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Juan 3:1-8

Vv. 1-8.Nicodemo temía, o se avergonzaba de ser visto con Cristo, por tanto, acudió de noche.
Cuando la religión está fuera de moda, hay muchos Nicodemos, pero aunque vino de noche,
Jesús lo recibió, y por ello nos enseña a animar los buenos comienzos, aunque sean débiles.
Aunque esta vez vino de noche, después reconoció públicamente a Cristo. No habló con Cristo
de asuntos de estado, aunque era un gobernante, sino de los intereses de su propia alma y de su
salvación, hablando al respecto de una sola vez.
Nuestro Salvador habla de la necesidad y naturaleza de la regeneración o nuevo nacimiento y,
de inmediato llevó a Nicodemo a la fuente de santidad del corazón. El nacimiento es el
comienzo de la vida; nacer de nuevo es empezar a vivir de nuevo, como los que han vivido
muy equivocados o con poco sentido. Debemos tener una nueva naturaleza, nuevos principios,
nuevos afectos, nuevas miras. Por nuestro primer nacimiento somos corruptos, formados en el
pecado; por tanto, debemos ser hechos nuevas criaturas. No podía haberse elegido una
expresión más fuerte para significar un cambio de estado y de carácter grande y muy notable.
Debemos ser enteramente diferentes de lo que fuimos antes, como aquello que empieza a ser
en cualquier momento, no es, y no puede ser lo mismo que era antes. Este nuevo nacimiento
es del cielo, capítulo i, 13, y tiende al cielo. Es un cambio grande hecho en el corazón del
pecador por el poder del Espíritu Santo. Significa que algo es hecho en nosotros y a favor de
nosotros que no podemos hacer por nosotros mismos. Algo obra por lo que empieza una vida
que durará por siempre. De otra manera no podemos esperar un beneficio de Cristo; es
necesario para nuestra felicidad aquí y en el más allá.
Nicodemo entendió mal lo que dijo Cristo, como si no hubiera otra manera de regenerar y
moldear de nuevo un alma inmortal que volver a dar un marco al cuerpo. Sin embargo,
reconoció su ignorancia, lo que muestra el deseo de ser mejor informado. Entonces, el Señor
Jesús explica más. Muestra al Autor de este bendito cambio. No es obra de nuestra sabiduría o
poder propio, sino del poder del bendito Espíritu. Somos formados en iniquidad, lo que hace
necesario que nuestra naturaleza sea cambiada. No tenemos que maravillarnos de esto, porque
cuando consideramos la santidad de Dios, la depravación de nuestra naturaleza, y la dicha
puesta ante nosotros, no tenemos que pensar que es raro que se ponga tanto énfasis sobre esto.
La obra regeneradora del Espíritu Santo se compara con el agua. También es probable que
Cristo se haya referido a la ordenanza del bautismo. No se trata que sean salvos todos aquellos
bautizados, y sólo ellos; pero sin el nuevo nacimiento obrado por el Espíritu, y significado por
el bautismo, nadie será súbdito del reino del cielo.
La misma palabra significa viento y Espíritu. El viento sopla de donde quiere hacia nosotros;
Dios lo dirige. El Espíritu envía sus influencias donde, y cuando, y a quien, y en qué medida y
grado le plazca. Aunque las causas estén ocultas, los efectos son evidentes, cuando el alma es
llevada a lamentarse por el pecado y a respirar según Cristo.
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Comentario Matthew Henry

Juan 3:1-36

3.1 Nicodemo era fariseo y miembro del concilio (llamado Sanedrín), un grupo de líderes
religiosos que Jesús y Juan el Bautista criticaron a menudo por su hipocresía. (Si desea más
información sobre los fariseos, véase la nota a Mat_3:7.) Muchos fariseos estaban celosos de
Jesús porque socavaba su autoridad y rebatía sus puntos de vista. Pero Nicodemo indagaba y
creía que Jesús tenía respuestas. Aunque era un erudito, fue a Jesús para instruirse. No importa
cuán inteligente o educado uno sea, debe acercarse a Cristo con un corazón abierto y dispuesto
a fin de que le enseñe la verdad acerca de Dios.

3.1ss Nicodemo fue a Jesús pese a que pudo haber enviado a uno de sus asistentes. Quiso
examinar a Jesús personalmente para distinguir entre hecho y rumor. Quizás temía que sus
colegas, los fariseos, criticaran su visita, y por eso fue cuando ya era de noche. Más tarde,
cuando entendió que Jesús era en realidad el Mesías, habló abiertamente en su defensa (7.50,
51). Como Nicodemo, debemos examinar a Jesús personalmente; otros no lo pueden hacer en
nuestro lugar. Luego, si creemos que es lo que El dice ser, querremos hablar en público a su
favor.

3.3 ¿Qué sabía Nicodemo acerca del Reino? Por las Escrituras sabía que Dios lo regiría, que lo
restauraría en la tierra y que pertenecería al pueblo de Dios. Jesús reveló a su devoto fariseo
que el Reino sería para todo el mundo (3.16), no solo para los judíos, y que Nicodemo podía
pertenecer a él si personalmente nacía de nuevo (3.5). Este era un concepto revolucionario: el
Reino es algo personal, no nacional ni étnico, y para entrar en él se requiere arrepentimiento y
renacimiento espiritual. Jesús más tarde anunció que el reino de Dios está en el corazón de los
creyentes mediante la presencia del Espíritu Santo (Luk_17:21). Su pleno cumplimiento será
cuando Jesús regrese a juzgar al mundo y destruya para siempre al maligno. (véase
Apocalipsis 21; 22).

3.5, 6 "De agua y del Espíritu" quizás se refiera (1) al contraste entre el nacimiento físico
(agua) y el nacimiento espiritual (Espíritu), o (2) a ser regenerados por el Espíritu y renacidos
por el bautismo. El agua también podría representar la acción limpiadora del Espíritu Santo de
Dios (Tit_3:5). Sin duda, Nicodemo debe haber estado familiarizado con las promesas de Dios
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en Eze_36:25-26. Jesús explica la importancia del nuevo nacimiento espiritual, manifestando


que no entraremos al Reino por ser buenos, sino por experimentar ese nuevo nacimiento.

NICODEMO
Dios es especialista en hallar y cambiar a personas que consideramos difíciles de alcanzar. En
el caso de Nicodemo, le tomó un poco de tiempo salir de la oscuridad, pero Dios fue paciente
con su creyente "encubierto".
Temeroso de ser descubierto, Nicodemo procuró ver a Jesús de noche. Las conversaciones
diurnas entre los fariseos y Jesús tendían a ser antagónicas, pero Nicodemo en verdad quería
aprender. Tal vez consiguió mucho más de lo esperado: ¡un desafío a una nueva vida!
Sabemos muy poco de Nicodemo, pero sí sabemos que de ese encuentro nocturno salió un
hombre cambiado. Se marchó con una comprensión nueva de Dios y de sí mismo.
Nicodemo aparece más tarde como parte del concilio. En medio de la discusión en que se
buscaba formas de eliminar a Jesús, planteó el asunto de la justicia. Habló en su favor a pesar
de que rechazaron su objeción. Empezaba a cambiar.
La última semblanza de Nicodemo nos muestra que se une a José de Arimatea en el trámite de
solicitar el cuerpo de Jesús para sepultarlo. Tomando en cuenta el riesgo que esto significaba,
Nicodemo daba un paso audaz. Su crecimiento espiritual no se detenía.
Dios busca un crecimiento paulatino no una perfección instantánea. ¿De qué manera su actual
crecimiento espiritual concuerda con el tiempo que lleva de conocer a Jesús?
Puntos fuertes y logros :
-- Uno de los pocos líderes religiosos que creyó en Jesús
-- Un miembro del poderoso concilio judío
-- Un fariseo al que sedujeron el carácter y los milagros de Jesús
-- Con José de Arimatea, sepulta a Jesús
Debilidades y errores :
-- Limitado por su temor a mostrarse en público como seguidor de Jesús
Lecciones de su vida :
-- A menos que nazcamos otra vez, nunca entraremos en el Reino de Dios
-- Dios puede cambiar a quienes consideramos inalcanzables
-- Dios es paciente, pero persistente
-- Si estamos dispuestos, Dios puede usarnos
Datos generales :
-- Dónde: Jerusalén
-- Ocupación: Líder religioso
-- Contemporáneos: Jesús, Anás, Caifás, Pilato, José de Arimatea
Versículo clave :
"Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por
segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?" (Joh_3:4).
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La historia de Nicodemo se narra en Joh_3:1-21; Joh_7:50-52 y 19.39, 40.

3.6 ¿Quién es el Espíritu Santo? Dios es tres personas en una: el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo. Dios se hizo hombre en Jesús a fin de morir por nuestros pecados. Resucitó de la
muerte para ofrecer salvación a todos mediante la renovación espiritual y el nuevo nacimiento.
Cuando Jesús ascendió al cielo, su presencia física dejó la tierra, pero prometió enviar al
Espíritu Santo al grado que su presencia espiritual continuaría entre los seres humanos (véase
Luk_24:49). El Espíritu Santo por primera vez vino para estar a disposición de todos los
creyentes en el Pentecostés (Hechos 2). En los tiempos del Antiguo Testamento el Espíritu
Santo dotaba de poder a ciertas personas y solo por asuntos determinados, pero ahora todos los
creyentes tienen el poder del Espíritu Santo a su disposición. Si desea más información acerca
del Espíritu Santo, léanse 14.16-28; Rom_8:9; 1Co_12:13 y 2Co_1:22.

3.8 Jesús explicó que no podemos controlar la obra del Espíritu Santo. El obra de maneras
imprevisibles o incomprensibles. Así como uno no pudo controlar su nacimiento físico,
tampoco podrá controlar su nacimiento espiritual. Es un regalo de Dios, dado por el Espíritu
Santo (Rom_8:16; 1Co_2:10-12; 1Th_1:5-6).

3.10, 11 Este maestro judío conocía muy bien el Antiguo Testamento, pero no había entendido
lo que decía del Mesías. Conocimiento no es salvación. Debiera usted conocer la Biblia, pero
algo mucho más importante es entender al Dios que revela y la salvación que ofrece.

3.14, 15 Cuando los israelitas vagaban por el desierto, Dios envió una plaga de serpientes para
castigarlos por su actitud rebelde. Los sentenciados a muerte por causa de la mordedura de
serpientes podían curarse al obedecer a Dios y mirar a la serpiente de bronce que se levantó,
creyendo que El podría sanarlos si lo hacían (véase Num_21:8-9). Mirar a Jesús en busca de
salvación tiene los mismos efectos. Dios nos preparó este modo de ser salvos de los efectos
mortíferos de la "mordedura" del pecado.

3.16 Todo el evangelio se centra en este versículo. El amor de Dios no es estático ni egoísta,
sino que se extiende y atrae a otros a sí. Dios establece aquí el verdadero molde del amor, la
base de toda relación de amor. Si uno ama a alguien profundamente, está dispuesto a darle
amor a cualquier precio. Dios pagó, con la vida de su Hijo, el más alto precio que se puede
pagar. Jesús aceptó nuestro castigo, pagó el precio de nuestros pecados, y luego nos ofreció
una nueva vida que nos compró con su muerte. Cuando predicamos el evangelio a otros,
nuestro amor debe de ser como el suyo, y estar dispuestos a renunciar a nuestra comodidad y
seguridad para que otros reciban el amor de Dios como nosotros.
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3.16 Muchas personas rechazan la idea de vivir para siempre porque viven vidas tristes. Pero
la vida eterna no es la extensión de la miserable vida mortal del hombre; vida eterna es la vida
de Dios encarnada en Cristo que se da a todos los que creen como garantía de que vivirán para
siempre. En esa vida no hay muerte, enfermedad, enemigo, demonios ni pecado. Cuando no
conocemos a Cristo, tomamos decisiones pensando que esta vida es todo lo que tenemos. En
realidad, esta vida es solo el comienzo de la eternidad. Empiece, por lo tanto, a evaluar todo lo
que le sucede desde una perspectiva eterna.

3.16 "Creer" es más que una reflexión intelectual de que Jesús es Dios. Significa depositar
nuestra confianza en El, que es el único que nos puede salvar. Es poner a Cristo al frente de
nuestros planes presentes y nuestro destino eterno. Creer es confiar en su palabra y depender
de El para cambiar. Si nunca ha confiado en Cristo, haga suya esta promesa de vida eterna y
crea.

3.18 Muchas veces la gente trata de salvarse de lo que teme poniendo su fe en cosas que
tienen o hacen: buenas obras, capacidad o inteligencia, dinero o posesiones. Pero solo Dios
puede salvarnos de lo que en verdad debemos temer: la condenación eterna. Confiamos en
Dios reconociendo la insuficiencia de nuestros esfuerzos por alcanzar la salvación y
pidiéndole que haga su obra en nuestro favor. Cuando Jesús habla acerca del "que no cree", se
refiere a quien le rechaza por completo o hace caso omiso de El, no al que tiene dudas
momentáneas.

3.19-21 Muchas personas no quieren que sus vidas queden expuestas a la luz de Dios porque
temen lo que esta pueda revelar. No quieren cambiar. No se sorprenda de que personas así se
sientan amenazadas por el deseo suyo de obedecer a Dios y hacer lo que es bueno. Temen que
la luz que hay en usted ponga al descubierto algo oscuro en sus vidas. No se desanime.
Manténgase en oración por ellas para que comprendan que es mejor vivir en la luz que en la
oscuridad.

3.25ss Algunas personas buscan puntos discrepantes para sembrar semillas de discordia,
descontento y duda. Juan el Bautista terminó esta discusión teológica hablando de su devoción
a Cristo. Es contraproducente forzar a otros a que crean como nosotros. Es mejor hablarles de
nuestra entrega personal a Cristo y lo que El ha hecho por nosotros. Después de todo, ¿quién
puede refutarnos eso?

3.26 Los discípulos de Juan el Bautista estaban confundidos porque la gente seguía a Jesús y
no a Juan. Es fácil que nuestros celos germinen cuando aumenta la popularidad del ministerio
de otra persona. Sin embargo, debemos recordar que nuestra verdadera misión es lograr que
las personas sigan a Cristo y no a nosotros.
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3.27 ¿Por qué Juan el Bautista siguió bautizando después que Jesús entró en escena? ¿Por qué
no se convirtió también en discípulo? Juan explicó que como Dios fue el que le dio este
trabajo, debía continuarlo hasta que lo llamara a hacer otra cosa. El propósito principal de
Juan era conducir la gente a Cristo. Aunque Jesús ya había comenzado su ministerio, Juan
podía seguir guiando la gente a Jesús.

3.30 La disposición de Juan a menguar en importancia muestra su humildad. Los pastores y


otros cristianos pueden sentirse tentados a enfatizar más el éxito de su ministerio que a Cristo.
Cuídese de los que ponen más énfasis en sus logros que en el Reino de Dios.

3.31-35 El testimonio de Jesús era confiable porque vino del cielo y hablaba de lo que vio allí.
Sus palabras eran las mismas de Dios. Toda su vida espiritual depende de cómo responde a
una sola pregunta: "¿Quién es Jesucristo?" Si acepta a Jesús únicamente como un profeta o un
maestro, tendrá que rechazar su enseñanza, puesto que El declaró que era el Hijo de Dios,
incluso que era Dios mismo. La esencia del Evangelio de Juan es la verdad dinámica de que
Jesucristo es el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador, el que fue desde el principio y seguirá
viviendo para siempre. Este mismo Jesús nos ha invitado a aceptarlo y vivir con El
eternamente. Cuando entendemos quién es Jesús, nos sentimos compelidos a creer lo que dijo.

3.34 El Espíritu de Dios estaba sobre Jesús sin límite y sin medida. Por lo tanto, Jesús fue la
suprema revelación de Dios a la humanidad (Heb_1:2).

3.36 Jesús dice que todo el que cree en El tiene (no dice que tendrá) vida eterna. La vida
eterna se recibe cuando uno se une a la vida de Dios, la cual por naturaleza es eterna. As í que
la vida eterna comienza en el momento del nacimiento espiritual.

3.36 Juan, el escritor de este Evangelio, demostró que Jesús es el verdadero Hijo de Dios.
Establece ante nosotros la gran alternativa en la vida. A nosotros nos toca elegir hoy a quién
obedeceremos (Jos_24:15) y Dios quiere que lo elijamos a El (Deu_30:15-20). Postergar
nuestra elección es decidir no seguir a Cristo. La indecisión es una decisión fatal

Comentario Biblia Diario Vivir

Juan 3:1-36

3 . 1 Nicodemo
(«conquistador del pueblo») era un miembro influyente y respetado del Sanedrín. Como
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fariseo, Nicodemo estaba bien entrenado en la legislación y en la teología judías; por eso Jesús
lo llamó un «maestro de Israel» (3.10).

3 . 1 - 5 Nuevo nacimiento, EL MENSAJE DEL REINO. Con el arrepentimiento, un nuevo


orden de vida se abre al creyente en Cristo Jesús. Jesús usó la figura del «nuevo nacimiento»
para indicar dramáticamente tres cosas: 1) Sin el «nuevo nacimiento» no hay vida ni hay
relación con Dios (14.6). 2) Con el «nuevo nacimiento» surge una nueva perspectiva; «vemos
el reino de Dios» (3.3). La Palabra de Dios se hace clara, y se experimenta el obrar y las
maravillas del Espíritu Santo: La fe está viva. 3) Por medio del «nuevo nacimiento somos
introducidos —literalmente «entramos» (v. 5)— a una nueva esfera, donde el orden del nuevo
reino de Dios se hace realidad (2Co_5:17). El nuevo nacimiento es más que simplemente ser
«salvo». Es una experiencia recalificadora, la cual nos abre a la dimensión sobrenatural de la
vida, y nos prepara para entrar en el nuevo orden del reino de Dios.(Mat_3:1-2;
Mat_4:17/Mat_13:1-52) J.W.H.

3 . 2 Posiblemente Nicodemo vino a Jesús de noche porque estaba temeroso de perder su


reputación y posición. Probablemente, es uno de aquellos que se mencionan en 2.23; si así
fuera, su visita nocturna indicaría una falta de confianza en Jesús como el verdadero Mesías.

3 . 3 , 4 La palabra griega traducida aquí como de nuevo , puede también entenderse como
«de arriba». Nicodemo la entendió literalmente, según la primera acepción, mientras Jesús
tenía ambos significados en mente. Para entrar al Reino de Dios uno tiene que nacer de nuevo,
no experimentando un segundo nacimiento biológico, sino uno espiritual desde arriba.

3 . 5 El agua puede referirse al nacimiento físico. Los hebreos usaban términos como «agua»
y «gota» para describir el nacimiento natural, y como tal, la explicación responde al contexto.
Sin embargo, algunos ven aquí una referencia a la fe que se expresa en el bautismo del agua
(no «para» la salvación sino «a causa de» ella). Espíritu alude al nacimiento espiritual
realizado a través del poder renovador y transformador del Espíritu Santo.

3 . 14 La liberación del pecado descrita en Num_21:4-9 es un tipo de la crucifixión.

3 . 16 El tema de este resumen del Evangelio es el amor de Dios manifestado de una manera
infinitamente gloriosa.

3 . 16 amó, agapao Strong #25: Amor incondicional, amor por elección y por un acto de la
voluntad. La palabra denota benevolencia inconquistable y buena voluntad invencible.
Agapao jamás buscará cosa alguna que no sea el bien más elevado para la humanidad.
Agapao (el verbo) y agape (el sustantivo) son las palabras para el amor incondicional de
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Dios. No necesita ni química, ni afinidad, ni emoción. Agapao es una palabra que pertenece
exclusivamente a la comunidad cristiana; es un amor virtualmente desconocido para los
escritores fuera del NT

3 . 16 Dios nos dio primero; es nuestro modelo en el dar y el recibir, SEMILLA DE FE.
¿Se le hace difícil creer que debe esperar recibir algo en reciprocidad por lo que ha dado? Lea
de nuevo estos destacados versículos y note las siguientes cosas: 1) Porque de tal manera amó
Dios. El amor fue lo que motivó a Dios a dar. Esa debe ser también nuestra motivación. 2)
Dios... que ha dado. El amor de Dios se transformó en un acto de dar. 3) A su hijo unigénito.
¡Dios dio lo mejor que podía dar! Así nosotros también debemos dar lo mejor de lo nuestro. 4)
Dios dio por una razón específica : Para recuperar al ser humano del poder de Satanás. El
deseo más profundo de Dios es restaurar al ser humano para sí. Y a fin de realizar ese
propósito, dio a su Hijo. ¿Cuál es su necesidad? Su acto de dar —fruto de su más profundo
amor y de su más firme fe— es la clave para que pueda satisfacerla. 5) Dios dio
sacrificialmente. Nuestra salvación le costó a Jesús su vida (véase Joh_12:24). A nosotros
también nos cuesta: completo arrepentimiento y entrega de nuestra vida a Dios. 6) ¡El plan de
Dios sí funciona! La gente se salva porque Dios dio lo mejor de sí, porque primero dio para
luego recibir. ¡El mismo Dios es nuestro modelo en el dar... y en el recibir!(Jam_5:15-
16/Gen_8:22*) O.R.

3 . 22 Jesús bautizaba con agua por medio de sus discípulos (véase 4.2).

3 . 21 son hechas, ergazomai Strong #2038: Compare «energía». Trabajar, estar ocupado,
realizar alguna cosa, ejercer una labor, producir algo, estar empeñado en, afanarse, funcionar,
negociar. Ergazomai es lo opuesto a ociosidad, pereza o inactividad.

3 . 29 El amigo del esposo era posiblemente el mismo Juan el Bautista. Su gran gozo se debía
al privilegio de haber sido enviado, como precursor, a preparar a la gente para el Esposo
divino.

3 . 31 Juan compara su propia misión con la de Jesús, destacando la supremacía del Mesías.

3 . 32 - 36 El testimonio de Jesús es veraz y como tal debe ser aceptado. Jesús es de origen
divino y enseñó según su experiencia divina. Recibió la plenitud del Espíritu, sin que le
faltara nada, y sólo él tiene autoridad universal. No obstante, como la plenitud del Espíritu
Santo ha sido otorgada a quien Dios envió, 20.21 podría sugerir que una similar e ilimitada
plenitud del Espíritu está a disposición de los discípulos que sean obedientes a Jesús.
Comentario Biblia Plenitud
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Juan 3:1-36

6. El primer discurso : el nuevo nacimiento, 3:1-36

Sin lugar a dudas, el cap. 3 de Juan es uno de los más conocidos y citados en la Biblia y ¿qué
creyente evangélico no puede repetir de memoria Joh_3:16? El propósito del evangelista,
expresado en 20:31, es el de señalar a Jesús como el Hijo de Dios. Para lograrlo, emplea dos
métodos: relata las señales que Jesús realizó y registra unos discursos que tuvo con individuos
y grupos. A veces estos dos métodos se combinan en un episodio. En este primer discurso,
Jesús presenta el requisito para entrar en el reino de Dios a una sola persona, quizá en privado,
y Juan concluye con una serie de reflexiones.

Generalmente se considera que los vv. 1-15 constituyen la conversación de Jesús con
Nicodemo y los vv. 16-21 las reflexiones del autor sobre el discurso. Brown nos ofrece dos
maneras que los comentaristas han empleado para organizar el material en esta sección.
Primera, hay tres preguntas de Nicodemo (vv. 2, 4, 9) y tres respuestas de Jesús (vv. 3, 5, 11),
aunque la primera pregunta es implícita. Segunda, se organiza alrededor de la Trinidad: los vv.
3-8 se refieren a la función del Espíritu, los vv. 11-15 al Hijo del Hombre y los vv. 16-21 a
Dios Padre.

Se observa que los discursos en Juan son muy distintos a los de los Sinópticos. Una posible
explicación para este fenómeno, según Plummer, es la diferencia entre la audiencia de los
discursos y los destinatarios de los Evangelios. Juan relata el ministerio de Jesús mayormente
en Judea, entre los judíos más preparados, mientras que los Sinópticos registran el ministerio
mayormente en Galilea, entre gente común y menos ilustrada. Además, los discursos relatados
en Juan son más largos y más reflexivos, con excepción del Sermón del monte. Otro
fenómeno que se observa es la dificultad de saber cuándo habla Jesús y cuándo Juan agrega un
comentario o una reflexión.

(1) El nuevo nacimiento, 3:1-15. Desde el comienzo del Evangelio, Juan procura exhibir la
incomparable excelencia de Jesús como el Hijo de Dios. Además, lo presenta como el que
tenía un propósito definido a favor de los hombres: ofrecerles vida eterna (3:16; 20:31) que
incluye vida abundante sobre el planeta tierra (10:10). En la conversación entre Jesús y
Nicodemo, Juan enfatiza la verdad central en el evangelio de que esta vida eterna, o entrada en
el reino de Dios, se alcanza, no por cumplir con reglas y ritos religiosos, sino por una relación
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personal con Jesús. El conocimiento sobrenatural que Jesús tenía del corazón del hombre y la
indisposición de él de confiar en los discípulos superficiales (ver 2:23-25) se manifiestan en su
trato con Nicodemo.

Al iniciar esta sección con el uso poco común de la expresión un hombre (antropos G444),
Juan vincula lo que sigue con el conocimiento del hombre de parte de Jesús en 2:25. Los
fariseos constituían el más influyente de los tres principales partidos religiosos (fariseos,
saduceos y esenios) durante la vida de Jesús. El término “fariseo” significa “separado” o
“separatista”, posiblemente porque se dedicaban a distinguir en forma meticulosa entre lo
santo y lo inmundo, basados en su interpretación de la ley de Moisés y, por esto, estaban
identificados con los escribas. Eran tremendamente legalistas y nacionalistas, siendo muy
reacios a los saduceos, quienes eran más políticos y dispuestos a formar alianzas con Roma.
Los fariseos no estaban tan identificados con el templo como lo estaban los saduceos y, por lo
tanto, no estarían tan ofendidos por la limpieza realizada por Jesús. Inclusive, quizá estaban
contentos por el conflicto que éstos tuvieron con Jesús en el cual quedaron mal parados.

Nicodemo posiblemente era uno de los muchos que habían presenciado las señales de Jesús y
que quedaron impresionados. Este personaje se menciona sólo en Juan. Algunos especulan
que sería uno de los mencionados con ese nombre en escritos extrabíblicos después de la
destrucción de Jerusalén. Algunas cualidades del carácter de este hombre son: amante de la
verdad, sincero, sensible a los valores espirituales, tímido y temeroso de los hombres. Su
nombre es una palabra gr. compuesta que significa “vencedor del pueblo”. Una evidencia de la
fuerte influencia griega en el primer siglo es que muchos judíos tomaron nombres griegos. A
este personaje lo encontramos dos veces más en este Evangelio: tímidamente procurando
defender a Jesús (7:50-52) y cooperando con José de Arimatea en la sepultura del cuerpo de
Jesús (19:38-40). Un gobernante de los judíos indica que sería miembro del Sanedrín y
representante de la religión judía ortodoxa que, como grupo, se opuso tenazmente a Jesús
durante todo su ministerio, jugando un papel decisivo en su crucifixión.

Este vino a Jesús de noche, una nota que despierta varias conjeturas. Indicaría que tenía
inquietudes espirituales y quizá sentía la falta de satisfacción en su propia religión, resultados
de haber oído las enseñanzas y visto las señales que Jesús había realizado. La sinceridad de
Nicodemo es evidente por la manera en que hace preguntas y responde a las palabras de Jesús.
Siendo miembro del Sanedrín y sabiendo de su posición contraria a este nuevo “profeta”,
quiso tener la entrevista en secreto. Algunos conjeturan que su propósito al venir de noche se
debe más bien a su timidez, o a su deseo de tener toda la atención de Jesús por un tiempo, sin
las continuas interrupciones que sucedían durante el día. Meyer cree que los discípulos, o por
lo menos Juan, estarían presentes durante esta entrevista. Muchos comentaristas ven en esta
nota un simbolismo, esto es, Nicodemo salía de la “oscuridad de la noche” y entraba en la
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presencia de uno que dijo “Yo soy la luz del mundo” (8:12), lo opuesto a lo que hizo Judas
(13:30).

Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro sirve como un saludo inicial y el
reconocimiento de parte de algunos del impacto que Jesús había tenido en el pueblo, y quizá
aun entre algunos fariseos. Hull organiza el encuentro de Nicodemo con Jesús alrededor de los
tres intercambios entre los dos: el primero (vv. 2, 3), el segundo (vv. 4-8) y el tercero (vv. 9-
15). El título Rabí es uno de respeto y gran honor y, al usarlo, uno reconocía el derecho del
otro de ser oído como autoridad en asuntos de religión. Lo llamó maestro, aunque no había
recibido la preparación oficial para esa función. Los discípulos de Nicodemo lo llamarían a él
“Rabí” también. Entonces la entrevista era entre dos maestros, pues Nicodemo también era un
“maestro de Israel” (v. 10). Pero, al agregar has venido de Dios, Nicodemo reconocía una
autoridad inusual de Jesús, que era un profeta con una misión divina. El texto literalmente
dice: “porque de Dios has venido (como) maestro”, con énfasis en de Dios. Su autoridad no
dependía de haber cursado los estudios largos e intensos para ser un maestro, sino de su
procedencia divina. La expresión has venido tiene un eco mesiánico y quizá Nicodemo estaba
reconociendo que Jesús era “Aquél que venía”, según la esperanza de Israel. Luego Nicodemo
revela las evidencias que le habían convencido de que Jesús era uno venido de Dios; las
mismas señales que Jesús había hecho lograron su propósito de despertar que crean en él
como el Mesías, el Hijo de Dios.

De cierto, de cierto te digo traduce la doble partícula gr. indeclinable de afirmación (amen
G281, amen) que se usa en el NT con el verbo “decir”. La repetición agrega fuerza a una
solemne declaración. Tiene el significado de “¡atención, atención!” o “verdad, verdad…”. Este
término se encuentra en varios idiomas (hebreo, griego, latín y varios modernos), a veces
antes de la declaración que se afirma, como aquí, pero en nuestros días normalmente después.
Jesús responde abruptamente al saludo de Nicodemo, dejando de lado los títulos y elogios,
yendo directamente al grano de su necesidad. A menos que uno nazca de nuevo introduce un
concepto completamente nuevo para este fariseo. La frase está bien traducida como
impersonal: “a menos que uno nazca de nuevo”, pero es evidente que la aplicación es a
Nicodemo. De nuevo traduce un término gr., anothen G509, que significa lit. “de arriba” o
“desde el comienzo”, dando la idea de “de nuevo”. Ambas ideas se encuentran en el término y
Barclay traduce las dos: “a menos que un hombre renazca de arriba”. Morris acota que en una
sola frase Jesús deja de lado toda la base de la religión de Nicodemo y demanda que él sea
rehecho por el poder de Dios. El que escribe conoció en el Uruguay a un hombre de más de 80
años, convertido cuatro años antes, quien cuando daba su testimonio insistía que tenía solo
cuatro años de edad. Para él, la vida comenzó cuando recibió a Jesús como su Salvador. Por
cierto, la metáfora “nacer de nuevo” o “de arriba” capta notable y simbólicamente lo radical y
profundo de la experiencia de salvación; en Cristo uno llega a ser una nueva creación
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(2Co_5:17).

No puede ver el reino de Dios constituye la segunda parte de una frase condicional, o sea, la
apódosis. Si uno no cumple con la condición de la prótasis, no puede recibir el beneficio
deseado. Jesús declara una imposibilidad moral, según la voluntad de Dios, y su palabra es
“viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos… discierne los pensamientos y
las intenciones del corazón” (Heb_4:12). Es una declaración tan categórica como, p. ej.,
“cualquiera que no reciba el reino de Dios como un niño, jamás entrará en él” (Mar_10:15).
Borchert llama la atención al juego de palabras entre Nicodemo (“…nadie puede hacer estas
señales…”, (v. 2; ver vv. 4, 5, 9) y Jesús (“…no puede ver el reino…”), entre lo que es posible
según la mente finita de Nicodemo y lo que es realmente posible según Jesús.

Ver el reino es equivalente a “entrar en” (v. 5) y ser miembro del reino y participante en él
(ver “verá la muerte”,Mar_8:51). El reino de Dios es una expresión muy común en los
Sinópticos, pero se encuentra sólo dos veces en Juan (Mar_3:3, Mar_3:5). Tiene que ver con
el reinado de Dios, expresado en la teocracia en el AT y en el reino mesiánico en la tierra que
el Hijo de Dios vino a iniciar, compuesto de todos los creyentes en Cristo Jesús. El hecho de
que Jesús haya exigido una transformación total a este miembro del gran Sanedrín, en vez de
recibirlo gustoso y con brazos abiertos, indica lo radical del reino que estaba iniciando y que
no bajaba los requisitos para ganar a “un gran pez”.

Plummer afirma que la metáfora de renacer, con el significado de una regeneración espiritual,
no sería desconocida para Nicodemo. Sin embargo, Borchert y muchos otros comentaristas
dicen lo contrario, que Nicodemo era sincero, entendiendo la afirmación de Jesús en un
sentido estrictamente lit., es decir, de un nacimiento físico. Sus preguntas parecen expresar lo
absurdo que la exigencia de Jesús le parecía, sobre todo siendo él viejo. Godet sugiere que
“Nicodemo no entendía la diferencia entre un segundo comienzo y un comienzo diferente”.

El v. 15 amplía y aclara la exigencia inicial de Jesús. Otra vez Jesús introduce su respuesta
con el doble amén, amén, indicando una afirmación solemne. Aclara que “nacer de nuevo” no
se refiere, o por lo menos no se limita, a un nacimiento físico. La primera cosa que salta a la
vista en el texto griego es que no hay un artículo definido ante agua y Espíritu y, por lo tanto,
el énfasis debe recaer sobre la cualidad o el carácter de ambos términos. También se observa
que Espíritu (pneuma G4151) en la traducción de la RVA que inserta el artículo definido y lo
escribe con mayúscula se justifica porque todos los comentaristas concuerdan en que se refiere
a la obra regeneradora del Espíritu Santo.

Lo que ha dado lugar a grandes controversias es la expresión nazca de agua. Hay básicamente
tres opciones para interpretar nazca de agua. Primera, puede referirse al rito de purificación
13

(ver 2:6), o al bautismo de arrepentimiento que Juan el Bautista realizaba. Los fariseos, como
grupo, rechazaron el bautismo de Juan (ver Luk_7:30) y lo que estaba asociado con él, la
identificación de Jesús como el Mesías de Dios. Tal paso sería harto difícil para un fariseo.
Segunda, agua puede referirse a la procreación, un concepto muy extraño para nosotros, pero
estudios de Odeberg y otros han demostrado que este término, junto con “lluvia” y “rocío”, se
usaba para referirse al semen del varón. Si este es el significado, “nacer de agua” se referiría al
nacimiento físico. En línea con esta interpretación está el hecho de que el feto humano está en
una bolsa de “agua” antes de nacer, haciendo comprensible la idea de “nacer de agua”.
Tercera, algunos entienden que “nacer de agua” se refiere al bautismo cristiano. Esta es la
posición de los católicos y de los que enseñan que el bautismo en agua es esencial para la
salvación. Por ejemplo, Brown discute largamente el significado de “nacer de agua” y
confiesa que “no creemos que en el evangelio mismo haya base suficiente para establecer la
relación existente entre el nacer del agua y el nacer del Espíritu a nivel de la interpretación
sacramental”. Sin embargo, el mismo autor católico termina diciendo que “es posible que Juan
se refiera a la comunicación del Espíritu mediante el bautismo”. En contra de esta posición
está el hecho de que el bautismo cristiano no existía en el tiempo cuando Jesús tuvo la
entrevista con Nicodemo. Brown, consciente de este hecho, sugiere que esta expresión no
representaría las palabras de Jesús, sino que habría sido agregada posteriormente por un
redactor cuando ya se practicaba el bautismo cristiano. El que escribe entiende que el
versículo siguiente resuelve la discusión, apoyando la segunda opción mencionada arriba.

Parece que Jesús mismo quiso interpretar el v. 5 con las palabras del v. 6. Hay dos clases de
nacimiento: el físico y el espiritual. El tiempo aoristo de los verbos (vv. 3, 4, 5, 7) establece el
hecho del nacimiento, pero el tiempo perfecto aquí (v. 6) marca el estado existente y continuo
de lo que nació. El término carne (sarx G4561), que a veces se refiere a la condición
pecaminosa del hombre, especialmente en los escritos paulinos, aquí se refiere solamente a la
naturaleza humana. Jesús emplea una analogía para explicar lo que es necesario para entrar en
el reino de Dios. El ser humano recibe un cuerpo adaptado para funcionar en el mundo
material por el nacimiento físico de padres humanos. En una manera parecida, el ser humano
que cree en Cristo recibe una naturaleza espiritual del Padre celestial, efectuada por el Espíritu
Santo y adaptada para funcionar en el reino de Dios.

Jesús habría leído la sorpresa, o incredulidad, en el rostro de Nicodemo y le exhorta a no


quedar paralizado en la contemplación de la maravilla del nuevo nacimiento (v. 7). El tiempo
aoristo del verbo indica la cesación de una acción, por ejemplo, “deja de maravillarte”. Nótese
el cambio de número de persona, de singular (vv. 1-6) al plural Os. Jesús se dirige no solo a
Nicodemo, sino también a sus amigos. La exigencia para entrar en el reino de Dios es
universal, para toda la humanidad, la única excepción siendo Jesús mismo. La evidencia de
que Nicodemo estaría acompañado por asociados se ve aquí y en el v. 2 al decir “sabemos”.
14

Necesario es un verbo impersonal que expresa fuertemente un deber moral o una obligación.

Jesús emplea en el v. 8 otra analogía para explicar el nuevo nacimiento, aprovechando un


juego de palabras. Viento, Espíritu y “aliento” son tres posibles traducciones de pneuma
G4151. Hay algo misterioso en la operación del viento: oímos su sonido, sentimos su
movimiento y vemos el efecto que tiene en objetos, pero no podemos verlo, ni precisar de
dónde viene, ni exactamente hacia dónde se dirige. Tampoco podemos ver al Espíritu Santo,
ni saber cómo opera en el ser humano, pero podemos sentir su movimiento en nuestra vida y
observar el efecto de su presencia y operación en la vida de personas que han nacido de nuevo.
Puesto que el mismo término gr. significa “viento” y “espíritu”, algunos traducen Espíritu en
ambas posiciones: “El Espíritu sopla de donde quiere… ha nacido del Espíritu”. Sin embargo,
los términos sopla y sonido favorecen la traducción de viento en la primera referencia.

¿Cómo puede suceder eso? es una pregunta de Nicodemo que expresa su perplejidad ante la
explicación de Jesús, sin un intento de refutarla. La traducción lit. sería: “¿Cómo es posible
que estas cosas lleguen a suceder?”. “Estas cosas” se refiere al nuevo nacimiento. El fariseo
pide una explicación más comprensible de este gran misterio.

El Rabí se sorprende por la falta de conocimiento de otro rabí, representante de los más
eruditos y de la suprema autoridad del judaísmo. Había exhortado a Nicodemo a dejar de
maravillarse de sus enseñanzas (v. 7), pero ahora en el v. 10 él mismo se maravilla de la falta
de conocimiento del maestro de Israel (ver Mar_6:6). En el texto gr. hay un artículo definido
ante maestro, traducido “el maestro de Israel”, indicando que Nicodemo sería miembro del
Sanedrín y tendría un puesto oficial de gran importancia. Con más razón, él tendría que haber
comprendido que el hombre no podría obtener la justicia de Dios, o entrar en el reino de Dios,
basado en su propio esfuerzo, méritos o justicia.

Por tercera vez Jesús emplea la doble exclamación, “de cierto, de cierto”, para introducir una
afirmación, ya no en relación con el nuevo nacimiento, sino acerca de otras verdades
espirituales. El plural de los verbos puede ser retórico, dando el valor de un proverbio, pero el
versículo siguiente tiende a confirmar el sentido literal. Inclusive, algunos comentaristas
piensan que sus discípulos estaban presentes, o que Jesús incluía el testimonio de Juan el
Bautista en lo que decía. Vincent, por otro lado, opina que Jesús incluía a todos los que han
nacido del Espíritu. Plummer sugiere que Jesús y sus discípulos hablaban de cosas terrenales
(v. 12a), pero solo él hablaba de las celestiales (v. 12b). Aquí Jesús declara que sus
enseñanzas no son meras opiniones, sugerencias o datos de segunda mano, sino que están
basadas en hechos objetivos y comprobables de un testigo ocular. Pero no recibís nuestro
testimonio indica la respuesta no sólo de Nicodemo, sino también de sus compañeros y es una
profecía del rechazo de los líderes judíos en general. Jesús emplea dos veces testimonio en
15

este versículo, además de “saber” y “ver”, tres términos clave en este Evangelio (ver 1:7). El
verbo recibís, en el tiempo presente, enfatiza la actitud negativa y continua de los judíos. Las
tradiciones y los prejuicios, unidos al celo religioso, cegaban la mente de la mayoría de los
fariseos.

Lo que Jesús había dicho acerca del segundo nacimiento es terrenal y celestial: el poder para
la regeneración es del cielo pero se efectúa en la tierra en el corazón del ser humano. Cosas
terrenales se entiende en sentido lit., como cosas que suceden en la tierra, y no en el sentido
simbólico, como cosas pecaminosas. En los versículos siguientes Jesús habla de las
celestiales. Tasker opina que cosas terrenales se refieren a verdades espirituales para las
cuales existe una analogía, como distintas a cosas celestiales, para las cuales no existe un
paralelo humano.

En el versículo anterior Jesús empleó la primera persona singular al hablar de cosas


celestiales, no incluyendo a los discípulos (ver v. 11). La razón por qué sólo él podía hablar
con absoluta autoridad de cosas celestiales es que sólo él tenía conocimiento personal de ellas.
Descendió del cielo se refiere a su encarnación cuando el Hijo eterno de Dios llegó a ser el
Hijo del Hombre. No sólo descendió del cielo, sino que mantenía una comunión íntima y
continua con el Padre, capacitándole para hablar de las celestiales. Nadie ha subido al cielo no
tiene que ver con los creyentes que han muerto y cuyos espíritus están con Dios. Jesús está
afirmando que ninguna persona presente sobre la tierra, excepto el Hijo del Hombre, tenía
conocimiento personal de las cosas celestiales.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto introduce la conclusión de las palabras de


Jesús, con una predicción de su muerte como plan de Dios para ofrecer vida eterna a la
humanidad. Se refiere al episodio relatado en Números 21 cuando Dios envió serpientes
ardientes para morder al pueblo como castigo por haberse rebelado en contra de Moisés, su
líder divinamente aprobado. Dios instruyó a Moisés para que moldeara una serpiente de
bronce y la levantara sobre un asta. Sólo los que miraban a la serpiente levantada, provista por
Dios, se salvarían de la mordedura de las serpientes. El adverbio así, de modo o manera, con
el sentido de “en la misma manera”, relaciona el acto de Moisés con el propósito de la vida y
muerte de Jesús. Encontramos otra vez ese verbo impersonal dei G1163 (ver 3:7) que habla
de una necesidad moral o espiritual, ordenada por Dios. Levantado seguramente se refiere a la
crucifixión (ver 8:28; 12:32), como parte del plan de Dios para la salvación de los creyentes,
pero algunos sugieren que, como Juan suele incluir un doble sentido en algunas palabras,
también podría referirse a la exaltación del Hijo del Hombre en la resurrección (ver Act_2:33;
Phi_2:9). En ambos casos los hombres estaban bajo la condenación de muerte, como sentencia
de Dios por su pecado, y en ambos casos Dios provee el medio de liberación de esa sentencia
para poder vivir.
16

En el caso de Moisés se trataba de muerte o vida física, pero en el caso de Jesús se trataba de
muerte o vida espiritual y eterna. En el caso de Moisés la condición para obtener vida física
fue el mirar con fe a la serpiente de bronce, pero en la enseñanza de Jesús la condición para
obtener vida eterna era el mirar con fe al Hijo de Dios. La conjunción de propósito para que
(jina G2443) expresa la intención y voluntad de Dios. Todo aquel abre el beneficio de vida
eterna a todo el mundo con una sola condición. El verbo “creer” es un participio griego en el
tiempo presente con énfasis en una acción continua. No es la creencia superficial y pasajera
que salva, sino la que es profunda, sincera y sostenida. Una traducción que capta este
significado sería: “todo aquel que está creyendo y sigue creyendo en él…”.

Tenga es otro verbo en el tiempo presente que habla de una posesión presente, es decir, tan
pronto que uno ponga su fe en Cristo tiene ya la vida eterna. Vida eterna es una de las
expresiones favoritas en este Evangelio, siendo aquí la primera de 17 referencias, comparadas
con 8 en los Sinópticos y 6 en 1 Juan. Nótese cómo la vida espiritual que Dios ofrece se
relaciona estrechamente con Cristo quien dijo: “Yo soy la… vida” (Phi_14:6; ver 1:4;
Col_3:3). Aparte de él no hay vida espiritual. El término eterna (aionion G166) significa lit.
lo que pertenece a una edad de tiempo, como p. ej., “la Edad Media”. Según el concepto judío,
vida eterna se refería a la vida que pertenece a la edad venidera. Morris opina que es un
concepto escatológico (ver 6:40, 54). Así que los judíos pensaban que la edad venidera no
tendría fin y por lo tanto sería eterna. El concepto de tiempo sin fin ciertamente está en la
expresión vida eterna, y algunas versiones lo traducen “vida sin fin”. Sin embargo, tal
traducción pierde la otra dimensión, la que es aún más significativa. Es más que cantidad de
tiempo; es la calidad de vida en ese tiempo, es la “vida abundante” que Cristo vino a traernos
(10:10). La extensión de tiempo tendría poco valor en sí; lo que vale es la riqueza espiritual de
esa vida. Westcott lo expresa así: “No es una duración sin fin del ser en tiempo, sino el ser del
cual el tiempo no es una medida”. Esta vida en Cristo es un regalo de Dios, no un logro
humano, y eleva al hombre de la vida que es meramente física y terrenal a una nueva
dimensión de existencia. La vida aquí en Cristo, dotada por el ministerio del Espíritu Santo, es
un anticipo real de lo que será la vida en el más allá.

La mayoría de los eruditos conservadores del NT (p. ej., Westcott, Lightfoot, Bernard, Marcus
Dods, Vincent, Hovey, Hull, BeasleyMurray, Carter, Gossip, Morris, Tasker, etc.) consideran
que la conversación con Nicodemo termina con el v. 15, y que los versículos siguientes son
reflexiones de Juan. La RVA, siguiendo la opinión de otros eruditos, inclusive la de Raymond
Brown, imprime los vv. 16-21 en rojo, indicando su opinión de que son palabras de Jesús.
Borchert nos recuerda que no es tan importante distinguir quién habla, Jesús o Juan, pues el
mismo Espíritu inspiró a ambos. Si se comprueba que los vv. 16-21 son reflexiones de Juan,
por eso ¿tendrían menos peso que si fueran de Jesús?
17

Recordamos que en los textos originales no había signos de puntuación para indicar donde
terminaba la conversación de uno y comenzaba la de otro. Sin embargo, hay evidencias que
podrían indicar que los vv. 14 y 15 registran las palabra de Jesús, pero los siguientes no.
Primera, el término “Hijo del Hombre” (v. 14) es un título que sólo Jesús usaba al referirse a sí
mismo. Pero, en el v. 16, los verbos en el tiempo aoristo, “amó” y “dio”, indicarían que se
refería a eventos del pasado. Además, hay términos en los vv. 16, 18 y 21 que sólo Juan utiliza
en sus propios comentarios sobre la vida de Jesús (p. ej. “unigénito”, “creer en el nombre” y
“el que hace la verdad”). Es curioso que Juan nos haya dejado “colgados en el aire” en cuanto
a la reacción final de Nicodemo, si creyó en Jesús en esta ocasión o no. Por lo menos las dos
referencias más adelante indicarían que en algún momento sí, este fariseo nació de nuevo (ver
7:50-53 y 19:39 s.).

(2) Reflexiones de Juan, 3:16-21. Esta sección abarca a lo menos cuatro temas. Borchert
insiste en la necesidad de considerar los vv. 16-18 como una unidad con tres énfasis. El v. 16
sirve como una afirmación de que Cristo es el agente de Dios para traer la salvación al mundo.
El v. 17 contempla la intención de Dios e identifica su propósito en enviar a su Hijo. El v. 18
provee una afirmación de la realidad definida en cuanto a la naturaleza actual del juicio. En
los vv. 19-21 se presenta una explicación por el rechazo de la oferta de Dios en su Hijo.

Porque de tal manera amó Dios al mundo es una proclamación de la novedad grande y radical
del reino que Cristo vino a establecer. Martín Lutero decía que Joh_3:16 es “el evangelio en
miniatura”; otros lo llaman “el mismo corazón del evangelio”. Probablemente es el versículo
más conocido en toda la Biblia. Siendo así, merece un análisis detallado. Una manera de
analizar el versículo sería el tomar cada frase que incluye un verbo (amó, dio, pierda y tenga)
por separado. Ninguna religión pagana expresaba el concepto de un dios de amor. Los judíos
afirmaban, sí, el amor de Dios, pero sólo para el pueblo judío, no para los gentiles. Mundo
(kosmos G2889) aquí se refiere a la toda la humanidad (ver comentario sobre 1:10 para
distintos significados del término). El amor de Dios es tan ancho como para abarcar a toda
persona que jamás ha vivido, que vive ahora y que ha de vivir. Porque traduce una conjunción
causal (gar G1063), expresando la razón por la acción de Dios de amar al mundo y dar a su
Hijo unigénito. De tal manera traduce un adverbio demostrativo (joutos

Comentario Mundo Hispano

"Apódosis:
En la retórica antigua apódosis y prótasis son los dos elementos que tienen que ser
equilibrados en el periodo: la prótasis crea una cierta tensión que la apódosis debe resolver.
18

Más especialmente, en una construcción hipotética se llama apódosis a la proposición que


expresa la conjetura fundada en la condición reflejada en la prótasis: „Si mañana hace buen
tiempo (prótasis), podremos ir de excursión (apódosis)." [Cardona, G. R., p. 21]

"Prótasis: Primera parte de una oración simple, o primera oración de una compuesta, cuyo
sentido queda incompleto y pendiente de ser completado por la segunda parte de la simple o la
segunda oración de la compuesta, llamada apódosis. Poco a poco (prótasis) se va lejos
(apódosis); lo que tienes, / no es grave. El término se aplica principalmente a la subordinada
condicional."
[Lázaro Carreter, F.: Diccionario de términos filológicos, p. 339]

CAPITULO 3

Vers. 1-21. LA ENTREVISTA NOCTURNA DE NICODEMO CON JESUS.


1, 2. Nicodemo—En este miembro del Sanedrín se ven luchando juntas la sinceridad y la
timidez. Uno de aquellos “creyentes” superficiales mencionados en el cap. 2:23, 24, mas
anhelando interiormente más satisfacción, viene a Jesús en busca de ella, pero viene “de
noche” (véanse los caps. 19:38, 39; 12:42); confiesa su convicción de que Jesús era “venido
de Dios”, expresión nunca referida a un mensajero meramente humano, y que probablemente
quiere decir más aquí, mas sólo como “maestro”, y en sus milagros él ve pruebas solamente
de que “Dios está con él”. Así, mientras que no puede reprimir sus convicciones, tiene temor
de comprometerse demasiado.
3. el que no naciere, etc.—Esta contestación descortés y lacónica tenía como propósito
sacudir todo el edificio de la religión del hombre, para poder colocar un cimiento más
profundo y más duradero. Nicodemo probablemente creyó haber ido un largo trecho, y
esperaba, tal vez, ser felicitado por su franqueza. Pero en lugar de esto, se le dice virtualmente
que ha suscitado una cuestión que no está capacitado para resolver él, y que antes de acercarse
a ella, su visión espiritual necesitaba ser corregida mediante una revolución completa de su
hombre interior. Si el hombre hubiera sido menos sincero, esta contestación seguramente lo
habría alejado del Señor; pero con personas en su estado mixto de mente, al cual Jesús no era
extraño (cap. 2:25), tales métodos aceleran el paso más que las palabras melosas y los ataques
graduales. el que—no un judío solamente; la necesidad es universal. naciere otra vez—o,
como si fuera, empezar la vida de nuevo en relación con Dios; sufriendo una revolución
fundamental y permanente su manera de pensar, de sentir y de obrar, con referencia a cosas
espirituales. no puede ver—no puede tener parte en (así como se dice “ver la vida”, “ver la
19

muerte”, etc.) el reino de Dios—ni en sus principios aquí (Luk_16:16) ni en su consumación


en la eternidad (Mat_25:34; Eph_5:5).
4. ¿Cómo puede, etc.—La figura del nuevo nacimiento, si se aplicara sólo a los prosélitos
gentiles a la religión judía, habría sido bastante inteligible a Nicodemo, estando de acuerdo
con el lenguaje de aquel día; pero que los judíos mismos necesitasen un nuevo nacimiento, le
era incomprensible.
5. de agua y del Espíritu—Una explicación doble del “nuevo nacimiento”, tan sorprendente a
Nicodemo. A un eclesiástico judío, tan familiar con la aplicación simbólica del agua, en toda
variedad de manera y forma de expresión, este lenguaje era adaptado para mostrar que la cosa
propuesta no era sino una completa purificación espiritual mediante la operación del Espíritu
Santo. En efecto, el elemento de agua y la operación del Espíritu son unidos en una gloriosa
predicción evangélica de Ezequiel (Eph_36:25-27), de la cual Nicodemo se habría acordado,
si tales espiritualidades no se hubiesen casi perdido en el formalismo reinante. Ya se había
incorporado el símbolo del agua en la ordenanza iniciatoria, en el bautismo de los judíos que
esperaban el Mesías, por Juan el Bautista, para no mencionar el bautismo de los prosélitos
gentiles aun antes; y en la iglesia cristiana pronto había de ser la gran puerta visible de entrada
al “reino de Dios”, siendo la realidad la sola obra del Espíritu Santo. (Tit_3:5).
6-8. Lo que es nacido, etc.—Una proposición universal: “Lo que es engendrado, lleva en sí la
naturaleza de lo que lo engendró.” [Olshausen.] carne—No el mero cuerpo material, sino todo
lo que entra al mundo por el nacimiento, el hombre entero; sin embargo, no la humanidad
simplemente, sino en su condición corrompida y depravada, en completa sujeción a la ley de
la caída (Rom_8:1-9). De modo que, si el “hombre pudiera entrar otra vez en la matriz de su
madre, y nacer”, no estaría más cerca del “nuevo nacimiento” que antes (Job_14:4; Psa_51:5).
espíritu es—Participa de y posee su naturaleza espiritual. No te maravilles, etc.—Si una
naturaleza espiritual sola puede ver y entrar al reino de Dios; si todo lo que traemos al mundo
con nosotros, es contrario al mundo espiritual; y si esta espiritualidad es solamente de parte
del Espíritu Santo, no es maravilla que sea indispensable el nuevo nacimiento. Os es
necesario nacer—“Os, dice Jesús, no nos”. [Bengel.] Después de aquellas proposiciones
universales, acerca de lo que “un hombre” tiene que ser, para “entrar al reino de Dios”, esto es
notable, mostrando que el Señor pensaba mantenerse como “separado de los pecadores”. El
viento, etc.—Hálito, o viento, y espíritu (una sola palabra tanto en el hebreo como en el
griego) son constantemente presentados juntos en las Escrituras como análogos (Job_27:3;
Job_33:4; Eze_37:9-14). ni sabes de dónde, etc.—Las leyes que gobiernan a los vientos no
son aun ahora sino parcialmente conocidas; mas las subidas, caídas y cambios de dirección
muchas veces en el día, de aquellas brisas suaves aquí referidas, probablemente serán para
nosotros un misterio para siempre: Así de la operación del Espíritu Santo en el nuevo
nacimiento.
9, 10. ¿Cómo puede, etc.—Aunque el asunto todavía le confunde la necesidad y la
posibilidad del nuevo nacimiento no es más el punto con él, sino la naturaleza de él y cómo se
20

efectuaría. [Luthardt.] “Desde este momento Nicodemo no dice nada más, pero se ha bajado
al lugar de discípulo que ha hallado su verdadero maestro. Por lo tanto, el Salvador
amablemente avanza en sus comunicaciones de la verdad, y una vez más solemnemente trae a
la mente de este maestro de Israel, ahora hecho un aprendedor, su propia ignorancia, no sin
culpa, para poder entonces proceder a pronunciar, de la plenitud de su conocimiento divino,
tales testimonios tanto de cosas terrenales como celestiales como su discípulo pueda recibir
para su provecho.” [Stier]. maestro—La cuestión aquí claramente da a entender que la
doctrina de la regeneración es descubierta en el Antiguo Testamento hasta tal punto que
Nicodemo era culpable de ignorarla. No es meramente como algo que sería experimentado
bajo el evangelio que el Antiguo Testamento la enseñe; así como muchos críticos distinguidos
afirman, negando que hubiese tal cosa como la regeneración antes de Cristo. Porque la
proposición de nuestro Señor es universal, que ningún hombre caído es o puede ser espiritual
sin una operación regeneradora del Espíritu Santo, y la obediencia espiritual bajo cualquier
nombre, en contraste con servicios meramente mecánicos, es proclamada por todo el Antiguo
Testamento.
11-13. lo que sabemos hablamos … lo que hemos visto,—es decir, por conocimiento
absoluto y visión inmediata de Dios, que “el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre”,
proclama como exclusivamente suyos, cap. 1:18. Aquí se usa el “nosotros” y “nuestro”,
aunque se refiere sólo a Cristo mismo, en contraste enfático tal vez con las palabras iniciales
de Nicodemo: “Rabbí, nosotros sabemos”, etc.—no recibís nuestro testimonio—refiriéndose
a la clase a la cual pertenecía Nicodemo, mas de la cual en espíritu él estaba empezando a
separarse. cosas terrenas—tales como la regeneración, la puerta de entrada al reino de Dios
en la tierra, y la cual Nicodemo debería haber entendido mejor, como una verdad aun de
aquella economía más terrenal a la cual él pertenecía. las celestiales?—Las cosas de la
economía evangélica nueva y más celestial, la cual sería entendida plenamente después de la
efusión del Espíritu Santo por medio del Salvador ensalzado. nadie subió al cielo, etc.—Hay
algo paradójico en este lenguaje: “Nadie fué arriba sino el que vino abajo; aun el que está al
mismo tiempo arriba y abajo.” Sin duda, fué propuesto para asombrar y constreñir a su oyente
a pensar que tenía que haber elementos misteriosos en la persona de Cristo. Los viejos
socinianos, para pervertir la doctrina de la preexistencia de Cristo, se apoderaron de este
pasaje, como si enseñara que el hombre Jesús fué secretamente arrebatado al cielo para recibir
sus enseñanzas, y entonces “descendió del cielo” para entregarlas. Pero el sentido
evidentemente es éste: “El perfecto conocimiento de Dios no se consigue, subiendo el hombre
desde la tierra al cielo para recibirlo, pues ningún hombre ha ascendido así, sino aquel cuya
habitación propia, en su naturaleza esencial y eterna, es el cielo, tomando carne humana, ha
descendido como el ‘Hijo del hombre’ para hacer conocer al Padre, a quien él conoce por
mirada íntima lo mismo en la carne como antes que la asumiera, siendo esencial e
inmutablemente ‘en el seno del Padre’ ” (cap. 1:18).
14-16. Como Moisés levantó la serpiente, etc.—Aquí ahora tenemos las “cosas celestiales”,
21

como antes las “terrenas”, mas bajo un velo, por la razón mencionada en el v. 12. La
crucifixión del Mesías es velada dos veces después bajo el mismo término vivo:
“levantamiento”, cap. 8:28; 12:32, 33. Aquí está velada todavía más, aunque a nosotros que
sabemos lo que quiere decir, es hecha mucho más instructiva, por la referencia a la serpiente
de bronce. El veneno de las serpientes ardientes, corriendo por las venas de los israelitas
rebeldes, estaba extendiendo la muerte por el campamento, emblema vivo de la condición
perecedera de los hombres a causa del pecado. En ambos casos el remedio fué provisto
divinamente, la manera de curación asombrosamente se parecía a la de la enfermedad.
Mordidos por serpientes, por serpiente son sanados. Mordidos por “serpientes ardientes”,
serpientes probablemente, de cuero con pintas coloradas (Kurtz), el instrumento de curación es
una serpiente de bronce o cobre, que tenía a la distancia la misma apariencia. Así en la
redención, como por el hombre vino la muerte, por el Hombre también viene la vida: Hombre
también “en semejanza de carne de pecado”, no diferenciándose en nada externo y aparente
de aquellos que, llenos del veneno de la serpiente, estaban por perecer. Pero así como la
serpiente levantada no tenía nada del veneno del cual la gente que era mordida por serpientes
estaba muriendo, así mientras toda la familia humana estaba pereciendo por la mortal herida
inflingida por la vieja serpiente, “el Segundo Hombre”, que subió por encima de la humanidad
con “salud en sus alas”, era sin mancha ni arruga, o cosa semejante. En ambos casos el
remedio es exhibido visiblemente; en el un caso sobre un palo alto, en el otro sobre la cruz,
para “atraer a sí todos los hombres” (cap. 12:32). En ambos casos se efectúa la curación
dirigiéndose el ojo al Remedio levantado; en el un caso el ojo corporal, en el otro la mirada
del alma que “cree en él”, como en aquella proclamación antigua: “Mirad a mí, y sed salvos,
todos los términos de la tierra”, etc. (Isa_45:22). Los dos métodos son tropiezos a la razón
humana. ¿Qué podría ser más improbable a un israelita pensador que el que el veneno
mortífero saliese de su cuerpo simplemente mediante una mirada a un reptil de bronce?
Semejante tropiezo (o, “escándalo”) a los judíos y a los griegos locura era la fe en el Nazareno
crucificado como un modo de liberación de la perdición eterna. Sin embargo, en ambos casos
es igualmente racional y bien fundada la autoridad para esperar una curación. Así como la
serpiente de bronce fué la ordenanza de Dios para la curación de todo israelita que era
mordido por la serpiente, así lo es Cristo para la salvación de cada pecador; sin embargo la
una era ordenanza puramente arbitraria, la otra divinamente adaptada a las complicadas
dolencias del hombre. En ambos casos es igual la eficacia. Así como una simple mirada a la
serpiente, por distante y débil que fuera, traía la curación instantánea, así una fe real en el
Señor Jesús, por más trémula, por más distante que sea, siempre que sea real la fe, trae
sanidad segura e instantánea al alma que está por perecer. De la misma manera, son iguales los
resultados de la desobediencia en ambos casos. Sin duda, muchos de los israelitas que fueron
mordidos, aun cuando su caso era doloroso, se pusieron a razonar antes que obedecer, y a
reflexionar sobre lo absurdo que era esperar que la mordedura de una serpiente viva fuese
sanada con sólo mirar un pedazo de metal en forma de serpiente, y reflexionarlo hasta morir.
22

¡Ay! ¿no es sometida al mismo tratamiento la salvación por un Redentor crucificado? ¿Ha
sido quitada “la ofensa de la cruz”? (Cf. 2Ki_5:12).
16. Porque de tal manera, etc.—¿Qué proclamación del evangelio ha estado tan
frecuentemente en los labios de misioneros y predicadores en cada siglo desde que fué
pronunciada la primera vez? ¿qué ha hecho causar a millones de personas sensaciones tan
estimulantes? ¿qué ha sido tan honrado en traer tales multitudes a los pies de Cristo? ¿qué para
encender en los pechos fríos y egoístas de los mortales los fuegos de amor altruísta para con la
humanidad, como estas palabras de sencillez trasparente, mas de majestad abrumadora? El
cuadro comprende varias divisiones distintas: “EL MUNDO”, en su sentido más amplio, listo
a “perecer”; el inmenso “AMOR DE DIOS” para aquel mundo que perece, mensurable y
concebible sólo por el don que este amor trajo de él; EL DON mismo: “El de tal manera amó
al mundo, que dió a su Hijo unigénito”, o, en el lenguaje de Pablo: “aun a su propio Hijo no
perdonó” ( Rom_8:32), o en aquel dirigido a Abrahán cuando estaba por ofrecer a Isaac sobre
el altar: “no me has rehusado tu hijo, tu único” (Gen_22:16); el FRUTO de este don tremendo,
no sólo la liberación de la “perdición” pendiente. sino la dádiva de la vida eterna; y el MODO
por el cual todo se efectúa, “creyendo” en su Hijo. ¡Cómo se haría invisible el judaísmo
estrecho de Nicodemo en la llamada de este Sol de justicia visto subiendo sobre “el mundo”
con sanidad en sus alas!
17-21. no … para que condene, etc.—Una afirmación de inmensa importancia. Aunque la
“condenación” es para muchos el resultado de la misión de Cristo en el mundo (v. 19), ésta no
es el objeto de su misión, la cual es puramente la de salvar.
18. no es condenado—Habiendo “pasado de muerte a vida” (Cap. 5:24) inmediatamente al
creer. ya es condenado—Rechazando el único medio de liberación de aquella “condenación”
que Dios dió a su Hijo para quitar, y así quedando voluntariamente condenado.
19. esta es la condenación, etc.—Enfáticamente así, revelando la condenación ya existente, y
sellando bajo ella a los que no quieren ser librados de ella. la luz vino al mundo—en la
persona de aquel a quien escuchaba Nicodemo. amaron más las tinieblas—Esto puede
conocerse solamente por rechazar deliberadamente a Cristo, por eso, sí, lo revela de manera
espantosa. redargüidas—por ser descubiertas por la luz.
21. el que obra verdad—cuyo único objeto en la vida es el de ser y hacer lo que soportará la
luz. Por esto él ama la luz y “viene a la luz”, para que todo lo que él es y hace, siendo
completamente probado por la luz, se pueda ver que no tiene nada en sí sino lo que es
divinamente obrado y divinamente aprobado. Este es “el israelita, de veras, en quien no hay
engaño”.

22-36. JESUS, CERCA DE DONDE ESTABA EL BAUTISTA—EL NOBLE TESTIMONIO


DE ESTE A SU SEÑOR.
22-24. tierra de Judea—Las partes rurales de aquella provincia, habiéndose realizado la
23

conversación anterior en la capital. bautizaba—en el sentido explicado en el cap. 4:2. Enón


junto a Salim—al oeste del Jordán. (Cf. v. 26 con el cap. 1:28). Juan no había sido aún
puesto en la cárcel—Por esto es claro que el ministerio de nuestro Señor no comenzó con la
encarcelación de Juan, aunque, si no fuera por esto, habríamos sacado esta conclusión de
Mat_4:12, etc. y el dicho expreso de Marcos (Mat_1:14).
25, 26. entre los discípulos de Juan—más bien, “de parte de” algunos de los discípulos. y los
Judíos—más bien, según los mejores manuscritos, “con un judío”. acerca de la purificación
—acerca del bautismo, puesto el significado simbólico del lavamiento con agua (como dice el
capítulo 2:6) en vez del acto mismo. Como Juan y Jesús eran los únicos maestros que
bautizaban a judíos, fácilmente se podrían suscitar discusiones entre los discípulos de Juan y
aquellos judíos que se negaban a someterse al rito. Rabbí, etc.—“Maestro, este hombre nos
dice que aquel de quien tú diste testimonio tan generoso: allende el Jordán, está repagando tu
generosidad llevándose toda la gente. De este modo, pronto no tendrás tú discípulo ninguno.”
La respuesta a esto es una de las expresiones más nobles y más afectantes que jamás salieron
de los labios humanos.
27-30. No puede el hombre, etc.—“Yo hago mi obra prescripta por Dios, y esto me basta.
¿Quisierais que yo subiese al lugar de mi Señor? ¿No os dije, Yo no soy el Cristo? La Esposa
no es mía, ¿por qué se quedaría conmigo el pueblo? Mío es dirigir a los cargados al Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo, decirles que hay bálsamo en Galaad, yun Médico allí
y ¿a mí me disgustará verlos, en obediencia al llamamiento, volando como nubes, y como
palomas a sus ventanas? ¿De quién es la novia sino del Esposo? A mí me basta ser amigo del
Novio, enviado por él a tratar el enlace, privilegiado en unir al Salvador y a los que vino él a
buscar y salvar, y gozándome con gozo indecible, si puedo “estar y oír la voz del Novio”,
haciendo de testigo a los benditos esponsales. ¿Decís, pues, que me están dejando para ir a él?
Me traéis nuevas de gran gozo. El tiene que crecer, mas yo menguar; éste, mi gozo, pues se
cumple.” No puede el hombre recibir, etc.—“no puede asumir nada”, es decir, legalmente y
con éxito; que quiere decir: “Cada hombre le tiene señaladas por Dios su obra y su esfera. Aun
Cristo mismo vino bajo esta ley (Heb_5:4).
31-34. El que de arriba viene, etc.—Aquí está la causa por qué él tiene que crecer, mientras
que todos los maestros humanos tienen que menguar. El Maestro “viene de arriba”,
descendiendo de su propio elemento, la región de “cosas celestiales”, que vino a revelar, y así,
aunque se mezcla con los hombres y las cosas sobre la tierra, no es “de la tierra” ni en Persona
ni en palabra. Los siervos, por lo contrario, naciendo de la tierra, son de la tierra, y su
testimonio, aunque divino en autoridad, participa necesariamente de su terrenidad. (Tan
fuertemente sentía el Bautista este contraste que la última cláusula no hace más que repetir la
primera.) Es imposible que se trazara una línea más clara de separación entre Cristo y todos
los maestros humanos, aun cuando éstos son divinamente comisionados y hablan por el poder
del Espíritu Santo. Y ¿quién no lo percibe? Las palabras de profetas y apóstoles son verdad
innegable y preciosísima; pero en las palabras de Cristo oímos una voz de la excelente gloria,
24

el Verbo eterno mismo haciéndose oír en nuestra propia carne. lo que vió y oyó—(Véanse las
notas acerca del v. 11 y del cap. 1:18). nadie recibe su testimonio—Los discípulos de Juan
habían dicho: “Todos vienen a él” (v. 26). El Bautista aquí virtualmente dice: “Ojalá que fuese
así, pero ¡ay! son casi nadie.” [Bengel.] Ellos están mucho más dispuestos a recibirlo a él (al
Bautista), y lo obligaron a decir: “Yo no soy el Cristo”, y parece que le dolía esto. éste signó,
etc.—puso su sello; da gloria a Dios cuyas palabras habla Cristo, no como profetas y apóstoles
por una comunicación parcial del Espíritu a ellos. no da Dios el Espíritu por medida—Aquí
nuevamente se traza la línea de distinción lo más clara entre Cristo y todos los maestros
humanos inspirados: “Estos tienen al Espíritu en grado limitado; mas Dios no (le) da el
Espíritu por medida.” Esto significa la entera plenitud de la vida y el poder divinos. El tiempo
presente, “da”, muy aptamente señala la comunicación permanente del Espíritu por el Padre al
Hijo, de modo que se entiende un flujo y reflujo constante de poder vivo. (Cf. cap. 1:51).
[Olshausen.]
35, 36. El Padre ama al Hijo, etc.—Véase la nota acerca de Mat_11:27, donde tenemos “la
entrega de todas las cosas al Hijo”, mientras que aquí tenemos el profundo manantial de aquel
acto augusto en el amor inefable del Padre para el Hijo. tiene vida eterna—la tiene ya.
Véanse las notas acerca del v. 18 y del cap. 5:24. no verá la vida.—El contraste aquí es
sorprendente: El uno tiene ya una vida que perdurará para siempre; el otro no sólo no la tiene
ahora, sino que nunca la tendrá, nunca la verá. está sobre él—“permanece sobre él”. Estaba
sobre él antes, y como no ha sido quitada de la única manera posible, por “creer en el Hijo”,
necesariamente permanece sobre él. N. B.—¡Cuán de plano contradice esto la enseñanza de
muchos en nuestros días, de que no había ni hay nada en Dios contra los pecadores que
necesitara ser quitado por Cristo, sino sólo en los hombres contra Dios!
Comentario Bíblico Jamieson-Fausset BrownJuan 3:1-6

EL QUE VINO A JESÚS DE NOCHE

Juan 3:1-6

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, que era un líder de los judíos.
Este vino a Jesús de noche y Le dijo:
-Rabí, sabemos que eres un maestro que ha venido de Dios; porque nadie podría hacer las
señales que Tú haces si Dios no estuviera con él.
Lo que te digo es la pura verdad -le contestó Jesús-: a menos que se renazca de arriba no se
puede ver el Reino de Dios.
-¿Cómo puede uno renacer cuando ya es mayor? -le preguntó entonces Nicodemo-. ¡No va a
meterse en el vientre de su madre para nacer otra vez!
-Lo que te digo es la pura verdad -le dijo Jesús a menos que se nazca de agua y del Espíritu
25

no se puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del
Espíritu es espíritu.

La mayor parte de las veces vemos a Jesús rodeado de personas corrientes; pero aquí le vemos
en contacto con uno de la aristocracia de Jerusalén. Hay algunas cosas que sabemos de
Nicodemo.
(i) Nicodemo tiene que haber sido rico. Cuando Jesús murió, Nicodemo trajo para preparar Su
cuerpo para la sepultura «una mezcla de mirra y áloes que pesaba unas cien libras»
(Jua_19:39 ), que sólo podría comprar uno que fuera rico.
(ii) Nicodemo era fariseo. En muchos sentidos los fariseos eran las mejores personas de todo
el país. Nunca fueron más de seis mil; formaban lo que se llamaba una jaburá o hermandad.
Se ingresaba en esa hermandad comprometiéndose delante de tres testigos a consagrar su vida
al cumplimiento de todos los detalles de la ley tradicional.
¿Qué quería decir eso? Para los judíos, la Ley era la cosa más sagrada del mundo. La Ley eran
los cinco primeros libros del Antiguo Testamento. Creían que era la perfecta Palabra de Dios.
El añadirle o sustraerle una sola palabra era pecado mortal. Ahora bien: si la Ley era la
Palabra completa y perfecta de Dios, eso quería decir que contenía todo lo que una persona
necesitaba saber para vivir una vida buena, si no explícitamente, por lo menos implícitamente.
Si no todo sé encontraba en ella con todas las letras, tenía que ser posible deducirlo. La Ley tal
como se encontraba consistía en un conjunto de grandes principios, amplios y nobles, que
cada uno tenía que aplicar a su vida. Pero para los judíos posteriores eso no era suficiente.
Decían: "La Ley es completa; contiene todo lo necesario para vivir una vida buena; por tanto,
en la Ley tiene que haber una regla que gobierne cualquier incidente posible de cualquier
momento posible para cualquier persona posible.» Así es que se dedicaron a extraer de cada
principio de la Ley un número incalculable de reglas y. normas para gobernar cualquier
situación imaginable de la vida. En otras palabras: cambiaron la Ley de los grandes principios
en un legalismo de reglas adicionales interminables.
El mejor ejemplo de lo que hacían se ve en la ley del sábado.
En la Biblia se nos dice sencillamente que hemos de acordarnos del sábado para mantenerlo
corno un día santo y no hacer en él ningún trabajo, ni uno mismo ni sus criados y animales.
No contentos con eso, los judíos de tiempos posteriores se dedicaron hora tras hora y
generación tras generación a definir lo que es un trabajo y a hacer la lista de todas las cosas
que se pueden o no se pueden hacer en sábado. La Misná es la codificación de la ley
tradicional. Los escribas se pasaban la vida deduciendo estas reglas y normas. En la Misná, la
sección acerca del sábado ocupa no menos de veinticuatro capítulos. El Talmud es el
comentario de la Misná, y en el Talmud de Jerusalén la sección dedicada a las leyes del
sábado ocupa sesenta y cuatro columnas y media; y en el Talmud de Babilonia, ciento
cincuenta y seis páginas de doble folio. Y se nos dice que un rabino pasó dos años y medio
estudiando, uno de los veinticuatro capítulos de la Misná sobre el sábado:
26

La clase de cosa que hacían era algo así: Atar un nudo en sábado era hacer un trabajo; pero
había que definir qué era un nudo. «Los siguientes son los nudos que es pecado hacer: el nudo
de los conductores de camellos y el de los marineros; y tan pecado es si se atan como si se
desatan.» Por otra parte, los nudos que se pueden atar y desatar con una sola mano estaban
permitidos. Además, «una mujer puede atarse la abertura de la enagua y las cintas de la cofia o
de la faja, las correas de los zapatos o. sandalias y de los pellejos del vino o del aceite.» Ahora
veamos lo que sucedía: Supongamos que un hombre quería bajar, al pozo el cubo para sacar
agua el sábado; no podía atarle la. cuerda, porque era ilegal hacer un nudo en una cuerda el
sábado; pero lo podía atar al cinturón de su mujer para bajarlo, porque el nudo del cinturón sí
era legal. Esas eran cosas de vida o muerte para los escribas y fariseos; eso era la religión, la
manera de servir y agradar a Dios.
Tomemos el ejemplo de viajar en sábado. Exo_16:29 dice: «Estese, pues, cada uno en su
lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.» Así que lo que se podía viajar el sábado se
limitaba a dos mil codos, es decir, algo menos de un kilómetro.
Pero, si se ataba una cuerda de lado a lado al final de una calle, toda la calle se consideraba la
casa de uno, y se podía recorrer el kilómetro a partir de la cuerda. O, si se depositaban
alimentos suficientes para una comida el viernes antes de la puesta del sol, que era cuando
empezaba el sábado, en algún lugar, ése se convertía técnicamente en la casa de esa persona,
que podía contar desde allí la distancia que podía recorrer en sábado. Las reglas y reglamentos
y las exenciones se amontonaban hasta el infinito.
Tomemos el ejemplo de llevar una carga. Jer_17:2124 decía: «Guardaos por vuestra vida de
llevar carga en el día de reposo.» Entonces había que definir lo que era una carga; y se decía
que era «comida comparable a un higo seco, el vino necesario para mezclarlo en una copa, un
sorbo de leche, la miel que se pondría en una herida, el aceite necesario para ungir un
miembro pequeño, el agua necesaria para disolver un colirio,» etc., etc. Así que se tenía que
decidir si una mujer Podía llevar un broche en sábado o no, si se podía llevar una pierna o una
dentadura postiza, o si eso sería llevar una carga. ¿Se podía levantar una silla, o llevar en
brazos a un niño? Y así se prolongaban indefinidamente las discusiones y las disposiciones.
Los escribas eran los que deducían todas estas reglas, y los fariseos, los que dedicaban la vida
a cumplirlas. Está claro que, por muy equivoco que estuviera un hombre, tenía que tomarlo
muy en serio para proponerse obedecer cada una de todos esos millares de reglas: Yeso era
precisamente lo que hacían los fariseos. El nombre de fariseos quería decir separado, un
hombre aparte; y los fariseos eran los que se separaban de la vida ordinaria para observar
todos los detalles de la ley de los escribas.
Nicodemo era fariseo, y es sorprendente que quisiera hablar con Jesús un hombre: que tenía
esa idea de la bondad y que estaba entregado a esa clase de vida porque estaba convencido de
que era la manera de agradar a Dios.
(iii) Nicodemo era uno de los gobernadores de los judíos.
La palabra es arjón. Esto quiere decir que eran un miembro el sanedrín, que era el tribunal
27

supremo de los judíos que estaba formado por setenta miembros. Por supuesto que, bajo el
dominio romano; sus poderes estaban muy limitados; pero seguían siendo considerables. En
particular, el sanedrín tenía jurisdicción religiosa sobre todos los judíos del mundo, y uno de
sus deberes era examinar y dictaminar en el caso de que surgiera un falso profeta. Así que
resulta todavía más sorprendente el que Nicodemo quisiera hablar con Jesús.
(iv) Es posible que Nicodemo perteneciera a una familia judía distinguida. Allá por el año 63 a
C., cuando los Romanos y los judíos habían estado en guerra, el líder judío Aristóbulo envió a
un cierto Nicodemo como embajador al emperador romano Pompeyo. Mucho más tarde, en
los terribles últimos días de Jerusalén, el que negoció la rendición de la guarnición fue un
cierto Gorión, hijo de Nicomedes o Nicodemo. Puede que estos dos personajes históricos
pertenecieran a la misma familia de nuestro Nicodemo, y que la suya fuera una de las familias
más distinguidas de Jerusalén. -Si era así, es verdaderamente maravilloso que este aristócrata -
judío viniera a hablarle de su alma a este profeta ambulante que no había sido más que un
carpintero en Nazaret.
Fue por la noche cuando vino Nicodemo a Jesús, lo que puede haber sido por una de dos
razones.
«),Puede que fuera por precaución: Puede que Nicodemo no estuviera dispuesto a
comprometerse viniendo a Jesús de día. No le podemos condenar por eso. Bastante
sorprendente es ya que un hombre de su categoría viniera a Jesús, como y cuando fuera. Era
infinitamente mejor venir de noche que no venir. Fue un milagro de la gracia de Dios el que
Nicodemo venciera sus prejuicios y principios y sentido de la vida lo suficiente como para
venir a Jesús.
(ii) Pero puede que fuera por otra razón. Los rabinos decían que la mejor hora para estudiar la
Ley era por la noche, cuando no se presentaban distracciones. Durante el día Jesús estaba
siempre rodeado de gente. Puede ser que Nicodemo viniera a Jesús por la noche porque quería
hablar a solas y sin interrupciones con Él.
Nicodemo era un hombre con inquietudes, con muchos honores pero con un gran vacío en su
vida. Vino a hablar con Jesús a ver si encontraba la luz en las tinieblas de la noche.

EL QUE VINO A JESÚS DE NOCHE

Juan 3:1-6 (continuación)

Cuando Juan nos relata las conversaciones que tuvo Jesús con algunas personas, sigue un
cierto esquema. Aquí lo vemos muy claro. El interlocutor dice algo (versículo 2). Jesús
contesta de una forma que resulta difícil de entender (versículo 3). El interlocutor lo toma en
otro sentido (versículo 4). Jesús se lo dice de otra manera que es todavía más difícil de
entender (versículo 5). Y sigue a continuación una exposición e interpretación. Juan usa este
28

método para que veamos cómo llegaban las personas a comprender por sí mismas, y para que
nosotros hagamos lo mismo.
Cuando Nicodemo se encontró a solas con Jesús Le dijo que nadie podía por menos de
sentirse impresionado con las señales y milagros que realizaba Jesús. Jesús le contestó que lo
realmente importante no eran las señales y los milagros, sino el cambio radical en la vida de
una persona, que sólo se podría describir como un nuevo nacimiento.
Cuando Jesús dijo que es necesario nacer de nuevo Nicodemo no Le entendió, y su confusión
procedía del hecho de que la palabra que la versión Reina-Valera traduce por de nuevo, en
griego anóthen, tiene tres sentidos diferentes. (i) Puede querer decir desde el principio,
totalmente, de arriba a abajo. (ii) Puede querer decir de nuevo, otra vez, en el sentido de por
segunda vez. (iii) Puede querer decir de arriba, y, por tanto, de Dios. No nos es posible indicar
todos esos sentidos en una sola palabra española; pero los tres están incluidos en la frase
nacer de nuevo. Nacer de nuevo es experimentar un cambio tan radical que es como un nuevo
nacimiento; es que le pase a uno en el alma algo que sólo se puede describir como nacer
totalmente de nuevas otra vez; y ese proceso no es el resultado del esfuerzo humano, sino de la
gracia y el poder de Dios.
Cuando leemos este pasaje nos parece que Nicodemo entendió la palabra de nuevo solamente
en el segundo sentido, es decir, en el más literal. ¿Cómo puede uno que ya es mayor, dijo,
meterse otra vez en el seno materno y nacer por segunda vez? Pero la reacción de Nicodemo
no era tan simple. Había una gran ansia insatisfecha en su corazón; y es como si dijera, con un
anhelo sincero y profundo: " Tú hablas de nacer de nuevo, de ese cambio radical y
fundamental que necesitamos. Yo sé que es necesario; pero, en mi experiencia, es imposible.
No hay nada que yo desee más que eso; pero es como si me dijeras a mí, un hombre hecho y
derecho, que me meta en el vientre de mi madre y nazca otra vez." No ponía en duda el que tal
cambio fuera deseable, eso lo sabía y reconocía Nicodemo demasiado bien, sino que fuera
posible. Nicodemo se enfrentaba con el eterno problema del que quiere cambiar, pero no
puede cambiarse a sí mismo.
Esta frase nacer de nuevo o renacer recorre todo el Nuevo Testamento. Pedro habla de renacer
por la gran misericordia de Dios (1Pe_1:3 ); y también de renacer, no de simiente corruptible,
sino incorruptible (1Pe_1:23 ). Santiago nos dice que Dios nos hizo renacer por la Palabra de
verdad (Stg_1:18 ). En la Carta a Tito se nos habla del lavamiento de la regeneración (3: S).
Algunas veces se expresa esta misma idea como una muerte seguida de una resurrección o
recreación. Pablo dice que los cristianos hemos muerto con Cristo y resucitado a una nueva
vida (Rom_6:1-11 ). Y habla de los que se han convertido hace poco como bebés en Cristo
(1Co_3:1-2 ). El que una persona esté en Cristo, es decir, sea cristiana es como si hubiera sido
creada totalmente de nuevo (2Co_5:17 ). Una nueva creación tiene lugar en Cristo
(Gal_6:15 ). Nuevas personas son creadas según Dios en la justicia y santidad de la verdad
(Efe_2:24 ). El que está dando los primeros pasos en Cristo es un niño (Heb_5:12-14 ). Esta
idea del nuevo nacimiento o de la nuevas creación aparece en todo el Nuevo Testamento.
29

Ahora bien, esta idea no les sonaría extraña en absoluto a los primeros lectores del Nuevo
Testamento. Los judíos la usaban al hablar de los que procedían del paganismo y aceptaban el
judaísmo mediante la oración, el sacrificio, el bautismo y la circuncisión: eran nacidos de
nuevo. "El prosélito que abraza el judaísmo -decían los rabinos- es como un niño, recién
nacido.» Tan radical era el cambio que todos los pecados que hubiera cometido antes se le
habían perdonado, por que ahora era una persona diferente. En teoría se afirmaban aunque es
de esperar que no se llevara nunca a cabo, que tal hombre se podía casar con su madre o con
su hermana, porque todos sus lazos familiares anteriores quedaban anulados. Los judíos
hablaban del nuevo nacimiento.
Los griegos también conocían muy bien esa idea. Las religiones más reales de los griegos de
entonces eran los misterios. Esas religiones se basaban en el mito de algún dios que sufría,
moría y resucitaba. Se hacían representaciones de su pasión. Los iniciados pasaban por un
largo período de preparación, instrucción, ascetismo y ayuno. Entonces se representaba el
drama con una música y un ritual impresionantes, incienso y todo lo que pudiera influir en las
emociones. En la representación, el que tomaba parte en aquella forma de culto se identificaba
con el dios de tal manera que pasaba por los mismos sufrimientos y compartía el triunfo y la
vida divina del dios. Las religiones mistéricas ofrecían una unión mística con algún dios.
Cuando se experimentaba aquella unión, el iniciado era, en el lenguaje de los misterios, un
nacido de nuevo. Los misterios herméticos tenían como parte de sus creencias básicas que
"No puede haber salvación sin regeneración.» Apuleyo, que se sometió a la iniciación, dijo
que había pasado por «una muerte voluntaria,» y que mediante ella había alcanzado " su nuevo
nacimiento espiritual,» y era «como nacido de nuevo.» Muchos de los ritos de iniciación de
los misterios tenían lugar a medianoche, cuando muero y renace el día. En los misterios
frigios, al iniciado, después de su iniciación, le daban leche, como si fuera un niño recién
nacido.
El mundo antiguo conocía muy bien la idea del renacimiento y la regeneración. Lo anhelaba y
buscaba por todas partes. La más famosa de todas las ceremonias misteriosas era el
taurobolium. El candidato se metía en un pozo, que se cubría con una rejilla. Sobre esta se
degollaba un toro, cuya sangre bañaba al iniciado; y cuando salía del pozo era renatus in
aeternum, renacido para la eternidad. El Cristianismo trajo precisamente lo que todo el mundo
estaba buscando.
¿Qué quiere decir para nosotros el nuevo nacimiento? En el Nuevo Testamento, y
especialmente en el Cuarto Evangelio, hay cuatro ideas íntimamente relacionadas: el nuevo
nacimiento; el Reino del Cielo, en el que nadie puede entrar a menos que nazca de nuevo;
llegar a ser hijos de Dios, y la vida eterna. La idea del nuevo nacimiento no es exclusiva del
pensamiento del Cuarto Evangelio. En Mateo encontramos la misma gran verdad expresada
aún más sencilla y gráficamente: «Si no os volvéis y os hacéis como niños no entraréis en el
Reino del Cielo» (18:3). Estas ideas encierran la misma verdad.
30

NACER DE NUEVO

Juan 3:1-6 (conclusión)

Vamos a empezar por El Reino del Cielo. ¿Qué quiere decir? Su mejor definición la
encontramos en la Oración Dominical, que contiene dos peticiones paralelas:

Venga Tu Reino, Hágase Tu voluntad, como en el Cielo, así también en la Tierra.

Es característico del estilo hebreo el decir las cosas de dos maneras algo diferentes, la segunda
de las cuales explica y amplía la primera. En los Salmos encontramos innumerables ejemplos
de esta forma poética que se conoce técnicamente como paralelismo:

Dios es nuestro amparo y fortaleza,


Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Por tanto, no temeremos aunque la tierra sea removida,


Y se traspasen los montes al corazón del mar;

Aunque bramen y borboteen sus aguas,


Y tiemblen los montes a causa de su ímpetu.

Jehová de las ejércitos está con nosotros;


Nuestro refugio es el Dios de Jacob (Sal_46:1-3; Sal_46:7 ).

Lávame más y más de mi maldad,


Y límpiame de mi pecado (Sal_51:2 ).

En lugares de delicados pastos me hará descansar;


Junto a aguas de reposo me pastoreará (Sal_23:2 ).

Apliquemos ese principio a las dos peticiones de la Oración Dominical: la segunda completa y
explica la primera, y así llegamos a la definición del Reino del Cielo como una sociedad en la
que la voluntad de Dios se hace en la Tierra tan perfectamente como en el Cielo. Estar en el
Reino del Cielo es, por tanto, llevar una vida en la que lo sometemos todo voluntariamente a
la voluntad de Dios; es haber llegado a una situación en la que aceptamos la voluntad de Dios
de una manera perfecta y completa.
Ahora vamos a fijarnos en la condición de hijos. En un sentido, es un privilegio tremendo. A
31

los que creen se les concede el derecho de llegar a ser hijos de Dios (Jua_1:12 ).Pero es de la
misma esencia de la condición de hijos la obediencia. «Si Me amáis, guardad mis
mandamientos.» «El que tiene Mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama..."
(Jua_14:15 y 21ss). La esencia de la condición de hijos es el amor, y la esencia del amor es la
obediencia. No podemos ser sinceros si decimos que amamos a una .persona y hacemos cosas
que hieren y entristecen su corazón. Ser hijos es un privilegio del que se participa solamente
cuando se rinde una obediencia .perfecta. Así pues, ser hijos de Dios y estar en el Reino de
Dios son la misma cosa.. Los hijos de Dios y los ciudadanos de Su Reino son las personas que
han aceptado completa y libremente la voluntad de Dios.
Ahora fijémonos en la vida eterna. Es mejor llamarla eterna que perdurable. Lo principal de
la vida eterna no es simplemente una cuestión de duración. Está claro que una vida que se
prolongara indefinidamente podría ser un infierno lo mismo que un cielo. La idea que subyace
en la vida eterna es la de una cierta calidad de vida. ¿Cuál? Hay sólo Uno al Que se le puede
aplicar este adjetivo eterno (aiónios), y es Dios. La vida eterna es la clase de vida que vive
Dios, la vida de Dios. El entrar en la vida eterna es llegar a participar de la clase de vida que
es la vida de Dios. Es estar por encima de todo lo meramente humano y pasajero, y entrar en
el gozo y la paz que pertenecen solamente a Dios. Está claro que no se puede entrar en esa
íntima comunión con Dios a menos que Le ofrezcamos el amor, la devoción y la obediencia
que Le son debidos y que nos introducen en ella.
Aquí tenemos, pues, tres grandes concepciones gemelas: entrar en el Reino del Cielo, llegar a
ser hijos de Dios y participar de la vida eterna; y las tres dependen y son productos de la
obediencia perfecta a la voluntad de Dios. Aquí es donde se introduce la idea del nuevo
nacimiento: es lo que enlaza y armoniza estas tres concepciones. Está claro que, tal como
somos y dependiendo de nuestras fuerzas somos absolutamente incapaces de rendir a Dios esa
perfecta obediencia; sólo cuando la gracia de Dios llega a tomar posesión de nosotros y nos
cambia podemos darle a Dios la reverencia y la devoción que Le debemos. Nacemos de nuevo
por medio de Jesucristo; es cuando Le entregamos nuestros corazones y vidas cuando se
produce el cambio:
Cuando eso sucede, nacemos de agua y del Espíritu. Aquí hay dos ideas. El agua es el símbolo
de la limpieza. Cuando Jesús toma posesión de nuestras vidas, cuando Le amamos con todo
nuestro corazón, nuestros pecados pasados son perdonados y olvidados. El Espíritu es el
símbolo del poder. Cuando Jesús toma posesión de nuestras vidas, no es sólo que nuestros
pecados pasados son perdonados y olvidados; si eso fuera todo, podríamos volver otra vez a
arruinar la vida, pero entra en ella un nuevo poder que nos permite ser lo que por nosotros
mismos no podríamos ser, y hacer lo que por nosotros mismos no podríamos hacer. El agua y
el Espíritu representan la limpieza y la fortaleza del poder de Cristo que borra el pasado y da
la victoria en el futuro.
Por último, en este pasaje Juan establece una gran ley. Lo que nace de la carne es carne, y lo
que nace del Espíritu es espíritu. La persona humana no es nada más que carne, y sus
32

posibilidades se limitan a las de la carne. Por sí misma no puede salir de la frustración y del
fracaso; eso lo sabemos muy bien, es el hecho universal de la experiencia humana. Pero la
esencia misma del Espíritu es un poder y una vida que están por encima de la vida y el poder
humanos, y cuando el Espíritu toma posesión de nosotros, la vida derrotada de nuestra
naturaleza humana se transforma en la vida victoriosa de Dios.
Nacer de nuevo es experimentar un cambio tan total que sólo se puede describir como re-
nacimiento o re-creación. Este cambio se produce cuando amamos a Jesús y Le dejamos entrar
en nuestro corazón. Entonces se nos perdona el pasado y el Espíritu nos capacita para el
futuro; entonces podemos aceptar la voluntad de Dios de veras. Y entonces llegamos a ser
ciudadanos del Reino del Cielo, e hijos de Dios, y a entrar en la vida eterna, que es la vida
misma de Dios.
Comentario del Nuevo Testamento de William Barclay

Juan 3:1-21

El nuevo nacimiento

La importancia de la entrevista de Jesús y Nicodemo aumenta por el hecho de que se trataba


de un miembro del Sanedrín judío. Un hombre así debería estar bien informado de las
enseñanzas judías y haber entendido las alusiones hechas por Jesús. Aunque a menudo Juan
menciona a los fariseos en sentido negativo, aquí se concentra en un fariseo que tenía un
motivo serio al buscar a Jesús. No es seguro por qué fue a verlo de noche. Puede haber sido
para eludir la publicidad. Por el otro lado, el comentario puede ser una nota incidental de la
hora sin ningún significado especial, o puede haber sido simbólico y relacionado con el estado
espiritual de Nicodemo. La primera es la explicación más simple. Las palabras iniciales de
Nicodemo en el v. 2 se relacionan con el comentario de 2:23-25. Aquí aparece un hombre que
había visto las señales y está dispuesto a hacer preguntas. Sin embargo, es claro que el criterio
de Nicodemo sobre Jesús no iba más allá de ver a un maestro con el sello de Dios sobre él. Por
lo menos, aquello era un principio pero muy lejos de una real comprensión. El comentario de
Jesús en el v. 3 va más allá de la pregunta implícita de Nicodemo. La necesidad del nuevo
nacimiento era un desafío al derecho de Nicodemo de hacer una afirmación sobre Jesús en un
plano puramente humano. Las palabras a menos que uno nazca de nuevo podrían ser
entendidas en el sentido de ser nacido de arriba o de dirigir la atención al carácter espiritual
del nacimiento. Como es claro Nicodemo las entendió en el primer sentido, y rechazó la
posibilidad de un nuevo nacimiento. Pero Jesús se refería a ello en el segundo sentido, o sea a
un tipo totalmente distinto de nacimiento. Muchos de los Padres de la iglesia primitiva
33

entendieron que esa afirmación se refería al bautismo a la luz del v. 5, pero la interpretación
más natural es la de una regeneración espiritual.

El reino de Dios es una expresión que se encuentra más en los Sinópticos que en Juan. Se
relaciona primariamente con la soberanía ejercida por Dios. Aquí el hecho de “ver el reino”
parece ser equivalente a la expresión más habitual en Juan sobre la vida eterna. En el v. 5 es
citada como “entrar en el reino”. La pregunta de Nicodemo en el v. 4 es sorprendente, ya que
tomó las palabras de Jesús tan lit. Su rechazo de la idea de volver al seno materno refleja esa
confusión. No podía captar que el reino requiere un acto de regeneración. Hay un elemento de
incredulidad en su comentario. La repetición de la necesidad de un nuevo nacimiento en el v.
5 se fortalece por el contraste entre el nacimiento en agua y el en Espíritu. Ha habido mucha
discusión sobre el significado de este versículo. Algunos entienden que la referencia al agua
señala el bautismo y piensan que Nicodemo habría entendido que era una alusión al bautismo
de arrepentimiento practicado por Juan el Bautista. Pero no hay indicio de eso en el pasaje.
Otros han supuesto que es una referencia al bautismo cristiano, caso en el cual no había
posibilidad de que Nicodemo entendiera y Juan debería haber interpuesto la idea en la historia
para sus propios contemporáneos cuando él escribía. Sin embargo, si las palabras de Jesús
tuvieron algún sentido para Nicodemo, debemos tomar juntos al agua y al espíritu y
relacionarlos con un nacimiento como en el v. 3. El uso del AT introduce el agua y el espíritu
con el significado de que Dios actuaría para la limpieza de su pueblo (ver, p. ej., Eze. 36:25-
27). En este caso, Nicodemo estaba recibiendo la enseñanza de que algún tipo de experiencia
espiritual de regeneración era necesario para una apreciación adecuada del reino de Dios. Se
discute si se debiera usar una mayúscula al hablar de Espíritu (como hace la RVA y casi todas
las versiones, pero no Besson) o si debe ser entendido básicamente para indicar una
experiencia espiritual en contraste con una limpieza ritual. En cuanto a lo que concierne a
Nicodemo, lo más probable es lo último, pero a la luz de las referencias posteriores al Espíritu
en este Evangelio, posiblemente Juan quiso que sus lectores entendieran que era el Espíritu
Santo. En realidad en el v. 6 el contraste entre carne y Espíritu tiene más sentido si se tiene en
mente el Espíritu Santo. Carne apunta aquí a la naturaleza humana, que sólo puede producir
más naturaleza humana, pero no hijos de Dios. Nacer del Espíritu requiere un cambio radical,
un nuevo comienzo. En efecto, Jesús dice que el carácter de los que nacen es determinado por
la fuente que les da la vida.

Es una lástima que en el lenguaje común la expresión “nacido de nuevo” se haya convertido,
en algunos países, en una sarcástica descripción de alguna secta extremista, o aun se refiriere a
viejas ideas renovadas o nuevas versiones de motores de automóvil. Sería muy desafortunado
permitir que tal desprecio nos prive de un concepto tan vital y central a la fe cristiana.

El v. 7 subraya el carácter imperativo del nuevo nacimiento. No tiene nada de optativo. La


34

ilustración del viento (8) se hace más inteligible cuando nos damos cuenta de que en gr. la
misma palabra se puede traducir como “viento” o “espíritu”. Lo que Jesús estaba diciendo
aquí era que, aunque haya falta de conocimiento sobre el origen tanto del viento como del
Espíritu, los efectos de ambos pueden ser observados. Nuestro conocimiento de los
movimientos del viento ha aumentado notablemente en los tiempos modernos, pero en
aquellos tiempos, el viento era impredecible. Lo que expresa es la acción soberana del Espíritu
de Dios. Relaciona todo con la afirmación de 1:13.

Es claro que Jesús esperaba que un hombre como Nicodemo entendiera su ilustración y lo
reprendió porque no fue así. Su pregunta estaba teñida de incredulidad y el v. 11 muestra que
Jesús lo reconoció. Nicodemo aún no había logrado captar el significado de lo que Jesús
estaba diciendo. El uso de la primera persona plural en el v. 11, en la respuesta de Jesús, ha
sido interpretado de distintas maneras. ¿Estaba incluyendo a los discípulos? A esa altura, ellos
sabían muy poco. ¿Estaba incluyendo al Padre y al Espíritu? Esto es posible, aunque es
dudoso que Nicodemo lo haya reconocido. ¿O estaba reiterando el uso de “nosotros” que
había hecho Nicodemo en el v. 2? Es claro que presenta un contraste con el cambio de primera
a tercera persona plural al fin del mismo versículo, lo cual parece referirse a los judíos en
general que no alcanzaban a creer en el mensaje de Jesús.

Las cosas terrenales del v. 12 deben referirse a lo que ya ha sido dicho, y por lo tanto deben
incluir el nuevo nacimiento. Este ocurre en la tierra, mientras que las cosas celestiales se
relacionan con las revelaciones del futuro cuando el reino alcanzará su cumplimiento. El v. 13
probablemente se refiere al estado del cual Jesús descendió y al cual volvería después de la
ascensión. Como el cielo era su hogar, estaba en condiciones de hablar con autoridad sobre las
cosas espirituales. Al principio, no parece ser muy claro que haya alguna conexión entre el v.
14 y el versículo previo. La acción de Moisés de levantar la serpiente en el desierto era un
símbolo bien conocido de la provisión divina de vida para su pueblo, pero era también una
conexión más profunda con el simbolismo del levantamiento en la cruz, el punto central de la
obra del Hijo del Hombre en la tierra. Las palabras así es necesario muestran la naturaleza
inevitable de la cruz si la vida eterna ha de ser compartida con los creyentes, punto que es
fuertemente presentado en el v. 15.

Generalmente en este Evangelio, el autor distingue entre las palabras de Jesús y las propias,
pero en este caso no lo ha hecho. Los vv. 31-36 aparentemente son un comentario de Juan. La
declaración del v. 16 expresa concisamente estas tres verdades: el carácter universal del amor
de Dios, su naturaleza de sacrificio y su propósito eterno. No nos maravilla que se haya
descripto como “el evangelio en miniatura”. Como el verbo usado (tenga) está en tiempo
presente, significa que la intención es que la vida eterna sea una posesión actual. Esta
afirmación sería un desafío para los oyentes judíos que estaban acostumbrados a pensar en
35

Dios como alguien que amaba sólo a Israel, pero es acorde con la idea del amor universal que
se encuentra en todo en NT. La palabra mundo se usa en el sentido habitual en este Evangelio
de un lugar necesitado de la gracia salvadora de Dios. Esto explica por qué Jesús vino a salvar
y no a condenar (17). El hecho es que el mundo ya estaba en un estado de condenación,
aunque eso se acentuó por la falta de fe en el Hijo de Dios. El v. 18 pone en claro que Jesús
como Hijo de Dios es el recurso final que divide el mundo en dos grupos, los creyentes y los
incrédulos. Aquí la referencia a la fe en el Hijo de Dios se relaciona con la afirmación del
propósito del autor al escribir su Evangelio según 20:30, 31.

Los vv. 19-21 contienen un eco del prólogo (1:5) en el contraste entre luz y tinieblas. Los que
están en tinieblas son aquellos cuyas obras eran malas. Esto implica una decisión deliberada
para realizar actos que son malos a la vista de Dios. Esto explica por qué tales personas odian
la luz, ya que ella significa que la verdadera naturaleza de sus hechos será manifestada (20).
Hay un fuerte contraste con aquellos que viven en la luz, que se describen aquí como aquel
que hace la verdad. Su propósito es completamente diferente, porque quieren que sus acciones
se vean claramente a fin de que la obra de Dios en ellos sea manifiesta. Se puede entender el
v. 21 en dos maneras: o expresando el contenido de lo que se ve; o la razón por la que
cualquier persona viene a la luz. La primera cabe mejor en el contexto. El propósito de esta
sección es el de animar la fe en Jesús.
Comentario Bíblico Siglo XXI

[3] 3.3-4 Es frecuente en los diálogos juaninos de Jesús el uso de palabras con un sentido
superior, que sus oyentes no captan. Después de la enseñanza de Jesús, algunos llegan a la fe
(2.21-22; 4.10-15, 32-34; 11.11-13; 13.6-15, 33-38; 14.2-9), pero otros se encierran en su
incredulidad (6.32-35, 52-58; 7.33-36; 8.21-24, 31-33, 51-53, 56-59).Juan 3:1-8
Comentario Notas Revisión Reina Valera 1995

Vv. 1-8.Nicodemo temía, o se avergonzaba de ser visto con Cristo, por tanto, acudió de noche.
Cuando la religión está fuera de moda, hay muchos Nicodemos, pero aunque vino de noche,
Jesús lo recibió, y por ello nos enseña a animar los buenos comienzos, aunque sean débiles.
Aunque esta vez vino de noche, después reconoció públicamente a Cristo. No habló con Cristo
de asuntos de estado, aunque era un gobernante, sino de los intereses de su propia alma y de su
salvación, hablando al respecto de una sola vez.
Nuestro Salvador habla de la necesidad y naturaleza de la regeneración o nuevo nacimiento y,
de inmediato llevó a Nicodemo a la fuente de santidad del corazón. El nacimiento es el
comienzo de la vida; nacer de nuevo es empezar a vivir de nuevo, como los que han vivido
36

muy equivocados o con poco sentido. Debemos tener una nueva naturaleza, nuevos principios,
nuevos afectos, nuevas miras. Por nuestro primer nacimiento somos corruptos, formados en el
pecado; por tanto, debemos ser hechos nuevas criaturas. No podía haberse elegido una
expresión más fuerte para significar un cambio de estado y de carácter grande y muy notable.
Debemos ser enteramente diferentes de lo que fuimos antes, como aquello que empieza a ser
en cualquier momento, no es, y no puede ser lo mismo que era antes. Este nuevo nacimiento
es del cielo, capítulo i, 13, y tiende al cielo. Es un cambio grande hecho en el corazón del
pecador por el poder del Espíritu Santo. Significa que algo es hecho en nosotros y a favor de
nosotros que no podemos hacer por nosotros mismos. Algo obra por lo que empieza una vida
que durará por siempre. De otra manera no podemos esperar un beneficio de Cristo; es
necesario para nuestra felicidad aquí y en el más allá.
Nicodemo entendió mal lo que dijo Cristo, como si no hubiera otra manera de regenerar y
moldear de nuevo un alma inmortal que volver a dar un marco al cuerpo. Sin embargo,
reconoció su ignorancia, lo que muestra el deseo de ser mejor informado. Entonces, el Señor
Jesús explica más. Muestra al Autor de este bendito cambio. No es obra de nuestra sabiduría o
poder propio, sino del poder del bendito Espíritu. Somos formados en iniquidad, lo que hace
necesario que nuestra naturaleza sea cambiada. No tenemos que maravillarnos de esto, porque
cuando consideramos la santidad de Dios, la depravación de nuestra naturaleza, y la dicha
puesta ante nosotros, no tenemos que pensar que es raro que se ponga tanto énfasis sobre esto.
La obra regeneradora del Espíritu Santo se compara con el agua. También es probable que
Cristo se haya referido a la ordenanza del bautismo. No se trata que sean salvos todos aquellos
bautizados, y sólo ellos; pero sin el nuevo nacimiento obrado por el Espíritu, y significado por
el bautismo, nadie será súbdito del reino del cielo.
La misma palabra significa viento y Espíritu. El viento sopla de donde quiere hacia nosotros;
Dios lo dirige. El Espíritu envía sus influencias donde, y cuando, y a quien, y en qué medida y
grado le plazca. Aunque las causas estén ocultas, los efectos son evidentes, cuando el alma es
llevada a lamentarse por el pecado y a respirar según Cristo.
Comentario Matthew Henry

[19] Esto es una referencia a Eze_36:25-27 : "Entonces Yo rociaré agua limpia sobre ti, y tú
estarás limpio; Yo te lavaré de toda tu inmundicia y de todos tus ídolos. Yo te daré un nuevo
corazón y pondré un nuevo Ruaj dentro de ti; Yo sacaré tu corazón de piedra de adentro de tu
carne y te daré un corazón de carne." Limpieza total y corazón circuncidado.
Comentario Diego Ascunce - Notas Traducciòn Kadosh Israeilita Mesiánica.

TODO AQUEL QUE ES "NACIDO DEL ESPIRITU"


37

[8] Una referencia a Eze_36:25-27, donde el Renovado Pacto Israel fue prometido para tener
un nuevo corazón para obedecer, junto con un cambio de pensamiento, así como poner agua
sobre ello para purificarlos. Esa agua es tanto el agua que salio del costado de Yahshua en el
madero, así como el sellado en la fe por la total inmersión en agua en el Nombre de Yahshua.
La referencia de Ezequiel es una clara afirmación que Yahshua vino a vertir agua al Israel
sucio, no crear una distinta entidad gentil aparte del Israel histórico.

3:8 viento. La misma palabra griega (Pneuma) se traduce Espíritu en este vers. Los efectos
del viento como del Espíritu son sentidos por el humano, pero no están bajo su control ni son
de su comprensión. Escrituras del Nombre VerdaderoJesus answered and said unto him,....
Not to any express question put by Nicodemus; unless it can be thought, that a question of this
kind might be asked, what is the kingdom of God, so much spoken of in thy ministry? and
what is requisite to the seeing and enjoying of it? though not recorded by the evangelist; but
rather to the words of Nicodemus, concluding from his miracles, that he was the Messiah; and
that the kingdom of God was now approaching, or the world to come, the Jews so much speak
of; and in which all Israel, according to their notion, were to have a part (o); and which notion,
our Lord in the following words, seems to oppose:

verily, verily, I say unto thee, except a man be born again, he cannot see the kingdom of
God; Nicodemus, according to the general sense of the nation, thought that when the Messiah
came, and his kingdom was set up, they should all share in it, without any more ado; they
being the descendants of Abraham, and having him for their father: but Christ assures him,
that he must be "born again"; in distinction from, and opposition to his first birth by nature; in
which he was vile, polluted, carnal, and corrupt, being conceived in sin, and shapen in
iniquity, and was a transgressor from the womb, and by nature a child of wrath; and in
opposition to, his descent from Abraham, or being born of him, and of his seed; for this would
be of no avail to him in this case, nor give him any right to the privileges and ordinances of
the kingdom of God, or the Gospel dispensation; see Mat_3:9; as also to birth by proselytism;
for the Jews have a frequent saying (p), that
"one that is made a proselyte, ‫כקטון שנולד דמי‬, "is like a child new born".''

Which they understand, not in a spiritual, but in a civil sense; such being free from all natural
and civil relations, and from all obligations to parents, masters (q), &c. And by this phrase our
Lord signifies, that no man, either as a man, or as a son of Abraham, or as a proselyte to the
Jewish religion, can have any true knowledge of, or right unto, the enjoyment of the kingdom
of God, unless he is born again; or regenerated, and quickened by the Spirit of God; renewed
in the spirit of his mind; has Christ formed in his heart; becomes a partaker of the divine
nature; and in all respects a new creature; and an other in heart, in principle, in practice, and
conversation; or unless he be "born from above", as the word is rendered in Joh_3:31; that is,
38

by a supernatural power, having the heavenly image stamped on him; and being called with an
heavenly calling, even with the high calling of God in Christ Jesus: if this is not the case, a
man can have no true knowledge of the kingdom of the Messiah, which is not a temporal and
carnal one; it is not of this world, nor does it come with observation; nor can he have any right
to the ordinances of it, which are of a spiritual nature; and much less can he be thought to have
any true notions, or to be possessed of the kingdom of grace, which lies in righteousness,
peace, and joy in the Holy Ghost; or to have either a meetness for, or a right unto the kingdom
of glory: though by the following words it seems, that the word is rightly rendered "again", or
a second time, as it is by Nounus.
Comentario de John Gill´s

nace de nuevo. La frase se puede traducir también “nace de arriba,” lo que indica que Dios
realiza el nacimiento espiritual. El nacimiento espiritual también se describe en 2 Co 5:17; Tit
3:5; 1 P 1:23.

no puede ver. Esta respuesta a lo que Nicodemo había dicho a Jesús (vers. 2) debe haberle
inquietado, pues como fariseo él tendría confianza en su participación en el futuro reino
mesiánico. Pero la persona no regenerada, quien no ha nacido de nuevo, no puede comprender
el reino de los cielos, mucho menos entrar en él (vers. 5).

el reino de Dios. Es decir, el reino prometido de Dios que se inauguraría con la llegada del
Mesías.
La Biblia Las AméricasJuan 3:3

Jesus answered and said unto him, Verily, verily, I say unto thee, Except a man be
born again, he cannot see the kingdom of God.

[Jesus answered, etc.] you may ask how this answer suits with the question that
Nicodemus put: it may appear very apposite upon this account: "You seem, O Nicodemus,
to see some sign of the approaching kingdom of heaven in these miracles that are done by me.
Verily, I say unto thee, No one can see the kingdom of God as he ought, if he be not born
from above."

[Except a man be born again.] By what word our Saviour expressed born again in the
Jewish language, it is not easy determining. The subject of the question, well considered,
may afford us some light in the solution of it.

I. We must not suppose it a set discourse merely, and on purpose directed upon the
39

subject of regeneration; though the doctrine of the new birth may be well enough asserted
and explained from hence: but the question is about the aptitude and capacity of the man
qualified to be a partaker of the kingdom of God; or of heaven; or of the times or benefits of
the Messiah. For that the kingdom of God or of heaven are terms convertible in the evangelist,
is obvious to every one that will take the pains to compare them: and that by the kingdom of
God or of heaven is meant the kingdom and times of the Messiah; is so plain, that it needs no
argument to prove it.

When, therefore, there was so vehement and universal an expectation of the coming and
reign of the Messiah amongst the Jews, and when some token and indication of these times
might appear to Nicodemus in the miracles that Christ had wrought, our Saviour instructs him
by what way and means he may be made apt and capable for seeing and entering into this
kingdom, and enjoying the benefits and advantages of Messiah's days. For,

II. The Jews thought that it was enough for them to have been of the seed of Abraham, or
the stock of Israel, to make them fit subjects for the kingdom of heaven; and the happiness
that should accrue to them from the days of the Messiah. Hence that passage, There is a part
allotted to all Israel in the world to come; that is, in the participation of the Messiah. But
whence comes it that universal Israel claim such a part? Merely because they are Israelites;
i.e. merely because they come of the stock and lineage of Israel. Our Saviour sets himself
against this error of theirs, and teacheth that it is not enough for them to be the children of
Abraham, or the stock of Israel, to give them any title to or interest in the Messiah; but they
must further be born from above; they must claim it by a heavenly; not an earthly birth.
These words of his seem to fall in and bear the same kind of sense with those of John Baptist,
"Think not to say within yourselves, We have Abraham to our Father."

III. The Jews acknowledged, in order to proselytism, some kind of regeneration or new
birth absolutely necessary: but then this was very slightly and easily attainable. If any one
become a proselyte, he is like a child new born. But in what sense is he so?

"The Gentile that is made a proselyte, and the servant that is made free, behold, he is like
a child new born. And all those relations he had whiles either Gentile or servant, they now
cease from being so. By the law it is lawful for a Gentile to marry his mother, or the sister of
his mother, if they are proselyted to the Jewish religion. But the wise men have forbidden
this, lest it should be said, We go downward from a greater degree of sanctity to a less; and
that which was forbidden yesterday is allowable today." Compare this with 1Co_5:1.

Christ teaches another kind of new birth; requisite for those that partake of the kingdom of
the Messiah, beyond what they have either as Israelites or proselytes; viz., that they should
40

be born from above; or by a celestial generation; which only makes them capable of the
kingdom of heaven.
Comentario de Ligthfoot

La conversación que tuvo lugar entre Nicodemo y Jesús, y que empieza en los versículos que
quedan transcritos, es uno de los pasajes más importantes de la Biblia. En ninguna otra parte
se tratan de una manera tan explícita y vigorosa esos dos temas sublimes: el renacimiento y la
salvación por medio de la fe. Todo siervo de Cristo debiera estudiar profundamente este
capítulo.
Notemos, ante todo, cuan débiles son a veces los primeros pasos que da un cristiano que más
tarde viene a ser fuerte en la fe.
No puede dudarse mucho que Nicodemo fuese a ver a Jesús de noche por falta de valor. Tenía
miedo de lo que la gente pudiera creer o hacer en caso de que llegara a saber que había tenido
una entrevista con Jesús. Y sin embargo, algún tiempo después ese mismo Nicodemo habló a
favor de Jesús en pleno día ante el concilio de los judíos. "¿Juzga nuestra ley a hombre
alguno," dijo "si primero no oyere de él y entendiere lo que ha hecho?" Juan 7.51.
Aún más llegó el día en que ese mismo Nicodemo fue uno de los dos únicos hombres que
tributaron honor al cadáver de nuestro Señor. Si, él ayudó a José de Arimatea a sepultar a
Jesús cuando aún los mismos apóstoles lo habían abandonado y habían huido. Su conducta al
fin fue mejor que la principio; aunque empezó mal acabó bien.
La historia de Nicodemo nos enseña que no debemos desdeñar en materias religiosas "el día
de los pequeños principios" No hemos de decidir que una persona no posee la gracia divina,
porque en sus primeros pasos en la senda del bien manifieste timidez y vacilación.
Recordemos de qué manera recibió nuestro Señor a Nicodemo. él no quebró la caña rajada ni
apagó el pabilo que humeaba. Mat. 12.20. A imitación suya, tratemos con dulzura y
amabilidad a los que empiecen a manifestar interés en asuntos religiosos. Principio quieren
las cosas. Los que al principio hacen las más ruidosas protestas de su fe y de la sinceridad de
sus convicciones, no son siempre los más constantes y los más fuertes. Judas Iscariote era ya
apóstol cuando Nicodemo empezaba apenas a ver unas vislumbres de luz. Empero, más tarde,
a tiempo que Nicodemo ayudaba a sepultar el cadáver del Salvador, Judas Iscariote se estaba
ahorcando por haberlo traicionado.
Notemos en seguida que cambio tan estupendo es el que nuestro Señor dijo que era necesario
para la salvación, y que expresión tan notable usó para denotarlo. A Nicodemo dijo: "El que
no naciere otra vez no puede ver el reino de Dios." y a fin de aclarar más a su interlocutor esa
idea la repitió en distintas palabras: "el que no renaciere de agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios." Con esto quiso dar a entender a Nicodemo que ninguno podía
hacerse su discípulo a menos que su alma fuese purificada y renovada por el Espíritu tan
41

completamente como el cuerpo humano lo es por el agua. Todo lo que se necesitaba para
adquirir los derechos del judaísmo era nacer de la raza de Abrahán. Para gozar de los
privilegios del reino de Cristo, es preciso nacer nuevamente del Espíritu.
El cambio, pues, de que trató nuestro Señor no es un cambio ligero o superficial; no es tan
solo una reforma, una enmienda, una mutación moral, un cambio externo de vida. Es un
cambio radical de corazón, de voluntad, de carácter; es una resurrección, es una nueva
creación; es un tránsito de la muerte a la vida; es la inoculación en nuestros corazones de un
principio celeste; es dar a luz una nueva criatura, de nueva índole, nuevos hábitos, nuevos
gustos, nuevas aspiraciones, nuevas ideas, nuevas opiniones, nuevas esperanzas, nuevos
temores. Todo esto, sin exceptuar nada, implica el nacer otra vez.
Lo que hace que este cambio de corazón sea absolutamente indispensable para nuestra
salvación es el estado de corrupción en que nacemos todos, sin excepción alguna. "lo que es
nacido de la carne, carne es." "El ánimo carnal es enemistad contra Dios." Rom. 8.7 Venimos
al mundo sin fe, sin temor o amor hacia Dios. Por naturaleza no nos sentimos inclinados a
servirle u obedecerle, o a cumplir con su santa voluntad.
Y téngase presente que este cambio no es un don o gracia que nosotros mismos podamos
otorgarnos. Hasta el nombre de renacimiento que le dio Nuevo Testamento Señor es prueba
de ello. Ningún hombre es autor de su propia existencia, y ningún ser humano puede renovar
su propia alma. Más fácil cosa sería que un muerto se diera vida a si mismo, que el hombre no
convertido se hiciera espiritual. Es menester que intervenga un poder de lo alto, el mismo
poder que creo los cielos y la tierra. 2 Cor. 4.6 Notemos, finalmente, la interesante
comparación de que hizo uso nuestro Señor para explicar el renacimiento. Habiendo percibido
que Nicodemo estaba atónito y confundido de lo que le había dicho, misericordiosamente se
dignó sacarlo de su asombro con el símil del viento.
Muchos de los fenómenos del viento son inexplicables. "No sabes," dice nuestro Señor, "de
donde viene, o a donde va." No podemos palparlo con las manos
Juan ni verlo con los ojos. Cuando sopla, no podemos decir en donde empezó a hacerse sentir,
o hasta donde seguirá acariciando las plantas o encrespando las aguas. Pero no por eso
negamos su existencia. Lo propio sucede con las operaciones del Espíritu cuando el hombre
nace de nuevo. Páresenos misteriosas, singulares, incomprensibles en muchos respectos. Pero
es insensatez dejar por eso de creer en ellas.
Más, por misterioso que sea el viento, podemos asegurarnos de su presencia por sus efectos.
Lo propio sucede con las operaciones del Espíritu cuando el hombre nace de nuevo.
Maravillosas e incomprensibles como son, siempre las podemos percibir. El renacimiento no
es un hecho que se pueda mantener oculto. En el que haya nacido del Espíritu los frutos del
Espíritu se manifestarán siempre.
¿Deseamos saber cuales son las señales que indican el renacimiento? Podemos encontrarlas en
42

la primera epístola de S. Juan. El hombre que nace de Dios "cree que Jesús es el Cristo," "no
comete pecado," "hace justicia," "ama a los hermanos," "vence al mundo," "se guarda del
maligno." Juan 5.1; 3.9; 2.29; 3.14; 5.4; 5.18.
Preguntémonos seriamente, en conclusión, si sabemos por experiencia propia lo que es este
maravilloso cambio. ¿Hemos nacido otra vez? ¿Se ven en nosotros las señales del
renacimiento? ¿Puede oírse el susurro del Espíritu en nuestra conversación diaria? Vendrá el
día en que los que no hayan sido regenerados desearán no haber nacido nunca.
Comentario Los Evangelios Explicados

La conversación que tuvo lugar entre Nicodemo y Jesús, y que empieza en los versículos que
quedan transcritos, es uno de los pasajes más importantes de la Biblia. En ninguna otra parte
se tratan de una manera tan explícita y vigorosa esos dos temas sublimes: el renacimiento y la
salvación por medio de la fe. Todo siervo de Cristo debiera estudiar profundamente este
capítulo.
Notemos, ante todo, cuan débiles son a veces los primeros pasos que da un cristiano que más
tarde viene a ser fuerte en la fe.
No puede dudarse mucho que Nicodemo fuese a ver a Jesús de noche por falta de valor. Tenía
miedo de lo que la gente pudiera creer o hacer en caso de que llegara a saber que había tenido
una entrevista con Jesús. Y sin embargo, algún tiempo después ese mismo Nicodemo habló a
favor de Jesús en pleno día ante el concilio de los judíos. "¿Juzga nuestra ley a hombre
alguno," dijo "si primero no oyere de él y entendiere lo que ha hecho?" Juan 7.51.
Aún más llegó el día en que ese mismo Nicodemo fue uno de los dos únicos hombres que
tributaron honor al cadáver de nuestro Señor. Si, él ayudó a José de Arimatea a sepultar a
Jesús cuando aún los mismos apóstoles lo habían abandonado y habían huido. Su conducta al
fin fue mejor que la principio; aunque empezó mal acabó bien.
La historia de Nicodemo nos enseña que no debemos desdeñar en materias religiosas "el día
de los pequeños principios" No hemos de decidir que una persona no posee la gracia divina,
porque en sus primeros pasos en la senda del bien manifieste timidez y vacilación.
Recordemos de qué manera recibió nuestro Señor a Nicodemo. él no quebró la caña rajada ni
apagó el pabilo que humeaba. Mat. 12.20. A imitación suya, tratemos con dulzura y
amabilidad a los que empiecen a manifestar interés en asuntos religiosos. Principio quieren
las cosas. Los que al principio hacen las más ruidosas protestas de su fe y de la sinceridad de
sus convicciones, no son siempre los más constantes y los más fuertes. Judas Iscariote era ya
apóstol cuando Nicodemo empezaba apenas a ver unas vislumbres de luz. Empero, más tarde,
a tiempo que Nicodemo ayudaba a sepultar el cadáver del Salvador, Judas Iscariote se estaba
ahorcando por haberlo traicionado.
43

Notemos en seguida que cambio tan estupendo es el que nuestro Señor dijo que era necesario
para la salvación, y que expresión tan notable usó para denotarlo. A Nicodemo dijo: "El que
no naciere otra vez no puede ver el reino de Dios." y a fin de aclarar más a su interlocutor esa
idea la repitió en distintas palabras: "el que no renaciere de agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios." Con esto quiso dar a entender a Nicodemo que ninguno podía
hacerse su discípulo a menos que su alma fuese purificada y renovada por el Espíritu tan
completamente como el cuerpo humano lo es por el agua. Todo lo que se necesitaba para
adquirir los derechos del judaísmo era nacer de la raza de Abrahán. Para gozar de los
privilegios del reino de Cristo, es preciso nacer nuevamente del Espíritu.
El cambio, pues, de que trató nuestro Señor no es un cambio ligero o superficial; no es tan
solo una reforma, una enmienda, una mutación moral, un cambio externo de vida. Es un
cambio radical de corazón, de voluntad, de carácter; es una resurrección, es una nueva
creación; es un tránsito de la muerte a la vida; es la inoculación en nuestros corazones de un
principio celeste; es dar a luz una nueva criatura, de nueva índole, nuevos hábitos, nuevos
gustos, nuevas aspiraciones, nuevas ideas, nuevas opiniones, nuevas esperanzas, nuevos
temores. Todo esto, sin exceptuar nada, implica el nacer otra vez.
Lo que hace que este cambio de corazón sea absolutamente indispensable para nuestra
salvación es el estado de corrupción en que nacemos todos, sin excepción alguna. "lo que es
nacido de la carne, carne es." "El ánimo carnal es enemistad contra Dios." Rom. 8.7 Venimos
al mundo sin fe, sin temor o amor hacia Dios. Por naturaleza no nos sentimos inclinados a
servirle u obedecerle, o a cumplir con su santa voluntad.
Y téngase presente que este cambio no es un don o gracia que nosotros mismos podamos
otorgarnos. Hasta el nombre de renacimiento que le dio Nuevo Testamento Señor es prueba
de ello. Ningún hombre es autor de su propia existencia, y ningún ser humano puede renovar
su propia alma. Más fácil cosa sería que un muerto se diera vida a si mismo, que el hombre no
convertido se hiciera espiritual. Es menester que intervenga un poder de lo alto, el mismo
poder que creo los cielos y la tierra. 2 Cor. 4.6 Notemos, finalmente, la interesante
comparación de que hizo uso nuestro Señor para explicar el renacimiento. Habiendo percibido
que Nicodemo estaba atónito y confundido de lo que le había dicho, misericordiosamente se
dignó sacarlo de su asombro con el símil del viento.
Muchos de los fenómenos del viento son inexplicables. "No sabes," dice nuestro Señor, "de
donde viene, o a donde va." No podemos palparlo con las manos
Juan ni verlo con los ojos. Cuando sopla, no podemos decir en donde empezó a hacerse sentir,
o hasta donde seguirá acariciando las plantas o encrespando las aguas. Pero no por eso
negamos su existencia. Lo propio sucede con las operaciones del Espíritu cuando el hombre
nace de nuevo. Páresenos misteriosas, singulares, incomprensibles en muchos respectos. Pero
es insensatez dejar por eso de creer en ellas.
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Más, por misterioso que sea el viento, podemos asegurarnos de su presencia por sus efectos.
Lo propio sucede con las operaciones del Espíritu cuando el hombre nace de nuevo.
Maravillosas e incomprensibles como son, siempre las podemos percibir. El renacimiento no
es un hecho que se pueda mantener oculto. En el que haya nacido del Espíritu los frutos del
Espíritu se manifestarán siempre.
¿Deseamos saber cuales son las señales que indican el renacimiento? Podemos encontrarlas en
la primera epístola de S. Juan. El hombre que nace de Dios "cree que Jesús es el Cristo," "no
comete pecado," "hace justicia," "ama a los hermanos," "vence al mundo," "se guarda del
maligno." Juan 5.1; 3.9; 2.29; 3.14; 5.4; 5.18.
Preguntémonos seriamente, en conclusión, si sabemos por experiencia propia lo que es este
maravilloso cambio. ¿Hemos nacido otra vez? ¿Se ven en nosotros las señales del
renacimiento? ¿Puede oírse el susurro del Espíritu en nuestra conversación diaria? Vendrá el
día en que los que no hayan sido regenerados desearán no haber nacido nunca.
Comentario Los Evangelios Explicados por J.C. Ryle

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