EINSTEIN Freud ofrece varias respuestas a las preguntas planteadas por Einstein, también ofrece una perspectiva psicoanalítica sobre las raíces de la guerra en los instintos agresivos innatos del ser humano, así como en la dificultad de la civilización para controlar completamente estos impulsos. 1. Empieza hablando de la evolución de la violencia que se instaura posteriormente en el derecho. El derecho es la violencia que ejerce la comunidad para que todos sus integrantes vivan en concordia (cada uno cede su libertad para el beneficio comunitario). Es un derecho construido, sin embargo, a partir de desigualdades (la ley viene marcada por los vencedores de la historia) 2. Freud creía que las guerras podían impedirse si las naciones lograban ponerse de acuerdo para Establecer un poder central al cual se le confiriera la solución de todos los conflictos internacionales (en su época, la Liga de las Naciones, era un primer intento). 3. El principal obstáculo que impide la absoluta pacificación comunitaria es algo mucho más profundo: es la pulsión de destrucción inherente a todo ser humano la que lo mantiene inquieto al orientarlo hacia la agresividad y devastación. Freud es pesimista respecto a la eliminación total de la guerra debido a la persistencia de ese instinto de muerte y la dificultad de lograr un control completo sobre él. DOCTRINA DE LAS PULSIONES (EROS Y THANATOS) Freud discute el concepto de pulsiones y su relación con la guerra. Freud explica que las pulsiones son fuerzas internas que impulsan el comportamiento humano y que se derivan de dos instintos básicos: • El instinto de vida (Eros). El Eros, también conocida como pulsión de vida, se caracteriza por los deseos de satisfacción de las necesidades tales como lo son comer, dormir, beber, expulsar desechos, reproducción, abrigo o protección. Es decir, busca satisfacer los instintos que conllevan a la preservación y supervivencia de los organismos. • El instinto de muerte (Thanatos). Thanatos o pulsión de muerte se caracteriza por la agresividad. El individuo se deshace de lo que no le agrada o de lo que no le beneficia. De igual modo, destruye lo que representa una amenaza para él. Las pulsiones de muerte se dirigen primeramente hacia el interior y tienden a la autodestrucción; secundariamente se orientan hacia el exterior, manifestándose, entonces, en forma de pulsión agresiva o destructiva Freud argumenta que la guerra tiene raíces en las tendencias agresivas innatas del ser humano, que se originan en el instinto de muerte. Habrá que intentar que la otra pulsión que convive en el sujeto (Eros), y que siempre interviene junto a la pulsión de muerte, tenga la primacía, o, como mínimo, prevalezca sobre su contraria. Con esta apuesta por la otra pulsión, pueden establecerse vínculos de sentimiento entre los miembros de la comunidad (sea a través de los que se establecen con un objeto de amor individual. Someter la vida pulsional a la racionalidad será el medio más eficiente para eliminar el anhelo de destrucción y, por consiguiente, el deseo de guerra. Freud sugiere que la cultura tiene un papel importante en la regulación y el control de los impulsos agresivos y destructivos del ser humano. La cultura, a través de normas y valores sociales, intenta canalizar y limitar estas pulsiones agresivas para mantener la armonía y la cohesión social. Cultura: se refiere a un conjunto de normas, valores, creencias, instituciones y prácticas que son compartidas por los miembros de una sociedad. La cultura abarca aspectos como la moralidad, las costumbres, la educación, el arte, la religión y las leyes. Freud considera que la cultura juega un papel importante en la regulación de los impulsos agresivos humanos, pero también reconoce sus limitaciones en la prevención total de la violencia y la guerra.