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RESUMEN DE LA LECTURA “LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO” DE

MARIO VARGAS LLOSA.

Vargas Llosa defiende la cultura como un conjunto de conocimientos, valores y obras de arte en
constante evolución, pero lamenta su degradación en la sociedad contemporánea, donde se ha
vuelto un concepto inaprensible y masivo. Critica la pérdida de jerarquías culturales y advierte que
esto conduce a una distorsión en la percepción de lo humano y lo moral. Propone restaurar una
elite cultural basada en el esfuerzo y el talento para evitar la desintegración social. Considera que
la civilización posmoderna ha desarmado moral y políticamente a la cultura, lo que ha permitido
la resurrección de ideologías extremistas. En contraste, Bauman, basándose en Adorno, señala la
tensión entre gestores y artistas en la sociedad contemporánea, donde la cultura se encuentra
marginada en el mercado de consumo, adoptando características efímeras y fugaces.

Mientras tanto, Vargas Llosa, al igual que Sartori, expresa preocupación por la pérdida de
importancia de la palabra escrita en la sociedad contemporánea, señalando cómo esto afecta las
capacidades básicas de concentración, comprensión y reflexión crítica en los jóvenes. Ambos
autores ven esta tendencia como una amenaza para la calidad de la democracia. Sin embargo,
mientras Sartori enfatiza la crisis del régimen político, Vargas Llosa se centra en la preservación
de la alta cultura y critica la idea de democratizar la cultura a través de la educación, argumentando
que esto empobrece la cultura en lugar de enriquecerla. Además, aboga por mantener las
diferencias culturales y critica la masificación de la cultura, como lo hace al referirse a las ideas
de George Steiner sobre la cultura global, que ve como una cultura de masas homogeneizadora en
lugar de una cultura elitista y erudita.

En otro sentido, Vargas Llosa lamenta la degradación de la cultura contemporánea, marcada por
el eclipse del intelectual tradicional y la liquidación de las élites. Señala cómo algunos intelectuales
se reinventan para aparecer en medios masivos, lo que los lleva a suavizar sus opiniones y
acercarse al poder, denominándolos "intelectuales bonitos". Además, critica la sustitución de la
crítica por la publicidad y señala la ironía de que el boom literario latinoamericano haya sido
posible gracias a la actividad comercial. Advirtiendo sobre la masificación cultural y el predominio
del mercado, plantea incertidumbre sobre el futuro de las expresiones culturales sofisticadas.
Por otro lado, Zygmunt Bauman critica la sociedad de consumo actual, donde los individuos se
convierten en consumidores obsesionados por adquirir objetos en el mercado, lo que conduce a
una deshumanización y cosificación de las personas. Aunque Vargas Llosa coincide en la crítica
al voraz mercantilismo, no profundiza en cuestionar el sistema de libre mercado que lo impulsa.
Ambos señalan cómo el individualismo extremo y la homogenización cultural son dos caras de la
misma moneda dentro de la cultura del consumo. Sin embargo, Vargas Llosa no aborda la falta de
cohesión social y la pérdida de autoridad de las élites, fenómenos que atribuyen al predominio del
mercado sobre la vida pública.

En cuanto al acceso a la cultura, Vargas Llosa critica cómo se ha masificado, pero esto no
necesariamente ha llevado a un aumento en la verdadera comprensión cultural. Argumenta que
esta democratización cultural ha llevado a una trivialización y banalización de la cultura, donde la
visita a museos y la posesión de libros se han vuelto actos de exhibición social más que expresiones
genuinas de interés cultural. Aunque reconoce que el acceso a la cultura puede ser positivo,
cuestiona si este acceso realmente promueve la educación y el enriquecimiento espiritual o si
simplemente es una estrategia publicitaria. Critica la mercantilización de la cultura, donde la
búsqueda de lucro prevalece sobre la búsqueda de conocimiento y valores espirituales. Sin
embargo, no llega a cuestionar el orden económico subyacente que promueve esta tendencia,
dejando su análisis incompleto.

Finalmente, Vargas Llosa critica el papel de los medios de comunicación en la cultura


contemporánea, donde la búsqueda de entretenimiento ha desplazado a la información relevante,
generando una desconexión de los problemas del mundo. Señala que la cultura actual se centra en
el entretenimiento superficial en lugar de promover el conocimiento y la reflexión. Sin embargo,
reconoce que el periodismo solo no puede cambiar esta dinámica, ya que está arraigada en la
sociedad contemporánea.

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