Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Schreber
Schreber
ELEMENTOS
· Orden có smico
- No intervenció n directa de Dios en la suerte de los hombres y los pueblos
- Trato de Dios con las almas solo después de la muerte en la “lengua primitiva” (todo lo
contrario)
- Se manifiesta como “construcció n maravillosa” [“la expresión se me inspiró desde
afuera” (Nota al pie p. 73)]
- Prolongado encadenamiento de Dios con él => todos los hombres fallecidos y por
fallecer no van a poder ser bienaventurados
- Muchos añ os hasta restituir íntegramente el estado anterior
· Reinos de Dios
o Arimá n visto de noche, estando en vela
o Ormuz visto de día
DIACRONIA
1ERA ENFERMEDAD
2DA ENFERMEDAD
“…en mi propio cuerpo tuvo lugar algo semejante a la concepció n de Jesucristo […] Yo he tenido en
dos distintas oportunidades […] genitales femeninos, aunque desarrollados de manera incompleta,
y he sentido en mi vientre movimientos en forma de pequeñ os saltos, como los que caracterizan a
las primeras conmociones vitales del embrió n […] había tenido lugar, pues, una fecundació n” Nota
al pie de pá gina 61
“hace añ os que el Sol habla conmigo con palabras humanas y por ello se da a conocer como un ser
viviente o como ó rgano de un ser superior que se encuentra aú n por encima de él” (p.65)
“el estado del tiempo depende en cierta medida de mi acció n y mi pensamiento” (p. 65)
“En qué consistía la naturaleza peculiar del almicidio y, por así decirlo, su técnica, me es imposible
decirlo, fuera de lo señ alado anteriormente” (p. 78)
“Dios no era ni es un ser de esa absoluta perfecció n que le asigna la mayor parte de las religiones”
(p. 79)
“…el prolongado encadenamiento de Dios a mi persona había tenido como consecuencia la ruina de
toda la creació n terrenal… “ (p. 80)
Capítulo V
Lenguaje de nervios: el hombre hace que sus nervios entren en vibraciones que
corresponden al empleo de las palabras en cuestió n, en tanto que los ó rganos específicos
del habla no se ponen conjuntamente en movimiento o só lo lo hacen ocasionalmente
Nervios DPS son puestos en movimiento desde el exterior y sin interrupció n ninguna x
influjo emanado de Flechsig compulsió n a pensar << ¿En qué piensa usted ahora?>>
Almas que hablan en el có mo Voces. Voces siempre distintas que se presentan como la
omnipotencia misma de Dios
Orden có smico emasculació n del hombre que entra en trato perdurable con los Rayos
Bienaventuranza: muy intensificada sensació n de voluptuosidad
Yo mismo viví […] la consumación de este milagro de la emasculación en dos oportunidades
distintas (en breve tiempo) durante mi internación; si el milagro no alcanzó a desarrollarse por
completo, y, de hecho, fue revertido, ello se debió exclusivamente a que intervinieron no sólo Rayos
divinos puros sino también Ratos de almas probadas […], es decir, rayos Flechsig y otros mediante
cuyo influjo se obstaculizo el proceso de transformación en su pureza acorde con el orden cósmico
(p.96)
Intentos de asesinato por ser un hombre que se había vuelto peligroso para el propio Dios
Plan de Flechsig: entregar su cuerpo, transformado en un cuerpo femenino, al hombre en
cuestió n, para abusar sexualmente de él, y luego, sencillamente “dejarlo olvidado”.
“Cuando el profesor Flechsig venía a verme en calidad de hombre en sus visitas médicas
pretendía no saber nada, por supuesto, de tales cosas” (p. 100)
Intentos de suicidio
o Morir de hambre
o Ahogarse
o Enterrarse vivo
Propio Dios como consabidor e instigador del plan dirigido al almicidio que se habría de
perpetrar en su contra y de la entrega de su cuerpo como prostituta femenina. Plan
inspirado por el instinto de auto conservació n natural en cualquier ser animado.
Orden có smico rehú sa a Dios los medios necesarios para alcanzar un propó sito
contrario al orden có smico. Todos los intentos dirigidos a perpetrar un almicidio, a la
emasculació n para fines contrarios al orden có smico (es decir, a la satisfacció n del apetito
sexual de un hombre), y posteriormente a la destrucció n de su mente, fracasan.
“Salgo vencedor de la lucha aparentemente tan desigual de un solo hombre débil con el
mismo Dios, aunque después de muchos amargos sufrimientos y miserias…” (p. 101)