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Romero Feris (Constituyente electo encargado de la reforma) dedujo acción de amparo contra el
Estado Nacional atacando de inconstitucionalidad el artículo 5 de la lay 24.309 (sobre la necesidad de
reforma).
Este art. decía que la Convención podía tratar separadamente los temas a reformar, salvo los
incorporados en el Núcleo de Coincidencia Básicas que serían votados en forma conjunta – clausula
cerrojo(los aceptaba o los rechazaba todos); explicando que ello limitaba su participación en el debate
de esos temas como convencional.
La Cámara rechazó el amparo y Romero Feris presento recurso Extraordinario, la cual fue desestimada
exponiendo que la Convención Constituyente ya había regulado la forma de votar los temas del Núcleo
a través de su reglamento por lo que resulta abstracto el juzgamiento del mismo; inlcuso el poder
Judicial no puede intervenir en un proceso que llevan los otros poderes(los cuales no vieron conflicto
alguno); considerándolo una causa no justiciable.
El Dr. FAYT voto en disidencia explicando que Congreso no puede asumir funciones constituyentes
ni convertir a la Convención en un órgano de ratificación de una reforma hecha por el Congreso (art.
30) y que los convencionales representan al pueblo y que si se limita su representación lo que se limita
es al pueblo, por ello el articulo 5 de la ley 24.309 viola el procedimiento de la legitima reforma.
FALLO POLINO :
En 1993,
Hechos:
Los demandantes, Polino y Bravo (del Partido Socialista), invocando su condición de ciudadanos y de
diputados de la Nación solicitaron la nulidad del proceso constituyente, cuya primera fase concluyó
con la sanción de la ley 24.309, que declaró la necesidad de reforma de la CN.
El juez del tribunal de primera instancia le negó legitimación a los actores, pues en cuanto ciudadanos
–consideró- no invocan la violación de un derecho o interés propio y en cuanto a su condición de
diputados, ella habilita para cumplir con sus funciones defendiendo los intereses de los ciudadanos
pero sólo en los límites de las facultades que les asigna la CN.
Opinión mayoritaria:
La condición de ciudadano que invocan los demandantes no es apta por carecer de un interés
concreto, inmediato y sustancial.
El sistema de control constitucional en la esfera federal excluye el control genérico o abstracto, lo que
impide que la actividad del tribunal se extienda adquiriendo las características del poder legislativo.
El apelante solo invoca una preocupación muy general y es cargo que ocupa sólo lo habilita para
actuar como tal dentro del organismo que integra.
El art. 30 de la CN sólo exige que la necesidad de reforma sea declarada por el Congreso con el voto de
dos terceras partes, al menos de sus miembros, sin exigir que sea declarada necesariamente en forma
de ley. Por esto, el Congreso se mantuvo dentro del marco exigido en la disposición
Opinión minoritaria:
Dr. Fayt
Sólo debe considerarse ley a aquella que lo es en sentido constitucional, por lo que debieron seguirse
las formalidades previstas en la CN.
Frente a violaciones como las que se alegaron no puede sostenerse que la cuestión sea ajena al control
judicial, pues se encuentra en juego la validez misma del proceso de reforma de la CN.
Todos los ciudadanos están igualmente habilitados para defender la CN cuando ella es colocada bajo la
amenaza cierta de ser alterada por maneras diferentes de las que ella prevé.
La declaración formulada requiere una expresión de voluntad de dos tercios de ambas cámaras, lo cual
no ocurrió, pues las declaraciones de ambas cámaras difieren.
Esto sumado a los condicionamientos que impusieron la aceptación o el rechazo total de una cantidad
de disposiciones excede las facultades del Congreso.
Dr Boggiano
No puede considerarse satisfecho el requisito de mayorías del art. 30 de la Carta Magna pues
senadores y diputados aprobaron cosas distintas.
En el mal llamado periodo de aquí a 1816/1853 sirvió para conformar las autonomías provinciales lo
que se consagró en el momento Constituyente originario 1853/60 recuperar la democracia en 1983
hubo un proceso de modificación de las cartas constitucionales y producida la reforma de 1994 la
provincia nuevamente adecuar la normativa según la nacional.
CASO MENDOZA:
Invocando ese grado de autonomía que predicaba Longhi, la Convención constituyente que reformo
la ley fundamental de la provincia de Mendoza, en 1965, alcanzó en la sanción de puntos que no
estaban comprendidos en la ley que dicto la Legislatura local al declarar necesaria la revisión.
En efecto, alegando que la constitución de ese estado provincial en los casos de reforma parcial, no
facultaba a la Legislatura a definir los tópicos sobre los que va a versar la tarea del constituyente, la
asamblea mendocina altero el mecanismo de elección de gobernador y vice, contemplado en los art.
120 a 127.
Tan clara transgresión a los principios que gobiernan la materia concluyo impune y las normas así
elaboradas continuaron vigentes, ya que tampoco tuvo andamiento la objeción judicial que de la
irregularidad se intentara.
CASO TUCUMÁN:
Allí el órgano que ejercía el poder constituyente para la reforma total de la constitución la que el
Estado consagro con su reglamento el principio de vigencia inmediata de todas las sanciones que
realizara.
Impugnada esa determinación de la convención ante la justicia de la corte suprema de esa provincia
declaro inconstitucional entre otros artículos al precepto objetado. El tribunal fundo su determinación
en las dificultades interpretativas que generarían reformas parciales integradas al viejo cuerpo de la
constitución provincial, la que si aparecía parcialmente vigente y parcialmente derogada- con grave
riesgo de hacer ineficaz la función de la limitación del poder, introduciendo el desorden y el caos
institucional… y frustrándose el transito ordenado de una constitución a otra.
Discrepamos con el sentido del fallo apuntado, toda vez que si la convención fue habilitada para una reforma
total la metodología que adopto para cumplir con esa tarea era patrimonio de su exclusiva incumbencia, un rito
domestico propio del reglamento, con más precisión, una facultad privativa que al ser razonable no autorizaba la
intromisión de otro poder.