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i. PRELIMINâRES
1. 1.
UtilizaÉ el término "sistema" para referirme, sim-
plemente, a un proceso de transformación de inputs en oøt-
puts, Para mayor precisión remito a la teoúa axiomática de
los sistemas generales de Mesarovic [Mesarovic,L)72; Mesaro-
vic, Macko y Takaharu, 1970).
1,.2. Sin intentar una definición formal de "compleji-
dad", diré que con tal palabta no me refiero, necesariamènte,
a una cualidad ontológica absoluta que puede estar presente
en determinados objetos, sino a la dificultacl que puede sur-
gir dentro de un marco teórico dado para inferir, a . partir
de las propiedades de las partes de un objeto y de las leyes
de interacción entre ellas, el comporiamiento de tal objeto.
Evidentemente, la comparaciín entre los grados de comple-
jidad de los objetos debe hacerse dentro del marco cle alguna
teoúa especlfica y un objeto coxzplejo en el marco de una
de éstas, puede aparecer como simple desde la perspectiva de
otra teoría fNagel, L961., 380-398f.
Esa dificultad parø inferir el comportamiento global de
un obieto a paûfu de las propiedades de sus partes y de las
leyes de interacción entre éstas, ha llevado a que, a veces,
136 JUÂN CARLOS RllY INDIVIDUALISMO I/S. HOLISMO... r37
se hable de la "emergencia" de tales propiedacles y se pro- Se trata cìe fenómenos caracterizados por propiedades tales
pugne un enfoque "holista" para su estudio. como "teleología", "crecimiento", "adaptación", "aprendiza-
je", etc. €n general, cualquier otla que no pueda ser
1.3. Sería conveniente, sin embargo, clistinguir entre explicada -I,
a partir de la física tradicional (particularmente la
un holisnzo ontológico, para el cual "el todo es más que la mecánica)- y que se dan principal, pero no exclusivamente,
suma de las partes" en un senticlo metafísico o írltimo, y lo en los sistemas biológicos y socioculturales.
que Simon lt9e9, 36] ha llamado bolismo pragnzático y al
que, para evitar equívocos, sería mejor llamar "globalismo", 7.4.3. El advenimiento cle la mecánica estadística, con
"enfoque fenomenológico", o, preferentemente, "enfoclue de su definición cle la enh'opía como ia probabilidad cle un agrc-
caia negra", en el senticlo que Bunge U969, 546->521 da a gado de estados, hace posible extender este concepto y tra-
esta expresión. Este bolism.o pragmático acepta que la difi- ducirlo en términos de información y ei desarrollo de la teo-
cultad a la que he hecho referencia puede deberse a deficien- ria matemártica de ésta parece abrir las puertas a una defini-
cias transitorias y superables de nuestros instrumentos teóricos ción operacional del concepto de "organización". Si la en-
o experimentales. tropía de un sistema es la medida cle su grado de desorga-
nización, si el monto de información es una medida de su
L.4. También parece apropiado clistinguir, con Veaver grado de organización y si la una es la negativa de la oûa,
(1948), entre "complejidad organizada" y '(compleiidacl des- sería posible utilizar la teoria matemática de la información
organizada" (aungue mejor sería hablar cle complejidacl más de Shanon y \Øeaver para estudi¿r los fenómenos de orga-
y rnenos organizada) nización [&htoclinge4 1)45; Shanon y \7eaver, 1949f. Ta.m-
L,4.1. La "complejidad desorganizada" aparcce en los bién el "monto de organización" podría ser mediclo, ã partir
tipos de fenómenos para cuyo estuclio se utilizan las leyes del de la "ley de variedad necesaria" (Law of Requisite Vaiiety)
azar, la probabilidacl y la segunda ley de l¿ termoclinátmica de Âshby (t910,202 ss.), en términos del número cle dii-
y surge, en general, siempre que exista un gran nírmero de tinciones o acciones que el analista debe llevar a cabo para
entidades inclividuales de determinada clase per- asegurar el control clel sistema.
sonas, etc.- que interaccionan cle acuerdo -moléculas,
a series causales 1.5. Termmo estos preliminares apuntando algunas hi-
independientes, de modo que se proclucen regularidades co- pótesis ontológicas o metafísicas relativas a los niveles de
lectivas o estructuras estadísticas. Se trata, en general, cle fe- organizaciín o niveles integradores del mundo, así como
nómenos sometidos al azar (en el sentido de Cournot) en ciertas consecuencias epistemológicas y metodológicas para su
que, dado el gran nírmero cle unidades y el hecho cle que su conocimiento (en el mismo sentido que [Bunge, L9731).
interacción detallada está por debajo de nuestros umbrales Rechazo la tesis romántica que afirma la interconexión
de discriminación, somos incapaces cle distinguir las clistintas universal y dinárnica segírn la cual "todo
condiciones iniciales microscópicas que conducen a los cliver- -zustn)nnenban{-,
está relacionado con todo" o "todo influye sobre todo" como
sos resultados y nos contentamos con estucliar éstos en forma se expresa, por ejemplo, en los versos de Fausto de Goethe:
macroscópica cualiclades clistribuiclas continuamente o
-como "V/ie alles sicb zurn Gønzanwebt,fEins in denz andern tubþ
gradientes- y en términos estocásticos. und. lebt!". Parto, por el contrario, de la "hipótesis de un mun-
1.4.2. El ámbito cle lôs fenómenos caracterizados por do casi vacío" fSimon, L969], según la cual la mayoría de
"complejidad organizada", es el que proporciona los meiores las cosas sólo están muy débilmente conectadas con la ma-
argumentos en favor de diversas interpretaciones "holistas" yoúa de las otras cosas hasta el punto de que, para todos
(en el senticlo ontológico), "organicistas", "vitalistas", etc. los efectos prácticos, tal conexión puede ser considetacla, en
138 JUAN C.ARLOS REY INDIVIDUALISMO ZS. HOLISMO. L)9
los más de los casos, como inexistente o igual a cero. Si el En principio, las ventajas que se suelen atribuir al individuo,
mundo pudiera ser presentado mediante una gigantesca ma- por ser una unidad más concreta, parecen basarse en consi-
triz cuadrada en la gue se registraran las interacciones entre deraciones de carácter intuitivo que difícilmente encuentran
sus componentes, la mayoúa de las celdas tendrían un valor justificación cie'rtífic¿. Una breve di.gresión histórica ¿rcerc¿r
de cero o muy cercano a cero y ordenando el conjunto de del problema de la búsqueda de niveles cle análisis en el
ellas de acuerdo a sus órdenes de magnitud podría discernirse ámbito de la biología, puede anojar alguna luz sobre el pro-
una clara estructura de niveles y subniveles. Tales niveles, blema.
llamados frecuentemente, aunque en forma inexacta, "jerar- Durante siglos fue el organismo individual el centro de
quías" fBunge, 1,973), implican alguna forma de "clausura" atención de la biología y sólo paulatinamente se tomó con-
o "cierre" [\Wilson, 1973) de los subsistemas integrantes de ciencia de la existencia de niveles de organización subindivi-
un sistema "descomponible", o, al menos, "cuasidescomponi- dual. .4. partir de la tercera década del siglo xx, Schleiden
ble [Simon, L969,19737. En la medida en que se da tal "cuasi- y Schwann convierten a la cêlula en el nivel privilegiado del
descomponibilid¿d" se justifica una descripción "estratif.ica' análisis biológico. Más recientemente, a fines de la segunda
da" de los diferentes niveles o subsistemas del sistema total mitad del presente siglo, el advenimiento de la biología mo-
[Mesarovic, Macko y Takahara, L97o, 37-43; Mesarovic y lecular y de la bioquímica hace de ésta el nivel "ancla" y la
Macko, L973, 48-54). ciencia biológica se orienta de acue¡do a prcgrarnas reduccio-
nistas. Pero a partir de la polémica que tiene lugar a co-
2. R^ZON Y C¿,USI4, EN LÁ, EXPLICÁCION
DE FENOMENOS SOCI,{LES mienzos de la década del 60, no sólo se reconoce de nuevo
la legitimidad de la biologia del organismo individual, junto
2,L, Conviene distinguir dos problemas conexos y f.re- con la celular y molecular, sino también la correspondiente
cuentemente confundidos en las ciencias sociales: (i)
el de a niveles más amplios, como son los sistemas biológicos com-
las unidades últimas de análisis (que pueden ser individua- plejos formados por poblaciones, comunidades y ecosistemirs.
les, subindividuales y suprainclividuales), y (ii)
el de la ex-
Este pluralismo va acompañado con un abandono del reduc-
plicación en términos de "racionalidad" de la acción (o de
cionismo a tltranza y con la insistencia en la utilización de
Verstehen) o en términos "naturalistas" de causalidad. A "descripciones estratificadas" de los distintos niveles discer-
menudo el individualismo metodológico va acompañado de
nibles [Leake, 1973; Rosen, L972, 1973; '$ü'eiss, 1974).
una explicación bajo la fsrma de "racionalidad" individual, Âunque no existe un paralelismo entre esta evolución
pero nada impide que utilice una explicación causal y las de las ciencias sociales, parece haber suficiente analo'
-v.gr.
conductismo tipo Skinner. Por otro lado, quienes postulan
gia enúe los problemas de una y otra como para que éstas
unidades de análisis supraindividuales o colectivas pueden bus-
puedan sacar provecho de aquélla, al menos en un aspecto
car sus explicaciones tanto mediante métoclos de tipo "natu- importante: la necesidad de un "pluralismo metodológico"
ralista" (modelos de equilibrio ecológico y de "física social")
(frente al indiviclualismo o al. holisnzo).
como a través de procedimientos basados enlaVerstehen (en
general tendencias románticas) o en la "racionalidad colec- 2.3. Sin necesidad de reconstruir la vieja polémica que
tiva". opone, en el ámbito de las ciencias sociales, a los partidarios
2.2. Frente a la tesis que privilegia al individuo como de la explicación en términos de "racionalidad" de la acción
la unidad básica del análisis social, no sólo cabe oponer tesis y a los partidarios de métodos "naturalistas" y de explicación
supraindividuales u holistas, sino también subindividuales causal (por todos, véase [Borge4 y Ciof.fi, 1974f, en espe-
por ejemplo, el estudio de los roles sociales. cial el artículo cle Toulmin, "Razones y Causas"), me atrevo
-privilegiado,
L40^ JUAN CÄRLOS REY
INDTVIDU.ALTSMO øS. HOLTSMO... t4l
a afirmat que tal oposición es, frecuentemente, menos radi- ceso "natural", sometido a "leyes natur¿les" que se imponen
cal de lo que parece y que es posible intentar una reconci- a los hombres con independencia de su conciencia y volun-
liación entre ambos atribuyendo sus respectivos puntos de tad [Nfarx, 1966.l, XIV, XV y XXII]. Sin embargo, esro no
vista a dos descripciones de estratos o niveles de otganiza- significa una visión "naturalista" de la actividad humana, ni
ción distintos. Para ilustrarlo examinaré brevemente las po- desconocer el caútcter intencional y "racional" de ésta. En
siciones de dos autores considerados como representantes ex- efecto, en un pasaje decisivo que se refiere al tra-
bajo que es lo que, según Marx,-puesto
diferencia al hombre de los
tremos de ambas posiciones: Popper y Marx.
animales-, afirma lo siguiente:
2.3.7. Popper insiste en los elementos de "raciona-
lidad" presentes en la mayoúa de las sihraciones sociales y Una anñ,a ejecuta o1:eraciones que semejan a las manipulacio-
afitma que la diferencia más importante entre los métodos nes del tejedor, y la construcción de los panales de las abejas
de las ciencias sociales y las naturales es que las primeras podrían avergonzar, por su perfección, a ¡nás de un maestro
utilizan el "método de la construcción racional o lógica"; es de obras. Pero, hay algo en lo que el peor rnaestro cle obras
aventaja, desde luego, a la rnejor abeja, y es el hecho de que,
decir, construyen modelos de conducta partiendo del supues- antes de ejecutar l¿ const¡ucción, la proyecta en su ce¡ebro. Âl
to de la "racion¿lidad" de los individuos involucrados y esti- final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de
man, después, la desviación de la conducta real con respecto comenzar el proceso existía ya en la menle tlel obrero: es decir,
a la del modelo, usanclo éste como una especie de "coo¡de- un resr¡ltado que tenía ya existencia ideal. ßl obrero no se li-
nada cero" fPopper, 1973, 151-156]. Pero ello no significa mita a hacer cambiar cle forrna la mateúa que le brinda Ia
naturaleza, sino que, al rnismo tiempo, rcalizà en ella sn fin,
desconocer que, con frecuencia, las acciones humanas tienen fin que él ¡abe que rige como una 1ey las modalidades de su
consecuencias no previstas ni gueridas por sus autores. Por el actuación y al que tiene necesariamente que supedita¡ su vo-
contrario, cle acue¡do a Popper, la tatea principal cle las cien- luntad [Marx, tb66I, t3o-r3t).
cias sociales teóricas consiste en "discernir las repercusiones
sociales inesperadas de las acciones humanas intencionales" Y a lo largo de El Capital estudia la conducta de los
[Popper, 1967a, 394], de modo que la explicación, en el distintos actores intencionales que actíran racionalmente de
ámbito de estas ciencias, acuerdo a fines o propósitos; tal racionalidacl no se basa en
una natu¡aleza humana abstracta, ni puede explicarse en tér-
...no consiste..., como creen los historicistas, en profetizar minos psicológicos individuales, sino sociales (Popper diría
el curso futuro de la historia, sino más bien en descubrir y
explicar las relaciones de dependencia menos eviclentes que ac- que en té¡minos cle la "lógica de la situación"). El elemento
túãn dentro cle la esfera sócial, en poner cle manifiesto las "Naturalista" interviene por la insistencia de Marx en los
dificultades que obstruyen la acción social, en estudiar resultados objetivos, no queridos ni previstos desde el punto
así decirlo- la la fragilidad o Ia elasticiclad -por
densidad, de la de vista individual, que resultan de la interacción entre dis-
materia social y su resistencia a nuestras tentativas de mode-
larlos a nuestro antojo [Popper, t967b, lt4).
tintas voluntades, así como por el intento de buscar "leyes
naturales" que expliquen tales resultados. .A,sí, por ejemplo,
2.3.2. Marx, por su parte, insiste en diversos pasajes mientras que los empresarios tienen como móviles indivi
en la necesidad de estudiar no las intenciones de los hombres duales de su acción el obtener la máxima ganancia, el resul-
o las representaciones que éstos se hacen, sino las potencias tado del conjunto de sus acciones es la igualación de la cuota
prácticas, objetivas y sociales que se imponen a los indivicluos de ganancia y la tendencia decreciente de ésta ("Ley" de la
nivelación general de la cuota de ganancia y "ley" de la ten-
[Marx, 1958, 40, 271, y pøssimf y en su obra máxirnn
Capital- concibe el clesarrollo histórico y social como un -Ël
pro- dencia decreciente de la cuota de ganancia). En una ca¡ta
t42 JU,{N CARLOS REY TNDTVTDUA,LISMO ZS. HOLTSMO... 1,43
de Engels a Sombart, de la que merece la pena reproducir 2.4. De modo más general: en forma anâ,.loga a la
el párrafo principal, se resume de esta manera la concepción termodinámica, que deja de lado las estructuras microscópi-
marxista del desarrollo histórico: cas de los sistemas físicos y estudia el comportamiento ma-
croscópico y las leyes de su equilibrio en términos probabi-
. . .la historia se hace de tal modo que el resultado fìnal siem- lísticos, se han desarrollado en las ciencias sociales modelos
pre deriva del conflicto entre muchàs voluntades individuales,
õada una de las cuales, a su vez, es lo que es por efecto de una
de tipo "equilibrio ecológico", que utilizan instrumentos se-
multitud de condiciones especiales de vida; son pues, innume- mejantes a los de la fisica teórica que por tal razón
rables fuerzas que se entrecruzan las unas con las otras, un -y
han sido llamados por Rapoport 11970] "física social"-
grupo infinito de paralelogramos de fuerzas de las que surge y de los que forman parte los modelos hipotéticos de la
una resultante acontecimiento histórico- qtte a su vez
-elcolno producto de una fuerza única que, como
puede considerarse
economía clásic¿ el marxista.
un todo, actúa sin conciencia y sin voluntad. Pues lo que uno En la física -incluso
no sólo coexisten los dos niveles de expli
quiere tropieza con la resistencia que le opone el otro, y lo cación y termodinámica- sino que, si bien no
que resulta de todo ello es algo que nadie ha querido. De este -mecánicos
se ha logrado derivar las leyes del segundo a partir de las
rìrodo, hasta aquí toda la hiíoriå ha transcurrìclo a modo de
un proceso natural y sometido también, sustancialmente, a las del primero, se han podido establecer conexiones ent¡e ambos
mismas leyes dinámicas. Pero del hecho de que las distintas a través de la mecánica estadística. .A.nálogamente, en las
voluntades individuales. . , no alcancen lo que clesean, sino que ciencias sociales cabe distinguir un nivel de microanálisis, que
se fundan todas en una media total, en una resultante común, trata de pequeñas unidades de decisión hogares,
no debe inferirse que estas voluntacles sean Por el con- -individuos,
trario, todas contribuyen a Ia resultante y se -0.
hallan, por tanto,
firmas, etc.- que se supone gue actúan intencionalmente y
incluidas en ella fMarx y Engels, 1974, 5I5f. racionalmente, y un nivel de macroanálisis que investiga fe-
nómenos que no pueden ser distribuidos entre inclividuos o
Esas "leyes naturales" de las que hablan Marx y Engels que aparecen como valores promedios o agregaclos para gru-
realidad "tendencias", se¿¡ún Popper- pueclen ser inter- pos o poblaciones. A este segundo nivel correspondería tanto
-en
pretadas, como lo hace brillantemente García Bacca 17973, el conjunto institucional que impone coacciones e incentivos
73L-733, 748 ss. y 779-7897, no como leyes de la mecánica a las acciones individuales, constituyendo el contexto de su
tradicional, sino termodinámicas, análogas a las que rigen la elección (la "situación"), como los resultados agregativos o
entropía de los gases y que, hacia la misma época, eran cles- distributivos de elecciones entre alternativas (ratas de matri-
cubiertas por Boltzman, Meyer y Clausius. Entonces, el mo- monios, precios, etc.). Ambos niveles son susceptibles de
delo marxista perteneceúa a la misma f.amilia de moclelos descripciones independientes y diferentes, pero al mismo tiem-
que, como vimos anteriormente, surgen pala la explicación cle po es necesario poder estableçer las conexiones entre ambos,
la complejidad desorganizada. La diferencia que en esta ma- lo cual no significa la "reducción" del superior ¿l inferior:
teria habría entre Popper y Marx sería, fundamentalmente, las microteorías deben ser capaces de incorporar macrofenó-
de perspectiva y énfasis: mientras que el primero considera menos como coerciones e incentivos; los macrofenómenos de-
como razonablemente satisfactoria una aproximación a los fe- berían ser concebidos como resultados o no--
nómenos sociales que a partir del supuesto de la racionali- de agregados de decisiones individuales -intencionales
y colectivasi y, a
dad individual examina las desviaciones empíricas con res- partir del macronivel, debería poderse especificar cómo sus
pecto a ella, el segundo centra sus análisis en los aspectos variables se traducen en motivaciones individuales [Hermes,
macroscópicos y "objetivos" de la realidad social y trata cle t976, 5L5-5t8).
descubrir su dinámica.
1.44 JU.AN CARLOS RT'Y INDIVIDUALISMO ZS. HOLISMO.. .
145
3. SISTEM¿,S DE TOMA DE DECISIONES función o¡din¿l de preferencia que el sistema trata cle maxi-
1.L. ,t partir de la teoría axiomâtica de los sistemas mizar
_y a paftk de la cual pueâe deducirse la conducta ob-
generales de Mesarovic, es posible definir de manera formal servada. Se trata de un "cotno si", que puede ser aplicado a
una conducta intencional, tendiente al logro cìe objetivos, me- sistemas vivos no humanos o a sistemai inanimadoi sin que
diante una especificación del significado clel objetivo y dei e-llo. irnplique atribui¡les propósitos, intenciones, concienciá y
proceso de decisión: el objetivo (formalizado) es definiclo deliberación. Sin embargo, en lo que sigae, nre t.eferiré ex-
por un problema de decisión y se rcaliza el objetivo cuanclo clusiaamenle a cleci¡ione¡ humanai.
el correspondiente problema de decisión ha siclo resuelto. Este
puede consistir en "optimizaciín" o en "satisfacción" fso-
3.2. Una decisión humana en el sentido en que la
entiende la teoúa de decisiones implica: i) la enurter.ación
bre la diferencia, Simon, 1957, 247 ss.; L97'), 38-40,77-18, cle todas las vías de acción altern¿tivas; ii)' le, determinación
227-2311. Ha de notarse, sin embargo, que es posible for-
de las consecuencias qu9 siguen a cada uÁa de ellas; iii) la
malizar el problema de bírsqueda cle un objetivo, sin que se
valoración comparativa cìe esas consecuencias y su orclenación
dé una solución al problcma cle clecisión a él asociado [Me- al menos transitiva, y iv) la elección de aquel curso de ac-
sarovic, Macko y fakahan, L970, 77-79).
ción que: a) en decisiones bajo certidumbrè, conduzca a la
Todo comportamiento implica una selección, consciente consecuencia más deseada, b) en decisiones en condiciones de
o inconsciente, de determinada acción entre todas las que son "riesgo", maximice el valor'o la utilidad esperada, y c) en
físicamente posibles y entiendo por "decisión" algúrn lipo de
clecisiones bajo incertidumbre, responda a criierios tales óomo
proceso, mediante el cual un srstema recluce a ultír el con-
junto de acciones alternativas que pueden ser emprendidas. el "maximin", "riesgo Minimax", "índice pesimismo-optimis-
mo_ de-llurwicz", "principio de lazón insufiìiente", etc.
Al hablar de decisión en un sentido más general, no rne re- y Raiff.a, 19177. [Luce
fiero, por tanto, a un proceso consciente y cleliberaclo, sino
al hecho de que se emprende un curso cle acción entre varios 3.2.L. Cuando una acción human¿ responde a los cri-
posibles. De acuercìo a l¿ teoría axiomática de Nlesarovic, ei terios que acaban de ser señalados, se dice qüe es una acción
comportamiento de cualquier sistem¿ general, cuyas variables "racional" o una decisión. Sin embargo, también se utillza la
se dividen en inputs y out\ats, puede ser especificaclo de clos expresión "decisión" en un sentido más laxo, que comprende
maneras diferentes: (i) la especificación terminal o causal, las acciones más o menos racionales hasta límites no estric-
en la que el comportamiento se expresa explícitamente como tamente precisados. En efecto, la racionalidad completa o
una relación binaria en el proclucto cartesiano cle clos fami- perfecta, que evidentemente no se da en la práctica'de las
lias disjuntas de conjuntos abstractos, y (ii) la espccificaciór.r acciones humanas, puede servir, como señala Popper U973,
de comportamiento orientaclo por objetivos (teleológica), en 755-1,56f, como una especie de coordenada cero, à partir de
que la relación binaria de (i) se describe en función de un la cual se miden las distintas clesviaciones cle las cbnductas
proceso de toma cle decisiones. Ambos tipos de especifica- empíricamente racionales. Ál postular la racionalidad incom-
ciones pueden ser utilizadas alternativamente para ult mismo pleta o limitada de la conducta humana, se afirmir que los
sisteina (incluidos los físicos, v.gr.: el plincipio <le l{amil- hombres no actúan en forma aleatoúa (si bien, en dètermi-
ton) [Mesarcvic, 1972; Mesarovic, Macko y Takahara, L9707. nadas circunstancias, puede ser una conducta racional úilizat
En general, la conducta de cualquier sistema, siempre que un mecanismo de azt patl seleccionar un curso de acción),
no sea aleatoúa, puede ser explicada mecliante el procedi- sino que existen regulariclades que pueden ser explicadas me-
miento, originado en el campo de la economía, cle la "prefe- diante el establecimiento de una conexión entre los órdenes
rencia revelada", es decir, postulando la existencia de una de preferencia y las acciones.
INDIVIDU.A.LISMO I/S. HOLISMO. 147
146 JUAN C.ARLOS REY
3.2.2. En la pútctica pueden presentarse los siguien- simultáneamente los intereses Ce varias unidades, de modo
tes tipos de limitaciones al principio de racionalidad plena: que, si una de ellas maximiza su función de preferencia, se
i) limitaciones derivadas de la falta de información comple- maximizan simultánea e inevitablemente las funciones
ta acerca de los cursos de acción disponibles; ii) limitaciones de preferencia de todas las demás (otra forma cle expresar
derivadas de las dificultades para proveer todas las conse- lo mismo, utilizando el lenguaje de los economistas, es decir,
cuencias de cada uno de los cursos de acción; iii) limitacio- que tal decisión constituye un "bien público" para las unida-
nes derivadas cle conflictos entre valores u objetivos del de- des involucradas). Por conflicto de intereses, entiendo aque-
cisor, y iv) limitaciones clerivadas cle errores de cálculo en la llas situaciones en que la maximización de la función cle
utilización del algoritmo para decidir. A las limitaciones del preferencia de cualquiera de las unidades, lleva inevitable-
tipo i) ii) y iv) las llamaré "errores" (cle información, de pre- mente a la no maximización de las funciones de preferencia
visión y de cálculo, respectivamente) y utilizo esa palabra de las otras. Entre varias unidades que tienen intereses co-
para resaltar al caúrcter verificable (o "falsable", o "corro- munes existe cooperación cuando cada una de ellas elige el
borable") de las proposiciones que en torno a ellas se pueden curso de acción que conduce a la rcalización del interés común.
hacer. Â las limitaciones de tipo iii) las llamaré "confusio-
nes", con lo cual quiero hacer referencia a las cuestiones de
3.2.4. En torno al problema de los intereses, se plan-
tea en la teoría social y política una importante polémica a
juicios de valor en ellas involucradas. Cada una de tales li-
la que, por lo menos, debe hacerse una alusión. Se trata de
mitaciones es susceptible de una gradación y en los casos ex-
si tales intereses deben ser definidos en términos "objetivos"
tremos, ya sea porque tal graclación es muy alta a lo largo o "subjetivos".
de una de las dimensiones, o bien sea porque se acumulan
limitaciones correspondientes a varias dimensiones, el resul-
Con la oposición objetivo-subjetivo se quiere hacer ¡efe-
tencia, en realidad, a dos cuestiones diferentes: i) por un
tado final puede ser que la conducta como aleatoria
y resulte más conveniente y económico ^puezca lado, está el problema de si los intereses cle un individuo o
desde el punto de
vista de la explicación abandonar, pura y simplernente, el un grupo deben ser definidos a partir de su conciencia yfo
principio de la racionaliclad de la acción. Aunque creo que de sus decla¡aciones expresas de cuáles son sus inte-
reses o si, por el contrario, hay ^cerca definirlos a partir de su
en la mayoría de los casos no es necesario tal abandono, que
esta es una cuestión que no puede ser resuelta a þriori, sino conducta efectiva; ii) por otro lado está el problerna de si
sólo en el análisis empírico. los intereses "reales" de un indivicluo o grupo pueden ser
distintos a los que se expresan a través de tal conducta efec-
3.2.3. Un sistema de toma de decisiones puede estar tiva y cle si existe la posibilidacl de definir en forma "obje-
constituido por una o varias uniclades decisoras. Una unidad tiva" esos intereses, no sólo con independencia cle lo que pro-
decisora es un hombre individual o un conjunto de hombres clama su titular, sino también con independencia de la forma
entre los que existen intereses comunes y relaciones de coo- en que actúa. Con respecto al primero de los problemas señala-
peración. La existencia cle varias unidades decisoras significa: clos conviene recordar la posición de Bentley, segíur el cual el
i) que sus intereses están, al menos parcialmente, en conflic- interés de un grupo (pero también de un individuo) se de-
to, ii) que no existen relaciones de cooperación entre ellas, fine exclusivamente a paftft de su actividad: "Tbe interest
o iii) ambas cosas. Por "interés" entienclo la maximización cle
la función de preferencia del decisor. También llamo a tal I pat fontard. is a specific group interest in sonze definite
coarse of conduct or actitity. It it first, last and all the time
interés, "objetivo" cuando se trata de "preferencias revela-
das". Existe un interés común cuando una decisión satisface stt'ictly entpirical" [Bentley, 1967, 2L3-214]. No tiene senti-
INDIVIDUÁLISNÍO I/5. HOLISÀ,ÍO. .. I49
L48 JU^AN c¡{Rlos REY
cen la mayoría de los autores, lleva a situaciones insatisfac- 5.L. Es en los sistemas complejos de toma de clecisio-
torias e incluso a paradojas: no parece haber soluciones rigu- nes (tipo 2.2.) en los que la polémica entre indiviclualismo
rosas, ni siquiera comúnmente aceptadas; v) en geueral, la y holisnzo como formas extremas de descripción clel compor-
teoría cle los juegos parte cle una visión estática y excesiva- tamiento, se plantea con mayor agucleza. En efecto, en un
mente abstracta cle la realidad: de situaciones claclas, sin que sistema sociopolítico complejo, la tentación mayor pan el
se plantee las posibiliclades de modificar las reglas por la analista es la sirnplificación, ya sea privilegiando al todo so-
¿ccón concert¿da cle los jugadores acciones serían bre las partes y eliminando la autonomía de éstas, ya sea eli-
irracionales- y sin tener en cuenta cuál -tales
es el contexto social minanclo la unidad o los aspectos organizativos y privilegian-
e institucional en que se da el juego y cómo tal contexto in- do a las partes.
INDIVIDUÁ,LISMO t/S. HOLIStvfO.
JUÂN CÂRLOS REY
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5.2. A lo largo de la historia del pensamiento poli Un programa de esa ¡atunleza es más fácil de enun-
tico muy variadas cor.rientes o tendencias han tratado de elu- ciar que_de realizat, pero aun la sola descripción de tal tipo
clir el dilema entre individualismo y bolisnto, reconociendo, de sociedad presenta considerables dificultaclès. Es mi convic-
por url lado, que en un Estado surgen intereses o valores gue ción que sóIo unos instrumentos analíticos y conceptuales
van más allá cle los individuos que lo componen peto, al que sean capaces de dar cuenta de la existencia de sistemas
mismo tiempo, afirmando que la persona humana individual jerárquicos con niveles complejos pueden resolver esta últi-
es un fin en sí misma y no un simple medio para el bien del ma tarca. .A,unque es evidente que no todos los sistemas so-
todo, con lo que se trata cle hacer compatible la existencia ciopolíticos históricamente conoCidos son iguales en cuanto a
cle una totalidad estatal y social y la autonomia y libertad de su grado de integración y de complejidad éste
sus integrantes. Tal visión la encontramos en ciertas corrien- -investigación
-problema
que debe se¡ resuelto mediante la empírica-,
tes del þensamiento católico, en el democrático-liberal y en el creo conveniente iniciar su aproximación no descle una pers-
socialismo clemocrático. pectiva puramente individu¿lista u holista, sino desde Iã de
El propio pensamiento de Marx, al rnenos tal como se los sistemas jerárquicos complejos. Desde ella, individualis-
expresa en El Cã.Pitdl, podría colocarse dentro de esta ten- mo y bolisnzo aparccerian como dos aproximaciones muy tos-
dencia. En efecto, su crítica a la sociedad capitalista se basa cas e insatisfactorias a la descripción eitratificada de los nive-
en que coexisten en el interior de l¿ tnisma, condicionándose les inferior y superior, respectivamente, del sistema global.
mutuamente, dos formas de organización social contradicto-
rias pero igualmente condenables: de un lado el despotistno
de la división del trabajo en el interior de la f.átbúca, de otro JuaN Canlos Rnv
lado, la anørquía de la división social del trabajo en el ám- Instituto de Estudios Políticos
bito de la sõciedad global. La división manufacturera del Universidad Cent¡al de Venezuela
trabajo eq el interior de la fá.'búca lleva a la concentracióni
del poder de decisión bajo la autoridad suprema, incondicio-
nal y despótic¿ de un capitalista, según una estricta y com-
pleta jerarquía y de acuerdo a normas que se siguen como REFERENCIAS
un plan previo. La división social propia de la sociedad ca-
pitalista, supone, por el contrario, el fraccionamiento del po' Arusov, G.T.
der de decisión de la sociedad global en una pluralidad cle L969 "Conceptual Modcls and the Cuban Missile Crisis,,, Aneican po_
litical Scietce Reaiezu 63 (3).
centros independientes que se enfrentan entre sí a través del 1971 Essnge. of Decition: Exþlaining tÌte Caban Mitsile Crisìs, Bos_
mercado. Marx caracteriza esta írltima situación conTo allar- ton, Little, Brorvn ancl Co.
qaía porque, si bien resulta una cierta cohesión como con- Annorv, K.J.
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