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(1990-2023)
editorial
independiente
Manicure
Edición y corrección: Mónica Velásquez y Fernando van de Wyngard
La Paz, Bolivia
Índice
Palabras de bienvenida 7
Mónica Velásquez Guzmán
i. Panoramas, mapas, grandes extensiones
Los rostros de las olas:
poetas bolivianos de las últimas generaciones 17
Santiago Espinosa
Las últimas salas del psiquiátrico. Sucre: desde la poesía
contra-oficial de los años 80 hasta los poemas en Tik Tok 33
Omar Alarcón Poquechoque
El panorama de la poesía en Santa Cruz:
toma simbólica del espacio 53
Mariana Ríos Urquidi
Deslenguados:
algunos poetas nacidos en los años ochenta 71
Mónica Velásquez Guzmán
[5]
6 Poesía en Bolivia (1990-2023)
Tal vez, dirán: ¿por qué escriben crítica? Pues, porque a veces
quien lee no se aguanta degustar a solas la pasión desatada
por una escritura. Preguntarán luego ¿y por qué entre va-
rios? Porque ya no creemos en el aislamiento del todo-saber
y de la afirmación interpretativa unívoca. Desde las crisis del
2019 en varios países de la región, el Covid19 y sus secuelas
y los giros enormes que están dando algunas zonas escritura-
les actuales, ya no es posible ni deseable pensar/crear a solas.
Por eso convoqué a diecisiete cómplices, para mirar nuevos
objetos, pero desde nuevas preguntas que incomoden, tienten
y produzcan otras formas de acompañamiento a la poesía
boliviana actual.
He convocado a esta fiesta de poesía y lecturas a cole-
gas docentes, escritoras/es, procedentes del país, pero tam-
bién del extranjero y otros radicados aquí, para pluralizar
tanto el sitio de enunciación regional (desde Cochabamba,
Santa Cruz, Sucre y La Paz; Córdoba-Argentina, Bogo-
tá-Colombia, Santiago de Chile y Granada-España) como
los posicionamientos institucionalizados o corridos hacia
[7]
8 Poesía en Bolivia (1990-2023)
Panorama,
mapas,
grandes
extensiones
Los rostros de las olas:
poetas bolivianos de las últimas generaciones1
Santiago Espinosa
[17]
18 Poesía en Bolivia (1990-2023)
Había silencio
pájaros de un inverosímil turquesa
y otros
y muchos más
Lentas vacas se acercaban a la orilla
A mi lado había unos ojos claros
desaparecidos del mundo.
[33]
34 Poesía en Bolivia (1990-2023)
1. Antes de ingresar
Previamente al periodo en el que se enfoca este texto (poe-
tas nacidos entre 1960 y 2001), es imprescindible, antes de
continuar, mencionar a aquellos que desarrollaron su arte a
principios del siglo XX y en la segunda mitad del mismo en
la ciudad de Sucre.
La poesía modernista Chuquisaqueña de principios de
siglo XX ha quedado inscrita en el imaginario local como
uno de los momentos más importantes de la literatura en
este territorio. El alcance y reconocimiento que tuvo la obra
de Gregorio Reynolds (1882-1948), la popularidad de los
versos modernistas regionales de Claudio Peñaranda (1883-
1921) y la poesía con tintes románticos (junto a la perso-
nalidad bohemia) de Nicolás Ortiz Pacheco (1893-1953),
forman, sin duda, una parte importante de la identidad poé-
tica local, al igual que el estigma de locura que rodea a los
habitantes de Sucre, por cobijar el primer hospital psiquiá-
trico de Bolivia (Instituto Nacional de Psiquiatría Gregorio
Pacheco, fundado en 1884).
Entre varios poetas que desarrollaron su arte en la se-
gunda mitad del siglo XX, encontramos a tres (de diferentes
estéticas y búsquedas personales) que sobresalieron nota-
blemente por su quehacer literario. Eliodoro Ayllón Terán
(1930-1992), Walter Arduz (1934-2007) y Matilde Casa-
zola (1943). El primero es recordado por poemas de corte
social, como Pido la palabra, y otros poemas de corte íntimo
y familiar recogidos en su obra póstuma. Luego tenemos a
Walter Arduz, poeta de gran sensibilidad y tacto, cuyos ver-
sos, de corte íntimo, filosófico y existencial fueron, quizás,
una de las semillas más importantes de la poesía sucrense de
las siguientes décadas. Publicó los poemarios: Canto a la ciu-
dad de los cuatro nombres (1960), Peregrino de los sueños (1967);
Lumbres de otoño (1990). A pesar de su calidad literaria, la
Panoramas, mapas, grandes extensiones 35
1 Sobre la poética de este autor no existe mucha crítica. Mónica Velásquez ins-
cribe parte de su obra en los imaginarios del margen y del encierro. Afirma:
“Máximo Pacheco explora además un doble encierro: el existencial desde un
hombre en los márgenes y el sitio de poeta como exilio, pérdida de sentido para
su comunidad” (2011: 136).
38 Poesía en Bolivia (1990-2023)
7. Nuevas píldoras
A partir del año 2017, se evidencia el decaimiento de las ac-
tividades literarias (oficiales y no oficiales) en la ciudad. Sin
embargo, algunas experiencias independientes mantienen
todavía viva la escena poética. La generalización del uso del
internet y las redes sociales (antes y después de la pandemia),
serán determinantes para la nueva generación de poetas, que
nutren y experimentan su poesía a través de Tik Tok, Insta-
gram y otras plataformas de internet.
A mediados del año 2014, Inti Villasante, junto a su
hermano Cori Villasante, Karime Montero y Nicolás Sa-
linas, crean un grupo de formación y experimentación lite-
raria que poco después desembocará en el fanzine literario
Almudayna Aguja (2015), que cobija los textos de varios jó-
venes escritores de la época.
Inti Villasante (1995) es poeta y cantante de trap. Ha
publicado Transportando lo oculto a plena luz (2017); Sesión
de sombras (2018); Solar (2018); Trelith (2019); Nostalgia cu-
lera o El libro del amor en el siglo XXI (2019) y Tres Paisajes
(2019). Su poesía atraviesa la estética del mundo suburba-
no, haciendo de la palabra un instrumento rítmico con la
que construye paisajes surrealistas contemporáneos: “Hoy
cualquier cholo como yo/ camina drogado con libros bajo
el brazo/ esperando alcanzar algún horizonte poderoso/ una
ladera despeñada por la periferia”.
Entre los poetas de esta generación, también se en-
cuentra Camilo Barriga Dávalos (1991-2020), fallecido
poco después de la publicación de su primer libro de poesía
Anus Solaris o La máquina de sodomizar a todos (2019). El
lenguaje poético desarrollado por Camilo es altamente crea-
tivo e innovador. Experimenta no solo con la sonoridad de
las palabras, sino también con el sentido de las imágenes, lo
que le permite gran libertad conceptual y estética. “Las letras
Panoramas, mapas, grandes extensiones 47
Bibliografía
[53]
54 Poesía en Bolivia (1990-2023)
2 Según el diario El Deber, “Santa Cruz es el departamento que más crece de todo
el país. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE),
aumentó un 21% su población en los últimos nueve años; es decir, pasó de tener,
2.779.271 a 3.363.377 habitantes entre el 2012 y este año [2021]”.
56 Poesía en Bolivia (1990-2023)
3 El error en la fotografía, por ejemplo, es producto del azar, sin embargo, muchos
autores lo buscaban en su obra según explora Clement Chéroux en su libro Bre-
ve historia del error fotográfico.
Panoramas, mapas, grandes extensiones 57
cion-impresa/santa-cruz-es-el-departamento-que,mas-cre-
ce-y-la-ciudad-tiene-600-barrios-sin-regularizar_246948
Velásquez Guzmán, Mónica & van de Wyngard, Fernando
(2015). “Cincuentaiún años de poesía en Bolivia y Chile,
1964 – 2015. Entre la angustia de influencia y la angustia de
interlocución”. Ciencia y Cultura, vol. 19, no. 34, pp. 31 – 56.
Zuna, Ricardo (2009). “Poesiacá 2009 fue un éxito”. Blog
de Masaco, 8 de junio. Nicotina Cartonera Literatura Ac-
tiva. Disponible en: http://nicotinacartonera.blogspot.
com/2009/06/poesiaca-2009-fue-un-exito.html?m=0.
Deslenguados:
algunos poetas nacidos en los años ochenta
[71]
72 Poesía en Bolivia (1990-2023)
1 Los autores de la década, aunque puede haber alguna omisión involuntaria, son:
Diego Mejía (1980), Rodny Montoya (1981), Janina Camacho (1981), Elvira
Espejo (1981), Mauro Alwa (1981), Rocío Ágreda (1981), Leonardo Nicode-
mo (1982), Edgar Soliz (1982), Guillermo Ruiz (1982), Oswaldo Calatayud
(1982), Emma Villazón (1983), Sergio Gareca (1983), Pablo Osorio (1984),
Montserrat Fernández (1984), Pamela Romano (1984), Jorge Samos (1985),
Anuar Elías (1985), René Filipovich (1985), Claudia Pardo (1985), Albanella
Chávez (1985), Omar Alarcón (1986), Juan Pablo Salinas (1986), Roberto Oro-
peza (1986), Paola Senseve (1987), Melissa Sauma (1987), José Laura (1987),
Giovanni Bello (1988), Danny Lu (1989), Pablo Espinoza (1989).
74 Poesía en Bolivia (1990-2023)
Nunca nayan
me pintas de plegaria
de agonía, de verde pasto y azul lágrima
¿no puedes mirarme blanco
de sudor virgen
de muerte lasciva?
Nunca aruma
te falta el desorden, el desconsuelo
te escondes
no pierdes, no legas tus gotas
no cierras los ojos un instante
Dafne, nunca vestida
no volverán a decirte… Dafne
Soy Dafne
el árbol donde el viento mece a los amantes
donde las sombras languidecen
y las alas y las gotas y las manzanas (las cursivas son del original,
2008: 44-5)
Como bien afirma Gómez, “en este periodo de tiempo
es posible afirmar que existen tres funciones del mito que
aglutinan la diversidad de autores: de contraste, de experi-
mentación poética y, finalmente, de subversión y reivindica-
ción” (2023: 71). En este caso, más bien parece ponerse en
marcha un diálogo que más que resignificar o reivindicar, se
apropia del personaje y lo pone a circular en una cosmovi-
sión diferente.
Tomo de Elvira Espejo solo este fragmento que per-
mite a la voz hablar desde su ser entre animal y humano,
como atravesando esas especies sin necesariamente diferen-
ciarlas: “Parí una llamita de color plomo, dije / wayaway
chullumpi / pero para cuando para atrás miré / solo una pa-
lomita de plomo había sido” (2022: 83). Así como las voces
de la abuela, de los ancestros, de las tejedoras nutren la voz
de los poemas, también los tránsitos a través de las especies
la alimentan y la colectivizan.
Panoramas, mapas, grandes extensiones 77
II.
La segunda tendencia está representada por Oropeza, Chá-
vez Turello y Alarcón; podrían sumarse también Anahí Gar-
vizu, Paola Senseve y Melissa Sauma. Estas voces van como
murmurando, discretamente, por lo bajo. Cercana quizás a
ciertas poéticas de lo cotidiano y luminoso de las pequeñas
cosas, propia de la poesía de los sesenta y setenta (ver Vil-
ma Tapia o Paura Rodríguez), estos poetas resignifican el
mundo familiar, instaurando en él potentes imágenes que
sintetizan y sugieren nudos existenciales. La pregunta por el
mundo filial, por los arraigos y las pérdidas, por los amores y
los cuartos a solas… la pregunta por el cuaderno, la nota y la
palabra, serán algunos de sus motivos.
Mientras Alarcón indaga por un sujeto en medio de
los azares de la vida y problematiza nuevamente qué nombre
dar a lo que lo rodea y si puede éste sujetarlo a algún ancla-
je de realidad, Oropeza parece confiar ligeramente más en
78 Poesía en Bolivia (1990-2023)
6 Puede pensarse para ellas, lo aseverado por un crítico mexicano para autores de ese
país: “aunque sus materiales no siempre se parecen, los procesos del poema pos-
moderno se asemejan a los de la instalación, el arte basura, el performance y otras
variedades de arte en tránsito formal. Sus referentes son objetos accidentales (en el
sentido duchampiano) y construcciones cuya retórica ha sido barbarizada mediante
plagios, imposturas, iconoclasias y deslecturas; su acción estética roza en ocasiones la
materia poética no textual (oralidad, visualidad, ready made, soporte físico no conven-
cional ‒p. ej. el graffiti‒, estructuras gramaticales móviles, etc.)” (Herbert 2010: 45).
Panoramas, mapas, grandes extensiones 81
Instantáneo…
Mas:
de violaciones
y es tranquilizante reconocerse también
violando
no sé qué hieráticas auras sangradas brillando
en la oscuridad
secuencia:
ahí está el arma un arma
brilla ahora
más allá
el personaje X
con el arma
acaba de matar no tiene dónde
poder lavarse las manos
su boca
está en procura de los granos de arroz
rozando parejamente sus dientes (búsqueda
intrínseca perpetua de similitud) (2014: 56-7)
Desde otro ángulo menos experimental y aparente-
mente menos ambicioso, Edgar Soliz y Milenka Torrico
también irreverencian el lenguaje poético. El primero, al al-
terar una constante heterosexualidad en nuestro imaginario
con una yuxtaposición entre un canto erótico homosexual y
un llamado al Padre dios, ausente y amante. En Eucaristi-
cón, su primer libro, el amante convoca al otro que encarna
a la vez al padre, la ley, la condena social, la contención,
el amor, el deseo realizado y devastador. Como en el alma
sacrificada a los dioses, el cuerpo amante también se vacía
de sí y pide/exige una presencia imposible. En el segundo
libro, Sarcoma, se agudiza este clamor y se potencia enorme-
86 Poesía en Bolivia (1990-2023)
Incisiones,
detenimientos
Apuntes para la poesía de Garaje
Iván Gutiérrez M.
[99]
100 Poesía en Bolivia (1990-2023)
1 Antología publicada por Ediciones Ubre Amarga, proyecto realizado en los talle-
res del área de letras del centro cultural Martadero, en la ciudad de Cochabamba.
Incisiones, detenimientos 101
[119]
120 Poesía en Bolivia (1990-2023)
1 Lu Carvalho (2019) también ganó el concurso Pablo Neruda para poetas jó-
venes bolivianos con el poemario Universo 127, publicó el mismo libro con la
Editorial independiente Yerba Mala Cartonera.
Incisiones, detenimientos 121
Figura 1
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=e9CMi7E89XM
Inés Ramírez
[133]
134 Poesía en Bolivia (1990-2023)
yo y ellos?
ellas, ellos y yo?
tú, yo, ellas y ellos?
ustedes y yo? (2011: s. p.)
Qué involucra, pues, decir nosotros, y a quiénes esta-
mos dejando fuera, por omisión o por demasiada inclusión,
pues metemos a todos en una misma bolsa, suceso que anula
lo particular que nos diferencia. Cuánta ausencia involucra
asumirnos como nosotros, sin desglosar la complejidad del
colectivo. ¿Cómo hemos reducido o simplificado esta noción
del otro y las relaciones que establecemos en lo común? Se
cuestiona cómo estaríamos pensando la identidad y si la cla-
sificación puede ser una violencia. ¿Cuánta herida nos habrá
causado asumir que existe un nosotros, cuando siempre somos
otredad y los encuentros con lo común son circunstanciales y
provisionales? Así también indica que Bolivia sería una pa-
labra inventada y juega a desordenar las letras, exponiendo
su arbitrariedad y quitando autoridad a cualquier patriotería:
BOLIVIA
ALIVIO
VIOLA
LABIO
VIO
OLA
VIL
BAILO
IBA
VA
VILO… (2011: s. p.)
no estoy (...)
¿significa algo esta esfera jugosa
o es solo otra inútil fruta
en la bandeja del harto? (2006: 71)
Bibliografía
Bello, Giovanni y van de Wyngard, Fernando (2017). Pre-
gunta Por El Paisaje. Ensayos sobre Poesía Boliviana Contem-
poránea. La Paz: Nuevos Clásicos.
Chávez, Benjamín (2004). Extramuros. La Paz: La mariposa
mundial-Plural.
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_____ (2006). Pequeña librería de viejo. La Paz: Plural.
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_____ (2011). Demo. La Paz: Plural.
_____ (2015). El filo de las hojas. La Paz: Editorial 3600.
_____ (2023). Cérvix. La Paz: Editorial 3600.
Mitre, Eduardo (2010). Pasos y voces: Nueve poetas contempo-
ráneos de Bolivia, ensayo y antología. La Paz: Plural.
Dos escrituras en torno al dolor
[151]
152 Poesía en Bolivia (1990-2023)
volver a nacer (si es que no son otros los que nacen en nues-
tro cuerpo/lugar). Porque la voz que tiembla transformándose,
sin preguntar más por sí misma, acaso sea la que mejor ha
comprendido quién es. Las palabras fluyen todavía junto con
ella, entonando un canto que tal vez alcance para ordenar su
cuerpo… o su alma. “Y será esta libertad titubeante el puerto /
para hacer de la oscuridad otra morada” (2005: 42).
Bibliografía:
Bataille, Georges (1957). El erotismo. Barcelona: Tusquets.
Chávez, Benjamín (2010). El agua iluminada. Santa Cruz:
La Hoguera.
_____ (2013). La mañana se llenará de jardineros. Santa Cruz:
La Hoguera.
_____ (2014). Cámara de niebla. Antología personal. Buenos
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_____ (2017) Multiplicación del sol. La Paz: Plural.
Kristeva, Julia. (1987). Sol negro. Depresión y melancolía. Ca-
racas: Monte Ávila.
Martínez, María Luisa (2018). “Las presencias tutelares tras
el sol que se multiplica”. En: Multiplicación del sol. Concep-
ción: Universidad de Concepción.
Ong, Walter (1982). Oralidad y escritura. Tecnologías de la pa-
labra. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.
Seamon, John (2015). Memory and movies. What films can
teach us about memory. Cambridge: The MIT Press.
Velásquez, Mónica (1995). Tres nombres para un lugar. La
Paz: Ediciones del Hombrecito Sentado.
_____ (1998). Fronteras de doble filo. La Paz: Plural.
_____ (2005). El viento de los náufragos. La Paz: Plural.
_____ (2008). Hija de Medea. La Paz: Plural.
_____ (2011). La sed donde bebes. La Paz: Plural.
_____ (2016). Abdicar de lucidez. La Paz: Plural.
Autorías desplazadas:
lo anónimo, lo impersonal y lo colectivo
en la obra de algunas poetas cruceñas
[171]
172 Poesía en Bolivia (1990-2023)
4 Iris Kiya es una poeta paceña que escribe firmando con los heterónimos Se-
bastián Melmoth, Milton Steiner, Vladimir Cafard y M. Monzón. Además de
que por sí el trabajo con heterónimos propone un desplazamiento de la autoría,
lo interesante es que ninguno de ellos realiza la tarea de escritor, sino que se
limitan a ser compiladores, fotógrafos, etc. La relación entre ellos, por otra parte,
es la de la envidia, la competencia y el plagio, ya que todos quieren llegar a ser
famosos y conocidos, pero no pueden lograrlo.
5 Si bien Elvira Espejo ha publicado dos libros de poemas cuya autoría podemos
atribuirle directa y linealmente a ella, en los últimos años publicó Sami Kirki y
Kirki Qhañi, un álbum en formato mp3 y un libro en el que recupera cantos y
poemas rituales de la memoria oral de su comunidad que se remontan, en algu-
nos casos, hasta el año 1700. La autoría como resultado de la actividad intelec-
tual de un individuo único, en este sentido, queda, al menos, puesta en tensión.
176 Poesía en Bolivia (1990-2023)
Praxis
Por eso mismo, en segundo lugar, la actividad creativa se pre-
senta como el resultado de procedimientos que funcionan
azarosamente, incluso en ausencia de las autoras. Porque en
lugar de hacer la obra, lo que las autoras hacen es crear las
condiciones y disponer los procedimientos para que la obra
se ejecute por sí sola.
Aun si, en el caso de Editar un cuerpo, Paola Senseve
también intervino en alguno de los procedimientos recor-
tando versos o rayando ejemplares. O si en Ruta poética exis-
tió un proceso de escritura y disposición de los versos en los
micros, llevado a cabo por Graciela González. O si el bot de
Hilda Mundy no se programó por sí mismo, sino que estuvo
programado por Lucía Carvalho.
Si bien los cuerpos de las autoras sí intervienen en el
proceso de creación, los procedimientos están planteados de
tal modo que parezca que el resultado final de la obra se
debe en realidad a la actividad de una voluntad ajena. En
otras palabras, están formuladas para que el resultado final
aparezca como producto de un procedimiento automático e
impersonal, que actúa más allá de la decisión de las poetas
y cuya actividad no puede medirse en términos de voluntad
creativa o labor expresiva sino de un simple acontecer.
No es que, luego, Graciela González haya seguido el
recorrido de los micros o guiado a lxs espectadorxs para
intervenir en los poemas que escribían en los papeles que
les habían repartido. O que Paola Senseve haya guiado su
mano para dibujar una figura específica en el ejemplar que
estaba interviniendo. Ni mucho menos que Lucía Car-
valho tenga que entrar a la computadora constantemente
para ordenarle al bot que seleccione los versos de Hilda
Mundy del día.
Incisiones, detenimientos 179
Propiedad
Y, si bien es cierto que en algunos de los casos los proce-
dimientos escogidos comportan cierto aire de familiaridad
con el resto de la obra de las poetas, una vez producida la
obra, en cuarto lugar, no se compila en un objeto que pueda
almacenarla y hacerla durar, como por ejemplo en un libro.
Por el contrario: los versos seleccionados por el bot de Hilda
Mundy se dispersan en la fugacidad cotidiana de Twitter;
los versos utilizados en Ruta poética no estaban firmados y
solamente uno de los poemas confeccionados por lxs espec-
tadorxs puede encontrarse fotografiado, a modo de ejemplo,
en la entrada del blog de Graciela González correspondien-
te a esa obra; y durante los cuatro años que los ejemplares de
Soy dios se estuvieron transformando –es decir, durante los
cuatro años en los que sucedió la obra– ni siquiera tuvo es-
pectadorxs. Lo que vimos en la instalación del 2020 fueron
simplemente restos y registros.
De manera parecida a lo que, en Los muertos indóciles.
Necroescrituras y desapropiación Cristina Rivera Garza de-
nomina –valga la redundancia– “desapropiación” (2013), al
entregar las poetas su autoridad en tanto creadoras, las obras
que producen aquí no pueden ser almacenadas como si nada
en la biblioteca, junto con el resto de los libros que escribie-
ron. Se fugan, por el contrario, “rechazando necesariamente
el regreso a la circulación de la autoría” (íd.).
De modo que la obra poética no queda delimitada,
así, como la propiedad estable y cerrada de unx poeta, sino
que se dispersa como una posibilidad más abierta y siempre
cambiante de acontecimiento, en cualquier lugar y para cual-
quier persona. Lo que la saca, por supuesto, de los lugares
que habitualmente están designados para ella –libros, festi-
vales, talleres–, pero también transforma su estatuto.
182 Poesía en Bolivia (1990-2023)
[185]
186 Poesía en Bolivia (1990-2023)
3 El uso del mismo tiempo verbal y las estructuras paralelísticas (“Algo de aque-
llos árboles/ dilatada presencia/ sugería las líneas de vuelta/ […] Algo de aque-
llos árboles/ se adelantaba”) consiguen generar esa sensación de que todo está
ocurriendo al mismo tiempo.
Incisiones, detenimientos 195
Bibliografía:
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ciones, objetos, otros. Barcelona: Bellaterra Edicions.
Montes Romera, Laura (2022). “Cuerpos que se anudan y
cambios que se traman en la poesía de Blanca Wiethüch-
ter”, en Bulletin of Spanish Studies, Volume 99, Issue 3, (pp.
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Montes Romera, Laura (2023). “La comunidad en movi-
miento de Jessica Freudenthal”. En Formas del fin del mundo:
crisis, ecología y distopías en la literatura y la cultura latinoame-
ricanas, Ángel Esteban (ed.). Peter Lang, (pp. 85-106).
Nancy, Jean-Luc (2003 [1992]). Corpus. Madrid: Arena.
Paz Soldán, Alba Mª (2021). “Prólogo”. Lentitud, de Vilma
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_____ (2007). Ritos de viaje. Letralia (ed. digital).
Tapia Anaya, Vilma (2008). El agua más cercana. La Paz:
Gente Común.
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Villazón, Emma (2019 [2013]). Lumbre de ciervos. Barcelo-
na: Ultramarinos Editorial.
Wiethüchter, Blanca (1986). “Propuestas para un diálogo
sobre el espacio literario boliviano”. En Letras bolivianas y
206 Poesía en Bolivia (1990-2023)
1 Cita extraída de Yanak uywaña. La crianza mutua de las artes, de Elvira Espejo Ayca.
[207]
208 Poesía en Bolivia (1990-2023)
4 Este canto fue escrito originalmente en castellano por Araceli Ríos Abad, espo-
sa del poeta, y Caurey lo traduce al guaraní.
218 Poesía en Bolivia (1990-2023)
Circulación,
encuentros,
crítica y
editorialidades
La palabra que fuga:
espacios y territorios para la poesía
Primera invectiva
Espacio y paisaje son “cosas” distintas. Al menos esto es lo
que aseguran personas entendidas en el asunto. El paisaje
sería la naturaleza sin intervención humana: los valles y
los ríos, las montañas y todas las cuecas bucólicas que po-
damos imaginar. El espacio en cambio, sería aquel paisaje
modificado por el ser humano, por su trabajo, por su in-
tervención: ciudades, puentes, carreteras, cenotafios, vallas
publicitarias, monumentos y todos los tangos que ustedes
puedan recordar.
Ahora bien, el espacio, así constituido por la acción
humana, sería “un sistema de valores, que se transforma
permanentemente”1 (Santos, 2000: 87). En esa constan-
[223]
224 Poesía en Bolivia (1990-2023)
2 “La tesis de la producción del espacio en Henri Lefebvre y sus críticos: un enfo-
que a tomar en consideración”, de Baringo.
226 Poesía en Bolivia (1990-2023)
7 La poeta Anahí Maya Garvizu nos contagió un poco su pasión por esta literatura.
8 Acabamos de tararear, casi sin querer, aquel coro de José Alfredo Jiménez que
dice: “las distancias apartan las ciudades, las ciudades destruyen las costumbres”.
Ahí se añade a la play list.
232 Poesía en Bolivia (1990-2023)
12 No estamos diciendo que Shimose sea burgués. Se sabe que eventos de esas
características recurren a personajes, digamos, “exóticos” para sus celebraciones.
13 Los artesanos libertarios y la ética del trabajo, de Silvia Rivera y Zulema Lhem,
publicado por el Taller de Historia Oral Andina (THOA) en 1988.
Circulación, encuentros, crítica y editorialidades 241
14 En el periódico Correo del Sur, del 26 de marzo del 2018, Gonzalo Molina
Echeverría afirma: “A influencia de esta primera “Gesta Bárbara”, la segunda ge-
neración se funda en La Paz (7 diciembre 1944), Cochabamba (1946), Sucre (13
marzo 1948), Oruro (2 abril 1949), Santiago de Huata (24 septiembre 1950) y
Tupiza (17 abril 1951)”. En el mismo artículo se hace referencia a las actividades
que el grupo lleva adelante en Sucre: lecturas poéticas de por medio, por supues-
to. Otra nota en la publicación cultural El duende, de Oruro, Gonzalo Molina
E. nos refiere las actividades de Gesta Bárbara de Tupiza. Estos dos artículos
nos permiten intuir el cariz de estas otras “Gestas Bárbaras”: si bien la primera
habría batido sus esfuerzos en la autonomía respecto de cualquier institución
habida y por haber, estas otras generaron sus acciones en coordinación cercana
con alcaldías, institutos, universidades y demás… Menos escándalo en la calle,
más salones y recato.
244 Poesía en Bolivia (1990-2023)
Epílogos
Solo podemos, ya al final de esta intervención, citar frag-
mentariamente algunas intuiciones que nos provocan estos
recientes recorridos.
Por un lado, tenemos las lecturas que se hacen en lu-
gares que normalmente albergan ese tipo de actividades:
ferias del libro, presentaciones de poemarios, veladas artís-
ticas, centros culturales, festivales de poesía, etc. Y por otro
lado están las que se realizan en espacios no convencionales:
plazas, calles, balcones y bares. Disfrutamos de ambas por
supuesto, pero como Javier Aruquipa, preferimos las últimas.
Hace no más de diez años, estas lecturas formaban
parte de ciclos regulares, tanto en La Paz como en Santa
Cruz, pero más recientemente este formato fue dejándose
de lado y la poesía se encaminó hacia lo que llamaremos
groseramente “espontaneísmo”. Las lecturas de poesía son
ahora espacios más esporádicos, ya sean de propósitos cele-
bratorios (visitas de poetas de fuera del país, en algún “after”
después de las presentaciones oficiales de los poemarios, to-
mas de espacios callejeros con el pretexto de algunas fechas
“cívicas” como el día del orgullo gay, la muerte de alguien
muy querido, cumpleaños, simultáneas a las ferias del libro,
etc.) o formando parte de las carteleras de algunos “nuevos”
Festivales/Ferias, formatos continentes de todo: fiesta, feria,
concierto, lectura, performance, TODO junto. Nos gustan
mucho estos híbridos festivos, pues las lecturas cuentan con
públicos mucho más diversos.
Vale la pena mencionar toda esa avalancha de lecturas
poéticas virtuales que se sucedieron durante la pandemia por
el Covid 19. No solo de parte de festivales de poesía que asu-
mieron esta modalidad ante la imposibilidad de llevar ade-
lante sus actividades de forma presencial, sino también de
246 Poesía en Bolivia (1990-2023)
16 Aquí valdrá la pena preguntarse si estas groseras clasificaciones son “leídas” así
de fácilmente por los y las espectadoras de esta poesía. Ese es un rollo interesan-
tísimo de husmear.
17 La radio ha sido y es fundamental medio para, también, permitir la circulación
de la poesía en aymara.
18 “Pero también aparece una especie de conciencia sobre el valor de la escritura
que no contradice a la oralidad; pero sí la saca de la oposición escritura-oralidad.
De esta manera, la escritura deviene en (EN?) un dispositivo de la lucha política
de estos pueblos”. (Ayllón, 2022, p. 66).
Circulación, encuentros, crítica y editorialidades 251
Juan Malebrán
1 Este breve texto bajo ningún punto de vista pretende ser leído como una
panorámica tallerística boliviana. Si quizás algo propone es simplemen-
te una invitación a pensar el taller como un fenómeno más, dentro del
quehacer literario.
[255]
256 Poesía en Bolivia (1990-2023)
párrafo 4). Aun así, todo indica que hasta entrado el siglo
XX no se intentó un sistema destinado al traspaso de herra-
mientas, claves y trucos a quienes mostraran tendencia hacia
la escritura poética. Esta tardía sistematización es uno de
los fundamentos más sólidos por parte de los detractores de
los talleres literarios, dado que los grandes autores de siglos
anteriores no habrían requerido más que un buen número de
atentas lecturas para escribir obras hoy referenciales.
De cualquier modo, pareciera haber consenso en que
los talleres literarios, en comparación con otras disciplinas ar-
tísticas, son relativamente nuevos. Hay quienes proponen el
Taller de Escritores de la Universidad de Iowa (1936), como
el primero en establecer un modelo para futuros programas
de escritura creativa en instituciones universitarias. Otros,
en cambio, apuntan al Black Mountain College –fundado
tres años antes por John Andrew Rice (también en Estados
Unidos)–, sostenido en la docencia de las artes liberales y
caracterizado por un tratamiento experimental, colaborati-
vo y de interacción entre diferentes disciplinas artísticas. En
él, escritores como Charles Olson, Robert Creeley o Denise
Levertov, apostaron por una escritura que se alejara de las
convenciones tradicionales y explorara nuevas formas de ex-
presión poética. Sin embargo, quizás uno de los proyectos
más reconocidos en el terreno del taller como tal sea OuLiPo
(acrónimo de “Ouvroir de littérature potentielle”, en caste-
llano Taller de literatura potencial), grupo creado en Francia
(1960) por el escritor Raymond Queneau y el matemático
François Le Lionnais, bajo la idea de desplegar una escri-
tura sometida a restricciones formales que les permitiese, de
hecho, autodefinirse como “ratones que han de construir el
laberinto del que se proponen salir” (Queneau, 2016: 9).
Dando un paso al costado y abriendo un pequeño pa-
réntesis en alusión a una charla reciente sobre el tema: ¿no
cabría preguntarse si libros como Cartas a un joven poeta
Circulación, encuentros, crítica y editorialidades 259
Bibliografía
Verónica Zondek
[271]
272 Poesía en Bolivia (1990-2023)
Valdivia, 2023
Editoriales de trinchera vs editoras industriales.
Por fuera y por dentro de las economías de escala
[287]
288 Poesía en Bolivia (1990-2023)
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cuando-un-editor-industrial-dice-yo-hice-este-li-
bro-esta-recurriendo-a-una-metafora-en-cambio-cuan-
do-un-editor-artesanal-dice-lo-mismo-esta-siendo-ve-
raz-y-literal-entrevista-a/
Circulación, encuentros, crítica y editorialidades 313
[315]
316 Poesía en Bolivia (1990-2023)
1 Tal vez, por volver a repetir o aclarar algo que pasamos de largo: la tradición
crítica a la que hacemos, y haremos, referencia, es aquella que viene a relacionar
el acto de la escritura de poesía con el de la crítica de poesía.
318 Poesía en Bolivia (1990-2023)
3 El mismo Mitre al referirse a la poesía boliviana señala que, aunque “aun insular
en su difusión, no lo es en sus creaciones que implican una asimilación de tradi-
ciones y voces de otros ámbitos que el meramente nacional” (2021: 10).
Circulación, encuentros, crítica y editorialidades 321
4 “Llamarada Verde nació como taller de poesía en 2014, para que fuegos nuevos
exploraran su voz y, persiguiéndola, se dejaran encontrar por ella’, indica Chávez
Casazola, a tiempo de resaltar que ‘con la publicación de esta primera entrega
de su colección de poesía, Llamarada Verde, además de ser un espacio de lectura
y formación creativa para poetas emergentes, se convierte en un sello que los
ayuda a difundir su propia obra” (Los Tiempos, 2017).
5 Además de las mencionadas publicaciones de poemarios por parte de quienes
forman Llamarada Verde, es necesario resaltar el trabajo interinstitucional que
este colectivo viene realizando con instituciones de gobierno de la región. Un
ejemplo de este tipo es el “Todos los fuegos el fuego. Encuentro nacional de
poesía emergente” (2021).
Circulación, encuentros, crítica y editorialidades 323
6 “‘En esta ocasión, vamos a estar este 6 de agosto presentando siete nuevos tí-
tulos de poesía, que han sido publicadas por Llamarada Verde, que es el taller
de poesía que yo dirijo desde 2014, somos un sello independiente de poesía que
publica la producción de autores integrantes del taller que son poetas de distin-
tas generaciones’, dijo el poeta y periodista Gabriel Chávez” ( Jaldín, 2022).
7 “‘La organización del festival, que cuenta con un equipo internacional para el
desarrollo de las actividades, cree firmemente en los procesos de largo aliento
para la transformación de la sociedad, entiende la percepción de niños y jóvenes
y propicia su acercamiento a autores bolivianos y latinoamericanos, desde la
cotidianidad’, indicó Valeria Sandi” (Cadena, 2021).
324 Poesía en Bolivia (1990-2023)
8 “‘Se han multiplicado los festivales, los encuentros, las lecturas públicas y en
espacios abiertos, es muy notoria la convocatoria que tiene la poesía, en San-
ta Cruz, ciudad donde resido, tenemos lecturas semanales en la plaza Callejas
donde participa gente de todas las edades. La poesía es un punto de encuentro’,
concluyó el poeta [Gabriel Chávez]” ( Jaldín, 2022).
Circulación, encuentros, crítica y editorialidades 325
12 “De ahí, la utilización del prefijo ‘trans’, como aquello que remite a es-
tar ‘más allá’. Invitándonos a la ampliación del campo en el que operan
nuestras acciones” (“Festival de poesía Panza de Oro”).
13 Otros ejemplos de este tipo de trabajos cooperativos que también aglutinan narra-
tiva y otras manifestaciones literarias podemos son la versión de la Feria Enjambre
de Libros en Cochabamba (2021 y 2022) y el podcast literario Letra Chica.
Circulación, encuentros, crítica y editorialidades 327
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1 Los subrayados en el texto son links, que se encuentran operativos en la versión online.
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