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El
complot
Colección dili3ida por Marinella Terzi
ImaŒen de tapa: Javier Aramburu Ferrari
Andrea Ferrari, 2003
ISBN
Hecho el depósito que establece la ley 11.723 Preimpresión: Latingrâfica / Impresos
Offser
frnpresc la / Printed in
cuna va Pia,
RA peor de lo que había imaginado. Claro
que yo sabía que venlamos a un pueblo chico,
pero no esperaba algo tan mmimo, Tan
insignificante. Tan nada.
—Horroroso —dictaminó Leonardo con la
cara pegada a la ventanilla cuando el ómnibus
tomó la calle central.
Mamá nos hizo callar.
Escuchen —dijo—. Me parece que hay mú-
13
saló con cada piedra del camino y
el polvo entró a raudales por las ventanillas or DIANO DEL GRUPO DE RESCATE
todos rente a esos extra-
ahora estábamos allí, f de chaquetas verdes y 21 de enero de 2002
trompetas hombres
castadas que nos daban la bienvenida y a la de Hoy se realizó la primera reunión
vestido naranja que soltó sus flores de mi del Grupo de fiescate de Las
mamá antes de proclamar las manos Flores. Yo, Angeles Espinoza,
el estaba feliz, absolutamente feliz, dedidí llevar un diario de los
acontecimientos de aquí en
de recibirnos.
adelante. Consideré que, si
llamo Mara, contenta que tengo de estar catorce triunfarnos gesta será la crónica
aquí, años Todavía y que fal-sí, que estoyllecaran de nuestra hazaña, una crónica que
dejaremos a las futuras reparaciones a domicilio si alguien
generaciones de qþabitantes de este lo llama. Es español, aunque lleva
pueblo. Y si fracasamos, será de viviendo aquí más tiempo del que
que hicimos todo lo que estuvo - puede recordar.
1â¾aÀnuestro alcance para evitar la Marta Faldutti: dueña de Arco
muerte de Las £BFIores. Iris, tienda de ropa para mujer y
Las reuniones tendrán lugar niña. Se especializa en suéters,
siempre en la sala ÐŽul dei Es un tejidos por eua misma.
B
,ftääpartada del bar y el billar;
nos mantiene lejos del ruido y de
los curiosos. No es que estas
reuQQóíones sean secretas, pero
creemos que por ahoes mejor
mantener cierta reserva sobre
nuestra }ižåètividadr para evitar
interferencias. También acor-
poco chica, pero como está damos Leticia Fernández: profesora de
que el grupo no incorporará nuevos Matemáticas y Física en la escuela
miembros. Ya es bastante difícil secundaria. También da clases de
tomar decisiones sin pelearnos así piano, cuando consigue alumnos.
como estamos. Los siete integrantes Horacio Stern: marido de Leticia.
son los siguientes: Ex empleado del astillero. Desde
Luis Verdú: intendente del pueblo. que está desocupado, trabaja con la
María Rosa Sánchez de Verdú: camioneta haciendo traslados o
esposa de Luis y directora de la mudanzas.
escuela primaria. Ange|es Espinoza (o sea, yo):
Santiago Rueda: carpintero, especialista en repostería. Dueña
herrero y escultor. Como ahora de la casa de comidas El Lago (ex
tiene poco trabajo, también hace hostería El Lago). Escritora
amateur (es decir, nunca publiqué RžDijo muchas cosas, Para empezar:
nada, pero tengo varios cuadernos que como toüèuos•sabíarnos el
compfetos con poemas, cuentos y una pueblo había llegado a tener en
incipiente novela). *«épocas de gloria más de mil
ochocientos habitantes. Pero que
según el censo elaborado por él
16 (tmisrnoy en 1999 la población era
w bueno explicar por qué somos de mil treinta y siete personas.
nosotros y ?èötros los Que un año después, en diciembre de
integrantes del Grupo, habiendo 2000, se había reducido a
Cha gente más en el pueblo. setecientas Ochenta y dos. Y que
Pero en verdad, estoy segura. O este año en Las Flores éramos
tal vez sí: fuimos quienes apenas trescientas noventa y ocho
alria vez expresamos temores, personas pero eso esta semana,
dudas, una cierta porque el martes próximo Se iban
los Rosso (padre, madre y dos
:éocupación por lo que iba a
hijos), con lo cual seríamos
pasar. Los que adrtimos que las
trescientas noventa y cuatro. Lo
cosas estaban yendo mal y si no
que era, prácticamente, una
>åcíamos algo, irían peor, Don catástrofe. No que se fueran los
Luis fue quien nos Para hablar, Rosso, sino la situación general.
dijo, para discutir el futuro.
Según don Luis, hemos ingresado de
,ötAhora fue el primero en tomar la lleno en la categoría de "pueblo en
palabra. Hallevado una libreta peligro de extinción' . Es decir
donde tenía prolijamente que si no se revierte el proceso
"ùhanotados todos los datos actual de fuga, Las Flores dejará
actuales de Las Flores. de existir.
17
—¿Eso qué significa exactamente? — de vez en cuando algunos
quiso sa- mochileros va-
ber Santiago. tes, pero esos ponían las carpas
en el bosque
Que se muere. Que va a terminar no gastaban dinero en el pueblo.
vacío, Que los
como ya pasó en otros dugares. Hay <ristas podrían ser nuestra
cuatrocien- salvación, pero que
tos pueblos en estas condiciones en condiciones no podíamos atraer a
el país: la nadie
gente se va yendo hasta que no son último, dijo que, como todos
más que sabemos,
una cáscara} un conjunto de ucha gente dei pueblo trabaja en
edificios desocupa- e! frigorífico
dos y cubiertos por el polvo. Les está a dos kilómetros de aquí.
dicen pueblos Que según
fantasmas. Como Manzanares. rumores, las cosas le estaban
yendo bastante
—¿Como Manzanares? —dijo espantada Y que si el frigorífico cerraba,
Mar- estábamos fri-
ta—, No, Luis, eso no nos puede Así dijo: fritos.
pasar a nosotros.
¿por qué va a pasarnos una cosa pidió entonces la palabra
así? Horacio. Dijo que lo
Entonces el intendente hizo un hacía falta era que asfaltaran e$
aná*isis de las camino.
causas. Que en realidad ya todos *Aquí hubo un murmullo de
las conocíamos, reprobación gene-
pero insistió. Empezó con el fin ralizado, porque decir eso era
del ferrocarril, una obviedad sin
aunque eso pasó hace ya casi veinte sentido. Don Luis le recordó que
años. Pero hace más de
según él, las consecuencias de que veinte años que se está pidiendo
el tren no el asfalto al go-
pase más por nuestro pueblo siguen bierno provincial, pero no hubo
sintiéndose caso. Y ahora
hoy en día. Después siguió con los con [a crisis, menos.
cierres de los
dos astilleros: uno en 2000 y otro Leticia sugirió formar una
seis meses comisión para habiar
atrás, que habían dejado sin con el intendente de San Marcos,
trabajo a numerosos y pedirle que
florenses (yo siempre uso esta af menos vuelvan a mantener en
denominación, buen estado el
aunque algunos prefieren decir camino. Luis le respondió que ya
"floridos"). habían ido a
También se refirió al problema del t hablar diez días atrás, sin
camino: dijo resultado. Dijo también
que en el último año, con ia que el miércoles pasado el
crisis, la municipa- intendente se había
lidad de San Marcos había dejado de tenido que esconder en su oficina
mandar fa porque una
cuadrilla para mantener el camino multitud de vecinos enojados de
más o menos San Marcos ha-
transitable Y que si antes ya bía ido a golpear cacerolas para
llegaban pocos tu- reclamar que ba-
rístasr ahora, con tanta piedra y jaran tos impuestos y repartieran
polvo, solo ve- comida entre
18 19
los más necesitados. Y que en estancia. De a poco su familia
estas condiciones Las Flores se fue yendo. La esposa murió y
no le importaba a nadie más los hijos viven en la ciudad.
que a nosotros. Ahora está solo con un nieto.
Entonces pidió la palabra —¿y todo eso qué tiene
Santiago, el carpintero. Dijo que ver? —volvió a
que había que ir a hablar con preguntar Leticia.
don Alfonso Vera. —Que Alfonso es dueño de
—¿Don Alfonso? —repitió María una gran fortuna. Y yo
Rosa—. ¿-El rico de la debo de ser el único que
estancia? Debe de tener más de se acuerda de una
noventa años. promesa: cuando apareció
—Noventa y tres, para ser el petróleo, dijo que
exactos —aclaró Santiago—.
Diez más que yo. Y taf como 20
usted dijo, es rico. ¿ita vez él iba a pagar e!
—¿y qué puede hacer él? —preguntó asfalto hasta la ciuHay que
Leticia. hacérsela cumplir.
Alfonso se instaló en este ¿A los noventa y tres años?
pueblo hace mu] Ps i chos años, —exclamó Mart4tNi siquiera
cuando recién empezaba —explicó
se va a acordar. Y creo que
Santiago—. Le fue bien, compró
dp
campos, cultivó. Ustedes son muy está
jóvenes para recordar el día en que (Lpues se lo recordamos —insistió
se enteró de que en uno de sus campos Santiago—u Y cóhace falta,
había petróleo. Fue entonces cuando gritamos.
vinieron empresarios de Buenos Aires 4 por qué va a hacernos caso?
para comprarle las tierras. Las
vendió y se quedó solo con la
él siempre quiso al pueblo,
Además, probar no perdemos nada. 3
eso tenía razón. Y como no había
otras proOüestas terminamos por
aprobarla. Se creó una -adomisión —
Santiago, Luis María Rosa y Leticia—
ir a visitar a Alfonso Vera tan
pronto como Fuera posible. No había
más que hablar, así que *trajimos
unas cervezas del bar para tomar
algo antes de diso|ver la reunión.
Alguien mencionó a tos Herrera.
—La familia del médico nuevo — ASTA mi hermano, que no
explicó don Luis—. Acaban de negar abandona su cara de por-qué-me-
su mujer y dos hijos. Lindos tiene-que-pasar-esto-a-ml, tuvo
chicos, que reconocer que la casa no esta
—Esos no van a durar —desconfió mal. INO solo es más grande que
Marta—. Son gente de ciudad grande.
Nunca se van a adaptare —Tal vez te
la que dejamos en Buenos Aires,
equivoques —dijo María Rosa—r tal sino que tiene un jardín increíble.
vez se enamoren del pueblo. Para nosotros, que siempre
Brindemos por que se queden. vivimos en un departamento en el
Necesitamos gente joven. que había que asomar medio
—Por los Herrera y por el asfalto cuerpo por la ventana para poder
—dijo Santiago levantando la copa. ver el cielo, todo este verde es una
Los vasos chocaron y todos
sorpresa inesperada: hay seis
bebimos,
árboles, césped de verdad y hasta
21 flores. Papá nos contÓ que fue la
casa del médico anterior, que ahora vive •Y la escuela? —pregunté, solo para
en la ciudad, y que pagamos por ella un mosinteresada.
alquiler muy bajo. —Podemos visitarla si quieren —dijo
Obvio —dijo mi hermano—, nadie papa Claro que ahora están de vacaciones,
más querrla vivir aca. pero la directora vive al lado y ya nos
Papá ignoró el comentario. Tenía otra invitó a pasar en' cualquier momento. El
sorpresa: le compró cuatro bicicletas primario está junto secundario, así que van
usadas a una a poder ir juntos.
—Qyé fantástico... —dijo mi hermano
22 en ese tono que ya estaba empezando a
de apellido Rosso que al parecer está a de fastidiarnos a todos.
dejar el pueblo. Dijo que también auto vigo a
su disposicion en el puesto tario, para casos
de urgencia, pero casi ca se usa. Después del almuerzo partimos en
Aquí todo el mundo se mueve en bicicleta
bicicleta hacia el lago. Claro que una cosa
explicó mientras desarmábamos las valiYa
van a ver. Esta tarde podemos hacer paseo es partir y otra es llegar. Y no porque sea
hasta el lago. Les va a encantar. lejos, sino por23
J evidente que mi papá hace desesperados que cada dos minutos alguien
nos detenía para gt saludarnos.
tygçnto eguerzos mostrarme para que contenta, La cosa empezó a volverse
todo esto pero nos no guste. es fácil. Yo in-El insoportable. Era así: uno subía a
la bici, pedaleaba un trecho,
'4Ñ.isaje es espectacular, sí, pero todo se ve tan digamos unos cincuenta metros,
émiñúsculo, tan tremendamente aburrido... y oía el grito:
—iDoctor Herrera!
Nos detentamos. La persona se Después se limitan a saludar. Esto
acercaba alborozada y exclamaba: es distinto, hay que acostum-
IAsí que llegó su familia! iQyé alegría!
Entonces todos bajábamos de la bici. 24
Seguía una ronda de besos e arse. En la ciudad uno camina sin mirar a
intercambio de comentarios sobre ie, sin pensar quién es el tipo que respira to
temas tan interesantes como: la a tu oreja en el ómnibus. Acá la gente
extensi6n del viaJe, si estábamos muy conoce desde que nació. Entonces se
cansados nuestros nombres, si el lugar saluåàÏi, se interesan por el otro, se ayudan.
nos gustaba, si estábamos cómodos en Es
la casa, si necesitábamos algo. Las Otra forma de vida.
respuestas variaban poco: largo, más de -—Qyé emocionante... —dijo burlón mi
un día; SI un poco cansados, Mara y her-
Leonardo, el lugar es hermoso, estamos 'imano en la orilla del lago—. Son tan
muy cómodos, no, gracias. Al final increíble-mente amables que saludan hasta
estaba tan mareada que a uno le dije a las piedras. -Así caminan: iBuenas tardes,
que me llamaba Moro y cuando señora piedra! qué día magnífico, ile ha
preguntó si estaba cansada respondí que salido a usted una peca gris! Sí, señor
no, gracias. piedra, hay un poco de viento, pero no
Llegamos al lago agotados. corre el riesgo de volarse. Hoy la veo un
¿La gente acá es siempre tan... poco tiesa, señora piedra, le convendría
amable? —preguntÓ mama mientras se hacer gimnasia, ¿cómo andan sus
sentaba a la sombra de un árbol. piedritas ?
Solo al principio —la consoló mi No vino mal reírnos un poco. Después
padre—. I Hasta que los conozcan. Leo se fue a caminar solo, dijo que iba a
buscar algún lugar donde no hubiera nadie
para saludar. Yo me senté en la orilla del lago y me —Qyé —dijo desde atrás mi
saqué las sandalias. El agua estaba helada, pero al mama—, ¿hay renacuajos ?
cabo de unos minutos el pie dejaba de sentir el frío, —No, ma, me parecio.
como si estuviera anestesiado. Era agradable el DIARIO DEL GRUPO DE
contraste entre el cuerpo caliente por el sol y el pie RESCATE
helado. Empecé a tirar piedritas al lago. Desde
atrás, me llegaban las voces de mis padres, que
•Ž:4 de enero de 2002
hablaban sentados bajo el árbol.
—Está furioso... papa. Hoy reafizamos la segunda
Ya se le va a pasar —lo tranquilizó reunión del Grupo. El primer
má—. Cuando se haga amigos va a punto que abordamos fue el
cambiar de actitud* A Mara, en cambio, encuentro entre don Alfonso y la
la veo rara. Está muy callada. comisión designada, Tomó la
palabra María Rosa y contó lo
Callada. Sí, yo había estado callada.
siguiente:
En realidad, todo este cambio me Que don Alfonso los había
gustaba tan poco como a Leonardo, pero recibido e! día antërior en la
a fin de cuentas me había resultado estancia y les había ofrecido un
oportuno. Fue una manera de escaparme sabtoso té en tazas de
de la escuela después de lo que había porcelana. (Aquí hubo una
pasado con Diego. Diego: de solo pensar interrupción de Leticia, que se
en él me volvió a dar bronca. Agarré una mostró impresionada por el lujo
de la casa. En realidad, aunque
piedra pesada y la tiré al medio del lago. *técnicamente la estancia
Las palabras se me escaparon como una pertenece a Las Floresž está
escupida: algo alejada y recibe pocas
—Maldito renacuajo... visitas. La mayoría de los
florenses nunca pasó de la
tranqueìa,) María Rosa siguió —Se va a ir, como
diciendo que le habían explicado en todos —suspiró don
detalle cuál era la situación del Alfon- 50-, Mis dos
pueblo. Luego Santiago le recordó a hijos se fueron a la
don Alfonso que en el pasado había ciudad hace años y
hablado de asfaltar el Camino. Tal se llevaron a sus
vez, agregó, este sería el momento - familias. Solo quedó
de hacerlo para evitar la muerte de este nieto conmigo,
Las Flores. porque le gusta el
campo. Pero el año
97 que viene va a ir a
—Pero encarar una obra la Universidad en la
así... A mí me quedan pocos ciudad. Y ya sé que
años... -dijo don Alfonso. no va a volver.
—Bueno -respondió Sebastián entró
diplomático Luis—t eso nunca desde la sala
se sabe. Y además, sería su
legado... contigua, donde
—¿Mi legado a quién? Ya evidentemente había
no va a quedar nadie de mi estado escuchando la
familia aquí cuando ese conversación.
camino esté listo. No creo
que mis herederos quieran —Abuelo, no digas
que use mi dinero en una eso. Ya te prometí
obra que nunca van a ver. que voy a venir los
—¿Por qué dice eso? —preguntó fines de semana y en
Leticia—. Si está su nieto las vacaciones.
Sebastián, que apenas tiene Además, cuando
dieciocho años, termine la
Universidad voy a
volver a vivir acá, Si Fue lo único que pudieron
para eso decidí estudiar arrancarle: la pro(Mesa de
Agronomía. que iba a pensarlo.
—Eso decís ahora, pero
no vas a volver. ¿y saben
por qué? -preguntó : [difll=Entonces, nada —suspiró
dirigiéndose a los Marta—. No hubo ninAún avance.
demás-. Porque acá no yo tengo algo para
tiene novia. Si hubiera agregar —dijo Leticia, y se
alguna chica, tal vez arremangó, como hace antes
volvería. Pero va a de explicar un ejercicio de
encontrar en la ciudad y matemáticas.
aquí no vemos más. Yo sé Resultó que cuando salían,
son esas cosas: sin ella se había quedado
novia, no hay pueblo demorada, charlando con
valga. Sebastián. Porque ella había
hizo un silencio. Todos sido su profesora en la
pensaban que en /eâfidad tenía escuela y lo conocía
razón, pero nadie quería decirlo. bastante. Y le preguntó si
s'&åÉcierto que la mayoría de los realmente pensaba volver
jóvenes del puese van: parten a la después de la Universidad.
ciudad en busca de traþäjo o para Sí, profe —dijo él—. Yo
seguir estudiando y luego arman quiero vivir acá. A mí la
•å$*4åtlá sus vidas, Desde ta ciudad no me gusta.
distancia, Las Flores se ve enás —¿y ese asunto de fas
pequeño. novias?
Luis hizo un último esfuerzo: —¿Qué?
F don Alfonso, fin y al cabo, este Digo, ¿no hay ninguna
'ha sido su pueblo. novia en vista?
Dice Leticia que él se puso dinero. Otros
colorado, argumentaron que no se
—Bueno* no encontré... A mí no me trataba más que de una
resulta "pequeña intervención"
para que las "fuerzas de
Y eso fue todo. Pero Leticia la naturaleza" hicieran
se quedó pensan-. do que, tai lo suyo y unieran a dos
vez, habría que darle un jóvenes a los que, tal
empujoncito. ¿Un qué? — vez, les costaba
preguntó Santiago. acercarse. Y que estando
—Un empujoncit01 ayudarlo un las cosas como estaban y
poco. El chico es tímido. no habiendo otras
¿Usted dice que nosotros iniciativas, qué uaba
tenemos que buscark novia? —se probar esta. Fue
sorprendió Luis. finalmente esa ia poYaque
—Ayudarlo a encontrarla. Si triunfó.
él tuviera novia, tal vez don modo que se decidió lo
Alfonso cambiaría de idea. Con siguiente: Leticia va biela
tal de salvar el pueblo... encargada de hablar otra vez
—Sí -la apoyó Marta—ž si es con Sebaspara sonsacarle
por salvar el pueblo... algunos detalles: qué tipo
La propuesta dio lugar a una Chica le gusta, si le
larga discusión. Algunos interesa alguna en
decían que era ridícui01 partiEntre tanto, Marta va a
ilógico y bochornoso que la hacer una lista de ay las
Comisión de Rescate anduviera chicas del pueblo de entre
buscándole novia a un chico. dieciséis y iocho, sin
Que además eso no garantizaba novio. Para saber adónde
que don Alfonso pusiera el
apuntaSe fijó una nueva reunión pero aquí nadie puede imaginarse
para e} día silente. un 26 de enero sin fiesta.
Como último punto, se habló de la Don Luis dijo que la colecta
fiesta de la A la gente que no es de para comprar guirhaldas y vino
aquí siempre le «tesulta extraño que iba bastante floja. Y que e'
festejemos a las flores en y no en equipo de música andaba un
septiembre, que es cuando empiela poco mal, había que revi-
primavera. Pero es la fecha en que se
E
fundó frhqste pueblo y siempre —Tenemos que hacer una buena
pareció una buena idea #ìðþacer una fiesta este año —insistió—.
fiesta en el verano, cuando Finalmente, también es la
supuestallegan más turistas. Claro bienvenida para los Herrera.
que los turistas ya casi no vienen, —Dicho sea de paso —intervino
Marta—, no tos
veo muy contentos. Esos chicos se
pasan ei tiemì po encerrados en la
casa.
—Ya harán amigos —dijo María Rosa
—. La fiesta es una buena
oportunidad.
—También para darle el
empujoncito al pibe —dijo
Santiago, que se había
entusiasmado con la idea.
Don Luis trajo la cerveza y
brindamos: por una. novia para
Sebastián.
E pasé los primeros tres días en el pueblo
ibiendo cartas. Creo que fue una manera bi!
escapar al acoso de mi padre, que a toda ta quiere
que salgamos a "integrarnos" con gente, una idea
que por ahora me revuelve a4estÓmago. Pero la
urgencia de las cartas tamtffién se debe a que
quería pedirles a mis amivas que me respondan
lo antes posible. Me "Ahuero por saber todo lo
que pasa en Buenos ;Aires, todo lo que me estoy
perdiendo enceirada en un pueblo donde nunca
sucede nada. Por supuesto que tengo ganas de
que alguien me cuente sobre Diego, pero no
pregunté. Juré no volver a interesarme en ese
cerdo desgraciado.
La caminata hasta el correo fue uno de los
primeros paseos que hice sola. Mi casa queda a
tres cuadras de lo que aquí llaman "centro", '|
aavitarnos a la fiesta de la Flor. Uno diría que as
cinco o seis calles en las que hay nego- evento
con ese nombre debería suceder en ucinost
carnicerías, panaderías, dos tiendas de pero este
pueblo no parece funcio-
que también es la farmacia. En este normal: aquí las flores son me detuvieron para saludarme unas
doce veces.
Mujeres, hombres, chicos... creo que hasta los y si no, en el club -explicó mientras se perros me
miraban. Me preguntaban como es- ¿t)f:þnaba el café que le ofreció mi mamá—. Va
taba, si necesitaba algo, si quería que me acom-! paraíso. IVIi hermano la miro con cara de cado
pañaran a algún lado... hasta hubo una señora i y yo desvié la vista. Mamá intentÓ di10 poco
que salió de una panadería para ofrecerme de que le entusiasmaba el plan. bien —dijo—.
regalo dos medialunas, La última fue la Vamos a hacer lo posiOe por ir.
directora de la escuela, a quien había conocido Leticia no se contento con esa res-
eh día que llegamos.
Contacté con una de las chicas que va ser
compañera tuya el año pr6x1mo —me dijo— que esta fiesta sea también la bienvenida e
En los próximos días va a pasar por tu les da el pueblo a ustedes. Estamos muy ,
casa¿ para invitarte a alguna reunión. Así se ptentos de que estén aquí.
conoceno
a.
¿Pero qué podía decirle? quería me dejaran Apenas se cerró la puerta mi hermano se so a
en paz? ¿Qye estaba triste porquel iba a pasar gritar que él no pensaba ir, que prefería viendo
el año nuevo lejos de mis amigas? ¿Qye no me la televisión, Jugar a las cartas hasta dormir,
interesa nada de nada esa reua nion ? pero que ni soñaba con participar de esa fiesta.
Peor todavía, diez minutos después de Que estaba harto, y más que harto: re-po-dri-do
volver. a casa sonó el timbre. Esta vez era de que los habitantes de Las Flores anduvieran
Leticia, la, mujer con la que habíamos viajado dándonos vueltas al- rededor. Como si nosotros
en el órn4< nibus. Es profesora en el fuéramos las flores y ellos las abejas. O tal vez
secundario y venla eso Último no lo dijo él, sino yo, que también
"haber bebidas, juegos v, por supuesto, el 'ài.le. estaba agotada de ese zumbido constante.
Esto último lo dijo sonriendo insinuante —Ya veremos —dijo mama con un suspiro
hanosotros, como si nos estuviera ofreciendo y \ se encerro en su habitacion.
La propuesta la hice yo durante la cena. ¿marcianos? ¿una banda de žbck and roll? ¿Por
Consistía, básicamente, en escapar. Claro que no se divierten con otra Pbsa? IPor qué no
—Solo quedan dos —aclaró Marta—. Esperemos alguna sirva. Veamos: Lisa
Cano.
—¿Lisa? —Leticia sonrió-. Es todo lo contrario -lo que buscamos: baja,
rubia, gordita.., Y no hables de los perros: le producen terror.
Marta volvió a tachar. Pero entonces sonrió.
—Es la última, pero estoy segura de que esta fsïrve. Alta, morocha,
simpática. La veo a menudo viene a mi tienda. Es perfecta.
—Pero ¿quién es? , decí quién —se impacientó
—Ana Chávez.
Santiago, el carpintero, se {evantó abruptamente de su silla.
—De ninguna manera —dijo. —¿Cómo?
—Que nor Ana no. Ni se fes ocurra. —¿Por qué?
—Hace dos meses que mi nieto está intentando conquistarla. Le ha hecho
regalos, ha gastado dinero... Y por primera vez la semana pasada ella
aceptó ir a pasear con él. Así que no van a darle "empujoncitos" con
nadie, ¿me entienden?
Marta lanzó un pesado suspiro y tachó el último nombre.
No nos queda nadie.
—Pero tiene que haber más chicas... —dijo Luis.
—El resto o tiene novio o ya se médico es una buena candidata para
fue —le conEsto es todo. testó nuestro muchacho.
Marta-
—¿y ia nueva? -preguntó ticia, María Rosa y Luis se iban a quedar a
Leticia. pensar algunas estrategias para lograr que
—¿Qué nueva? Sebastián y Mara se conocieran en la fiesta.
—La hija del médico. El resto se iba a dedicar a los
—¿Mara? Pero es muy chica —objetó preparativos.
María Rosa-. Tiene apenas catorce. Luego se disolvió la reunión.
—Parece mayor -insistió Leticia—. No, me olvidaba •ntes trajeron la
Viniendo de BUenos Aires, es muy cerveza y brindamos: por que año
desenvuelta. Y es alta, mo- rocha, recién comenzado nos trajera paz,
linda... prossalud* una novia y el asfalto.
—No va a funcionar. Se van a quedar
poco -dijo Luis. tiempo...
—Eso no lo sabemos.
A ella, él no le va a gustar —
opinó Horacio. Leticia dio un
golpe en la mesa. st_
actitud positiva.
Todos se callaron5 avergonzados.
—La profesora tiene razón -
dijo Santiago, que seguía
preocupado por la futura novia
de su nieto-. La hija del
7 Filena. Y ellos, los florenses, se veían felices.
Inexplicablemente felices. Nadie hubiese dicho «¿sa
noche que era un pueblo moribundo en de un país en
crisis. Tal vez, dijo mi 'i Oapá, era el efecto del
vino con frutas, que cirw
viejo y decadente, pero la imagen general era 'V qQresuntuosamente hostería El Lago, porque al
47
parecer alguna vez tuvo habitaciones para tortas deben ser buenas, ya que todo el
turiscas. Ahora es apenas una casa que vende mundo se mostraba muy interesado en ganar.
comidas. Pero no me cabe duda de que las El que triunfara, aclararon, tenía que
compartir el festín con Sebastián, porque así momento en que un chico se acercó y gritó
se llamaba el chico alto que había ganado el que era él quien había ganado, que su
juego anterior. número era el 135. Luis Leticia pusieron
Al fin el intendente tomó el micr6fono y cara de velorio, Tras cotejar nÚmeros, ella
con ayuda de Leticia empezó a contar los se acercó al micrÓfono • y como si fuera a
fósforos. El pueblo entero le hizo coro: anunciar una terrible catastro-
Uno... dos... tres... cuatro...
Siguió rápidamente hasta que ya casi no —Entonces son Sebastián y Francisco
quedaban fósforos en la caja. Entonces los quieganaron y van a comerse las tortas. Un
empezó a sacar muy despacio, para crear aplauso.
emocion: —Los últimos: 130... 131, 132... Pensé que el tal Francisco debía de caerles
Mi hermano me apretó la mano sin darse mal para deprimirse así con su triunfo.
cuenta. La cuenta segma:
—133... 134... y... i 135!
Al rato vi que la banda de las chaquetas verdes
Entonces sucedió algo extraño. El sus Instrumentos en un escenano
intendente y la profesora me miraron y ella improvisado. Luis volvió a tomar el
gritó: I Ganaste! micr6fono y dijo que antes de que comenzara
el baile anunciar que habla una nueva familia
Sí, dijiste 135.
el pueblo.
—No —les aclaré—, yo dije 134.
—Oh, no —susurro a mi lado Leonardo y a
¿Cómo?
me empezé a doler el estómago.
Los dos se pusieron a buscar
frenéticamente el dato en la lista, justo en el Pidió entonces que nos acercaramos, nos
nombró uno por uno, y todo el mundo
aplaudió un rato. Mi hermano miraba a todos mujer, la directora de la escuela, que tenía
con cara de asesino de serial y yo creo que por acompañante al chico alto que había
me puse colorada. ganado el juego de los animales. Me tomé de
Por suerte, duró poco. La banda arranco y la cintura, pero enseguida supe que era un
algunas pargas salieron a la pista. Yo estaba castigo bailando: en tres minutos me pisó dos
imirándolas distraída cuando noté la veces.
presencia del intendente a mi lado. Disculpame —dijo la segunda vez—. Es
ZLO
que no sé bailar. Yo no bailo nunca.
¿Puedo bailar con vos? —preguntó—. Es ¿Y por qué saliste? —le pregunté.
una tradición del pueblo... sacar a los recien No salí, me sacó la directora y no pude
llegados para la primera pieza. negarme.
uise resistirme, pero vi la cara de mi Yo tampoco tenla ganas —le confesé—.
mamá y supe que no había escapatoria. Si querés, lo dejamos.
También a ella y a mi padre los habían Bueno —sonrio y cada uno se fue por
invitado a bailar. Leonardo, en cambio, su lado.
había huido justo a tiempo. Pero en verdad No sé SI sera imaginacion mn, pero cuando
no fue grave porque el asunto resultó muy dejé de bailar tuve la sensación de que todo el
breve. Habíamos dado unas pocas vueltas mundo me miraba. Es decir, ya antes la Œente
cuando la musica se detuvo y alguien gritó: nos observaba porque somos los nuevos del
iCambio! pueblo, pero ahora era algo especial: todos
—Otra tradiciÓn —me susurró el clavaban sus OJOS en ml, como si fuera una
intendente y sin más debimos cambiar con la extraterrestre recién bajada de su nave. Estaba
parga que estaba al lado. Justamente era su pensando en irme cuando dos chicas se me
acercaron. Dijeron que iban a ser compañeras enamorada de un tal Ricardo. que trabajaba en
mias en la escuela y quenan presentarse. Una el astillero. Un día él se fue a otro pueblo en
se llamaba Lisa, era rubia, un poco petisa y no busca de un me)or puesto: le juró amor eterno
paraba de hacer chistes. La otra, Marcela, y le pidió que lo esperara. Pero nunca volvió y
tenía el pelo rojo y muchas pecas en la cara. desde entonces ella se dedicó a escribir
Me cayeron bien. poemas y cocinar tortas. Hasta me hablaron de
—Salgamos de acá —dijo Lisa—, te mtran Sebastián, el chico alto con el que yo había
demasiado. bailado brevemente: era el nieto del único
Me agarró del brazo y empezamos a hombre rico de la zona, un vigo que ya casi
caminar por el centro. Entonces Marcela me nunca salía de su estancia. Tímido como
pregunto si me gustaban las historias. ninguno, dijo Marcela, ni se atreve a dirigirle
¿Qyé historias? la palabra a una chica. A ella le parece un
—Las historias del pueblo, los chismes, poco lindo, pero yo coincidí con Lisa:
Claro —dije y fue como la señal de demasiado alto y con cara de pá)aro, Y hubo
largada. Hablaron sin parar durante horas. Esa decenas de historias más. IMe rel mucho y
noche me entere de cosas muy interesantes. hasta tome un poco de vino con frutas.
Por ejemplo de que Luis, el intendente, había Cuando volví a casa cal rendida en la cama y
estado en su juventud de novio con Marta, la dormí como nunca desde la partida de Buenos
dueña de un negocio de ropa. Pero luego se Aires.
había casado con [María Rosa, la directora. Y 8
por eso las dos se odiaban, aunque fingían ser
amigas. También supe que Angeles, la que
hacía las tortas, había estado perdidamente
DARIO DEL GRUPO DE RESCATE —Bueno, no importa de quién
fue el error —siguió Leticia
nerviosa—, Yo tenía que poner
28 de enero de 2002 los 134 fósforos rápidamente en
ia caja que íbamos a cambiar por
Había que admitirlo, dijo Luis la otra supongo que me
apenas estuvimos todos sentados, equivoqué.
la estrategia había sido un —A' después -resopló Marta
fracaso. Nadie le respondió,
el baile. ¿Qué pasó?
pero ni falta hizo: la reunión
había empezado con caras largas —Eso salió perfectamente —se
defendió Luis— una sincronización
y un clima de derrota enturbiaba
exacta.
el ambiente
se Puso de pie y empezó a mostrar
—¿Alguien me puede explicar qué cómo habían actuado.
pasó con el asunto de los
LO habíamos practicado con
fósforos? —preguntó Marta.
María Rosa. Ella venía con e}
Un error —dijo Leticia chico desde aquella punta y yo
sacudiendo la cabeza—. Un error con Mara desde aquí. Entonces
lo tiene cualquiera. Además, la dábamos tres vueltas, Yo
situación no era fácil: porque leVantaba apenas la mano, así
yo estaba en el galpón cuando ¿ven? , y ante esa señal ia
vino don Santiago a soplarme el orquesta paraba y ordenaba el
número que había dicho la chica camSaiió perfect01 mejor
y... imposible Yo puse a la chica
—Yo se lo dije claramente — en brazos de Sebastián. Lo que
interrumpió Santiago—. Le dije pasó después... eso ya no es
134. mi culpa.
Ni cinco minutos bailaron -se quejó porque tenemos un loab$e
Hora- objetivo, nunca hubiéramos
Era evidente que eso no iba a cambiado los resultados del
andar, juego... —carraspeó—. Y creo que
—Tal vez los forzamos esta es una buena oportunidad
demasiado -intervino Leticia-. para que todos nos comprometamos
Hay que considerar que son
a mantener silencio sobre este
chicos. Probabiemente les dio
asunto, que otra gente podría no
vergüenza bailar frente a
todos los adultos, Yo tengo entender.
otra idea para acercarlos Se —Esto merece un juramento —dijo
me ocurrió que... solemne Santiago.
Marta la interrumpió. Era —Y una bebida —agregó Horacio.
evidente que ese día ia Entonces alguien fue en busca
amargura la había ganado. de la cerveza y sellamos ia
¿para qué? Ni siquiera las promesa con un trago.
trampas nos salen a nosotros. Fue justamente Horacio el que
María Rosa saltó indignada. nos sorprendió esa noche. Cuando
Esto no es una trampa, De ninguna todos vaciaban sus copas dijo
manera que había estado pensando en
voy a aceptar que digas eso. nuestros objetivos. En qué
Esto es un intento por salvar pasaría si teníamos suerte, si
Las Flores. Y yo estoy orgullosa todo nos salía bien y
de ha- conseguíamos que ef gobierno o
don Alfonso pagaran el asfalto.
—Por supuesto —la apoyó Luis—.
Todos sabemos que si no fuera
—Pero es obvio, hombre —le —Eso digo —siguió Horacio—. No
contestó Santiago—. Vendrán los tenemos nada para ofrecer.
turistas. Tenemos que pensar en algo.
—¿y por qué van a venir? Necesitamos ideas. Y no hace
—¿Cómo por qué? —dijo riendo falta esperar el asfalto para
Matía Rosa—s Porque este es un ponerlas en marchaa
lugar hermoso. Hubo un murmullo generalizado
—¿y qué les ofrecemos? —insistió de aprobación. Luis aprovechó e
Horacio. hizo un pequeño discurso sobre
lo oportuna que resultaba la
—Les ofrecemos el lago, las
intervención de Horacio para
montañas, el aire puro, las
mencionar que mucha gente había
flores... la belleza —dijo
dejado caer la imagen de sus
Marta..
casas o negocios. Y que claro
—La Patagonia argentina está
que con la crisis las cosas es-
llena de lagos, montañas, aire
puro y flores, Sobra la belleza
-replicó seco Horacio—. ¿Pero
por qué recorrerían setenta
kilómetros para venir aquí?
Antes teníamos al menos una
hostería, comidas regionales...
Pero ahora„ ¿qué les ofrecemos?
Se hizo silencio. Un silencio
asfixiante como el PONO que a
esa hora se levantaba en las
calles.
taban difíciles, pero no era empezaran a
cuestión de espantar a los gustarse.
turistas. Se hizo otro
silencio. Entonces nos
comprometimos solemnemente a
pensar ideas para el próximo
encuentro.
Antes de levantar la reunión,
Leticia volvió sobre el asunto
de Sebastián y Mara. Explicó
que en pocos días vendría al
pueblo un grupo de teatro
itinerante que ahora estaba en
San Marcos y daría una función
en el club.
—Yo estoy a cargo de la
organización —agregó-. Pensé
quer si todos están de acuerdo,
po€dría intentar que... un poco
casualmente Mara y se sienten
cerca. Tal vez esta vez sí
21 Me molestó que lo preguntara. No por él, sino por ml: si él era un tonto, yo, que me
partida. Canté el truco s in mucha conviccion Los padres pusieron cara de no entender y cayó. nada.
130 131 Yo lo miré boquiabierta y él me guiñó un der decir que en Las Flores tenés un camino.
OJO, nervioso. Un camino que te va a servlf para venir o para —¿Casamiento? —preguntÓ la
mamá de Se- irte, pero que va a ser tuyo. Porque vos tambastián—. ¿Ya están hablando de eso?
bién lo hiciste.
—Claro que falta mucho —dijo Alfonso—, Yo sonreí, Alfonso tenra razón. Como siempero
imagínense cuando ustedes vengan a vi-pre. sitar a los nietos, por el asfalto. El pueblo seguro va a
haber crecido, gracias al camino.
Creo que nadie tenla tanta capacidad de de
modo que nos quedamos callados.
132
24 Estaba, claro, el pueblo entero. Habíamos colocado un pequeño escenario y
varias sillas ahí donde empieza el camino, a dos cuadras de la plaza central.
La gente del gobernador había avi sado que quería dar un discurso, así que
Luis le dio la palabra a él primero* A los florenses no les gustó. Y eso
que el tipo no hizo más que halaDIARIO DEL GRUPO DE RESCATE garnos. Dijo que
en medio de la peor crisis en la historia del país habíamos logrado una
hazaña. Que teníamos todo su apoyo para el despegue 22 de septiembre de 2002
turístico. Que íbamos a trabajar juntos. Y un montón de cosas más. Pero
alguna gente emHoy tuvo lugar la última reunión. En realidad, no pezó un
murmullo que pronto se convirtió en era necesaria, pero quisimos hacer un
brindis fi- abucheo. Un grito surgió entre el público.
nai para festejar que se cumplió nuestro sueño: —iLo hicimos solos! ïNo
nos ayudó nadie! ayer inauguramos el camino. iAbajo los políticos!
Qué fiesta, mi Dios, en la vida pensé que ten- Tengo que decir que las cosas
se pusieron feas. dríamos una fiesta así. Habíamos enviado mu- Para salir del
paso, la gente del gobernador inchas invitaciones, pero no creíamos que toda
esa tentó unos aplausos que sonaron a poco y lo bagente rea|mente vendría. Por
eso nos quedamos jaron del escenario. Enseguida subió Luis y pidió con ia
boca abierta cuando en un imponente calma. Me dio un poco de pena porque
estaba auto negro llegó e} gobernador de la provincia tan nervioso que apenas
le salían las palabras. acompañado de un séquito de ayudantes y fo- Dijo
que tenía que hacer muchos agradecitógrafos, A aiguna gente de
aquí les pareció mal: mientos. Para empezar, a don Alfonso. Hubo dijeron
que era un gesto oportunista aprovecharaplausos. Que sin su
generosa dònación nada nuestro trabajo para lucirse ante las cámaras.
Yhubiera sido posible. Pero también quería agraalgo de cierto había, También
vino mucha gente decer a otras personas, chicas y grandes, que hade San
Marcos: comerciantes, políticos, periodis-bían hecho cosas increíbles, cosas
que no les tas y curiosos. gustaban y nunca hubieran soñado hacerl para
torcer el destino del pueblo. En ese momento le- tro y que va a cambiar
muchas cosas. En reali m vantó la cabeza y miró hacia donde estaban dad,
empezó a cambiarlas mucho antes de estar Mara y Sebastián. fisto. Para todos.
Y aunque este diario es para A etlos, especialmente —dijo sin nombrarlos—
recordar estos históricos eventos y no para hacer les quiero decir gracias.
comentarios sobre ta vida privada, quiero decir A esa altura, yo lloraba un
poco. que a mí el proyecto me abrió un camino propio.
Entonces le pidió a don Alfonso que se levan- Y está tan lleno de
esperanzas como nuestro astara y juntos cortaran la cinta roja con que habían
cruzado el camino. A los dos les temblaban Por eso estoy un poco sentimental
y volví a las manos cuando tomaron juntos la tijera y en derramar unas
cuantas lágrimas cuando levanmedio de los flashes de las cámaras hicieron el
tamos las copas y cada uno dijo su brindis. Los corte, Yo ya lloraba a moco
tendido. Alguien le memoricér para poder escribirlos aquí Estos son: preguntó
a don Alfonso si quería hablar y res- Por el camino. pondió que solo
quería decir algo muy breve Y —Por los turistas. entonces pronunció esa frase
que nos dejó per- '—Por don Alfonso.
piejos: —Por Sebastián y Mara, —Quiero agradecer a dos chicos
que armaron —Por el complot. una escena para
mostrarme cuál era el camino —Por el futuro.
que había que tomar. —Por que Las Flores viva.
Nadie entendió, o tal vez sí,
pero todos aplau dieron.
—¿Qué quiso decir? —preguntó
después María Rosar en la reunión.
Yo creo que sabe todo —dijo
Leticia—, y que siempre {o supo.
—O no —intervino Santiago—. Pero nunca
vamos a estar seguros.
Tiene razón Santiago: nunca lo vamos a
saber.
Pero lo que importa es que el camino ya
es nues-
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