstruidos los muros, fue Hana-
ní (símbolo del Espíritu Santo) quien los cuidó. ¡Aleluya! Por
eso, Nehemías les dijo. “Vamos a reparar todo. No estemos
más en oprobio” (2:17). No más reproches. Sin muros, vivi-
remos débiles.

10. Inspirar más y motivar menos


La motivación pertenece al alma. Es muy buena, mueve las emocio-
nes o el intelecto, pero luego es necesaria otra dosis de motivación…
y otra, y otra. Y lo que se moviliza aquí es el alma de la persona.
Inspirar es cuando el Cristo que está en mí es impartido en otro. Es

24
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

cuando la vida de Dios sale de mí al otro; es cuando Su amor y Su


frescura salen de mis palabras, de mi espíritu al espíritu del otro.
Nehemías no ordenó: “Ustedes edifiquen”, ni, “Ustedes vayan a tra-
bajar”. Él dijo: “Edifiquemos”. Todos somos uno, somos un Cuer-
po, y necesitamos reconstruir más Cristo en cada uno de nosotros.
Todos participamos de una sola visión; no hay dos. No existe “Dios
me dio un ministerio especial”, o “Dios me llamó a tal área”. No. To-
dos fuimos llamados a construir a Cristo. Y ellos dijeron lo mismo:
“¡Edifiquemos!”. ¡Qué poder hay cuando el Cuerpo tiene una sola
y misma voz: “¡Edifiquemos a Cristo, que Cristo crezca”! ¿Hay algo
más poderoso que eso?
Una visión, bendición; dos visiones, división.

Volvamos a Nehemías….
Luego de que Nehemías vio los muros y ahora tenía la experien-
cia personal, sí le habló al pueblo. Les declaró (con firmeza) cómo
Dios guiaba todo. Ellos respondieron a una voz: “¡Levantémonos y
edifiquemos!”.

¿Le decimos lo mismo al Señor?


¿Lo adoramos ahora mismo en canción espontánea y oración de
exaltación?
¿Lo hacemos juntos?

25
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

SEGUNDA PARTE:
LA CARNE

1. Observemos una radiografía del funcionamiento de la carne


en nosotros
A lo largo del libro de Nehemías, veremos los obstáculos que apa-
recen cuando el pueblo decide construir el muro. A mi entender,
amigo mío, de todo el A.T. es Nehemías quien nos da un cuadro
extraordinario de luz sobre cómo funciona la carne.
En la gran mayoría de los comentarios exegéticos sobre “Sanbalat,
Tobías y Gesen” se los simboliza como “enemigos”, “demonios”, “el
diablo”, etc. Y, aunque no está errada esa lectura, creo que lo que re-
presentan, en realidad, es la triple actividad de la carne. Observemos
las menciones a la misma.

2. La carne aparece, fundamentalmente, cuando Dios te da


todo
La primera mención es en Nehemías 2:10:

“Pero oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías el siervo amonita, les dis-


gustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos
de Israel”.
 
No es en las pruebas, en las peores tentaciones, que aparece la carne,
sino en los mejores momentos. En el capítulo 2, cuando el rey le dio
todo a Nehemías (cartas, permisos, ejército, etc.), aparece la primera
mención: “Oyéndolo Sanbalat y Tobías les disgustó en extremo”.
 

26
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

“El sentir carnal”


Todo disgusto en nuestra vida es la carne hablándonos. Nehemías
estaba por hacer un “bien”, algo hermoso, y allí apareció la carne. A
esta no le gusta que disfrutemos del bien de Dios; no le gusta cuando
las bendiciones vienen una tras otra a nuestra vida. Toda molestia
que percibas cuando te está yendo bien, es la carne. Fíjate que aquí
solo se menciona por el nombre a esos personajes y el malestar que
les produjo ver tanta bendición. Es un malestar interno que aparece
durante una victoria o luego de una bendición. ¿Puedes identificar
alguna situación en tu vida de la carne actuando de esa manera?

3. La carne aparece cuando activas al Cuerpo a crecer en Cristo


Cuando el rey le dio todo a Nehemías, aparecieron los nombres de
dos enemigos: “Sanbalat y Tobías” (2:10).  Y ahora que el Cuerpo
le dijo que sí a Nehemías: “Vamos a edificar, vamos a reconstruir el
muro”, nuevamente aparecieron, pero crecidos. Ahora eran tres. Un
nuevo “amigo” se sumó: Gesem (2:19). “Pero, cuando lo oyeron San-
balat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron
escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que
hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?”.
La carne no aparece cuando estamos mal; siempre aparece en mo-
mentos de gloria. En aguas profundas, la única oposición que tene-
mos es nuestra propia carne. 
Al principio, cuando se enteraron de que Nehemías tenía todos los
materiales, dice el texto bíblico que Sanbalat y Tobías se “disgusta-
ron” (2:10); pero ahora, cuando el Cuerpo puso manos a la obra, la
carne aumentó su intensidad: “Hicieron escarnio, nos despreciaron,
nos cuestionaron y nos acusaron de que hacíamos planes en contra
del rey”. La carne aumentó su intensidad.

27
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

“El hablar carnal”


Cuando percibas en tu interior algo de lo siguiente, presta atención,
pues es la carne hablando:

• Toda burla o vergüenza: “Soy un fracasado”; “Soy un desas-


tre”; “Soy un perdedor”, etc.
• Todo autodesprecio: “Esto que hice es una tontería”; “No sir-
ve mucho lo que hago”; “No valgo”, etc.
• Cuestionar lo que hago: “No sé si es suficiente”; “No creo que
lo mío aporte algo”, etc.
• Autocastigo: “Esto lo hago para mostrarme”; “No tuve una
buena motivación”, etc.

La carne cuestiona, pregunta, quiere frenar la obra. La carne no pue-


de agradar a Dios. La respuesta de Nehemías en el v. 20 sigue siendo
la respuesta que le debemos dar a nuestra carne: “No tienes parte, ni
derecho en nada”. Por eso es que necesitamos tener claridad de que
la carne no sirve en absoluto.
Cuando identifiques algunas de estas señales, significa que la carne
está activa:
a. Cuando percibas un “sentir carnal”.
b. Cuando oigas una “voz interna carnal”.
 
Llévalo a la Cruz inmediatamente. Cuando identifiques algún
malestar carnal, dile: “Me levantaré. El Dios de los cielos me
prosperará”.
Ahora sí podemos ver a estos tres personajes como un símbolo de
la vida carnal que hay en todos nosotros. En la carne conviven tres
personajes que hacen lo mismo, pero desde su lugar.

28
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Los tres son nuestro “yo”:


• Sanbalat simboliza las emociones de la carne.
• Tobías simboliza los pensamientos de la carne.
• Gesen simboliza la voluntad de la carne. 
 
4. La carne aparece cuando estamos edificando a Cristo
En la próxima mención, vemos el aumento de la carne, puesto que, a
medida que el espíritu crece y Cristo es edificado, la lucha aumenta
en nuestro interior.
 
Todo el pueblo empezó a edificar el muro; todos estaban trabajando
unánimes (cap. 3) y allí aparecieron nuevamente esos personajes.
Leemos en el cap. 4:1-3:
“Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó
y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló
delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ‘¿Qué
hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sa-
crificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del
polvo las piedras que fueron quemadas?’. Y estaba junto a él Tobías
amonita, el cual dijo: ‘Lo que ellos edifican del muro de piedra, si
subiere una zorra lo derribará’”.
 
Miremos una radiografía aún más detallada de cómo funciona la
carne:
• El enojo excesivo o la pérdida de control emocional.
• La burla o el desprecio. 
• Hablarles mal a otros.
• Malestar por vivir en la Cruz o el Altar, o buscar más de Él.
• Pensar que lo que hacemos no tiene valor. 
 

29
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Fíjate cómo repiten el mismo discurso, cual en eco; los tres se han
unido, mente, voluntad y emociones, contra el Espíritu. ¡Y van por
más ahora! Cada uno de ellos recurrió a sus “ejércitos” para cuidarse.
Esto simboliza cómo la carne busca apoyo en el mundo, en el siste-
ma, en la cultura, en otros, en voces que nos quieran convencer de
cesar de construir a Cristo.
 Mi amigo, cuando identifiques esto en tu vida ¡ve al Altar! Nehe-
mías hizo una oración “fuerte” sobre ellos. Les habló con firmeza.
Les contestó: “Nos levantaremos y edificaremos. El Dios de los cie-
los nos prosperará”. Él, bajo la fuerza del Espíritu, les puso un límite
a ellos. Ese límite se llama Altar.
Fíjate, mi amigo, que Nehemías, cuando les respondió, no les mos-
tró las cartas del rey, ni hizo alusión alguna, ni ostentación de los
permisos. ¡No! Él les habló del “Dios de los cielos”.
La carne no necesita esas cosas, sino una sola: el fuego de la Cruz.
 
El veredicto para la carne es siempre el mismo y único: la Cruz.
La carne no tiene mejora, redención, ayuda, crecimiento, educación.
¡Debe morir! Debo caminar bajo la Cruz. La más grande dificul-
tad para el Señor es mi vida natural. Tanto lo malo como lo bueno
para Dios no sirven. Sigue siendo “vida natural”, o “viejo hombre”.
Cuando mi vida natural muere, la vida divina se manifiesta.
Dice Romanos 8:13: “Porque si vivís conforme a la carne, habréis
de morir; mas si por el Espíritu hacéis morir los hábitos del cuerpo,
viviréis”.
La carne no tiene derecho a entrometerse en nada del Espíritu.
 

30
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Tengo comunión con el Espíritu Santo para que me diga qué


debo llevar la Cruz en este momento
Le pregunto al Señor qué debo llevar a la Cruz en este momento; si
cada día tengo comunión con el Espíritu Santo y entrego algo en la
Cruz, la ley del Espíritu de vida actúa de manera espontánea.
Cuanto más permitimos que la luz del Espíritu Santo brille dentro
de nosotros, más el viejo yo, o el viejo hombre, pierde su posición y
más disminuyen y desaparecen gradualmente todos los elementos
carnales de nuestro vivir. Debemos aplicar la muerte a nuestra carne
y sus expresiones, vez tras vez y paso tras paso. Cuanto más se mueva
el Espíritu Santo en nosotros, tanto más el Señor realizará la obra de
hacernos morir. 
 
¿Lo hacemos?
Lleva al Altar lo que Él te muestre.
 

31
Capítulo 3

CUANDO LA PRESENCIA CAE SOBRE


TODOS, HAY UNA COORDINACIÓN
CELESTIAL

“1
Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus her-
manos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas.
Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de
Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel. 2 Junto a ella
edificaron los varones de Jericó, y luego edificó Zacur hijo de
Imri. 3 Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado;
ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus ce-
rraduras y sus cerrojos. 4 Junto a ellos restauró Meremot hijo
de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos restauró Mesulam
hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos restau-
ró Sadoc hijo de Baana. 5 E inmediato a ellos restauraron
los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar
a la obra de su Señor. 6 La puerta Vieja fue restaurada por
Joiada hijo de Paseah y Mesulam hijo de Besodías; ellos la
enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y
cerrojos. 7 Junto a ellos restauró Melatías gabaonita, y Jadón
meronotita, varones de Gabaón y de Mizpa, que estaban
bajo el dominio del gobernador del otro lado del río. 8 Junto
a ellos restauró Uziel hijo de Harhaía, de los plateros; junto al
cual restauró también Hananías, hijo de un perfumero. Así
dejaron reparada a Jerusalén hasta el muro ancho. 9 Junto a

32
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

ellos restauró también Refaías hijo de Hur, gobernador de la


mitad de la región de Jerusalén. 10 Asimismo restauró junto
a ellos, y frente a su casa, Jedaías hijo de Harumaf; y junto a
él restauró Hatús hijo de Hasabnías. 11 Malquías hijo de Ha-
rim y Hasub hijo de Pahat-moab restauraron otro tramo, y
la torre de los Hornos. 12 Junto a ellos restauró Salum hijo de
Halohes, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén,
él con sus hijas. 13 La puerta del Valle la restauró Hanún con
los moradores de Zanoa; ellos la reedificaron, y levantaron
sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos
del muro, hasta la puerta del Muladar. 14 Reedificó la puerta
del Muladar Malquías hijo de Recab, gobernador de la pro-
vincia de Bet-haquerem; él la reedificó, y levantó sus puer-
tas, sus cerraduras y sus cerrojos. 15 Salum hijo de Colhoze,
gobernador de la región de Mizpa, restauró la puerta de la
Fuente; él la reedificó, la enmaderó y levantó sus puertas,
sus cerraduras y sus cerrojos, y el muro del estanque de Siloé
hacia el huerto del rey, y hasta las gradas que descienden de
la ciudad de David. 16 Después de él restauró Nehemías hijo
de Azbuc, gobernador de la mitad de la región de Bet-sur,
hasta delante de los sepulcros de David, y hasta el estanque
labrado, y hasta la casa de los Valientes. 17 Tras él restaura-
ron los levitas; Rehum hijo de Bani, y junto a él restauró
Hasabías, gobernador de la mitad de la región de Keila, por
su región. 18 Después de él restauraron sus hermanos, Bavai
hijo de Henadad, gobernador de la mitad de la región de
Keila. 19 Junto a él restauró Ezer hijo de Jesúa, gobernador
de Mizpa, otro tramo frente a la subida de la armería de la
esquina. 20 Después de él Baruc hijo de Zabai con todo fervor
restauró otro tramo, desde la esquina hasta la puerta de la
casa de Eliasib sumo sacerdote. 21 Tras él restauró Meremot

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

hijo de Urías hijo de Cos otro tramo, desde la entrada de la


casa de Eliasib hasta el extremo de la casa de Eliasib. 22 Des-
pués de él restauraron los sacerdotes, los varones de la llanu-
ra. 23 Después de ellos restauraron Benjamín y Hasub, frente
a su casa; y después de estos restauró Azarías hijo de Maasías,
hijo de Ananías, cerca de su casa. 24 Después de él restauró
Binúi hijo de Henadad otro tramo, desde la casa de Azarías
hasta el ángulo entrante del muro, y hasta la esquina. 25 Palal
hijo de Uzai, enfrente de la esquina y la torre alta que sale de
la casa del rey, que está en el patio de la cárcel. Después de
él, Pedaías hijo de Faros. 26 Y los sirvientes del templo que
habitaban en Ofel restauraron hasta enfrente de la puerta
de las Aguas al oriente, y la torre que sobresalía. 27 Después
de ellos restauraron los tecoítas otro tramo, enfrente de la
gran torre que sobresale, hasta el muro de Ofel. 28 Desde la
puerta de los Caballos restauraron los sacerdotes, cada uno
enfrente de su casa. 29 Después de ellos restauró Sadoc hijo
de Imer, enfrente de su casa; y después de él restauró Se-
maías hijo de Secanías, guarda de la puerta Oriental. 30 Tras
él, Hananías hijo de Selemías y Hanún hijo sexto de Salaf
restauraron otro tramo. Después de ellos restauró Mesulam
hijo de Berequías, enfrente de su cámara. 31 Después de él
restauró Malquías hijo del platero, hasta la casa de los sir-
vientes del templo y de los comerciantes, enfrente de la puer-
ta del Juicio, y hasta la sala de la esquina. 32 Y entre la sala de
la esquina y la puerta de las Ovejas, restauraron los plateros
y los comerciantes.”.

Cuando estudiamos el Apocalipsis y las escenas de adoración celes-


tial, vemos a los cuatro querubines, a los veinticuatro ancianos y a los
millones de ángeles adorando en extrema coordinación. Todo en el

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

cielo es glorioso, bello, armonioso, majestuoso. ¡Y ese mismo cielo


puede venir a la Tierra! ¿Qué cosas nos indican que el cielo invadió
la Tierra?

a. Registra en detalle a las personas que estás edificando


Hay muchos líderes que discipulan en sus equipos y llevan un re-
gistro de quiénes son los miembros; tienen sus nombres y todos sus
datos. Cada día les envían algún material de comunión diaria y oran
por ellos. Así también trabajó Nehemías. En todo el capítulo 3, en-
contramos nombres y más nombres. Él llevaba un registro detallado
de cada uno y de sus tareas respecto del muro.

b. Todos los que trabajaban lo hacían bajo un mismo objetivo:


el muro
No había argumento tal como: “Mi llamado es a esta u otra tarea
en especial”, sino que había un solo llamado: construir a Cristo. El
muro de 3.600 metros fue todo construido, por completo. Nehe-
mías distribuyó gente al norte (1-5), al oeste (6-12), al sur (13-14) y
al este (28-32). Todo Cristo debe ser terminado, hasta ver que nos
rodea por completo.

c. Todo está organizado en grupos


Se mencionan cuarenta y cuatro grupos: “Unos cerca de otros”, y
toda diferencia es disipada. Son una sola persona, un solo Cuerpo,
Cristo mismo. Los que participan provienen de todas las profesiones
y oficios: plateros, perfumistas, comerciantes, gobernadores, sacer-
dotes, etc. De todas las ciudades: los que vivían dentro de Jerusalén
y en zonas periféricas, como Jericó, Mizpa, Keila, Gabaón, etc. De
todas las clases sociales: ricos y pobres. De todas las edades: jóvenes
y adultos.

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Nehemías era muy organizado y tenía nombres, tareas, etc. Todo


el pueblo se puso a edificar el muro. Y encontramos, entre los que
construían, diferentes grupos:

• Los maldecidos
Empezaron a edificar y dice el texto que “Edificaron los varones
de Jericó y luego edificó Zacur hijo de Imri (1-2)”. Jericó era una
ciudad que estaba maldecida. Ellos estaban maldecidos. Pero esa
gente ahora estaba construyendo la ciudad bendecida. Aquí hay una
revelación muy hermosa: todos los que han vivido maldición en
su historia son bienvenidos a construir Cristo. Tal vez viviste bajo
maldición, pero ahora el Padre te colocó en la bendición. “A mí me
rechazaron, me abandonaron, me intentaron matar, me maldijeron,
no me quisieron, no me desearon, no me amaron, pero ahora con
todo y eso Jehová me ha recogido”. ¡Aleluya! ¡Hay lugar en el muro
para los ex maldecidos!

• Los “sueltos”
“… Luego edificó Zacur”. Y pensé ¿por qué aparece en la historia
bíblica? El hecho es que los de Jericó empezaron a hacer el muro y
había entre ellos personas perdidas o desorientadas; entre ellos un
tal Zacur que se encontraba mirando. Tal vez pensó: “Estos estaban
maldecidos y están edificando; me voy a sumar”. Ese hombre tal
vez es como tu pareja, tu hijo, un amigo que ahora te ve edificando
y pregunta: “A ver cómo es…”. Te están observando. Siempre existe
un Zacur cerca de ti que conoce tu historia, sabe lo que sucede y
observa.

• Los “sin padre”


El próximo grupo son “los hijos de Senaa”. Nehemías no dijo: “Los
hijos y los padres”. Estos estaban en duelo. Quizás perdiste un ser

36
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

querido y preguntas: “¿Qué hago?”. Edifica a Cristo. “¿Cómo tran-


sito el duelo?”. Edifica a Cristo. “¿Qué hago con este dolor?”. Edifica
a Cristo. Porque en Cristo está el amor, el poder, la Presencia. “Me
voy a tomar un tiempo porque estoy con mucho dolor”. ¡No te tomes
nunca tiempo en Dios! En tu peor momento busca del Señor. Edifi-
ca a Cristo. Y Cristo será tu consuelo.

• Los padres solteros


“Mesulam hijo de Berequías” era un padre soltero que tenía una hija
grande. Dice el relato bíblico, más adelante, que ella se estaba por
casar. Hay padres que están criando solos a sus hijos, también hay
lugar para ellos. Mesulam vivía en una habitación, en un ambiente.

• Los “sin madre”


“Salúm, él con sus hijas”. Estas niñas no tenían mamá; sin embargo,
fueron mujeres que pusieron manos a la obra, pese a su carencia
materna.

• Uno solo
“La puerta del muladar, Malaquías”. ¡Uno solo! Sin apoyo, sin com-
pañero, puso manos a la obra. Sabía que, en realidad, no estaba solo;
era parte de un gran equipo. Y se pusieron a trabajar. ¿Y sabes qué
lograron todos ellos? En cincuenta y dos días terminaron el muro.
Lo que en noventa años no se había logrado lo alcanzó un grupo
humano de quienes tenemos los nombres, y sabemos que trabajaron
y levantaron puertas para que Cristo saliera. Trabajaron, y en menos
de dos meses, alcanzaron lo que no se había logrado en varias genera-
ciones. En el capítulo tres, ¿sabes cuántas veces aparece el nombre de
Nehemías? Ninguna. Los nombra a todos, pero a sí mismo, no. “Se
hizo invisible” y esa es una señal de la llenura del Espíritu.

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

• Dos personas
“La puerta vieja fue restaurada por Joaida, hijo de Paseah y Mesu-
lam hijo de Besodías. Ellos la enmaderaron y levantaron sus puertas
con sus cerraduras y sus cerrojos”. Solamente dos personas, pero
¡mira todo lo que hicieron! Dios te va a conectar con gente que ama
a Cristo y, entre los dos, van a colocar cerraduras, van a construir
puertas, van a levantar muros, van a sanar enfermos, van a echar al
enemigo, van a caminar en victoria, van a ganar a miles de personas. 
Si dos personas se ponen de acuerdo, todo lo que le pidamos al Padre,
Él nos lo dará.

• Cuatro personas
“Junto a ellos restauró Melatías gabaonita, y Jadón meronotita, va-
rones de Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo el dominio del gober-
nador del otro lado del río”. Allí había cuatro juntos. Cuatro perso-
nas. Dios te va a unir con otras personas, como ya lo está haciendo,
de otras naciones. Él está reuniendo gente para edificar a Cristo.

El MAL EJEMPLO DE LOS LÍDERES


“… los tecoítas, pero los líderes no se prestaron para ayudar”. Los de
Tecoa eran los aristócratas, los líderes. Dijeron: “¿Nosotros trabajar
en cemento, en piedra? ¡No! Estamos para otra cosa”. Pero el pueblo
expresó: “Aunque tenemos un mal ejemplo, lo vamos a hacer igual-
mente. Nosotros vamos a construir el muro del Señor”.

Pero hubo otros que sí pusieron manos a la obra…


• “Uziel de los plateros junto a Ananías, hijo del perfumero”.
El perfumero era delicado, pues trabajaba con especias. “Yo no voy a
arruinar mis manos con ladrillos”, podría haber dicho. Pero se juntó
con otro: un platero. Ahora imagínate... el platero, tal vez, quería
edificar el muro en “tal estilo de arquitectura”. Sin embargo, no

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

había conflicto entre ellos porque ahí no había nada de lo humano.


Nadie se quejó. Todos trabajaron hombro con hombro, porque lo
que los unía era: “Vamos a levantar un muro para que el mundo vea
que Cristo es nuestra protección y que Él es el Señor”. Nada más.
Todo lo demás es desperdicio, inmundicia.

• Algunos hicieron un tramo, otros dos y otros tres


Cada uno construyó al frente de su casa. Tú tienes que edificar el
Cristo de tu casa. No lo va a edificar otro. Tú tienes que construir
al Cristo que te va a cuidar, te va a proteger y que va a ser Puerta de
gloria para salir. Porque no eran solo muros, sino que además tenían
puertas (porque el Señor tiene que salir de nuestra vida, hacia el
exterior). Entonces, cada uno hacía un tramo. Cada uno tenía que
cuidarse a sí mismo (3:5 y 27, 3:4 y 30, 3:4 y 21, 27, etc.). Ahora bien,
había unos que hicieron un tramo y, cuando terminaron, hicieron
otro. Hicieron dos tramos. Hay algunas personas que están tan cre-
cidas espiritualmente que ya están bendiciendo a otros. Mientras
que otros van un poco más despacio. Sin embargo, Dios te coloca
al lado a alguien que te acompaña. Y hubo otros que hicieron tres
tramos. Luego Nehemías nombra a un tal Baruc. Dice que él trabajó
con fervor, pero no describe cómo trabajaron los demás. Baruc le lla-
mó la atención a Nehemías. Es decir, hay gente que hace un tramo,
gente que hace dos y gente que hace tres. Pero todos hacemos algo.
Se nombra a treinta familias por su apellido, ¡familias completas
construyendo a Cristo!
 Muchos de ellos tenían un nombre con un significado profético y
¡vieron ese nombre cumplido al terminar el muro! Estos son algunos
nombres y su significado:

• Zaccur: “Consciente”
• Mesulam, hijo de Berequías: “Amigo”

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

• Sadoc, hijo de Baana: “Justo”


• Jehoida: “Jehová sabe”
• Melatías: “Jehová libró”
• Jadón: “Agradecido”
• Hombres de Mizpah: “Atalaya”
• Uzziel: “Mi fuerza es Dios”
• Hananías: “Dios ha favorecido”
• Rephaah: “Torre”
• Jedaías: “Alabado por Jehová”
• Malchijah: “Mi Rey es Jehová”
• Hashub: “Considerado”
• Shallum: “Retribución”
• Hanun: “Amable”
• Malchiah: “Mi Rey es Jehová”
• Shallun: “Retribución”
• Rahum: “Compasión”
• Hasabías: “Jehová ha considerado”
• Ezer: “Tesoro”
• Baruch: “Bendito”
• Azarías: “Jehová ha ayudado”
• Binnui: “Construido”
• Palal: “Juez”
• Pedaías: “Jehová ha rescatado”
• Semaías: “Escuchó acerca de Jehová”
• Hananías, hijo de Selemías: “Dios ha favorecido”
• Malchiah, hijo del orfebre: “Mi rey es Jehová”.

Todos construimos a Cristo. Mi amigo, solamente cuando constru-


yas a Cristo en tu vida, todo lo que Él profetizó en tu nombre será
liberado. No antes.

40
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Todos lo edificaron y, en cincuenta y dos días, se terminó todo el


muro. Hubo una inauguración donde hicieron Tôda, Yadah, Barak
y todo tipo de adoración.
Hoy el Señor te dice: “Te he llamado para que sigas buscando más
de Mí; para que sigas construyendo más de Cristo”. Esto significa
buscarlo a Él cada día más.

En pocas palabras, hubo grandes resultados. En pocos versículos,


Nehemías trae resultados gloriosos. En el transcurso de cinco versí-
culos le habla al rey y le pide de todo, ¡y el rey le da todo!
Le habla al pueblo en dos versículos para edificar, y la gente, que
hacía noventa años no construía los muros, ¡le dice que sí!
Los amenazan con matarlos y en tres versículos les dice que se ar-
men, que no tengan temor y que siga construyendo. Empiezan a
ser explotados con usura y en cinco versículos ¡los usureros deciden
devolver todo a sus hermanos!
 
Cuando lo buscamos, Dios carga palabras de Vida de Dios, de glo-
ria, y se produce una impartición de vida en los oyentes que traen
cambios maravillosos.

41
EJERCICIO N.º2

“¡Señor, haznos trabajar en el Cuerpo! Te doy gracias por la vida


de________________________ (Nombra a todas las personas
que trabajaron en tu vida en el pasado, luego en el presente, y dale
gracias a Dios).
Señor, amo tu Cuerpo, bendigo tu Iglesia. ¡Llénanos de Ti! Recibo
en mi espíritu el poder de la Vida de Dios para que, al hablar, traiga
cambios gloriosos en pocas palabras y las vidas de los demás sean
transformadas. Amén”.

42
Capítulo 4

VELAR.
ESTAR SIEMPRE ATENTO

“1
Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro,
se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de
los judíos. 2 Y habló delante de sus hermanos y del ejército de
Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les per-
mitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día?
¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fue-
ron quemadas? 3 Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual
dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una
zorra lo derribará. 4 Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto
de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabe-
za, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. 5 No
cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti,
porque se airaron contra los que edificaban. 6 Edificamos,
pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mi-
tad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.

Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los ára-
bes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén
eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser
cerrados, se encolerizaron mucho; 8 y conspiraron todos a
una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño. 9 Entonces
oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda
contra ellos de día y de noche. 10 Y dijo Judá: Las fuerzas de
los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho,

43
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

y no podemos edificar el muro. 11 Y nuestros enemigos di-


jeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de
ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra. 12 Pero suce-
dió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos,
nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde
volviereis, ellos caerán sobre vosotros. 13 Entonces por las
partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos,
puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas
y con sus arcos. 14 Después miré, y me levanté y dije a los no-
bles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante
de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por
vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas,
por vuestras mujeres y por vuestras casas. 15 Y cuando oyeron
nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios
había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos
al muro, cada uno a su tarea. 16 Desde aquel día la mitad de
mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas,
escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de
toda la casa de Judá. 17 Los que edificaban en el muro, los que
acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en
la obra, y en la otra tenían la espada. 18 Porque los que edifica-
ban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edifi-
caban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí. 19 Y dije
a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es
grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro,
lejos unos de otros. 20 En el lugar donde oyereis el sonido de
la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará
por nosotros. 21 Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y
la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta
que salían las estrellas. 22 También dije entonces al pueblo:
Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

de noche sirvan de centinela y de día en la obra. 23 Y ni yo ni


mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me
seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnuda-
ba solamente para bañarse”.

1. Test para saber si estamos en la carne


El pueblo llegó a la mitad de la labor; construyeron, sin detenerse,
el muro.
Y dice el cap. 4:7-8:
“Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amo-
nitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados,
porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron
mucho; y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y
hacerle daño”.

La carne ha ido en aumento, no debemos subestimarla. Nuestra


lucha es diaria y el Maestro nos dijo que tomemos la Cruz “cada día”.
Lo que ellos hicieron fue “poner guardia día y noche”. Velar, estar
atentos; pues siempre que Dios aumenta las bendiciones, Su amor, la
carne va perdiendo fuerza, poder, dominio, en nosotros.

Los mismos de Judá empezaron a ver y a decir que:


• “Las fuerzas disminuyen”.
• “El escombro es mucho”.
• “No podemos edificar el muro”.
 
Mi amigo, hagamos un test para ver si la carne nos gobierna. Con-
testa estas preguntas:
1. ¿Estás con menos fuerzas?
2. ¿Sientes que la tarea es mucha?
3. ¿Crees que no vas a poder?

45
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Si respondiste “Sí” a alguna de ellas, la carne ha entrado en gobierno.


 
“El que piensa estar firme, mire que no caiga”. La carne cree que son
nuestras fuerzas las que construyen a Cristo y no Sus fuerzas.

 2. El arma más poderosa que utiliza la carne cuando las demás
fallan
Leemos en el v.12 que “Hasta diez veces” enviaban personas para
decirles que habría un ataque de muerte. El arma más poderosa de
la carne es el TEMOR de que nos sobrevendrá algo terrible y que ni
Dios podrá contra eso; que nuestro futuro está trazado, determina-
do, y es la muerte.
Ellos, los enemigos, ahora trabajaban con la “imaginación carnal”;
les hacían visualizar que, “en cualquier momento”, algo terrible su-
cedería. Eso se llama ansiedad, miedo y angustia, todo junto. Miedo
al futuro. Por eso, cada vez que te encuentres allí, y la carne te domi-
ne, identifícala y “ármate” para vencerla.
 
3. Cómo destruir el miedo al futuro
Dice Nehemías 4:13:
“Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los
sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus
lanzas y con sus arcos”.
 
a. Identifica tus “partes bajas” en Cristo
¿Dónde hay poco Cristo en tu vida? ¿En qué áreas tienes menos
comunión? ¿En qué momentos tienes poca comunión? Las partes
bajas son los momentos en los que debes aumentar la intimidad con
Él. Son las áreas donde tu intimidad con Él es poca.

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

b. Familias completas armadas


Cada familia tenía espadas, lanzas y arcos. Todos estaban armados
como familia. ¡Hay una victoria que se da como familia, orando
juntos y alabando juntos! ¡Teniendo intimidad y compartiendo de
Cristo juntos! ¡Llenándonos de Su Palabra y de Sus promesas!
Tenemos que enseñar a nuestras familias a hablar más Cristo, a exal-
tarlo más a Él, a que nuestros temas giren más en torno a Él. Solo así
tendremos victoria sobre el futuro. Si como familia, hablamos de
mil temas, pero Él no es nuestro centro, perderemos la batalla y el
temor nos vencerá.
Nehemías les dijo que no tuvieran miedo. ¡Debían pelear! Así se
vence a la carne. Dice el v. 15: “Y cuando oyeron nuestros enemigos
que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo
de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea”.
Observamos en el capítulo 1 que Nehemías hizo la oración “del Al-
tar familiar”, llevando los pecados de su casa; y ahora vemos cómo
las familias se unieron, no solo para trabajar el muro, sino también
para defenderlo. Las victorias serán en familias completas.
 
c. El Cuerpo completo armado
Luego de la familia, toda la ciudad se armó. Tenían arcos, escudos,
corazas. Mitad trabajaban, mitad estaban listos para pelear. El te-
mor había sido vencido.
Dice La Palabra que con una mano trabajaban y con la otra tenían
la espada; es decir, TODOS TENÍAN ARMAS. Las armas son
Cristo, Su Palabra.
Cada uno tenía la espada en sus lomos. Nehemías les dijo que todos
estuvieran cerca de todos, juntos, construyendo. Y, si la trompeta
llegaba a sonar, sería la señal de que Dios pelearía por ellos.
Armados, atentos, unidos, trabajando. Día y noche. Ellos se habían
vestido de Cristo.

47
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Dice el v. 23:
“Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que
me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba
solamente para bañarse”.
 
¿Estás en el muro? ¿Estás armado? ¿Estás unido al Cuerpo? ¿Estás
listo para ver a Dios pelear por nosotros?

Declaraciones para hacerle a la carne


Nehemías hizo unas declaraciones cada vez que aparecieron Sanba-
lat y Tobías. Cuando veas, mi amigo, que la carne está “activada”, no
solo llévala al Altar, sino que también declárale la Palabra. ¡Que tu
espíritu le hable a tu alma! Miremos algunas declaraciones que hizo:
 
2:20: “El Dios de los cielos, él me prosperará, y yo me levantaré y
edificaré”.
6:3: “Estoy haciendo una gran obra, no puedo ir”.
6:8: “No es así, es tu imaginación”.
6:11: “¿Un hombre como yo ha de huir?”.
Tenemos que pararnos en la fuerza de Cristo para hablarle a nuestra
naturaleza caída que no tiene más dominio, ¡ya que Él es nuestro Se-
ñor! ¿Te animas a hacer ahora mismo en voz alta estas declaraciones?

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Capítulo 5

NEHEMÍAS SE ENOJÓ
E INTERPELÓ A SUS HERMANOS

“1
Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres
contra sus hermanos judíos. 2 Había quien decía: Nosotros,
nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto,
hemos pedido prestado grano para comer y vivir. 3 Y había
quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras
viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del ham-
bre. 4 Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dine-
ro para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas. 5 Aho-
ra bien, nuestra carne es como la carne de nuestros herma-
nos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros
dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algu-
nas de nuestras hijas lo están ya, y no tenemos posibilidad
de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son
de otros. 6 Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y
estas palabras. 7 Entonces lo medité, y reprendí a los nobles
y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros
hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea, 8 y
les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos
a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las
naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y
serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

responder. 9 Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis


en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las na-
ciones enemigas nuestras? 10 También yo y mis hermanos y
mis criados les hemos prestado dinero y grano; quitémosles
ahora este gravamen. 11 Os ruego que les devolváis hoy sus
tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte
del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de
ellos como interés. 12 Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les
demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces con-
voqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a
esto. 13 Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de
su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliere esto,
y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación:
¡Amén! y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a
esto. 14 También desde el día que me mandó el rey que fuese
gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte
del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo
ni mis hermanos comimos el pan del gobernador. 15 Pero los
primeros gobernadores que fueron antes de mí abrumaron
al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más
de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñorea-
ban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de
Dios. 16 También en la obra de este muro restauré mi parte, y
no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban
allí en la obra. 17 Además, ciento cincuenta judíos y oficiales,
y los que venían de las naciones que había alrededor de noso-
tros, estaban a mi mesa. 18 Y lo que se preparaba para cada día
era un buey y seis ovejas escogidas; también eran preparadas
para mí aves, y cada diez días vino en toda abundancia; y
con todo esto nunca requerí el pan del gobernador, porque

50
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

la servidumbre de este pueblo era grave. 19 Acuérdate de mí


para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo”.

Si Cristo no es tu fuente, explotarás a los demás


El pueblo comenzó a edificar. La batalla había sido ganada. Pero
algo de carácter interno sucedió. La gente comenzó a edificar el
muro, dedicándole tiempo; por ende, sus trabajos mermaron. Era
difícil trabajar y, a la vez, construir el muro. No les importó en abso-
luto; pedían préstamos, pues lo único que anhelaban era terminar
el muro. Pero otros aprovecharon eso y les prestaban dinero, ¡con
intereses!

Este estilo de personas son los que se sirven “de” la iglesia y no bus-
can servir “a” la iglesia. Aquellos que toman ventaja y especulan a
ver qué provecho pueden sacarle a la gente espiritual, qué pueden
obtener de ellos.
Recordemos que, cuando el pueblo llegó a Jerusalén, lo hizo con
dinero (Esdras 1:5-11); aún los judíos que quedaron en Babilonia
enviaron mucho dinero a quienes regresaban a Jerusalén. El mismo
rey Ciro abrió sus arcas del tesoro y les dio dinero (Esdras 2:64-67).
Incluso algunos vivían en casas artesonadas, lujosas en gran extre-
mo (Hageo 1:4). Entonces, ¿por qué la usura? El muro que estaban
edificando bendeciría a todos. ¿Por qué, entonces, algunos cobraban
tanto interés al hacer sus préstamos?
Los que trabajaban necesitaban granos, ya sea porque les tocaba se-
quía, o porque estaban todo el tiempo haciendo el muro. Así, pedían
a sus hermanos más ricos, grano para comer y sembrar, pero estos
aprovechaban para cobrarles intereses exorbitantes. De modo que
comenzaron a estar endeudados y las hipotecas y los intereses por

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

los préstamos los llevaron a perder tierras e, incluso, a vivir como


esclavos.
 Cuando uno no descubre el valor de construir a Cristo, buscará ver
qué le puede sacar al hombre. La usura es temor a no tener, es miedo.
Esta gente no veía lo que se estaba edificando. Siempre que no vea-
mos a Cristo en Su valor, buscaremos ídolos humanos para ver qué
“ventaja” podemos obtener de ellos.
Estos prestamistas usureros buscaban ganar a costa de otros, empu-
jando así a la gente a endeudarse y a terminar vendiendo sus tierras
y haciendas.
Nehemías, al enterarse de esto, se enojó en gran manera. Siempre
habrá gente que no entiende nada de lo que se está haciendo en el
muro. Entonces, convocó a una gran asamblea, citó a todos los no-
bles y oficiales y les dijo directamente: “No está bien lo que hacen”. 
También los interpeló: “Nosotros rescatamos a nuestro pueblo ven-
dido, ¿y vosotros vendréis a ponerlos en esclavitud? (5:8).
Además, les dijo que él mismo gastó de su dinero para rescatar her-
manos que estaban como esclavos de otras naciones (8). Tenemos
que andar bajo el temor de Dios. Y el impacto del espíritu fue tan
grande que no supieron qué decir. ¡El silencio tomó sus vidas!
“¡Devuélvanles todo!”, pidió. Y ellos dijeron: “Sí, lo haremos; hare-
mos como tú dices”. El pueblo dijo “Amén” y comenzaron a alabar
(hallel), a elogiar a Dios. ¡Estaban libres de ese pecado! El muro
había crecido en esos ricos usureros.
Luego de esa reunión de adoración espontánea, Nehemías les dijo
que él mismo había prestado dinero, pero sin intereses; había pagado
sus propios gastos como gobernador de Jerusalén. Pero nunca usó su
lugar de poder para sacar provecho personal; nunca explotó a nadie.
No cobró impuestos al pueblo para enriquecerse. El temor a Dios lo
guió siempre y en todo asunto (15); trabajó codo a codo en la refac-
ción del muro, y con todos los asuntos políticos. A los representantes

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

de otros lugares que venían a su mesa, les daba a costa de sus propios
fondos. Y nunca le faltó nada (16-18).

1. Hablar lleno de vida de Dios


Nehemías estaba enojado, pero hablaba con amor, sabiduría y exac-
titud. Los nobles reconocieron su pecado. A tal punto que le asegu-
raron que les devolverían su dinero a los que habían explotado. ¡Y
terminaron ALABANDO!
Nehemías les dijo que él no había explotado a nadie, ni buscado
sacar ventaja de nadie. Él actuó así porque el temor de Dios era su
guía (5:15).
 Nehemías dio su testimonio: “Yo trabajé en mi parte del muro, no
saqué ventaja de nadie; fui hospitalario, y aún durante los doce años
en los que fui gobernador de Jerusalén, recibí cientos de visitas ofi-
ciales en mi casa y todo se realizó sin ostentación”. Fue un magnífico
administrador y todo lo que hizo siempre estuvo dentro del plan de
Dios (5:15-18). Al terminar de dar su ejemplo, elevó una oración al
Señor: “Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice
por este pueblo”.

Todos los hijos de Dios tenemos que ser capaces de hacer esa oración,
al actuar bajo Su temor, siendo llenos de Cristo y experimentando la
alegría de poder orar así.
 
¿Cómo era el hablar de Nehemías?

1. Le habló al rey: En apenas cinco versículos le pidió todo y el


rey se lo dio (1:3-8).
2. Le habló al pueblo: En dos versículos el pueblo, que ha-
cía noventa años no edificaba el muro, ahora dijo: “Vamos a
edificar”(2:17-18).

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

3. Les habló a los constructores del muro: En tres versículos en-


frentaron todas las amenazas de muerte (4: 14, 19-20).
4. Les habló a los usureros: En cinco versículos los interpe-
ló y ellos devolvieron todo lo que habían sacado de interés y
explotación.
 
“Señor, danos Tu aumento para que en pocas palabras salga todo Tu
poder de nuestras bocas y se produzcan cambios sobrenaturales en
los demás”.
 
 

54
Capítulo 6

MAQUINACIONES DE
LOS ADVERSARIOS

“1
Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y
los demás de nuestros enemigos, que yo había edificado el
muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel
tiempo no había puesto las hojas en las puertas), 2 Sanbalat
y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna
de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado
hacerme mal. 3 Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago
una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, deján-
dola yo para ir a vosotros. 4 Y enviaron a mí con el mismo
asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma ma-
nera. 5 Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo
mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano, 6 en
la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gas-
mu[a] lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por
eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras,
de ser tú su rey; 7 y que has puesto profetas que proclamen
acerca de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y ahora
serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y con-
sultemos juntos. 8 Entonces envié yo a decirle: No hay tal
cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas. 9 Por-
que todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora,


pues, oh Dios, fortalece tú mis manos. 10 Vine luego a casa
de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él es-
taba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de
Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo,
porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a ma-
tarte. 11 Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y
quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la
vida? No entraré. 12 Y entendí que Dios no lo había enviado,
sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías
y Sanbalat lo habían sobornado. 13 Porque fue sobornado
para hacerme temer así, y que pecase, y les sirviera de mal
nombre con que fuera yo infamado. 14 Acuérdate, Dios mío,
de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron;
también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros pro-
fetas que procuraban infundirme miedo. 15 Fue terminado,
pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta
y dos días. 16 Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos,
temieron todas las naciones que estaban alrededor de noso-
tros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro
Dios había sido hecha esta obra. 17 Asimismo en aquellos
días iban muchas cartas de los principales de Judá a Tobías,
y las de Tobías venían a ellos. 18 Porque muchos en Judá se
habían conjurado con él, porque era yerno de Secanías hijo
de Ara; y Johanán su hijo había tomado por mujer a la hija
de Mesulam hijo de Berequías. 19 También contaban delante
de mí las buenas obras de él, y a él le referían mis palabras. Y
enviaba Tobías cartas para atemorizarme”.

56
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

a. La estrategia máxima de la carne: “La reunión amable”


El muro estaba terminado. ¡Lo habían logrado! Así que, ¿quién apa-
reció nuevamente? Sí. ¡La carne! Recuerda, mi amigo que, cada vez
que te vaya bien, la carne “aparecerá”; pero ahora tomó una nueva
dimensión: como “amigo”. Si no puede por las malas, viene por las
buenas.
Le propusieron a Nehemías reunirse en el campo de Ono, para con-
versar como “personas civilizadas”. La carne utiliza la lógica de los
argumentos para sacarnos de Cristo. Ellos le pidieron hablar fuera
de los muros. Y, como dice el comentarista W. Bevan, la respuesta
de Nehemías fue NO. Así que él les respondió que estaba haciendo
una gran obra.
A la carne, respóndele con el Cristo que estás haciendo. No pierdas
tiempo con la carne, cuando te hable. Estás enfocado en Él, no en ti
mismo. Nada se trata de nosotros, sino de Él. Cuántos creyentes
pasan horas y horas hablando con su propia mente, analizando y
reflexionando bajo los pensamientos humanos, sin llegar a ningún
lado. Veamos algunos de ellos:
 
• “Mira lo que opinan de ti”
Pero la carne no se rinde tan fácilmente; así que insistieron cuatro
veces más. Y como si fuese poco, una quinta vez, además, con un
criado con carta en mano. Una nueva estrategia para el hablar de
la carne: La carta del chisme, de los comentarios de la gente, de las
opiniones.
Cuando estás oyendo qué dicen los demás, qué opinan de ti, cómo
te ven, estás bajo la carne. Todo esto con el falso argumento de: “Te
queremos ayudar con estos comentarios tan desagradables sobre ti”.
La carne trabaja con: “Te lo digo por tu bien”.
La carne trabaja con: “Se dice por ahí que tú…”; o: “Sé de buena
fuente que...”.

57
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

La carne te dice: “Esto lo estás haciendo porque quieres mostrarte”. 


 
Nuevamente Nehemías fue enfático: “No es así (8). ¡Señor, fortalece
mis manos!”. Pero la carne no se rindió. Nehemías hizo una oración
relámpago, llena de vida. Una invocación de poder.
De manera que la carne procedió a una nueva estrategia.
 
• Los profetas del miedo: “Te van a matar”
Enviaron a otro mensajero, pues la carne usa a muchas personas.
Ahora utilizaron la intimidación directa. La manera era clara y di-
recta: “¡Te quieren matar hoy mismo! (10). Ve a lo más profundo del
templo y escóndete allí”. Ya que solo el sacerdote podía entrar en lo
más profundo del templo, inducían a Nehemías, como gobernador,
a que profanara el templo, dado que no podía entrar allí. 
Pero él nuevamente con firmeza, breve y claramente, respondió:
“¿Un hombre como yo ha de huir? ¡No!”. Sabía que era un soborno
para hacerlo temer.
Así que volvió a orar: “Señor, acuérdate de los profetas del miedo”.
Él se refugió en la comunión íntima con el Señor. ¡Así se le responde
al miedo de la carne!
El muro fue terminado en cincuenta y dos días y eso marcó algo a ni-
vel espiritual y territorial. ¡Ahora todas las naciones temieron, pues
vieron la mano de Dios en la obra! La gente verá al Cristo terminado
en tu vida. Todos llevamos la carne cada día al Altar pero, aun así,
seguimos creciendo en Cristo. A pesar de todas las luchas internas
que podamos tener con nuestra naturaleza caída, Él reina. La alegría
de ver a Cristo crecido en tu vida será más grande que la lucha que
has atravesado.

58
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

• La carne y sus amigos carnales


Tobías era un amonita casado con una judía y su hijo hizo lo mismo.
Los casamientos mixtos con el mundo traen malos resultados. Un
“pie en un lado” y “otro pie en otro lado” es estar con los dos pies en
el mundo (porque no existe eso de “mitad y mitad”). Así que la gente
desde Jerusalén le mandaba cartas a Tobías y él a ellos y, en conse-
cuencia, Tobías se enteraba de todo. Los de Jerusalén le decían a
Nehemías: “Tobías piensa distinto, pero no es tan malo; es una gran
persona”. Sin saberlo, en ignorancia, muchos de ellos eran amigos
de aquellos que trataban de frenar la obra. Hay creyentes que man-
tienen lazos con gente que vive en pecado, destruyendo la obra de
Dios. Y continúan diciendo: “Pero a mí no me hicieron nada malo”.
 

59
 Capítulo 7

LAS PUERTAS
DE NUESTRA VIDA

“1Luego de que el muro fue edificado, y colocadas las puer-


tas, y fueron señalados porteros y cantores y levitas, 2 mandé
a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de
Jerusalén (porque este era varón de verdad y temeroso de
Dios, más que muchos); 3 y les dije: No se abran las puertas
de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aunque haya gente
allí, cerrad las puertas y atrancadlas. Y señalé guardas de
los moradores de Jerusalén, cada cual en su turno, y cada
uno delante de su casa. 4 Porque la ciudad era espaciosa y
grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas
reedificadas.

Los que volvieron con Zorobabel


(Esd. 2.1-70) 5 Entonces puso Dios en mi corazón que re-
uniese a los nobles y oficiales y al pueblo, para que fuesen
empadronados según sus genealogías. Y hallé el libro de la
genealogía de los que habían subido antes, y encontré en él
escrito así: 6 Estos son los hijos de la provincia que subieron
del cautiverio, de los que llevó cautivos Nabucodonosor rey
de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno
a su ciudad, 7 los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Ne-
hemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán,

60
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de los varo-


nes del pueblo de Israel: 8 Los hijos de Paros, dos mil ciento
setenta y dos. 9 Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y
dos. 10 Los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos. 11 Los
hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil
ochocientos dieciocho. 12 Los hijos de Elam, mil doscientos
cincuenta y cuatro. 13 Los hijos de Zatu, ochocientos cua-
renta y cinco. 14 Los hijos de Zacai, setecientos sesenta. 15 Los
hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho. 16 Los hijos de
Bebai, seiscientos veintiocho. 17 Los hijos de Azgad, dos mil
seiscientos veintidós. 18 Los hijos de Adonicam, seiscientos
sesenta y siete. 19 Los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y sie-
te. 20 Los hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco. 21 Los
hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. 22 Los hijos de
Hasum, trescientos veintiocho. 23 Los hijos de Bezai, tres-
cientos veinticuatro. 24 Los hijos de Harif, ciento doce. 25 Los
hijos de Gabaón, noventa y cinco. 26 Los varones de Belén y
de Netofa, ciento ochenta y ocho. 27 Los varones de Anatot,
ciento veintiocho. 28 Los varones de Bet-azmavet, cuarenta
y dos. 29 Los varones de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, se-
tecientos cuarenta y tres. 30 Los varones de Ramá y de Geba,
seiscientos veintiuno.  31  Los varones de Micmas, ciento
veintidós. 32 Los varones de Bet-el y de Hai, ciento veinti-
trés. 33 Los varones del otro Nebo, cincuenta y dos. 34 Los
hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 35 Los
hijos de Harim, trescientos veinte. 36 Los hijos de Jericó,
trescientos cuarenta y cinco. 37 Los hijos de Lod, Hadid y
Ono, setecientos veintiuno. 38 Los hijos de Senaa, tres mil
novecientos treinta. 39 Sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la
casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. 40 Los hijos de Imer,
mil cincuenta y dos. 41 Los hijos de Pasur, mil doscientos

61
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

cuarenta y siete. 42 Los hijos de Harim, mil diecisiete. 43 Levi-


tas: los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de Hodavías,
setenta y cuatro. 44 Cantores: los hijos de Asaf, ciento cuaren-
ta y ocho. 45 Porteros: Los hijos de Salum, los hijos de Ater,
los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita y
los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.
46 
Sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Ha-
sufa, los hijos de Tabaot, 47 los hijos de Queros, los hijos de
Siaha, los hijos de Padón, 48 los hijos de Lebana, los hijos de
Hagaba, los hijos de Salmai, 49 los hijos de Hanán, los hijos
de Gidel, los hijos de Gahar, 50 los hijos de Reaía, los hijos de
Rezín, los hijos de Necoda, 51 los hijos de Gazam, los hijos de
Uza, los hijos de Paseah, 52 los hijos de Besai, los hijos de Me-
hunim, los hijos de Nefisesim, 53 los hijos de Bacbuc, los hijos
de Hacufa, los hijos de Harhur, 54 los hijos de Bazlut, los hijos
de Mehída, los hijos de Harsa, 55 los hijos de Barcos, los hijos
de Sísara, los hijos de Tema, 56 los hijos de Nezía, y los hijos
de Hatifa. 57 Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de
Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida, 58 los hijos de
Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel, 59 los hijos de Se-
fatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los
hijos de Amón. 60 Todos los sirvientes del templo e hijos de
los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos. 61 Y estos
son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón
e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres,
ni su genealogía, si eran de Israel: 62 los hijos de Delaía, los
hijos de Tobías y los hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y
dos. 63 Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de
Cos y los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de
Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de ellas. 64 Estos
buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron

62
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

excluidos del sacerdocio, 65 y les dijo el gobernador que no


comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdo-
te con Urim y Tumim. 66 Toda la congregación junta era de
cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 67 sin sus siervos y sier-
vas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos
había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. 68 Sus
caballos, setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos
cuarenta y cinco; 69 camellos, cuatrocientos treinta y cinco;
asnos, seis mil setecientos veinte. 70 Y algunos de los cabe-
zas de familias dieron ofrendas para la obra. El gobernador
dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y
quinientas treinta vestiduras sacerdotales. 71 Los cabezas de
familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas
de oro y dos mil doscientas libras de plata. 72 Y el resto del
pueblo dio veinte mil dracmas de oro, dos mil libras de plata,
y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. 73 Y habitaron los
sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pue-
blo, los sirvientes del templo y todo Israel, en sus ciudades.

Esdras lee la ley al pueblo.


Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciu-
dades […]”.

LAS PUERTAS
Las puertas fueron colocadas. Estas son símbolo de Cristo que sale
de mí hacia el mundo, hacia la gente. El muro me protege, la puerta
me permite dar a Cristo.
 Cristo es el muro, pero también, las puertas. Estas brindan acceso
para “entrar y salir”. Todos debemos construir puertas en nuestra

63
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

vida por donde entre y salga el Rey de gloria. Ellos construyeron


las puertas; cada una tenía un nombre y, entre todas, les daban un
cuadro precioso de Cristo en su ministerio eterno.
 
1. La puerta de las Ovejas
Es Cristo dándose como Cordero por mí. Esta puerta es la primera.
No hay vida sin salvación. También es la última que se menciona en
el capítulo porque todo el plan eterno consiste en la salvación.
 
2. La puerta del Pescado
Es Cristo como hombre, tomando forma humana (“Serás pescador
de hombres”). Él es el hombre perfecto y modelo de humanidad.
 
3. La puerta Vieja
Es Cristo como eterno, quien vive para siempre y desde siempre.
 
4. La puerta del Valle
Es Cristo quien descendió a lo más bajo para sufrir, y lo hizo por
nosotros.
 
5. La puerta de los Desechos
Es Cristo quien cargó nuestros pecados, nuestra inmundicia.
 
6. La puerta de la Fuente
 Es Cristo quien, al dar Su vida, ahora es fuente de vida eterna.
 
7. La puerta del Agua
 Es Cristo, quien ahora se derrama en nosotros como agua fresca y
viva.
 

64
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

8. La puerta de los Caballos


 Es Cristo dándonos de Su fuerza y realeza.

 9. La puerta del Este


 Es Cristo volviendo por nosotros, por la puerta del oriente (por
donde Éll regresará). 
 
10. La puerta del Juicio
Es Cristo que juzgará a las naciones y premiará a los suyos con Su
Presencia eterna.
 
Cristo como nuestro gobierno interno

“Señor, danos revelación a fin de que cada


puerta esté construida en nuestra vida”.

Leemos que puso allí a Hanani, símbolo del Espíritu Santo, ¿recuer-
das? ¡Es el Espíritu de Dios el que vigila qué entra y qué sale de noso-
tros! Y quien hace la obra de “abrir y cerrar”. Él es “Varón de verdad”.
Debemos vigilar qué entra y qué sale de nuestras vidas a cada mo-
mento; estar alertas a una conversación, una opinión, una idea que
nos puedan ensuciar.
El Señor puso allí porteros que decidían quién entraba y quién no.
Mantén vigilancia en tu vida acerca de qué ingresa y qué sale. 
 
En las puertas siempre hay adoración
Nehemías puso adoradores y levitas. Ellos vieron que aún había gen-
te que vivía “fuera de Jerusalén”. ¡Cuánta gente debe aún venir a vivir
a Su Presencia!

65
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Nehemías buscó, según las genealogías, a cada familia y en este largo


capítulo da nombres y nombres de todos ellos. Es la gente que tiene
“derecho” a vivir allí. 
Se nombran treinta y un mil ochenta y nueve personas inscriptas.
Nadie es olvidado en la Presencia del Señor. Todos somos visibles
delante de Él.
 
Termina el capítulo con Nehemías mostrando todas las ofrendas
que ellos dieron. Gente con manos abiertas y un corazón generoso.
Quienes hicieron la conversión de todas las ofrendas dicen que fue-
ron ciento cuarenta y siete kilos de oro, dos mil seiscientos setenta y
nueve kilos de plata, noventa y siete vestiduras (treinta dadas por el
gobernador y sesenta y siete por el resto del pueblo).
Todo esto nos llevará al próximo capítulo, una de las experiencias
más gloriosas de todo el libro.
Hay cuatrocientos cuatro versículos en el libro de Nehemías: ciento
dieciséis antes de que el muro fuera terminado y doscientos ochenta
y cinco después de que este estuvo terminado. ¡No acaba todo con la
muralla! ¡Allí empieza la historia!
 
Construir a Cristo-muro; luego construir a Cristo-puerta; luego
poner a Cristo-seguridad para ver quién entra y quién sale; y luego
construir a Cristo-gobierno dentro de la ciudad... Y así por siempre.
 

66
C a p í t u l o s 8 - 9 -10 -11

UNA REUNIÓN PARA


RESTAURAR LA ALEGRÍA

Te invito a que puedas leer estos capítulos de La Palabra en intimi-


dad con el Señor. Continuemos...

Nació del pueblo reunirse como un solo hombre. Eran unas cin-
cuenta mil personas. Prácticamente asistieron todos y lo hicieron en
la puerta de las Aguas. El anhelo de reunirse, de estar en el Cuerpo
con otros, es algo que se manifiesta en gente llena del Señor.
Ellos le pidieron a Esdras que trajera la Palabra. Ellos querían oír,
no a Esdras, sino a Dios. Allí mismo comenzaron a experimentar
un anhelo de más Palabra; había hambre en sus corazones. Todos
los que podían entender estaban allí. Recordemos que la gente no
tenía, como nosotros hoy, La Biblia en su casa; había pocas copias
de Las Escrituras.

La reunión comenzó. No hacía falta nada más. Duró desde las seis
de la mañana hasta las doce del mediodía. ¡Seis horas! Cuando no
hay tiempo cronos es porque estamos en la dimensión de lo eterno.
Esdras estaba en un púlpito hecho especialmente para la ocasión y,
con él, trece levitas.
Empezó a leer y lo hizo durante seis horas. Todos estaban atentos.
No existía nada más que la Presencia de Dios. Todo lo demás había
desaparecido: la gente, la hora, todo. Luego comenzaron a adorar,
67
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

levantaron las manos, hicieron “yadah”. Se humillaron. Todo estaba


siendo dirigido por el mismo Señor.

Esos trece levitas le daban sentido a lo que Esdras leía. Es decir que
él leía en hebreo, pero los levitas traducían al arameo que era el idio-
ma que el pueblo hablaba. Recordemos que todo ese pueblo había
nacido en Babilonia. Así que traducían la revelación y la explicaban;
le daban sentido.
El pueblo empezó a llorar, producto de todo el trabajo realizado, de
lo que significaba vivir en su tierra, ver los muros terminados, oír la
Palabra y entenderla. La tristeza les ganó. Así que, inmediatamente,
Esdras, Nehemías y los levitas detuvieron todo y les dijeron que
fueran a comer y a beber. Que les dieran de comer a otros y que no
se entristecieran porque “El gozo del Señor es nuestra fortaleza”. Y
el pueblo hizo caso. Entonces, el espíritu de gozo inundó a todos.
Dice el v. 12 que estaban con gozo “porque habían entendido las
palabras que les habían enseñado”.

 Una segunda reunión 


La Presencia fue tan poderosa que volvieron a reunirse, pero, esta
vez, todos los líderes. Ellos fueron un paso más que todo el pueblo.
Buscaron entender más la Palabra, querían más aguas profundas. Y
así descubrieron una fiesta que hacía literalmente mil años que no
celebraban: la de los Tabernáculos. En esta fiesta, recordaban todo
lo que Dios había hecho a su favor cuando estuvieron en el desierto.
Así que todos trajeron sus ramas y, en sus patios y en las plazas, la
celebraron. Nuevamente “Hubo una alegría muy grande” (17).
La alegría es un regalo de Su Presencia; no viene por trabajar más, ni
por servirlo más, sino por verlo a Él. El gozo de Él es mi “bunker”,
mi “fortaleza”.
 

68
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Siete días más de reunión 


Y así celebraron los siete días de avivamiento sin parar. Leyendo La
Palabra, celebrando y adorando. Vemos que hubo un aumento de
alegría; ellos tuvieron el regocijo de haber entendido La Palabra (12),
y luego, al descubrir la fiesta perdida, tuvieron una “alegría muy
grande” (17).
Siempre pensé que Nehemías fue a Jerusalén para edificar los muros
y nada más. Pero, si observas bien, todo el libro tiene cuatrocientos
cuatro versículos; desde el comienzo de los muros hay ciento dieci-
séis versículos, pero luego que terminan los muros, hay doscientos
ochenta y cinco más. Es decir, Dios te llama a construir a Cristo-mu-
ro en tu vida, pero no todo termina allí. Luego viene más de Él. ¡Él
es inagotable!

Nueva reunión
Terminaron la fiesta de los Tabernáculos y dos días después se vol-
vieron a reunir.
Una nueva reunión, pero ahora de Altar, para llevar allí los pecados.
Como un “yadah”, levantaron las manos entregando sus pecados.
Una nueva limpieza sucede en nuestro aumento de Cristo (9:2). Esta
reunión duró seis horas. Pasaron tres horas oyendo La Palabra y tres
horas confesando sus pecados (9:3).
Hubo un desborde. Los muros que habían construido eran un lími-
te hacia el afuera. Sin embargo, el Cristo que nos separa del mundo
produce que, dentro de los muros, no haya límites.
Hay un momento cuando el Altar ha crecido en nosotros. La luz es
tan potente que vemos todas las imperfecciones de la carne y para-
lelamente surge una búsqueda de Cristo-Palabra. Los capítulos 8 y
9 son una exaltación de la grandeza de Dios, y de cómo Él los guió
históricamente en cada circunstancia.
 

69
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Firma del pacto


Así, al otro día, se volvieron a reunir los líderes de todo el pueblo,
para declarar que todos andarían conforme al plan de Dios. Todos
ofrendarían, servirían, traerían leña para el Altar y sus diezmos; es
decir que Él sería su Señor de verdad. Tiene que haber un momento
solemne donde le firmamos al cielo nuestra total entrega.
Firmaron el pacto los sacerdotes, los levitas, los líderes del pueblo, y
luego el resto del pueblo. En total eran ochenta y cuatro firmantes
que representaban a unas cuarenta mil personas. La firma implica-
ba: “Andaremos bajo la ley de Dios”.
El documento debe ser “firmado” por cada creyente. En todo el capí-
tulo 10 se enfatiza “La casa de nuestro Dios”; la misma se menciona
nueve veces (10:32, 33, 34, 35, 36, dos veces, 37, 38, 39). Mi amigo,
todo nuestro compromiso es hacia Él, Su Casa, Su intimidad y Su
Presencia. Lo demás es secundario.
 
Traedores de leña
Cuando Dios dio las indicaciones de construir el Tabernáculo, creó
el Altar de bronce y envió su fuego del cielo, un fuego celestial que
nunca debía apagarse. Así, Él estableció un grupo que debía traer
leña mañana y tarde para mantener este fuego encendido (Lev.
6:12-13).
 
En la época de Josué, estos traedores de leña eran los netineos, llama-
dos también “los sirvientes del templo” o “los recogedores de leña”.
Pero Nehemías establece un cambio poderoso: él vio el sacerdocio
de todo creyente.
Leemos en Nehemías 10:34:
“Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo,
acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios,
según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados

70
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

cada año, para quemar sobre el Altar de Jehová nuestro Dios, como
está escrito en la ley”.
Ahora las familias debían traer leña para la casa de Dios (una cosa
era cortar leña para el fuego del hogar y otra era cortar leña para
mantener el fuego santo).
Esta leña era una ofrenda de adoración. No todos eran sacerdotes
o levitas, pero sí TODOS PODÍAN Y DEBÍAN TRAER ALGO
DE LEÑA para mantener el fuego encendido.
La leña es Cristo. Traes algo de Él a tu vida cada día y Él mantiene
el Altar de tu corazón bajo Su fuego que nunca se apaga. La leña es
Cristo. Traes algo de Él a la vida de alguien y Él mantiene el Altar de
ese discípulo encendido con Su fuego divino.
 
Cansados, estresados, ansiosos, sin fuerzas, sin ganas de congregar-
nos, sin vida… Debe leerse como “sin fuego”. El fuego se mantiene
encendido con leña mañana y tarde.

Nuestra oración debe ser: “Señor, que podamos llevarte a cada vida
y así enciendas Tu fuego en nuestra vida y en nuestra nación”.
 
 

71
Capítulo 12

LA DEDICACIÓN DEL MURO

Estos son los sacerdotes y levitas que subieron con Zorobabel


“1 

hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras, 2 Ama-


rías, Maluc, Hatús, 3 Secanías, Rehum, Meremot, 4 Iddo, Gi-
neto, Abías, 5 Mijamín, Maadías, Bilga, 6 Semaías, Joiarib,
Jedaías, 7 Salú, Amoc, Hilcías y Jedaías. Estos eran los prín-
cipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días de Jesúa. 8 Y
los levitas: Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías,
que con sus hermanos oficiaba en los cantos de alabanza. 9 Y
Bacbuquías y Uni, sus hermanos, cada cual en su ministerio.
10 
Jesúa engendró a Joiacim, y Joiacim engendró a Eliasib,
y Eliasib engendró a Joiada; 11 Joiada engendró a Jonatán,
y Jonatán engendró a Jadúa. 12 Y en los días de Joiacim los
sacerdotes jefes de familias fueron: de Seraías, Meraías; de
Jeremías, Hananías; 13 de Esdras, Mesulam; de Amarías, Jo-
hanán; 14 de Melicú, Jonatán; de Sebanías, José; 15 de Harim,
Adna; de Meraiot, Helcai; 16 de Iddo, Zacarías; de Gine-
tón, Mesulam; 17 de Abías, Zicri; de Miniamín, de Moadías,
Piltai; 18 de Bilga, Samúa; de Semaías, Jonatán; 19 de Joia-
rib, Matenai; de Jedaías, Uzi; 20 de Salai, Calai; de Amoc,
Eber; 21 de Hilcías, Hasabías; de Jedaías, Natanael.

72
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Los levitas en días de Eliasib, de Joiada, de Johanán y de Ja-


22 

dúa fueron inscritos por jefes de familias; también los sacer-


dotes, hasta el reinado de Darío el persa. 23 Los hijos de Leví,
jefes de familias, fueron inscritos en el libro de las crónicas
hasta los días de Johanán hijo de Eliasib. 24 Los principales de
los levitas: Hasabías, Serebías, Jesúa hijo de Cadmiel, y sus
hermanos delante de ellos, para alabar y dar gracias, confor-
me al estatuto de David varón de Dios, guardando su tur-
no. 25 Matanías, Bacbuquías, Obadías, Mesulam, Talmón y
Acub, guardas, eran porteros para la guardia a las entradas
de las puertas. 26 Estos fueron en los días de Joiacim hijo de
Jesúa, hijo de Josadac, y en los días del gobernador Nehe-
mías y del sacerdote Esdras, escriba.

Dedicación del muro


27 
Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los
levitas de todos sus lugares para traerlos a Jerusalén, para
hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos,
con címbalos, salterios y cítaras. 28 Y fueron reunidos los hi-
jos de los cantores, así de la región alrededor de Jerusalén
como de las aldeas de los netofatitas; 29 y de la casa de Gilgal,
y de los campos de Geba y de Azmavet; porque los cantores
se habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén. 30 Y se pu-
rificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo,
y las puertas, y el muro. 31 Hice luego subir a los príncipes de
Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que fueron en
procesión; el uno a la derecha, sobre el muro, hacia la puerta
del Muladar. 32 E iba tras de ellos Osaías con la mitad de los
príncipes de Judá, 33 y Azarías, Esdras, Mesulam, 34 Judá y
Benjamín, Semaías y Jeremías. 35 Y de los hijos de los sacer-
dotes iban con trompetas Zacarías hijo de Jonatán, hijo de

73
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur,


hijo de Asaf; 36 y sus hermanos Semaías, Azarael, Milalai,
Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani, con los instrumen-
tos musicales de David varón de Dios; y el escriba Esdras de-
lante de ellos. 37 Y a la puerta de la Fuente, en frente de ellos,
subieron por las gradas de la ciudad de David, por la subida
del muro, desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas,
al oriente. 38 El segundo coro iba del lado opuesto, y yo en pos
de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la torre de
los Hornos hasta el muro ancho; 39 y desde la puerta de Efraín
hasta la puerta Vieja y a la puerta del Pescado, y la torre de
Hananeel, y la torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas;
y se detuvieron en la puerta de la Cárcel. 40 Llegaron luego
los dos coros a la casa de Dios; y yo, y la mitad de los oficiales
conmigo, 41 y los sacerdotes Eliacim, Maaseías, Miniamín,
Micaías, Elioenai, Zacarías y Hananías, con trompetas; 42 y
Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam
y Ezer. Y los cantores cantaban en alta voz, e Izrahías era el
director. 43 Y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se
regocijaron, porque Dios los había recreado con grande con-
tentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y
el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos.

Porciones para sacerdotes y levitas


En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de
44 

los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos,


para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las por-
ciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande
el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que
servían. 45 Y habían cumplido el servicio de su Dios, y el
servicio de la expiación, como también los cantores y los

74
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

porteros, conforme al estatuto de David y de Salomón su


hijo. 46 Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de
antiguo, había un director de cantores para los cánticos y
alabanzas y acción de gracias a Dios. 47 Y todo Israel en días
de Zorobabel y en días de Nehemías daba alimentos a los
cantores y a los porteros, cada cosa en su día; consagraban
asimismo sus porciones a los levitas, y los levitas consagra-
ban parte a los hijos de Aarón.

Dedicar al Cristo que has construido


Después de que firmaron y dedicaron el muro, se reunieron arriba de
este. Debajo del muro, estaba el pueblo. Arriba del muro había unos
niños, algunos habitantes del pueblo y también adoradores. La mi-
tad de la gente fue con Nehemías, pues este grupo iba a caminar por
una parte de la muralla hasta encontrarse con la otra mitad, o sea,
con el otro grupo que iba con Esdras, el sacerdote, por el otro lado.
Se iban a encontrar todos (las dos mitades) en el templo restaurado
de Salomón.
 
Entonces empezaron a caminar, a cantar, a alabar. Músicos, cím-
balos, gritos, alegría; cantaban arriba del muro y caminaban... Y
dieron toda la vuelta.
 

75
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

76
Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Dedicaron algo que hacía cien años nadie había logrado hacer
Dedícale a Dios algo que hace cien años nadie hace. Ese muro ha-
cía un siglo que estaba destruido. Y la generación de Nehemías lo
reconstruyó y lo dedicó a Dios. Lograrás cosas que nunca nadie
jamás ha logrado. Y lo vas a celebrar y a ver con tus ojos en el Nombre
poderoso del Señor.
Prepárate, porque Dios te va a usar para edificar algo inédito,
sorprendente.
 
Dedicar algo que empezó con escombros y ahora es una victoria
Ellos comenzaron sacando la basura del muro, poniendo piedras y
terminaron cantando victoria. Prepárate para caminar arriba del
muro, porque todos los que te dijeron que ese muro lo derribaba una
zorra te verán cantando, bailando, saltando arriba de este celebran-
do el Nombre del Señor.
“¡Señor, úsame!”.

Dedicar con una espada primero y, al final, dedicar con un


instrumento
Cuando edificaban el muro, dice el texto bíblico que, con una mano
ponían un ladrillo y con la otra tenían la espada para defenderse.
Pero, cuando dedicaron el muro, Nehemías les dijo: “Tiren las espa-
das y traigan los instrumentos de David”.
David había escuchado la música celestial, por lo tanto, inventó esos
instrumentos, y ellos los tenían guardados. Nehemías les empezó a
repartir los instrumentos.
Todo lo que empezaste bajo pelea, bajo lucha, bajo dificultad, ahora
lo vas a terminar en adoración. Adoración será tu nuevo destino.
La gente te verá con las manos al cielo adorando, porque lo que
empezaste con dolor lo terminarás con gozo. Lo que empezaste con

77
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escombros lo terminarás con victoria, y lo que nadie pensaba que se


podía lograr, lo vamos a lograr en velocidad divina.
 
Dedicar con tanto gozo que todos se enterarán 
Dice el v. 12:43:
“Y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron por-
que Dios los había recreado”.
Utiliza las palabras regocijado, recreado, con grande contentamien-
to. “… y se alegraron también las mujeres y los niños y el alborozo
(que es la risa grande) de Jerusalén fue oído desde lejos”.
Lo van a oír tus hijos, tus padres, tus compañeros de trabajo, la
Argentina y todo el mundo. Porque Dios está levantando la genera-
ción de Nehemías que va a terminar el muro; lo va a caminar, lo va
a cantar, lo va a celebrar, lo va a festejar y se van a enterar todos, aun
los que están lejos.

Dedicar lo terminado, que atraerá a otros más


Cuando terminaron el muro, Nehemías les dijo que fueran a traer
a los que vivían afuera. Hasta les dio los lugares específicos, para ir
a decirles a los habitantes que vinieran a vivir dentro de los muros.
Antes no había muro y la gente vivía afuera, pero Nehemías les pidió
que les explicaran que afuera era peligroso, en cambio, allí adentro
con ese muro (que es Cristo), estarían confiados y seguros.
Dios nos va a enviar a buscar a los que creían en la seguridad del
mundo, a los que creían que estaban bien afuera, y les vamos a decir:
—Ven.
—¿Por qué? ¿Qué diferencia hay? 
—Acá tenemos a Cristo, acá hay un bunker, un muro; caerán miles
y diez miles pero a ti no te tocará. Y tienes la promesa eterna de que
ni la muerte ni la vida te podrán separar del amor del Señor en Cristo
Jesús.

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Dice el relato bíblico que empezaron a traer a todos “los de afuera”.


 
Dedicar caminando en las gracias constantes
Mi caminar será dando gracias. Y puesto que ellos tenían que ca-
minar, hicieron dos coros. Tenían que dar gracias, hacer ¡TÔDA!
“¡Gracias! ¡Gracias por el muro! ¡Gracias por los niños! ¡Gracias por
los instrumentos! ¡Gracias por el tiempo que nos cuidaste! ¡Gracias,
gracias, gracias!”.
Daban la vuelta. Y los que iban por allí, exclamaban: “¡Gracias, gra-
cias, gracias!”
No te salgas de Cristo. Un día en el que no tienes comunión con el
Señor, te sales del muro. ¡No te salgas! Vuelve al muro todos los días.
 
No podemos perder la vida. Tenemos que invertirla. Caminar sobre
el muro. Caminar sobre Cristo. Caminar y dar gracias. Dar gra-
cias. Nada está terminado hasta que lo dedicas. El muro ya estaba
terminado, pero no estaba dedicado. Tengo estos anteojos, Señor,
son Tuyos”. “Me compré este celular, Señor, te lo dedico, es Tuyo”.
Yadah, es Tuyo”.
Como decía Campbell Morgan, dale a Dios tu día. Pero ¿por qué no
le das este minuto y el que sigue? Y al minuto siguiente, dile: “Señor,
te doy el que sigue”. Así caminas en la Presencia del Señor a cada
instante.
Frente a todo lo bueno que nos sucede, dile: “Señor, es tuyo”. Barak,
es Tuyo.
Cuando inauguraron el muro, hicieron Barak, narra la historia
bíblica.
“Señor, te dedicamos el muro, pero también te dedicamos nuestras
vidas. Amén.”.

Dijo J. Muller “Nada espero de los hombres, todo lo espero de Dios”.

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Capítulo 13

REFORMAS DE NEHEMÍAS

“1
Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo,
y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no
debían entrar jamás en la congregación de Dios, 2 por cuan-
to no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua,
sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera; mas
nuestro Dios volvió la maldición en bendición. 3 Cuando
oyeron, pues, la ley, separaron de Israel a todos los mezclados
con extranjeros.

Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cá-
mara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con
Tobías, 5 y le había hecho una gran cámara, en la cual guar-
daban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diez-
mo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar
a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de
los sacerdotes. 6 Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén,
porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia
fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey 7 para
volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho
Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cá-
mara en los atrios de la casa de Dios. 8 Y me dolió en gran
manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera

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de la cámara, 9 y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver


allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso.
10 
Encontré asimismo que las porciones para los levitas no
les habían sido dadas, y que los levitas y cantores que hacían
el servicio habían huido cada uno a su heredad. 11 Entonces
reprendí a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios
abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos. 12 Y todo
Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los
almacenes. 13 Y puse por mayordomos de ellos al sacerdote
Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y al
servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías;
porque eran tenidos por fieles, y ellos tenían que repartir a
sus hermanos. 14 Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto,
y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios,
y en su servicio. 15 En aquellos días vi en Judá a algunos que
pisaban en lagares en el día de reposo,[a] y que acarreaban
haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de hi-
gos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de
reposo;[b] y los amonesté acerca del día en que vendían las
provisiones. 16 También había en la ciudad tirios que traían
pescado y toda mercadería, y vendían en día de reposo[c] a
los hijos de Judá en Jerusalén. 17 Y reprendí a los señores de
Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis,
profanando así el día de reposo?[d] 18 ¿No hicieron así vues-
tros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre noso-
tros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel
profanando el día de reposo?[e] 19 Sucedió, pues, que cuando
iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del día de
reposo,[f ] dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las
abriesen hasta después del día de reposo;[g] y puse a las puer-
tas algunos de mis criados, para que en día de reposo[h] no

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introdujeran carga. 20 Y se quedaron fuera de Jerusalén una


y dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de
mercancía. 21 Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis
vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré
mano. Desde entonces no vinieron en día de reposo.[i] 22 Y
dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las
puertas, para santificar el día del reposo.[j] También por esto
acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza
de tu misericordia.
23 
Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado
mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas; 24 y la mitad de sus
hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar
judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada
pueblo. 25 Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de
ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo:
No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas
para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. 26 ¿No pecó por
esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no
hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había
puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las
mujeres extranjeras. 27 ¿Y obedeceremos a vosotros para co-
meter todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro
Dios, tomando mujeres extranjeras? 28 Y uno de los hijos de
Joiada hijo del sumo sacerdote Eliasib era yerno de Sanba-
lat horonita; por tanto, lo ahuyenté de mí. 29 Acuérdate de
ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y
el pacto del sacerdocio y de los levitas. 30 Los limpié, pues, de
todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus gru-
pos, a cada uno en su servicio; 31 y para la ofrenda de la leña
en los tiempos señalados, y para las primicias. Acuérdate de
mí, Dios mío, para bien”.

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Cuando la carne duerme en el Santuario


Es interesante notar que, luego de que los muros fueron terminados,
las fiestas de gozo fueron restauradas y la forma de servir a Dios
quedó delineada.
El libro termina nuevamente con una nota sobre Tobías, es decir, la
carne. Un aspecto de ella que logra infiltrarse en la casa del Señor.
Tobías era amonita y la ley decía que ese pueblo no podía entrar
donde vivía Israel; sin embargo, el sacerdote Eliasib lo tenía a Tobías
como familiar.
Eliasib representa a los que sirven a Dios, pero nunca terminan de
morir a la carne, pues siguen “emparentados” con ella. Eliasib sig-
nifica “Dios restaura” y empezó bien, restaurando el muro, pero
más tarde causó problemas al permitir alianzas con los samaritanos
(13:4).
Empezó bien; terminó mal.
 
Allí, en el templo, había una gran cámara o habitación donde se
guardaban el incienso, el vino y el aceite que era la fuente para los
levitas.
Es así que Eliasib aprovechó que Nehemías no estaba en Jerusalén
para darle la mejor habitación a Tobías y que viniese a vivir dentro
del Santuario (7).
La carne busca esconderse y vivir lo más adentro de nosotros posible.
Quien siempre disparaba sus venenos desde “fuera de” Jerusalén,
ahora estaba viviendo adentro. LA CARNE QUIERE VIVIR EN
LA CÁMARA DE LAS OFRENDAS. Y, desde allí, tomó más cá-
maras como habitación. Una vez que la carne entra, quiere ocuparlo
todo.

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

La carne hace que huyas de la Presencia


Dice el texto bíblico que los levitas se fueron a sus casas; habían hui-
do (11); abandonaron así la Casa de Dios. La cámara donde se guar-
daban las ofrendas ahora estaba ocupada, y ellos no tenían de dónde
alimentarse. La carne siempre te debilita. Una vez que toma un área,
allí gobierna, y no permite que Cristo-aceite-vino te alimente.
 
Echa a Tobías de tu vida
Nehemías, al volver a Jerusalén y enterarse de todo esto, se enojó y
arrojó fuera todas las pertenencias de Tobías. Imagínate a Tobías
regresando a su casa y viendo todas sus cosas arrojadas a la calle. ¡Así
se trata a la carne! Hay que echarla con todos sus componentes: sus
ideas, sus emociones, etc. No tiene parte en la vida del espíritu.
 
Pon nuevos mayordomos a administrar
Nehemías puso a cuatro mayordomos fieles (un levita, un sacerdote,
un escriba y uno del pueblo) y las ofrendas volvieron a surgir. Puso
orden y empezaron a traer el vino, el aceite. Designó mayordomos,
gente fiel para repartir a sus hermanos levitas que habían huido.
 
Saber cuándo abrir y cuándo cerrar las puertas
El sábado fue ordenado, reglado. Era el día santo para ellos, en el
cual no debían trabajar. Sin embargo, cuando les llegaba una carga
de mercadería en día sábado, ellos igualmente la transportaban. Si
bien estaba prohibido, en ocasiones, lo hacían quebrando la ley, ya
que este accionar les generaba ganancia. Por eso, este aspecto tuvo
que ser ordenado. Nadie debía trabajar el sábado, era día consagra-
do al Señor. Ellos debían aprender a administrar las puertas, saber
cuándo abrir y cuándo cerrar, saber a quién abrirle y a quién cerrarle
(21-22).
 

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Construir y Celebrar - 13 días experimentando el libro de Nehemías

Las mezclas
Algunos de ellos se habían casado con integrantes de pueblos enemi-
gos, paganos, de los mismos adversarios; a tal punto que esa mezcla
los llevó a perder el “idioma santo”, su propio idioma.
Dice el relato que Nehemías les arrancó el cabello. Era un tipo de
castigo de aquel entonces, símbolo de quitarle “la fuerza” a toda
asociación pagana, a toda mezcla carnal. Las alianzas con gente del
sistema incluso a Salomón lo hicieron caer.
Todo este capítulo es sobre la limpieza de la carne, del mundo, de las
alianzas con el pecado.
 
 

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CONCLUSIÓN

¡Entre oración y oración, Cristo crece!


El libro de Nehemías empezó con una oración y termina con otra
oración: “Acuérdate de mí”. Esta frase la repetirá tres veces en total.
(5:19, 13:14, 22, 29).
Él oró en nueve lugares distintos y allí hizo once oraciones que están
a lo largo de todo el libro. Te bendecirá, leerlas y orarlas.
¡Así cerramos este tiempo juntos!
Hasta la próxima.

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