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LA CUARESMA

Cuaresma, tiempo de conversión, tiempo de reconciliación, tiempo de amar a nuestro prójimo.


Generalmente, como adultos entendemos el significado de estas palabras y lo que los Evangelios
nos quieren decir mediante las hermosas homilías de nuestros Sacerdotes.

Un tiempo en el que Dios nos invita a “convertirnos y creer en el Evangelio”; palabras que
acompañan la Señal de la Cruz con ceniza en el llamado “Miércoles de Ceniza”. Signos de
conversión que podemos entender nosotros, los adultos.

Cuaresma significa también, vivir nuestra vida como


Cristo la vivió. Ocupado en las personas que lo
necesitaban, los pobres, los enfermos, los desamparados.
Destinar un tiempo de nuestro día para ir tras ellos.
Por tanto, debemos ser más bondadosos, rezar un
poquito más de lo que usualmente lo hacemos, asistir
a misa infaltablemente los días Domingos contenidos
en este tiempo y en lo posible participar de las
actividades parroquiales, por cierto, muy hermosas
en este período.

El tiempo de Cuaresma nos da una maravillosa


oportunidad de reflexionar y hacer espacio en
nuestros corazones para acoger y vivir este tiempo.
EL AYUNO
«Cuando ayunes no aparezcas tristes»
(Mt. 6, 16)

La Cuaresma es tradicionalmente un tiempo para ayunar.


Este término suele creerse que se refiere únicamente a
comer menos, o comer por algunas horas, sin embargo, su
sentido es mucho más amplio y quiere decir privarse de
algunos placeres, para ofrecer amor y cariño a los demás.
Ejemplos del ayuno en nuestra vida cotidiana puede ser:
- No comer dulces.
- Ayudar a tu mamá y a tu papá en la casa en vez de
dormir una siesta o quedarse jugando
- Ir a alguna actividad benéfica que se organice en
mi grupo o comunidad.
- Pasar más tiempo, aunque a veces sea aburrido,
con tus abuelos.
- Ir a misa o a la iglesia a rezar algún día antes que hacer alguna otra actividad.
- Intentar rezar todas las noches para tener a Jesús presente.

LIMOSNA
«Cuando des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha»
(Mt 6, 2-3)
Los cristianos llamamos “limosna” al compartir con
los más pobres nuestros bienes. No debe ser un aporte
de lo que sobra sino un acto de amor hecho de corazón,
un compartir que nos mueve a renuncia y al sacrificio.
Todo viene de Dios como don. Toda nuestra vida debe
convertirse en un regalo de amor en imitación a Cristo.
La limosna tiene que ir más allá: prestar ayuda a quien
necesita, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al
que nos lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisa,
ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido. La
limosna es esa disponibilidad a compartir todo, la
prontitud a darse a sí mismos.

ORACIÓN.
«…Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en pie en las sinagogas y en
los cantones de las plazas, para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron
su recompensa.» (Mt. 6, 6).

Si la limosna era apertura al otro, la oración es apertura a Dios.


Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían;
caerían por su propio peso.
En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más
limpio, más comprensivo, más generoso…en una palabra, va
transformando nuestras actitudes negativas y creando en
nosotros un corazón nuevo y lleno de caridad. La oración es
generadora de amor. La oración me induce a conversión interior.
La oración es vigorosa promotora de la acción, es decir, me lleva a hacer obras buenas por Dios
y por el prójimo. En la oración recobramos la fuerza para salir victoriosos de las asechanzas y
tentaciones del mundo y del demonio. Cuaresma, pues, tiempo fuerte de oración.
COMPROMISO
1. Hacer un calendario donde te propongas cosas distintas todos los días y
reflexionar y sentirse mejor con uno mismo y con los demás.
2. Recuerda que es un tiempo para practicar el amor a los
demás e intensificarlo a través de la oración, así que nada
mejor que compartirlo con tus amigos, familiares y seres
queridos.
3. Reza más seguido. Puedes contarle a Jesús tus cosas o rezar
las oraciones como el Padre Nuestro, Ave María. También
puedes rezar leyendo un fragmento de la Biblia o algún
Salmo.

Podemos rezar esta bella oración:

“Señor, deja que todo lo que haga este día en este tiempo de Cuaresma
Venga de ti”
quiero estar más cerca de ti.
Ayúdame a recordar que nada es importante en mi vida a
menos que te glorifique de alguna manera.
Ayúdame a confiar en ti para que me ayudes.
Amén.

Miremos mucho a Cristo en esta Cuaresma. Antes de comenzar su


misión salvadora se retira al desierto cuarenta días y cuarenta noches.
Allí vivió su propia Cuaresma, orando a su Padre, ayunando…y
después, salió por nuestro mundo repartiendo su amor, su compasión,
su ternura, su perdón. Que Su ejemplo nos estimule y nos lleve a
imitarle en esta cuaresma.

OBRA PONTIFICIA DE LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MISIONERA


PERÚ

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