Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
7-11-05-El Método de Enseñanza Del Derecho Penal Del Maestro Don Luis Jiménez de Asúa
7-11-05-El Método de Enseñanza Del Derecho Penal Del Maestro Don Luis Jiménez de Asúa
“Solo se pretende reproducir lo mas fielmente posible las enseñanzas de las ciencias
penales en memoria del Maestro Profesor de nuestras Universidades Nacionales de Buenos
Aires y de La Plata. Don Luis Jiménez de Asúa.”
“Dice haber conversado en la Universidad de Santa María, en Caracas, con los profesores
de derecho penal, presidido por el Señor Rector Dr. José Rafael Mendoza Troconts y por el
Vicerrector Dr. Jose Ramón –Berrizbeitía, durante varias horas, sobre estos dos puntos que
aquí resumo por escrito:
I ¿ Conviene ampliar la enseñanza del derecho penal a dos años de parte general y un año
de la especial, añadiendo, en la licenciatura (o carrera de abogacía), el procedimiento penal,
criminología y derecho penitenciario (o penología)?.-
Texto completo
El método de enseñanza del derecho penal del Maestro Don Luis Jiménez de Asúa
Solo se pretende reproducir lo mas fielmente posible las enseñanzas de las ciencias penales
en memoria del Maestro Profesor de nuestras Universidades Nacionales de Buenos Aires y
de La Plata. Don Luis Jiménez de Asúa.-
I ¿ Conviene ampliar la enseñanza del derecho penal a dos años de parte general y un año
de la especial, añadiendo, en la licenciatura (o carrera de abogacía), el procedimiento penal,
criminología y derecho penitenciario (o penología)?.-
I ¿ Conviene ampliar la enseñanza del derecho penal a dos años de parte general y un año
de la especial, añadiendo, en la licenciatura (o carrera de abogacía), el procedimiento penal,
criminología y derecho penitenciario (o penología).-
Primero se refiere a la cantidad de profesores que haría falta en las prolíficas Universidades
creadas, y se pregunta de donde sacarlos, pone como ejemplo que clamamos por el exceso
cuando en datos estadísticos nos muestran un desequilibrio que se produce en un país por la
gran cantidad de sabios, (como ocurrió en cierta época en Alemania) en de abogados, de
médicos, de ingenieros y en otro orden, de delincuentes, prostitutas, etc.-
Las Universidades de Italia y Alemania no tienen más que dos profesores de derecho penal
en cada universidad, aunque como luego diremos, están asistidos de buen número de
ayudantes o asistentes.-
Crear ahora nuevas Cátedras de Derecho Penal en la Universidad de Santa María habría de
suponer el aumento de profesores y la búsqueda de otros para las materias que se quieren
añadir, tales como medicina legal, derecho penitenciario, etc.-
El profesor que sabe su materia es capaz de sintetizar, de exponer a sus alumnos lo que
precisan saber, que no es todo lo que sabe el profesor, sino lo preciso para ser un buen
abogado o un correcto jurista. Si fuéramos a cargar el pensum, con tres cursos de derecho
penal, otro de criminología, uno de derecho penitenciario y finalmente otro de derecho
procesal penal, incitaríamos a los catedráticos de derecho privado y a los constitucionalistas
a hacer lo mismo y el infeliz estudiante se hallaría ante un cuadro enciclopédico de
asignaturas que no podría dominar. Y más vale poco y bien sabido que mucho
superficialmente conocido y retenido para el examen, que pronto se olvidará.-
4 – El profesor y los ayudantes. Lo que más debe importar a un claustro de profesores es el
alumno, y más explícitamente la educación e instrucción de éste. El régimen de tener un
crecido número de profesores, radicalmente autónomos ante un medio centenar de
estudiantes, lleva no sólo a atomizar la enseñanza, sino a que cada docente se rea un
reyezuelo, que suele denostar al resto de sus compañeros de disciplina, con gran
desconcierto de sus discípulos. Las naciones no se formaron hasta que los señores feudales
no cedieron su poder a un rey único.-
No quiero, previene con ello propugnar un régimen absolutista. En cada cátedra de derecho
penal debe haber dos profesores titulares que serán, si es posible, de distintas tendencias en
la materia y que han de turnar en la explicación de la parte general y de la especial, de
manera que el alumno estudie las dos partes con el mismo maestro. A este profesor es a
quien corresponderá dar las lecciones magistrales (que pueden reducirse, pero jamás ser
suprimidas), y dirigir las enseñanza del derecho penal.-
Quedan aun problemas arduos que abordar. El profesor que dirige la enseñanza, ha de ser
de dedicación exclusiva o de tiempo completo. Se nos objetará que ello requiere gastos que
acaso la universidad no este en condiciones de hacer. En Alemania, el profesor está
enteramente entregado ala enseñanza y no por ello es oneroso el erario público o
académico. Un catedrático puede serlo, a la vez, de dos o tres asignaturas y cobrar por
enseñarles la suma que costaría tener tres profesores. En las universidades alemanas es
tradicional que los catedráticos de derecho penal lo sean, a la par, de filosofía del derecho.-
Así ocurrió con Max Ernst Mayer, con Ernst Beling y con Gustav Radbruch, por ejemplo, y
así ocurre hoy con el famoso profesor de la Universidad de Greiburg, in Breis
Würtenberger, que explica además criminología. Otros catedráticos de derecho penal lo
fueron de distintas materias: Franz von Litz enseñó también derecho internacional público,
y James Goldschmidt, derecho procesal. Ciertamente que sobresalieron más en una de las
disciplinas explicadas: F. von Litz fue más eximio penalista que internacionalista y G
Radbruch destacó mas en filosofía del derecho que en dogmática penal. Pero todos
explicaron con sumo decoro las materias que regenteaban, ya que no se necesita, para
adoctrinar alumnos, ser sabio o un original constructor de doctrinas en las ramas del
derecho que se profesan. De este modo el catedrático cobra unos decorosos emolumentos y
al reducir el número de profesores no posean los sueldos sobre la economía universitaria.-
Es así como queda extractado cuanto expuse resume el Maestro, en la Universidad de Santa
Maria sobre el primer conjunto de cuestiones que abordamos y que resumo así: En vez de
aumentar el cuadro de asignaturas o de cursos de ellas, preferimos reducirlos, y en lugar de
acrecer el número de profesores es indispensable que elijamos los más aptos y preparados,
prescindiendo de los menos valiosos o dejándolos como ayudantes y auxiliares de los dos
profesores de dedicación exclusiva que es, a mi juicio, necesario designar mediante
concurso –oposición.-
La especialización penal
5 Las llamadas “ciencias “penales”. Hoy se habla de ellas como de una novedad “Instituto
de Ciencias Penales” se denomina el que existe en Santiago de Chile, y “Anuario de
Derecho Penal y Ciencias Penales”, se titula la excelente revista que se edita en Madrid.-
Sin embargo esa “Enciclopedia de Ciencias Penales”, es muy antigua. Arranca del
“Programa de Marburgo”, de Franz von Litz, lanzado en 1882 y publicado al año siguiente
en la revista por él creada con Dachow , en 1881, que ya lleva el título dado al conjunto de
conocimientos penales: Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft, y es
precisamente sobre esa fórmula die gesamte Strafrechtswissenshaft, sobre la que vamos a
discurrir, comenzando por hacer una literal traducción: la ciencia general del derecho
penal.-
No se crea, por el título trascrito y vertido al castellano, que se trata de una mera disciplina
netamente jurídica, más o menos ampliada dentro de su esfera de derecho. No olvidemos
que von Litz está escribiendo en un tiempo en que las ciencias naturales y los métodos
positivos parecen imperar, poniendo en entredicho la calidad científica de las ciencias
político-jurídicas. Franz von Litz quiere dotar al derecho penal de aquella naturaleza
científica y para eso le da una más compleja estructura. La Strafrechtsunissenschaft asume,
en el sistema lisztiano, un contenido compuesto resultante de la fusión de diversas y
heterogéneas disciplinas jurídicas y criminologicas. En su famoso Programa de Marburgo,
cuyo título fue Der Zweckgedanke im Strafrechtl.[i]
En otro trabajo que fue la prelusión en la cátedra: de Berlín, al hablar de las tareas y
métodos de la "ciencia del derecho penal", dice el maestro que el método que distingue a
una ciencia de otra, lo que la hace verdaderamente tal, es la " explicación causal" "; es
decir, el "conocimiento de un fenómeno a través la causa que le determina "[ii].-
A pesar de este aserto, a la Strafreschtswissenschatj se le confían tres cometidos
fundamentales: a) la formación de los penalistas desde él perfil jurídico y criminalístico; b)
la explicación causal del delito y de la pena, entendida como criminología (etiología
criminal), penología e investigación histórica referida a la delincuencia y a los sistemas
penales; c) la elaboración de la política criminal, considerada como sistema de principios
funda dos en la observación empírica, en base a los cuales se procederá a la crítica y a la
reforma de la legislación penal. Prescindamos de la antinómia que yace en lo interno de la
6. - La especialización penal requiere saber más que derecho penal. A pesar de cuanto
acabamos de decir, es obvio que el penalista tiene que reconocer la realidad social de la que
el derecho nace, y que los penalistas tienen forzosamente que construir una sólida pasarela
entre el mundo abstracto del delito como concepto, y el mundo natural y dinámico del
delito como fenómeno. Esto es lo que hoy es valedero en el pensamiento de van Liszt y lo
que en nuestros días se reconoce en Alemania por Würtenberger[iii], en Italia por
Nuvolone" y Vassalli[iv], y en Francia por Jacques Bernard Herzog[v]. El juez penal tiene
anti sí al hombre “vivo y efectivo” , como dijo Carlos David Augusto Roeder cuando
escribió en 1867 sus Teorías fundamentales reinantes sobre el delito y la pena[vi] El que
juzga deberá comprobar ante todo el tipo delictivo perpetrado(derecho procesal penal);
desentrañado en cuidadosa investigación dogmática, e imponer una pena adecuada (derecho
penal).Pero todo ello ha de referirse al hombre que realizó la acción típicamente antijurídica
y culpable; es a él a quien ha de imponerse la sanción comprobada su culpabilidad; a un
hombre de carne y sangre es a quien ha de adecuarse la pena, rebajarla o agravarla según su
"caracterología", e incluso eximirle de ella si fue inimputable por enfermedad o
inconsciencia o bien si su conducta estuvo justificada.-
Por eso al juez penal, al abogado e incluso al funcionario de prisiones, y antes también al
legislador que dicta el ordenamiento jurídico, no les basta con saber derecho penal sino que
precisan conocer criminología, psiquiatría forense y medicina legal e incluso, para un grupo
de los nombrados, “derecho penitenciario”.-
Ahora bien, ¿cómo y cuándo enseñar esas materias que para el completo penalista importan
tanto como el derecho penal?
b) Es posible crear el doctorado y junto a tres o cuatro asignaturas que todo doctor precisa
aprobar, incluir otras de carácter electivo para quienes se hallen inclinados a las ciencias
penales.-
e) En España y en la Argentina, como luego se dirá con más amplitud, hemos logrado
éxitos lisonjeros en cursos de especialización penal para quienes ya se graduaron de
abogados.-
El sistema más apropiado sería fijar tres o cuatro materias, tales, por ejemplo, como historia
del derecho, bibliografía jurídica, metodología, etc., de necesario aprendizaje para el
doctorado y señalar un crecido número de otras disciplinas, de las que el alumno elegiría
otras tres o cuatro entre las que deberían figurar, por ejemplo, derecho penal superior,
criminología, psiquiatría forense y medicina legal, “derecho” penitenciario, derecho penal
de los menores, etc.-
.-
11. - Personal docente. No vaya referirme a los cursos de especialización de que acabo de
tratar, sino que quisiera decir sólo unas palabras sobre el sistema de enseñanza seguido por
mí en España durante veinte años, y en parte en la Argentina. Voy a exponer, por tanto,
como explicaba derecho penal para la licenciatura. . En ella era yo profesor único, con 450
alumnos inscritos cada año. Debía explicar en un solo curso, de lección diaria, parte general
y parte especial. Pero colaboraban conmigo un profesor auxiliar y doce o catorce
ayudantes.-
A mi entender no se debe prescindir de ellas. Si el catedrático, por joven que sea, llega a su
sillón universitario con el prestigio de unas oposiciones y tiene auténticos conocimientos y
calidades de docente, es respetado y atendido por sus alumnos, aunque sea muy grande el
auditorio. Cuando yo empecé a explicar en :Madrid tenía 27 años y en los bancos de mi
aula se sentaban 450 jóvenes. Jamás hubo conflictos, ni desconcierto, ni faltas de asistencia,
durante los veinte años que regenté la cátedra madrileña.-
La clase magistral es precisa porque los alumnos necesitan que se les dé la síntesis de las
instituciones jurídicas, que ellos anotan en sus apuntes y que les sirve de imprescindible
guía para ampliar sus estudios en tratados y manuales.-
Lo que puede hacerse es disminuir el número de lecciones semanales. En la larga serie de
años en que yo fui profesor en Madrid, se daban, en las -materias más importantes (civil,
penal, etc.), seis horas semanales de clase; es decir, de lunes a sábado inclusive. Quise
dedicar este último día de la semana (laborable en mi época ) para la finalidad que luego
expondré, y por tanto sólo daba semanalmente cinco lecciones magistrales.-
13. - Conversatorio. Pensé siempre que el mero monólogo de la clase magistral era
insuficiente y la integraba con el "conversatorio" de que hablaré ahora y en los "casos
penales" de que me ocuparé después.-
14. - Los "casos penales". Precisase una aclaración antes de explicar como se desempeñaba
este sistema de enseñanza, aprendido por mí en Alemania y que se sigue practicando allí,
como lo acreditan el número de obras de esta índole cuya bibliografía he recibido en el 1. 1
de mi Tratado de derecho penal, Buenos Aires, Losada, 3a, edición, 1964, nro. 52. En modo
alguno pueden llamarse "casos prácticos", ya que nada tienen que ver con la práctica
forense, ni con las causas falladas o en curso y menos con las fórmulas procesales de un
escrito de calificación, de una querella, de una defensa o de una sentencia.-
Basta recorrer las breves páginas del libro Casos de derecho penal para uso de los
estudiantes, que publiqué en España en colaboración con José Arturo Rodríguez Muñoz y
con Tomás Cardos, para convencerse de lo que digo.-
Insisto en que el "caso" se elegía casi siempre del libro acabado de mentar, aunque a veces
poníamos otro que se incorporaba luego a la nueva edición de la obra. Lo que nos
importaba era seguir una rigurosa continuidad con las explicaciones dadas por nú en la
clase magistral y estudiar cada uno de los problemas que presentaban-las instituciones. Por
ejemplo: a mi juicio la "necesidad" del medio empleado en la defensa, es un requisito
imprescindible. Si el medio no fuera necesario, no habrá defensa ni legítima, ni excesiva,
sino un delito de homicidio o de lesiones, tal vez con la atenuante de provocación o
arrebato, pero jamás impune, ni con la gran rebaja que se otorga al exceso de defensa. Esto,
explicado en la lección magistral, jamás podrá olvidar el alumno cuando luego tiene que
trabajarlo en el "caso".-
Para esto dividíamos a los estudiantes en secciones, y teniendo en cuenta que incluido yo
mismo y el profesor auxiliar, éramos catorce o dieciséis docentes, cada uno tenía a su cargo
veinticinco o treinta estudiantes.-
Las reuniones con ellos eran por la tarde (mientras el curso magistral y el universitario se
realizaban de mañana), los lunes y los miércoles y en cada día la sesión duraba dos horas.-
Los lunes se elegían, de entre los veinticinco o treinta alumnos, todos los cuales debían
traer por escrito la solución con amplios argumentos, los ejercicios más dispares (por
ejemplo en el supuesto enunciado sobre defensa contra el ataque a un bien jurídico, unos
opinaban que era una legítima defensa perfecta, otros excesiva, otros un homicidio o
lesiones, y hasta algunos, un homicidio o lesiones calificados), y se leían y debatían durante
dos horas entre los propios alumnos, dirigidos por el profesor o el docente encargado de la
sección. El miércoles, daba yo o el correspondiente ayudante o auxiliar, la solución, durante
la primera hora, y la segunda se destinaban a preguntas u objeciones de los estudiantes.-
Antes de terminar quiero que quede extremadamente claro que el sistema de cursos debe
ser llevado y dirigido por el mismo titular de la cátedra, Y no aparte, como ejercicios
prácticos. Separar una supuesta "teoría" (que enseña el profesor titular) de una supuesta
"práctica", no es admisible en el régimen de enseñanza que propongo. Una teoría que no
sirva para la práctica no es teoría, y una práctica sin teoría es mera rutina.-
la tarde, repartidas en dos días, para la labor de casos, y otras cuatro horas nocturnas, el
jueves, para resolver con mis alumnos el puesto al comienzo de la semana, a los alumnos.
En total quince horas semanales.-
Distinto fue mi trabajo en los ocho años que fui profesor de dedicación exclusiva en la
Universidad de Buenos Aires, ya que dirigía el "Instituto de Derecho Penal y
Criminología", en que hizo investigación, recogida en tres gruesos tomos bajo el título
común de Estudios de derecho penal y criminología, que no imprimió la universidad, sino
una editorial privada (la Bibliográfica Omeba); en dicho instituto se hicieron además, con
mis ayudantes "casos penales", como en Madrid; en él se dieron también clases para la
formación de profesores, y durante cinco años consecutivos, se realizaron, como se ha
dicho (vid. supra, no. 10) "Cursos de especialización".-
Esta tarea, que consumió, además, muchas horas de preparación, duraba, en los cinco días
hábiles de la semana (los sábados no había clase en la facultad bonaerense), desde las
cuatro de tarde a las nueve de la noche, más, los jueves desde las nueve la mañana hasta la
una de la tarde. En suma veintinueve horas semanales.-
Comentario final: Que el ser humano sea el centro del quehacer estatal y no el Estado el
centro del quehacer humano es un hecho que repercute en todas las formas de organización,
a todo nivel. Y la educación, como forma y como organización, está involucrada en esa
"manera republicana" de conducirse en forma racional y humanista. Las decisiones
jurídicas siempre tienen implicaciones colectivas de la mayor importancia, tanto en el
campo político, como en el económico, el laboral..., en fin, en el diario transcurrir social; y
el papel que juegue el abogado en esas decisiones depende, en un alto porcentaje, de la
manera como ha sido formado.-
El derecho penal es el estudio de un ejercicio de poder frente a hechos sociales; quizá todo
el derecho lo sea, pero pareciera más revelador en el penal debido a las formas de coerción
que tradicionalmente utiliza la sociedad, tanto si nos referimos a la sanción propiamente
dicha, como si hablamos del procedimiento administrativo y jurisdiccional, policial y
judicial, para la averiguación de la responsabilidad.-
Es por eso que la vida republicana exige un derecho sancionatorio con características
acordes con esa forma de gobierno, además de contener una serie de garantías penales y
procesales que recogen la racionalidad del castigo en la República, prohíbe, expresamente,
las detenciones sin indicio comprobado de haber cometido delito.-
La resolución del caso mediante normas adquiere una especial trascendencia en el derecho
penal, en el que el principio de legalidad impone una estricta observación de la ley escrita.
Pero “en si misma, la ley solo otorga un aporte limitado para solventar la tarea propia de los
jurista, es decir, del orden y decisión de los conflictos sociales que presionan sobre las
personas”[vii].-
“La enseñanza del derecho penal meramente repetitiva comenzó a superarse cuando Don
Luis Jiménez de Asúa llamó la atención sobre la función que la aplicación concreta de los
conocimientos dogmáticos debía desempeñar en la formación de los estudiantes. En la
experiencia actual de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, el
aprendizaje ya no consiste en la repetición de las definiciones o conceptos sino en la
utilización de ellos De esta manera los estudiantes tienen un contacto real con la dogmática
y pueden verificar cuáles son los resultados o fines a que conducen las teorías sobre la
interpelación del derecho penal”[viii]
Este aprendizaje diferenciado tiene como objetivo trasladar a una norma particular (una
sentencia), o a una propuesta de norma particular (un dictamen), el contenido de una norma
general . Dado que esta operación intelectual se debe realizar con instrumentos
conceptuales teóricos, la resolución de un caso penal presupone un buen conocimiento
doctrinario y teórico.-
En primer lugar de los instrumentos conceptuales, como los métodos científicos de
interpretación, las teorías jurídicas y las técnicas de argumentación jurídica. En segundo
lugar el conocimiento de las diversas teorías jurídicas que se han elaborado sobre la ley
(comentarios, manuales, tratado, jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. En
consecuencia, no es la solución repetir una definición o un texto de memoria. La solución
de un caso es siempre creativa.-
El que es preguntado por una definición del dolo puede repetir rápidamente el concepto y
de esa manera ha dado una respuesta correcta. El que es preguntado por la solución de un
caso, por el contrario, no se debe apresurar en la respuesta: debe analizar, ponderar,
comprobar, etc., y solo luego de una reflexión orientada por el instrumental teórico-
dogmático de la ciencia penal, puede dar una respuesta, que no siempre estará fuera de toda
duda.-
Como bien lo señaló el Maestro Don Luis Jiménez de Asúa y los autores que he nombrado
la diferencia esencial del aprendizaje de la resolución de casos con la del conocimiento que
sería posible lograr de todo el arsenal teórico es, precisamente la imposibilidad de
“aprender” todas las soluciones de los casos posibles: las variedades de los casos son
totalmente imprevisibles, la realidad supera en todo caso a la imaginación. El aprendizaje
de la resolución de casos es por lo tanto, la asimilación de una técnica, no de los resultado
de su utilización Es que necesitamos una técnica para el tratamiento de situaciones
novedosas que no podrá garantizar por su solo uso la corrección del resultado que se
obtenga.-
“Esta situación es, consecuencia del componente decisionista de la actividad del jurista en
el momento de la resolución de un caso. Ya al decidir que método de interpretación va a
utilizar para comprender el sentido de la ley, el jurista debe elegir y para hacerlo (para
decidir si se servirá del método gramatical, teleológico o histórico) no podrá contar con
métodos que le indiquen como se debe optar entre una y otra alternativa”[ix].-
Así la utilidad se evidencia en las clases de guía de los profesores tutores o auxiliares por
un lado y por el otro mediante las videoconferencias que llegan a delegaciones distantes
donde las presencian e interactúan los alumnos es que casi se consigue igual efecto.-
Comentario del método de casos: Las cuestiones fundamentales de la teoría del delito sobre
la base de casos penales, es el método elegido para analizar profundamente y dar la
enseñanza del derecho penal y sigue siendo aplicado por su efectividad en los claustros
universitarios de las ciencias penales, existiendo profusión de libros de grandes juristas
profesores de reconocimiento mundial[x] practicada por los profesionales en sus distintos
roles, pero no debemos olvidar lo que señaló con tanto realismo El Maestro, que ante todo
esta técnica “ha de referirse al hombre que realizó la acción típicamente antijurídica y
culpable; es a él a quien ha de imponerse la sanción comprobada su culpabilidad; a un
hombre de carne y sangre es a quien ha de adecuarse la pena, rebajarla o agravarla según su
"caracterología", e incluso eximirle de ella si fue inimputable por enfermedad o
inconsciencia o bien si su conducta estuvo justificada” (ut infra).-
Por eso al juez penal, al abogado e incluso al funcionario de prisiones, y antes también al
legislador que dicta el ordenamiento jurídico, no les basta con saber derecho penal sino que
precisan conocer criminología, psiquiatría forense y medicina legal e incluso, para un grupo
de los nombrados, “derecho penitenciario”.-
No debemos olvidar que el derecho penal esta concebido para defender los derechos
humanos de los hombres contra el poder del estado y defender los intereses de la sociedad y
que la dogmática penal debe tener por centro limitar la expansión del derecho penal –
Por otro lado, en nuestras sociedades contemporáneas postindustriales o sociedad de la
información que viven como “sociedades del riesgo” entre otros motivos debido a la
existencia de una criminalidad organizada, -que además, opera a nivel internacional como
el terrorismo- y constituye claramente uno de los nuevos riesgos para los individuos (y los
Estados) También otras relevantes le exigen al Derecho Penal mas seguridad y expansión
por las nuevas técnicas de la delincuencia no intencional y sus “fallos técnicos” (con dolo
eventual o imprudencia) en el ámbito del riesgo penalmente relevante o bien en el propio
del riesgo permitido.-
Nos advierten enfrente que el Derecho penal de enemigos no tiene un contenido concreto
[ cualquier contenido es posible en una ecuación geométrica (y = y + i)] y con el que se
corre el peligro de expansión del Derecho penal sin limite alguno olvidando que los
enemigos son también seres humanos de carne y sangre que se les debe respeto por su
dignidad y se les debe como tales las garantías de los derechos humanos.-
Nos advierte el profesor Silva Sanchez que “esto pone de relieve la “perversidad” de las
tesis antigarantistas por muy sectorial que sea su origen, aunque se construyan pensando en
la criminalidad organizada, o en la criminalidad de empresas, sobre la base de la idea –en si
criticable- de que los poderosos no precisan garantías, o que las garantías se conformaron
pensando en un delincuente débil frente a un Estado fuerte y no viceversa, acaban
incidiendo sobre todo el Derecho Penal” [xiii]
Y para no olvidar el contexto social del delito nos da las estadísticas que “aquí y ahora
sigue siendo posible afirmar que el 80 por ciento de la criminalidad (al menos, de la
definida como tal y perseguida) continúa manifestándose como criminalidad de los
marginados(lower class crime), de modo que se corre el riesgo de tomar la parte (menor,
pero muy difundida por los medios de comunicación) por el todo.”[xiv].-
“Así, la apuesta, que parece decidida, por una expansión del Derecho penal, que conlleve la
relativización de los principios de garantía y reglas de imputación en el ámbito de la
criminalidad de los poderosos,- siendo criticable en sí misma-, puede incurrir además en el
error adicional de repercutir sobre la criminalidad en general, incluida la de los “powerles”
en los que no parece pensarse e primera instancia a la hora de proponerlas reformas
antigarantistas”[xv].-
También Kunz al que cita Silva Sanchez “...Un derecho enérgico Penal especial de la
puesta en peligro que corre el riesgo de desbordase por los ámbitos de la criminalidad
tradicional y generar un cambio esencial de modelo, desde el Derecho penal del ciudadano
al derecho penal del Enemigos”[xvi]
Estos principios del Derecho Penal como límite y garantía frente a la expansión y el
autoritarismo son los del inclaudicable defensor del principio de legalidad en su concepción
democrática del Estado de Derecho y su aplicación al hombre de carne y sangre respetando
su dignidad como la que tuvo siempre el Maestro, de enseñar con su ejemplo como nos
contó, del respeto por “la dignidad”el hombre y la autonomía de la enseñanza Don Luis
GIMÉNEZ de Asúa.-
[i] Resumen realizado en Doctrina Penal por Hector Masnatta reproduciendo la que hizo el
autor en español con leves diferencias del original, en su recopilación de artículos, en dos
tomos: Strafrechtliche Aufsätze und Vorträge, Berlín, 1905, t. I, ps. 126 y ss.
Todavía en Mezger perviven estas ideas lisztianas, ya que la obra traducida por Rodríguez
Muñoz con el título de Criminología (Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado, 2da.
ed., 1942), se denomina en el original alemán Kriminalpolitik
auf /kriminologischer Grundlage, Stuttgart Enke. 1934. Añadamos que, cuando escribe el
volumen tercero de la colección en tres tomos de sus Studienbücher, ya usa el nombre de
Kriminologie. Ein Studienbuch, Müchen-Berlin, Beck, 1951
p. 157,
ps. 17 y ss. .
[vi] Comenta Jimenez de Asúa: Nos ufanamos, como españoles, de que Roeder que tanta
influencia tuvo en España y que tan olvidado estuvo en Alemania, haya sido objeto hace
poco de un buen estudio: Joseph Schwieters. Karl David August Roeder. Ein
Biographischer Beitrag zur Geschicte des Strafvollzugs des 19. Jahrhunderts. Inaugural
Diss, Münster, 1964
[vii] Haft, Juristische Rhetorik, 3ª ed. 1985 cit. por Bacigalupo Técnica de Resolución de
casos penales ed. Hammurabi 1990 Bs.As
[viii] Sancinettti Marcelo A., Casos de Derecho Penal Prologo ed. Cooperadora de
Derecho y Ciencias Sociales 1975 Bs.As.
[x] Albin Eser y Björn Burkhardt, Derecho Penal Cuestiones fundamentales de la Teoría
del Delito sobre la base de casos de sentencias penales ed. Colex 1992. Wolfang Schöne La
técnica jurídica en materia penal ed. Abeledo Perrot. 1999 Bs.As; Enrique Bacigalupo
Técnica de resolución.. ob. citada .; Sancinetti Marcelo A., Casos de Derecho Penal.
Tomos I y II Ed. Hammurabi Bs.As. 2005
[xi]Oftried Höffe Estudios sobre Teoría del Derecho y la Justicia ed, Fntamara 1997 pag
153 ISBN 968-476-179-1)
[xii]Jesús María Silva Sánchez La expansión del Derecho Penal. Aspectos de la política
criminal en las sociedades postindustriales. Ed. Cuadernos Civitas, 1999 Madrid España
pag. 22 y ss.
(*) julio_selser@hotmail.com
Profesor titular de Derecho Penal y Procesal Penal de la Universidad Católica de Salta
(IEAD).