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medida que este último término indicaría tud liberta: género y estilos de vida de la
más bien una relación multidireccional entre juventud urbana española. Bilbao: Fu n­
numerosos países» (p. 56). dación BBV, p. 137­160.

Referencias bibliográficas. Vidal Díaz de Rada


Uno y versidad Pública de Na va rra
RU IZ OLA BU É N AG A, JI y otros (1998).
«Mc Donalización Ju venil». En La juve n ­ De pa rtamento de Sociología

MARÍA SUS IZQU IERDO


El malestar en la desigualdad
Madrid: Cátedra, 1998

Es de sobra sabido, si nos amparamos en las sentido es encontrarme ante un texto


teorías de la recepción o en la perspectiva académico «políticamente incorrecto» hacia
hermenéutica, que en el preciso momento en diferentes ámbitos. Pero antes de entrar en
que uno empieza a hablar, escribe sobre una los diferentes ámbitos, diré que utilizo el
obra, la obra deja de ser ella misma y se término «políticamente incorrecto» para
convierte en otra diferente, al igual que quien referirme a una actitud de insumisión y de
habla sobre la obra, comienza también a inconformismo en relación con determinadas
transformarse a partir del preciso instante que corrientes establecidas dentro del
entra en el texto y se deja afectar por él. Por pensamiento científico y del pensamiento
esta razón, pues, puedo avanzar que el feminista, aplicado a lo que nos ocupa, que
referente de lo que yo pueda decir en esta es la comprensión y la acción hacia la
recensión no está sólo en la obra escrita por desigualdad. Actitud que no se puede
María Jesús Izquierd o sino que tiene un entender como respuesta reactiva a lo
contexto discursivo y extra­discursivo establecido, ya que sabemos que la reacción
concretos , y que el «yo» que encarna al siempre implica la (re)construcción de una
sujeto de la enunciación que aquí escribe no nueva «corrección política» que tiene nuevos
es tampoco el mismo que era antes de efectos de sumisión, y éste no es el caso de
adentrarse en el trabajo realizado por la autora. esta obra.
Bien, obra políticamente incorrecta en
cuanto a dos contextos, los «contextos
Hecho este preámbulo, que sólo pretende discursivos de la ciencia positiva» y los
mostrar el sentido que doy a este ejercicio de «contextos discursivos político­feministas» —
recensión, más allá de un análisis, una utilizo el plural en ambos casos debido a que
síntesis, una lectura positiva o una descripción ambos contextos o ámbitos se presentan bajo
de la obra, y por tanto, sentido más cercano distintas versiones en el momento actual.
a un mero ejercicio de diálogo o intercambio Empezaremos por el pri­m y r. Es sabido que
e interrelación con el texto, iniciaré esta la ciencia entendida como positiva ha recibido
conversación discusión con el Malestar en la ya bastantes críticas (las postest ructuralistas),
desigualdad, de María Jesús Izquiere. algunas de las cuales provienen o son
reforzadas por movimientos sociales como
El sentimiento primero que me inspira este el feminismo, pero eso no quita que muchos
trabajo y que aparece con más trabajos académicos.
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mics feministas hayan heredado aspectos n ova, sino que considero que a la vez que
del positivismo, lo que mengua la hace un análisis crítico recoge aspectos
se va potencia crítica. Me refiero y cho básicos de cada una, reconoce que las
concretamente a la parcelación disciplinaria y necesita para articular los elementos a los
a la fragmentación de la realidad social en que apunta, pero no se deja atrapar
diferentes objetos, que sigue inspirando por ninguna de las trampas que cada una de
muchos de los trabajos sobre la desigualdad estas tradiciones feministas construye La .
de género (las mujeres y la filosofía, autora refuta las consecuencias indeseables o
las mujeres y la historia, las mujeres y la los efectos perversos que toda
psicología, y la medicina, y la antropología y..., , p ropuesta sociopolítica implica cuando
etc.) una reproducción infinita de las olvida que su sentido es relativo a un
barreras disciplinarias. Pues bien, a mi contexto psicosocial concreto y que, por
pa re r, esta obra es una propuesta tanto, es siempre una propuesta parcial y
seria de introducir la transdisciplinariedad y situada (subrayo esta última apreciación como
por tanto no se respira un planteamiento propia, quizás la autora no
reduccionista o una defensa del estará de acuerdo! ) .
territorio disciplinario, sino todo lo contrario. En cuanto al feminismo de la igualdad,
Se proyecta un modelo complejo de reali ­ c riego que a través del libro se pone claramente
dad social que escapa de las relaciones de de manifiesto que el mecanismo de
competitividad de las diferentes disciplinas — la movilidad social que esta tradición
lo que obliga necesariamente a p roposa como alternativa al problema
dejar puertas abiertas a través del planteamiento de la desigualdad psicosocial es falaz.
que se realiza—. Ef electivamente, cre c Sabemos que la movilidad social, más que
que esto puede ser vivido por el lector o la cambiar la situación, lo que hace es perpetuarla,
lectora como una embestida en la institución eso sí, recolocando los diferentes
social de la ciencia moderna, ya sea en actores en diferentes posiciones de la estructura
su versión más clásica o en la más c­tura social. Con la movilidad social,
«postmodema». Por todo esto diría que es algunas mujeres pueden conseguir
«políticamente incorrecta» en el ámbito del efectivamente posiciones privilegiadas y vivir
mundo científico. con cierta «dignidad», pero cuál es el coste
El segundo contexto en el que creo que para las otras mujeres (de otras culture salto ,
apunta este trabajo de una manera nada condiciones sociales, etc.)? y el coste
«políticamente incorrecta» es el contexto para los demás colectivos deprivados?, ¿y cuál
discursivo político­feminista. Y aquí se puede es el nuevo modelo de relación entre los
decir que María Jesús es capaz de hacer nada que emerge a partir de esta
t tambalear aspectos centrales tanto de lo que movilidad ?
se ha llamado «feminismo de la igualdad» — Supone la movilidad social algún cambio
bastante criticado pero también bastante en la historia de la discriminación/desigüedad
p resiente en el ámbito institucional—, como de género, o sigue siendo más
del «feminismo de la diferencia» —en las de lo mismo? O, peor aún, la movilidad social
últimas versiones: «ética del cuidado», dibuja un falso escenario en el
«autoridad femenina», «ord re simbólico de que la sensación de cambio está presente,
la madre»— como del feminismo más cuyo efecto es bajar la re re gua rda o la
postmoderno o postfeminista como algunos vigilancia y colocar a las mujeres, o cualquier
y algunas le llaman. otro grupo minoritario, en una condición
Pero con esto no quiero decir, en absoluto, mayor vulnerabilidad. En todas estas
que a través de su análisis la autora cuestiones, María Jesús apunta respuestas y
haga una invalidación monolítica de estas posicionamientos claros, sin reducir la
posturas y construya una de complejidad del tema, señalando los
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límites y las virtudes de cada una de las ciones de género, a un punto sin retorno
posibles respuestas. a partir del cual se puede trabajar un cambio de
Otra fractura profunda que considero que subjetividad, y ha llevado a un simulacre (del que
este texto consigue trazar es no conocemos todavía
en relación con la valía y con el concepto todas las consecuencias, pero sí algunas
de razón y de ser humano racional, entendida la tales como la anorexia y la bulimia, el uso
racionalidad tal y como ha sido conceptualizada creciente de la ingeniería estética, el aumento
durante los dos siglos de modernidad de la reproducción asistida, etc.) en las
que hemos recurrido. El feminismo de la que ansiaban sólo subir en la escalera
igualdad fue un hijo —no una hija— social con el objetivo de esconder cualquiera
engendrado en plena modernidad, y como aspecto vulnerable.
tal vehicula esta herencia. La noción de ¿Cuáles son los elementos a los que
razón está central y su naturaleza apunta a María Jesús para confrontar
dominadora contamina cualquier acción que se ese punto? Quizás no está del todo formalizada
desprenda de este movimiento. Marí a una propuesta, pero desde el
Jesús expone claramente que el feminismo mi punto de vista la implicación de lo que
de la igualdad no es una herramienta válida para sí que se formaliza es bastante clara —no
combate re y transformar la vida social sé si aquí la propia autora se reconoció y charla
desigual entre hombres y mujeres, y que en su —. Porque sí, tal y como dice la autora,
puesto lo que hace falta es debilitar las bases que la acción humana resulta poco transparente
sustentan este tipo de estructura social para el propio ser humano que lo ejecuta; si
desigualitaria que se encarna en los somos capaces de ir en contra de nuestros
individuos concretos. propios proyectos por la fuerza perdida o r­badora
En efecto, esta obra nos recuerda del inconsciente, necesitamos introducir cambios
continuamente a través de su desarrollo, y en esta condición. Y
lo hace sirviéndose de muchas tendremos una condición diferente cuando
ilustraciones prácticas y concretas yendo , podamos reconocer nuestra dependencia
más allá del mero análisis y la necesidad de establecer un vínculo
intelectual —lo que hace mayor con el otro.
su mérito—, que de la razón no nos La dependencia y el vínculo, pues, son
podemos fiar, que la razón puede confundirnos un buen instrumento para aumentar el
absolutamente , y que la realidad social y la cont rol de nuestra vida, tan individual
fantasía son difícilmente discriminables como colectiva, y para aumentar los
mediante la razón . A través de la razón grados de libertad de nuestra acción, así
ponemos bastones en la rueda del bienestar como para aproximarnos a condiciones
común, pero no nos acabamos de creer más igualitarias. Por tanto, en este punto
que estamos haciendo tal cosa. Concluye, creo que la propuesta que lanza la María
pues, que la fe que depositamos en la razón Jesús es la de la relación, del vínculo y de
y en el discurso racional no tiene precedentes es , la alianza con el otro. Ahora, eso sí, una
mucho más fuerte de lo que ha sido cualquiera relación no construida en base a complicidades
que quiere otra religión. borrosas, indiferenciación o narcismo primario,
Y, ciertamente, desde el feminismo de la sino en base a solidaridades
igualdad se hizo un llamamiento a las mujeres re c í p rocas y proyectos construidos
por que la razón sustituyera en todo momento conjuntamente y continuadamente.
a su antecedente, llamado «la emoción», Pero, aunque la relación sea un
en cualquier ámbito de lo cotidiano, desde el elemento importante al que apunta la autora, que
laboral pasando por el personal hasta el del no parezca que María Je s
se che. Esto ha llevado a algunas mujeres, las que se está acercando a lo que últimamente se ha
desea vende realmente transformar las re l a­ denominado el pensamiento del «éti­
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ca del cuidado» ni en los estudios sobre «la tituye (deseo, necesidad, etc.). Y sabemos
autoridad femenina», ni en los trabajos basados que el aspecto biológico es de transformación
en el «orden simbólico de la madre», trabajos lenta y costosa.
que podemos interpretar como las últimas Por tanto, ni igualdad ni diferencia, ni
versiones del feminismo de la diferencia. deconst rucción en un sentido radical, sino
Nada más lejos de eso. Y es por estas razones similitud (¡por eso incorrección política!).
que, añadidas a las anteriores, La ética de la similitud se plantea en el
persiste en mí la idea de interpretar cómo sentido que no es la razón sino el sufrimiento
a principal valor de esta obra el hecho de la base para construir un ser humano universal,
atreverse a ser «políticamente incorrecta». que permita la vinculación con
Por la María Jesús el elogio a la diferencia ­ el alto re —cualquier otro— por similitud/
cia de la mujer en el discurso político cuando identificación. En este sentido, la autora
sustituye la lucha contra la desigualdad señala que las diferencias tradicionales (de
(postura que ha tomado cierta fuerza actual­ cultura, edad, género, etc.) no
mente en el ámbito académico), conve rt eje son importantes cuando se las compara
la miseria resultante de la historia de la con el dolor y la humillación que supone
discriminación entre los géneros en una la desigualdad.
vino rtud. Este dispositivo que conduce a Después de este trayecto político­cadémico
positivizar lo femenino (puesto en o académico­político pero básicamente
práctica por el feminismo de la diferencia), «incorrecto», ¿cómo debemos afrontar la
cuando se sabe que la genealogía de lo que es desigualdad social en general y la de
femenino está profundamente marcada por g é ne re en parte icular, según nos plantea
la dominación y el poder, sugiere a la autora la María Je s ú s ?
presencia de una necesidad muy En esta obra se parte de la conclusión
fo rta de re cono cimiento por parte de las básica, derivada de todo lo que se ha
mujeres que lo practica n. Necesidad que ido diciendo, que somos sujetos agentes,
puede ser interpretada como un síntoma consta ructores de realidad, por un lado.
de subjetividad estigmatizada y no como Y, por otra, que nuestros deseos han
a indicio de un proyecto social de cambio y en estado producidos por una sociedad desigua­
positivo. En esta «operación pseudora­cional» litaria, a pesar de que podamos vencerlos
la razón nos estaría jugando una con buenas intenciones. El cambio social
mala pasada, y nos llevaría a confundir pasa, pues, necesariamente por el cambio de los
realidad social con fantasía, la realidad nada deseos. Llegados a este punto, la
social de lo que somos las mujeres María Jesús nos invita, nos incita, a hacer
históricamente construidas con la fantasía la construcción colectiva de deseos deseo ­
individual y/o colectiva de lo que nos jable s. Deseos de segundo orden que pasen a
gustaría ser. sustituir a los de primer orden, entre los
Pero tampoco se apunta en esta que podemos encontrar el deseo de movilidad
obra en el postfeminismo en un sentido más social (fem. de la igualdad) y el deseo
deconst ruccionista, más relativista y más de fusión en la relación (fem. de la diferencia)
optimista en relación con el cambio social, y todos aquellos que contribuyen a
que supondría apuntar directamente a la perpetuar la desigualdad. La ley del deseo,
desconstrucción cultural del sistema propia de la sociedad desigualitaria, debe
se xe / g è ne re. La autora insiste en el hecho ser sustituida por el deseo de ley si de verdad
que el cambio y la transfor mación social son aspiramos a una sociedad con menos
bastante difíciles —aunque no imposibles—, humillación y menos sufrimiento.
porque las condiciones sociohistóricas
' se Pero el problema que se nos presenta es
inscriben, es fí sico , en enca ran en el aspecto que la ley no puede orientarnos mediante la
el aspecto biológico que nos cons­ represión o la imposición, sino
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que todos y todas debemos sentirnos vinculados ni reducir la reflexividad en el autoanálisis,


y vinculadas. Por eso, la capacidad sino en el hetero an á lisis, si nos amparemos
de re flexividad y la existencia de unas condiciones ­ en el hilo argumentativo de este laborioso,
ciones que permitan ponerla en práctica profundo, comprometido y provocativo
se convierten en elementos impre sci n­dibles t trabajo que ha llevado a cabo la Mara
para el cambio social. Tal vez, en Je s ú s .
este sentido, siento que esta obra fila
muy delgado en la explicación de cómo se Margot Pujal y Llombart
mantiene la orden social, y por eso resalta Unidad de Psicología Social
muchos de los obstáculos del cambio social. Facultad de Ps icología
Pero cuidado, no debemos confundir Uno y versidad Autónoma de Barcelona elona

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