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2Sa 12:11-20 RV 1960

(11) Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti


de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y
las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista
del sol.

(12) Porque tú lo hiciste en secreto; más yo haré esto delante


de todo Israel y a pleno sol.

(13) Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo
a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.

(14) Más por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los
enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente
morirá.

(15) Y Natán se volvió a su casa.


Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a
David, y enfermó gravemente.

(16) Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró,
y pasó la noche acostado en tierra.

(17) Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para


hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos
pan.

(18) Y al séptimo día murió el niño; y temían los siervos de David


hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el
niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto
más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto?

(19) Mas David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el
niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el
niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.

(20) Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se


ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró.
Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió.
¿CÓMO VEO A DIOS?
El Dios que nada se le escapa; todo lo ve

El Dios de toda justicia que da el justo pago

El Dios que se duele del pecado de sus hijos

El Dios que no se hace la vista gorda antes las faltas de sus hijos

El Dios que otorga perdón al pecador arrepentido

El Dios que cumple su palabra dada a los profetas

El Dios que nos consuela y fortalece en nuestras más profundas


tribulaciones

¿QUÉ APRENDO?
Aprendo que el pecado no es cosa ligera delante del Padre

Lo que David hizo al amparo de su figura de rey y en un momento


donde nadie osaría desafiar una orden emanada de él; Dios le
presentó lo terrible de aquel pecado manifestándolo en mayor
proporción a la vista de todo el pueblo (esto se cumple en el segundo
Libro de Samuel en el capítulo 16: 21-22).

Dios pronunció sentencia sobre David, sobre su descendencia, sobre


sus esposas, y todas estas palabras se cumplieron.

Aprendo que Dios “expía, perdona, remite” el pecado de cada uno de


nosotros, sin embargo, las consecuencias de los mismos en muchos
casos acompañan la vida del creyente arrepentido.

Admiro la figura de Natán; es un hombre de Dios, que pronuncia con


toda autoridad y seriedad la sentencia de Dios sobre un hombre
poderoso y grandemente admirado en el Israel de aquel entonces.
Natán (heb. Nâthân, "El [Dios] ha dado", "Dios es dador" o "dádiva"

El profeta dice la sentencia de Dios e igualmente le comunica al rey


avergonzado y arrepentido que Dios había “remitido” (que es otra figura del
verbo que conocemos como Kipper, que traduce expiar)

“con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová”; “el hijo que te
ha nacido ciertamente morirá”

“entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y


pasó la noche acostado en tierra.
2Sa 12:17 Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para
hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan.
2Sa 12:18 Y al séptimo día murió el niño”

Aprendo que una vez que Dios da una palabra; esa palabra, como en
esta situación, no será cambiada.

Aprendo que la reverencia ante lo que Dios declara es importante, y


que el “torcer, doblar la mano de Dios”.

Veo que David al parecer ayuno unos cuantos días. Pareciera que “al
séptimo día” cuando muere el niño, David venía en ayuno delante de
Dios. En el mundo judío se comenta que el salmo 56 sale de esta
situación.

Aprendo de David, que él aprende que Dios es soberano y nada le


puede hacer cambiar; la criatura ha partido de este mundo al Padre de
los espíritus, pero él queda aquí, y debe vivir a la altura de sus
decisiones y errores dando el ejemplo a su pueblo.

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