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SICÁN PERÚ

(SOCIEDAD INDEPENDIENTE CULTURAL Y ARTÍSTICO DEL NORTE DEL PERÚ)

TEATRO
PRUEBA ARTÍSTICA – ADMISIÓN 2020
MONÓLOGOS CLÁSICOS – PERSONAJE MASCULINO
(Se escogerá solo UN monólogo clásico de los cuatro propuestos)

1) La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca


CLARÍN Soy un hombre desdichado,
que por quererme guardar
de la muerte, la busqué.
Huyendo della, topé
con ella, pues no hay lugar
para la muerte secreto; de donde claro se arguye
que quien más su efecto huye,
es quien se llega a su efceto.
Por eso, tornad, tornad
a la lid sangrienta luego,
que entre las armas y el fuego
hay mayor seguridad
que el monto más guardado,
pues no hay seguro camino
a la fuerza del destino
y a la inclemencia del hado;
y así, aunque a libraros vais
de la muerte con huir,
mirad que vais a morir
si está de Dios que muráis.
2) Macbeth de William Shakespeare
MACBETH
¿Es una daga eso que contemplo ante mí,
con la empuñadura cerca de mi mano? ¡Ven, que pueda cogerte!
Yo no te tengo y, sin embargo, siempre te veo ahí.
Visión fatal, ¿no eres sensible
al tacto y la mirada? O eres, quizá, tan sólo
un puñal en mi mente, imagen falsa
que surge en mi cerebro al que la fiebre oprime?
Puedo verte de forma tan palpable
como el que empuño ahora.
Me indicas el camino por el que ya avanzaba
y el arma misma que debía usar.
Mis ojos son la burla de mis otros sentidos
o quizá a todos ellos superen en valor… Todavía te veo;
también las gotas, en el filo y en la empuñadura, de una sangre
que antes no estaba. No, no eres real.
Es mi sangrienta empresa que así crece
ante mis ojos… Sobre medio mundo, ahora, se diría,
Naturaleza ha muerto, y los sueños corruptos
al sueño oculto en su dosel engañan. El hechizo celebra
los ritos de la apagada Hécate, y el escuálido Crimen
avisado por su centinela, el lobo,
cuyo aullido es la alarma, sigilosamente
con zancadas lascivas de Tarquino,
a su designio avanza como espectro. Tierra, segura y firme,
no escuches mis pisadas, vayan adonde vayan,
no sea que tus mismas piedras descubran dónde voy
arrebatando al Tiempo el horror de este instante
que tan bien le acomoda…
3) Hamlet de William Shakespeare
HAMLET
Puedo hacerlo ahora mismo; ¡ahora, que está rezando!
¡He de hacerlo ahora! ¡Le enviaré al Cielo!
¿Será esa mi venganza? ¿Veamos, un villano
asesina a mi padre; y yo, que soy
su único hijo, a ese mismo villano
lo envío al Cielo… No, que eso sería
premio y salario, pero no venganza.
Él atacó a mi padre por sorpresa groseramente ahíto de comida,
colmado de pecados, lozanos como flores de mayo.
Cuál será el saldo de sus cuentas, solo Dios lo sabe.
Pero por lo que se refiere a nuestros modos de pensar
y circunstancias, será muy arduo para él. ¿Y he de vengarme yo
mientras este purifica y adecenta
su alma para el último pasaje?
No.
Detente espada. Elige el horror de otro momento:
quizás cuando a más de ebrio, esté dormido lleno de deseo,
o en el placer de su lecho incestuoso
divirtiéndose, o blasfemando,
o en acción de condena segura.
Atácale entonces y que dé coces contra el cielo
y la maldición caerá sobre su alma y quedará negra
como el infierno mismo, donde será arrojado… La reina espera.
¡Medicina te doy que prolongará tus días enfermos!
4) La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca
SEGISMUNDO
¡Válgame el cielo, qué veo!
¡Válgame el cielo, qué miro!
Con poco espanto lo admiro,
con mucha duda lo creo.
¿Yo en palacios suntuosos?
¿Yo entre telas y brocados?
¿Yo cercado de criados
tan lucidos y briosos?
¿Yo despertar de dormir
en lecho tan excelente?
¿Yo en medio de tanta gente
que me sirva de vestir?
Decir que sueño es engaño;
bien sé que despierto estoy.
¿Yo Segismundo no soy?
Dadme, cielos, desengaño.
Decidme: ¿qué pudo ser
esto que a mi fantasía
sucedió mientras dormía,
que aquí me he llegado a ver?
Pero sea lo que fuere,
¿quién me mete en discurrir?
Dejarme quiero servir,
y venga lo que viniere.
MONÓLOGOS CONTEMPORÁNEOS - PERSONAJE MASCULINO
(Se escogerá solo UN monólogo contemporáneo de los cuatro
propuestos)
1) La estupidez de Rafael Spregelburd
JOHN
¿Me pides que sea fuerte, mamá? ¿Por qué? ¿Desde cuándo la fuerza es
un valor? (…) No tengo ganas de ser fuerte. Ni de hacerme cargo de
todo esto. (…) Claro que voy a ir. No sé cuándo llegaremos. (…) Viene
conmigo. ¿Dónde quieres que la deje? (…) Mamá, es un caso perdido,
no me oye, no obedece, es una tortura. ¿Y me pides que sea fuerte? ¿Por
qué no la viniste a buscar tú, entonces? (…) ¡Y no, no pudimos estar en
el entierro! Yo no podía viajar el lunes. Mamá, no empieces de nuevo
con eso. (…) Estoy haciendo lo posible. Suspendí mi trabajo de esta
semana, dejé colgado un casting que podía llegar a salir. Fui, la retiré
del instituto y la llevo lo más rápido que puedo. ¿Me quieres decir para
qué? No creo que ella entienda nada, y tú la quieres pasear más de mil
kilómetros para que se entere de que su padre ha muerto. (…) Estoy
harto. No soy fuerte, no tengo por qué serlo, y estoy harto. (…) Yo
también te quiero. (…) Te lo voy a explicar más claro: esta familia es
una pesadilla. Yo te digo una única cosa: no estoy dispuesto para el
sufrimiento. No está en mi naturaleza. No se aprende nada del
sufrimiento. (…) Mamá, tú viste muchas películas estúpidas. No es tu
culpa. Pero te digo una cosa: en esas películas, hay atrás un grupo de
gente, un grupo de mafiosos, que especulan con el sufrimiento. Lo
estetizan, y al final te lo presentan de manera que creas que aprendiste
algo. Bueno, mamá, todo eso es una basura. No hay tal cosa, se puede
sufrir infinitamente sin que haya lección alguna. Y sin aprender nada
para la próxima vez. Y eso es lo que nos pasó a nosotros. (…) Claro que
lo siento mucho, pero, por lo menos, ahora está muerto, y tú vas a estar
mejor. Y yo también. Y no hay mensaje en eso. ¿Está claro? (…) No
llores. ¿Está claro? (…) Bueno. Mejor. (…) Voy a buscar dónde comer.
(…) ¡Nadie me tiene que perdonar nada!, ¿sabes? (…) Ok. Tengo que
cortar. (…) Ok, no llores mamá. Un beso. (…) No, te llamo yo. (…)
Chau.
2) Roberto Zucco de Bernard-Marie Koltès
ZUCCO
Soy un muchacho normal y razonable, señor. Nunca llamé la atención.
¿Acaso se habría fijado en mí si yo no hubiera estado sentado al lado
suyo? Siempre pensé que la mejor manera para vivir tranquilo era ser
tan transparente como un vidrio, como un camaleón sobre la piedra,
traspasar las paredes, no tener ni color ni olor; como si la mirada de las
personas lo atravesara a uno y se viera a la gente detrás, como si uno no
estuviera ahí. Dura tarea la de ser transparente; es un oficio; es un viejo,
un muy viejo sueño el ser invisible. No soy un héroe. Los héroes son
criminales. No existen héroes cuya ropa no esté empapada de sangre, y
la sangre es lo único en el mundo que no puede pasar inadvertido. Es la
cosa más visible del mundo. Cuando todo esté destruido, cuando la
niebla del fin del mundo recubra la tierra, todavía permanecerá la ropa
de los héroes empapada de sangre. Yo cursé mis estudios, fui un buen
alumno. No se retrocede cuando uno se acostumbró a ser un buen
alumno. Estoy inscripto en la universidad. Mi vacante en la Sorbona
está reservada, junto a otros buenos alumnos entre los cuales paso
inadvertido. Le juro que hay que ser un buen alumno, discreto e
invisible, para estar en la Sorbona. No es una universidad de los
suburbios donde están los patoteros y los que se toman por héroes. Los
pasillos de mi universidad son silenciosos y atravesados por sombras de
las cuales ni siquiera se oyen los pasos. Desde mañana voy a continuar
mi curso de Lingüística. Mañana es el día del curso de Lingüística. Allí
voy a estar invisible entre los invisibles, silencioso y atento en la espesa
niebla de la vida común. Nada podría cambiar el curso de las cosas,
señor. Soy como un tren que atraviesa tranquilamente una pradera y al
que nada podría hacer descarrilar. Soy como un hipopótamo hundido en
el barro y que se desplaza muy lentamente y al que nada podría desviar
del camino ni del ritmo que decidió tomar.
3) Newmarket de Jorge Castro
ALEJO
Cuando vivía acá, sentía que este no era mi lugar, que mi lugar estaba
allá. Y me fui. Ahorré cada dólar hasta poder comprarme el pasaje y me
fui, contra la voluntad de todos, contra la furia de mi papá, que hasta me
amenazó con que si me iba en ese momento, no regresaba más… me fui
igual. Y cuando llegué allá ese ya no era mi lugar tampoco, había
dejado de serlo. Yo había dejado de ser parte de este conjunto y no pude
volver a serlo… Me ocurre donde esté, hasta en mi propia casa: tarde o
temprano comienzo a sentirme extraño ahí, y creo que es porque mi
verdadero lugar está en el trabajo de campo, en las ruinas. Entonces,
espero impaciente el día de partir. Pero cuando estoy allá, en la
excavación, lejos de la ciudad, de mi casa, pronto empiezo a sentir que
estoy… eso, lejos, que estoy fuera de… que necesito regresar. (Pausa)
Creo que durante todos estos años no quise regresar aquí por miedo a
descubrir que me había equivocado, a darme cuenta de que en verdad
este era mi lugar. Y ahora que estoy acá, finalmente, en esta casa, en
este país, siento que… que tampoco lo es. Hay algo que se quedó
perdido en no sé dónde, pero aquí tampoco está. Allá, acá, en Lima, en
las ruinas, donde sea que esté, siento que no pertenezco del todo ahí…
Y siempre pienso que mi mundo en verdad es otro… que mi vida me
está esperando en otro lugar.
4) A ver, un aplauso de César de María
TRIPA LOCA
Sí. Soy flaco porque soy payaso. Y también porque ya estoy muerto. Me
metí un día la mano al pecho buscando mi corazón, y salió un trapo
lleno de polillas. No te rías, estoy recontra muerto. Pero no importa,
porque sigo aquí, bacilándote cuñadito, como buen artista, ¡para que
vivas tú! (A alguien que se aleja.) Sí, tú, que eres sordo pa' mis chistes,
y no oyes ni las bombas que ponen en los bancos ni las gracias que yo
cuento, tú sigues vivo porque yo sigo hablando. Y a veces te ríes, como
tú, (señala a otro.) pero no me das una moneda. Y dices artista, maricón,
ocioso, pero vienes igualito a cagarte de risa. Y hay unos que vienen y
se copian mis chistes, mis payasadas de cholo a mucha honra, pa'
llevárselas a un teatro de blancos pituquitos pa' que se rían, porque
nunca van a venir a este parque cochino. Que me copien nomás, qué
importa. No tienen de qué reírse, son más pobres que nosotros. Pero tú,
rico o pobre, tú que no escuchas estás cagado. Porque te lleva el silencio
como si fuera el mar. Ese silencio horrible que sólo escuchamos los
payasos, que se esconde debajo de los carros, adentro del pito del
policía, encima del reloj del parque cuando toca el himno a las doce.
Ese silencio es una mierda, cuñao, pero igual tú insistes en ignorarme.
No me importa. Me importan los que se quedan. Los que me aplauden.
Los que me quieren. Aunque me digas inútil, ocioso, maricón, boca
pintada, no me importas. Porque yo estaré muerto, pero tú estás sordo y
estás ciego. Y eso es peor que morir.
A ver, un aplauso.

Paúl Ruíz Atoche Wilder Racchumi


Latorre
Director Artístico Presidente

Ferreñafe, 16 de Mayo del 2020

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