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teria y sus gocos, tu Espíritu, Hume, tu ra- mana razón? Sí lo es, en sumo grado para el
zón, no admitía otra cosa que los deseos de que cree que su capacidad ó talento le per-
la carne, y no existiendo en ese estado en tí, mito, que los quo vé detrás do sí, sean escla-
cosa mayor quo tus deseos, dijiste:«No exis- vos de su capricho. Hé ahí por qué la razón
te Religión que yo pueda admitir, porque es humana rechaza la religión. No es porque le
preciso ser muy necio para dar valor á lo que falta bondad; no es porque deje de produdr
presentara en toda su desnudez y fealdad á alivio al enfermo, consuelo al aflijido, espe-
mis pasiones.» ranza al desgraciado; es, porque su bondad,
¿Qué importa, dijiste para tí, que importa mata la ambición y las torpezas.
sea cierto el poder y virtud de la doctrina da ' Hume, tú, como todos los falsos filósofos
Cristo, si con creerlo y decir que es verdade- de tu siglo y otros, dejaste correr la pluma,
ro, pongo un sello do reprobación á todos mis empapada en ponzoñosa ingratitud, olvidan-
actos y escritos? ¿Cuánto más cómodo y bene- do que todo lo que se aparte de la gratitud,
ficioso me es negar que sea aceptable á la la moral religiosa y la virtud, es nocivo al
razón humana, pues encubro la fealdad de escritor. Tu obsecacion pretendió hacer del
mis vicios? Con la misma religión que decias, hombro un bruto sin ver, en tu ciegoft-enesí,
Hume, que ora rechazada por la razón hu- que cuando entre todos los hombres existe
mana, voy á darte nn mentís, y á i'ecordarte esa traba moral, es porque el alma desde los
la bondad y grandeza de Dios, punto capital principios, trajo, trae y aun traerá la intui-
hacia que se dirijen todas las refigiones. cion de la existencia de un Dios grande, infi-
La razón humana recibió la ley natural, y
pasado algún tiempo,la rechazó, porquemos-
I nito, y tan misericordioso, cuanto que á to-
dos los hombres salva, y por esto aun los sal-
traba el camino del bien, contrario á las pa- vajes le rinden culto y le dan gracias, á su
siones do la misma humanidad. manera tan material por falta de saber y
En este estado, Moisés dio la ley escrita, adelanto espiritual.
y como la anterior, cayó en desuso; vino á la A tu Espíritu, Hume, hablé, y el Señor
tierra Cristo, y la razón humana, estuvo en permita que los seres que te rodean, heguen
contacto con el enviado de Dios, y el hom- pronto á poner en tu mano la tabla salvadora
bro oyó sus palabras y tocó, con los portentos del ruego y la humildad. Permítalo ol Señor,
que obró Jesi'is, los incalculables beneficios y entretanto ruega, Justo, y siempre pide
que su doctrina ofrecía. ¿Es verdad. Humo, por las almas de los que pecaron en la tierra.
ó Espíritu do Hume, que en resumen, la ra- MAXOT.