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Mendoza Gordillo Alan Jesus

Ensayo las Leyes de la Simplicidad de John Maeda


Las leyes de la simplicidad, propuestas por John Maeda en su libro son un
conjunto de principios destinados a guiar el diseño y la vida en un mundo cada vez
más complejo. Estas leyes están diseñadas para ayudar a simplificar la manera en
que pensamos, diseñamos y vivimos, promoviendo la claridad y la eficacia en
todos los aspectos de nuestras vidas. El libro comienza hablándonos sobre la
tecnología y como ha llegado a un punto en el cual nos ha gobernado a la mayoría
de nosotros, dado esto el libro nos da 10 leyes y 3 claves para alcanzar la
simplicidad en nuestra vida. El autor nos comenta que es muy difícil alcanzar la
simplicidad en estos tiempos donde la tecnología suele regir muchos aspectos de
nuestra vida y de como muchas empresas por medio de sus productos suelen
ofrecer simplicidad al momento de utilizarlos. La primera ley conocida como
reducir nos habla sobre que la manera mas sencilla de alcanzar la simplicidad es
mediante la reducción razonable. Se nos indica como una correcta manera de
simplificar algún proceso es retirar alguna de sus funciones y se llega a un punto
en el cual nos cuestionamos hasta que punto se puede simplificar algo y que nivel
de complejidad es necesario, dado que se desean productos, servicios o procesos
que sean sencillos de utilizar, pero a los cuales se les pueda sacar el mayor
provecho posible y se ocupen todas las características para los cuales fueron
creados. Antes esto llega un momento de decisión en cual se debe elegir que
funciones deben quedarse y cuales deben quitarse y la auténtica simplificación
llega cuando es posible reducir las funciones de un sistema, producto, servicio o
proceso sin sufrir demasiadas penalidades. Cuando se ha eliminado todo lo
posible se llega a un método denominado ELLA: Estilizar, Ocultar e integrar.
Estilizar se refiere a cuando un objeto pequeño nos deslumbra por sus funciones y
capacidades, el ocultar toma como ejemplo a una navaja suiza y el oculta hace
referencia a que cuando se ocultan las características y se estilizan los productos
es necesario resaltar su valor. Para la segunda ley se nos habla sobre el organizar
y como esta organización permite que un sistema complejo parezca mas sencillo.
La segunda ley, organizar, nos dice que la organización permite que un sistema
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complejo parezca más sencillo. Nos recuerda la importancia de la estructura y el


orden en la simplificación. Una vez que hemos reducido las opciones a lo esencial,
es crucial organizarlas de manera coherente y accesible. La organización facilita la
comprensión y la navegación, lo que a su vez mejora la experiencia del usuario y
optimiza la eficiencia. En un contexto más amplio, esta ley también puede
aplicarse a la vida cotidiana, alentándonos a establecer prioridades claras y a
gestionar nuestro tiempo y recursos de manera eficaz. La tercera ley, tiempo, nos
dice que el ahorro de tiempo nos simplifica las cosas. Esta ley nos recuerda que la
simplicidad no es un estado estático, sino un proceso continuo de refinamiento y
adaptación. En un mundo en constante cambio, la simplicidad requiere flexibilidad
y capacidad de respuesta. Este principio nos insta a considerar cómo evolucionará
un diseño o una solución con el tiempo y a anticipar posibles necesidades futuras.
Además, nos invita a ser conscientes del tiempo que dedicamos a nuestras
actividades y relaciones, fomentando la eliminación de lo que no contribuye a
nuestro bienestar y crecimiento personal. La cuarta ley, aprendizaje, dicta que el
conocimiento lo es todo. Esta cuarta ley reconoce que la simplicidad no siempre
es intuitiva y que el proceso de simplificación requiere aprendizaje y
experimentación. Al abrazar la curiosidad y la disposición a aprender, podemos
descubrir nuevas formas de simplificar y mejorar nuestras vidas. Este principio nos
insta a ser humildes y a estar abiertos a nuevas ideas y perspectivas, lo que nos
permite crecer y evolucionar tanto a nivel individual como colectivo. La quinta ley,
diferencias, reconoce que la simplicidad y la complejidad se necesitan entre sí.
Esta ley celebra la diversidad y la singularidad como fuentes de riqueza y
creatividad. En un mundo que tiende hacia la homogeneización, esta ley nos
recuerda la importancia de valorar y cultivar nuestras diferencias. Al reconocer y
celebrar la diversidad en todas sus formas, podemos enriquecer nuestras vidas y
comunidades, creando un mundo más vibrante y equitativo. La sexta ley, contexto,
dice que lo que se encuentra en el límite de la simplicidad también es relevante.
Es importante darle un cierto valor a la nada, el espacio en blanco nos ayuda a
centrarnos, a valorar lo que sí hay. El ambiente completa la experiencia y los
pequeños detalles, en un determinado momento pueden tomar el primer plano de
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nuestra atención. Por eso para asegurarnos la simplicidad del ambiente debemos
prestar atención a todo aquello que parece no tener importancia. La séptima ley,
emoción, nos comenta que es preferible que haya mas emociones a que haya
menos. Pensando en por ejemplo el auge de las carcasas de teléfono, no es para
todos y que cada uno desea darle un toque de sentimiento a su objeto, a menudo
a costa de la propia simplicidad. Está claro que a veces hay que sacrificar un poco
de simplicidad para poder crear un objeto deseable. La octava ley, confianza, dicta
que confiamos en la simplicidad. A menudo y cada vez más, la simplicidad de un
sistema radica en cuán bien nos conoce y cuantos datos tiene de nosotros para
poder anticipar nuestras decisiones y simplificarnos la vida. Será necesaria ese
sacrificio de intimidad en post de la simplicidad. Por otra parte, la confianza en
nosotros mismos utilizando ese sistema se verá reforzada si en todo momento
tenemos la posibilidad de deshacer cualquier acción. La novena ley, fracaso, en
algunos casos nunca es posible alcanzar la simplicidad. A parte de mencionar sus
propios fracasos en relación con el propio libro, en esta ley Maeda no aporta
mucho más que el manido consejo de sacar aprendizajes de los fracasos. La
décima y ultima ley, la única, la simplicidad consiste en sustraer lo que es obvio y
añadir lo especifico. La simplicidad es desesperadamente sutil, y muchas de las
características que la definen son implícitas. Cuando todo lo demás falla, debemos
recordar que la clave para la simplificación es eliminar lo obvio y resaltar lo que es
importante y diferente. Hablando de las tres claves Lejos, Arriba y Energía. La
primera nos dicta que se apuesta por la simplicidad de lo remoto, de conectarse
de forma sencilla a un complejo sistema remoto. La segunda nos indica que
apostar por el open source o por abrirse a terceros con APIs públicas simplifica
también los problemas y abre un mundo de posibilidades. Y finalmente la tercera
clave nos indica que Mientras los dispositivos no puedan se autosuficiente
energéticamente siempre tendremos un punto de complejidad. Por otra parte,
deberíamos avanzar hacia un futuro más eficiente si nos importa algo el planeta.
En conclusión, las leyes de la simplicidad de John Maeda ofrecen una gran ayuda
para abordar la complejidad del mundo contemporáneo. Al reducir, organizar,
considerar el tiempo, aprender y celebrar nuestras diferencias, podemos
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simplificar nuestras vidas y diseñar experiencias más claras, significativas y


satisfactorias. En un momento en el que la sobrecarga de información y opciones
amenaza con abrumarnos, estas leyes nos brindan orientación e inspiración para
encontrar la belleza y la armonía en la simplicidad.

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