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BorregoRamirezyAstier 2023 LibroIntegracionglobalterritorioslocales CIGALIBROUNAM
BorregoRamirezyAstier 2023 LibroIntegracionglobalterritorioslocales CIGALIBROUNAM
INTEGRACIÓN GLOBAL:
Armonía Borrego
M. Isabel Ramírez
Marta Astier
(Coordinadoras)
ISBN: 978-607-30-7593-0
Integración global: el nuevo entorno
de los territorios locales
Armonía Borrego
M. Isabel Ramírez
Marta Astier
(Coordinadoras)
Morelia, Michoacán
2023
Catalogación en la Publicación UNAM. Dirección General
de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información
Hecho en México
ÍNDICE
7
respuesta a una problemática sanitaria (capítulo 3 de la sección IV).
Esta crisis paralizó la alta movilidad de productos en el mundo, lle-
vó a la sociedad a reducir los desplazamientos y a recuperar formas
más autónomas de gestión de vida con el propósito de asegurar la su-
pervivencia (Regis, et al., 2020). Estos cambios tuvieron repercusiones
inmediatas en la organización de los territorios y el medioambiente. La
pandemia que desestabilizó el orden mundial revivificó el debate en
torno a la globalización. Por una parte, se plantea si debiera reducirse
el grado de integración de las economías y con ello proteger la cadena
de suministros; y, por otra, se discute si ha llegado el momento de una
nueva era para la integración global (Massey, 2002; Rodrik, 2012). Esta
discusión alinea la temática de la integración global al análisis territorial
(Haesbaert, 2011).
Aunque la globalización no es algo nuevo en la historia de la hu-
manidad, la expansión acelerada del sistema global dominante de las
últimas décadas creó una gran divergencia que polarizó al mundo y
acentuó la brecha entre países muy ricos y muy pobres (capítulo 1 de
la sección I). La supremacía económica mundial estableció un nuevo
orden global, donde los países del Norte geopolítico absorbieron el po-
der de decidir qué, cómo y dónde producir (Haesbaert, 2019, p. 66). En
cambio, los países del Sur global compitieron por captar los flujos de
capital extranjero. Para ello, debían ceder su riqueza natural, permitir
la invasión de grandes transnacionales en sus territorios y ofertar una
abundante mano de obra barata. Al mismo tiempo, en estos países se
generaron nuevos problemas ambientales locales, se concentró la ri-
queza y aumentó la desigualdad social (Basco, y Mastieri, 2019; capítu-
los 1 de la sección I y 4 de la sección II).
El libro Integración global: el nuevo entorno de los territorios locales
destaca los procesos que surgen en el ámbito local como resultado
de las conexiones con la escala global. Desde una perspectiva teórica
y práctica el libro se articula en torno a dos preguntas: ¿Cómo los
procesos de integración global han transformado el espacio, las rela-
ciones, los patrones sociales y ambientales de los territorios locales?
y ¿Cómo puede contribuir la Geografía Ambiental a la revisión del
sistema global dominante y responder a prioridades de la sociedad
y gobiernos?
Al reflexionar en torno a los temas de la Geografía Ambiental,
nos interesa promover el análisis del impacto de la integración glo-
bal en los territorios locales desde distintas perspectivas, áreas de
conocimiento y escalas; además de las oportunidades, los retos y las
herramientas que permiten modelar las dinámicas espaciales de la
8 Introducción
integración global. De esta manera, los trece capítulos del libro, dis-
tribuidos en cuatro secciones, reflexionan en las complejas transfor-
maciones del territorio para abonar a la comprensión de cómo los
territorios locales participan, se adaptan o resisten a los cambios im-
puestos por las dinámicas globales.
10 Introducción
samente los capítulos del libro, a Adrián Orozco (Unidad de Comunica-
ción Social y de la Ciencia), a Maricruz Barrera, Jorge Andrés González
y Natalia Gómez (Editores Asociados) por sus valiosos aportes para
culminar este libro.
Armonía Borrego
M. Isabel Ramírez
Marta Astier
BIBLIOGRAFÍA
12 Introducción
I
Respuestas
institucionales
a crisis globales
Crisis globales y cambios locales: COVID-19
RESUMEN
15
INTRODUCCIÓN
16 Respuestas institucionales
monopólico, a principios del siglo XX, el principal problema al que se
enfrenta ha sido la dificultad para encontrar salidas para invertir el
creciente superávit económico extraído principalmente por empresas
transnacionales (Baran y Sweezy, 1966).2
En un primer apartado, mostraremos cómo el capitalismo ha fo-
mentado relaciones asimétricas mediante complejas transferencias de
valor y enlaces en las cadenas de producción, a partir de postulados que
generalizan, simplifican e invisibilizan las particularidades geográficas
en las escalas locales y regionales. Se trata de contextualizar cómo la
pandemia de COVID-19 estableció un punto de quiebre que, a su vez,
generó nuevos y poderosos discursos que, a pesar de las repercusiones
claramente territorializadas, han tratado de mantener la interpretación
de homogeneización económica dictada desde el Norte geopolítico. En
un segundo apartado, describiremos el contexto que los analistas de
la economía han denominado efecto de “cisne negro” como un proce-
so global inesperado que, sin embargo, era a todas luces un fenómeno
previsible: es decir, “un cisne blanco”. Posteriormente, explicaremos
cómo esas decisiones desafortunadas en la esfera global –transnacio-
nal– tuvieron repercusiones territoriales y ambientales desastrosas,
en las escalas regionales y locales. Ello nos dará pauta para mostrar,
someramente, algunos de los efectos en la escala nacional; es decir, en
México. Finalmente, plantearemos algunas conclusiones generales. La
intención en este capítulo es esbozar los contornos básicos de los pro-
blemas que implican las cadenas globales de productos básicos en el
contexto de la COVID-19.
18 Respuestas institucionales
esperanza entre algunos intelectuales de izquierda de que el interés
propio, junto con la necesidad de legitimidad, eventualmente llevaría a
las instancias político-económicas dominantes a actuar sobre las apre-
miantes crisis ambientales y sociales de la humanidad, por encima de
los intereses capitalistas. El geógrafo ambiental Noel Castree (2015)
ilustra adecuadamente esta opinión cuando argumenta que “a los líde-
res empresariales y a los responsables políticos les resultará cada vez
más difícil reconocer [las preocupaciones planteadas por los científicos
del sistema terrestre] sin implementar medidas efectivas para reducir
el impacto humano” (p. 2 ), ya que la continua inacción probablemen-
te les haría “sufrir una crisis de credibilidad ignorando las profundas
implicaciones de las sólidas pruebas y pronósticos emitidos desde la
geociencia” (p. 2). Sin embargo, la forma en que los Estados nacionales
han permitido a la COVID-19 atravesar sus territorios, al tiempo que
hacen lo posible para limitar las consecuencias económicas a los nive-
les más bajos, indica que la mayoría de los responsables de la toma de
decisiones están demasiado apegados al sistema neoliberal como para
cuestionarlo. Por lo tanto, no es sorprendente encontrar que las institu-
ciones preeminentes de la globalización neoliberal, como el Foro Eco-
nómico Mundial (Betti y Hong, 2020; Haass, 2020) y el Banco Mundial
(de Nicola et al., 2020; Espitia et al., 2021), se han preocupado más por
la pandemia y los efectos en cadenas de productos básicos, que de las
formas en que estas cadenas han contribuido y exacerbado la pande-
mia, tratando de seguir imponiendo “soluciones” neoliberales (ROAPE,
2021). Mientras tanto, portavoces del statu quo, como Robert Arm-
strong (2020), advierten contra desprenderse del tipo de “lecciones
equivocadas” que podrían llevar a la gente a cuestionar la viabilidad y
conveniencia de un sistema político-económico mundial. Mientras que
los académicos con posturas más liberales tienen esperanzas de que la
pandemia lleve a las élites a emprender reformas modestas para frenar
algunos de los excesos más atroces del capital, lo cual no es muy dife-
rente de Castree (Bhanu Mehta, 2020; Bregman, 2020).
Una de las lecciones más obvias debería ser una reafirmación del
hecho de que no podemos esperar seriamente que la COVID-19, el cam-
bio climático, o cualquier otra catástrofe produzca la “autoextinción
del neoliberalismo” (Achcar, 2020), sin un posicionamiento político
masivo y organizado por quienes están en su extremo receptor (Boyle,
2020; Chomsky y Barsamian, 2020). Al igual que con la crisis finan-
ciera en 2007-2008, aquellos que señalan la intervención del Estado
en la economía como evidencia de la desaparición del neoliberalismo,
confunden la retórica con la realidad del neoliberalismo, que se ha ba-
20 Respuestas institucionales
del comercio incluye una industria turística internacional altamente
lucrativa, que ha pasado de ser un lujo exclusivo a un objeto de con-
sumo masivo.
El papel del turismo, en el movimiento del virus entre los centros
de población internacionales, se ha complementado con el papel del
comercio a lo largo de las cadenas de productos básicos en la propa-
gación del virus más allá de estos puntos de contacto, incorporando
aún más la pandemia en los circuitos mundiales de capital (Wallace,
2020a; Nelson, 2020).
Teorías conspirativas aparte, la atención sobre los orígenes del
SARS-CoV-2 se ha centrado en el mercado mayorista de mariscos en
Whuan, Hubei, y cómo, aparentemente, las interacciones cercanas con
animales salvajes han causado numerosos brotes de enfermedades en
los seres humanos (Maron, 2020). Si bien el punto de origen es impor-
tante para rastrear la aparición y propagación de la enfermedad, tales
visiones geográficas absolutas, a menudo, echan de menos las relacio-
nes territoriales entre los actores económicos globales y los efectos por
los cuales pueden llegar a la mecánica misma de los vínculos. La am-
pliación de nuestro enfoque para considerar las geografías relaciona-
les de la pandemia apunta a cómo “el capital que respalda los tipos de
desarrollo y producción que impulsan la aparición de enfermedades,
en las partes subdesarrolladas del mundo, potencialmente revierte la
causalidad, convirtiendo a Nueva York, Londres y Hong Kong, centros
clave de capital global, en tres de los peores ‘puntos críticos’ del mundo
en su lugar” (Wallace et al., 2014, p. 10).
A nivel mundial, y en China, los alimentos silvestres se están for-
malizando como un sector económico, pero su relación con la agri-
cultura industrial va más allá de simplemente compartir las mismas
ganancias. A medida que la producción industrial —cerdo, aves de co-
rral y similares— se expande a los bosques primarios, ejerce presión
sobre los operadores de alimentos silvestres que resultan en deforesta-
ción. En este sentido, Mike Davis (2020a) argumenta que “esta nueva
era de plagas, como en épocas pandémicas anteriores, es directamente
el resultado de la globalización económica” (p. 14), describiendo cómo
“el capital multinacional ha sido el motor de la evolución de la enfer-
medad a través de la quema o tala de bosques tropicales, la prolifera-
ción de la agricultura industrial, el crecimiento explosivo de los barrios
marginales y la concomitante del ‘empleo informal’, y el fracaso de la
industria farmacéutica para encontrar beneficios en la producción ma-
siva de antivirales de línea de vida, antibióticos de nueva generación y
vacunas universales” (p. 14).
CRIMEN SOCIAL
22 Respuestas institucionales
pandemia mundial no fue de ninguna manera preordenado por ellos.
Los éxitos relativos de países tan diversos como Ruanda, Kenia, Cuba,
Vietnam, Taiwán, Singapur, China, Islandia, Nueva Zelanda o Austra-
lia impiden que los gobiernos, que decidieron permitir que un virus
mortal arrasara con sus poblaciones, evadan la culpabilidad apelando
a cualquier otro tipo de necesidad impuesta externamente (Chomsky
y Barsamian 2020; Nazrul Islam, S. et al., 2020). Décadas de políticas
neoliberales exacerbaron, pero no predeterminaron, las decisiones de
estos gobiernos de no actuar con determinación para detener la pan-
demia. Al negarse incluso a considerar la erradicación, perseguir la re-
presión o emprender más que los intentos nominales de mitigación, la
mayoría de los gobiernos del mundo participaron consciente y delibe-
radamente en lo que Frederick Engels (1845) llamó “asesinato social”,
y sus poblaciones estarían en su derecho de responsabilizarlos de ello
(Abasi, 2021; Foster, 2020; Chowdhury y Foster, 2020).
Al avanzar en la responsabilidad social de la pandemia, Josh Seim
(2020) hace hincapié en tres aspectos: 1) la concentración de mortali-
dad y morbilidad en la parte inferior de la jerarquía social (en térmi-
nos de atributos intersectoriales de clase, raza, género, sexualidad); 2) la
existencia de mecanismos o explicaciones causales capaces de vincu-
lar el sufrimiento desproporcionado con el orden social prevaleciente
y; 3) el conocimiento por parte de los responsables de cuáles serían
las consecuencias. Estos atributos, por supuesto, no son específicos de
la pandemia COVID-19, y las críticas de Engels son anteriores al neo-
liberalismo por más de un siglo, sin embargo, si el neoliberalismo se
entiende mejor como el capitalismo despojado de su rostro humano,
y, a su vez, se piensa la pandemia como un momento en el que el neoli-
beralismo en sí se deja al descubierto, entonces la acusación de crimen
social se extiende a la sociedad capitalista más ampliamente (Més-
záros 1995; Chomsky, 1999; Larson, 2018). Dicho esto, la pandemia si-
gue siendo distinta tanto en términos de la magnitud del sufrimiento
humano infligido, como en el descaro con el que la clase dominante
expresó su voluntad de sacrificar grandes segmentos de la humanidad.
Permítasenos una obviedad: una baja tasa de mortalidad en una
gran población todavía resulta en un gran número de muertes. Ahora
que se han desarrollado varias vacunas y se están desplegando, even-
tualmente se puede perseguir la inmunidad de la población, aunque
aún quedan incertidumbres como la duración de la infección y la po-
sibilidad de mutación (Alwan et al., 2020; Anderson et al., 2020; Fried-
man, 2020). Asimismo, los confinamientos y cierres de fronteras no
deben considerarse realmente parte de una estrategia para combatir la
24 Respuestas institucionales
una infraestructura pública totalmente incapaz de hacer frente a una
epidemia a gran escala, como ocurre con la COVID-19. En particular
hay un aspecto estratégico para ello, ya que la ausencia de cualquier
garantía de atención adecuada también debilita la fuerza relativa de
la clase trabajadora frente al capital (Matthews, 2020). A través de la
privatización y la comercialización, la atención sanitaria está cada vez
más sometida a los caprichos del capital financiero, garantizando no
solo la desigualdad, sino también la extrema inequidad en el acceso a
los medicamentos, tratamientos y servicios necesarios (Turshen y Thé-
baud-Mony 2020).
Un resultado previsible de este enfoque de la salud pública ha sido
el turno a las cadenas mundiales de productos básicos para obtener
artículos de primera necesidad médica, como equipos de protección
(guantes y máscaras faciales), kits de pruebas y respiradores. Esto, junto
con la práctica de la logística “justo a tiempo” para eliminar los costos
de almacenamiento de estos artículos, ha llevado a una grave escasez,
incluso para los trabajadores de la salud. Los gobiernos nacionales fue-
ron advertidos repetidamente, no solo por sus propios epidemiólogos,
sino por organismos internacionales como la Organización Mundial
de la Salud, de que la agricultura industrial estaba aumentando dra-
máticamente la probabilidad (y frecuencia) de que los patógenos peli-
grosos emergieran y se convirtieran en epidemias generalizadas, y que
la desfinanciación de la salud pública y la falta de mantenimiento de
suficientes reservas de equipos de protección y medicina necesarios
exacerbaría tal catástrofe (Moody, 2020; Wallace, 2020a).
La posterior designación de trabajadores esenciales, cuando la falta
de preparación antes de la pandemia requirió cierres a gran escala en
muchos países, indica, además, cuán pocos gobiernos están realmente
preocupados por la salud pública. Por un lado, el personal médico y
otros trabajadores cuyos productos y servicios son esenciales se vieron
obligados a enfrentarse a la emergencia sin suficiente equipo de pro-
tección (Mendoza y Kruesi, 2020; Jacobs et al., 2020; Kitroeff y Villegas,
2020); y por el otro, las personas dedicadas a la seguridad, servicios
sanitarios o alimentación, entre otros, fueron casi olvidados, a pesar de
los riesgos a los que se enfrentaron al seguir prestando algunos de los
servicios más esenciales (Molano, 2020). También, la categoría “esen-
cial” se infló para incluir a innumerables trabajadores en industrias
cuyos productos son inequívocamente no esenciales durante una epi-
demia, así, se vieron obligados también a trabajar sin protección. Según
Wallace (2020a, pp. 37–38), esto ilustra cómo “los trabajadores son tra-
tados como carne de cañón ... no solo en el campo de batalla, sino en
26 Respuestas institucionales
Tanto las cadenas de materias primas como las finanzas interna-
cionales desempeñan un papel central en la situación de México. Las
numerosas industrias del país –en regiones económicas, tales como el
Noreste, la Laguna, el Bajío, entre otras–, muchas de las cuales conti-
nuaron operando sin medidas de protección (Xinhua, 2020; Linthicum,
et al., 2020; Heras y Cuéllar, 2020), desempeñaron un papel central
en la continua propagación del virus entre la población (Hernández,
2020; Kotzev, 2020). En particular, tanto el gobierno estadounidense
como las corporaciones estadounidenses presionaron abiertamente a
México para que mantuviera las cadenas de productos básicos en fun-
cionamiento, independientemente de la cifra de mortalidad (Corchado
y Olivares, 2020). Por otro lado, la decisión de mantener las escuelas
cerradas mitigó potencialmente la propagación de la COVID-19 pero,
el haber confiado en las clases en línea en un país con grandes brechas
en el acceso a internet entre los sectores marginados (en lugar de sus-
penderlas por completo o buscar enfoques alternativos) ha sido criti-
cado por cubrir un ataque neoliberal en curso a la educación pública
(Aboites, 2020).
La decisión del gobierno mexicano de no suspender el programa de
austeridad y restar importancia, inicialmente, a la gravedad de la epi-
demia, mientras impulsaba la reapertura de la economía, suscitó duras
críticas (López, 2021). José Antonio Ocampo, presidente de la Comisión
Independiente para la Reforma del Impuesto Internacional de Corpo-
rativos (ICRICT), declaró en conferencia de prensa en junio de 2020
que “México es uno de los peores casos de América Latina en la gestión
de la crisis real” (Villanueva, 2020). Dada la forma antes mencionada
en que las instituciones financieras internacionales seguían utilizando
préstamos para imponer aún más políticas neoliberales, la decisión de
no asumir más deuda tenía cierta validez, sin embargo, el programa
defendido por el ICRICT no basaba el aumento del gasto en salud y
compensaba los efectos de la creciente crisis económica en los sectores
más empobrecidos, sino en el aumento de los impuestos sobre los in-
gresos corporativos (ICRICT, 2020; Ghosh, 2020).
En resumen, si bien las limitaciones estructurales impuestas a
México por su extrema dependencia de las cadenas de productos bá-
sicos y el turismo después de décadas de neoliberalismo limitaban sus
opciones para responder a la pandemia, la decisión de su gobierno de
intentar reducir algunos de los peores efectos del neoliberalismo sin
enemistarse con los intereses nacionales o extranjeros de la clase capi-
talista agravó la situación en la escala nacional.
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RESUMEN
El uso del suelo es uno de los factores fundamentales del cambio climá-
tico, un problema ambiental que atraviesa todas las escalas geográficas.
El mecanismo Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación
Forestal (REDD+) surge para mitigar el problema del cambio climático
desde el sector forestal. México ha buscado fortalecer su gobernanza y
política ambiental a través del diseño e implementación de este meca-
nismo. A nivel nacional, REDD+ complementa la política forestal y los
acuerdos internacionales signados; a nivel de comunidades locales se ha
materializado a través de programas públicos y proyectos financiados
con fondos internacionales. El presente trabajo analiza cuáles han sido
los cambios inducidos por REDD+ en la estructura de gobernanza para
la formulación y diseño de políticas forestales y agrícolas a nivel subna-
cional y qué efectos ha tenido su implementación a nivel de comunida-
des locales. Nos enfocamos en dos estados de implementación temprana:
Campeche y Jalisco. Encontramos que, en el primero, el proceso estatal se
rige por un nivel de gobernanza regional, la Península de Yucatán; mien-
tras que en Jalisco se agrega un nivel intermunicipal. Las autoridades
ambientales estatales de Campeche e intermunicipales en Jalisco son
quienes toman las decisiones en las iniciativas REDD+. En ambos esta-
dos encontramos que los propietarios forestales seleccionaron solo pro-
gramas y proyectos que les otorgaran ingresos económicos directos, pues
para los actores locales no era prioridad si dichos proyectos contribuían
a incrementar los almacenes de carbono para mitigar el cambio climá-
tico, tal y como lo promueven las agencias internacionales y federales.
37
Palabras clave: gobernanza ambiental; políticas públicas; uso del suelo; desarrollo rural
sustentable; escalas geográficas
INTRODUCCIÓN
38 Respuestas institucionales
eficaz, REDD+ requiere de la alineación de los puntos de vista de una
amplia variedad de actores, en diferentes escalas geográficas, sociales y
políticas, para frenar la deforestación y la degradación forestal (Larson
y Petkova, 2011; Trench y Libert Amico, 2019).
A partir de ello surge la gobernanza nacional de REDD+, que se re-
fiere a todos los arreglos, políticas y procesos institucionales en to-
dos los niveles (nacional y subnacional, incluyendo regional, estatal,
intermunicipal, municipal, y de comunidades locales) para su diseño
e implementación en un país. Esta incluye: 1) procesos de planeación
y toma de decisiones (p.ej.: foros multi-actor, procesos colaborativos,
consultas); 2) marcos de políticas legales, institucionales y regulatorias
(p.ej.: políticas públicas, planes, programas, leyes, reglamentos y proce-
dimientos burocráticos forestales y de otros sectores de uso de suelo); y
3) arreglos institucionales para implementación y cumplimiento (p.ej.:
sistemas de distribución de beneficios, de información de salvaguardas
y de monitoreo, reporte y verificación) (Vatn y Angelsen, 2009; Vatn y
Vedeld, 2013).
Además de las reglas internacionales, el diseño e implementación
de REDD+ en el nivel subnacional está atravesado por los procedimien-
tos operativos de los actores financiadores, quienes tienen un papel
importante en el diseño de las políticas ambientales y promueven nue-
vas reglas sobre el manejo y uso de los territorios forestales (Torres et
al., 2020). Algunos beneficios de esta implementación se orientan a la
diversificación de actividades rurales sustentables para ampliar las fuen-
tes de ingresos de los hogares y mejorar la distribución de los beneficios
en nivel local (Bayrak y Marafa, 2016). Algunos ejemplos de estas activi-
dades son: el desarrollo de sistemas agroforestales, agrosilvopastoriles y
agroecológicos, el aprovechamiento forestal de bajo impacto, o la intensi-
ficación agrícola a pequeña escala con suministros orgánicos y semillas
nativas (Angelsen y Kaimowitz, 2001; Scoones, 2009).
Por lo tanto, es importante analizar el papel que REDD+, siendo un
proyecto de gobernanza global con implementación a nivel nacional,
ha tenido en la gobernanza forestal subnacional y sobre las acciones lo-
cales. De tal forma, la pregunta que guía el presente trabajo es: ¿cuáles
han sido los cambios inducidos por REDD+ en la estructura de gober-
nanza para la formulación y diseño de políticas forestales y agrícolas
a nivel subnacional en México y qué efectos ha tenido su implementa-
ción a nivel de comunidades locales? En particular nos enfocamos en
dos áreas de inversión inicial de actividades tempranas en los estados
de Campeche y Jalisco, abarcando el periodo que comprende la fase de
preparación para REDD+ (2008-2020).
40 Respuestas institucionales
diferentes experiencias, incluyendo las locales. Además, analizamos
los programas productivos forestales y agrícolas que han sido preferi-
dos en las comunidades locales de nuestra muestra (La Plomosa, en el
municipio de Tecalitlán; Zapotiltic, en Zapotiltic, Jalisco; Xmabén, en
Hopelchén, y La Mancolona, en Calakmul, Campeche). Finalmente,
explicamos por qué los programas REDD+ implementados en las dos
comunidades de Campeche no han logrado beneficiar a todos los gru-
pos y por qué la compensación económica por conservación forestal
y actividades productivas sustentables ha sido insuficiente para com-
petir con las actividades productivas de alta renta económica, como
la agricultura industrial.
42 Respuestas institucionales
De acuerdo con el CMNUCC (2011), los países que suscriban REDD+
deben aplicarlo desde un enfoque nacional, bajo el argumento de que
la contabilidad centralizada de las reducciones de emisiones evita la
doble contabilización y aumenta la responsabilidad de gobiernos na-
cionales (Voigt y Ferreira, 2015). No obstante, el enfoque subnacional
se reconoce como una medida provisional hacia la implementación
nacional (CMNUCC, 2011). En el contexto de REDD+, lo subnacional
puede referirse a 1) unidades administrativas o jurisdiccionales subor-
dinadas al Estado nación (p.ej.: estados, regiones, provincias, condados,
distritos, municipios); o a 2) ecosistemas, paisajes o unidades naturales
donde se implementa REDD+ (p.ej.: cuencas, corredores biológicos, va-
lles, zonas montañosas, etc.) (Secco et al., 2014).
La implementación subnacional de REDD+ es un eslabón entre la
ejecución nacional y los proyectos piloto en bosques tropicales, realiza-
dos por comunidades forestales (propietarios y poseedores de bosques),
OSC y el sector privado a nivel local. Estos últimos funcionan según
sus propias reglas; algunos venden los créditos de carbono a través del
mercado voluntario (Angelsen et al., 2012), mientras otras iniciativas
promueven beneficios aparte del carbono (tenencia, capacitación, mo-
nitoreo, etc.). El nivel subnacional es donde deberían ocurrir los procesos
de adaptación de los modelos y propuestas internacionales a las realida-
des locales (downscaling), y de incorporación de las experiencias exito-
sas de los proyectos piloto implementados en nivel local en los diseños
de mecanismos y políticas nacionales (upscaling) (Corbera y Schroeder,
2011; Newig y Moss, 2017; Montoya-Zumaeta et al., 2021).
Las políticas públicas de varios sectores relacionados con los
recursos forestales en los diferentes niveles de gobierno (nacional,
estatal, municipal) deben estar diseñadas para cumplir con el tri-
ple objetivo de REDD+: reducir emisiones de carbono y proveer be-
neficios sociales y ambientales. Así mismo, para lograr un objetivo
más amplio, como puede ser el desarrollo rural sustentable, las po-
líticas públicas deben estar integradas entre sí (integración horizon-
tal) y entre diferentes niveles de organización (integración vertical)
(Briassoulis, 2004).
Dichas políticas deben ser sensibles a las necesidades locales y te-
ner en cuenta las múltiples dimensiones económicas, sociales y am-
bientales del territorio (Skutsch et al., 2015). La inclusión de actores
locales y el grado de influencia que estos puedan tener en las decisio-
nes sobre el diseño de REDD+ depende de la voluntad y capacidad de
los gobiernos, quienes las gestionan a través de diferentes procesos
de participación y consulta (Hemmati, 2002; Vallejo y Hauselmann,
44 Respuestas institucionales
o corredores biológicos. Aunque estas unidades ambientales de im-
plementación agrupan territorios de varias comunidades, la contabi-
lidad de la reducción de emisiones se hace de acuerdo con unidades
administrativas y jurisdiccionales (estados, regiones, municipios)
(Comisión Nacional Forestal [CONAFOR], 2017a).
En México, los titulares formales de los derechos a la tierra, sus
bosques y aguas son los propietarios individuales y los miembros de
sistemas colectivos de tenencia de la tierra (comuneros, ejidatarios,
posesionarios o avecindados), aunque la Nación retiene el derecho de
imponerles las modalidades que dicte el interés público (Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos [CPEUM], 1992, Art. 27). De
acuerdo con la ENAREDD+ (CONAFOR, 2017b), la legislación gene-
ral que la respalda, los propietarios y poseedores también tendrán los
derechos de propiedad sobre las reservas de carbono y las ganancias
resultantes de las actividades de conservación y reforestación, o del
manejo sostenible de los bosques en sus respectivas tierras. Sin em-
bargo, existen limitaciones técnicas para atribuir las reducciones de
emisiones que resulten de la deforestación y la degradación forestal
evitadas a un propietario o poseedor dentro de determinada unidad
ambiental. De tal forma, el ingreso monetario por los créditos de car-
bono que se generen por evitar dichos procesos de pérdida forestal será
propiedad del gobierno, quien lo redireccionará a los actores locales en
forma de subsidios (CONAFOR, 2017b).
En 2010, para probar diferentes instrumentos de política pública y
arreglos institucionales para REDD+ en nivel subnacional, la Comisión
Nacional Forestal (CONAFOR) implementó los Programas Especiales
REDD+ en áreas prioritarias para “acciones tempranas” (Campeche,
Chiapas, Jalisco, Yucatán y Quintana Roo) y designó áreas de replicabi-
lidad (Oaxaca, Michoacán y el Estado de México) (CONAFOR, 2015a;
CONAFOR, 2017a). Los créditos de carbono resultantes se venderían al
Fondo de Carbono del Forest Carbon Partnership Facility (FCPF, un ór-
gano del Banco Mundial) a través de la Iniciativa de Reducción de Emi-
siones (IRE) (2018-2023).
La IRE tiene por objetivo promover la coordinación de políticas
agropecuarias y forestales y probar un modelo de pagos por resultados
(CONAFOR, 2017a). En el nivel subnacional (estatal o intermunicipal),
la IRE incluye la elaboración del “Programas de Inversión” (PI), docu-
mento de política pública que complementa la ENAREDD+ con los de-
talles sobre las actividades y el sistema de distribución de beneficios.
A nivel de comunidades locales, la IRE contempla la elaboración de un
instrumento de planeación de actividades forestales y agrícolas a cin-
3 Originalmente el P-Predial fue diseñado por CONAFOR e incluye sólo actividades fo-
restales.
4 Fue planeado que las actividades comenzaran a implementarse en el año 2018 (CONA-
FOR, 2017a).
5 Fondo Forestal Mexicano (FFM) creado en 2003 por mandato de la Ley General de
Desarrollo Forestal Sustentable (2020).
46 Respuestas institucionales
La compraventa de los créditos de carbono entre el gobierno de Mé-
xico y el FCPF estaría regulada con el Acuerdo de Pago por Reducciones
de Emisiones (ERPA), un acuerdo que presentó varias dificultades para
su formalización tanto en México como en otros países y obligó a que
el Fondo de Carbono del FCPF se extendiera por cinco años más (2020-
2025) (FCPF, 2018). Aún no se explica quién y cómo será recompensa-
do por el aumento de carbono forestal resultado de las actividades más
implementadas con la IRE, ni tampoco de dónde provendrá el dinero
para REDD+ después de la conclusión de la IRE en 2023. Hasta ahora
no se han efectuado los pagos, dado que México no ha firmado el ERPA
por las limitaciones de poder legal y capacidades de CONAFOR para
representar el país en un contrato internacional.
En cuanto a los beneficios sociales y ambientales, la ENAREDD+
incluye referencias a las salvaguardas internacionales, además de
una serie de principios contenidos en la legislación nacional. Los PI
contienen las secciones sobre las salvaguardas sociales y ambientales
incluyendo los principales riesgos y co-beneficios de las actividades
propuestas (CONAFOR, 2015b). También se ha diseñado e implemen-
tado el SIS (Sistema de Información de Salvaguardas) mientras que los
riesgos identificados con la implementación de la IRE se deben abor-
dar a través de los Planes Estatales de Salvaguardas (PES) (CONAFOR,
2017, 2018).
Adicionalmente, la Alianza REDD+ México (MREDD+), una coali-
ción de organizaciones no gubernamentales (ONGs) internacionales
y nacionales6, financiadas por la Agencia de los Estados Unidos para
el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), apoyó el
proceso de preparación e implementación de REDD+ en los estados de
Campeche, Oaxaca, Chihuahua, Estado de México y Michoacán (2010-
2016). Por lo tanto, REDD+ se ha materializado en escala local (comu-
nidades rurales forestales) en México a través de políticas públicas
nacionales diseñadas en el proceso formal liderado por la CONAFOR,
de acuerdo con las indicaciones internacionales de la CMNUCC y me-
diante proyectos piloto subnacionales implementados con los financia-
mientos del FCPF del Banco Mundial y la Alianza M-REDD+, quienes
se pueden considerar como socios desarrolladores e implementadores
(CONAFOR, 2016).
6 Rainforest Alliance (RA), The Nature Conservancy (TNC), Woods Hole Research Center
(WHRC), y Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable (ENDESU).
a) Nivel estatal
El Consejo Técnico Consultivo de REDD+ en Campeche (CTC-Cam)
(2011) modelado en CTC-REDD+ nacional, de conformidad con las in-
dicaciones internacionales, fue el principal foro consultivo multiactor
para la elaboración de la Estrategia Estatal REDD+ de Campeche (EERE-
DD+Cam, 2015). En este foro participaron actores de gobierno, OSC, aca-
demia, comunidades locales y representantes de los sectores productivos
de cada municipio. No obstante, algunos de sus participantes lo critica-
ron por seguir procesos dictados por las autoridades y por no garantizar
la representación equilibrada y sustantiva de todos los sectores, ni su
participación significativa en la toma de decisiones (Špirić, 2018).
El Programa de Inversión (PI-Cam) (2016) fue elaborado por un
equipo de consultores y autoridades ambientales en talleres con miem-
bros y autoridades de comunidades locales y grupos organizados de
productores y en foros que, además de autoridades locales, incluyeron
representantes del sector ambiental del gobierno estatal y nacional,
OSC y académicos (Monzón-Alvarado et al., 2016). Se siguieron proce-
dimientos participativos cuyos diseños tuvieron adecuaciones realiza-
das por los equipos de consultores a las condiciones locales de acuerdo
con su conocimiento e interpretaciones, tal y como Cano Castellanos
(2018) explica en el caso de estado de Chiapas. PI-Cam fue autorizado
por el Grupo de Trabajo REDD+ (GTREDD+) de la Comisión Intersecre-
tarial de Cambio Climático de Campeche (CICC-Cam). A pesar de ser el
principal foro multiactor sobre REDD+ en Campeche, el CTC-Cam solo
validó la versión final del PI-Cam, pero no se involucró activamente en
su elaboración (Špirić y Ramírez, 2021).
También existe una estructura parecida a nivel regional de la Pe-
nínsula de Yucatán (Figura 1). Dentro de ésta se destaca el Comité de
Salvaguardas REDD+ de la Península de Yucatán (2016), que emite
recomendaciones sobre las salvaguardas REDD+ e incluye actores de
gobierno de diferentes niveles y sectores, comunidades locales, grupos,
organizaciones, personas físicas, OSC y academia. El Comité está arti-
culado con la Comisión Regional de Cambio Climático de la Península
de Yucatán (CCPY), la responsable de coordinar las iniciativas de miti-
gación y adaptación al cambio climático en la región, y con el Consejo
Técnico Consultivo REDD+ de la Península de Yucatán (CTC-RED-
D+-PY) y de Campeche (CONAFOR, 2018; CCPY, 2022).
48 Respuestas institucionales
Figura 1. Intercambio de información entre los principales actores y foros REDD+ y actividades implementadas a nivel de
comunidades locales en el estado de Campeche en 2018. El grosor de la flecha representa el nivel de intensidad del intercambio
50 Respuestas institucionales
Cuadro 2. Actividades propuestas para cumplir los objetivos de IRE en Campeche
(Monzón-Alvarado et al., 2016)
Forestal Agrícola
Agricultura de conservación
(intensificación sustentable,
Pago por servicios ambientales uso de semillas criollas y
(hidrológicos y biodiversidad) biofertilizantes)
Conservación Apicultura
(diversificación y aumento de los
ingresos del bosque y acahuales,
cría de abejas meliponas)
Sistemas silvopastoriles
(mejora de las condiciones de
Manejo forestal maderable ganado y de ambiente)
y no maderable Huertos intensivos en traspatios
(manejo sustentable de los (viveros y huertos con especies
Productivas recursos) de valor comercial y cultural,
Reconversión productiva producción de composta y
de acahuales biofertilizantes)
(reforestación productiva o Milpa mejorada
enriquecimiento) (prácticas agroecológicas,
modelos agroforestales,
manejo de fuego)
b) Nivel local
A nivel local investigamos dos comunidades ubicadas en dos munici-
pios de Campeche: Xmabén, Hopelchén, que es tanto área de acciones
tempranas como área de IRE; y La Mancolona, Calakmul, también par-
te del área de acciones tempranas y ubicada en la zona de amortigua-
miento de la Reserva de Biosfera Calakmul (RBC). Aquí presentamos
un resumen de los resultados del análisis a nivel local contenidos en
Špirić et al., (2021).
Xmabén cuenta con 216 ejidatarios (11 son mujeres) que compar-
ten los derechos sobre un territorio de 31,725 ha (Méndez-López et
al., 2015). Además, alrededor de 80 familias tienen contratos de usu-
fructo de hasta 2 ha de área productiva ejidal a cambio de trabajo
comunitario. Las principales actividades de ingresos son: agricultu-
ra tradicional, apicultura, ganadería mayor, agricultura mecanizada
y aprovechamiento forestal, todas apoyadas con subsidios guberna-
mentales. La agricultura mecanizada también funciona a través de
licencias contractuales con agricultores industriales de las colonias
52 Respuestas institucionales
menonitas vecinas7 (Špirić y Ramírez, 2022). Además, la población
local obtiene otros recursos del bosque para autoconsumo, como leña
para cocinar, madera u otro material forestal para la construcción, y
animales silvestres que son cazados para obtener su carne.
En 2013 los entrevistados de Xmabén consideraron que las ac-
tividades de REDD+ debían apoyar principalmente las actividades
productivas, en particular el equipo para optimizar la agricultura me-
canizada, la agroforestería silvopastoril en parcelas individuales y la
apicultura. Además, comentaron que lo pagos de PSA8 deberían ser
más altos y que debería permitirse la caza en estas áreas. La única ac-
tividad que no les gustó por su baja efectividad fue la reforestación en
grandes áreas colectivas.
El Programa Especial REDD+ para la Península de Yucatán (PEPY)
se implementó en Xmabén en 2012 y 2013 e incluyó actividades de
PSA, agroforestería y gobernanza forestal local. Estas actividades no tu-
vieron el éxito que se esperaba: PSA solo impulsó una reducida amplia-
ción del área de Pago por Servicios Hidrológicos (PSAH) existente; el
programa de agroforestería únicamente se implementó en 2013, dado
que al año siguiente el monto ofrecido se redujo tanto que el segundo
grupo de ejidatarios decidió no participar; la asamblea ejidal no aprobó
las nuevas versiones del reglamento interno, ni tampoco fue exitosa la
elaboración de P-Predial, pues solo los ejidatarios tenían acceso a los
beneficios, mientras que las personas sin derecho agrario únicamente
podían participar de manera indirecta como jornaleros.
En 2015 Xmabén recibió subsidios para actividades de manteni-
miento en áreas de aprovechamiento forestal y para promotor forestal.
En 2016 el ejido participó en la consulta ENAREDD+ y en la elabora-
ción de PI-Cam. No obstante, durante el periodo 2016-2019 suspendie-
ron las actividades de aprovechamiento forestal y decidieron ampliar
la superficie designada para actividades productivas y vender otra por-
ción de su terreno forestal (4.066 ha) a la comunidad menonita vecina.
La preferencia para ampliar la superficie de su territorio dedicada
a actividades agrícolas estuvo reforzada tanto por factores políticos
(subsidios del gobierno estatal) como no políticos (la cercanía de los
menonitas). Lo anterior pone en evidencia que, aunque las activida-
des incluidas en los PI de la IRE respondan a las preferencias y ne-
cesidades locales, la eficacia de su implementación dependerá de su
54 Respuestas institucionales
zada, no obstante, la producción mecanizada de maíz fue reportada en
una quinta parte de los hogares entrevistados en 2019. Esta producción
contó con el apoyo del gobierno municipal, pero dadas las característi-
cas del programa (maquinaria pesada, semillas hibridas, insumos inor-
gánicos) no se puede calificar como diversificación sustentable.
a) Nivel estatal
La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Territorial (SEMADET) lide-
ró los talleres multi-actor para la elaboración de una Estrategia Esta-
tal REDD+ (EEREDD+-Jal). Los talleres estuvieron conformados por
autoridades forestales y agrícolas, miembros de la academia, OSC y
representantes del Banco Mundial. La EEREDD+Jal fue aprobada en
2017 por el grupo de trabajo REDD+ (GTREDD+Jal) de la Comisión
Intersecretarial de Cambio Climático de Jalisco (CICC-Jal), el princi-
pal organismo para REDD+ en el estado. El mismo año se estableció el
CTC-REDD+ en Jalisco (CTC-Jal) y desde entonces emite recomenda-
ciones al GTREDD+Jal (Špirić y Ramírez, 2021).
En Jalisco, las Juntas Intermunicipales de Medio Ambiente (JI-
MAs), un modelo de gobernanza descentralizado basado en acuerdos
entre varios municipios de una misma cuenca hidrológica, juegan un
papel importante en la gobernanza estatal REDD+, vinculando a las
autoridades municipales con las estatales, a pesar de las limitaciones
presupuestales y cortos periodos administrativos (véase también Cano
Castellanos y Lazos Chavero, 2017; Bee, 2019). Las JIMAs juegan el pa-
pel de agente público de desarrollo territorial (APDT), un organismo
descentralizado a cargo de ayudar el desarrollo rural integrado coordi-
nando los tres niveles de gobierno en la implementación de REDD+ en
regiones IRE. En Jalisco hay cuatro JIMAs, la del Río Ayuquila (JIRA), la
del Río Coahuayana (JIRCO), la de la Sierra Occidental y Costa (JISOC)
y la de la Costa Sur (JICOSUR), que juntas conforman la totalidad del
área de acción temprana REDD+ y de la IRE (Figura 2).
En 2015, a través de los talleres con actores locales, cada junta ela-
boró su PI. Por ejemplo, las actividades de REDD+ enumeradas en PI
de JIRCO (2016) incluyen una amplia gama de incentivos y medidas
habilitadoras del Programa Especial para Cuencas Costeras de Jalisco
(PECCJ), como la conservación y las actividades productivas en los sec-
tores forestal y agrícola (Cuadro 3).
56
comunidades locales en el estado de Jalisco en 2020. El grosor de la flecha representa el nivel de intensidad del intercambio
Respuestas institucionales
Cuadro 3. Actividades propuestas para cumplir los objetivos de IRE en la Junta
Intermunicipal del Río Coahuayana (JIRCO) en Jalisco (JIRCO,2015)
Forestal Agrícola
Pago por Servicios Ambientales /
Conservación (hidrológicos y biodiversidad)
Manejo forestal sustentable
y de vida silvestre Sistemas silvopastoriles
(manejo sustentable de los intensivos (mejorar el área y la
recursos) actividad ganadera)
Proyectos productivos para Mejoramiento del sistema de
Productivas aumentar el ingreso producción de milpa
(para mujeres, jóvenes y otros (prácticas agroecológicas, mo-
individuos sin derechos, actividades delos agroforestales)
productivas relacionadas con los
bosques)
Fortalecimiento de gobernanza local
(capital social y humano, instrumentos de planeación, P-Predial)
Social Fortalecimiento de instrumentos regulatorios
(asegurar permanencia de actividades con planes de desarrollo y orde-
namientos regionales y municipales)
b) Nivel local
En 2018 P-Predial-Jal fue piloteado en dos comunidades por cada JIMA.
En la JIRCO se seleccionaron dos ejidos: La Plomosa (administrativa-
mente en los municipios de Pihuamo y Tuxpan y geográficamente en-
tre Tecalitlán y Tuxpan) y Zapotiltic (en los municipios de Zapotiltic
y Tuxpan).
La Plomosa cuenta con 111 habitantes; de estos, 33 son ejidatarios
(6 son mujeres) y tienen derecho sobre 891 ha, la mayoría es tierra
parcelada. Las principales actividades de ingresos son: ganadería en
pastizales inducidos y agricultura mecanizada de temporal y de rie-
go para caña de azúcar, agave y maíz, todo ello apoyado con subsidios
gubernamentales. Los tres usos del suelo con mayor superficie son: la
ganadería (67 por ciento), el forestal, en fragmentos de bosque de en-
cino y encino-pino (14 por ciento), y los cultivos de caña (8 por ciento).
El ejido no cuenta con un programa de manejo o producción forestal ni
de aprovechamiento no maderable. El desmonte y la expansión de pra-
deras para ganado es el proceso dominante de cambio de uso del suelo.
En las entrevistas con las autoridades ejidales, recorridos y ta-
lleres de planeación participativa con la comunidad en general, con
productores, con jóvenes y con mujeres, se exploraron alternativas
sustentables para disminuir la deforestación y la degradación forestal
de acuerdo con los objetivos de la IRE (Cuadro 3). En el P-Predial-Jal
del ejido La Plomosa se reconoció un potencial para implementar pro-
yectos silvopastoriles y agroforestales, ambos incluidos en el PI-JIRCO
como actividades de tipo ‘agrícola-productivos’. Dado que estas activi-
dades traerían beneficios directos solo a los ganaderos, principalmente
hombres, se propusieron otros programas agrícola-productivos exclu-
sivamente para las mujeres, como granjas de traspatio con aves de co-
rral y siembra de hortalizas para autoconsumo y comercialización. No
obstante, el plan no incluyó propuestas de actividades productivas para
jóvenes y otros actores sin derechos, ni tampoco las relacionadas con
los bosques (‘forestal-productivas’) incluidas en el PI-JIRCO. Además,
se reconoció la necesidad de modernizar el sistema de riego de los ca-
ñaverales para propiciar el aprovechamiento del agua de los manantia-
les. De manera adicional, se propuso el establecimiento de Unidades
de Manejo Ambiental intensivas de jabalí y venado y un proyecto eco-
58 Respuestas institucionales
turístico relacionado con un manantial de aguas termales. Entre las
acciones más inmediatas se identificaron las actividades de corte ‘so-
cial’, incluyendo la elaboración del reglamento interno como principal
instrumento regulatorio para contrarrestar el creciente individualismo
y la baja participación en la solución de la problemática comunal, y
la capacitación y el acompañamiento técnico de todas las actividades
para el fortalecimiento de la gobernanza local.
El segundo ejido donde las autoridades intermunicipales pilotea-
ron P-Predial-Jal fue Zapotiltic, su núcleo poblacional está habitado por
aproximadamente 22,092 personas. El ejido está conformado por 392
ejidatarios, que comparten derecho sobre una superficie de 6120 ha de
tierra: 2691 de uso común y 3237 de parcelas de uso individual. Solo 88
personas con título ejidal (22 por ciento) son mujeres. Los principales
usos del suelo son: agricultura de riego de caña de azúcar (35 por cien-
to), conservación de bosques (32 por ciento), plantaciones de aguaca-
te (11 por ciento) y cultivos de invernadero (4 por ciento) de empresas
privadas. La actividad agrícola está apoyada con programas federales y
las 1947 ha de bosque que el ejido aporta al área protegida del Parque
Nacional Volcán Nevado de Colima han sido sujetas de PSA. El ejido no
cuenta con autorización oficial para el aprovechamiento comercial de
productos forestales maderables y no maderables. En la actualidad, el
proceso de cambio de uso del suelo de mayor extensión es el incremen-
to del cultivo del aguacate sustituyendo al cultivo de la caña.
Usando la misma metodología que en el caso anterior, se identifi-
caron opciones para disminuir la deforestación y degradación forestal,
habiendo cierto consenso en acciones de tipo ‘agrícola-productivas’,
para mejorar la producción de caña evitando quemas; de tipo ‘fores-
tal-productivas’ para elaborar un programa de manejo forestal que in-
cluya la participación activa de los jóvenes y las mujeres, e incorporar
a estos dos grupos de población en actividades de producción y comer-
cialización de productos agrícolas, ecoturismo y educación ambiental;
y de tipo ‘social’ al actualizar y aplicar el reglamento interno del ejido.
No obstante, no contamos con la información sobre cuáles de las acti-
vidades seleccionadas por las dos comunidades fueron implementadas
y a través de qué programas gubernamentales.
CONCLUSIONES
60 Respuestas institucionales
principalmente con la actividad forestal para preservación y aumento
de las reservas de carbono; mientras que a nivel de las comunidades
locales lo forestal no se puede separar de lo agrícola, ni el incremento
en cantidad de carbono forestal es el resultado más deseado, sino los
beneficios económicos netos.
Las experiencias de implementación de iniciativas REDD+ dise-
ñadas en el nivel subnacional en México podrían servir como punto
inicial en la transformación de las políticas de otros sectores hacia un
desarrollo rural sustentable. Estas experiencias de implementación
temprana han mostrado la diversidad de prioridades sobre el uso del
suelo que tienen los actores en las distintas escalas de toma decisiones
y de jurisdicción territorial, donde el nivel subnacional ha sido en el
que conectan los intereses de lo global con lo local.
AGRADECIMIENTOS
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66 Respuestas institucionales
El convenio sobre la diversidad biológica: algunas
implicaciones globales, regionales y locales
RESUMEN
67
Palabras clave: áreas naturales protegidas; modelo incluyente de conservación;
conservación in situ; planeación comunitaria; conflictos socioambientales
INTRODUCCIÓN
3 Meta 11: al menos el 17 por ciento de las zonas terrestres y de aguas continentales y el
10 por ciento de las zonas marinas y costeras se conservarán por medio del sistema de
áreas protegidas (United Nations Environment Programme, [UNEP], 2010).
4 Los Objetivos de Desarrollo Sostenible 9, 13, 14 y 15 se relacionan directamente con la
meta 11 de Aichi.
68 Respuestas institucionales
A partir de los años 1970 del siglo XX se comenzó a modificar poco
a poco ese paradigma de conservación mediante la incorporación pau-
latina del componente humano como un factor fundamental en el éxito
de los esfuerzos de conservación, a partir de la creación del programa
El Hombre y la Biosfera (MAB) de la Organización de las Naciones Uni-
das para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) (Carabias et
al., 2008). Este cambio se fortaleció con la adopción de los procesos de
desarrollo a nivel global (Leff, 1998) en la cumbre de la tierra de Río de
1992 sobre el Desarrollo Sostenible y con el fomento de la red mundial
de reservas de la biósfera (UNESCO-MAB, 1996).
En ese sentido, a partir del CDB, la presión para la incorporación de
una mayor superficie del planeta a políticas de conservación de la diver-
sidad biológica in situ ha fomentado el fortalecimiento de modelos de
inclusión de las comunidades locales en la toma de decisiones, a partir
del desarrollo de instrumentos de planeación territorial comunitaria,
en los cuales la geografía ambiental ha jugado un papel fundamental.
En este contexto, el análisis de algunas de las implicaciones regio-
nales y locales que ha producido el CDB cobra relevancia, en el marco
de la línea temática Aplicación de políticas y acuerdos internacionales y su
impacto social, ambiental y económico sobre los territorios locales, para po-
der reconocer la contribución de la geografía ambiental como respuesta
a la conciliación de las prioridades locales con las prioridades globales.
El objetivo de este capítulo es presentar cómo la geografía ambien-
tal ha contribuido tanto en el cumplimento de las metas globales de
conservación in situ asociadas al CDB como a responder a las priorida-
des locales de desarrollo, en particular, a partir del cambio en el para-
digma en torno a la conservación. Para ello, se realizó una revisión de
la literatura existente, desde una perspectiva histórica, para resaltar el
proceso de transformación, así como un análisis crítico de la misma
para identificar diferentes conflictos generados por el establecimiento
de las ANP.
70 Respuestas institucionales
Entre los principales efectos de la globalización se pueden destacar
los siguientes: la pérdida de la diversidad biológica; la contaminación
del agua, aire y suelo; el agotamiento de los recursos no renovables y
los lentamente renovables; el cambio climático y la ruptura social y
espiritual (Ehrenfeld, 2003). La Organización de Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura (FAO) establece que la agricultura y el
pastoreo son factores determinantes en la degradación de los ecosis-
temas a nivel mundial (FAO, 2016). El mercado global de carne puede
ilustrar esa situación, ya que implica no solo la expansión de pastizales,
sino también de la frontera agrícola. Además, los productos de origen
animal suministran la tercera parte del consumo mundial de proteínas,
y se prevé que la producción mundial de carne se incrementará más
del doble entre el año 2000 y el 2050; es decir, para su producción,
se utiliza el 30 por ciento de la superficie del planeta, mientras que el
cultivo de forrajes requiere el 70 por ciento de la superficie agrícola
(Iniciativa de ganadería, medio ambiente y desarrollo de la FAO [FAO-
LEAD], 2009). Sin embargo, la mayor producción de carne se concen-
tra en países en desarrollo, mientras que los principales consumidores
son los países desarrollados (FAO, 2005).
La región de América Latina y el Caribe refleja esta situación, debi-
do a su alta dependencia de la producción primaria, que compromete
el hábitat de muchas especies para satisfacer la demanda internacional
de materias primas (FAO, 2013). Para ilustrar esta idea, entre 1990 y
2005, América Latina perdió alrededor de 64 millones de ha de bos-
ques (Forestry Economics and Policy Division (FEPD), 2007), mientras
que entre 2005 y 2015 se perdieron 29.5 millones de ha (Durango et
al., 2019). La importancia de esta región del planeta radica en que es el
área más rica en diversidad biológica del mundo, con seis países mega-
diversos (Brasil, Colombia, Ecuador, México, Venezuela y Perú) que cu-
bren una superficie terrestre de menos del 10 por ciento del planeta y
contienen el 70 por ciento de las especies de mamíferos, aves, reptiles,
anfibios, plantas e insectos conocidas (United Nations Development
Programme [UNDP], 2010).
En México, la pérdida de vegetación natural es un problema central
en la conservación de la biodiversidad (Martínez-Meyer et al., 2014).
Múltiples investigaciones reportaron tasas alarmantes de pérdida de
vegetación en la década de 1980 (Castillo et al., 1989; Masera et al.,
1992; Toledo, 1992), muy a tono con las tendencias globales y regiona-
les, lo que llevó a impulsar políticas para detener la velocidad del cam-
bio, así como para cuantificarlo de una manera más certera (Rosete et
al., 2014). Desde el año 2006, las cifras oficiales reportadas en México
72 Respuestas institucionales
año 2030. Los objetivos 9, 13, 14 y 15 están relacionados de manera
directa con la meta 11 de Aichi. En particular, los objetivos 14 (vida sub-
marina) y 15 (vida de ecosistemas terrestres), promueven la conserva-
ción in situ mediante el establecimiento de áreas naturales protegidas
(ONU, 2015b).
74 Respuestas institucionales
servación a partir de la armonización de tres pilares fundamentales
(Desmet, 2014): 1) la conservación de la diversidad biológica; 2) el man-
tenimiento de los ecosistemas y, 3) el desarrollo sostenible (United
Nations Environment Programme [UNEP], 2003). Los resultados del
congreso se presentaron en la Conferencia de las partes (COP 7) del
CDB, en Kuala Lumpur (2004), resaltando los elementos de gobernabi-
lidad, participación, equidad y participación en los beneficios relacio-
nados con las ANP de las poblaciones locales (UNEP, 2004). En años
recientes, se ha enfatizado en la importancia del CDB para proteger los
derechos de las comunidades indígenas en torno al principio de auto-
determinación en la conservación de la diversidad biológica, inclusive
de forma más avanzada que en el marco jurídico actual de los derechos
humanos (Cittadino, 2019).
El establecimiento de un ANP conlleva a un proceso de redefinición
del territorio, ya que se dota a una superficie un carácter y una función
distintos a los que hasta entonces tenía, para establecer una nueva ca-
tegoría que soporta un interés público que la distingue del resto (Azue-
la et al., 2019). En ese sentido, el conflicto se puede interpretar como
un amplificador de territorialidad y como un detonador de procesos
asociados al territorio (Stamm y Aliste, 2014). Melé (2006) plantea que
hay dos formas de ver la territorialización que produce una ANP: por
un lado, se puede ver como una extensión del control de los poderes
públicos; por otro lado, es posible interpretarla como una nueva forma
de ensamblaje entre las poblaciones y lo político en lo local, a partir de
una democracia dialógica o participativa (Melé, 2006, citado en Azuela
et al., 2019). Esas dos maneras de interpretar la territorialización están
directamente ligadas a los dos modelos de conservación señalados: el
modelo excluyente, que se relaciona directamente con un acto de au-
toridad y control del poder público (gubernamental), y el modelo in-
cluyente, que reconoce el derecho de las comunidades locales sobre el
territorio y sus recursos.
Figura 2. Superficie ocupada por áreas naturales protegidas (ANP) de 1990 a 2021
76 Respuestas institucionales
Martinez-Alier (2004) propone una clasificación de conflictos eco-
lógicos y los agrupa en tres grandes categorías: 1) conflictos en la ex-
tracción de materiales y energía; 2) conflictos sobre transporte; y 3)
conflictos sobre los residuos y la contaminación. Si bien las tres catego-
rías se pueden encontrar dentro de un ANP, al revisar a detalle su pro-
puesta (Anexo 1), no se reconoce el tipo de conflicto primordial que se
genera al implementar el modelo de exclusión para el establecimiento
de las ANP: el acceso al territorio y sus recursos (Igoe, 2006).
Melé (2013) propone la noción de “conflictos de proximidad” para
describir situaciones que involucran la movilización de personas para
incidir en el control de su espacio cercano. A partir de los objetivos
principales que provoquen esa movilización, plantea tres grandes
grupos de conflictos de proximidad: 1) luchar contra los riesgos, con-
taminación y molestias; 2) luchar contra proyectos de infraestructura
pública y, 3) luchar por permanecer. En este último grupo se puede
reconocer el conflicto ocasionado por el modelo de exclusión: per-
manecer en el territorio, mantener el derecho al uso del mismo y al
aprovechamiento de sus recursos, además de mantener las identidades
étnicas y la autonomía local (Escobar, 2006).
Se puede reconocer que existen avances importantes en la co-ges-
tión de las ANP, pese a una constante de conflictos con las comunida-
des locales por la permanencia en el territorio y el acceso a los recursos
naturales. Al realizar un análisis sobre algunas de las regiones más ri-
cas en diversidad biológica del planeta, encontramos que existen pro-
blemas en la gestión compartida, originados por la carencia de una
articulación adecuada entre órdenes de gobierno, competencias y res-
ponsabilidades entre las partes, lo que ha derivado en serios problemas
de gobernabilidad y de control del territorio (Redparques-FAO, 2008).
En el Anexo 2 se presenta una muestra de algunos conflictos documen-
tados en la literatura en África, América Latina y Asia.
78 Respuestas institucionales
la diversidad biológica y los ecosistemas: la Ley General del Equilibrio
Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), reconociendo el para-
digma del desarrollo sustentable como eje rector. Las modificaciones
de la LGEEPA en 1996 fortalecieron el Sistema Nacional de Áreas Na-
turales Protegidas (SINANP) e incorporaron la participación ciudadana
y de la población local en la creación de nuevas ANP en terrenos de su
propiedad (Castañeda, 2006).
En el año 2007 se publicó el Reglamento de la LGEEPA en mate-
ria de ANP, con lo que se completa el marco jurídico. Este reglamento
especifica los elementos para su caracterización, las funciones y de-
pendencias involucradas en su administración, operación y vigilancia,
además de fortalecer el papel de la CONANP como órgano desconcen-
trado del Gobierno Federal encargado de la administración de las ANP
(González et al., 2014). El caso de México es similar al resto del mundo
en cuanto a los conflictos por la creación e implementación de las ANP;
a continuación se presenta una selección de ellos identificados en la
literatura analizada (Cuadro 1).
Fuentes: Azuela y Mussetta, 2009; Barrera, 2016; Graf et al., 2003; Hensler y Merçon, 2020;
Mesta y Martínez, 2004; ONCA, s. f.; Pallanez y Moreno, 2016; Rojas-Correa y Palafox-Muñoz,
2018; Sosa-Montes et al., 2012; Vázquez y Fermán, 2009 y von Bertrab, 2010.
80 Respuestas institucionales
protegiendo los valores culturales existentes, y comunicando públi-
camente las iniciativas para que exista una participación oportuna de
los interesados; 3) se asegure la plena participación de los pueblos, las
comunidades indígenas y de las comunidades asimiladas a aquellos; 4)
se facilite la integración y la activa participación de los pueblos, comu-
nidades indígenas y las comunidades asimiladas a aquellos en los con-
sejos asesores de las ANP, así como en otras instancias y, 5) se garantice
la libre determinación de los pueblos, las comunidades indígenas y de
las comunidades asimiladas a aquellos, a través de la administración
eficaz de las áreas conservadas por ellos (CNDH, 2016).
García-Frapolli (2015) señaló la exclusión de las comunidades lo-
cales en la elaboración de programas de manejo de las ANP, y explica
que existen diferentes interpretaciones de lo que es la participación
social, desde una participación pasiva hasta la automovilización, cuan-
do la colectividad toma la iniciativa para la acción colectiva de manera
independiente a las intervenciones de los actores externos (Pimbert
y Pretty, 2000).
5 Una definición del concepto es la propuesta por Wu y Hobbs (2007) “…es la ciencia y
el arte de estudiar e influir en la relación entre patrones espaciales y procesos ecológi-
cos a través de niveles jerárquicos de organización biológica y diferentes escalas en el
espacio y el tiempo” (p. 284).
82 Respuestas institucionales
biólogos, ecólogos, organizaciones no gubernamentales y funcionarios
públicos por entender la interacción entre grupos humanos y su entor-
no a partir del manejo tradicional de los recursos naturales, tema que
fue impulsado internacionalmente a partir de la Cumbre de la Tierra
en Río de 1992 (Durand, 2017).
En ese contexto se generan las importantes modificaciones a la
LGEEPA en 1996 que, además de fortalecer la conservación in situ
mediante ANP, fortalece los instrumentos de planeación territorial y
propicia el desarrollo de proyectos, tales como el Corredor Biológico
Mesoamericano México (CBMM), que buscan atender las necesidades
de las comunidades y promover la conservación, a partir de procesos de
planeación comunitaria participativa, fuera de las ANP (Álvarez-Icaza
y Anta, 2018).
El CBMM ha sido un parteaguas en cuanto a la utilización de ins-
trumentos de planeación participativa a nivel comunitario, así como
un impulso de la conservación de la diversidad biológica fuera de las
ANP (Rosete et al., 2021). Si bien desde el Instituto Nacional de Ecología
(INE) se comenzó a desarrollar una estrategia para promover ordena-
mientos ecológicos locales en las zonas de influencia de las ANP, fue
hasta el nuevo milenio que, con el impulso del CBMM, se concretó la
colaboración con la CONANP para desarrollar esa estrategia de apoyo
a las ANP con ordenamientos ecológicos locales (Volcán Tacaná, Calak-
mul, La Encrucijada, Montes Azules, por mencionar algunos).
Los ordenamientos ecológicos locales y regionales promovieron la
conservación de la diversidad biológica a partir del aprovechamiento
sustentable, con la categoría de uso del suelo de “Flora y Fauna” bajo la
política de conservación (preservación en la LGEEPA). Éstos también
orientaban para el establecimiento de Unidades de Manejo Sustenta-
ble de la vida silvestre (UMAs) y proponían las áreas con característi-
cas acordes para ser incorporadas a una conservación de la diversidad
biológica con mayores restricciones para su aprovechamiento, ya sea
dentro del sistema de ANP federales, estatales o municipales, o me-
diante la conservación voluntaria a partir de ordenamientos ecológicos
comunitarios (estableciendo una política de protección).
A partir de 2004 la CONAFOR comenzó a impulsar de manera de-
cidida los Ordenamientos Territoriales Comunitarios (Arias, 2006),
como base de planeación para el manejo comunitario de los bosques,
pero también para identificar zonas susceptibles a ser integradas en el
programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA) que inició su ope-
ración en 2003 (CONANP, 2010), al ser designadas voluntariamente
a la conservación. Ello se refleja en el crecimiento de los ordenamien-
84 Respuestas institucionales
En el caso de México, la mayoría de las superficies destinadas como
ADVC (69 por ciento) ha sido el resultado de procesos de planeación
territorial comunitaria, aunque la gran mayoría de las ADVC son de
carácter privado (64 por ciento) (CONANP, 2021), situación que pone
sobre la mesa el debate internacional sobre las ANP privadas (APP).
Varios autores resaltan la importancia de las APP como un com-
plemento a las estrategias gubernamentales de protección para alcan-
zar los objetivos globales de conservación (Teh et al., 2008; Cortés et
al., 2019; Palfrey et al., 2020; Quintas-Soriano et al., 2021), por los be-
neficios ecológicos que generan (von Hase et al., 2010; Pavlacky et al.,
2021), como los corredores que propician la conectividad entre grandes
ANP (Palfrey et al., 2020; Quintas-Soriano et al., 2021). Sin embargo,
las contribuciones de las APP a la conservación no son del todo claras
(Rissman et al., 2007; von Hase et al., 2010; Gordon et al., 2011; Quin-
tas-Soriano et al., 2021), además de que no se vinculan directamente
con mejoras en la calidad de vida de la población local (Palfrey et al.,
2020) o no reportan compromisos establecidos por los actores o entre
sectores (Cortés et al., 2019), e incluso pueden propiciar la fragmenta-
ción y la perturbación de los hábitats (Rissman et al., 2007).
Por otro lado, hay autores que señalan que las áreas comunita-
rias protegidas en los pueblos originarios, además de complementar
las ANP gubernamentales (Corrigan et al., 2018), pueden favorecer la
existencia de instituciones locales de gobernanza más sólidas, ade-
más de que fomentan la existencia de organizaciones civiles locales y
evitan el acaparamiento de los bienes públicos por una elite (Salerno
et al., 2020).
CONCLUSIONES
86 Respuestas institucionales
AGRADECIMIENTOS
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96 Respuestas institucionales
Anexo 1. Clasificación de conflictos ambientales.
Elaboración propia a partir de Martínez-Alier, 2004
98 Respuestas institucionales
Anexo 2. Conflictos por ANP en regiones biodiversas del mundo
2.- Sri Lanka Expulsión de los Vedda en 1983, aun cuando Colchester, M.
Parque Nacional de habían estado reclamando derechos sobre sus (2003)
Dumoga-Bone tierras por lo menos desde 1970. Los Vedda
(tradicionalmente cazadores, recolectores y
agricultores migratorios), tuvieron problemas
para adaptarse a una vida sedentaria.
Armonía Borrego1
RESUMEN
107
INTRODUCCIÓN
2 Incluye GEI por uso y cambio de uso de suelo para cultivos alimenticios —para ganado
y consumo humano— (24%), cultivos para alimentación de ganado y humano (27%),
producción de ganado y pesquerías (31%) y cadenas para suministro alimentario —
procesamiento de alimentos, transporte, embalaje, distribución al por mayor y mino-
ristas— (18%).
METODOLOGÍA
Figura 1. Componentes del meta-acoplamiento del aguacate entre México y Estados Unidos
3 Work Plan for the exportation of Hass avocados from Mexico to the United States of
America, 2011.
c) Exportadores
7 Tamaño para exportar a Estados Unidos: Calibre 32 ‘Super’ (más de 330 g.), calibre 36
‘Super’ (300 a 330 g), calibre 40 ‘Super’ (265 a 300 g), calibre 48 ‘Extra’ (205 a 265 g),
calibre 60 ‘Primera’ (170 a 205 g), calibre 70 ‘Mediano’ (150 a 170 g), calibre 84 ‘Comer-
cial’ (120 a 150 g), además el cliente solicita un grado de maduración específico.
9 Mission Produce, West Pak Avocado, Del Monte Fresh Produce, California Avocado
Growers (Calavo), Promexavo Corp y Westfalia Fruit Marketing.
10 México Calidad Suprema (MCS), GLOBAL G.A.P. (Good Agricultural Practices), USDA
Organic, International Accreditation Forum (IAF), SENASICA, PAMFA, PRIMUS, SAGAR-
PA NOM-066-FITO-2002, etc.
Fuente: United States International Trade Commission (USITC, 2020) y FAOSTAT, 2020.
CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
RESUMEN
137
INTRODUCCIÓN
Productivos
Modelo de producción Orgánico Convencional Trinh et al., 2020
predominante
Uso de tecnología Tradicional Agroquímico, Maqui- Bravo-Monroy et
naria agrícola al., 2016
Rendimientos Bajos Altos Agostini et al., 2020
Seguridad alimentaria Alta Baja Liebig et al., 2016
Ambientales
Erosión del suelo Baja Alta
Biodiversidad del sistema Alta Baja Jha et al., 2014
Mantenimiento de las Alta Baja Tully et al., 2013
funciones del suelo
Uso de insumos agrícolas Bajos Altos Trinh et al., 2020
Contaminación del suelo Baja Alta Silva et al., 2019
y cuerpos de agua
Resiliencia y sustenta- Alta Baja Nesper et al., 2019
bilidad
Socioeconómicos
Cohesión social Alta Baja Toledo y Moguel,
2012
Tenencia de la tierra Comunal o ejidal Propiedad privada Toledo y Moguel,
predominante 2012
Integración al mercado Alta Alta Agostini et al., 2020
internacional y nacional
Ingresos por producción Intermedios Altos Hernández-Aguile-
de café ra et al., 2019
Ingresos por la venta Hernández-Aguile-
de otros productos del Altos Bajos ra et al., 2019
agroecosistema
Figura 3. Análisis climático elaborado con base en datos promedio de 1960 al 2000 de
la estación meteorológica de Santa María Yucuhiti. a) índice de humedad; b) análisis
de la evapotranspiración
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
BIBLIOGRAFÍA
RESUMEN
163
INTRODUCCIÓN
3 Los cultivos transgénicos son plantas que han sido modificadas genéticamente en el
laboratorio al introducir genes de otras especies que les dan nuevas características
útiles para la agricultura intensiva, por ejemplo, resistencia al herbicida glifosato o
resistencia a algunas plagas.
MATERIALES Y MÉTODOS
RESULTADOS
Indicador Porcentaje
5 Para el caso de uso de tractor se divide en dos categorías: rentado o prestado y en pro-
pio; mientras que las razones para no solicitar crédito se dividen en tres categorías.
Unidades de producción
Indicador
Número Porcentaje
Destino de la producción
Producción
Cultivo total (ton) Para Para
Semilla para consumo de consumo de Para venta
siembra la familia los animales
Muchos son los factores que han contribuido al abandono del sistema
de cultivo milpa. Turrent (2012), lo atribuye a la Revolución Verde, pues
menciona que antes de dicho cambio tecnológico, prácticamente todo
el maíz en las UP de pequeña escala se sembraba en milpa, e incluso
medianos y grandes productores de maíz practicaban el policultivo. Sin
embargo, a finales de la década de 1960 solo se sembraba el 10.8 por
ciento de la superficie total de maíz (5.828 millones de ha) en siste-
ma milpa (de acuerdo con datos de la Dirección General de Economía
Agrícola). Por su poca importancia, en términos de extensión, dejó de
reportarse a partir del VI Censo Agrícola de 1980 (Turrent, 2012).
Aguilar y colaboradores (2003) complementan a Turrent al afir-
mar que los apoyos oficiales para modernizar la agricultura maicera se
extendieron a las zonas de temporal donde persistía la milpa durante
las décadas de 1970 y 1980. La superficie cultivada con milpa se redujo
aún más en estas décadas porque los fertilizantes, plaguicidas y herbi-
cidas se promovieron incluso en los sistemas de roza, tumba y quema
y, por otra parte, los apoyos gubernamentales estaban condicionados al
uso de estos insumos y al monocultivo.
Las políticas de ajuste estructural de la década de 1980, las reformas
de la década de 1990, la drástica reducción de subsidios y la apertura
AGRADECIMIENTOS
RESUMEN
189
ser útil tanto para la academia como para organizaciones civiles y
agencias gubernamentales interesadas en colaborar con comunidades
rurales en pro del fortalecimiento del manejo y la conservación de su
patrimonio natural.
INTRODUCCIÓN
Las comunidades rurales del Sur global4 enfrentan nuevos retos para
el manejo sostenible de sus bienes naturales a causa de su participación
en las dinámicas socioeconómicas (Lenzen et al., 2012; Steffen et al.,
2015; da Silva, 2017; Givens et al., 2019). La interacción de estas comu-
nidades en los mercados globales provoca cambios sociales y territo-
riales que pueden afectar la integridad de los sistemas socioecológicos
y amenazar los medios de vida tradicionales (Eakin, 2005; Jandreau
y Berkes, 2016; Davis et al., 2020). La integración de las comunidades
rurales del Sur global en las dinámicas globales resulta en cambios am-
bientales, entendidos como alteraciones de las condiciones o funciones
del entorno natural (Matson et al., 1997; Tilman et al., 2001; Hackmann
et al., 2014). Estos cambios suelen ser inesperados e inciertos, y las con-
diciones ambientales que generan difícilmente pueden entenderse de
forma aislada (Turner II et al., 1990; Schlüter et al., 2019).
Por ejemplo, en México muchas comunidades rurales han adoptado
la producción de cultivos intensivos, como el aguacate o más reciente-
mente las berries (Pérez-Llorente et al., 2019; González-Ramírez et al.,
2020) como principal actividad económica, a expensas de actividades
4 El concepto de “Sur global” no es en realidad geográfico, sino que alude a las condicio-
nes estructurales globales heredadas de la época colonial con el surgimiento del capi-
talismo y los imperios, las cuales siguen operando en la actualidad. Dado que los países
colonizadores se sitúan en el Norte geográfico y la mayoría de los países colonizados
están geográficamente al Sur de los colonizadores, el “Sur global” remite al conjunto de
países y territorios donde las condiciones de vida de sus habitantes son propias de las
poblaciones desfavorecidas en los países que estuvieron bajo el yugo colonial. Así, hay
Sur global también en países del Norte geográfico (e.g., pueblos indígenas en Estados
Unidos y Canadá), además de los países del Sur geográfico, y viceversa. Consideramos
como “comunidades rurales del Sur global” a grupos sociales que habitan en territorios
no urbanos, cuya población se dedica principalmente a actividades agropecuarias, sil-
vícolas o pesqueras. Dichas comunidades experimentan injusticias estructurales que
se expresan, por ejemplo, en procesos extractivos asociados al aumento de la demanda
internacional de materias primas localizadas en sus territorios o bienes de consumo
susceptibles a ser producidos en él (Svampa, 2013).
MATERIALES Y MÉTODOS
Análisis
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
a) Principio 1. Pluralismo
El principio de “pluralismo” se refiere a procesos de coproducción de
conocimientos que “reconocen explícitamente las formas de conocer y
hacer” de los diversos colaboradores (Norström et al., 2020: 184). Ana-
lizamos los beneficios del pluralismo en experiencias de ciencia ciuda-
dana orientadas al fortalecimiento del manejo de bienes naturales en
comunidades rurales del Sur Global e identificamos algunas limitacio-
nes para su desarrollo.
El pluralismo distingue la propuesta de coproducción de conoci-
mientos de otros enfoques de investigación colaborativos, por ejemplo,
la ciencia ciudadana en la mayoría de sus formas. El reconocimiento
de la validez y relevancia de los diferentes sistemas de conocimientos y
prácticas no suele ser explícito en los proyectos de ciencia ciudadana,
ya que suelen ser de tipo contributivo. Además, dichos proyectos suelen
estar en sintonía con el principio de ciencia ciudadana propuesto por
la Asociación Europea de Ciencia Ciudadana (European Citizen Science
Association [ECSA]), que estipula que “los proyectos de ciencia ciuda-
dana deben generar un nuevo conocimiento científico” (Robinson et
al., 2018: 29). Es decir, la ciencia ciudadana generalmente reconoce las
capacidades y los conocimientos de la ciudadanía para participar en
una investigación científica, pero en los términos de los intereses de la
comunidad científica. Así, los conocimientos con los que la ciudadanía
contribuye o interpreta son “traducidos” para ser asimilados dentro de
los sistemas de conocimiento científico.
En nuestra revisión identificamos referencias a los actores parti-
cipantes, sus roles y las formas de conocimientos que contribuyeron
en los procesos (Cuadro 1). Por ejemplo, en el caso de "comunidades
campesinas o indígenas" identificamos referencias que reflejaban el
desempeño de diferentes roles como "vinculación de actores", "diseño
de investigación", "monitoreo", "recolección de datos", "toma de decisio-
nes y desarrollo de medidas", "capacitación" o "contratación". Además
identificamos referencias de "comunidades campesinas o indígenas"
que colaboraron desde diferentes formas de conocimientos como "ba-
sados en el lugar", "indígenas", "locales" o "tradicionales".
Comunidades campesinas o
Agencias de gobierno
ONG externas
ONG locales
Academia
indígenas
naturales
locales
Vinculación de actores X X X X X
Diseño de investigación X X X
Monitoreo X X
Recolección de datos X X X
Roles
Análisis X
Validación de X X X
información
Toma de decisiones y de- X X X
sarrollo de medidas
Capacitación X X X
Contratación X X
Conocimientos basados X X
en el lugar
Conocimientos científi- X X X X
Conocimientos
cos y técnicos
Conocimientos X
indígenas
Conocimientos locales X X X
Conocimientos X X
tradicionales
AGRADECIMIENTOS
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Claudia Escalera-Matamoros1
Resumen
221
INTRODUCCIÓN
2001-2006
El desarrollo regional equilibrado requiere mejorar “la infraestructura
para estimular la creación de empleos en las comunidades más rezaga-
das del país” (Presidencia de la República, 2001, p. 33).
2007-2012
“Los caminos rurales son fundamentales para abrir paso a la educación
y la capacitación para el trabajo, a la salud, a la nutrición y a las inver-
siones que signifiquen más empleos. Con caminos se puede llevar a
los mercados la producción propia y emprender negocios; se facilita la
llegada de servicios de salud y de educación” (Presidencia de la Repú-
blica, 2007, p. 59).
2013-2018
Se plantea como estrategia el “modernizar, ampliar y conservar la in-
fraestructura de los diferentes modos de transporte, así como mejo-
rar su conectividad bajo criterios estratégicos y de eficiencia” y como
acciones “fomentar que la construcción de nueva infraestructura que
favorezca la integración logística y aumente la competitividad deriva-
da de una mayor interconectividad” que incluye “mejorar y moderni-
zar la red de caminos rurales y alimentadores”, así como, “conservar y
mantener en buenas condiciones los caminos rurales de las zonas más
marginadas” (Presidencia de la República, 2013, p. 74).
2019-2024
Para impulsar la reactivación económica, el mercado interno y el empleo
“el sector público fomentará la creación de empleos mediante programas
sectoriales, proyectos regionales y obras de infraestructura, pero también
facilitando el acceso al crédito a las pequeñas y medianas empresas”
(Presidencia de la República, 2019, p. 16). La construcción de caminos
rurales permitirá la conexión de cabeceras municipales “con carreteras
de concreto, lo que generará empleos, reactivará las economías locales
y desalentarán la migración” (Presidencia de la República, 2019, p.16).
Entre los programas públicos que permiten rastrear elementos de los dis-
cursos de OI se encuentra la Estrategia Microrregiones (EM), que surgió
en el año 2001 (Secretaría de Desarrollo Social [SEDESOL], 2005, ahora
Secretaría de Bienestar) como una política de desarrollo social orientada
al desarrollo regional y vinculada con la infraestructura.
De acuerdo con una evaluación de diseño del año 2007 su objetivo
era “contribuir a detener y eventualmente revertir las enormes y crecien-
tes desigualdades económicas y sociales que afectan a las áreas rurales
más pobres del país” (Soto et al., 2007, p. 41) a través de dotarlas “de un
piso mínimo de infraestructura básica que permitiera reducir los altos
niveles de marginación y sentara las bases para un mejor aprovecha-
miento de los escasos activos productivos locales” (Soto et al., 2007, p. 41).
Las reglas de operación del Programa de Desarrollo Local Microrre-
giones —que forma parte de la EM— establecían que los apoyos para
accesibilidad incluían obras de construcción, ampliación, rehabilita-
ción, conservación y mejoramiento de vías de comunicación con el
objetivo de posibilitar una mayor integración económica y social (SE-
DESOL, 2005, p. 3).
De acuerdo con la OCDE, la introducción de la EM significó un
cambio radical en la política pública mexicana, pues se reconoció “la
importancia de enfocarse en lugares más que en sectores y en inversio-
nes más que en subsidios” (Pezzini, 2006, p. 147).
Otro programa en el que es posible identificar elementos de este
discurso es el Programa para el Desarrollo de Zonas Prioritarias
(PDZP), vigente en la SEDESOL entre los años 2009 y 2015. Su mi-
sión era contribuir a la reducción de desigualdades regionales a través
del fortalecimiento del capital físico y el desarrollo de acciones que se
integraran al proceso de desarrollo de zonas marginadas, rezagadas o
en pobreza (SEDESOL, 2008). Entre los apoyos del programa se en-
contraba la construcción, rehabilitación y/o equipamiento de caminos
rurales como parte de la mejora en infraestructura social y comunitaria
(SEDESOL, 2013).3
4 Para este propósito se buscó que la selección de las localidades y de personas encuesta-
das al interior de cada localidad capturara la mayor variabilidad posible en elementos
relevantes para la accesibilidad. Para las localidades se consideró un espectro de ta-
maños según población y niveles de accesibilidad (indicador Condición de Ubicación
de CONAPO). Al interior de cada localidad la muestra se levantó trazando una X en
toda su extensión con el fin de conseguir variabilidad en aspectos que dependen de la
ubicación exacta de las viviendas, como paradas del transporte público; condiciones
de las banquetas, calles y alumbrado e ingreso en el hogar.
Porcentaje de indíge-
Porcentaje de perso-
nas que viven en ho-
Porcentaje de muje-
promedio
Localidad
(años)
(años)
Edad
(%)
(%)
(%)
Muestra 42 7.6 52 70 53
Atapaneo 50 5.9 47 48 52
Atécuaro 44 6.2 54 36 73
El Tejocote- 37 5.9 63 44 85
La Cieneguita
Ajuno 40 6.9 49 85 36
Cuanajo 42 6.6 50 90 48
Huecorio 40 12.4 43 83 71
Janitzio 39 8.6 50 96 7
Tzurumútaro 42 8.3 52 64 36
San Pedro 40 8.1 50 74 35
Tarímbaro
No reali-
zó alguna Es complicado
actividad ¿Qué tan fácil o difícil fue realizar los usar el trans-
por la siguiente durante el último mes? porte público
dificultad para hacer
Localidad de llegar actividades
% cotidianas por
lo que prefiero
Cubrir gastos de Llegar a un lugar usar un vehículo
traslado cuando lo quiere particular
o lo necesita
CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
BIBLIOGRAFÍA
RESUMEN
243
caciones científicas, medios de comunicación y difusión en general.
Analiza las relaciones entre el acceso, uso y percepción de los espacios
verdes públicos urbanos con los beneficios que éstos aportan y los de-
safíos que enfrentan los planificadores de las ciudades respecto a la
salud física y mental de los ciudadanos en el contexto de la pandemia
por la COVID-19.
Palabras clave: medio ambiente; salud física y mental; consuelo; planificación urbana;
equidad espacial
INTRODUCCIÓN
METODOLOGÍA
RESULTADOS
b) Factores socioeconómicos
No hay duda de que existe un uso diferencial de los EVPU y los factores
que influyen están estrechamente relacionados con el nivel socioeco-
nómico y la desigualdad económica en la población, como ocurre con
cualquier fenómeno social humano. Las personas con mayores ingresos y
ciertas ocupaciones laborales, como las que se pueden realizar desde casa
(profesionistas, académicos y estudiantes) cuentan con mayor probabi-
lidad, oportunidad o disponibilidad de acceder y aprovechar los EVPU.
Los factores específicos que podrían facilitar o limitar el acceso
a EVPU incluyen la propiedad de un automóvil, que permita llegar a
EVPU más distantes, y la capacidad de pagar entradas u otras tarifas a
sitios públicos más costosos, como algunos parques urbanos, zoológi-
cos y otras áreas de recreación; así se observó en Japón (Uchiyama y Ko-
hsaka, 2020). La disposición de tiempo también resultó relevante. Los
jornaleros, los/las trabajadoras/es ocasionales-informales y la gente en
condición de calle cuentan con menos tiempo libre para aprovechar
los EVPU, en comparación con los trabajadores desde casa, que tienen
mayor flexibilidad de horario y salarios seguros. Uchiyama y Kosaka
(2020) encontraron que los más ricos y las familias con más hijos ten-
dían a hacer más visitas a estos espacios. En el estudio realizado en la
microcuenca del Arroyo Tierras, los informantes mencionaron que las
b) Beneficios psicológicos
El beneficio psicológico inicial más evidente es el de la actividad física en
un espacio abierto o EVPU para mitigar o aliviar el estrés y la fatiga men-
a) Parques grandes
De acuerdo con Samuelsson et al. (2020), los parques con mayor área
pueden tener una función y un uso diferentes durante una pandemia;
por ejemplo, estos se han vuelto más importantes para el ejercicio físi-
co. Algunas de las personas que participaron respondiendo la encuesta,
en entrevistas o en grupos de enfoque en la microcuenca del Arroyo
Tierras, mencionaron que antes de la pandemia solían visitar áreas de-
portivas de mayor tamaño en la ciudad, como el Complejo Deportivo
Bicentenario o el Deportivo Morelos-INDECO.
c) Jardines comunitarios
Son parte de la cubierta verde urbana adaptable al distanciamiento
físico, ya que fomentan las conexiones sociales y emocionales huma-
no-humano y humano-naturaleza. Estos espacios reciben una atención
renovada como refugios al aire libre para el alivio del estrés, la recrea-
ción, las actividades culturales y la conexión social. Existe la posibili-
dad de acondicionar como EVPU espacios no utilizados, entre ellos los
terrenos abandonados o áreas anteriormente dedicadas a la industria
dentro de las ciudades. En la microcuenca del Arroyo Tierras algunas
zonas se utilizan para reducir riesgos en zonas de deslave. En algunas se
han acondicionado los márgenes para sembrar diversos tipos de plan-
tas que ayudan a retener el suelo y evitan los deslizamientos.
Sin embargo, una variante de la gentrificación de los barrios, que
puede denominarse gentrificación verde, se siente como una amenaza
de clases sociales. Las intervenciones de ecologización urbana están
asociadas al desplazamiento de los espacios públicos a largo plazo y
de los residentes marginados y pobres (Anguelovski et al., 2019). Las
políticas económicas neoliberales han producido un aumento en la
d) Calles verdes
Los cambios en los modos de transporte urbano y en las infraestructu-
ras están estrechamente relacionados con los beneficios y las posibles
soluciones de los EVPU. En muchos países hay estadísticas e informa-
ción al respecto, ya que las ciudades han cerrado calles al tráfico de
vehículos y han construido o ampliado carriles para bicicletas como
respuesta a la COVID-19. De esta forma, se ha dado mayor prioridad
a la seguridad de ciclistas y peatones, con ejemplos documentados en
Milán, París, Bogotá, Londres y la CDMX (Honey-Rosés et al., 2020;
Kleinschroth y Kowarik, 2020; Wray, 2020).
Se requieren políticas como Calles abiertas, Calles verdes y Calles
lentas (Slater et al., 2020) con una combinación de cambios de uso
preferencial a corto plazo, así como la construcción a largo plazo de
una infraestructura de transporte más adecuada. Una propuesta sería
la implementación de carriles bici para conectar con la infraestructura,
de manera que sean mucho más accesibles para las personas sin trans-
porte en automóvil (Wray, 2020). Con esto el acceso se ampliaría enor-
memente. Por otra parte, las áreas verdes deberían estar a 15 minutos a
pie de cualquier casa, es decir, un primer paso podría ser generar una
buena conectividad entre la estructura urbana verde ya presente, antes
de generar nuevos espacios.
CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
BIBLIOGRAFÍA
Anguelovski, I., Brand, A. L., Connolly, J. J., Corbera, E., Kotsila, P.,
Steil, J., ... Argüelles Ramos, L (2020). Expanding the boun-
daries of justice in urban greening scholarship: Towards an
emancipatory, anti-subordination, intersectional, and rela-
tional approach. Annals of the American Association of Geogra-
phers, 110(6), 1743-1769.
Burgos, A., Barrera, O., McCall, M. K., Méndez, Y., Morales, L. M.,
Orozco, A., Ruiz, C. y Vieyra, A. (2020). Memoria Técnica: “Per-
manencia en casa e impactos socioeconómicos de la COVID-19
en Morelia y municipios conurbados (COVID-19/ZM Morelia)”.
CIGA-Universidad Nacional Autónoma de México.
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mates of the population at increased risk of severe COVID-19
due to underlying health conditions in 2020: a modelling
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Cvejić, R., Eler, K., Pintar, M., Železnikar, Š., Haase, D., Kabisch,
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mework Programme, Greensurge Report: D3.1.
Delgado, T., Granados, J. y McCall, M. K. (2021). Investigación parti-
cip-ativa de las percepciones locales sobre el impacto del medio
ambiente urbano en la salud de los pobladores de la microcuenca
del Río Tierras, Municipio de Morelia, Michoacán, en el contexto
de la pandemia de COVID-19 en México, 2020 [Informe técnico].
Proyecto Redes Horizontales de CONACYT Nr.319542.
RESUMEN
265
cíficamente Morelia y Oaxaca. Esto contribuye al entendimiento del
proceso global de integración por la urbanización periurbana e impac-
tos de las relaciones ambientales.
INTRODUCCIÓN
MATERIALES Y MÉTODOS
Nota: A) La Zona Metropolitana de Morelia (ZMM) conformada por Morelia, Tarímbaro y Charo.
B) Ubicación de los estados. C) La Zona Metropolitana de Oaxaca (ZMO) se conforma por 22
municipios: 1. Oaxaca de Juárez; 2. San Agustín de las Juntas; 3. San Agustín Yatareni; 4. San
Andrés Huayapam; 5. San Antonio de la Cal; 6. San Bartolo Coyotepec; 7. San Jacinto Amilpas; 8.
Ánimas Trujano; 9. San Lorenzo Cacaotepec; 10. San Pablo Etla; 11. Villa de Etla; 12. San Sebastián
Tutla; 13. Santa Cruz Amilpas; 14. Santa Cruz Xoxocotlán; 15. Santa Lucía del Camino; 16. Santa
María Atzompa; 17. Santa María Coyotepec; 18. Santa María del Tule; 19. Santo Domingo
Tomaltepec; 20. Soledad Etla; 21. Tlalixtac de Cabrera y 22. Villa de Zaachila. Fuente: Elaboración
propia con información del INEGI (2018).
RESULTADOS
8 Las viviendas más carentes usan diablitos, una conexión ilícita a la corriente eléctrica
con el fin de obtener el servicio de energía eléctrica sin pagar por él.
9 Según el Código de Desarrollo Urbano del Estado de Michoacán de Ocampo estos frac-
cionamientos deben tener un estudio de impacto ambiental previo, que por su condi-
ción de irregular no tienen. El código también planea que si se localizan cercanos a la
cabecera municipal deberán entregar sus obras urbanas a los Ayuntamientos (Artículo
414). Pero no da indicación alguna sobre la no responsabilidad en el otorgamiento de
servicios. Sin embargo, sí indica que los ayuntamientos tienen atribuciones de regular
y planear su zonificación (Artículo 1º, Congreso de Michoacán de Ocampo, 2017).
10 En Charo el organismo operador del agua es el Comité de Agua Potable y Alcantarilla-
do de Charo (CAPA) que solo atiende a la cabecera municipal.
Desventajas Oportunidades
11 El municipio de Villa Zaachila se localiza en una de las zonas con mayor superficie de
pastizales en la Zona Metropolitana de Oaxaca.
280
Integración global
Nota: A) Ubicación de fraccionamiento, B) Usos de suelo, C) Infraestructura
Figura 3. Ubicación, suelos e infraestructura de la Agencia Vicente Guerrero
15 En la Agencia solo existe la propiedad ejidal, no la propiedad privada. Ante esta situa-
ción los vecinos gestionan sus cartas de posesión para asegurar su patrimonio.
Desventajas Oportunidades
Villa Zaachila Concentración en zonas precarias y aisladas Organización inter-
(Msf) de zonas de servicios. na (h).
Física Fragmentación entre originarios y nuevos
Agencia pobladores
(Lsf) Mayor carencia de servicios y contamina-
ción en agua y suelo
Estigma por su ubicación y origen irregular
Villa Zaachila que caracteriza sus relaciones con los fun- Organización
(Msso) cionarios municipales (v). interna (h).
Conflictos con asentamientos vecinos y
Social ejidatarios (h).
Todos pueden
Agencia Exposición de habitantes a enfermedades y participar en la
(Lsso) falta de acceso a servicio de salud. Asamblea (relacio-
nes horizontales)
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
RESUMEN
293
INTRODUCCIÓN
MATERIALES
Los datos que se usaron para este estudio están compuestos por datos
epidemiológicos y cartográficos: 1) El número de casos confirmados
diarios de COVID-19 y defunciones para el período del 23 de febrero
MÉTODOS
(1)
(2)
(3)
(4)
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
AGRADECIMIENTOS
BIBLIOGRAFÍA
RESUMEN
315
zona de estudio o proponer futuros programas que permitan mejorar
la gestión de los recursos naturales.
INTRODUCCIÓN
MATERIAL Y MÉTODOS
Figura 1. Localización del sitio de estudio, así como de las áreas clasificadas manualmente
para entrenar y verificar el modelo U-net
322
claras denotan pasos de reescalamiento de la información (ya sea hacia abajo en la parte codificante o hacia arriba en la parte
descodificante). Por su parte, los números alrededor de los cubos indican las dimensiones de la imagen en el eje x (en la parte
inferior), eje y (a la izquierda), eje z (i.e., número de bandas, en la parte superior)
Análisis espacial
pertenencia por clase por pixel. Este procedimiento se realiza en la par-
te descodificante del modelo. Además, en esta parte de la red se utilizan
las conexiones salteadas para proveer de información de mayor resolu-
ción a cada paso en el reescalamiento hacia arriba (upsampling). El úl-
timo paso de la red es pasar la imagen final por una capa de activación
softmax, la cual calcula la probabilidad de pertenencia por clase de cada
uno de los pixeles de la imagen.
Para construir el modelo U-net se utilizó el paquete unet (Falbel y
Zak, 2020). El entrenamiento del modelo se realizó utilizando el sof-
tware R 4.0.3 y el paquete keras (Allaire y Chollet, 2020) con tensor-
flow (Abadi et al., 2016) como backend. Por su parte, para realizar una
búsqueda de la combinación de hiperparámetros óptimos se realizaron
varias iteraciones utilizando el método de early stopping para evitar el
sobreajuste. El entrenamiento se detuvo cuando la métrica de precisión
no aumentó en una centésima después de 10 épocas. La combinación
de hiperparámetros explorados constaron de tamaño de lote (16, 32,
48), el número de filtros en la primera capa (32, 64) y la probabilidad
de dropout (0, 0.1, 0.2, 0.3, 0.4, 0.5; Srivastava et al., 2014). Otros pará-
metros del modelo incluyeron el uso de: filtros convolucionales de 3
x 3 pixeles, la función de entropía cruzada como función de pérdida,
el optimizador Adam, una normalización por lote y una inicialización
normal de He para inicializar los pesos de los filtros (He et al., 2015). La
exploración de hiperparámetros se realizó utilizando el paquete tfruns
(Allaire, 2018) y se generaron en total 90 modelos.
Para evaluar los resultados obtenidos de la exploración anterior
se calculó la precisión total de la clasificación predicha por el modelo
U-net como el número de pixeles correctamente clasificados entre el
total de pixeles. Además, se calculó la métrica F1-score promedian-
do la media armónica de la precisión y la sensibilidad de cada clase
(Zou et al., 2004).
De todas las corridas con distintos hiperparámetros, se eligió como
mejor modelo el que presentara la mayor precisión en el conjunto de
datos de validación. En caso de haber más de un modelo que presentara
una precisión similar (menos de una centésima de diferencia) se eligió
al que presentara el mayor valor para la métrica F1-score. Por último,
para la arquitectura que permitió obtener la mayor precisión se calculó
la matriz de confusión para los datos de validación, así como la preci-
sión del usuario y del productor para cada clase.
326
superior de cada gráfico representan el número de capas ocultas en el modelo. A) muestra la precisión total del modelo, mientras que B) (en la página
siguiente) muestra el valor del F1-score
Análisis espacial
Evaluación de técnicas de aprendizaje profundo... 327
Figura 6. Dos ejemplos de la imagen original (RGB en escala de grises) seguido de la
clasificación manual y la clasificación predicha por el modelo U-net. En las últimas dos
columnas se muestra la probabilidad de pertenencia a cada clase, en la penúltima en un
intervalo de 0 (negro) a 1 (blanco), mientras que en la última se muestra en un intervalo
de 0 (negro) a 0.5 o mayor (blanco)
Nubes
Bosque
Bosque
maduro
humano
Sombras
Caminos
secundario
Asentamiento
Vegetación acuática
Precisión del usuario
Plantaciones jóvenes
Plantaciones maduras
Pastizales / Agricultura
Agua 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 NA
Asentamiento
0 37470 3509 2064 503 400 1425 15 53 39 3201 0 0.77
humano
Bosque maduro 0 69 383352 14026 518 2823 3571 1294 19970 3085 512 0 0.89
Bosque
0 686 13184 23459 92 73 6126 5138 15148 13 74 0 0.37
secundario
Caminos 0 117 189 241 10000 314 1428 102 392 1 822 0 0.73
Sombras 0 32 3685 2127 181 1891 1375 387 2820 32567 991 0 0.71
Suelo 0 2 840 440 4806 458 23709 177 494 0 51852 0 0.63
Vegetación
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 NA
acuática
Cuadro 1. Matriz de confusión de la clasificación obtenida con el modelo U-net sobre
los datos de validación. Las entradas marcadas con NA corresponden a clases que no se
Precisión del
NA 0.97 0.9 0.28 0.4 0.84 0.88 0.08 0.73 0.88 0.69 NA
productor
329
DISCUSIÓN
CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
ABREVIATURAS
BIBLIOGRAFÍA
Abadi, M., Barham, P., Chen, J., Chen, Z., Davis, A., Dean, J., Devin,
M., Ghemawat, S., Irving, G., Isard, M., Kudlur, M., Levenberg,
J., Monga, R., Moore, S., Murray, D. G., Steiner, B., Tucker, P.,
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edings of the 12th USENIX Conference on Operating Systems De-
sign and Implementation. EUA, 265–283. https://www.usenix.
org/system/files/conference/osdi16/osdi16-abadi.pdf
Allaire, J. J. (2018). tfruns: Training Run Tools for ‘TensorFlow’ [Pa-
quete de R]. https://CRAN.R-project.org/package=tfruns
RESUMEN
345
cias específicas desde la geografía ambiental para fortalecer la gestión
local de desastres en pandemias como la actual.
INTRODUCCIÓN
7 En este capítulo nos referimos a los datos abiertos como aquellos que están libremente
disponibles, sin restricciones de derechos de autor u otros mecanismos que impidan
su uso.
8 Los servidores cartográficos online permiten visualizar, consultar y analizar informa-
ción geográfica a través de Internet utilizando o emulando algunas de las aplicaciones
de los Sistemas de Información Geográfica (SIG). Estos servidores pueden ser de ma-
pas, de teselas, de datos brutos, de metadatos y de geoprocesos.
9 Para más información véanse sus páginas web: https://giscorps.org/, https://mapac-
tion.org/, https://globalmapaid.org/, https://mercycorps.org/ (URL consultadas el
28/08/2021).
10 https://www.openstreetmap.org/ (URL consultada el 28/08/2021).
11 En este capítulo nos referimos a los drones ligeros como aquellos cuyo peso máximo de
despegue no superan los 25 kg y sus rangos máximos de operación horizontal y vertical
son inferiores a 5 km y 500 m, respectivamente.
12 Nos referimos a la gestión local de desastres (Tanaka, 2008) y no la gestión local del
riesgo de desastres (Lavell et al., 2003) para enfatizar que las acciones de respuesta y
recuperación en Guambía se realizaron mayormente con los medios disponibles de la
población indígena directamente afectada por los deslizamientos y flujos de lodo.
ESTUDIO DE CASO
Figura 3. Estimación de daños tras las fuertes lluvias de marzo de 2020 en Guambía
Nota: El Cabildo estimó los daños en pesos colombianos. Convertimos esta cantidad a dólares
usando el tipo de cambio promedio de abril de 2020: 1 USD = 3968.94 COP. Los nombres de
algunas veredas en la estimación no coincidían con un mapa veredal proporcionado por el
Cabildo, lo que permitió identificar que dicha cartografía probablemente estaba desactualizada.
Fuente: Autoridades Ancestrales Misak de Guambía (16/04/2020).
MATERIALES Y MÉTODOS
a) Mapeo pre-desastre
b) Mapeo post-desastre
CONCLUSIONES
Dos años han pasado desde la declaración del estado de pandemia. Pese
a los esfuerzos globales, el fin de la pandemia aún parece lejano y el
surgimiento de nuevas no se descarta a futuro. Por esto, es fundamental
actualizar los protocolos de bioseguridad para responder ante desas-
tres, descentralizar su gestión y fortalecerla localmente. Esto permitirá
evitar peores escenarios como: 1) responder sin coordinación ante un
desastre durante un brote masivo del virus; 2) llevar el virus a lugares
sin o con pocos contagios al responder ante un desastre23; o 3) que la
población local deba responder y recuperarse por sus propios medios
y sin los protocolos sanitarios ni los recursos económicos, humanos y
tecnológicos necesarios para impedir que los efectos del desastre hagan
sinergia con los causados por la pandemia debido al abandono estatal o
la ineficiencia gubernamental, como fue en el caso de Guambía.
Siempre existirán escenarios donde la capacidad de gestión local
se vea rebasada por las condiciones socioeconómicas y la vulnerabili-
dad de la población afectada, o por la magnitud misma del desastre. En
dichos escenarios quizá sea imposible descentralizar la gestión guber-
namental de desastres y atender las recomendaciones y medidas sani-
tarias ante la COVID-19. Pese a ello, deben explorarse protocolos que
permitan responder de la mejor manera posible en virtud del tipo de
desastre y de la evolución de la pandemia. En ambos casos, contar con
información cartográfica reciente será indispensable. La utilización
23 Tal fue el caso de Tonga tras el tsunami del 15 de enero de 2022 causado por la erup-
ción del volcán Hunga Tonga Hunga Ha’apai: “A la doble catástrofe en Tonga, país hasta
hace semanas libre de la COVID-19, le siguió el primer brote con contagios locales de
la pandemia vinculado a la llegada de la ayuda humanitaria, procedente en su ma-
yoría desde Australia y Nueva Zelanda”. Tomado de https://www.eluniverso.com/
noticias/internacional/tonga-recupera-las-comunicaciones-tras-reparacion-de-ca-
ble-roto-por-tsunami-nota/ (URL consultada el 16/03/2022).
AGRADECIMIENTOS
BIBLIOGRAFÍA
Armonía Borrego
M. Isabel Ramírez
Marta Astier
(Coordinadoras)
ISBN: 978-607-30-7593-0