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EN LA ARGENTINA:
UNA INTRODUCCIÓN
Primera Parte
Mario Damill
CEDES
Buenos Aires, agosto de 2004
Capítulo 1: Una visión panorámica del análisis macroeconómico .................................................................... 2
El enfoque de la macroeconomía.............................................................................................................. 2
Los agregados........................................................................................................................................... 3
Las fluctuaciones económicas .................................................................................................................. 4
El contexto externo................................................................................................................................. 15
Perturbaciones y fluctuaciones ............................................................................................................... 18
Perturbaciones, información y fluctuaciones...................................................................................... 22
Modelos .................................................................................................................................................. 26
Nota periodística:.................................................................................................................................... 28
Capítulo 2. Introducción al marco contable del análisis macroeconómico...................................................... 31
La información macroeconómica ........................................................................................................... 31
A la búsqueda de una medida de cuánto se produce............................................................................... 31
Flujos, “stocks”, períodos................................................................................................................... 31
Precios corrientes y constantes ........................................................................................................... 33
El problema de la múltiple cuenta ...................................................................................................... 34
El producto y los bienes finales.......................................................................................................... 35
El producto y el ingreso...................................................................................................................... 36
El producto "por origen"..................................................................................................................... 36
El producto según "destino" ............................................................................................................... 36
Las importaciones y el concepto de producto interno ........................................................................ 39
Producto bruto y neto ......................................................................................................................... 41
Algunas variantes a partir de la identidad básica.................................................................................... 42
Identidades y causalidad..................................................................................................................... 42
Miscelánea de cuentas nacionales .......................................................................................................... 43
El PIB y el nivel general de precios ....................................................................................................... 44
Nota sobre la medición del producto en la Argentina ........................................................................ 47
Las cuentas nacionales y la descripción de la evolución económica.................................................. 48
Hacia las explicaciones....................................................................................................................... 49
Capítulo 3. Sobre la representación de los comportamientos .......................................................................... 51
Capítulo 4. Un esquema sencillo de determinación del producto. ................................................................... 57
La introducción del sector público ......................................................................................................... 63
No es tan sencillo, sin embargo .......................................................................................................... 65
2
El enfoque de la macroeconomía
¿Qué es la macroeconomía?
No intentaremos aquí comenzar con una definición. Antes que recurrir a
fórmulas sintéticas, procuraremos acercarnos a este campo del conocimiento en
aproximaciones sucesivas, examinando sobre todo qué es lo que hacen o
hacemos los macroeconomistas.
Como primer paso describiremos, a grandes rasgos, lo que puede catalogarse
como el enfoque macroeconómico. Sería quizás conveniente empezar definiendo
a la “economía” en general, antes de considerar qué cualidades caracterizan a un
enfoque particular dentro de ella, pero no es esa una tarea simple y nos llevaría
inmediatamente a un terreno pantanoso. Suele pensarse en la economía como
una disciplina cuyo tema central es la escasez: la cuestión de cómo resuelven las
sociedades humanas el problema de asignar recursos escasos a fines
alternativos. Sucede, sin embargo, que la macroeconomía se ocupa, con bastante
frecuencia, de situaciones en las cuales la escasez no es precisamente lo que nos
quita el sueño: por ejemplo, frente a un cuadro de desocupación masiva, el trabajo
no es un recurso “escaso”; al contrario, la sociedad cuenta con una capacidad de
trabajo superior a la que el sistema productivo parece capaz de emplear. El
problema que hay que resolver no es, en ese caso, exactamente de escasez, sino
de empleo de un recurso que está siendo subutilizado. Es claro que, desde la
perspectiva de los desocupados, habrá “escasez de puestos de trabajo”, pero en
esa situación habrá también, posiblemente, máquinas ociosas; la abundancia de
trabajo suele venir acompañada por subutilización de los recursos productivos
físicos. Estos tampoco “escasean”, en tales circunstancias. Están las máquinas y
están los trabajadores, pero por alguna razón no se juntan: hay un problema de
coordinación. Problemas de ese tipo se hallan en el corazón de la macroeconomía
y son también el objeto de intensas controversias. Dejemos entonces en
suspenso, como anticipamos, la cuestión de definir la disciplina en general, y
tratemos de aproximarnos a ella a través de un atajo: caracterizando el enfoque
“macro”.
Cuando observamos un sistema económico (por lo general una economía
nacional, pero también puede tratarse de una región, de varias ,o de todo el globo)
desde esta perspectiva, procuramos establecer una visión de conjunto de ese
sistema. Esa es la idea básica. Observar el bosque y no los árboles, para decirlo
con un lugar común.
Aunque se trata de una simplificación tal vez excesiva, suele decirse que, en
líneas generales, el enfoque macroeconómico apunta a captar una totalidad, sin
perderse en los detalles de firmas individuales o mercados específicos, por
ejemplo. En otras palabras, intentamos trazar una imagen comprehensiva del
sistema, de sus características más importantes y de sus articulaciones internas (y
también externas, con el resto del mundo). Tratamos de entender su forma de
funcionamiento, sus “leyes”. Hacemos todo esto con la esperanza de comprender
los ejes centrales de su evolución y seguramente con el ánimo de evaluar la
3
calidad de su desempeño global. Ésta última tiene que ver, en lo esencial, con la
capacidad de la organización económica para generar inclusión social y bienestar.
Claro que a algunos observadores esto les interesará menos que la posibilidad de
anticipar algunos hechos de modo que les sea posible ganar dinero, pero aquí
trataremos de plantarnos en una perspectiva científica, si se quiere. Nos interesa
conocer. Y conocer es esencial para pensar qué cursos de acción son preferibles
para mejorar la calidad del desempeño de un sistema económico. Aquí arribamos
al terreno de las políticas y, en nuestro caso, de las políticas macroeconómicas.
Entendido en un sentido amplio, este campo es el de las políticas fiscales,
monetarias, cambiarias, financieras, de ingresos y otras, cuyos significados se irán
desplegando a lo largo del texto. Incluye también las cuestiones relativas al diseño
de las instituciones (fiscales, monetarias, etc.) que están involucradas en el
proceso macroeconómico.
Los agregados
1
Este y los restantes gráficos del producto y de tasas de crecimiento incluidos en este capítulo
deben entenderse como si fuesen series de “cantidades”. El significado de esto será aclarado en el
capítulo siguiente, cuando nos ocupemos de los conceptos básicos del sistema de cuentas
nacionales.
2
Además del problema ya mencionado de "sumar entes heterogéneos", hay otros. Uno muy
importante del que cabe ya alertar es que la composición del producto total cambia a lo largo del
tiempo, aunque al utilizar una medida agregada o única perdemos estos cambios de vista. Esto
hace que esa medida sea de utilidad relativa para comparaciones que abarcan períodos
prolongados. Por otro lado, cuando se examinan lapsos extensos es también corriente que se mire
el producto por habitante. Incluimos gráficos relativos al PIB por habitante un poco más adelante.
3
La fuente de los datos del PIB de la Argentina presentados en este capítulo es:
Elaboración propia a partir de datos de Cuentas Nacionales (Ministerio de Economía de la Nación)
y de: CEPAL, Recopilación de series históricas del producto y del ingreso, Buenos Aires, 1999.
LC\BUE\R.242.2, e INDEC para los datos a partir de 1993.
6
Gráfico 1
Evolución del Producto Interno Bruto
de la Argentina entre 1900 y 2003
(datos anuales, 2002=100)
140 140
120 120
100 100
80 80
60 60
40 40
20 20
0 0
00 10 20 30 40 50 60 70 80 90 00
Año
La línea del PIB sigue una trayectoria sinuosa como un río de llanura. Tal
como se vería en cualquier economía, el producto se expande en ocasiones y a
veces se contrae, oscilando entre picos y valles; atraviesa expansiones (o auges)
y recesiones (o contracciones). Esos meandros ilustran lo que llamamos
“fluctuaciones económicas”, aunque a veces se les denomina también “ciclos”,
palabra que parece menos neutra puesto que sugiere una cierta regularidad que
podría no estar garantizada. Buena parte de la tarea de los macroeconomistas
corresponde al análisis de estos problemas. ¿Por qué hay recesiones? ¿Es
posible evitarlas? ¿Es deseable hacerlo?
Examine cuidadosamente la línea de esa ilustración, tratando de asociarla con
lo que sabemos de la historia económica. Es apenas un dato entre muchas
cuestiones relevantes, pero es muy importante. Destaquemos algunos rasgos de
su evolución.
En el primer tercio del siglo XX se observan períodos de fuerte expansión,
cortados por dos notables declinaciones. La primera de ellas se extiende a lo largo
de los años de la guerra mundial iniciada en 1914 (aunque la caída del producto
comienza en 1912 y se extiende hasta 1917: fue la contracción más larga del
siglo). La segunda gran caída del PIB se asocia con la depresión desatada por el
crack de 1929 y dura tres años, hasta 1932.
7
Luego hay una extensa fase de crecimiento bastante estable del PIB, desde
mediados de los años treinta hasta mediados de los setenta, en la que se
observan sin embargo varios episodios recesivos, aunque de menor tamaño y
duración que las contracciones de la etapa anterior. Dentro de este período
sobresale la prolongada fase de crecimento sostenido (y relativamente rápido),
que va desde 1963 hasta 1975.
Posteriormente, desde mediados de los años setenta, sobreviene un período
notable, que se destaca nítidamente, por contraste, de todo lo anterior: la
economía sufre marcadas fluctuaciones sucesivas, pero en torno a una tendencia
estancada, hasta alrededor de 1990. Luego vuelve a crecer, con bastante rapidez,
para declinar violentamente entre 1998 y 2002. Afortunadamente, desde la
primera mitad de ese año la actividad económica interna ha vuelto a repuntar,
aunque en 2004, cuando escribimos esto, todavía no se ha recuperado el valor del
PIB alcanzado en 1998.
Un gráfico como el que acabamos de presentar puede resultar un poco
engañoso, sin embargo, para el ojo no entrenado. Observe que la inclinación de la
curva nos induce a pensar que el ritmo de crecimiento del PIB fue mayor, por
ejemplo, en la primera mitad de los años noventa, o en la fase 1963-75, que a
comienzos del siglo; pero tal vez no sea así. Una pequeña digresión ayudará a
entender por qué. Tomemos cualquier indicador, como el tamaño de una
población, por ejemplo, o cualquier otra variable, y supongamos que se
incrementa año a año al mismo ritmo. Por ejemplo, siguiendo una tasa
(acumulativa) de 4% anual. La gráfica correspondiente resultaría así:
Gráfico 2
Evolución de una población (o de cualquier variable)
hipotética que crece a una tasa constante (1900=100)
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
1900 1920 1940 1960 1980 2000
más lento al principio y más rápido al final. Es cierto que los incrementos anuales
en los primeros años son menores a los que se dan en los últimos años, pero se
comparan con niveles de la población también mucho menores. Las tasas anuales
de variación representadas en la ilustración son, como hemos dicho, iguales.
Con las cifras que presentamos en el gráfico 1 sucede algo parecido. Si el
producto creciera a tasas relativamente estables en períodos prolongados,
generaría una curva con forma exponencial. En efecto, si observamos el
comportamiento del PIB desde 1900 hasta 1975, podremos constatar que se
asemeja a una curva exponencial, aunque algo "abollada" aquí y allá. Eso indica
que, efectivamente, en promedio, las tasas de crecimiento fueron bastante
estables en ese lapso, como mostramos más adelante.
La información disponible indica que las tasas de crecimiento del producto
fueron en realidad muy elevadas a comienzos del siglo XX, por ejemplo, pero en el
gráfico parecen palidecer, por este problema visual, frente a las de los tempranos
años noventa. 4
Existe una forma de uso corriente de ajustar el gráfico para corregir este
problema visual, pero requiere la utilización de logaritmos y por eso la dejamos de
lado aquí. Emplearemos un camino más sencillo.
En un primer intento de corregir este problema de percepción podemos
presentar directamente los datos de las tasas anuales de variación del PIB, como
hacemos en el gráfico siguiente.
Gráfico 3
Tasas anuales de variación del PIB de la
Argentina (1900-2003)
25
20
15
10
-5
-10
-15
00 10 20 30 40 50 60 70 80 90 00
4
La información de la primera parte del siglo XX es ciertamente bastante menos confiable que
el resto. Los sistemas de cuentas nacionales se desarrollaron en el mundo en el período de
entreguerras, y la Argentina comenzó a realizar estimaciones sistemáticas luego de la creación del
Banco Central, en 1935. Las series del PIB se inician en 1940.
9
Sin embargo, esta ilustración resulta difícil de interpretar, porque las subas y
bajas de esas tasas son muy frecuentes y, más allá de las fuertes oscilaciones del
primer tercio del siglo, que se atenúan después, no es mucho lo que podemos
decir a simple vista. El dibujo luce como un electroencefalograma para un lego.
Para poder lograr un poco más de claridad vamos a someter a los datos del
PIB a algunas transformaciones: dejando por el momento el tema de las
fluctuaciones (al que retornaremos luego), prestaremos ahora un poco más de
atención a las tendencias, es decir, a los comportamientos en períodos largos.
Para hacerlo obtenemos, utilizando un procedimiento habitual, una “línea de
tendencia” que superponemos a la del PIB.5 Presentamos ambas curvas en el
gráfico siguiente.
Gráfico 4
Producto Interno Bruto de la Argentina
y su comportamiento de tendencia
(datos anuales, período 1960-2003,
PIB de 2002=100)
130
120
110
100
90
80
70
60
50
40
60 65 70 75 80 85 90 95 00 05
PIB Tendencia
5
Hay varias formas de obtener una tendencia a partir de una serie fluctuante. Aquí hemos
utilizado un procedimiento denominado "filtro de Hodrick-Prescott". Más allá de las cuestiones
técnicas, puede verse que se trata, en este caso, de una línea que parece trazada a mano alzada,
atravesando a la del PIB "por el medio".
10
Gráfico 5
Tasas anuales de variación del PIB tendencial
de la Argentina (1900-2003)
14
12
10
8
porcentajes
-2
00 10 20 30 40 50 60 70 80 90 00
8
En realidad el corte en 1900 no corresponde al inicio de la etapa de crecimiento orientado
hacia fuera, que había comenzado mucho antes. Las tasas de crecimiento del último cuarto del
siglo XIX, que no incluimos aquí, fueron muy altas, y elevarían considerablemente el ritmo medio
de incremento del PIB de esta larga etapa.
12
(1) 1900-1932
(2) 1933-1975
(3) 1976-2002
Para complementar lo que hemos planteado hasta aquí, agregamos ahora las
ilustraciones correspondientes a la evolución del PIB por habitante (Gráfico 6) y a
la evolución del producto y de la población tomadas por separado, en cada una de
las grandes fases históricas mencionadas.
13
Gráfico 6
Evolución del Producto Interno Bruto por habitante
de la Argentina entre 1900 y 2003
(datos anuales, 2002=100)
140
120
100
80
60
40
20
00 10 20 30 40 50 60 70 80 90 00
Gráfico 7a
Evolución del PIB de la Argentina y de la población
en el primer tercio del siglo XX
(1901=100)
400
350
300
250
200
150
100
50
00 05 10 15 20 25 30
PIB Población
14
Gráfico 7b
Evolución del PIB de la Argentina y de la población
entre 1932 y 1975
(1932=100)
500
400
300
200
100
0
35 40 45 50 55 60 65 70 75
PIB Población
Gráfico 7c
Evolución del PIB de la Argentina y de la población
entre 1975 y 2003
(1975=100)
160
150
140
130
120
110
100
90
1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005
PIB Población
15
El contexto externo
9
El encaje o “efectivo mínimo” es una fracción de los fondos que los bancos captan como
depósitos, que deben mantener en forma líquida, es decir, que no pueden prestar. Veremos, en un
capítulo posterior, qué papel tiene el encaje en el proceso monetario y en el funcionamiento
macroeconómico.
17
presiones competitivas muy fuertes y hace que los bancos presionen procurando
desarticular las regulaciones financieras aún vigentes en distintas economías
nacionales. Se van creando también así condiciones favorables para un
progresivo desmantelamiento de los controles a las salidas y entradas de
capitales, aunque este proceso se limitaría, en un principio, a las naciones
industrializadas.
Las economías de la periferia tienen inicialmente, y por bastante tiempo, muy
limitada presencia en las transacciones en eurodólares, aunque hay algunos
casos relativamente aislados de toma de fondos en ese mercado durante los años
sesenta. Pero puede decirse que, en líneas generales, hasta comienzos de la
década siguiente, las economías de América Latina, entre otras, tienen un muy
limitado acceso al crédito externo (de fuentes privadas). El financiamiento que
podían obtener provenía primordialmente de los organismos multilaterales (FMI,
Banco Mundial, BID) y de gobiernos, con algún lugar también para cierto volumen
de crédito comercial de origen privado. Eran, en síntesis, economías relativamente
"aisladas" del resto del mundo en el plano financiero.
El contexto financiero externo cambiaría nuevamente de modo muy profundo a
comienzos de los años setenta. Dos eventos deben destacarse: en primer lugar, el
final del esquema basado en "paridades cambiarias fijas pero ajustables" que se
había acordado en Bretton Woods. A comienzos de los setenta, los Estados
Unidos, seguidos luego por el conjunto de las naciones industrializadas, ingresan
en una fase de tipos de cambio fluctuantes. Esta transformación abre un espacio
sustancial para la expansión de las transacciones financieras internacionales, al
crear las condiciones para el desarrollo de un extenso mercado donde se compra
y vende el riesgo cambiario.
En segundo lugar, en 1973 se produjo el primer shock de los precios del
petróleo. La suba sustancial de los precios del crudo tuvo un amplio conjunto de
efectos. El que queremos destacar aquí es financiero: enormes excedentes de
fondos obtenidos por las naciones exportadoras de petróleo se canalizaron hacia
el euromercado. Apareció una masa de recursos prestables gigantesca y, con ello,
el acceso al financiamiento externo, principalmente bancario, para economías
como las de Latinoamérica, que hasta entonces habían estado financieramente
aisladas, se hizo mucho más fluido. Es el comienzo de la tercera “gran etapa” de
la centuria que estamos enfocando. Concide con la llamada “nueva globalización”
financiera, y se extiende hasta nuestros días.
Esta etapa tiene, a su vez, observada desde la perspectiva de la Argentina,
tres subperíodos. Una etapa inicial de grandes ingresos de capitales y expansión
económica que concluyó en la crisis de la deuda de 1981-82, seguida por una fase
de racionamiento del crédito hasta comienzos de los años noventa. Y luego, desde
allí en adelante, una nueva fase de ingresos de capitales que culminaría con la
crisis de 2001-2002. Estos rasgos son en parte compartidos con otros países, en
especial de América Latina, aunque hay divergencias importantes, particularmente
en los años recientes.
Según se verá más adelante, los cambios en el contexto financiero externo
producidos desde mediados de los años setenta modificaron significativamente la
forma de funcionamiento de las economías de la región, de algunas más que
otras, y afectaron tanto la viabilidad cuanto la eficacia de distintas políticas o
18
Perturbaciones y fluctuaciones
10
De 2004 se incluye sólo el trimestre inicial, único dato disponible al momento de escribir este
texto.
19
Gráfico 8
Evolución del Producto Interno Bruto
de la Argentina entre 1980 y 2004:1
(datos trimestrales, promedio de 2002=100)
130
120
110
100
90
80
70
1980 1985 1990 1995 2000
Si queremos saber, sobre bases más firmes, si el producto del primer trimestre
de un año resulta "realmente" inferior al cuarto del año anterior, tenemos que
corregir de algún modo las cifras crudas, depurarlas del “efecto vacaciones”:
corregirlas por estacionalidad. Por cierto, el ejemplo del primer trimestre es muy
claro, pero cada trimestre tiene su estacionalidad característica, positiva o
negativa. Existen métodos estadísticos para depurar una serie de la estacionalidad
(es decir, para “desestacionalizarla”). Lo que esos métodos hacen, en esencia, es
“levantar” las cifras correspondientes a los períodos que tienen estacionalidad
negativa (como es el caso del primer trimestre) y “bajar” un tanto las de los
períodos con estacionalidad positiva (como, por ejemplo, el tercer trimestre). En el
gráfico que sigue presentamos de nuevo la misma serie quebrada anterior, de los
datos crudos del producto (la que aparece ahora en línea punteada),
superponiéndole la serie de trazo continuo, del PIB desestacionalizado. A los
efectos de que pueda verse con más claridad la línea del PIB corregido por
estacionalidad la presentamos nuevamente, en soledad, en el Gráfico 9b.
20
Gráfico 9a
Evolución del Producto Interno Bruto
de la Argentina entre 1980:1 y 2004:1
(datos trimestrales con y sin estacionalidad,
promedio de 2002=100)
130
120
110
100
90
80
70
1980 1985 1990 1995 2000
Gráfico 9b
Evolución del Producto Interno Bruto desestacionalizado
de la Argentina entre 1980:1 y 2004:1
(promedio de 2002=100)
130
120
110
100
90
80
70
1980 1985 1990 1995 2000
21
11
Las cifras del PIB trimestral se publican multiplicadas por 4, es decir, “anualizadas”. De modo
que el producto de un año no lo calculamos como la suma de lo producido en cada período
intraanual, sino como el promedio de cuatro trimestres. Así, cuando decimos que el PIB de un año
varió en tanto por ciento en relación con el año anterior, estamos comparando los promedios de las
cifras publicadas del producto en ambos períodos anuales. La tasa de crecimiento del PIB de un
año no se mide “entre puntas” (diciembre contra diciembre, por ejemplo), sino entre promedios.
Esto tiene algunas consecuencias interesantes relativas a la forma de leer la información que se
publica corrientemente. Para presentar un ejemplo al respecto, vinculado con una cuestión
relevante como es el impacto de la depreciación cambiaria de 2002 en la Argentina, incluimos una
nota periodística publicada por el diario Clarín en abril de 2003, al final de este capítulo.
22
12
En términos tal vez más familiares, esa compatibilidad de planes simplemente significa que
los distintos mercados muestran ofertas y demandas que aproximadamente se igualan.
24
no sean compatibles entre sí, y por lo tanto no podrán realizarse todos de manera
simultánea. En ese caso, algunos planes (y algunos agentes) se verán frustrados.
Un estado de desequilibrio puede suponer la aparición de "racionamiento".13
Quizás en el mercado laboral se presente un exceso de oferta: hay más
trabajadores que quieren trabajar al salario vigente que puestos vacantes. En ese
caso decimos que algunos trabajadores están racionados porque no pueden
vender todo el trabajo que querrían a esos salarios. Situaciones similares pueden
presentarse en algunos mercados de bienes y de servicios.
¿Cómo se restablecerá el "orden"? En términos más concretos, la pregunta
es: ¿de qué mecanismos dispone una economía de mercado para recuperar una
situación de adecuada coordinación entre las actividades económicas individuales,
luego de un shock?¿Cuán eficaces son los mecanismos que promueven la
recuperación espontánea o automática del equilibrio?¿Cuánto podemos confiar en
ellos?
Esas preguntas han estado siempre en el corazón de los debates
macroeconómicos, aunque a veces detrás del telón. No pretendemos abordarlas
ni mucho menos intentaremos responderlas aquí. Pero seguramente vale la pena
enunciarlas desde ya, y también decir algo acerca de cuáles son los principales
caminos que se han seguido para buscar las correspondientes respuestas, con la
intención de seguir configurando una imagen inicial del campo de problemas de
los que nos ocuparemos.
Los mecanismos autorreguladores de que disponen las economías de
mercado son básicamente los mecanismos de precio. Los precios de mercado, en
efecto, tienen varias funciones, y una de ellas es la de coordinar las decisiones y
planes individuales. Volviendo a nuestro shock, esto simplemente quiere decir que
en la situación de relativo "desorden" que sigue a la perturbación, cuando
aparecen excesos de oferta en algunos mercados y posiblemente excesos de
demanda en otros, se espera que los precios se muevan en el sentido requerido
para reequilibrarlos. Es decir, para restablecer la compatibilidad entre los planes
de los agentes que operan en ambos lados (oferta y demanda) de los distintos
mercados. Sencillamente, se espera que los precios suban allí donde aparezcan
excesos de demanda, y que bajen donde la demanda sea insuficiente para
absorber la oferta.
Los economistas a los que, en los debates macroeconómicos, suele asociarse
con el calificativo de clásicos, se caracterizan porque tienden en general a suponer
que los mecanismos autorreguladores que operan vía precio son muy potentes en
las economías de mercado (al menos en ausencia de "interferencias" como
regulaciones estatales u otras trabas político-institucionales), de manera que,
cuanto mayor es el shock, mayor la consiguiente reacción espontánea en el
sentido de restablecer el equilibrio. Quienes adoptan esta perspectiva suelen
confiar, así, en la capacidad de la economía para reencontrar de manera
automática un estado ordenado si un shock las ha desplazado de esa posición. En
13
Decimos que los agentes están racionados cuando no pueden realizar sus planes, es decir,
no son capaces de concretar las transacciones que estarían dispuestos a hacer a los precios
vigentes, porque a esos precios no hallan compradores (o vendedores), es decir, no encuentran
contraparte. Este problema constituye la manifestación de un estado de desequilibrio tal como lo
entendemos aquí.
25
14
Aunque hay, por cierto, otras corrientes "no clásicas" de pensamiento, como la marxista, la
poskeynesiana, la llamada estructuralista, etc..
26
Modelos
Nota periodística:
Mario Damill
Economista del CEDES.
Tengo una buena noticia para darle (no es una primicia, pero es muy
probable que no la haya leído de este modo): comenzó el otoño y la reactivación
continúa.
El veranito se extendió al verano y ya lleva, en verdad, cuatro estaciones.
Proponer un festejo sería una frivolidad frente a los rasgos abrumadores de la
crisis social y económica que todavía nos envuelve. Pero vale la pena al menos
tomar nota del hecho. Reconocerlo. Un año.
¿Qué quiere decir eso? Ateniéndonos estrictamente a los datos disponibles,
significa que a partir del primer trimestre del año pasado, el producto bruto interno
de la Argentina comenzó a ascender sostenidamente. Las golondrinas se fueron,
volvieron, pronto partirán de nuevo, y todo indica que ese proceso, hasta aquí,
sigue adelante.
El producto bruto interno es, simplificadamente, una medida de las
cantidades de bienes y servicios que se generan dentro de nuestras fronteras, por
período. Para que la “noticia” que comentamos adquiera mayor nitidez, le
propongo que la contraste con lo que venía pasando anteriormente: el producto
empezó a contraerse a mediados de 1998 y lo hizo (casi) ininterrumpidamente
hasta comienzos de 2002. Faltaba apenas un trimestre (los datos del producto
total de la economía tienen frecuencia trimestral) para que esa depresión
completara cuatro años. Ahí, ya no estamos.
El nivel actual del PIB es, sin embargo, todavía bastante más bajo que el
máximo alcanzado a mediados de 1998 (un 15% menor, aproximadamente), lo
que dificulta, sin dudas, que percibamos el cambio de tendencia.
Segunda buena noticia: todas las cifras disponibles (de carácter sectorial,
como la producción industrial, la del sector de la construcción, y de servicios
públicos) coinciden en señalar que el ritmo de la reactivación ha sido más intenso
en el primer trimestre de 2003 (los datos agregados se publican naturalmente con
demora, marzo acaba de terminar). A lo largo del año pasado el PIB se expandió a
un ritmo (anualizado) de 3%. Ahora lo está haciendo, aparentemente, algo más
rápido, pese a la falta de crédito y a la incertidumbre política, entre otras
amenazas.
Tercera buena noticia (y prometo que será la última): en el cuarto trimestre
de 2002 aumentó a una tasa muy alta la inversión (claro, lo hizo desde niveles
extremadamente bajos, a los que había caído en la larga contracción de fin de
siglo).
Detengámonos brevemente en este punto. La reactivación comenzó
impulsada por el comportamiento del comercio exterior. En los primeros dos
29
Ahora bien, el valor “promedio” del producto de 2002 es mucho más bajo
(alrededor de 11% menor) que el del año precedente (como muestra la
comparación de las líneas punteadas). Esa es la comparación que usted quizás
leyó hace algunos días. Una comparación interanual entre promedios. Los
promedios son buenos para muchas cosas, pero es aconsejable tratarlos con
delicadeza.
Contemplando el gráfico, cualquiera puede constatar que la parte sustancial
de esa caída “entre promedios” se gestó en el segundo semestre de 2001, cuando
todavía vivíamos bajo el 1 a 1. En otros términos, esa declinación de casi 11% no
pertenece plenamente a 2002. En su mayor parte refleja hechos anteriores (esto
se conoce como arrastre estadístico, y en este caso "explica" alrededor de 60% de
la caída de la que hablamos). Lo sorprendente en relación con la depreciación
cambiaria es en realidad lo contrario de lo que sugiere el tratamiento “ready
made”: la contracción del PIB se frenó rápidamente y enseguida comenzó a
revertirse. No estamos ofreciendo aquí otra respuesta "ready made" de signo
contrario a la anterior. Menos ambiciosamente, nos remitimos a un conjunto de
datos y a una pregunta: ¿cómo es posible que, considerando la forma traumática
que adquirió la salida del régimen macroeconómico de los años noventa, y todo el
daño que ese proceso (que tuvo a la depreciación cambiaria entre uno de sus
ingredientes centrales) trajo sobre los contratos y sobre la distribución del ingreso,
la caída del producto haya cesado apenas al trimestre siguiente? No le pedimos
una respuesta (ni el FMI la tiene), pero ojalá que nos acompañe en el
reconocimiento de los hechos y en el interés por comprenderlos.
280000
270000
Millones de pesos de 1993
Promedio de 2001
260000
250000
240000
Promedio
230000 de 2002
01:1 01:2 01:3 01:4 02:1 02:2 02:3 02:4 03:1 03:2
Trimestres
51
Esto puede significar que decidimos ignorar esas diferencias, o que nos
restringimos, en nuestro análisis, a un subconjunto específico de zapatos (los
mocasines con suela de cuero, quizás), en el que las diferencias tal vez sean
menores o despreciables. Si nos concentramos entonces en un solo bien, diremos
simplemente que “la demanda depende del precio”, con “precio” en singular.
Seguramente, en el texto de micro se incluirá, en esta sección, un gráfico
como el siguiente:
Pz
Dz
Qz
Pz
Pz1
Pz2
Dz
Qz1 Qz2 Qz
15
Atención: en el capítulo anterior utilizamos la “Q” para designar a las importaciones. Aquí, Qz
significa algo completamente distinto: “cantidades de (pares de) zapatos”.
53
Pz Pz Pz
Dz Dz
Dz
Qz Qz Qz
Pz
Oz
Dz
Qz
Pz
Oz
Pz1
Pz*
Dz
ejes del gráfico se miden únicamente Qz y Pz, por lo tanto, las curvas expresan
relaciones entre esas variables, dados los valores de todas las demás).
Pz
Oz
Dz
Dz'
Qz
Demos un ejemplo más de lo mismo. Si aumenta el ingreso de los
demandantes de zapatos, seguramente estos podrán demandar más pares a
cualquier precio Pz. En tal caso la curva Dz se desplazaría hacia la derecha.
Esas variables de las que decimos que están tras el telón, como el precio de
las zapatillas, son, en nuestra argumentación, variables exógenas. Una variable es
exógena en una argumentación cuando es un dato para la misma. En otros
términos, esa variable no es “explicada” en la argumentación.
Esta distinción entre variables exógenas y endógenas es muy importante y la
utilizaremos abundantemente en el futuro. Note además que un cambio en una
exógena, como la baja del precio de las zapatillas, produce luego una modificación
en los valores de equilibrio de las endógenas. Como puede verse en el gráfico
anterior, el precio de los zapatos declinará, y también bajarán las cantidades de
zapatos vendidas y compradas en equilibrio, ante una baja en el precio de las
zapatillas.
También en el análisis macroeconómico dedicaremos mucho tiempo al examen
de cómo los cambios en ciertas variables que consideramos exógenas modifican
el valor de las endógenas. Cambios en las exógenas son, por ejemplo, una vía
común para representar un shock o perturbación, retomando un tema del que
tratáramos en nuestro capítulo introductorio. Y el consecuente cambio en las
endógenas refleja el proceso de adaptación o de respuesta de la economía ante el
shock.
Con los elementos aquí expuestos, ya estamos en condiciones de
introducirnos en el análisis macroeconómico, a partir del capítulo siguiente.
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Y = C + I.
Diagrama 4.1
I*
DA Y
C*
Diagrama 4.2
I*
DA Y
Ca
Cy
Tabla 4.1
Gasto Gasto
Producto = Consumo Consumo Inversión Variación de
Planeado Realizado
Período Ingreso Autónomo Inducido Planeada Existencias
(2) = (7) =
(1) (3) (4) (5) (6)
(3) + (4) + (5) (2) + (6)
0 100 100 10 60 30 0 100
1 100 110 10 60 40 -10 100
2 110 110 10 60 40 0 110
3 110 116 10 66 40 -6 110
4 116 116 10 66 40 0 116
5 116 119,6 10 69,6 40 -3,6 116
6 119,6 119,6 10 69,6 40 0 119,6
7 119,6 121,76 10 71,76 40 -2,16 119,6
8 121,76 121,76 10 71,76 40 0 121,76
9 121,76 123,056 10 73,056 40 -1,296 121,76
10 123,056 123,056 10 73,056 40 0 123,056
Variación total
+23,056 +23,056 +13,056 +10 +23,056
(de 0 a 10)
Asumiremos que la situación inicial es "de equilibrio". Eso quiere decir que la
DA, el gasto planeado, y el producto Y son iguales. En otros términos, que el gasto
planeado es igual al valor del producto, al que también podemos llamar "gasto
realizado". Este último es el que miden las cuentas nacionales.
Si las magnitudes planeadas y las realizadas son iguales, los planes son
"realizables", todos ellos, simultáneamente. Esta es una forma más precisa de
entender un equilibrio. Pero enseguida veremos una situación de "desequilibrio" y
tal vez eso nos ayude a perfilar mejor este concepto.
Para eso vamos ahora a complicarnos un poquito. Sigamos con cuidado el
razonamiento. En el período siguiente al inicial, el "1", indicamos un aumento en la
inversión planeada. Esta pasa de $30 a $40. Por alguna razón las firmas han
modificado sus planes de inversión. Esto es, en este contexto, una perturbación
61
17
En este ejemplo los cambios cesarán cuando Y alcance el valor de 125 pesos. El consumo
inducido será entonces de $75, Ca se mantendrá en $10 y la inversión planeada en $40. La
situación se asemejará a la inicial, en el sentido de que la demanda agregada (el gasto planeado)
y el producto (es decir, el ingreso, o el gasto realizado) serán iguales, cumpliéndose además que
Cy=0,6.Y. Es de nuevo, por ende, una situación de equilibrio. En este ejemplo el valor del
multiplicador es 2,5: un aumento de $10 generó un incremento de $25 en el producto agregado.
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Y = C + I + G.
YD = Y − T .
Diagrama 4.3
I*
G*
DA Y
Ca
Cy
YD T t
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Extraído de: Damill, M. (1999), “Convertibilidad, capitales volátiles y estabilización. El papel
de las finanzas del gobierno”, Revista de Economía Política, volumen 19, número 1(73), San
Pablo, Brasil, enero-marzo.
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