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CONSTITUCION POLITICA
LIC. JESUS MAURICIO GUERRERO QUIROGA
CALI-VALLE
29 DE MARZO DE 2024
INTROUCCION
Los últimos 25 años han sido testigos de uno de los episodios más oscuros
de la historia contemporánea: el genocidio ruandés de 1994. Este trágico
evento, que resultó en la pérdida de entre 800,000 y 1,000,000 de vidas en
tan solo 100 días, ha dejado una marca indeleble en la conciencia global y ha
planteado preguntas cruciales sobre la naturaleza de la guerra y la capacidad
de la humanidad para mitigar su devastación. En medio de esta
conmemoración, surge un interrogante fundamental: ¿es posible humanizar
la guerra?
Hace 25 años,
en 1994,
Ruanda fue
testigo de uno
de los
episodios más
oscuros de la
historia
reciente: el
genocidio
ruandés.
Durante
aproximadamente cien días, entre abril y julio de ese año, se estima que
entre 800,000 y 1,000,000 de personas, principalmente de la minoría étnica
tutsi, fueron asesinadas por extremistas hutus. Esta tragedia dejó a Ruanda
devastada y marcó profundamente a la nación y al mundo entero.
El conflicto tenía raíces históricas en las tensiones étnicas entre los hutus y
los tutsis, que habían sido exacerbadas por el colonialismo y la política de
división étnica impuesta durante décadas. Aunque las causas subyacentes
eran complejas, el genocidio fue desencadenado por el asesinato del
presidente hutu, Juvénal Habyarimana, el 6 de abril de 1994, cuando su
avión fue derribado en circunstancias aún no completamente esclarecidas.
Tras este evento, extremistas hutus llevaron a cabo una campaña sistemática
de asesinatos en masa, violaciones y violencia generalizada dirigida
principalmente contra los tutsis, pero también contra hutus moderados que se
oponían al genocidio. Las milicias y las fuerzas gubernamentales participaron
en la matanza, y la propaganda de odio exacerbó aún más la violencia.
Después del genocidio, Ruanda tuvo que lidiar con el enorme desafío de la
reconstrucción y la reconciliación. Se establecieron tribunales tanto
internacionales como nacionales para procesar a los responsables del
genocidio, y se implementaron políticas de reconciliación y reconstrucción
lideradas por el gobierno ruandés. Aunque el camino hacia la curación y la
reconciliación ha sido largo y difícil, Ruanda ha logrado avances significativos
en áreas como el desarrollo económico y la estabilidad política.
CONCLUSIONES