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Ibero-Amerikanisches Institut Berlín
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OBRAS DE VENTA
EN ESTA TIPO GRA FIA
~
Don Boseo,- Ameno s y preciosos docume ntos
sobre su santa vida y admirab les obras, com-
pilados por un COOPER ADOR SALESIA NO. -
Empast ado todo en percalin a y título dorado.
Precio. $ 1 60
Id. á la rústica. 1 00
Fórmu la que han de recitar las familias cristia-
nas para consagr arse á la Sagrad a Familia .
Por 100 ejemplares. 2 00
Noven a a. Maria Auxili adora, por Don Juan
Bosco. - En rústica. o 35
Noven a de Nuestr a Señora del Carme n
corregid a y aument ada. o 15
Id. por docenas . 1 50
Noven a de la glorios a virgen y mártir
Santa BárbaJra. o 10
Id. por docenas . 1 00
Vida de Migue l Magon e, por Don Juan
Basca, Pbro. o 30
Vida de Marga rita Boseo, por el Pbro. Don
Juan B. Lemoy ne.-Ob rita en que con gran
amenid ad se refieren los admirab les trabajos
y- virtude s de aquella aldeana que, con un co-
razón digno de una reina, estaba por Dios
escogida para la formaci ón del San Vicente de
Paú1 de nuestro siglo , En rústica. $ o 70
En tela. 1 20
N ovena de 'San Franci sco de Sales, o 10
Por docenas. 1 00
",J 1/ \ l /\. 1 / \ I / ', I h I /
~
J NOE HERRERA
"~}
~ S'ALES OF COLOMBIAN BOOKS
APARTADO AEREO 12053
BOCOTA, COLOMBIA
(CONTINUACION)
CAPITULO VIII.
OAPITULO IX.
EL GRAN SOFIS~IA BENTAMIS'l'A.
APLICACIONES
LAS SIR~JNAS
OAPITULO PRIMERO.
HEOHOS HEROIOOS.
(r)M. J. QUI:~-nA~A.
208
enemigos le cortaron los párpados,
lo expusieron á los ardores del sol de
Africa por muchos días y finalmen-
te lo hicieron morir de hambre, de
sed y de dolor, encerrado entre plan-
chas erizadas de puntas de hierro.
&Régulo cumpliendo un juramen-
to, abogando ante el Senado contra
Carta,go, Régulo muriendo· en el
tormento, sería un criminal t La
moral utilitarista es la que imprime
ese estigma en la frente del rOlnano
patriota; y la humanidad entera, á
pesar de este fallo tremendo, y en-
gañada seguramente, sjgue admirán-
dolo como un héroe.
Si quisiéramos abundar en expli-
caciones no tendríamos más que
apelar á las páginas brillantes de
los bien hechores del mundo que han
sido, por lo común, los santos; por-
que es una lástima que los utilita-
ristas no tengan ni hombres benéfi-
cos, ni héroes, ni poetas, ni santos.
Respigaremos, pues, en ese vastí-
simo (lampo y no hablaremos de las
Ordenes puraUlente contemplativas,
por temor de que algún lltHitarista
209
nos salga al paso gritándonos: j as-
cetismo!
Hablaremos de aquellas que, re-
templando el alnor del prójimo en
el santo fuego del amor divino, ha-
cen el bien, y son operantes, y cari-
tativas, y expanden f'l amor en obras
de misericordia, de piedad, de socorro,
de protección, de alivio de los males
intelectuales, morales y físicos que
afligen á Ja humanidad..
El solitarjo de la Trapa está reco-
nocido por ser el tipo de la austeridad,
y no es por eso egoísta. No sepermi.te
sino cortos momentos de sueño sobre
una tabla desnuda;' come escasas
legumhre.s; diar~amente saca un pu-
ñado de polvo del hoyo que le ha de
servir de sepul turH ; no dirige á sus
compañeros sino estas pocas pala-
utas : j Hermano, ·de morir tenemos! y
en medio de la ruda tarea de los
trabajos de la agricultura, cuando
tal vez se apoya cansado en la azada
ó contra el tronco de un árbol, llega
oteo y l~ dice: " ¡ Hermano .! no es
tiempo de descansar aquí: el reposo
está en otra parte!" Ese solitario
Las Sirenas 14
210
trapense tan místico, es el mismo que
labra las tjerras, ense{¡ye{¡ los nuevos
instrumentos de agricultul'a y enseña
este arte á los jóvenes.
El religioso de la Redención de
cautivos atraviesa los mares, y va
á libertar á un sér racional á quien
tienen de esclavo los turcos; y no
es raro el caSI) de que no alcanzando
la ofrenda de la caridad para com-
prar la libertad del cautivo, el mis-
mo misionero tome la, cadena en
lugar del pobre hijo único de una
viuda. Esto hizo Paulino de Nola.
" Por todas partes se nos presenta
el mismo espectáculo, dice Ollateau-
briand; el misionero que parte para
la Ohj na, se encuentra en el puerto
con otro que vuelve del Oanadá muti-
lado y glorioso: el Padre Capuchino
vuela á a pagar un "incendjo : el Her-
mano Hospitalario lava los pies del
viajero; el Agonjzante consuela al
moribundo á la cabecera de su lecho;
el IIermano Enterrador carga el cadá-
ver del pobre que ha fallecido; la
Hermana de la caridad sube al último
.p iso á derramar pródigamen te el oro
211
Ylos vestidos; las hermanas llamadas
con tanta razón Hijas de Dios, llevan
de aquí para allá los caldos, las hi-
las y los remedjos ...... El huérfano
encuentra padre; el doliente médi-
co y el iguorante luaestro. "
Hay unos séres tímidos, inocentes
y buenos, que atra·viesan con planta
ligera los barrios más concurridos ó
las callejuelas más inmundas de las
ciudades populosas, llevando en sus
manos el ánfora con el bálsamo sa-
l utífero, como el samaritano del
Evangelio; y van á encerrarse por
largos días en las lóbregas tinieblas
de un hospital, á la cabecera de la
cama de los moribundos, á aliviar los
dolores de su cuerpo y á consolar las
penas de su alma hablándoles de
cosas celestiales. Esta familia de
ángeles se dan á sí mismas: el nom-
bre de siervas ele los enfermos por 11 u-
mildad, los hombres las apellidaron
antes hermanas grises, á causa del
color de su vestido, hoy ltermanas de
l(t car'idad por su amor á los afligidos;
los ancianos las llaman hijas; JOB
jóvenes, hernwnas,. sus educandas,
2]2
meulros: Dios, al recibirlas en el cie-
lo, las apellida esposas.
DébHes mujeres, jóvenes muchas
de ellas, y muchas de ellas hermosas;
en la edad del amor, del placer y de
las ilutiones, todo lo han renunciado:
santas 'alegrías del hoga.r doméstico;
paS1110S0 deUquio en que se arroba
el cora~ón de la 111ujor, cuando alza
á sus rodi Ilas y besa enloquecida la
fl'cn te del fl'utO pri tnero de su anlor ;
reposo dulce de las tranquilas noches;
calma de una existencia libre de
tempestades.
Cubiertas con un sa,ya 1 de burda
estameña que afea sus delicadas
formas, cubren su frente con un vo-
lo grosero, y sobre su seno tiembla
suspendido de un cordón el reveren-
ciador escudo de su meliein, el trofeo
de sus glorias: la cruz. Comen Ull
pan ordinario, oran continnament :·,
velan COlno si sus ojos no hubieran
sido hechos para el sueltO, y está II
siempre como clavadas en el lecho
del mártir con el espectáculo del
dolor, con el ¡ ay! de los heridos
con el estertor del que agoniza,
213
Se las ve ahora en la choza de los
labriegos, ahora en el palacio dfo los
ricos; y 1uégo, al resonar la trompeta
de la guerra que infunde miedo en
.los corazones femeniles, se')as ve par-
tir como las golondrinas que dejan
el aire suave de la tierra natal, y
l5eguir á la zaga de los grandes ejér-
citos á la Orilnea ó á Argel, y entrar
allí en lo más recio de la bata-
lla __ .... á recibir en sus brazos á
los moribundos.
Que una eSllosa vele junto al1ec10
de muerte de su esposo, que una
madre agonice junto á la cuna don-
de agoniza su hijo, es cosa que se ex-
plica fácilmente; pero Uila doncelJ a,
sacudiendo el miedo tan natural á su
sexo, arrostre el furor de una batalla,
y luégo vaya á curar á un hombre
con quien no la Ug'an vínculos de
ninguna clase, que no es ni su pa-
riente, ni su paisano, ni siquiera su
compatriota; que no habla tal vez
su misma lengua, que no profesa
acaso ni su miHma religión, esto
excede los limites de la abnegación
humana, y para cumplir tal género
214
de sacrificio, es necesario una fuerza
de voluntad que no viene de la tie-
rra sino directamente del cielo: la
fuerza maravillosa que manda el
sacrificio: ¡ la caridad!
Los utilitaristas no pueden registrar
de estos hechos en sus fastos; la pin-
tura y los mármoles quedan ociosos
para eternizarlos; l~s liras de sus
poetas no podrán cantarlos por la
sencillísima razón de que una mujer
utiUtnrista no puede ser nuncajarnás
Hermana de la Oaridad. ¡ Oh! ¡ por
Dios! ¡ no les digáis c6mo se ]laman
esos ángeles del sacrificio, de tenlor
de que vayan á ajar con el nombre de
locura la heroicidad, y con el de
necedad el sacrificio! Porque para el
egoísta no hay virtud sino en el
placer logrado; en su vida no hay pe-
na ni vicio sino en el dolor sufrido,
y ellas nadan en el tormento; porque
para el utilitarista no se hicieron
esos instintivos sentimientos del
corazón que manda volar al combate,
saltar en medio de un incendio, á la
corrien te rabiosa de un río 6 á las
olas del lIla,r agitado y botarse entre
215
el tigre y su presa; porque sus ojos
nunca se humedecieron con las lágri-
mas que aprueban la magnanimidad;
porque su corazón no latirá cuando
el poeta llore por los héroes caídos
en el campo del honor.
Ouando en una comarca aparezca
alguna grande calamidad; ya sea
que la tierra se conmueva con furiosos
sacudimientos, ya 8ea que reine la
viruela, la peste ó el cólera, no lla-
méis á los utilitaristas, á esos buenos
filántropos de la dulce palabra y del
corazón duro á que vengan á socorr€r
á sus hermanos .... ¡ Desaparecieron!
Van corriendo á Italia, á España,
á los países exentos del contagio ....
i Muy bien, apóstoles de la comodi-
dad y del placer! ¡ id en paz!
iD Quiénes son los vaUentes que se
presentan ~ Pobres sacerdotes católi-
cos (los mjnistros protestantes tam-
lJién se fueron con sus mujeres y sus
niños). iD Qué venís á hacer aquí,
reverendos señores ~ -- Venimos á
auxiliar á los coléricos de las prisio-
nes. - - ¡ Cómo) ~ estáis en vuestro
juicio ~ iD No sabéis que el terrible
216
azote se ha embravecido enlosBaños
hasta tal punto, que el atacado del
mal durn cuatro, cinco horas á lo
más, y que algunos mueren instantá-
neamente, de golpe, como heridos de
un rayo, sin alcanzar á decjrJesús? -
¡ No importa! ¡ lo sabemos! - ¡ En-
trad, pues! esa puerta que ahora
eierran detrás de vosotros no os verá
sal ir VlVOS.
y así fue de muchos, ciertamente;
los sacaron de allí. ... cadáveres!
Tales fueron los sac.erdotes católi-
cos que se encerraron en los Baños
de Tolón durante el cólera de 1849 ;
así cayó Belzunce víctima de lapeste
de Marsella; así todos cuan tos siguen
esa bandera odjada .... pero gloriosa
de Cristo!
" Hay llombres, dice Bentham, y
en gran número, quienes, obedecien-
do al llamamiento á que otros res-
pondieron en el tiempo pasado,
harían con placer á su país el sacri-
ficio de su existencia; ~ pero se
sigue de esto que obrarían sin i nte-
rés ~ - N6, ciertamente: esto ·no
sucede en la naturaleza.:.. Es un
217
cálculo equivocado del interés per-
sonal(l). " .
i Ya lo oísteis! i Habló el maestro:
erraron el cálculo todos cuantos se
han sacrificado por sus prójimos,
por su patria, por la humanidad, en
este y en los siglos pasados!
De miedo de ir á equivocar el cál-
culo, el utilitarista no hará nunca lo
que un benedictino: gastar la vida
descifrando un manuscrito; ni lo que
Humboldt: consumir la suya en ade-
lantar las ciencias. No habrá entre
ellos ni Oooks ni Sebastián del Gano
que den vuelta al mundo, ni quien
se eleve á las nubes como Montgol-
'fier, ni quien levante esas maravillas
de San ta Sofía y de San Pedro; no
habrá qujen se bote á un torrente á
librar á uno quese ahoga, lo que hace
cualquier payo; menos quien ponga
su pecho á las balas por defender su
Pa tria, cosa que hacen millares de
cristianos.
OAPITULO II.
AMOR DE LOS AMORES.
CAPITULO lIT.
POÉTIOA
CAPITULO IV.
El; UTILITARISTA PONOIO PILáTO
OAPlTULO V.
MARGAR [TA.