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CORTE I N TERAM ERI CAN A D E D ERECH OS H UM AN OS ∗

CASO ARTAVI A M URI LLO Y OTROS ( “FECUN D ACI ÓN I N V I TRO”) VS. COSTA RI CA

RESUM EN OFI CI AL EM I TI D O POR LA CORTE I N TERAM ERI CAN A

D E LA SEN TEN CI A D E 2 8 D E N OV I EM BRE D E 2 0 1 2


( EXCEPCI ON ES PRELI M I N ARES, FON D O, REPARACI ON ES Y COSTAS)

El present e caso se r elaciona los efect os de la sent encia em it ida por la Sala Const it ucional
de la Cort e Supr em a de Cost a Rica de 15 de m arzo de 2000, m ediant e la cual se declaró
inconst it ucional el Decr et o Ej ecut ivo No. 24029- S, en el cual se r egulaba la t écnica de
Fecundación I n Vit ro ( FI V) en el país. Est a sent encia im plicó que se prohibiera la FI V en
Cost a Rica, y en part icular, gener ó que algunas de las víct im as del present e caso debieran
int errum pir el t rat am ient o m édico que habían iniciado, y que ot ras se vier on obligadas a
viaj ar a ot r os países par a poder acceder a la FI V.

El 28 de noviem bre de 2012 la Cort e I nt eram ericana de Der echos Hum anos ( en adelant e “ la
Cort e I nt eram ericana” , “ la Cort e” o “ el Tribunal” ) em it ió la Sent encia, en la cual desest im ó
las excepciones prelim inares int erpuest a por el Cost a Rica ( en adelant e el “ Est ado” ) .
Asim ism o, la Cort e declaró a Cost a Rica responsable int ernacionalm ent e por haber
vulnerado el der echo a la vida privada y fam iliar y el derecho a la int egridad per sonal en
relación con la aut onom ía personal, a la salud sexual, el der echo a gozar de los beneficios
del progreso cient ífico y t ecnológico y el principio de no discrim inación, consagrados en los
art ículos 5.1, 7, 11.2 y 17.2 en relación con el art ículo 1.1 de la Convención Am ericana en
perj uicio de Gr et t el Art avia Murillo, Miguel Mej ías Carballo, Andrea Bianchi Bruna, Germ an
Albert o Moreno Valencia, Ana Crist ina Cast illo León, Enrique Acuña Cart ín, I leana Henchoz
Bolaños, Miguel Ant onio Yam uni Zeledón, Claudia María Carro Maklouf, Víkt or Hugo
Sanabria León, Karen Espinoza Vindas, Héct or Jim énez Acuña, Maria del Socorr o Calderón
P., Joaquinit a Arroy o Fonseca, Geovanni Ant onio Vega, Carlos E. Var gas Solórzano, Juliet a
González Ledezm a y Oriest er Roj as Car ranza.

I . Ex ce pcion e s pr e lim in a r e s

El Est ado int erpuso t r es expeciones pr elim inares: i) la falt a de agot am ient o de recursos
int ernos; ii) la ext em poraneidad de la pet ición present ada por Karen Espinoza y Héct or


I nt egrada por los siguient es j ueces: Diego García- Sayán, Pr esident e; , Leonardo A. Franco, Juez;
Margaret t e May Macaulay, Jueza; Rhadys Abreu Blondet , Jueza, Eduardo Vio Grossi, Juez, y Albert o Pérez Pérez,
Juez. El Juez, Manuel E. Vent ura Robles, de nacionalidad cost arricence, no part icipó en el present e caso de
conform idad con el art ículo 19.1 del Reglam ento de la Cort e. El Secret ario del Tribunal es Pablo Saavedra
Alessandri y la Secret aria Adj unt a es Em ilia Segares Rodríguez.
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Jim énez, y iii) la incom pet encia de la Cort e I nt eram ericana para conocer de hechos
sobr evinient es a la present ación de la pet ición.

Al analizar su procedencia, la Cort e desest im ó las t res ex cepciones prelim inares


int erpuest as por Cost a Rica: i) respect o a la expeción pr elim inar de previo agot am ient o de
los recur sos int ernos, el Tribunal m anifest ó que era irrazonable exigir a las víct im as que
t uvieran que seguir agot ando recursos de am paro si la m ás alt a inst ancia j udicial en m at eria
const it ucional se había pronunciado sobr e los aspect os específicos que cont r oviert en las
presunt as víct im as¡, y que la función de dicho recurso en el ordenam ient o j urídico int erno
no era idónea para prot eger la sit uación j urídica infringida y, en consecuencia, no podía ser
considerado com o un r ecurso int erno que debió ser agot ado; ii) con r elación a la excepción
de ext em poraneidad de la pet ición present ada por Karen Espinoza y Héct or Jim énez, el
Tribunal dest acó que el present e caso exigía una int erpr et ación del requisit o de los 6 m eses
est ablecido en el art ículo 46.1.b, por cuant o una parej a podía t om ar m eses o años en
decidir si acude a una det erm inada t écnica de reproducción asist ida o a ot ras alt ernat ivas,
de m aner a que no era posible generar en las presunt as víct im as una carga de t om ar una
decisión de present ar una pet ición ant e el Sist em a I nt eram ericano en un det erm inado
periodo de t iem po, y iii) por últ im o, sobr e la excepción de la incom pet encia de la Cort e
I nt eram ericana para conocer de hechos sobr evinient es a la present ación de la pet ición, el
Tribunal consideró que no cor respondía pronunciarse de form a prelim inar sobre el m arco
fáct ico del caso, ya que dicho análisis cor respondía al fondo del caso.

I I . Fon do

a . Sín t e sis de los h e ch os p r in cip a le s

La infert ilidad puede ser definida com o la im posibilidad de alcanzar un em barazo clínico
luego de haber m ant enido relaciones sexuales sin prot ección durant e doce m eses o m ás.
Las t écnicas o pr ocedim ient os de r epr oducción asist ida son un grupo de difer ent es
t rat am ient os m édicos que se ut ilizan para ayudar a las personas y par ej as infért iles a lograr
un em barazo, las cuales incluyen “ la m anipulación, t ant o de ov ocit os com o de
esperm at ozoides, o em briones [ …] para el est ablecim ient o de un em barazo” . Por su part e,
la FI V es “ un procedim ient o en el cual los óvulos de una m uj er son rem ovidos de sus
ovarios, ellos son ent onces fert ilizados con esperm a en un procedim ient o de laborat orio,
una vez concluido est o el óvulo fert ilizado ( em brión) es devuelt o al út er o de la m uj er ” . Est a
t écnica se aplica cuando la infert ilidad se debe a la ausencia o bloqueo de las t rom pas de
Falopio de la m uj er, es decir, cuando un óvulo no puede pasar hacia las t rom pas de Falopio
para ser fert ilizado y post erior m ent e im plant ado en el út ero, o en casos donde la infert ilidad
recae en la parej a de sex o m asculino, así com o en los casos en que la causa de la
infert ilidad es desconocida. Las fases que se siguen durant e el la FI V son las siguient es: i)
inducción a la ovulación; ii) aspiración de los óvulos cont enidos en los ovarios; iii)
insem inación de óvulos con esperm at ozoides; iv) observación del proceso de fecundación e
incubación de los em briones, y v) t r ansfer encia em brionaria al út ero m at erno.

El prim er nacim ient o de un bebe product o de la FI V ocurrió en I nglat erra en 1978. En


Lat inoam érica, el nacim ient o del prim er bebe pr oduct o de la FI V y la t ransfer encia
em brionaria fue report ado en 1984 en Argent ina. Desde que fuera r eport ado el nacim ient o
de la prim era persona com o r esult ado de Técnicas de Reproducción Asist ida ( en adelant e
“ TRA” ) , “ cinco m illones de personas han nacido en el m undo gracias a los avances de est a
[ t ecnología] ” . Asim ism o, “ [ a] nualm ent e, se r ealizan m illones de pr ocedim ient os de TRA. Las
est im aciones par a 2008, com pr enden 1.600.000 t rat am ient os que dier on origen a 400.000
per sonas nacidas ent r e 2008 y sept iem bre de 2009” en el m undo. En Lat inoam érica “ se
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est im a que ent re 1990 y 2010 150.000 personas han nacido” de acuerdo con el Regist ro
Lat inoam ericano de Reproducción Asist ida.

En Cost a Rica, el Decr et o Ej ecut ivo No. 24029- S de 3 de febr er o de 1995, em it ido por el
Minist erio de Salud, aut orizaba la práct ica de la FI V para par ej as conyugales y regulaba su
ej ecución. En su art ículo 1° el Decr et o Ej ecut ivo r egulaba t écnicas de reproducción asist ida
ent re cónyuges, y est ablecía reglas para su realización. La FI V fue pract icada en Cost a Rica
ent re 1995 y 2000 y en ese lapso nacier on 15 cost ar ricenses.

El 7 de abril de 1995 se present ó una acción de inconst it ucionalidad cont ra dicho Decret o
Ej ecut ivo, ut ilizando diver sos alegat os sobr e violación del derecho a la vida. El 15 de m arzo
de 2000, la Sala Const it ucional de la Cort e Suprem a em it ió sent encia, m ediant e la cual
declaró “ con lugar la acción [ y] se anula por inconst it ucional [ …] el Decret o Ej ecut ivo No.
24029- S” . Las razones esgrim idas por la Sala Const it ucional para m ot ivar su decisión
fuer on, en prim er lugar, la “ infracción del principio de r eserva legal” , debido a que concluyó
que el Decr et o Ej ecut ivo r egulaba el “ derecho a la vida y a la dignidad del ser hum ano” ,
razón por la cual “ [ l] a regulación de est os der echos por el Poder Ej ecut ivo r esult a[ ba]
incom pat ible con el Der echo de la Const it ución” , por cuant o “ solam ent e m ediant e ley
for m al, em anada del Poder Legislat ivo por el pr ocedim ient o pr evist o en la Const it ución para
la em isión de las leyes, es posible regular y, en su caso, rest ringir los der echos y libert ades
fundam ent ales” . En segundo lugar, la Sala Const it ucional det erm inó que las práct icas de FI V
“ at ent an claram ent e cont ra la vida y la dignidad del ser hum ano” , por cuant o: i) “ [ e] l ser
hum ano es t it ular de un der echo a no ser privado de su vida ni a sufrir at aques ilegít im os
por part e del Est ado o de part iculares, pero no sólo eso: el poder público y la sociedad civil
deben ayudarlo a defender se de los peligros para su vida” ; ii) “ en cuant o ha sido concebida,
una persona es una per sona y est am os ant e un ser vivo, con derecho a ser prot egido por el
ordenam ient o j urídico” , y iii) “ com o el derecho [ a la vida] se declara a favor de t odos, sin
excepción, debe pr ot eger se t ant o en el ser ya nacido com o en el por nacer” .

Finalm ent e, la Sala Const it ucional concluyó:

El em brión hum ano es persona desde el m om ent o de la concepción, por lo que no puede ser t rat ado com o
obj eto, para fines de invest igación, ser som et ido a procesos de selección, conservado en congelación, y lo
que es fundam ent al para la Sala, no es legít im o const it ucionalm ent e que sea expuest o a un riesgo
desproporcionado de m uert e. [ …] La obj eción principal de la sala es que la aplicación de la t écnica im port a
una elevada pérdida de em briones, que no puede j ust ificarse en el hecho de que el obj et ivo de ést a es
lograr un ser hum ano, dot ar de un hij o a una parej a que de ot ra form a no podría t enerlo. Lo esencial es
que los em briones cuya vida se procura prim ero y luego se frustra son seres hum anos y el ordenam iento
const it ucional no adm it e ninguna dist inción ent re ellos. [ …] Según la Sala ha podido const at ar, la
aplicación de la Técnica de Fecundación in Vit ro y Transferencia Em brionaria, en la form a en que se
desarrolla en la act ualidad, at ent a cont ra la vida hum ana. Est e Tribunal sabe que los avances de la ciencia
y la biot ecnología son t an vert iginosos que la t écnica podría llegar a ser m ej orada de t al m anera, que los
reparos señalados aquí desaparezcan. Sin em bargo, las condiciones en las que se aplica act ualm ent e,
llevan a concluir que cualquier elim inación o dest rucción de concebidos – volunt aria o derivada de la
im pericia de quien ej ecut a la t écnica o de la inexact it ud de ést a – viola su derecho a la vida, por lo que la
t écnica no es acorde con el Derecho de la Const it ución y por ello el reglam ento cuest ionado es
inconst it ucional por infracción al art ículo 21 de la Const it ución Polít ica y 4 de la Convención Am ericana
sobre Derechos Hum anos. Por cont ravenir la t écnica, considerada en sí m ism a, el derecho a la vida, debe
dej arse expresa const ancia de que, ni siquiera por norm a de rango legal es posible aut orizar
legít im am ent e su aplicación, al m enos, se insist e, m ientras su desarrollo cient ífico perm anezca en el
act ual est ado y signifique el daño conscient e de vidas hum anas. ( Añadido fuera del t exto original)

De la prueba que obra en el expedient e, Cost a Rica es el único Est ado en el m undo que
prohíbe de m aner a expr esa la FI V.

Por ot r a part e, la Cort e realizó un recuent o de la sit uación part icular de las nueve parej as
que son víct im as en el present e caso, en el cual se evidenció: i) las causas de infert ilidad de
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cada par ej a; ii) los t rat am ient os a los cuales r ecur rier on para com bat ir dicha condición; iii)
las razones por las cuales acudieron a la FI V; iv) los casos en que se int er rum pió el
t rat am ient o para realizar la FI V debido a la sent encia de la Sala Cuart a, y v) los casos en
que las parej as debier on viaj ar al ext erior para realizarse dicho pr ocedim ient o.

b. Con clu sion e s y de t e r m in a cion e s d e la Cor t e

1. Alca n ce d e los de r e ch os a la in t e g r ida d p e r son a l, libe r t a d pe r son a l y v id a


pr iv a d a y f a m ilia r e n e l pr e se n t e ca so

El art ículo 11 de la Convención Am ericana r equiere la prot ección est at al de los individuos
fr ent e a las acciones ar bit rarias de las inst it uciones est at ales que afect an la vida privada y
fam iliar. Pr ohíbe t oda inj erencia arbit raria o abusiva en la vida privada de las per sonas,
enunciando diversos ám bit os de la m ism a com o la vida privada de sus fam ilias. Adem ás,
est a Cort e ha int erpret ado en form a am plia el art ículo 7 de la Convención Am ericana al
señalar que ést e incluye un concept o de libert ad en un sent ido ext enso com o la capacidad
de hacer y no hacer t odo lo que est é lícit am ent e perm it ido. En ot ras palabras, const it uye el
der echo de t oda persona de organizar, con arr eglo a la ley, su vida individual y social
conform e a sus propias opciones y convicciones. Asim ism o, la Cort e ha r esalt ado el
concept o de libert ad y la posibilidad de t odo ser hum ano de aut o- det erm inarse y escoger
librem ent e las opciones y circunst ancias que le dan sent ido a su exist encia, conform e a sus
propias opciones y conv icciones. La vida privada incluye la form a en que el individuo se v e a
sí m ism o y cóm o decide proy ect arse hacia los dem ás, y es una condición indispensable para
el libre desar rollo de la per sonalidad. Adem ás, la Cort e ha señalado que la m at ernidad
for m a part e esencial del libre desar rollo de la per sonalidad de las m uj eres. Teniendo en
cuent a t odo lo ant erior , la Cort e considera que la decisión de ser o no m adr e o padr e es
part e del der echo a la vida privada e incluye, en el present e caso, la decisión de ser m adr e
o padr e en el sent ido genét ico o biológico.

Adem ás, la Cort e señaló que el art ículo 17 de la Convención Am ericana reconoce el papel
cent ral de la fam ilia y la vida fam iliar en la exist encia de una persona y en la sociedad en
general. La Cort e ya ha indicado que el derecho de prot ección a la fam ilia conlleva, ent re
ot ras obligaciones, a favor ecer, de la m anera m ás am plia, el desar r ollo y la fort aleza del
núcleo fam iliar. Por su part e, el Com it é de Der echos Hum anos ha señalado que la
posibilidad de procr ear es part e del derecho a fundar una fam ilia.

Asim ism o, el Tribunal indicó que el derecho a la vida privada se relaciona con: i) la
aut onom ía reproduct iva, y ii) el acceso a servicios de salud repr oduct iva, lo cual involucra el
der echo de acceder a la t ecnología m édica necesaria para ej ercer ese der echo. Por t ant o,
los der echos a la vida privada y a la int egridad personal se hallan t am bién direct a e
inm ediat am ent e vinculados con la at ención de la salud. La falt a de salvaguardas legales
para t om ar en consider ación la salud reproduct iva puede r esult ar en un m enoscabo grave
del derecho a la aut onom ía y la libert ad repr oduct iva. Respect o a los derechos
reproduct ivos, se indicó que dichos der echos se basan en el reconocim ient o del derecho
básico de t odas las par ej as e individuos a decidir libre y responsablem ent e el núm er o de
hij os, el espaciam ient o de los nacim ient os y el int ervalo ent re ést os y a disponer de la
inform ación y de los m edios para ello y el derecho a alcanzar el nivel m ás elevado de salud
sexual y reproduct iva.

Finalm ent e, el der echo a la vida privada y la libert ad repr oduct iva guarda relación con el
der echo de acceder a la t ecnología m édica necesaria para ej er cer ese der echo. Del der echo
de acceso al m ás alt o y efect ivo pr ogr eso cient ífico para el ej er cicio de la aut onom ía
reproduct iva y la posibilidad de form ar una fam ilia se deriva el der echo a acceder a los
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m ej ores ser vicios de salud en t écnicas de asist encia reproduct iva, y, en consecuencia, la
prohibición de rest ricciones despr opor cionadas e innecesarias de iur e o de fact o para ej ercer
las decisiones r epr oduct ivas.

La Cort e consider ó que el present e caso se t rat a de una com binación part icular de
diferent es aspect os de la vida privada, que se r elacionan con el der echo a fundar una
fam ilia, el derecho a la int egridad física y m ent al, y específicam ent e los derechos
reproduct ivos de las per sonas.

2. Efe ct os de la pr oh ib ición a b solu t a d e la FI V

El Tribunal const at ó que la Sala Const it ucional consider ó que si la t écnica de la FI V podía
realizarse r espet ando un concept o de pr ot ección absolut a de la vida del em brión, ést a
podría ser pract icada en el país. Sin em bargo, la Cort e consider ó que si bien en la sent encia
de la Sala Const it ucional se ut ilizaron palabras condicionant es para adm it ir la práct ica de la
FI V en el país, lo ciert o es que doce años después de em it ida la sent encia, dicha t écnica no
se r ealiza en Cost a Rica. Por ello, el Tribunal est im ó que la “ condición suspensiva”
est ablecida en la sent encia, hast a el m om ent o, no ha producido efect os práct icos reales. Por
ello, sin ent rar a cat alogarla com o prohibición “ absolut a” o “ r elat iva” , fue posible concluir
que la decisión de la Sala Const it ucional ocasionó com o hecho no cont rov ert ido que la FI V
no se pract ique en el t er rit orio cost ar ricense y que, por t ant o, las parej as que deseen a
acudir a dicha t écnica, no pueden llevarla a cabo en su país. Adem ás, debido a que la Sala
Const it ucional condicionó la posibilidad de realizar la t écnica a que no hubiera pérdida
em brionaria alguna en la aplicación de la m ism a, est o im plica, en la práct ica, una
prohibición de la m ism a, t oda vez que la prueba en el expedient e indicó que, hast a el
m om ent o, no exist e una opción para pract icar la FI V sin que exist a alguna posibilidad de
pérdida em brionaria.

Asim ism o, dicha sent encia generó la int errupción del t rat am ient o m édico que habían
iniciado algunas de las presunt as víct im as del present e caso, m ient ras que ot ras se vier on
obligadas a viaj ar a ot r os países para poder acceder a la FI V. Est os hechos const it uyeron
una int erfer encia en la vida privada y fam iliar de las víct im as, quienes debieron m odificar o
variar las posibilidades de acceder a la FI V, lo cual const it uía una decisión de las parej as
respect o a los m ét odos o práct icas que deseaban int ent ar con el fin de procr ear un hij o o
hij a biológicos. La Cort e pr ecisó que la inj erencia en el present e caso no se encuent ra
relacionada con el hecho de que las fam ilias hayan o no podido t ener hij os, pues aún si
hubieran podido acceder a la t écnica de la FI V, no es posible det erm inar si dicho obj et ivo se
hubiera podido alcanzar, por lo que la inj erencia se circunscribe a la posibilidad de t om ar
una decisión aut ónom a sobr e el t ipo de t rat am ient os que querían int ent ar para ej ercer sus
der echos sexuales y reproduct ivos.

3. I n t e r pr e t a ción d e l a r t ícu lo 4 .1 de la Con v e n ción Am e r ica n a e n lo r e le v a n t e


pa r a e l p r e se n t e ca so

La decisión de la Sala Const it ucional consideró que la Convención Am ericana exigía prohibir
la FI V t al com o se encont raba regulada en el Decret o Ej ecut ivo, por lo que la Sala int erpret ó
el art ículo 4.1 de la Convención en el ent endido de que dicho art ículo exigía una prot ección
absolut a del em brión. Sin em bargo, est a Cort e es la int érpr et e aut orizada de la Convención,
por lo cual est im ó r elev ant e analizar si la int erpret ación de la Conv ención que sust ent ó las
inj erencias ocur ridas era adm isible a la luz de dicho t r at ado y t eniendo en cuent a las
fuent es de derecho int ernacional pert inent es. En part icular, la Cort e exam inó el alcance de
los art ículos 1.2 y 4.1 de la Convención Am ericana r espect o a las palabras " persona" , " ser
hum ano" , " concepción" y " en general" . Para ello, se r ealizó una int erpret ación: i) conform e
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al sent ido cor rient e de los t érm inos; ii) sist em át ica e hist órica; iii) ev olut iva, y iv) del
obj et o y fin del t rat ado.

3 .1 . I n t e r pr e t a ción con for m e a l se n t ido cor r ie n t e de los t é r m in os

En el present e caso, la Cort e obser vó que el concept o de " persona" es un t érm ino j urídico
que se analiza en m uchos de los sist em as j urídicos int ernos de los Est ados Part e. Sin
em bargo, para efect os de la int erpret ación del art ículo 4.1, la definición de persona est á
anclada a las m enciones que se hacen en el t rat ado r espect o a la " concepción" y al " ser
hum ano" , t érm inos cuy o alcance debe valorarse a part ir de la lit erat ura cient ífica.

El Tribunal hizo not ar que la prueba en el expedient e evidenciaba com o la FI V t ransform ó la


discusión sobre cóm o se ent endía el fenóm eno de “ la concepción” . En efect o la FI V r eflej a
que puede pasar un t iem po ent re la unión del óvulo y el esperm at ozoide, y la im plant ación.
Por t al razón, la definición de “ concepción” que t enían los r edact or es de la Convención
Am ericana ha cam biado.

La Cort e obser vó que en el cont ext o cient ífico act ual se dest acan dos lect uras difer ent es del
t érm ino “ concepción” . Una corrient e ent iende “ concepción” com o el m om ent o de encuent r o,
o de fecundación, del óvulo por el esperm at ozoide. De la fecundación se genera la creación
de una nueva célula: el cigot o. Ciert a prueba cient ífica considera al cigot o com o un
organism o hum ano que alberga las inst rucciones necesarias para el desarr ollo del em brión.
Ot ra cor rient e ent iende “ concepción” com o el m om ent o de im plant ación del óvulo fecundado
en el út ero. Lo ant erior, debido a que la im plant ación del óvulo fecundado en el út ero
m at erno facult a la conexión de la nueva célula, el cigot o, con el sist em a circulat orio
m at erno que le perm it e acceder a t odas las horm onas y ot r os elem ent os necesarios para el
desarr ollo del em brión.

Por ot ra part e, r espect o a la cont rov er sia de cuándo em pieza la vida hum ana, la Cort e
considera que se t rat a de una cuest ión valorada de diversas form as desde una perspect iva
biológica, m édica, ét ica, m oral, filosófica y r eligiosa, y coincide con t ribunales
int ernacionales y nacionales, en el sent ido que no exist e una definición consensuada sobre
el inicio de la vida. Sin em bargo, para la Cort e es claro que hay concepciones que ven en los
óvulos fecundados una vida hum ana plena. Algunos de est os plant eam ient os pueden ser
asociados a concepciones que le confier en ciert os at ribut os m et afísicos a los em briones.
Est as concepciones no pueden j ust ificar que se ot orgue pr evalencia a ciert o t ipo de
lit erat ura cient ífica al m om ent o de int erpret ar el alcance del derecho a la vida consagrado
en la Conv ención Am ericana, pues ello im plicaría im poner un t ipo de cr eencias específicas a
ot ras personas que no las com part en.

No obst ant e lo ant erior, la Cort e consideró que es pr ocedent e definir, de acuerdo con la
Convención Am ericana, cóm o debe int erpr et ar se el t érm ino “ concepción” . Al respect o, la
Cort e r esalt ó que la prueba cient ífica concuerda en diferenciar dos m om ent os
com plem ent arios y esenciales en el desarr ollo em brionario: la fecundación y la
im plant ación. El Tribunal obser vó que sólo al cum plirse el segundo m om ent o se cierr a el
ciclo que perm it e ent ender que exist e la concepción. Teniendo en cuent a la prueba cient ífica
present ada por las part es en el present e caso, el Tribunal const at ó que, si bien al ser
fecundado el óvulo se da paso a una célula diferent e y con la inform ación genét ica suficient e
para el posible desarr ollo de un “ ser hum ano” , lo ciert o es que si dicho em brión no se
im plant a en el cuerpo de la m uj er sus posibilidades de desarr ollo son nulas. Si un em brión
nunca lograra im plant arse en el út er o, no podría desar rollarse pues no r ecibiría los
nut rient es necesarios, ni est aría en un am bient e adecuado par a su desarr ollo.
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En est e sent ido, la Cort e ent endió que el t érm ino “ concepción” no puede ser com pr endido
com o un m om ent o o pr oceso excluyent e del cuerpo de la m uj er, dado que un em brión no
t iene ninguna posibilidad de super vivencia si la im plant ación no sucede. Prueba de lo
ant erior, es que sólo es posible est ablecer si se ha producido o no un em barazo una vez se
ha im plant ado el óvulo fecundado en el út er o, al producirse la horm ona denom inada
“ Gonodat r opina Coriónica” , que sólo es det ect able en la m uj er que t iene un em brión unido a
ella. Ant es de est o es im posible det erm inar si en el int erior del cuerpo ocur rió la unión ent re
el óvulo y un esperm at ozoide y si est a unión se perdió ant es de la im plant ación.

Teniendo en cuent a lo ant erior, el Tribunal ent endió que el t érm ino “ concepción” desde el
m om ent o en que ocur r e la im plant ación, razón por la cual consideró que ant es de est e
ev ent o no pr ocede aplicar el art ículo 4 de la Convención Am ericana. Asim ism o, la expr esión
" en general" perm it e inferir ex cepciones a una r egla, pero la int erpr et ación según el sent ido
corrient e no perm it e pr ecisar el alcance de dichas excepciones.

3 .2 . I nt e r pr e t a ción sist e m á t ica e h ist ór ica

La Sala Const it ucional y el Est ado sust ent aron sus argum ent os a part ir de una
int erpr et ación de la Declaración Universal de Der echos Hum anos, el Pact o I nt ernacional de
Der echos Civiles y Polít icos, la Conv ención sobr e los Der echos del Niño y la Declaración de
los Der echos del Niño de 1959. En part icular, el Est ado afirm ó que ot r os t rat ados dist int os a
la Convención Am ericana exigen la prot ección absolut a de la vida prenat al. Por t ant o, la
Cort e analizó alegat o a part ir de una valoración general de lo dispuest o por los sist em as de
prot ección r espect o a la prot ección del derecho a la vida, en part icular: i) el Sist em a
I nt eram ericano; ii) el Sist em a Universal; iii) el Sist em a Eur opeo, y iv) el Sist em a Africano.
Asim ism o, la Cort e est udió los t rabaj os preparat orios de dichos t rat ados.

3 .2 .1 . Sist e m a I n t e r a m e r ica n o d e D e r e ch os H u m a n os

De los ant ecedent es de la Declaración Am ericana, la Cort e consider ó que los t rabaj os
preparat orios no ofr ecían una respuest a definit iva sobre el punt o en cont rov er sia.Respect o a
la Convención Am ericana, la Cort e observ ó que durant e los t rabaj os pr eparat orios se
ut ilizaron los t érm inos “ per sona” y “ ser hum ano” sin la int ención de hacer una diferencia
ent re est as dos expr esiones. El art ículo 1.2 de la Convención pr ecisó que los dos t érm inos
deben ent enderse com o sinónim os. Por t ant o, la Cort e concluyó que los t rabaj os
preparat orios de la Convención indican que no pr osperar on las propuest as de elim inar la
expr esión “ y, en general, desde el m om ent o de la concepción” , ni la de las delegaciones que
pedían elim inar solo las palabras " en general” .

Por ot ra part e, la Cort e indicó que la expr esión “ t oda per sona” es ut ilizada en num erosos
art ículos de la Convención Am ericana y de la Declaración Am ericana. Al analizar t odos est os
art ículos no es fact ible sost ener que un em brión sea t it ular y ej erza los derechos
consagrados en cada uno de dichos art ículos. Asim ism o, t eniendo en cuent a lo ya señalado
en el sent ido que la concepción sólo ocurr e dent ro del cuerpo de la m uj er , se puede concluir
respect o al art ículo 4.1 de la Convención que el obj et o direct o de pr ot ección es
fundam ent alm ent e la m uj er em barazada, dado que la defensa del no nacido se r ealiza
esencialm ent e a t ravés de la prot ección de la m uj er. Por t odo lo ant erior, la Cort e concluyó
que la int erpret ación hist órica y sist em át ica de los ant ecedent es exist ent es en el Sist em a
I nt eram ericano, confirm a que no es pr ocedent e ot orgar el est at us de persona al em brión.
8

3 .2 .2 . Sist e m a Un iv e r sa l de D e r e ch os H u m a n os

La Cort e señaló que la expresión “ ser hum ano” , ut ilizada en la Declaración Universal de
Der echos Hum anos, de acuerdo con los t rabaj os preparat orios, no fue ent endida en el
sent ido de incluir al no nacido. Asim ism o, indicó que los t rabaj os pr eparat orios del art ículo
6.1 del PI DCP indican que los Est ados no pr et endían t rat ar al no nacido com o per sona y
ot orgarle el m ism o nivel de pr ot ección que a las personas nacidas. I gualm ent e, m anifest ó
que las decisiones Com it é de Derechos Hum anos perm it en afirm ar que del PI DCP no se
deriva una pr ot ección absolut a de la vida prenat al o del em brión.

Respect o a la Conv ención sobr e la Elim inación de Todas las Form as de Discrim inación
Cont ra la Muj er, la Cort e señaló que los inform es del Com it é para la Elim inación de la
Discrim inación Cont ra la Muj er ( en adelant e Com it é de la “ CEDAW” por sus siglas en ingles)
dej an en claro que los principios fundam ent ales de igualdad y no discrim inación exigen
privilegiar los der echos de la m uj er em barazada sobr e el int erés de prot eger la vida en
for m ación.

Por últ im o, indicó que los art ículos 1 y 6.1 de la Conv ención sobr e los Der echos del Niño no
se r efier en de m anera explícit a a una prot ección del no nacido. El Pr eám bulo hace referencia
a la necesidad de brindar “ pr ot ección y cuidado especiales [ …] ant es [ …] del nacim ient o" .
Sin em bargo, los t rabaj os preparat orios indican que est a frase no t uvo la int ención de hacer
ext ensivo al no nacido lo dispuest o en la Conv ención, en especial el der echo a la vida.

3 .2 .3 . Sist e m a Eu r ope o d e D e r e ch os H u m a n os

La ant igua Com isión Europea de Der echos Hum anos y el Tribunal Eur opeo de Der echo
Hum anos ( en adelant e el “ TEDH” ) se han pronunciado sobr e el alcance no absolut o de la
prot ección de la vida pr enat al en el cont ext o de casos de abort o y de t rat am ient os m édicos
relacionados con la fecundación in vit ro. Así, por ej em plo en el Caso Pat on vs. Reino Unido
la Com isión Europea de Derechos Hum anos sost uvo que los t érm inos en que est á r edact ada
el CEDH “ t ienden a cor roborar la apreciación de que [ el art ículo 2] no incluye al que est á
por nacer” . Agregó que reconocer un der echo absolut o a la vida prenat al sería “ cont rario al
obj et o y propósit o de la Conv ención” .

Por su part e, en el Caso Vo. Vs. Francia, el Tribunal Europeo señaló que “ se puede
considerar que los Est ados est án de acuerdo que el em brión/ el fet o es part e de la raza
hum ana[ , pero l] a pot encialidad de est e ser y su capacidad de conver t irse en persona [ …]
requier e prot ección en el nom bre de la dignidad hum ana, sin hacerlo una “ persona” con el
“ der echo a la vida” . Respect o a casos r elacionados con la práct ica de la FI V, el TEDH se
pronunció en el caso Ev ans Vs. Reino Unido, en el cual confirm ó que “ los em briones cr eados
por el pet icionario [ y su parej a] no t ienen el der echo a la vida dent ro del significado del
art ículo 2 de la Convención y que no ha, por lo t ant o, habido una violación a t al provisión” .
Mient ras que en los Casos S.H. Vs. Aust ria, y Cost a y Pavan Vs. I t alia, que t rat aron,
respect ivam ent e, de la r egulación de la FI V r espect o a la donación de óvulos y
esperm at ozoides por t er ceros, y del diagnóst ico genét ico pr eim plant acional, el TEDH ni
siquiera se r efirió a una presunt a violación de un der echo pr opio de los em briones.

3 .2 .4 . Sist e m a Afr ica n o de D e r e ch os H u m a n os

La Cort e indicó que el Prot ocolo de la Cart a Africana de Der echos Hum anos y de los Pueblos
Relat ivo a los Derechos de la Muj er ( Prot ocolo de Maput o) , no se pr onuncia sobre el inicio
de la vida, y adem ás est ablece que los Est ados deben t om ar m edidas adecuadas para
“ prot eger los der echos reproduct ivos de la m uj er , perm it iendo el abort o con m edicam ent os
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en casos de agr esión sexual, violación e incest o y cuando la cont inuación del em barazo
ponga en peligro la salud m ent al y física de la em barazada o la vida de la em barazada o del
fet o” .

3 .2 .5 . Con clu sión sobr e la in t e r p r e t a ción sist e m á t ica

La Cort e concluyó que la Sala Const it ucional se basó en el art ículo 4 de la Convención
Am ericana, el art ículo 3 de la Declaración Univer sal, el art ículo 6 del Pact o I nt ernacional de
Der echos Civiles y Polít icos, la Conv ención sobr e los Der echos del Niño y la Declaración de
los Der echos del Niño de 1959. No obst ant e, de ninguno de est os ar t ículos o t rat ados er a
posible sust ent ar que el em brión pueda ser considerado persona en los t érm inos del art ículo
4 de la Conv ención. Tam poco era posible despr ender dicha conclusión de los t rabaj os
preparat orios o de una int erpr et ación sist em át ica de los derechos consagrados en la
Convención Am ericana o en la Declaración Am ericana.

3 .3 . I nt e r pr e t a ción e v olu t iva

En el present e caso, la int erpr et ación ev olut iva era de especial relevancia, t eniendo en
cuent a que la FI V es un procedim ient o que no exist ía al m om ent o en el que los redact or es
de la Convención adopt aron el cont enido del art ículo 4.1 de la Conv ención. Por t ant o, la
Cort e analizó dos t em as: i) los desar rollos pert inent es en el derecho int ernacional y
com parado r espect o al st at us legal del em brión, y ii) las regulaciones y práct icas del
der echo com parado en relación con la FI V.

3 .3 .1 . El e st a t u s le ga l de l e m br ión

La Cort e hizo referencia al Convenio de Oviedo, a varios casos del Tribunal Europeo y a una
sent encia del Tribunal de Just icia de la Unión Eur opea para concluir que las t endencias de
regulación en el der echo int ernacional no llevan a la conclusión que el em brión sea t rat ado
de m anera igual a una per sona o que t enga un derecho a la vida. Asi, por ej em plo, en el en
el Caso Cost a y Pav an Vs. I t alia, el TEDH, en sus consider aciones pr evias sobr e el derecho
eur opeo r elevant e para el análisis del caso, r esalt ó que en “ el caso Roche c. Roche y ot ros
[ …] , la Cort e Supr em a de I rlanda ha est ablecido que el concept o del niño por nacer
( “ unborn child” ) no se aplica a em briones obt enidos en el m arco de una fecundación in
vit ro, y est os últ im os no se benefician de la prot ección previst a por el art iculo 40.3.3 de la
Const it ución de I rlanda que r econoce el der echo a la vida del niño por nacer ” .

3 .3 .2 . Re gu la cion e s y pr á ct ica s sobr e la FI V e n e l de r e ch o com pa r a do

La Cort e consideró que, a pesar de que no exist en m uchas regulaciones norm at ivas
especificas sobr e la FI V en la m ayoría de los Est ados de la r egión, ést os perm it en que la FI V
se pract ique dent ro de sus t errit orios. Ello significa que, en el m arco de la práct ica de la
m ayoría de los Est ados Part e en la Convención, se ha int erpret ado que la Convención
perm it e la práct ica de la FI V. El Tribunal consider ó que est as práct icas de los Est ados se
relacionan con la m anera en que int erpr et an los alcances del art ículo 4 de la Convención,
pues ninguno de dichos Est ados ha considerado que la prot ección al em brión deba ser de t al
m agnit ud que no se perm it an las t écnicas de reproducción asist ida o, part icularm ent e, la
FI V. En ese sent ido, dicha práct ica generalizada est á asociada al principio de prot ección
gradual e increm ent al - y no absolut a- de la vida prenat al y a la conclusión de que el
em brión no puede ser ent endido com o persona.
10

3 .4 . El p r in cip io de in t e r p r e t a ción m á s fa v or a ble y e l ob j e t o y fin d e l t r a t a do

Los ant ecedent es que se han analizado hast a el m om ent o perm it en inferir que la finalidad
del art ículo 4.1 de la Convención es la de salvaguardar el derecho a la vida sin que ello
im plique la negación de ot ros derechos que prot ege la Convención. En ese sent ido, la
clausula " en gener al" t iene com o obj et o y fin el perm it ir que, ant e un conflict o de der echos,
sea posible invocar ex cepciones a la prot ección del derecho a la vida desde la concepción.
En ot ras palabras, el obj et o y fin del art ículo 4.1 de la Conv ención es que no se ent ienda el
der echo a la vida com o un der echo absolut o, cuya alegada prot ección pueda j ust ificar la
negación t ot al de ot ros der echos.

En consecuencia, no es adm isible el argum ent o del Est ado en el sent ido de que sus norm as
const it ucionales ot organ una m ayor prot ección del derecho a la vida y, por consiguient e,
procede hacer prevalecer est e der echo en form a absolut a. Por el cont rario, est a visión niega
la exist encia de derechos que pueden ser obj et o de rest ricciones desproporcionadas baj o
una defensa de la prot ección absolut a del derecho a la vida, lo cual sería cont rario a la
t ut ela de los der echos hum anos, aspect o que const it uye el obj et o y fin del t rat ado.

Por t ant o, la Cort e concluyó que el obj et o y fin de la clausula " en gener al" del art ículo 4.1 es
la de perm it ir, según corr esponda, un adecuado balance ent r e der echos e int er eses en
conflict o. En el caso que ocupa la at ención de la Cort e, bast a señalar que dicho obj et o y fin
im plica que no pueda alegar se la prot ección absolut a del em brión anulando ot ros der echos.

3 .5 . Con clu sión de la in t e r pr e t a ción de l a r t ícu lo 4 .1

La Cort e ut ilizó los diver sos m ét odos de int erpr et ación, los cuales llevaron a r esult ados
coincident es en el sent ido de que el em brión no puede ser ent endido com o persona para
efect os del art ículo 4.1 de la Convención Am ericana. Asim ism o, luego de un análisis de las
bases cient íficas disponibles, la Cort e concluyó que la “ concepción” en el sent ido del art ículo
4.1 t iene lugar desde el m om ent o en que el em brión se im plant a en el út ero, razón por la
cual ant es de est e event o no habría lugar a la aplicación del art ículo 4 de la Convención.
Adem ás, es posible concluir de las palabras “ en general” que la prot ección del derecho a la
vida con arreglo a dicha disposición no es absolut a, sino es gradual e increm ent al según su
desarr ollo, debido a que no const it uye un deber absolut o e incondicional, sino que im plica
ent ender la procedencia de ex cepciones a la r egla general.

4. Pr opor cion a lida d d e la m e dida de p r oh ibición

Est e Tribunal ha est ablecido en su j urisprudencia que un derecho puede ser r est ringido por
los Est ados siem pr e que las inj erencias no sean abusivas o arbit rarias; por ello, deben est ar
previst as en ley en sent ido form al y m at erial, per seguir un fin legít im o y cum plir con los
requisit os de idoneidad, necesidad y propor cionalidad. En el present e caso, la Cort e r esalt ó
que el “ der echo absolut o a la vida del em brión” com o base para la rest ricción de los
der echos involucrados, no t iene sust ent o en la Convención Am ericana, razón por la cual no
fue necesario un análisis en det alle de cada uno de dichos r equisit os, ni valorar las
cont r ov er sias respect o a la declaración de inconst it ucionalidad en sent ido form al por la
presunt a violación del principio de la reserva de ley.

Sin perj uicio de lo ant erior , el Tribunal est im ó pert inent e exponer la form a en que el
sacrificio de los der echos involucrados en el present e caso fue desm edido en relación con
las vent aj as que se aludían con la prot ección del em brión. Para est o, la rest ricción t endría
que lograr una im port ant e sat isfacción de la prot ección de la vida prenat al, sin hacer
nugat orio los derechos a la vida privada y a fundar una fam ilia. La Cort e efect uará una
11

ponderación en la que analizará: i) la severidad de la int erfer encia ocurrida en los derechos
a la vida privada y fam iliar. Asim ism o, est a severidad es analizada desde el im pact o
despr opor cionado r elacionado con: ii) la discapacidad, iii) el géner o y iv) la sit uación
socioeconóm ica. Finalm ent e se ev aluarán v) los alegados logr os alcanzados en la
per secución de la finalidad buscada con la int erfer encia.

4 .1 . Se ve r id a d de la lim it a ción de los de r e ch os in volu cr a dos e n e l pr e se n t e ca so

La Cort e consideró que una de las inj erencias direct as en la vida privada se r elaciona con el
hecho de que la decisión de la Sala Const it ucional im pidió que fueran las parej as quienes
decidieran sobr e si deseaban o no som et er se en Cost a Rica a est e t r at am ient o para t ener
hij os. La inj erencia se hace m ás evident e si se t iene en cuent a que la FI V es, en la m ayoría
de los casos, la t écnica a la que r ecur r en las personas o parej as después de haber int ent ado
ot r os t rat am ient os par a enfrent ar la infert ilidad ( por ej em plo, el señor Vega y la señora
Arr oy o se r ealizaron 21 insem inaciones art ificiales) o, en ot ras circunst ancias, es la única
opción con la que cuent a la persona para poder t ener hij os biológicos, com o en el caso del
señor Mej ías Carballo y la señora Calderón Porr as.

El Tribunal est ableció que dicha inj erencia im plicaba una sev eridad en la lim it ación, por
cuant o, en prim er lugar, la prohibición de la FI V im pact ó en la int im idad de las personas,
t oda v ez que, en algunos casos, uno de los efect os indirect os de la pr ohibición ha sido que,
al no ser posible pract icar est a t écnica en Cost a Rica, los procedim ient os que se im pulsaron
para acudir a un t rat am ient o m édico en el ex t ranj er o exigían exponer aspect os que hacían
part e de la vida privada. En segundo lugar, respect o a la afect ación de la aut onom ía
per sonal y del proy ect o de vida de las parej as, la Cort e obser vó que la FI V suele pract icar se
com o últ im o recurso para superar grav es dificult ades repr oduct ivas. Su prohibición afect a
con m ay or im pact o los planes de vida de las parej as cuya única opción de pr ocrear es la
FI V. En t er cer lugar, se vio afect ada la int egridad psicológica de las personas al negarles la
posibilidad de acceder a un pr ocedim ient o que hace posible desplegar la libert ad
reproduct iva deseada. De m anera que, por las razones señaladas, las parej as sufrieron una
int erfer encia sev era en relación con la t om a de decisiones r espect o a los m ét odos o
práct icas que deseaban int ent ar con el fin de pr ocrear un hij o o hij a biológicos.

4 .2 . Se ve r id a d de la in t e r fe r e n cia com o con se cu e n cia de la discr im in a ción


in d ir e ct a por e l im p a ct o de sp r opor cion a d o r e sp e ct o a disca p a cida d, gé n e r o y
sit u a ción e con óm ica

La Cort e ha señalado que el principio de der echo im perat ivo de pr ot ección igualit aria y
efect iva de la ley y no discrim inación det er m ina que los Est ados deben abst enerse de
producir r egulaciones discrim inat orias o que t engan efect os discrim inat orios en los
diferent es grupos de una población al m om ent o de ej er cer sus der echos. El concept o de la
discrim inación indirect a im plica que una norm a o práct ica aparent em ent e neut ra, t iene
reper cusiones part icularm ent e negat ivas en una per sona o grupo con unas caract eríst icas
det erm inadas. Es posible que quien haya est ablecido est a norm a o práct ica no sea
conscient e de esas consecuencias práct icas y , en t al caso, la int ención de discrim inar no es
lo esencial y procede una inversión de la carga de la prueba. La Cor t e consideró que el
concept o de im pact o desproporcionado est á ligado al de discrim inación indirect a, razón por
la cual se analizó si en el present e caso exist ió un im pact o desproporcionado r espect o a
discapacidad, géner o y sit uación económ ica.
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4 .2 .1 . D iscr im in a ción in d ir e ct a e n r e la ción con la con d ición de disca pa cida d

La Cort e t om ó not a que la Organización Mundial por la Salud ( OMS) ha definido la


infert ilidad com o “ una enferm edad del sist em a reproduct ivo definida com o la incapacidad de
lograr un em barazo clínico después de 12 m eses o m ás de r elaciones sexuales no
prot egidas” . Por su part e, la Conv ención sobr e los Derechos de las Personas con
Discapacidad est ablece que las per sonas con discapacidad “ incluyen a aquellas que t engan
deficiencias físicas, m ent ales, int elect uales o sensoriales a largo plazo que, al int eract uar
con diver sas bar reras, puedan im pedir su part icipación plena y efect iva en la sociedad, en
igualdad de condiciones con las dem ás” . La discapacidad result a de la int eracción ent re las
lim it aciones funcionales de una persona y las barr eras exist ent es en el ent orno que im piden
el ej er cicio pleno de sus der echos y libert ades.

Con base en est as consideraciones y t eniendo en cuent a la definición desarr ollada por la
OMS según la cual la infert ilidad es una enferm edad del sist em a reproduct ivo, la Cort e
consider ó que la infert ilidad es una lim it ación funcional reconocida com o una enferm edad y
que las personas con infert ilidad en Cost a Rica, al enfrent ar las barr eras generadas por la
decisión de la Sala Const it ucional, debían considerarse pr ot egidas por los derechos de las
per sonas con discapacidad, que incluyen el der echo de acceder a las t écnicas necesarias
para resolver problem as de salud reproduct iva. Dicha condición dem andaba una at ención
especial para que se desar rollara la aut onom ía reproduct iva.

4 .2 .2 . D iscr im in a ción in d ir e ct a e n r e la ción con e l gé n e r o

La Cort e consider ó que la prohibición de la FI V pudo afect ar t ant o a hom br es com o a


m uj eres y les pudo producir im pact os despr opor cionados difer enciados por la exist encia de
est er eot ipos y pr ej uicios en la sociedad. En est e sent ido, si bien la infert ilidad puede afect ar
a hom br es y m uj er es, la ut ilización de las t ecnologías de reproducción asist ida se r elaciona
especialm ent e con el cuerpo de las m uj eres. Aunque la prohibición de la FI V no est á
expr esam ent e dirigida hacia las m uj eres, y por lo t ant o aparece neut ral, t iene un im pact o
negat ivo despropor cional sobre ellas.

Al respect o, el Tribunal resalt ó que se int er rum pió el proceso inicial de la FI V ( inducción a la
ovulación) en varias de las parej as, t uv o un im pact o difer enciado en las m uj er es porque era
en sus cuerpos donde se concr et izaba est a int ervención inicial dest inada a realizar el
proy ect o fam iliar asociado a la FI V. Dado que en t odo procedim ient o de FI V las m uj eres
reciben una est im ulación horm onal para la inducción ovárica, ello generaba un fuert e
im pact o en los casos donde se int errum pía el t rat am ient o com o consecuencia de la
prohibición y en aquellos casos donde los pr ocedim ient os realizados fuera del país exigieron
cargas adicionales. Por ot ra part e, se hizo refer encia a los est ereot ipos que t uvieron im pact o
en los casos de infert ilidad m asculina. La Cort e resalt ó que est os est er eot ipos de géner o son
incom pat ibles con el der echo int ernacional de los der echos hum anos y se deben t om ar
m edidas para er radicarlos. El Tribunal no validó dichos est ereot ipos y t an solo los reconoció
y visibilizó para precisar el im pact o despropor cionado de la int erfer encia generada por la
sent encia de la Sala Const it ucional.

4 .2 .3 . D iscr im in a ción in d ir e ct a e n r e la ción con la sit u a ción e con óm ica

Finalm ent e, el Tribunal dest acó que la prohibición de la FI V t uvo un im pact o


despr opor cionado en las par ej as infért iles que no cont aban con los r ecur sos económ icos
para pract icarse la FI V en el ext ranj ero.
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4 .3 . Con t r ove r sia sob r e la a le g a d a pé r did a e m b r ion a r ia

La Cort e observ ó que el Decr et o declarado inconst it ucional por la Sala Const it ucional
cont aba con m edidas de prot ección para el em brión, por cuant o est ablecía el núm ero de
óvulos que podían ser fecundados. Adem ás, prohibía “ desechar o elim inar em briones, o
preservarlos para t ransferencia en ciclos subsecuent es de la m ism a pacient e o de ot ras
pacient es” . En est e sent ido, exist ían m edidas para que no se generara un “ riesgo
despr opor cionado” en la expect at iva de vida de los em briones. Por ot ra part e, de acuerdo a
lo est ablecido en dicho Decret o, la única posibilidad de pérdida de em briones que era viable,
era si est os no se im plant aban en el út ero de la m uj er una vez se r ealizara la t ransferencia
em brionaria.

La Cort e consider ó necesario pr ofundizar en est e últ im o aspect o a part ir de la prueba


producida en el proceso ant e el Tribunal en relación con las sim ilit udes y diferencias
respect o a la pérdida de em briones t ant o en los em barazos nat urales com o en la FI V. Para
el Tribunal fue suficient e const at ar que la prueba obrant e en el expedient e era concordant e
en señalar que t ant o en el em barazo nat ural com o en el m arco de la FI V exist e pérdida de
em briones. Asim ism o, t ant o el perit o Zeger s com o el perit o Caruso concordaron en señalar
que las est adíst icas sobr e pérdida em brionaria en los em barazos nat urales son poco
m edibles a com paración con la m edición de las pérdidas en la FI V, lo cual lim it a el alcance
que se pr ocura dar a algunas de las est adíst icas que se han pr esent ado ant e la Cort e.

Teniendo en cuent a que la pérdida em brionaria ocur re t ant o en em barazos nat urales com o
cuando se aplica la FI V, el argum ent o de la exist encia de m anipulación conscient e y
volunt aria de células en el m arco de la FI V sólo puede ent ender se com o ligado al argum ent o
desarr ollado por la Sala Const it ucional en t orno a la prot ección absolut a del derecho a la
vida del em brión, el cual ha sido desvirt uado en secciones ant eriores de la present e
Sent encia. De m anera que la Cort e encont r ó despr opor cionado pr et ender una pr ot ección
absolut a del em brión respect o a un riesgo que result a com ún e inherent e incluso en
procesos donde no int erviene la t écnica de la FI V.

El Tribunal reit eró que, precisam ent e, uno de los obj et ivos de la FI V es cont ribuir con la
cr eación de vida, lo cual se evidencia con las m iles de personas que han nacido gracias a
est e procedim ient o. En sum a, t ant o en el em barazo nat ural com o en t écnicas com o la de la
insem inación art ificial exist e pérdida em brionaria. La Cort e observ ó que exist en debat es
cient íficos sobr e las diferencias ent r e el t ipo de pérdidas em brionarias que ocur ren en est os
procesos y las razones de las m ism as. Pero lo analizado hast a el m om ent o perm it e concluir
que, t eniendo en cuent a las pérdidas em brionarias que ocur ren en el em barazo nat ural y en
ot ras t écnicas de r epr oducción que se per m it en en Cost a Rica, la pr ot ección del em brión que
se buscaba a t rav és de la prohibición de la FI V t enía un alcance m uy lim it ado y m oderado.

4 .4 . Con clu sión sobr e e l ba la n ce e n t r e la se v e r ida d d e la in t e r fe r e n cia y e l


im p a ct o e n la f in a lid a d pr e t e n dida

Una ponder ación ent r e la sev eridad de la lim it ación de los der echos involucrados en el
present e caso y la im port ancia de la prot ección del em brión, per m it e afirm ar que la
afect ación del derecho a la int egridad personal, libert ad per sonal, vida privada, la int im idad,
la aut onom ía reproduct iva, el acceso a ser vicios de salud repr oduct iva y a fundar una
fam ilia es severa y supone una violación de dichos derechos, pues dichos derechos son
anulados en la práct ica para aquellas personas cuyo único t rat am ient o posible de la
infert ilidad era la FI V. Asim ism o, la int erfer encia t uvo un im pact o difer enciado en las
víct im as por su sit uación de discapacidad, los est er eot ipos de género y , frent e a algunas de
las presunt as víct im as, por su sit uación económ ica. En cont rast e, el im pact o en la
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prot ección del em brión es m uy lev e, dado que la pérdida em brionaria se present a t ant o en
la FI V com o en el em barazo nat ural con análogo grado de posibilidad. La Cort e resalt ó que
el em brión ant es de la im plant ación no est á com prendido en los t érm inos del art ículo 4 de la
Convención y r ecuerda el principio de pr ot ección gradual e increm ent al de la vida prenat al.

Por t ant o, la Cort e concluyó que la Sala Const it ucional part ió de una pr ot ección absolut a del
em brión que, al no ponderar ni t ener en cuent a los ot r os derechos en conflict o, im plicó una
arbit raria y excesiva int er vención en la vida privada y fam iliar que hizo despr oporcionada la
int erfer encia. Asim ism o, la int erferencia t uvo efect os discrim inat orios.

III. Re pa r a cion e s

La Cort e est ableció que su Sent encia const it uye per se una for m a de r eparación y,
adicionalm ent e, ordenó al Est ado: i) t om ar las m edidas apr opiadas para que quede sin
efect o con la m ayor celeridad posible la prohibición de pract icar la fecundación in vit ro y
para que las personas que deseen hacer uso de dicha t écnica de reproducción asist ida
puedan hacerlo sin encont rar im pedim ent o al efect o; ii) el Est ado deberá, a la br ev edad,
regular los aspect os que consider e necesarios para su im plem ent ación y est ablecer sist em as
de inspección y cont rol de calidad de las inst it uciones o profesionales calificados que
desarr ollen est e t ipo de t écnica de r epr oducción asist ida, y iii) la Caj a Cost arricense de
Seguro Social deberá incluir gradualm ent e la disponibilidad de la Fecundación in Vit ro
dent ro de sus program as y t rat am ient os de infert ilidad en su at ención de salud, de
conform idad con el deber de garant ía respect o al principio de no discrim inación.

Adem ás, el Est ado com o r eparación deberá: i) ot orgar grat uit am ent e el t rat am ient o
psicológico a las víct im as que así lo requieran; ii) publicar el resum en oficial elaborado por
la Cort e en el diario oficial, en un periódico de am plia circulación nacional y t enerlo
disponible en un sit io web de la ram a j udicial; iii) im plem ent ar program as y cur sos
perm anent es de educación y capacit ación en der echos hum anos, derechos reproduct ivos y
no discrim inación dirigidos a funcionarios j udiciales, y iv) pagar indem nizaciones
com pensat orias por daño m at erial e inm at erial a las víct im as.

La Cort e I nt eram ericana de Derechos Hum anos super visará el cum plim ient o ínt egro de la
Sent encia y dará por concluido el caso una vez que el Est ado haya dado cabal cum plim ient o
a lo dispuest o en la Sent encia.

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