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El sol brillaba en las planicies de Grecia, y en un claro, Silfaride el caballero dorado de Piscis

estaba oliendo unas frescas flores de primavera.

De las sombras, un destello metálico se vio reflejado por el sol, y de las sombras una daga salió
volando hacia el caballero dorado. Siendo ágil Silfaride evadió la daga mirando hacia atrás
buscando a aquel que atentó contra su vida.

.- Si vas a intentar matarme al menos ten la decencia de mostrarte ante a mi… Cobra- dijo el
caballero es un tono arrogante.

Elisa, usuario de la armadura plateada de Cobra surgió de las sombras mostrándose ante el
caballero de forma desafiante.

.- Viste mi rostro Silfaride… y sabes que reclamare mi derecho de matarte, tal vez no ahora...
Pero lo hare…-

El caballero de Piscis tomo una de las rosas y la transformo en una rosa de hielo.

.- No tengo tiempo para lidiar con esto en este momento, y francamente me estoy cansando…-
dijo Silfaride colocando la rosa entre sus dedos. – Así que si no me dejaras en paz, supongo que
puedo tomar medidas más contundentes.-

Silfaride lanzo la rosa contra la guerrera a una velocidad impresionante, Cobra se dio cuenta
que no lograría esquivar aquel proyectil mortal y se pregunto las intenciones que tenía el
caballero al lanzar aquella rosa. Cobra cerró los ojos esperando el golpe, cuando de repente
sintió una gran fuerza en vez del poder punzante de la rosa de Piscis. Al abrir los ojos se dio
cuenta que frente a ella yacía un hacha y bajo su filo estaba la rosa, partida por la mitad.

Cobra se quedo viendo el hacha en sorpresa, sin darse cuenta que la máscara que cubría su
rostro se agrietaba más y más hasta romperse por la mitad dejando descubierto un hermoso
rostro de tez clara y ojos color almendra claros.

Aeternus de Minotauro, el caballero que protegió a la bella Cobra tomo su hacha y la coloco de
nuevo en su espalda.

Silfaride levanto una ceja, pensando cómo no se dio cuenta de la presencia de Aeter.

.- Minotauro… ¿a que debo atribuir tu llegada tan… inesperada…?- pregunto el caballero


dorado.

Aeter lo miro de forma amenazante.

.- Creo que el que debe dar explicaciones ahora mismo eres tú… Después de todo el haber
atacado a un caballero de plata no está en los parámetros de esta guerra ¿o sí?- Dijo Aeter con
voz calmada.
Silfaride levanto sus brazos de forma sarcástica.

.- Me has atrapado entonces… Solo quería asustarla un poco para que me dejara en paz por un
rato, no esperaba a que un caballero de Hades como tu actuara como una especie de policía…
Después de todo en el amor y la guerra todo se vale, ¿no crees?-

Aeter clavo el hacha en el suelo al frente de él y puso su mano sobre ella.

.- Mientras yo esté, no atacaras a ningún otro caballero… y menos a ella, ¿Nos entendemos
bien compañero?- Le afirmo el caballero de Minotauro.

Silfaride soltó una ligera risa y tomo una rosa para olerla.

.- Vale… De acuerdo, no entrare en conflicto por algo tan trivial como esto. Ahora si me
disculpas tengo cosas más importantes que hacer, nos vemos en el campo de batalla
guerreros-

Silfaride camino tranquilamente hacia los arboles hasta desaparecer entre ellos.

Aeter soltó un suspiro y tomo su hacha de nuevo.

.- Pues supongo que ya acabo el problema-

Cobra miro hacia abajo viendo su máscara rota y quedo perpleja ante la situación. Tomo un
respiro y le toco el hombro a Aeter. Este volteo y, al ver a la caballero femenina sin su máscara
se quedo mirándola a los ojos.

.- Supongo que ahora tendrás que matarme también… Aunque en cierto modo Silfaride tiene
razón, tu rostro en verdad es hermoso.- Dijo Aeter con una sonrisa.

Cobra se ruborizo un poco y miro hacia abajo intentando ocultarlo.

.- Elisa…- Dijo la guerrera.

.- ¿Hm? ¿Dijiste algo?- Pregunto Aeter.

.- Mi nombre… Es Elisa…- Afirmo ella tratando no mirar a Aeter.

Aeter la miro con una sonrisa y coloco su mano en el hombro de Elisa.

.- Un placer conocerte Elisa… Mi nombre es Aeternus, pero llámame Aeter.- Dijo el mirando a
Elisa a los ojos. – Así que… ¿ahora qué? Te he visto el rostro… se supone que debes matarme-

Elisa se ruborizo.

.- Matarte o… Casarme contigo… Pero podríamos decir que jamás sucedió, si quieres…- Dijo
ella un poco apenada.
Aeter miro a Elisa con un poco de pena.

.- Ah… Pues, ¿Qué tan rápido puedes reponer la máscara?-

.- Tengo una de repuesto… Gracias por salvarme…-

Aeter se ruborizo con una sonrisa.

.- No fue nada, estoy seguro que hubieras podido con la rosa…- Dijo él.

.- Pues… Después de buscar la máscara tal vez podríamos… Tal vez, entrenar juntos o… solo
salir, en verdad no sé como agradecerte…- Le propuso ella.

.- Hm… Claro, me encantaría.- Dijo Aeter con una sonrisa nerviosa.

Luego de buscar la máscara en el campamento. Aeter se acerco a Elisa, ya ella con su máscara
puesta.

.- Ven Elisa… Tengo algo que mostrarte… Sígueme.- Le dijo sonriendo.

Elisa, un poco confundida siguió al caballero de Hades a un claro alejado del campamento.

.- Toma mi mano…- Le dijo Aeter.

Elisa se ruborizo.

.- ¿Para qué?- Le pregunto ella.

.- Iremos al infierno… Pero no es nada malo, confía en mí.-

Elisa tomo la mano de Aeter mientras el tomaba su hacha con la otra mano y golpeaba el
suelo. En ese momento se abrió un portal al infierno, sin embargo no era un sentimiento de
temor ni de frialdad, si no algo cálido y un olor suave y agradable emanaba de aquel portal
oscuro.

.- Vamos, no te sueltes…- Le dijo Aeter a Elisa con una sonrisa en el rostro.

Elisa asintió ligeramente con la cabeza y camino junto a él cruzando el portal por completo. Se
encontraron en la entrada de un jardín, en ese jardín yacían entre la tenue oscuridad del
infierno hermosas flores de muchas formas. Curiosamente, se escuchaba una hermosa canción
de lo que parecía ser una lira.

Aeter comenzó a caminar hacia el jardín aun tomado de la mano de Elisa, mientras ella solo se
dejaba llevar por el caballero. En el camino, se podían ver tumbas.

.- Así que… ¿Te gustan las flores?- Pregunto Aeter intentando desviar la atención de las
tumbas.
Elisa asintió con la cabeza.

.- Mi madre solía poner una en mi ventana mientras dormía, así cuando despertara tendría
algo lindo que ver.- Dijo ella sonriendo a Aeter.

Aeter devolvió la sonrisa a Elisa y la tomo de la mano una vez más. Elisa apretó la mano del
caballero como atrayéndolo hacia ella.

Aeter se detuvo y señalo hacía una piedra donde estaba sentado otro caballero de plata
tocando una hermosa melodía en una lira blanca.

.- Ese es Orfeo… Toca perpetuamente una melodía a su difunta esposa que yace aquí en el
cementerio del jardín.- Dijo Aeter.

Elisa vio a Orfeo y se deleito con la suave melodía de su Lira.

.- Es una hermosa canción… Nunca pensé encontrar algo así en el infierno.- Dijo ella.

.- A pesar de estar en el infierno… Algunos de nosotros no deseamos muerte ni daño a nadie.


Hasta la persona más oscura, incluso el propio Hades, tiene bondad en su corazón.-

Siguiendo el camino al fin Aeter y Elisa llegaron a un jardín donde las flores rodeaban el centro.
Ahí había unas hermosas flores de un color azul oscuro y profundo jamás vistas en la tierra.

.- Estas flores son llamadas corazones congelados, dicen que tras el toque de una persona de
buenos sentimientos la flor aclarara su color y abrirá sus pétalos.- Explico él.

Aeter tomo una flor, esta paso de azul oscuro a un azul claro y brillante dejando sus pétalos
abrirse y moverse a una ligera brisa que llegaba de lugares desconocidos.

Elisa vio como la flor se abrió, sintiendo la calidez y el aroma de ella tocar su piel, y decidió
tomar una flor también. Esta inmediatamente se abrió y cambio su color ante el toque de la
bella guerrera.

Ambos guerreros sentándose uno al lado del otro observaron sus flores moverse al unisonó
ante la melodía de Orfeo y ante la misteriosa brisa irónicamente proveniente de los más
profundo del infierno.

.- Gracias por traerme aquí Aeter… De verdad te lo agradezco, jamás pensé que vería algo así
en mi vida.- Dijo ella sonriéndole tras su máscara al caballero de Minotauro.

.- Elisa…- Murmuro Aeter posando su mano sobre la máscara que cubría el rostro de la bella
guerrera.

Elisa puso su mano sobre la de Aeter evitando que le quitara la máscara. Aeter se quedo ahí
viendo la máscara de forma deseosa.
.- Solo deseo ver tu rostro… Así sea solo una vez más.- Le dijo Aeter.

Elisa se quedo muda por un momento, finalmente soltando lentamente la mano de Aeter el
cual quito la máscara de la doncella.

Ambos se vieron fijamente, cruzando sus miradas como penetrando en el alma del otro. Poco a
poco se fueron acercando hasta que sus labios se unieron en un amoroso y apasionado beso.
Elisa sintió como incluso su alma se dejaba llevar, posando sus manos en el rostro de Aeter
mientras le besaba suavemente los labios. Al terminar el beso ambos se vieron a los ojos y
quedaron abrazados frente a las flores, sus brazos alrededor del otro como protegiéndolo de
todo mal.

En ese momento, las flores brillaron con aun más intensidad.

Aeter se acerco mas a Elisa y le susurro en el oído.

.- Las flores brillan más cuando estas con la persona que quieres…-

Elisa solo respondió acercándose más a su querido caballero y apoyando su cabeza en el pecho
de él mientras le abrazaba.

.- Siempre te protegeré Elisa, y nuestros corazones brillaran como estas flores…-

Ahí frente a las flores, dos almas lograron ser una, sin importar las diferencias… Sin importar
los bandos... Atena, Hades… Ya nada importaba, solo el calor que le brindaba el uno al otro.

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