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Complejidad y Caos
La palabra Caos en el ámbito científico conceptualiza fenómenos diferentes a los que estamos
acostumbrados a relacionar con ella en la vida cotidiana. La acepción popular es un sinónimo de confusión
y desorden, aludiendo en esencia a un estado desorganizado o amorfo cuya principal característica es ser
siempre no fructífero. Desde principios de los años 60 del pasado siglo la comunidad científica dispone de
una nueva teoría (para algunos tan sólo un campo abierto de investigación): la Teoría del Caos (TC), que
intenta acercar nuestro conocimiento a un conjunto de fenómenos esencialmente distintos a los nombrados.
Su objeto de estudio según la inmensa mayoría de autores (y como veremos, cuestionable) lo constituyen
los Sistemas Complejos (SC), cuya característica más reseñable es lo que llamamos emergencia (Figura 1).
Entendemos ésta como la capacidad de algunos sistemas de mostrar propiedades o procesos no reducibles
a las propiedades o procesos de sus partes constituyentes.
Básicamente, emergencia significa novedad, creatividad, fuente de nuevas propiedades y estructuras a partir
de sus elementos constituyentes, que no se explican por las propiedades individuales de estos sino que
emanan de su interacción. Un estado fructífero por tanto, en oposición a la acepción vulgar de Caos. Un
ejemplo clásico: las propiedades del agua no se explican a partir de las del hidrógeno y oxigeno (Figura 2).
Nos encontramos frente a una de las características cardinales de la complejidad: el todo es más que la suma
de las partes. Y esto invalida al método analítico mecanicista, al reduccionismo que impregna el
pensamiento científico como aproximación a su entendimiento. De hecho, desde este punto de vista,
adentrarse en el estudio de los SC supone un cambio de paradigma metodológico, en el que también tienen
validez descripción y conocimiento holístico frente a análisis.
Ahora bien, y como hemos visto en la Tabla 1, las Ciencias de la Complejidad engloban actualmente varias
disciplinas además de la TC. Quizás la más conocida por su difusión mediática sea la Geometría Fractal
(GF). La GF se ha tildado de “geometría de la naturaleza” ya que muchas estructuras que encontramos en
la naturaleza se ajustan a diseños que sin duda son fractales. De hecho, muchas han podido ser recreadas
informáticamente a partir de las sencillas premisas que definen un objeto de este tipo. Básicamente, un
fractal es un objeto geométrico compuesto, en el que reconocemos las siguientes propiedades: 1)
Autosemejanza a cualquier escala, 2) Dimensión fractal, y 3) Formación por iteración.
Complejo y Complicado
diferenciemos conceptualmente Complejo de Complicado. Un sistema complicado posee una describilidad
simple. Puede ser analizado, en el sentido mecanicista kantiano: descompuesto en sus partes constituyentes,
por muchas que sean, y estudiadas éstas, es posible comprender la totalidad. Un ejemplo: Un motor de
combustión interna moderno posee miles de piezas. El estudio de la función de cada una de ellas, aunque
engorroso, nos permite entender el comportamiento del mismo. Y así se hace en las escuelas de mecánica,
donde los alumnos estudian el motor pieza a pieza hasta que comprenden cómo funciona. Además un motor
presenta un comportamiento lineal, cíclico (periódico) y previsible. No exhibe por tanto comportamiento
complejo alguno.
Sistemas complejos en el mundo de la Física
La terminología de “sistemas complejos”, empleada en muy diversas áreas del conocimiento, pretende más
generalizar un comportamiento rico y complicado de muchos sistemas que proporcionar una definición
específica. Obviamente, el concepto de sistema complejo se aplica a objetos muy diferentes –y se aborda
de muy diferente manera- según el campo científico de que se trate: Física, Química, Matemáticas, Biología,
Ingeniería, Economía, Psicología, Lingüística, etc. No obstante, el estudio de los sistemas complejos en
ámbitos tan diferentes comparte un gran número de aspectos comunes que hace de ésta una materia
realmente interdisciplinar e interesante, y que debe permitir aprender mucho de los casos estudiados en
otras disciplinas.
Esta contribución quiere introducir brevemente alguno de los casos más importantes y paradigmáticos de
sistemas complejos en el mundo de la física -y, también, de la química-: los sólidos amorfos o desordenados,
la mayoría de los cuales corresponden a lo que los físicos llaman vidrios o sólidos no cristalinos, y que van
mucho más allá del por todos conocido vidrio transparente con el que se fabrican, por ejemplo, las ventanas.
Además, intentaremos mostrar la relación y utilidad práctica del estudio del llamado “estado vítreo” en
otros campos como la biofísica o la biotecnología
Aunque la Física del Estado Sólido que se estudia en las licenciaturas universitarias se ha identificado
tradicionalmente con la física de los sólidos cristalinos, ya que obviamente son mucho más fáciles de
estudiar y se ha avanzado mucho más en su comprensión gracias a su ordenada estructura cristalina, la
realidad es que una gran parte de los materiales sólidos que tenemos delante de nosotros en la vida diaria
son sólidos no cristalinos: Desde el típico vidrio -en la acepción clásica de la palabra- obtenido por el
maestro vidriero enfriando y dando forma al fundido para obtener una copa, una ventana o un simple tubo
de pyrex hasta todo tipo de materiales plásticos empleados en nuestra sociedad actual, pasando por
múltiples polímeros naturales -¡incluido el inefable jamón serrano!-, las películas de semiconductores
amorfos que se emplean en xerografía para que podamos hacer las fotocopias, o cada vez más materiales
amorfos, metálicos o semiconductores, que se preparan para su uso en las últimas tecnologías de elementos
de microelectrónica y ordenadores, células solares, dispositivos magnéticos, etc., todos ellos constituyen
ejemplos claros de la ubicuidad de los sólidos desordenados en el mundo real
Pero, ¿dónde radica exactamente la complejidad de estos sistemas no cristalinos o vítreos, comparados con
los sólidos cristalinos? Ciertamente, en ambos casos se trata de un número igualmente enorme de átomos o
moléculas que constituyen el sistema en estudio. La diferencia fundamental radica en la brutal
simplificación que supone el orden cristalino, que consiste en que una celda unidad elemental de unos pocos
átomos se repite sucesivamente hasta el infinito en sus tres dimensiones. Por el contrario, para un sólido
amorfo que carece de este ordenamiento cristalino o “de largo alcance”, necesitaríamos localizar uno a uno
todos los átomos que lo componen para describir con precisión su estructura, algo que obviamente es del
todo imposible. Es más, el desorden y el azar intrínsecos al estado vítreo implica que nunca dos muestras
cualesquiera de la misma sustancia tendrán la misma estructura (aunque macroscópicamente sean muy
similares), al contrario de la estructura bien definida de un sólido cristalino dado. No obstante, se ha
demostrado que todos los vidrios comparten universalmente muchas propiedades físicas básicas,
independientemente de sus variadísimas composiciones químicas, siendo mucho más parecidos a cualquier
otro vidrio que a la misma sustancia en estado cristalino. Entender qué ingrediente fundamental introduce
la complejidad del desorden vítreo o no cristalino para producir tan sorprendente efecto sigue siendo un
reto para los físicos.
La teoría del Caos
La Teoría del Caos es un elemento de manejo referencial cultural amplio. Su gran número de publicaciones
tiene denominador común: la complejidad, la co-incidencia y simultaneidad de múltiples elementos en la
dinámica de fenómenos y procesos, no lineales ni predecibles sino azarosos o aleatorios1 . Sus patrones de
"orden desordenado" son sistemas abiertos y multilineales, y exigen alternativos modelos lógicos para su
comprensión e interpretación distintos de los aplicados a fenómenos lineales predecibles dentro de la
polaridad dinámica de causa-efecto. En estos fenómenos o sistemas abiertos, mínimas alteraciones a su
condición original devienen cambios exponenciales imprevisibles. Las incidencias en la comprensión del
mundo y su trama epistémica, dentro de los marcos levantados por la modernidad, son significativas. Las
dinámicas sistémicas del Caos han generado necesidad de nuevos conceptos y técnicas de experimentación,
con gran incidencia en la elaboración de sistemas de representación de la realidad y sus bases filosóficas,
metafísicas y metodológicas acerca del significado de la impredecibilidad e inestabilidad compleja en los
procesos naturales, culturales y sociales, así como de sus comportamientos posibles a largo plazo. Su
extrapolación a otros dominios del conocimiento humano es aplicada en economía, sociología, teoría
cultural, neurociencia y planificación urbana, música, entre otras.
La Teoría del Caos una rama de las matemáticas, la física y otras ciencias que trata ciertos tipos de sistemas
dinámicos, es decir aquellos sistemas cuyo estado evoluciona con el tiempo, con la particularidad de ser
muy sensibles a las variaciones en las condiciones iniciales. Pequeñas variaciones en dichas condiciones
iniciales pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, haciendo complicada la
predicción a largo
A diferencia de las transiciones de fase de primer orden, magnitudes físicas como el volumen o la entropía
no cambian abruptamente a determinada temperatura, sino que sólo cambia su ritmo de variación, dando
lugar a cambios finitos en sus magnitudes derivadas como el coeficiente de dilatación térmica o el calor
específico, que es lo que los investigadores miden. Esto se produce en un intervalo de temperatura
relativamente estrecho, cuando el fuerte incremento de la viscosidad del líquido al disminuir su temperatura
lleva aparejado el cambio desde un sistema ergódico (el líquido sobrenfriado, que se encuentra en equilibrio
termodinámico) a un sistema no ergódico (el vidrio, que pierde la capacidad de muestrear todos los estados
posibles para elegir el de menor energía y queda “atrapado” en algún subconjunto de ellos). Esta
competencia entre aspectos termodinámicos y meramente cinéticos de la transición vítrea está en el centro
de todas las discusiones y controversias sobre este tema.
Por medio de la Teoría del
Caos también se puede estudiar
fenómenos tales como el control de
la población y epidemias, el
movimiento de bancos de peces, aves
e insectos migratorios, el
comportamiento del cerebro, los
espasmos del corazón en pleno
ataque cardiaco, la predicción del
La Teoría del caos surge en la segunda mitad del siglo XX y su precursor fue el meteorólogo y
matemático Edward Lorenz. En 1963 trabajaba en unas ecuaciones que esperaba predijeran el
tiempo en la atmósfera, y trataba de ver gráficamente el comportamiento de sus ecuaciones
mediante los ordenadores. Lorenz recibió una gran sorpresa cuando observó que pequeñas
diferencias en los datos de partida (algo aparentemente tan simple como utilizar 3 ó 6 decimales)
llevaban a grandes diferencias en las predicciones del modelo. De tal forma que cualquier pequeña
perturbación, o error, en las condiciones iniciales del sistema puede tener una gran influencia sobre
el resultado final. Esa idea es mundialmente conocida como «Efecto mariposa», ya que el proverbio
«el aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado del mundo» parece
reflejar el hecho de que con pequeñas variaciones iniciales podemos conseguir resultados
totalmente inesperados.
La Entropia
La representación de la ciencia moderna sobre la evolución de la realidad y del universo se apoya en la
tendencia a la degradación y muerte de la materia, producida por la muerte de energía calórica. Dado que
las energías se mueven sobre el requisito de cualidad térmica, estas representaciones corporizan las Leyes
de la Termodinámica. De éstas, la segunda es la de mayor manejo conceptual y extrapolación
contemporánea hacia otros ámbitos de la cultura y sus procesos, los cuales desde la perspectiva moderna
deberían comportarse en los mismos términos predecibles de evolución y muerte universal, una vez
agotadas sus fuentes de calor, luego de lo cual se disiparía. La entropía refiere al calor dividido por la
temperatura absoluta, en una escala de temperatura en la que su punto cero representa el grado de calor más
bajo posible. Los procesos o sistemas cerrados siempre transfieren energía calórica en sus interacciones, de
la que siempre se desprende una parte. Si un sistema está siempre en equilibrio la entropía es constante.
Pero esto no se da en el mundo real: la entropía aumenta al ser transferido calor en un sistema cerrado.
Ya habíamos comentado que la ciencia de la física moderna consideraba los procesos universales como
predecibles, que funcionan mecánicamente, y que podían recrearse retrocediéndolos en el tiempo
Orden dentro del Caos: el atractor simple
Esta tendencia se apoya en los patrones de orden que corporizan los fractales, estructuras geométricas de
altísimo grado de complejidad y recursividad. Sus principales exponentes son Edward Lorenz, conocido
como una suerte de "padre" de las ciencias del Caos, Benoit Mandelbrot, "padre" a su vez de la geometría
fractal, y Mitchell Feigenbaum. En el caso de los sistemas estables, su comportamiento se produce por la
presencia de un punto denominado atractor simple, que actúa como elemento que confiere inclinación del
sistema hacia la estabilidad. El atractor simple se halla en sistemas estables predecibles. Las trayectorias
posibles que despliegan en su movimiento coinciden sobre un mismo punto (cuando se grafican
matemáticamente las trayectorias como secuencias de puntos), convirtiéndose en una sola, sin presentar
bifurcación de trayectorias posibles. La representación matemática de los sistemas estables levanta un
estado de espacio (o estado de fase, como lo denominan los físicos). Son disipativos, pues la fricción de los
componentes que incorporan turbulencia hace que éstos pierdan su energía disponible; y el sistema retorna
a la calma. El estado de fase muestra una contracción de sus áreas, siendo el resultado final un atractor
simple, un set de puntos sobre el que las trayectorias posibles convergen, igualándose a cero. Describen una
línea o trayectoria recta
Hasta el descubrimiento del Caos se conocían tres atractores simples: el punto fijo, el ciclo límite y el toro,
y ninguno de ellos explicaba la inestabilidad de los procesos caóticos. Estos tres atractores se grafican de
diferentes maneras, según propuso el físico Kadanoff en 1983, pero cada una muestra órbitas que tienden a
girar o a apuntar hacia un mismo sitio, como se muestra en el triple gráfico a continuación. El punto fijo
muestra cómo cuatro líneas forman una equis, hacia cuyo centro convergen sus puntas; el ciclo límite dibuja
una especie de remolino; y el toro dibuja un aro doble o "neumático" dentro del que una órbita va
aproximándose alternadamente al lado interno o agujero central de esta conformación
En términos generales, la teoría del caos estudia la sensibilidad a condiciones iniciales de algunos sistemas,
es decir, de aquellos sistemas en los que un pequeño cambio, puede generar grandes consecuencias.
Matemáticamente, estos cambios siguen una dinámica no lineal (Cambel, 1993) .
La teoría del caos es entonces la ciencia del proceso, el intento del conocimiento, de lo que va a suceder,
no de lo que es o de lo que permanecerá. Con ella lo desconocido se interpreta desde un punto de vista
global, que se ve afectado en el tiempo. Hablar de caos es hablar de procesos irreversibles, es decir de
procesos que dejan huella en el tiempo. Hablar del caos, es asimismo, considerar que desde estados de
desorden se llega a estados de orden
los sistemas caóticos evolucionan dado un atractor extraño y por tanto el sistema presenta un comportamiento
aperiódico a largo plazo; existen trayectorias que con el paso del tiempo no convergen a órbitas periódicas,
cuasiperiódicas, o puntos fijos, y exhiben una dependencia sensible a pequeñas variaciones en las condiciones
iniciales, lo que significa que dos trayectorias cercanas, a medida que transcurre el tiempo se separan de forma
exponencial
CONCLUSIONES
En las últimas décadas, la teoría del caos ha supuesto un cambio paradigmático en diversas ciencias
naturales y sociales. La idea de que, en determinados casos no exista una relación lineal de causa y efecto
o, que es lo mismo, que un cambio pequeño en una condición inicial de un sistema pueda generar grandes
consecuencias en la evolución del mismo, ha permitido el surgimiento tanto de modelos teóricos y
conceptuales en el estudio de diversos fenómenos, como de modelos matemáticos y computacionales que
han ayudado a abordar el comportamiento de dichos fenómenos.
Las empresas, por antonomasia, viven inmersas en la incertidumbre debido a las distintas variables que
hacen que evolucionen dados diversos atractores, por tanto, la gerencia debe hacer una gestión del caos con
el fin de generar un mayor dinamismo dentro del sistema empresarial.
Un modelo estratégico empresarial debe ser flexible y se debe adaptar a distintas condiciones; las estrategias
se deben configurar como un atractor que permita a la empresa alcanzar sus objetivos estratégicos.
La teoría del caos y la teoría de sistemas dinámicos cuentan actualmente con numerosas aplicaciones tanto
en ciencias naturales como en tecnología y ciencias sociales. Se han desarrollado aplicaciones prácticas en
el campo del control, la caracterización y el modelado de sistemas complejos. Durante las cuatro décadas
que siguieron a los años 1960 aumentó mucho la literatura sobre los sistemas complejos y la teoría del caos,
así como las temáticas y aplicaciones alumbradas a raíz de la investigación en dicho campo interdisciplinar.
En Teoría del Caos, el tercer paradigma, se explica cómo la estadística inferencial trabaja con modelos
aleatorios para crear series caóticas predictoras para el estudio de eventos presumiblemente caóticos en las
ciencias sociales.
REFERENCIAS
Cambel A.B. (1993) Applied chaos theory -A paradigm for complexity, Academic Press, Inc.,
New York, Harcourt Brace Jovanovich.
Cornejo Alvarez A. (2004) Complejidad Y Caos: Guía Para La Administración Del Siglo XXI.
Ferrari, C. A. (2003). La Teoría del Caos y la estrategia en los sistemas complejos. Técnica
administrativa.
Maldonado C.E., Gómez Cruz N.A (2010) El Mundo de las Ciencias de la Complejidad un
Estado del Arte. Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Bogotá: Editorial
Universidad del Rosario.
Moreno J., Parra F., Huérfano R., Surez C. (2016) Modelo de Encriptacion Simetrica Basada
en Atractores Caóticos. Revista Ingenieria. Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Levy D. (1994) Chaos Theory and Strategy:Theory, Application and Managerial Implications.
Strategic Management Journal, Vol. 15
Pidal Gonzalez M.J. (2009). La Teoría del Caos en las Organizaciones. Cuadernos
Unimetanos
Salazar Duque, O. (2017). Mirada de la gestión moderna desde la teoría del caos y la
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