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I

¡Amor mío, tengo que decirte que he encontrado el sentido de la vida!


ya no tengo ganas de fumar más marihuana ni de escribir poesía ni de hablar con nadie,
pero he creado los hábitos y me es imposible desligarme de ellos; en cambio, el vicio de la
lectura todavía se me dificulta en la medida que la mediocridad es la característica más
fuerte de mí
Amor mío, hoy he descubierto que no existe nada en esta vida que yo vivo
nada aparte de un cuaderno
y un esfero
y el lenguaje
y si existe el lenguaje existen los hombres
y con ellos las civilizaciones
Existió una civilización maldita consumida en el no-pensar, la cual fue capaz de vernos
salir a través de unos labios carnosos de nuevo mundo
Existen las cosas y me es imposible cambiar tal veredicto
pero las cosas me duelen y estoy seguro que si subo de las cosas y subo y subo pasando de
las nubes y los astros y sigo y sigo subiendo hasta llegar al color blanco y sembrarme ahí
podré plantearme que no hay color triste para el que no tiene visión
y que no hay vida triste para mí porque no la vivo en verdad
y seguir subiendo
por el pantalón de Dios
yo-Dios gramático
¡Amor mío, tengo que decirte que he arrancado los genitales a Dios para devorarlos como
una perra sedienta!
Tengo un poco de la verga de Dios entre las muelas
ábreme la boca tanto para que mis muelas estén a la altura de mis gritos
¡ábreme la boca chiquito, párteme la mandíbulas de un tironazo y méteme todos los libros
que puedas hasta tragarlos!
y cuando no pueda volver a cerrarla enorgullécete de haber ayudado a un niño que está más
perdido que nunca
y pudo apaciguar su grito
el mismo que le encontró sentido a la existencia
¿quién hace eso hoy en día?
¡Hijo de puta, devuélveme mis hábitos!
Devuélveme mi mito de pesimismo
mis deseos de colgarme en el pasamanos de un parque cualquiera
de ahogar a mis mascotas y a mi familia antes de huir porque no sería capaz de
darles la pena de cargar con mi cadáver
mis ganas de leer a Andrés Caicedo y a Gonzalo Arango como si me estuvieran
desvirgando y los estuviera leyendo por primera vez
el picor en mis palabras que fue el que alejó a todos de mí
¡Aleja a la gente! ¡Aléjala de mí! ¡Aleja de esos hijos de puta, por favor! Esos pirobos que
sólo buscan absorber mi alma, y habitan por todos lados, no me quieren dejar solo ni un
momento, y se disfrazan de policías, de amigos y familiares y terroristas, se esconden en la
oscuridad de los callejones nada más para espiar los hábitos que tengo cuando estoy
completamente sólo
Los hábitos los hábitos los hábitos
¡aghh! ¡los putos hábitos!
merecedores de mis orgasmos más personales
aquellos donde casi muero y creía regresar al sueño de la noche anterior
allí donde se frena el corazón de tanta taquicardia
esos bares oscuros de fetiche y semejanza donde no me acomplejaba por las ideas
más pueriles que se ven noche a noche en las calles
y por otra parte el moralismo destajando nudo por nudo el cerebro hasta hacerlo
barro de incongruencia
caras horripilantes, eso sí, las que me siguen mirando desde las alturas mientras
duermo, creyendo que no me doy cuenta que las veo entre sueños
y el sentido de la vida habita debajo de mi cama, pero si me atrevo a entrar para ver
qué existe estoy seguro no podría salir de allí donde nací.
II
¡Oh, maldito dolor, maldita fatiga!
Un granujo insensato de la melancolía, cómo matar el hábito de
Esta monotonía…
Ayer pensaba en los astros, en la bella y dulce solemnidad que nos proporcionan, serán un
hábito; a millones de años luz, son un punto en el universo ya desgastado, y su luz una
fuerte sensación porque el astro en sí ni existe, y la luz sólo es un desgaste que yo aún
puedo ver…
Siento las sacudidas del asilamiento.
Siento la ebriedad del momento.
Pero se olvida que voy a terminar muerto.
Por andar con mi amigo volando sobre estos muertos
Acto tras acto. Me derrumbo; serán estos mis hábitos.
Me derrumbo bajo el camino de la incoherencia el amargo y abofeteador ruido RunK; será
pues: mi hábito.
Emancipador de toda idea, bandera o letra no libertina.
Una vez más la desesperanza el caos y la insatisfacción han vaciado nuestra cavidad
cerebral; y vuelvo a pensar soñoliento: serán estos mis hábitos.

Entre soñar y estar despierto; se levanta mi amigo –No más- qué será de este lugar:
SON ESTOS LOS HABITOS.
Se levanta de ipso facto y me grita: nos vamos a otro lado…

Atormentada luz
Bajamos inconscientes
A los umbrales del descontrol
Se acerca vanidosa la noche
Cual furtiva con su encanto
Engaña devorando a sus víctimas en el gozo.

…. Si bien, y qué más da… si todos estos son nuestros hábitos!!

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