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Lemuria

La Era Lemuriana tuvo lugar aproximadamente, entre 4,5 millones de años a.C. y cerca de unos
12.000 años a.C. Hasta el hundimiento del Continente de la Lemuria, y más tarde, de la
Atlántida, existieron 7 grandes continentes sobre este Planeta.

Los territorios pertenecientes al continente gigantesco de la Lemuria incluían extensiones


geográficas que ahora se encuentran bajo el Océano Pacífico, así como también Hawái, las Islas
Orientales, las Islas Fiji, Australia y Nueva Zelanda. También abarcaba territorios en el Océano
Índico y Madagascar. La costa oriental de la Lemuria también se extendía hasta el Estado de
California, en los Estados Unidos, y parte de British Columbia, en Canadá.

Por mucho tiempo, antes de la caída en su nivel conciencial, los Lemurianos vivían en una
frecuen-cia correspondiente a la Quinta Dimensión (5D), y eran capaces de cambiar/trasladarse
hacia delante o hacia atrás, de la Quinta a la Tercera Dimensión, y viceversa, a voluntad y sin
mayor problema. Esto podían hacerlo cuando lo desearan, solamente con la intención y las
energías del corazón.

La raza Lemuriana era una mezcla de seres que inicialmente vinieron principalmente, de Sirio,
Alfa Centauro, aunque, un número más pequeño de ellos provenían de otros planetas.
Finalmente, es-tas razas se mezclaron en conjunto sobre la faz de la Tierra, y terminaron
formando la Civilización Lemuriana. Para decirlo en pocas palabras, ésta fue una mezcla
alucinante de razas. Realmente, la Lemuria fue la cuna de la civilización sobre este Planeta, fue
la «Tierra Natal» que ayudó al eventual nacimiento de muchas otras civilizaciones. De forma
posterior, la Atlántida se constituyó como otro Continente.

El Continente de la Lemuria prosperó grandemente hasta alcanzar -por algunos millones de


años- un estado paradisíaco y mágico. Finalmente, como resultado de guerras entre los
Continentes más grandes del Planeta, se produjeron grandes devastaciones en estos dos
Continentes de la Lemuria y la Atlántida. Hace unos 25.000 años, la Atlántida y la Lemuria
constituían las dos más altas y grandes civilizaciones de ese tiempo, pese a lo cual, estuvieron
batallando entre ellas, sobre la predominancia y validez de cada una de sus propias ideologías.

Los lemurianos y los atlantes tenían dos diferentes ideas acerca de cómo debían conducirse las
demás civilizaciones existentes sobre la faz de la Tierra. A ese nivel, los lemurianos creían que
aquellas otras civilizaciones con un nivel cultural menos evolucionado debían proseguir su
proceso evolutivo por sí mismas, a su propio ritmo, de acuerdo con su grado de comprensión y
prosiguiendo el sendero elegido por ellos mismos.

Por su parte, los atlantes creían que todas aquellas culturas menos evolucionadas, debían
pasar a dominio y control de las dos civilizaciones más evolucionadas. Esto causó una serie de
guerras termonucleares entre la Atlántida y la Lemuria. Más tarde, cuando las guerras habían
terminado y todo el polvo de estas conflagraciones se había asentado, no hubo ganadores.

Durante estas guerras devastadoras, la gente, que era altamente civilizada, rebajó su avance a
niveles muy bajos, hasta que finalmente, se dieron cuenta de la futilidad de sus
comportamientos bélicos. Al final, la Atlántida y la Lemuria se convirtieron en las víctimas de su
propia y mutua agresión, y de esa manera, la Tierra Natal de ambos continentes llegó a
debilitarse grandemente a causa de esas guerras.

La gente, a través del Clero Sacerdotal, fue luego informada que, dentro de menos de 15.000
años, ambos continentes (Lemuria y la Atlántida) se irían a hundir completamente dentro del
mar. Los lemurianos y atlantes de aquellos días, en razón a que el tiempo de vida de la gente de
esos tiempos, era por lo general, de 20.000 a 30.000 años, entendieron que muchas de las
personas que habían sido responsables de los grandes estragos resultantes de las
conflagraciones bélicas, vivirían en esos años del anunciado hundimiento, precisamente, para
experimentar la destrucción de estos continentes.

En los tiempos de la Lemuria, el actual Estado de California en los Estados Unidos, era parte de
los territorios lemurianos. Cuando los Lemurianos se dieron cuenta que su tierra estaba
destinada a perecer, pidieron a Shamballa -la cabeza (ciudad Capital) de la Red Intraterrena de
Agartha el permiso para construir una ciudad debajo del Monte Shasta, con la intención de
preservar su cultura y sus registros.

Como condición de que a ellos se les concediese el permiso para construir una ciudad y así
formar parte de la Red de Ciudades Subterráneas de Agartha, ellos -los lemurianos- tenían que
demostrar que habían aprendido sus lecciones referidas a desechar las guerras y la agresión.
También tenían que probar esto ante otras instancias como la Confederación Galáctica de
Planetas. Debían demostrar, pues, su aprendizaje de tales lecciones para así poder ser
admitidos nuevamente como miembros de la Confederación Galáctica.

Cuando les fue concedido el permiso para construir su ciudad, se entendió que esta área
sobreviviría a los cataclismos que ocurrirían sobre la faz de la Tierra. Para ello se contaba con
una caverna en forma de domo muy grande que existía dentro del Monte Shasta.

Los Lemurianos construyeron su ciudad a la cual llamaron Telos, nombre que, en ese tiempo,
también representaba el nombre de toda esa área, incluyendo California, y la mayor parte de
los Esta-dos Unidos que ahora se conoce como el SudOeste estadounidense. Así, el área
original de Telos también incluía todos los territorios ubicados al Norte del Monte Shasta, y
toda aquella región a lo largo de la costa occidental hasta una parte de British Columbia, hoy
formando parte de Canadá.

El nombre Telos significa «Comunicación con el Espíritu», «Unidad con el Espíritu»,


«Entendimiento con el Espíritu».

Cuando Telos fue construida, fue diseñada para albergar a una población de 200.000 personas,
como máximo. Sin embargo, cuando comenzaron los cataclismos en la Lemuria, solamente
25.000 personas pudieron llegar a la montaña y salvarse. Este es un número aproximado de lo
que quedó de la cultura Lemuriana en la Tercera Dimensión (3D).

Con la debida anticipación, se habían trasladado los registros y archivos, desde la Lemuria a la
ciudad subterránea de Telos, donde se habían construido los correspondientes Templos. La
manifestación de la explosión que destruyó este Continente vino un poco más temprano de lo
que se esperaba, y ésa es la razón por la que mucha gente no pudo llegar a tiempo al Monte
Shasta. Se conoce que la Lemuria, la Amada Tierra Natal, se hundió de la noche a la mañana,
de un día para otro.

El Continente se hundió de una forma tan tranquila que casi todos los lemurianos estaban tota-
mente ajenos a lo que estaba ocurriendo. Prácticamente, todos estaban durmiendo cuando
ocurrió este hundimiento.

En esas horas no existían condiciones climatológicas inusuales y, de acuerdo con una


transmisión de Lord Himalaya dada a través de Geraldine Innocenti, en el año 1959 (la Llama
Gemela del Maestro El Morya), una gran parte de los Sacerdotes que habían permanecido
fieles a la Luz y a sus sagrados llamados, se mantuvieron en sus puestos y sin mayores muestras
de miedo, hasta el final, cual si fueran capitanes de un barco que se hundía. Estos Sacerdotes
permanecieron cantando y orando mientras se hundían debajo de las olas del mar.

Según él, «tiempo antes de que el Continente lemuriano se hundiera, los Sacerdotes y las
Sacerdotisas de los Templos, fueron advertidos acerca de los cambios cataclísmicos venideros
y, de esa manera, varios Focos o Antorchas del Fuego Sagrado fueron trasladados a Telos,
mientras que otros fueron transportados a otros territorios que no irían a ser afectados.
Muchas de estas Llamas fueron llevados al Continente de la Atlántida, a una específica
ubicación, y fueron mantenidos y sustentados allí, por un considerable período de tiempo,
mediante aplicaciones espirituales diarias.»

Justo antes de que la Lemuria se hundiera, algunos de estos Sacerdotes y Sacerdotisas, que
inicialmente habían sido trasladados a la Atlántida, decidieron retornar a sus hogares en la
Lemuria y, voluntariamente, decidieron irse abajo a las profundidades del mar, conjuntamente
con el territorio y su gente, dando así, la asistencia necesaria con su radiación energética, y
extendiendo el suficiente confort y la pérdida de miedo a toda la gente que se hundía
conjuntamente con la Lemuria.

Ellos ofrecieron esta ayuda para contrarrestar el miedo, el cual, generalmente, aflora
simultáneamente a la acción cataclísmicos. Estos benefactores amorosos, por la radiación
energética recibida de su Fuente, lograron controlar las energías y su sacrificio, logrando,
literalmente, envolver las auras de la gente que se hundía. Así, en un manto de paz, asistieron a
la creación de la liberación del miedo y, de esa manera, los cuerpos etéricos de esas corrientes
de vida no fueron severamente afectados por el temor. Esa fue la forma en la que los cuerpos
etéricos de estas personas se preservaron para futuras reencarnaciones, eximiéndose de tener
que experimentar consecuencias trágicas más grandes.»

En el Libro de Lord Himalaya titulado: «Un Puente hacia la Libertad», difundido en 1959, se
dice lo siguiente: «Muchos miembros del Sacerdocio, ubicados estratégicamente en pequeños
grupos a nivel de varias áreas, una vez que se inició el hundimiento, comenzaron a cantar y a
orar, a medida que se sumergían bajo las aguas. La melodía que ellos cantaron fue la misma
que hoy es conocida como «Auld Lang Syne» (Nota del Traductor: No conozco la traducción del
título de esta canción, tampoco es posible traducirlo, ya que estas palabras no existen en el
Diccionario). La idea de esta acción era liberar a esta gente del impacto que, cada una de estas
experiencias horrorosas, podría haber dejado una cicatriz muy profunda y un trauma en el
cuerpo eterico y en la memoria celular de la gente, cuya curación les hubiera tomado muchas
reencarnaciones.

A través de la acción y el sacrificio de aquellos Sacerdotes, que habían elegido permanecer


juntos en grupos, cantando en las horas finales de la Lemuria, pudo mitigarse mucho del miedo
emergen-te en esos momentos, y así se pudo mantener cierto nivel de armonía entre las
personas. De esta manera, el daño y los traumas a las almas de aquellos que perecieron en el
hundimiento fueron grandemente disminuidos. Se dice que aquellos Sacerdotes, junto a los
músicos, cantaron y oraron hasta que las olas y el agua alcanzaron el nivel de sus bocas. Sólo
entonces, fue cuando ellos perecieron.

Durante la noche, mientras las masas de los lemurianos dormían bajo un estrellado cielo azul,
todo terminó; la Amada Tierra Natal se sumergió bajo las olas y las aguas del Océano Pacífico.
Ninguno de los Sacerdotes había abandonado su puesto, y ninguno de ellos había puesto en
evidencia mie-do alguno. ¡La Lemuria se hundió con dignidad!

«Auld Lang Syne» fue la última canción que se había escuchado sobre el territorio de la
Lemuria, en esos momentos del hundimiento. La canción que ellos cantaron fue nuevamente
puesta de manifiesto por parte de algunas personas de la Tierra, específicamente, a través de
la gente irlandesa y, en esta canción, se introdujeron palabras muy proféticas: «Deben los
viejos conocidos dejar de ser olvidados».

De verdad, nosotros somos esos viejos conocidos, reuniéndonos nuevamente. Se puede decir,
aquellos de nosotros, pertenecientes a este reino físico, reuniéndonos con esos otros seres
ama-dos, de una dimensión superior, nuestros antiguos amigos y miembros de nuestras
familias de Telos, «todavía invisibles» para nuestro actual sentido de la vista, aunque, con un
poco de suerte, por poco tiempo más.

Amigos míos, escuchen estas dos próximas frases muy bien en sus corazones:

– Antes de que nuestra Amada Lemuria se hundiera completamente, se había profetizado que
un día, en algún futuro distante, muchos de nosotros nos iríamos a juntar nuevamente como
grupo, y que cantaríamos esta canción otra vez, con el absoluto conocimiento de que la
Victoria de la Tierra se había ganado dicho canto. El tiempo que ahora estamos viviendo no
significa otra cosa que la celebración de este día largamente esperado, y el consiguiente
cumplimiento de esta increíble profecía. Nosotros estamos ahora iniciando esa «reunión»
largamente esperada.

– Casi con lágrimas en mis ojos, quiero hacerles conocer, de parte del Maestro Adama, que
muchos de ustedes, que están leyendo estas palabras, estuvieron entre esas almas valerosas
que sacrifica-ron sus vidas por el gran beneficio del colectivo de aquella humanidad lemuriana.
Entonces, aplaudamos vuestro valor de ese entonces, y regocijémonos porque -una vez más-
estamos afrontando juntos este retorno, para continuar nuestra gran Misión lemuriana de
ayudar al Planeta Tierra y a su humanidad, en este proceso de su gloriosa ascensión.

Un aspecto de la misión de los lemurianos en Telos, ha sido la de mantener el equilibrio y las


energías de la conciencia de ascensión para el Planeta Tierra, hasta un determinado momento
en el que sus habitantes puedan hacer esto por sí mismos. Ahora ha llegado el tiempo para que
nuestras dos civilizaciones, la lemuriana Intraterrena y la humanidad de la superficie, puedan
hacerlo juntas como «Un Solo Corazón».

LA TIERRA DESPUÉS DEL HUNDIMIENTO DE LOS DOS CONTINENTES

Al mismo tiempo que la Lemuria se estaba hundiendo en las profundas aguas del Océano
Pacífico, la Atlántida comenzó a temblar y a perder partes de su territorio, lo cual continuó por
unos 200 años, hasta una etapa final donde el resto del continente se hundió completamente.

A su vez, por un tiempo de 2000 años después de acaecidas las catástrofes lemuriana y atlante,
el Planeta continuó todavía temblando. En una situación en la que la Tierra había perdido dos
grandes masas/territorios dentro de un período de 200 años, y el hecho de que el Planeta
todavía estaba presenciando las consecuencias de la utilización de armas termonucleares, se
mostraba el Planeta Tierra como un escenario que había sufrido un gran retroceso y trauma, lo
que tuvo que demandar de ella, muchos miles de años para lograr un nuevo equilibrio y así
volver a ser hospitalaria.

Por cientos de años después de la destrucción de ambos continentes, continuaron arrojándose


hacia la atmósfera de la Tierra, una gran cantidad de desechos, razón por la cual, el Planeta
nunca más volvió a brillar intensamente con la luz del día. Así también, la atmósfera se volvió
muy fría dado que la luz del Sol no era capaz de penetrar apropiadamente, a través de los
gruesos y densos desechos atmosféricos y, consiguientemente, sólo se podía sembrar muy
poco alimento. De esta forma perecieron un gran porcentaje de animales y plantas.

¿PORQUÉ HOY EXISTE TAN POCA EVIDENCIA DE LOS RESTOS DE ESTAS DOS GRANDES CIVILI-
ZACIONES?

La razón es que las ciudades sobre el Planeta que no se hundieron, fueron sacudidas hasta
convertirse en escombros. En su defecto, éstas fueron barridas por los terremotos o por
maremotos gigantescos que, en algunos casos, pudieron ingresar -tierra adentro- decenas de
kilómetros, destruyendo en su recorrido, la mayoría de las ciudades y otros lugares habitables.
Las condiciones humanas en las que se desenvolvieron las civilizaciones que sobrevivieron a
dichos cataclismos, fueron muy duras y dificultosas, debido a esta constante actividad de la
Tierra.

En esas condiciones, la gente llegó a estar muy asustada, lo que contribuyó a que la calidad de
vida de estas civilizaciones se deteriorase muy rápidamente. Sin embargo, aquellas personas
que sobrevivieron a tales calamidades tuvieron como principal legado, el hambre, la pobreza y
las enfermedades.

La estatura original de la humanidad en este Planeta era de aproximadamente 12 pies de altura


(unos 3,50 metros). Así, por ejemplo, los Hiperbóreos fueron, y todavía son, de unos 12 pies de
altura, aunque, en este tiempo, ninguno de ellos vive sobre la superficie del Planeta.

En aquellos años en que se hundió la Lemuria, a los lemurianos se les redujo su tamaño a tan
solo 7 pies de altura (unos 2,10 metros de altura) y, en el presente, aún mantienen la altura de
unos 7 a 8 pies (2,30 a 2,40 metros). Adicionalmente, hubo una mayor disminución del tamaño
de la humanidad del Planeta y, por ello, la mayoría de nosotros, que vivimos sobre la superficie
de la Tierra, somos de unos 6 pies de altura (1,80 metros) o menos.

Sin embargo, en la medida en que nuestra civilización evolucione, será restaurada la altura o
esta-tura original de la humanidad. Incluso ahora, la gente sobre la superficie de este Planeta
está aumentando gradual y significativamente su altura, mayormente, con relación a la altura
que tuvo la gente -por ejemplo- de hace unos 100 años.

EL GOBIERNO DE TELOS

En Telos existen dos formas de gobierno. El Rey y la Reina de Telos, Ra y Rana Mu, son
Maestros Ascendidos, quienes también son llamas gemelas, quienes forman un aspecto del
gobierno de Te-los. Ellos son los gobernantes que asumen las decisiones finales en Telos.

La segunda forma de gobierno es el Consejo Local llamado: El Consejo lemuriano de Luz de


Telos, que está formado por 12 Maestros Ascendidos, 6 de los cuales son hombres y 6 mujeres,
quienes sirven desde el Consejo, equilibrando la divinidad masculina con la divinidad femenina.
El décimo tercer miembro (13º miembro), es el Maestro Ascendido Adama, en este momento,
el Alto Sacer-dote de Telos, quien oficia como Líder del Consejo y asume la decisión final
cuando existe una suerte de -voto parejo o empate- en las resoluciones asumidas por ese
Consejo.
Los Miembros del Consejo son seleccionados de acuerdo con el nivel de los logros espirituales
alcanza-dos, sus cualidades internas, su grado de madurez y el área de su especialidad. Cuando
un Miembro del Consejo decide asumir otro nivel de servicio, la vacante es conocida por
nuestra gente y aquellos que desean cubrir ese puesto en el Consejo, pueden postular.

Todas las propuestas son cuidadosamente estudiadas por el Consejo, por los miembros del
Sacerdocio, así como por el Rey y la Reina de Telos. Precisamente, los Reyes de Telos son los
que tienen la última palabra acerca de quién debe ser la persona escogida entre todos los
postulantes para ser incorporado al Consejo.

LA CIUDAD DE TELOS

Telos es una ciudad bastante grande, donde vivimos aproximadamente entre un millón y un
millón y medio de nosotros. También vivimos en varias otras áreas, aunque no estamos
divididos en diferentes poblaciones. Sin embargo, entre todos compartimos el mismo gobierno
local. La ciudad de Telos está dividida en 5 niveles, los cuales abarcan varias millas cuadradas
de área, todas ellas ubicadas debajo del Monte Shasta.

1. EL PRIMER NIVEL:

Un gran porcentaje de nuestra gente vive debajo del domo del Monte Shasta, en el llamado
Primer Nivel. En este nivel también se encuentran los edificios administrativos y públicos de la
ciudad, así como varios templos. En el centro de este nivel está erigido nuestro Templo
Principal, llamado el Templo de MaRa, caracterizado por una estructura de forma piramidal. Su
interior puede albergar al mismo tiempo, a unas 10.000 personas. Este templo está dedicado al
Sacerdocio de Melquisedec.

La pirámide es de color blanco, con un «coronamiento» (Nota del Traductor: Elemento


arquitectónico colocado a modo de «corona» que se pone en la parte superior del Templo)
llamado la «Piedra Viviente» que nos fuera donada desde Venus.

2. EL SEGUNDO NIVEL:

Este nivel es el lugar donde se realiza toda la producción y la manufactura de todos los
elementos necesarios para la gente y la ciudad. Ésta es también un área donde están ubicadas
varias escuelas para la asistencia a clases de los niños y de las personas adultas. Mucha de
nuestra gente también vive aquí, en este nivel.

3. EL TERCER NIVEL:

Este nivel está consagrado íntegramente a la ubicación de nuestros jardines hidropónicos


donde se cultiva toda la provisión de alimentos, en una extensión aproximada de 7 acres de
terreno, área que cubre perfectamente nuestras necesidades más que suficiente, para que
crezcan abundantemente, una gran cantidad de alimentos que nos permiten proveer la
cantidad de comida necesaria para un millón y medio de personas que vivimos en Telos. Este
tipo de alimentos permite el crecimiento de una población fuerte, con cuerpos saludables que
no envejecen.

Los jardines hidropónicos son capaces de producir cosechas permanentemente. Nosotros


podemos cultivar alimentos mucho más rápido, utilizando tecnología hidropónica avanzada,
con base en un suelo muy pequeño y mucha agua, para lo cual no precisamos utilizar
compuestos químicos, tal como ustedes lo hacen en la superficie. Nuestro alimento es
totalmente orgánico, el cual posee la más alta vibración. Nosotros incorporamos minerales
orgánicos dentro del agua, para así alimentar a las plantas.

Nuestras cosechas son también incrementadas y aceleradas por la gran cantidad de luz,
energía y vibración de amor existente en Telos. Ésta es la magia resultante de vivir en una
Quinto Nivel de Conciencia Dimensional, la cual ustedes pronto la descubrirán, más
probablemente, en la presente década o a principios de la próxima.

4. EL CUARTO NIVEL:

Este nivel contiene alguna jardinería hidropónica, algunas instalaciones manufactureras y un


área muy grande para la naturaleza y los parques, así como pequeños lagos y fuentes.

5. EL QUINTO NIVEL:

Este nivel está totalmente consagrado a la Naturaleza. En él existen árboles muy grandes y
altos, lagos y diferentes tipos de parques atmosféricos y éste es el lugar donde nosotros
mantenemos a todos nuestros animales.

En este nivel de la Naturaleza, muchas plantas y animales han sido preservados, muchos de los
cuales ustedes ya no los pueden ver en la superficie. Nuestros animales son todos vegetarianos
y no se devoran entre ellos. Ellos viven, de un lado a otro, en total armonía, sin mayores
miedos ni agresiones a la gente, y menos aún, entre ellos. Realmente, Telos es el lugar donde el
león y el cordero yacen lado a lado, durmiendo juntos en total confianza.

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