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Filosofía
Grado 10
Guía Nº 2
Tema: LA REALIDAD: ¿QUE ES LO QUE EXISTE?
Introducción
Cuando nos referimos a la realidad nos estamos refiriendo a todo lo que existe, a todas
los seres -animados e inanimados- y las cosas que hay, que son. A partir de esta
simple definición inmediatamente surge la pregunta: ¿qué es lo que existe?
La solución a este interrogante variará según nuestra concepción de qué está hecho el
mundo, esto es, de qué está conformado. Por ejemplo, alguien que adopte una
posición filosófica materialista nos dirá que la única realidad existente es todo lo que
nos rodea, la material (o la dualidad continua materia-energía). A ese alguien
tendríamos que preguntar a su vez ¿qué es la materia? Y nos dirá: todo lo que nos
rodea y lo que existe, que ocupa un lugar en el espacio, que tiene un peso (masa) y
movimiento. El extremo opuesto de ésta posición sería un idealismo o espiritualismo
donde la única realidad es la espiritual, la mental o la psicológica y todo lo demás sería
una ilusión.
Podría darse otra respuesta a la pregunta de qué es lo que existe desde un punto de
vista dualista afirmando que lo que hay no es solamente material sino que también
hay entes o cosas espirituales, no materiales o supramater-iales (como Dios o un alma
inmortal).
Entonces la respuesta a la pregunta ¿qué es lo que existe? aparentemente es fácil de
responder desde un simple y mero punto de vista de sentido común y gracias al
conocimiento científico: ahora sabemos que hay astros, seres vivientes -unicelu-lares,
precelulares o multicellulares-, elementos químicos, átomos con partículas y
subpartículas.
Ya desde la antigua Grecia -y otros lugares- se ha intentado responder que la realidad
está formada de una única sustancia o cosa (sea el agua, el fuego, el aire, etc.)
mientras la mayoría de las religiones ha postulado la existencia de (un) ser(es)
incorpóreo(s) -Dios(es)- que actúa(n) en la naturaleza y la vida del hombre de acuerdo
a su designio y capricho como también la de un alma o estado consciente humano -¡sin
cerebro!, ¡sin materia!- posterior a la muerte.
En estos ejemplos someros y contrapuestos de interpretación de la realidad
encontramos una disyuntiva: una nos dice que la realidad está conformada por una
única sustancia -la material- y otra que afirma que la realidad tiene como fundamento
dos sustancias diferentes -materia y espíritu-. Por simple sentido común y elemental
lógica y nos damos cuenta que las dos posiciones se oponen entre sí, sólo una de ellas
debe ser cierta. ¿Cuál es la verdadera y cuál es la falsa?, ¿cuál está equivocada y cuál
es la correcta?, ¿cómo podemos saberlo?, ¿cómo superar o refutar la que es errónea?
O en todo caso, ¿cuál tiene más probabilidades de ser cierta?
Mezcla de interpretaciones
Como hemos dicho, podemos observar que una misma persona puede albergar en su
mente ideas fundamentalmente opuestas en su cosmovisión. Esto es, se puede tener
una buena y sofisticada instrucción y a la vez ser supersticioso o creyente acrítico de lo
pseudocientífico, por ejemplo.
Un estudiante de ciencias con una excelente preparación académica puede ser al
mismo tiempo una persona temerosa de los problemas de la vida o encontrar sentido a
la suya en un ser más poderoso que él (Dios), que le pueda dar un refugio seguro, que
lo cuide o que lo escuche en sus momentos más difíciles. Otro individuo no puede
simplemente aceptar la idea del aniquilamiento en la muerte así que podrá hallar
consuelo en ideas que defiendan una vida de ultratumba.
Los únicos seres sobre la Tierra que tienen interés en lo qué es la realidad son los
seres humanos. Eso es debido a que poseemos la capacidad de tener conciencia de
nosotros mismos y de todo lo que nos rodea, es decir, de nuestra realidad inmediata. A
su vez, esto se debe a nuestra conformación corporal y cerebro complejo
(evolucionado).
Pero también hay una interacción entre los seres humanos y su realidad circundante.
Ella puede ser transformada y a la vez los hombres en esa interacción pueden ir
elaborando -por esa experiencia- diversas concepciones e interpretaciones sobre lo qué
es la realidad.
Entonces nuestras ideas sobre el mundo y sobre nosotros mismos son debidas a
nuestra relación con la naturaleza y entre nosotros, esto es, a nuestra vida práctica
social y humana.
Así inevitable e inexorablemente la realidad (natural) ha sido influenciada, modificada
y transformada por los hombres que la circundan desde su aparición sobre la Tierra
por su necesidad de alimentos, vivienda y vestido para su sobrevivencia. De esa forma
además ha explotado en gran manera los recursos y las riquezas naturales –animales
y vegetales, energía y energía naturales, madera, cobre, oro, plata, petróleo, etc.-. Los
ha llegado a industrializar hasta el punto actual de poner en peligro no sólo estos
recursos, sino también el ecosistema y la propia existencia de los habitantes del
mundo.
De otro lado, los descubrimientos científicos e inventos tecnológicos no cesan, son
inacabables. Son puestos al servicio del hombre aunque no siempre de la vida y la
naturaleza -autos que arrojan anhídrido carbónico, fábricas que introducen al
ecosistema gases y deshechos tóxicos, etc.-. De ahí los peligros ambientales como la
contamina-ción, la deforestación y la extinción de especies vegetales y animales ante
el empuje de la civilización humana que todo lo invade. Los hombres ya no solamente
deseos de sobrevivir sino de obtener fortuna no se preocupan de tales peligros, no los
tienen mucho en cuenta, si algo.
La negación de la razón -su mal uso o desuso- debido a problemas de relación con la
realidad (difícil o insoportable) como también de educación y opción personales pueden
empujar al irracionalismo, la locura o la alienación.
La locura o enajenación también puede ser entendida como la negación de la verdad.
Puede haber gentes débiles de carácter, mente y/o personalidad que no se puedan
adaptar a la realidad debido a que ésta se les pueda presentar absurdamente brutal o
insoportablemente dolorosa. También puede haber casos en los cuales los sucesos,
fenómenos y cosas de la realidad entran en conflicto con nuestras más caras creencias.
Al derrumbarse éstas nuestro yo puede entrar en confusión, ser susceptible y posible
además de caer en los abismos más hondos de la sin razón. Así sería menos doloroso
estar enajenado que aceptar la terrible y amarga realidad (Tantos casos de quiebra o
fracaso económico, adulterio, traición, muerte de un ser querido, cárcel, abandono,
truncas ambiciones personales, etc.)
He ahí que los problemas y las dificultades de la realidad tienen mucho que ver con
los límites de soportabilidad del hombre, de su capacidad de adaptarse, de sobrevivir
y, por supuesto, de comprender lo que le sucede. Y eso depende de su conformación
genético-corporal y sobre todo de su educación y valores personales.
O también, cuando la razón es postergada la sinrazón o el irracionalismo prospera (la
mera fe, el fanatismo, los prejuicios, los dogmas, etc.)
Trabajo