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3 DE DICIEMBRE DE 1953” DÍA DE LA REIVINDICACIÓN DE LOS DERECHOS DE

PALTAS

La carretera “Las Chinchas – Catacocha” se hizo realidad gracias a la muy ecuatoriana costumbre de
las “mingas”. Las generaciones de ayer junto a Manuel Vivanco, consiguieron del Supremo Gobierno
el Decreto de que la Panamericana, pase por nuestra ciudad y continúe hacia el Sur hasta llegar a
Macará.

El director de los trabajos, con los fondos asignados para la obra, logró adquirir dos tractores. De esta
forma la carretera lentamente iba avanzando.

De pronto llega la resolución del Supremo Gobierno, quien pretendió truncar la esperanza de los
paltenses, pero no pudo, ni aun valiéndose de la fuerza.

La misma consistía en retirar las dos máquinas motorizadas que con su sordo retumbar, se abrían
brecha a través de la abrupta topografía. El pueblo dejo salir una máquina, confiado en que pronto
regresaría, según lo habían prometido; pero, su rebeldía y coraje no tuvieron límites, cuando los
poderes centrales, en vez de regresar la referida máquina, disponían el inmediato retiro de la otra.

El pueblo se puso en pie de protesta: hombres, mujeres, ancianos y niños se levantaron uniendo
fuerzas y voluntades, no dejaron ni dejarán nunca, ultrajar sus sacrosantos derechos.

El monseñor Armijos, resolvió hacer guardia frente a la unidad mecánica estacionada en la Plaza
Central. Amanecía el 3 de diciembre de 1953. Protegidos por las sombras de la noche un pelotón de
soldados, habrían atravesado las puertas de la ciudad para llevarse por la fuerza el tractor.

Desde la torre de la iglesia Matriz un centinela los ha visto y toca apresuradamente las campanas
llamando al pueblo. Los soldados se desconciertan, pero al fin ingresan; los guardias del tractor son
tomados prisioneros, dos logran escapar y cruzan apresuradamente las calles despertando al pueblo. El
padre Armijos arriesgando su vida se pone a la cabeza del pueblo y dirige la defensa.
El pueblo se vuelca impetuoso, resuelto a luchar y a vencer; no le atemorizan ni los gases asfixiantes, ni
las amenazas ni la muerte. ¿Y la mujer? La mujer que siempre ha desempeñado un papel preponderante
en la vida de los pueblos, tenía que surgir.

Es doña Laura Piedra de Tandazo, quien con valentía desarma a un soldado y lo pone fuera de combate
y se arroja sobre el piso frente al tractor. Ante esa acción heroica, los paltenses enardecidos, en
avalancha singular, al grito de “Los tractores no saldrán” y cantando el Himno de la Patria, detuvieron
a la máquina en el lugar donde hoy se levanta el obelisco recordatorio.

POR ESTO QUIERO DECIR A VIVA VOZ


VIVA PALTAS

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