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Benemérita Universidad

Autónoma de Puebla

Ética y
Globalización

Juan Manuel Cerezo Cotto


Dra. Laura Alicia Barrosos Yánez
Facultad de Economía
Noviembre 20
Ética y Globalización

Introducción
La globalización es un concepto polémico tanto en su definición como en su localización
histórica, pues algunos estudios lo ubican desde el descubrimiento, conquista y
colonización de América, en cambio para otros autores es un fenómeno que se desarrolla
desde la segunda mitad del siglo XX y en particular desde los años 80 de dicho siglo.
La complejidad de la globalización, no solo tiene que ver con sus múltiples definiciones
sino también con los intereses que ella expresa y con los múltiples ámbitos en que ella se
desenvuelve. Este fenómeno ha generado beneficios económicos, avances tecnológicos y
una mayor interculturalidad, pero también ha planteado desafíos éticos significativos.
En este ensayo, exploraremos la relación entre ética y globalización, examinando cómo
estos dos conceptos se entrelazan en el mundo contemporáneo y su relación con el
pensamiento complejo.

Desarrollo
Globalización y Valores
La globalización no es un hecho nuevo, aunque ahora presenta facetas diferentes al pasado.
El proceso de internacionalización de la economía mundial tiene profundas raíces
históricas, pero los drásticos cambios políticos y los generados en la revolución de las
comunicaciones y la información le dieron vértigo y características especiales a su fase más
reciente.
Aldo Ferrer, que en su libro “Historia de la globalización” –Del cual se han publicado dos
de tres volúmenes- analiza el Orden Económico Mundial. Nos dice que la globalización no
es un fenómeno reciente, ya que ella inicia en el siglo XVI, con lo que denomina el primer
Orden Económico Mundial, el cual dura hasta la revolución industrial iniciada por
Inglaterra en el siglo XVIII. (Ferrer, 1996:1)
En el extremo opuesto para José María Vidal Villa, la globalización – que él denomina
mundialización- Todavía no se ha concretado, ya que ella “representa la etapa final de la
culminación a escala planetaria del proceso de expansión capitalista” (Vidal,1999)
Se puede destacar que la globalización es un fenómeno multifacético, cuyas dimensiones
están relacionadas entre sí de modo complejo, arrojando consecuencias diversas en esas
distintas dimensiones.
En lo que respecta a sus consecuencias culturales y éticas de la globalización, los medios de
comunicación, juegan un papel importante en la diseminación de los patrones culturales, de
valores y de los universos simbólicos que se globalizan, provenientes de occidente y en
especial de Norteamérica. Sin embargo, en este escenario en muchos casos los pueblos han
respondido reforzando sus tradiciones o rescatándolas; la pregunta en todo caso es ¿Hasta
dónde podrán resistir?
El debate sobre la fuerza que tienen los cambios en el ámbito ético – cultural y su
importancia en relación con los demás ámbitos de la globalización, es planteado por De
Sousa en los siguientes términos:
“La globalización cultural adquirió una especial importancia con el llamado 'giro
cultural' de la década de los ochentas, es decir, con el desplazamiento del énfasis en
las ciencias sociales y en los fenómenos socioeconómicos hacia los fenómenos
éticos. El 'giro cultural' vio re- nacer la cuestión de la primacía causal en la
explicación de la vida social, así como la cuestión del impacto de la globalización
cultural. La problemática consiste en saber si las dimensiones éticas y culturales del
proceso de globalización desempeñan un papel primario o secundario.” (De Sousa,
2005: 254)
Por otra parte, tenemos a la Ética, que como instrumento radica en mantener a raya a las
personas y que se puedan comportar libremente, pero dentro de un pseudo régimen de
comportamiento, dejando la en el segundo plano que debería ocupar, encargándose esta
solamente de cuestiones personales sin que afecten a terceros, que en lo personal ese es el
correcto ejercicio de la libertad; actuar absolutamente como le plazca al individuo sin
afectar a nadie.
Para Morín (2005), el primer fundamento de la ética está sustentado en la experiencia
existencial común que es compleja. Existe en todo ser humano una exigencia moral interior
sentida, que constituye un imperativo del espíritu del individuo-sujeto, que se mueve
internamente como una obligación moral.

Enmarcamiento de una ética en la globalización


John Rawls11 afirmaba que la meta principal de la ética consistía en formular principios
que tuviesen un doble cometido. Por un lado, ser aplicados imparcialmente a todos. Por
otro, utilizarse en aquellos casos en los que existen situaciones conflictivas para así
determinar qué intereses tienen prioridad.
En un mundo global, el principio moral básico que debe regir las relaciones entre países
debe ser un principio de aceptación universal. Este principio es el derecho que tiene toda
sociedad al desarrollo, lo que incluye la necesidad de establecer relaciones de cooperación
que conduzcan a este objetivo. Pero este derecho abstracto y genérico debe ser modulado
por un criterio normativo que permita guiar las decisiones de los individuos en situaciones
conflictivas concretas.
Este criterio debe ser la opción por los que en peor situación están. En este proceso de
globalización los que están peor son: los países que menos recursos tienen o los que no
pueden acceder a los avances tecnológicos; las personas cuyas condiciones de vida se van
deteriorando progresivamente por carecer de ciertos bienes básicos o los que no han podido
adaptarse al avance de la globalización y los trabajadores no cualificados o aquellos cuyos
activos se van devaluando con el paso del tiempo.
Lo que da sentido y fundamento a este criterio normativo es un concepto base, la idea de
humanidad, tal como aparece reflejado en el imperativo categórico kantiano (“obra de tal
modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro,
siempre como un fin y nunca como un medio”). El término humanidad debe interpretarse
de forma negativa y positiva:
“En la negativa, porque son los seres razonables y racionales los que por poseer
humanidad constituyen los límites contra los que no debemos actuar; en la positiva,
porque los fines obligatorios están íntimamente conectados con el bien de las
personas humanas; más específicamente, con el cultivo de su perfección moral y
natural, y con la realización de su felicidad como es debido (como corresponde a sus
fines permisibles)”. (Rawls, 2001: 212).

Relaciones Diplomáticas
Las relaciones diplomáticas son un aspecto fundamental en el contexto de la globalización
y la ética, tal como lo plantea Edgar Morín en su conferencia "Ética y Globalización".
Morín destaca la importancia de un diálogo entre las civilizaciones como parte de una
política de civilización humana más amplia y crítica. Este enfoque implica integrar los
mejores aspectos de la civilización occidental con las cualidades civiles del Sur. En este
sentido, las relaciones diplomáticas juegan un papel crucial en la promoción de la
comprensión mutua, la solidaridad y la cooperación entre diferentes naciones y culturas.
También se aboga por la regulación ética en los motores del desarrollo, como la ciencia, la
técnica y la economía, para evitar su descontrol y los posibles efectos negativos.
La importancia de las relaciones diplomáticas en la promoción de acuerdos internacionales
que regulan el desarrollo tecnológico y económico de manera ética y sostenible. Las
negociaciones y acuerdos diplomáticos pueden contribuir a establecer normas y
regulaciones que fomenten un desarrollo equitativo y respetuoso con el medio ambiente.

Conclusiones
1. Un planteamiento éticamente correcto de la globalización debe ir más allá de un
enfoque utilitarista (justificación de la bondad de la globalización partiendo del
máximo bienestar del mayor número de personas posibles). Debe situarse en el
marco de la filosofía kantiana, de forma que cada persona sea valorada como fin
y no como medio al servicio de los intereses de otros.
2. Concebir a los pueblos y a las personas como fines significa reconocerles el
derecho que tienen al desarrollo, al tiempo que los demás países tienen la
obligación de ayudarles a que ese desarrollo se haga realidad. En esa obligación
de asistencia deben tener prioridad aquellos que en peor situación están.
3. El desarrollo que es personal, social, político, tecnológico y ecológico
comprende tres exigencias básicas: El despliegue de las capacidades humanas,
la satisfacción de las necesidades básicas y el cumplimiento de los derechos
individuales y sociales.
4. A los Estados nacionales les corresponde la tarea de distribuir cargas y
beneficios teniendo en cuenta no sólo las exigencias de la competitividad
internacional, sino también los efectos que pueda causar la globalización en los
sectores más vulnerables de la sociedad.
5. Contribuir al desarrollo de los pueblos es tarea también de los ciudadanos que
deben estar dispuestos a renunciar a una parte de sus ingresos.

Fuentes
BERLIN, I. (1988): Cuatro ensayos sobre la libertad, Madrid, Alianza.
CALVO, A. (Coord.) (2004): Economía mundial y Globalización, Madrid, Minerva.
CAMPBELL, T. (2002): La justicia, Barcelona, Gedisa.
CARIBE, C. E. P. A. L. Y. E. (s. f.). Globalización y
desarrollo. https://www.cepal.org/es/comunicados/globalizacion-desarrollo#:~:
DÍAZ, E., y COLOMER, J.L. (2002): Estado, justicia, derechos, Madrid, Alianza.
DOYAL, L. y GOUGH, I. (1994): Teoría de las necesidades humanas, Barcelona, Icaria.
GÓMEZ, F. (1999): El derecho al desarrollo como derecho humano en el ámbito jurídico
internacional, Bilbao, Universidad de Deusto.
HELD, D. y MCGREW, A. (2003): Globalización/antiglobalización. Sobre la
reconstrucción del orden mundial, Barcelona, Paidós.
HIDALGO, A.L. (1998): El pensamiento económico sobre desarrollo. De los mercantilistas
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MAESO, M. y GONZÁLEZ, R. (2003): La globalización: oportunidades y desafíos,
Cáceres, Universidad de Extremadura.
MARCHESI, J. y SOTELO, J. (2002): Ética, crecimiento económico y desarrollo humano,
Madrid, Trotta.
R, M. (2018, 22 octubre). La importancia de la ética en la sociedad
contemporánea. Medium.

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