Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(Introducción)
Queridos hijos:
Quería hablarles de un tema que me parece bien importante por tantas cosas que suceden. De no tener claridad en estas cosas, ellas
servirían para seguir oscureciendo y confundiendo en esta realidad que nos toca vivir; y agravarían la crisis que soportamos. Me refiero
a las apariciones, o supuestas apariciones, mensajes, locuciones, etc.
Estas cosas pululan aun entre nosotros los llamados “tradicionalistas”. A veces nuestros fieles se mantienen dentro de todo ese
mundo, con el riesgo de “los engaños del diablo” que allí puede haber, y con el riesgo de descuidar la Fe.
En estos temas, hay que dar toda la primacía a la Sagrada Escritura y sus profecías (“profecías de la Revelación Pública”), y podemos
decir que “con eso nos basta”.
(Cuerpo 2: ¿Cuál debe ser la actitud del católico frente a las revelaciones “privadas”?)
La Tradición (revelación oral) y la Sagrada Escritura (revelación escrita) constituyen el “Depositum Fidei” (el Depósito de la Fe), el
conjunto de enseñanzas y verdades dadas por Dios. Se le llama también “Revelación Pública”. Y se cerró y acabó con la muerte del
último de los apóstoles: San Juan. Esto, la Fe, debe ser la vida del católico, “lo más principal”. Porque todo católico SE DEBE APOYAR EN
LA FE, EN LA FE CATÓLICA, la cual en general se daña si uno está detrás de apariciones, etc, etc. Lo acabamos de oír por boca de San Juan
de la Cruz.
Las apariciones, mensajes, etc, constituyen lo que se llama revelaciones “privadas”. Y en éstas se pueden dar muchas falsas, y se
puede caer fácilmente en engaños del diablo. Aquí en Colombia hay muchísimas, “por todos lados”.
1
Literalmente decía “se le ingiere”.
¿Cuál debe ser la actitud de un católico frente a las revelaciones “privadas”?
Uno no puede negar que Dios puede dar apariciones verdaderas: Dios puede dar estas cosas. Pero el católico tiene que ser consciente
de que hay muchísimas falsas, y cómo se prestan éstas para que el diablo engañe y haga daño. El texto de San Juan de la Cruz es muy
fuerte.
Entonces: Sin negar que estas cosas se pueden dar de parte de Dios, ser más bien bastante esquivo y reticente con las apariciones, más
bien no dejarse llevar por ellas (porque además, estrictamente, no las necesitamos).
Con mayor razón se debe seguir este consejo hoy en día, en que el diablo anda “tan suelto”, “engañando tanto”. Con mayor razón hoy,
que la falta de luz y de claridad es tan grande (“niebla tan espesa que casi se puede tocar con la mano”).
Saben cuánto he insistido sobre estas cosas en años anteriores. Un ejemplo (del año pasado): En nuestro propio barrio, a pocas
cuadras, las supuestas apariciones-revelaciones de la Virgen. En el librito que han editado había “recetas”: Si tiene problemas digestivos,
escriba en un papel “Jesús” y coma dicho papel (!). Otro caso: Hierva 10 minutos (?) una medallita de la Virgen y luego tome dicha agua
(!). Lo penoso y triste es que –según parece- aun feligreses iban allí. Este ejemplo es más burdo, pero, en lo esencial, el problema es
siempre el mismo con las supuestas apariciones, aun si éstas son más sutiles o refinadas.
(Cuerpo 3: Nuevas apariciones, “LAS CRUZADAS DEL ROSARIO” de Mons. Fellay, la mensajera)
En estas semanas, muchos (o varios) de ustedes han estado al tanto o han leído sobre las supuestas apariciones de la Virgen (creo son desde
el año 2000), sobre su mensaje, sobre las Cruzadas del Rosario de Mons. Fellay, la mensajera, etc.
La primera Cruzada del Rosario que pidió Mons. Fellay, en el año 2006, tenía como “primera intención” obtener que Benedicto XVI libere la
Misa de siempre. Esto no se obtuvo y lo que ocurrió fue peor.
Creemos que estas apariciones son falsas, por lo menos por lo ocurrido con la Misa y el Motu Proprio de Benedicto XVI. Y porque la Virgen
María (la verdadera Virgen María) no podría apoyar o respaldar algo así. Además, no podemos sostener que Benedicto XVI cumplió con aquello
de liberar la Misa Tridentina con su Motu Proprio.
Benedicto XVI, en dicho documento, establece como regla para la Iglesia Católica (“rito ordinario”) la “misa moderna”, una “misa” que en sus
textos y en sus ritos tiene errores que dañan la Fe, una “misa” que tiene riesgo de invalidez, una “misa” protestantizada y protestantizante, una
“misa” que niega el Sacrificio de la Cruz o lo oculta (y en vez de ello es: “La Cena del Señor”). Benedicto XVI, con su Motu Proprio, además da
legitimidad a la “misa moderna”. Mons. Lefebvre usaba una expresión bien fuerte para expresarse sobre ella, la llamaba “misa bastarda”.
¿Y qué pasó con “nuestra” Misa? En ese mismo documento, Benedicto XVI llama a la verdadera Misa, a la Misa de siempre, “el rito
extraordinario”. Con lo cual la regla pasa a ser la otra, y ésta –la verdadera- es una excepción, “rito extraordinario”.
“Padre, pero Benedicto por lo menos dejó libre la verdadera Misa, la liberalizó”. Esto es falso:
Primero, porque Benedicto XVI, en el documento, no manifestó la absoluta libertad que tiene cualquier sacerdote para que celebrarla cuando
quisiere, tanto en forma pública como en forma privada. Segundo, porque en las parroquias la dejó librada a los permisos y reglamentaciones
de los obispos (en los horarios públicos de la parroquia); frente a lo cual, la casi totalidad de los obispos del mundo han puesto mil trabas y
hasta han perseguido a los sacerdotes interesados (y ni entremos en el tema de que –además- la ordenación sacerdotal “moderna” tiene riesgo
de invalidez, con lo cual sería “estar gastando pólvora en chimango”).
Por eso, volviendo a estas apariciones, las Cruzadas, etc: Si en estas apariciones, la supuesta Virgen María ha apoyado esto del Motu Proprio,
decimos: Ésta no es una aparición verdadera, no es algo que viene del Cielo, allí no está la Virgen María.
Sobre el tema, en general, de las apariciones: Uno puede seguir las que han sido aprobadas por la Iglesia. En la aparición mencionada, se
habla asimismo de “la consagración de Rusia”: Así como se la ha presentado (en otras ocasiones; diferentes personas), eso no es así, o no es tan
así. Pero hoy no entro en este tema.
(Conclusión)
Todo ese mundo de mensajes, locuciones, apariciones, pueden llevar a errores, males, cosas graves. Debilitan nuestra Fe –como dice San
Juan de la Cruz-.
La vida del católico debe ser la Fe y las obras de esa Fe, es decir la Caridad. El Depósito de la Fe, nuestra Santa Religión, deber ser suficiente
para nosotros, ¡para todo católico!
Y si en épocas “normales” (pongamos, sin aclarar mucho: como las de San Juan de la Cruz) uno debía ser precavido y más bien guardar
distancia con estas cosas: Con mucha mayor razón hoy, en épocas de crisis como las que vivimos, donde todo está tan mezclado, donde todo
está tan “revuelto”, no hay mucha luz, y donde la poca luz que hay puede ser opacada por las falsas apariciones.
Terminamos la prédica con un gran pedido a Dios y a María Santísima, para que en todo esto que padecemos, la crisis de la Iglesia y la crisis
interna de la Fraternidad San Pío X, ELLOS PERMITAN QUE HAYA MÁS LUZ. Que nuevos hechos o “dichos” nos permitan tener más luz, para
tantos buenos sacerdotes, para tantos buenos feligreses, por las almas buenas.
AVE MARÍA PURÍSIMA.