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ROMANUS PONTIFEX

Nicolás V, al siglo, Tommaso Parentucelli


8 de enero de 1455
Nicolás, obispo, siervo de los siervos de Dios. Para un perpetuo recuerdo.

El pontífice romano, sucesor del portador del reino celestial y vicario de Jesucristo, contempla con
la mente de un padre todos los diversos climas del mundo y las características de todas las
naciones que habitan en ellos y buscan y desean la salvación de todos , Ordena y dispone con
prudencia y deliberación cuidadosa aquella cosa que él ve que será agradable a la Divina
Majestad y por la cual puede traer las ovejas que Dios le ha confiado en el único pliegue divino y
puede adquirir para ellas la recompensa de la felicidad eterna, Y obtener perdón por sus almas.
Creemos que, con la ayuda del Señor, vendremos con más seguridad los favores adecuados y las
gracias especiales a los reyes y príncipes católicos que, como atletas y intrépidos defensores de la
fe cristiana, como sabemos por la evidencia No sólo frenan los excesos salvajes de los sarracenos y
de otros infieles, enemigos del nombre cristiano, sino también de la defensa y el aumento de la fe,
los vencen y sus reinos y moradas, aunque situados en las partes más remotas que no conocemos ,
Y someterlos a su propio dominio temporal, sin escatimar trabajo y gastos, para que aquellos reyes
y príncipes, aliviados de todos los obstáculos, sean más animados a la persecución de una obra tan
saludable y loable.

Recientemente oímos, no sin gran gozo y gratificación, cómo nuestro amado hijo, el noble
personaje Enrique, infante de Portugal, tío de nuestro querido hijo en Cristo, el ilustre Alfonso, rey
de los reinos de Portugal y del Algarve, Los pasos de Juan, de memoria célebre, rey de dichos
reinos, su padre, y muy inflamado de celo por la salvación de las almas y con fervor de fe, como
católico y verdadero soldado de Cristo, el Creador de todas las cosas, y Un defensor muy activo y
valiente, y un intrépido defensor de la fe en él, ha aspirado desde su juventud con su mayor fuerza
a hacer que el nombre más glorioso de dicho Creador sea publicado, ensalzado y venerado en todo
el mundo, incluso en Los lugares más remotos y sin descubrir, y también para traer al seno de su fe
a los pérfidos enemigos de él ya la cruz vivificadora por la que hemos sido redimidos, a saber, los
sarracenos y todos los demás infieles, La ciudad de Ceuta, situada en África, había sido sometida
por el dicho rey Juan a su dominio, y después de muchas guerras habían sido libradas, a veces en
persona, por dicho infante, aunque en el nombre del dicho rey Juan, contra Los enemigos y los
infieles antes mencionados, no sin los mayores trabajos y gastos, y con los peligros y la pérdida de
vida y propiedad y la matanza de muchos de sus súbditos naturales, el dicho infante no se debilitó
ni aterrorizó por tantos y grandes trabajos, Los peligros y las pérdidas, pero creciendo cada vez
más celo en la persecución de este su tan loable y piadoso propósito, ha poblado con los cristianos
ortodoxos ciertas islas solitarias en el mar del océano, y ha causado iglesias y otros lugares
piadosos para estar allí fundado y construido, En el cual se celebra el servicio divino. También por
el loable esfuerzo y la industria de dicho infante, muchos habitantes o habitantes de varias islas
situadas en dicho mar, llegando al conocimiento del verdadero Dios, han recibido el santo
bautismo, para la alabanza y gloria de Dios, la salvación De las almas de muchos, la propagación
también de la fe ortodoxa, y el aumento del culto divino.
Por otra parte, puesto que hace algún tiempo había llegado al conocimiento de dicho infante que
nunca, o al menos no en la memoria de los hombres, había sido costumbre navegar en este mar
oceánico hacia las orillas meridional y oriental, y que Era tan desconocido para nosotros los
occidentales que no teníamos un conocimiento seguro de los pueblos de esas partes, creyendo que
él mejor cumpliría su deber para con Dios en este asunto, si por su esfuerzo y la industria que el
mar podría ser navegable hasta el Los indios que se dice que adoran el nombre de Cristo, y que así
él podría ser capaz de entrar en relación con ellos, e incitarlos a ayudar a los cristianos contra los
sarracenos y otros enemigos de la fe, y también podría ser inmediatamente Para someter a ciertos
pueblos gentiles o paganos, que viven entre ellos, que están enteramente libres de la infección por
la secta del más impío Mahoma, y para predicar y hacer predicarles el nombre desconocido pero
más sagrado de Cristo, fortalecido, sin embargo, siempre Por el real No ha cesado, desde hace
veinticinco años, de enviar casi anualmente un ejército de los pueblos de dichos reinos con el
mayor trabajo, peligro y gastos, en barcos muy rápidos llamados carabelas, para explorar las
tierras del mar y de la costa hacia El sur y el polo antártico. Y así sucedió que cuando un número
de barcos de este tipo habían explorado y tomado posesión de muchos puertos, islas y mares,
llegaron por fin a la provincia de Guinea, y habiendo tomado posesión de algunas islas y puertos y
El mar adyacente a aquella provincia, navegando más lejos, llegaron a la desembocadura de un
gran río comúnmente considerado como el Nilo, y la guerra se libró durante algunos años contra
los pueblos de esas partes en el nombre de dicho Rey Alfonso y de la Infante, y en él muchas islas
en ese vecindario eran sometidas y poseídas pacíficamente, pues todavía se poseen junto con el
mar adyacente. De allí también muchos Guineamen y otros negros, tomados por la fuerza y
algunos por el trueque de artículos no prohibidos, o por otro contrato legal de compra, han sido
enviados a dichos reinos. Muchos de éstos se han convertido a la fe católica, y se espera, con la
ayuda de la misericordia divina, que si tal progreso se continúa con ellos, o esos pueblos serán
convertidos a la fe o por lo menos las almas de muchos De ellos serán ganados por Cristo.

Pero puesto que, como se nos informa, aunque el rey y el infante antes mencionados (que con
tantos y tantos peligros, trabajos y gastos, y también con la pérdida de tantos nativos de sus reinos,
muchos de los cuales han perecido en aquellos Las expediciones, dependiendo sólo de la ayuda de
esos nativos, han hecho explorar esas provincias y han adquirido y poseído tales puertos, islas y
mares, como se ha dicho, como los verdaderos señores de ellos), temiendo que los extraños
inducidos por la codicia naveguen A aquellas partes, y deseando usurparse a sí mismos la
perfección, el fruto y la alabanza de esta obra, o por lo menos obstaculizarla, debe, por bien de la
ganancia o por malicia, llevar o transmitir el hierro, los brazos, la madera usada Para la
construcción y otras cosas y bienes prohibidos para ser llevados a los infieles o enseñar a los
infieles el arte de la navegación, por lo que se convertirían en enemigos más poderosos y
obstinados para el rey y el infante, y el procesamiento de esta empresa wou O bien quedarían
obstaculizados, o quizás fracasarían, no sin gran ofensa a Dios y gran reproche a todo el
cristianismo, para impedirlo y para conservar su derecho y posesión [dicho rey e infante] bajo
ciertas severas penas que luego expresaron, Han prohibido y en general han ordenado que
ninguno, a menos que con sus marineros y buques y sobre el pago de un cierto tributo y con una
licencia expresa obtenida previamente de dicho rey o infante, debe suponer navegar a dichas
provincias o comerciar en sus Puertos o pescar en el mar, [aunque el rey y el infante hayan tomado
esta acción, con el tiempo podría suceder que personas de otros reinos o naciones, guiadas por la
envidia, la malicia o la avaricia, pudieran presumir, contrariamente a la prohibición antes
mencionada , Sin permiso y pago de tal tributo, para ir a dichas provincias, y en las provincias,
puertos, islas y mar, así adquiridos, para navegar, comerciar y pescar; Y luego entre el rey Alfonso
y el infante, que en modo alguno se permitirían ser tan ridiculizados en estas cosas, y las presuntas
personas arriba mencionadas, muchos odios, rencores, disensiones, guerras y escándalos, a la más
alta ofensa de Dios Y el peligro de las almas, probablemente podría y seguiría – Pesaremos todo y
singularmente las premisas con la debida meditación, y observando que ya que anteriormente
habíamos concedido otras cartas entre nuestras otras facultades libres y amplias al dicho Rey
Alfonso – invadir, buscar, capturar, vencer y dominar a todos los sarracenos y paganos
cualesquiera, ya otros enemigos de Cristo dondequiera que estén colocados, y los reinos, ducados,
principados, dominios, posesiones y todos los bienes muebles e inmuebles que posean y posean Y
para reducir a sus personas a la esclavitud perpetua, y aplicar y apropiarse a sí mismo ya sus
sucesores los reinos, ducados, condados, principados, dominios, posesiones Y los bienes, y para
convertirlos a su y su uso y beneficio – por haber asegurado dicha facultad, dicho rey Alfonso, o
por su autoridad, el infante mencionado, justa y legítimamente ha adquirido y poseído, y posee,
Estas islas, tierras, puertos y mares, y de derecho pertenecen y pertenecen al dicho rey Alfonso y
sus sucesores, ni sin licencia especial del rey Alfonso y sus sucesores ellos mismos tiene cualquier
otro de los fieles de Cristo titulado hasta ahora , Y por lo cual no puede jurídicamente entrometerse
lícitamente con él, para que el rey Alfonso, sus sucesores y el infante puedan seguir con más celo y
perseguir esta obra tan piadosa y noble, digna de ser perpetua Recuerdo (que, puesto que la
salvación de las almas, el aumento de la fe y el derrocamiento de sus enemigos pueden ser
adquiridos con ello, consideramos como una obra en la cual la gloria de Dios y la fe en Él y su
comunidad, la Iglesia Universal, En la medida en que, habiendo sido liberados de todos los
mayores obstáculos, se encontrarán apoyados por nosotros y por la Sede Apostólica con favores y
gracias – nosotros, siendo plenamente informados de todo y singular de las premisas, hacer, motu
proprio , No a instancia del rey Alfonso o del infante, ni a petición de otro que se nos ofrezca en su
favor en relación con este asunto, y después de madura deliberación, por autoridad apostólica, y
de cierto conocimiento, en la plenitud de la vida apostólica Por el tenor de estos presentes decreta
y declara que las citadas cartas de facultad (cuyo tenor deseamos ser consideradas insertadas
palabra por palabra en estos presentes, con todas y singular las cláusulas en ellas contenidas) se
extienden a Ceuta ya Las anteriores y todas las demás adquisiciones, incluso las adquiridas antes
de la fecha de dichas cartas de facultad, ya todas aquellas provincias, islas, puertos y mares, que
en adelante, en nombre de El dicho rey Alfonso y de sus sucesores y del infante, en aquellas partes
y en las partes adyacentes y lejanas y remotas, puede ser adquirido de manos de infieles o paganos,
y que se comprenden bajo las dichas cartas de facultad. Y por la fuerza de éstas y de las presentes
cartas de facultad las adquisiciones ya hechas, y lo que después se llegará a adquirir, después de
haberlas adquirido, lo hacemos por el tenor de estos presentes decreto y declaro que han
pertenecido, y por siempre de Pertenecen y pertenecen al dicho rey ya sus sucesores y al infante, y
que el derecho de conquista que en el curso de estas cartas declaramos extenderse desde las capas
de Bojador y de Não, Toda la Guinea, y más allá, hacia esa orilla meridional, ha pertenecido y
pertenecido, y por siempre de derecho pertenece y pertenece al dicho rey Alfonso, sus sucesores, y
el infante, y no a otros. También por el tenor de estos presentes decretamos y declaramos que el rey
Alfonso y sus sucesores y el infante antes mencionado podrían y pueden, ahora y ahora, libre y
legítimamente, en estas adquisiciones y respecto a ellos hacer prohibiciones, estatutos y decretos
cualesquiera , Incluso los penales, y con la imposición de cualquier tributo, y disponer y ordenar
acerca de ellos en cuanto a sus propios bienes y sus otros dominios. Y con el fin de conferir un
derecho y una seguridad más eficaces, hacemos por estos presentes para siempre dar, conceder y
apropiarse al dicho Alfonso y sus sucesores, reyes de dichos reinos, y al infante, las provincias, las
islas, Lugares y mares cualesquiera, cuántos y cualesquiera que sean, que ya han sido adquiridos y
que en lo sucesivo vienen a ser adquiridos, y el derecho de conquista también de las capas de
Bojador y de no antes mencionadas.

Además, puesto que esto es apropiado en muchos aspectos para el perfeccionamiento de una obra
de este tipo, permitimos que el mencionado Rey Alfonso y sus sucesores y el infante, así como las
personas a quienes ellos, o cualquiera de ellos, (Según la concesión hecha a dicho rey Juan por
Martín V. de feliz memoria, y otra concesión hecha también al rey Eduardo de ilustre memoria, rey
de los mismos reinos, padre de El dicho rey Alfonso, por Eugenio IV, de memoria piadosa,
pontífices romanos, nuestros predecesores) hacen las compras y ventas de cualquier cosa y bienes y
víveres cualesquiera, como le parezca conveniente, con cualquier sarracenos e infieles en dichas
regiones; Y también puede celebrar contratos, negociar negocios, negociar, comprar y negociar, y
llevar cualquier mercancía a los lugares de esos sarracenos e infieles, siempre y cuando no sean
instrumentos de hierro, madera para ser utilizados para la construcción, cuerdas, barcos o
Cualquier tipo de armadura, y puede venderlos a los dichos sarracenos e infieles; Y también puede
hacer, realizar, o enjuiciar todas las demás cosas y singular [mencionado] en las premisas, y las
cosas adecuadas o necesarias en relación con estos; Y que el mismo rey Alfonso, sus sucesores y el
infante, en las provincias, islas y lugares ya adquiridos y adquiridos por él, pueden fundar y
construir todas las iglesias, monasterios u otros Lugares piadosos; Y también puede enviar a ellos
cualquier persona eclesiástica como voluntarios, seculares y regulares de cualquiera de las
órdenes mendicantes (con licencia, sin embargo, de sus superiores), y que esas personas pueden
permanecer allí mientras vivan , Y oyen las confesiones de todos los que viven en dichas partes o
que llegan allí, y después de que se han oído las confesiones pueden dar la absolución debida en
todos los casos, excepto los reservados a la citada ver, y ordenar penitencia saludable, Los
sacramentos eclesiásticos de manera libre y lícita, y esto permitimos y concedemos a Alfonso
mismo, ya sus sucesores, los reyes de Portugal, que vendrán después, ya dicho infante. Por otra
parte, rogamos en el Señor, y por la aspersión de la sangre de nuestro Señor Jesucristo, a quien,
como se ha dicho, se refiere, exhortamos, y como ellos esperan para la remisión de sus pecados
enjoin, y también por este Perpetuo decreto de prohibición, inhibimos más estrictamente a todos
los fieles de Cristo, eclesiásticos, seculares y regulares de cualquier orden, en cualquier parte del
mundo que vivan, y de cualquier estado, grado, orden, condición o condición pre- Aunque sean
dotados de una dignidad arquiepiscopal, episcopal, imperial, real, reina, ducal o cualquier otra
mayor dignidad eclesiástica o mundana, que no lleguen de ninguna manera a llevar armas, hierro,
madera para la construcción y otras cosas Prohibidas por ley de ser de ninguna manera llevadas a
los sarracenos, a cualquiera de las provincias, islas, puertos, mares y lugares que sean, adquiridos
o poseídos en nombre del rey Alfonso, o situados en esta conquista o en otra parte, a los
sarracenos , Infieles o p Agans; O incluso sin licencia especial de dicho Rey Alfonso y sus
sucesores y el infante, para llevar o hacer transportar mercancías y otras cosas permitidas por la
ley, o para navegar o hacer navegar esos mares, o para pescar en ellos, o Para entrometerse con
las provincias, las islas, los puertos, los mares y los lugares, o con cualquiera de ellos, o con esta
conquista, o para hacer cualquier cosa por sí mismos u otro u otros, directa o indirectamente,
mediante un acto o consejo, Por lo cual el mencionado rey Alfonso, sus sucesores y el infante
pueden verse impedidos de disfrutar tranquilamente de sus adquisiciones y posesiones, y de
perseguir y llevar a cabo esta conquista.
Y decretamos que quienquiera que infrinja estas órdenes [incurrirá en las siguientes penas],
además de los castigos proferidos por la ley contra los que llevan armas y otras cosas prohibidas a
cualquiera de los sarracenos, que queremos que incurran en hacerlo; Si son personas solteras,
incurrirán en la sentencia de excomunión; Si una comunidad o corporación de una ciudad, castillo,
aldea o lugar, esa ciudad, castillo, aldea o lugar estará sujeto a la prohibición; Y decretamos
además que los transgresores, colectiva o individualmente, no serán absueltos de la sentencia de
excomunión, ni podrán obtener la relajación de este interdicto, por autoridad apostólica o
cualquier otra autoridad, a menos que primero hayan hecho la debida satisfacción por sus
transgresiones A Alfonso mismo, a sus sucesores y al infante, o habrá acordado amistosamente con
ellos. Por medio de estos escritos apostólicos, ordenamos a nuestros venerables hermanos, al
arzobispo de Lisboa ya los obispos de Silves y Ceuta, que ellos, o dos o uno de ellos, por sí mismo,
u otro u otros, tan a menudo como ellos o cualquiera de ellos. Serán requeridos por parte del rey
Alfonso y sus sucesores y el infante o cualquiera de ellos, los domingos, y otras fiestas festivas, en
las iglesias, mientras una gran multitud de personas se reunirá allí para el culto divino. Declarar y
denunciar por la autoridad apostólica que las personas que han sido probadas para haber
incurrido en tales frases de excomunión e interdicción, son excomulgadas e interdictos y han sido y
están involucradas en los otros castigos antes mencionados. Y decretamos que ellos también harán
que sean denunciados por otros y sean estrictamente evitados por todos, hasta que hayan hecho
satisfacción o comprometido sus transgresiones como se ha dicho. Los delincuentes deben ser
retenidos por la censura eclesiástica, sin consideración de apelación, las constituciones y
ordenanzas apostólicas y todas las demás cosas, a pesar de todo lo contrario. Pero para que las
presentes cartas, que han sido emitidas por nosotros de nuestro conocimiento y después de una
deliberación madura, como ya se ha dicho, no pueden ser impugnadas por nadie como
fraudulentas, secretas o vacías, y por la autoridad , El conocimiento y el poder antes mencionados,
hacemos igualmente por estas cartas, decretamos y declaramos que las dichas cartas y lo
contenido en ellas no pueden en modo alguno ser impugnadas, o el efecto de las mismas
obstaculizadas u obstaculizadas, por cualquier defecto de fraudulencia, , Ni la nulidad, ni siquiera
de un defecto del ordinario o de cualquier otra autoridad, o de cualquier otro defecto, sino que
serán válidos para siempre y obtendrán la autoridad completa. Y si alguien, por cualquier
autoridad, intentará inconscientemente o inconscientemente estas órdenes, decretaremos que su
acto será nulo y sin valor. Por otra parte, porque sería difícil llevar nuestras cartas presentes a
todos los lugares, lo haremos, y por la dicha autoridad decretaremos por estas cartas, que la fe se
dará plena y permanentemente a copias de ellas, certificadas bajo la mano de Un notario público y
el sello del tribunal episcopal o de cualquier corte eclesiástica superior, como si dichas cartas
originales fueran exhibidas o mostradas; Y decretamos que dentro de dos meses a partir del día en
que las presentes cartas, o el papel o pergamino que contenga el tenor de la misma, se fije a las
puertas de la iglesia en Lisboa, las sentencias de excomunión y las demás frases contenidas en ella
Obligan a todos ya los delincuentes singulares tan plenamente como si las presentes cartas
hubieran sido conocidas y presentadas en persona y legalmente. Por lo tanto, que nadie infrinja o
atreva la arrogancia contravenga nuestra declaración, constitución, don, donación, apropiación,
decreto, súplica, exhortación, mandato, inhibición, mandato y voluntad. Pero si alguien se atreve a
hacerlo, sepa que incurrirá en la ira del Dios Todopoderoso y de los apóstoles Pedro y Pablo.
Dado en Roma, en San Pedro, el día ocho de enero, en el año de la encarnación de nuestro Señor
mil cuatrocientos cincuenta y cuatro, y en el octavo año de nuestro pontificado.

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