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PLUTARCO NARANJO

AYAHÜASCA
religión y medicina
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AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA

1380
Dr. PLUTARCO NARANJO
Profesor de lo Universidad Central del Ecuador

Et nob otá ni ca

AYAHUASCA
RELIGION Y MEDICINA

Editorial Universitaria
Quito, 1970
.
INTRODUCCION

La investigación científica es una "reacción en cadena".


Un problema plantea otro; por una incógnita que se resuelve,
surgen dos, tres, cinco nuevas interrogantes. Algunas se
proyectan hacia el futuro, mientras otras exigen un estudio
retrospectivo.

El afanoso deambular de psiquiatras, químicos, electro-


fisiólogos y farmacólogos por 'ios intrincados senderos de la
mente humana, en busca de los secretos bioquímicos que en­
cierran cada pensamiento, cada emoción o cada disturbio
psicopatológico, ha expandido la investigación científica por
regiones inesperadas.

Parecía que ese remoto y desacreditado capítulo de cu­


raciones mágicas, de brujos y exorcismos, de plantas aluci­
nantes y fantásticas, de dioses y demonios monstruosos, era
ya un capítulo cerrado y del cual, prudentemente, era mejor
no acordarse. Mas he aquí que el reciente "descubrimiento"
de que ciertas plantas, ciertos alcaloides, en experiencias
efectuadas con todo el rigor científico, son capaces de pro­
ducir, efectivamente, alucinaciones, cambios perceptuales y
8 PLUTARCO NARANJO

mentales y que en dichos estados alucinatorios pueden perci­


birse "paraísos irreales", ha incitado él estudio retrospectivo
de las plantas fantásticas.

Marx calificó a la religión que pregona la humildad,


el sometimiento, la resignación, como el opio de los pueblos.
El opio que entumece las facultades revolucionarias de las
masas oprimidas.

En los días presentes — complejo fenómeno que deman­


da un profundo estudio de parte de los sociólogos— un nue­
vo "opio", el de las plantas y drogas psiquedélicas, creando
un mundo de enfermiza fantasía, permite quizá una fuga
de la realidad, enmascara quizá la rebeldía frustrada de
inmensas masas juveniles; de las cuales, unas no conocieron
el hambre ni las inclemencias de la naturaleza y apenas vis­
lumbran la injusticia y los absurdos que encierra su propia
estructura social y otras que, paradójicamente, provienen de
'las aulas universitarias y de los miserables "ghettos", de ne­
gros y portorriqueños.

Se habla de una "nueva religión", se practican nuevos


y estrafalarios ritos. Un simple anuncio publicitario congre­
ga, en Woodstock, a casi medio millón de jóvenes que, en
comunidad, se entregan a la marihuana, al LSD y otras dro­
gas, a través de las cuales creen vivir un mundo de franque­
za, de "naturalidad" y exento de artificio e hipocresía.
Pero ese mundo fantástico ya estuvo poblado, en épocas
pasadas, en épocas muy primitivas en el desarrollo de la ci­
vilización. La interpretación fue diferente, la apreciación
ética distinta. Mitos y religiones, íddlos y dioses parece que
surgieron también bajo la acción de las misteriosas plantas.
Hace miles de años el aborigen de América y, muy probable­
mente el hombre primitivo de Europa, vio ya a sus dioses y
sus paraísos gracias a las plantas "sagradas".
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 9

La investigación toxonómica ha permitido establecer la


identidad exacta de muchas plantas, que difundidas por ex­
tensos territorios han sido conocidas, por siglos, con diversos
nombres vernaculares y sobre las cuales se han entretejido
las más variadas leyendas y tradiciones.

En ©I presente estudio, restringido a la planta que con­


sideramos como la más importante, por su difusión y consu­
mo, entre las primitivas culturas del Ecuador y la Hoya Ama­
zónica, la parte botánica, sobre todo en sus detalles descrip­
tivos puede ser de interés particular para el especialista, en
cambio, en su breve presentación general, era indispensable
para evitar confusiones sobre la identidad del mismo vegetal
conocido con los nombres de ayahuasca, yagé, caapí y mu­
chos otros.

Los aspectos médicos y fitoquímicos, que han sido el


objeto de otras de nuestras publicaciones, en 'la presente, só­
lo son mencionados en forma ocasional. La parte más am­
plia de esta monografía trata de los aspectos etnológicos del
uso de esta planta mágica, remontándose hasta las épocas
más lejanas, gracias a referencias históricas y algún docu­
mento arqueológico, para luego pasar revista al empleo ac­
tual, en medicina y en ritos religiosos, por parte de los grupos
aborígenes que con organización tribal o sin ella, subsisten
en nuestro territorio.

Este estudio nos ha conducido, en fascinante jornada, a


conocer la rica, hermosa y casi ignorada mitología de jíbaros,
aucas y otras tribus, y el papel que la ayahuasca ha desempe­
ñado en el origen de algunos mitos y las motivaciones que
han llevado a los jíbaros a aquella extraña ceremonia: la de
reducir cabezas humanas.
CONTENIDO
Pógs.

Introducción ..................................................................................... 7
Contenido ......................................................................................... 11

CAPITULO I: Parte Botánica .................................................... 13

A. Fomillüa Ma'Ipighiáceas Juss........................................... 14


B. El género Banisteria .................................................... . 14
1 .— Banisteria caapi .................................................... 15
2 . — Banisteria quitensis Ndz...................................... 17
3 . — Otras Banisteriopsis............................................. 18
C. Distribución geográfica de algunas Banisteriopsis . . . . 19
1 .— Banisteriopsis de Centro A m órfica........................ 19
2 . — Las Banisteriopsis de C ó lóm bia......................... 19
3 . — Las Banisteriopsis de V enezuelb....................... 20
4 . — Las Banisteriopsis del B ra s ill.......................... 21
5. — Las Banisteriopsis dei] P e rú ................................... 23
6 . — Las Banisteribpsiis del E cuador......................... 24
D . Otras Malpighiáceas aíluciinantes................................... 26

CAPITULO II: Parte Etnológica ................................................ 28

A . Las denominaciones aborígenes....................................... 28


B . Antecedentes h is tó ric o s .................................................... 31
1 . — Las más remotas n o tic ia s ....................................... 31
2 . — Las observación es de A c o s ta ................................ 33
3. — Las observaciones de Velasco y o tro s .................... 36
4 . — Las experiencias de Vü'lllavicencio..................... 38
5. — Las investigaciones de S p ruce.............................. 40
6 . — Observaciones de Simson, Rivet y otros . . . . . . . 42
7 . — Las experiencias de R óiim burg......................... 43
8. — Otros estudios e ¡¡investigaciones.......................... 44
12 PLUTARCO NARANJO

Pógs.

C. Ayahuasca: Religión y M e d ic in a ................................. 45


1 .— Primeras ideas sobre dioses y dem onios............. 45
2 . — Plantas cífojc ¡mantés, magia y m ito s ................. 49
3 . — La enfermedad y lia m u e rte ................................ 53
4 . — El choque de culturas y re lig io n e s................... 53
5 . — La ayahuasca (¡natema) entre tos jíb a ro s ........ 55
a. El mundo naturall y sobrenatural.— Génesis 59
b. Las clases de espíritus y la ayahuasca.—
El hua daw i.......................................................... 64
c. El arutam y ¡Ib Inmortalidad def hombre . . . . 66
d. El muisac (rnuisag, muiisak) o espirito de lia
venganza .................................................... 70
e. La caceirío de cabezas y su reducción o
tzantzas ............................................................ 74
f . Enfermedades y m u e rte .................................... 83

6 . — Medicina jíbara y ayahuasca................................. 86


a. Las curaciones ................................................. 86
b. Honorarios y riesgos del ejercicio profesional 91
c. La preparación ddl nuevo brujo y ¡Ib aya-
huasca ................................................................. 93

7 . — Las curaciones en otras trib u s ............................... 99


8. — La ayahuasca entre los oofanes ............................. 104
a. La ceremonia del y c g é ................................. 106
b. El "espíritu del y a g é "................................... 110
c. Otros usos ddl y a g é ........................................ 114

9 . — La ayahuasca entre otras tribus del Ecuador . . . . 114


a. En lía región de lia C o s ta ............................... 114
b. En la región de 'la S ie rra ............................... 118
c. En lila región ddl O rie n te .............................. 119

Referencias B ib lio g rá fica s.................................................................. 125


Vocabulario ...................................................................... 135
Indice de a lu to re s.............................................................. 143
Indice de m a te ria s ........................................................... 145
C A P I T U L O

Parte Botánica

La ayahuasca, planta alucirtógena conocida con numerosos otros


nombres1, de acuerdo o las 'lenguas y dilallectos de ilos diferentes tribus
aborígenes de (Id América del Sur y en particular, de Ha Hoya Am azóni­
ca, ha sido extensamente utilizada con fines religiosos y médicos, por
muchas de aquellas tribus y desde tiempos inmemorialles.
Aunque ¡la Banisteria caapi sería, propiamente, la ayahuasca,
otras especies cercanas a ésta han recibido también Ub misma denomi­
nación vernácula y ya sea porque uno de los nombres más difundidos
ha sido eil de ayahuasca o ya porque se ha querido consagrar en la
ciencia un nombre quichua, el hecho es que él Instituto Nacional! de
Salud Mental!, de los Estados Unidos, usó esta denominación, en prim er
lugar y como sinonimias: caapi y yagé, para Ibi V Sesión dé! Simposio
"Ethnopharmacoíogic Search fo r Psychoactive Drugs2" , que dicha en­
tidad auspició y efectuó en San Francisco, C alifornia, en 1967.
La ayahuasca pertenece a lo fam ilia de las Mallpigh/iaceas y ésta
a su vez a¡l orden Geraniales.
El orden de las Geraniales se caracteriza por el modo de la colo­
cación de ¡los estambres, la forma de disposición de ‘lias hojas, da mane­
ra de abrirse líos anteras, da presencia de estípulas y da presencia de ca­
nales secretores.
14 PLUTARCO NARANJO

A. Familia Malpighiaceas Juss.


Esta fam ilia fue descrita par Jussieu y está integrada por árbo-
ites, arbustos y ¡litamos. Muchas de estas plantas son de especial belleza.
Su número alcanza a más die 600 especies, ila mayoría tropicales y de
las cuates más de 400 crecen en la hoya amazónica.
Los principales caracteres botánicos de la fam ilia14,17 son: flores
hermafroditas en atractivos racimos y carimbos, cáliz quinqué-partido,
persistente algunas veces, bases biglandulosas, raramente uniglbndu-
tosas; estivación de los sépalos quincuncidl, raramente valliuada; corola
oon cinco pétalos unguiculados y desiguales, estivación convoluta, es­
tambres en número dotí'e al de pétalos, es decir 10, ailtenrtipétalos y con
anteras redondeadas y carnosas por su ápice, monadélfos; tres carpe­
los, raramente dos y muy raro cuatro, formando el pistilo con tres
estilos ¡libres persistentes en ocasiones; óvulo solitario, ortotropo, rara
vez anatropo, con funículo largo, pendiente casi unciforme; estigmas
en igual número que estilos, fru to en drupa o cápsula o samara, alado.
Prim itivam ente211, entre otros géneros se diferenciaban: Baniste-
rio y Heteropteris, cuyos caracteres diferenciales eran:

Fruto una samara


Estambres todos fértiles, flores aotinomorfas
o zigomorfas, ala engrosada en ¡la margen,
superior o ¡inferior
Flores casi actinomorfas, pequeñas; día
dorsal de la samara con >I¡a margen superior
(ventral) delgada y la margen inferior (dor­
sal ) engrosada.................................................. Heteropterys

Plores zigomorfas, estigmas truncos con estig­


mas capiteladbs; día dorsal con la margen su­
perior gruesa y ¡la inferior d e lg a d a ................. Banisteria

B. El género Banisteria
Linneo describió el género Banisteria con ¡los siguientes caracte­
res: Cáliz 5—fido con glándulas en ¡la base, pétalos unguiculados, desi-
f f ü f ycym irw n 5 sb
i! Sí r% l M : h te
SJiu« iáJ ¿
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 15

guales. Estambres en número de diez, todos perfectos, desiguales, fila ­


mentos libres en ila base o monadélfas, con frecuencia glabros; ante­
ras obdipPostémonas. Ovario friíacUlor, trilobado, hirsuto, con Pábu­
los dons'i-convenxos; 3 estilos, estigma capitado y truncado en el ápice.
Sámaras 1—3, biailada en el dorso. Semilla oblonga, embrión recti-cur­
vo o imflexo. Hojas opuestas o rara vez venticiladas en 3, enteras y
glandulcsas en la base; pecíolo pequeño, estípulas mínimas, deciduas
rara vez anilladas. Umbelas m uít ¡floras o a veces paniculadas casi sin
pedúnculo; pedicelo con brácteas en la base y 2 brcoteolas. Flores
rosadas o am arillas rara vez blancas. Arbusto trepador, ramas fle x i­
bles.
Posteriormente se describió el género Banisteriopsis (C. B. Rob, y
Dob.) que abarca también a los dos antiguos géneros: Banisteria L. y
Heteropterys Kunth. Por consiguiente, las denominaciones Banisteria
y Heteropterys, deben considerarse, en la actual nomenclatura, como si­
nónimos de Banisteriopsis. Este género comprende cerca de un centonar
de especies que crecen espontáneamente en Ja América1tropical y en
particular, en la Hoya Amazónica.

1 . Banisteria caapi.— Richard Spruce, en sus viajes por las sel­


vas amazónicas3,4, conodió el uso que los nativos de estas regiones ha­
cían de estas plantas a Jas cuales, en ¡lengua tupi se les denominaba
caapi o capí. A l descubrir la especie botánica, Spruce, consagró el fo ­
nema tupi en la denominación Banisteria caapi, Id misma que según
dicho autor tiene las siguientes características botánicas (Fig. 1) .
Liana, las partes tiernas, sedosas y apretadas, inamas güdbras ex­
cepto las inflorescencias, delgadas, plateadas y sedosas que poseen den­
so tomento, ramas con pequeñas J'enticelas, las brotes de 4 mm. de
grosor, estipuláis pequeñas, pecíolos acanallados en la parte superior,
sedosos, de 1 o 1,5 cm. de 'largo con 2 glándulas orbiculares grandes en
el ápice; hojas ovado lanceoladas, acuminadas (acuminado de 2 a 3
cm. de largo) de 16 om. de largo y de 6 a 9 cm. de ancho, glabras lus­
trosas y casi lisas en el ápice, los 5 o 6 nervios primarios prominentes
debajo, los secundarios aneciados generalmente con 2 o 4 glándulas
marginaíes, seriadas. Hojas paniculadas, agudas, con glándulas gran­
des de 3,5 cm. de largo; pedúnculos de las umbelas de 5 a 15 mm. de
16 PLUTARCO NARANJO

Fig. 1 .— Bonisteriopsis caapi (antigua denominación: Banisteria caapi Spruce).—


Arbusto trepador conocido con numerosos nombres vernaculares como: ayahuasca
(quichua), capí o caapi (tu p i), yagé (tucano), etc. Es la planta alucinógena más
importante de Sud América, en especial de la dilatada cuenca del Amazonas. (Toma­
do de Schultes55).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 17

longitud, los pedicelos d«e 10 a 18 mm, de ¡longitud; brácteas y bracteo-


las de 1,5 a 2 mm. de longitud; flores rosa pálido, 15 a 17 mm. de
ancho, sépalos ovado acuminados, a menudo recurvados, con pruína
plateada, glandu'ar, el lim bo de los péta'bs fuertemente cóncavo, fim -
briado-glandular; filamentos muy desiguales; anteras pulverulentas; 2
estilos sigmoideos y robustos, nervaduras de la nuez extendidds como en
B. argéntea, alas dorsales de 2 a 3 cm. ile largo, de 6 a 7 mm. de ancho
sobre lia base, 16 a 17 mm. de ancho debajo del' ápice.

2. Banisferia quitensis Ndz.— La ayahuasca más ampliamente


utilizada por los aborígenes de las selvas orientales del Ecuador y que
llegó a manos ¡de Niedenzu5, para su identificación, con el nombre po­
pular, en español, de: "bejuco bravo", fue descrita por dicho botánico
bajo la denominación de Banisferia quitensis (Banisteriopsis quitensis)
(Ndz) Morton. Según Nledenz'u, ¡las características botánicas de B.
quitensis, son las siguientes:
Liana; las partes más jóvenes esparcidamente sedosas, 1üs prim e­
ras ramas glabras, estrechas, estriadas, t e brotes nuevos cilindricos, li­
sos de 2,5 mm. de grosor, estípulas pequeñas; pecíolos de 1 a 2 cm. de
¡argo, anchamente acanalados en la parte superior, glabros, rara vez
con una glándula, hojas ova des u ovado-lanceoladas obtusas o muy po­
co comprimidas en la base, acuminadas (el! acuminado de 1 a 3 cm. de
longitud), un poco enrolladas y de consistencia de papel, de 5 a 15 cm.
de largo, glabras, pero con 5 a 7 nervaduras prominentes am arillo-ro­
jizo, brillantes, especialmente debajo; hojas florales (lanceoladas, agu­
das, de 3 cm. de longitud con pecíolo de 5 mm. gradualmente reducidas
hacia la parte superior; brácteas lanceoladas de 3 mm. de ¡largo.
Umbelas de cuatro flores, los pedúnculos de las umbelas de 3 a 10 mm.
de Ibrgo, los pedicelos delgados cerca de 1 cm. de longitud. Las brác­
teas y bracteolas de 2 a 3 mm. de largo, sépalos lanceolados, con o sin
glándulas, pétalos amarillos, glabros, estambres y estillas glabros de
forma desigual. Samara sedosa de 5 mm. de ancho a veces con un tu ­
bérculo en la -base y también sobre ¡las nervaduras laterales.
A l comparar las descripciones de B. caapi y B. quitensis, puede
reconocerse, de inmediato, i-a gran sim ilitud de las dos especies, a ta¡l
punto que Cuatrecasas no duda en considerar que ¡las pitan-tas descritas
18 PLUTARCO NARANJO

como dos especies diferentes, pertenecen a una sala y misma especie,


en cuyo caso se trataría de B. caapi Spruce.

3 .— Otras Banisteriopsis— En la América tropical y en especial


en to Hoya Amazónica, como se mencionó ya, se han identificado cer-

Figs. 2 y 3 .— Banisreria pruinosa y Heteropterys aceroides, respectivamente. Dos


de las numerosos especies pertenecientes a la familia de las Malpighiaceas y que cre­
cen espontáneamente en la América tropical!. Iniciolmente se describieron los dos gé­
neros botánicos, en la actualidad, se los englobo dentro del género Banisteriopsis
(C.B. Rob. y Dob.).

ca de 100 especies diferentes, (Fig. 2 y 3) pertenecientes al género


Banisteriopsis. Muy probablemente 'la especie más difundida y u tiliz a ­
da por los 'indígenas para la preparación de bebidas alucinantes iha sido
la especie B, caapi. Se han mencionado otras especies que habrían
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 19

sido utilizados con ¡guales propósitos, entre elfos: B. Iongialata, B, me­


ta Bicolor Juss ( = B. 'utea R uiz), B. ¡nebrians y B. rusbiana.

De tas numerosas especies que constituyen el género Banisteriopsis


solamente pocas han sido ‘investigadas en ¡lo referente al conten i-do de
principios activos6’12. La B. caapi contiene varios alcaloides: harmina,
harmaíina y tetrahidroharm ina. Varios de las otras especies ¡investiga­
das contienen también tuno o más de estos alcaloides derivados beta-
carbalínicos B. inebriaos, contiene harmina y harmaíina. A l parecer
constituye uno excepción la especie B. rusbayana la cual no contendría
alcaloides beta -carbol ín icos sino dirneti Itriptamiina, que también es
capaz de producir efectos alucinantes, aunque de muy corta duración.

A continuación enumeramos lias especies más frecuentemente c i­


tadas por algunos de los botánicos que se han ocupado de la flora tro ­
pical de América, con indicación del área geográfica en la que se ha
encontrado cada especie. La lista es paroia! y requiere se la complete,
mediante mayor información botánica.

C. Distribución geográfica de algunas Banisteriopsis:

1 . Banisteriopsis de Centro América: En Centro América y, en


particular, en Guatemala13, se han encontrado las siguientes especies:

Nombre botánico: Nombre vulgar:


Banisteria beecheyana mariposa
„ heterocarpa sin nombre
„ lawrifolia alejandrina
„ rosea florecita de pensamiento
„ argéntea ala de zonpopo
Heteropterys purpurea mata piojo

2 . Las Banisteriopsis de Colombia: En el territorio colombiano y


en especia»! en la reglón que forma porte de la Hoya Amazónica se han
encontrado y descrito las siguientes especies14’ 14b:
20 PLUTARCO NARANJO

Banisteria Heteropterys
B. caapi Spr. H. beecheyana Juss.
B. heterosíyla Juss. H. cristata Benth.
B. ¡nebrions Morton H. macrostachya J'uss.
B. platyptera Gr. H. nervosa Juss.
B. rusbyana (Ndz) Mantón H. orinocensis (H.B.K.) Juss.

Tetropterys methystica Schultes.

3. Las Banisteriopsis de Venezuela: En las zonas cálidas de Ve­


nezuela?15, desde Ja costa A tlántica hasta las hoyas dé! Orinoco y el
Amazonas, se han identificado numerosas especies, algunas de las
cuales como Banisteria argéntea y B. cristada, tienen un área muy
amplia de distribución.

Las especies descritas son las siguientes:

Banisteria

B. apiculata
B. argéntea (H.B.K. Spreng
B. argéntea (H.B.K.) var. acuminata Ndz.
B. argéntea (H.B.K.) Spreng. var. obtusiuscula Ndz.
B. cinerascens (Benth.) Griseb
B. cornifolia (Kth.) Spreng. var. typica Ndz.
B. cornifolia (Kth.) Sprehg. var. eliiptica Ndz.
B. cristata Griseb.
B. elegans Triana y Pl. var. grandifolia Ndz.
B. guatemaiensis Ndz.
B. lucida Rich. (Lindl.)
B. orbicularis Ndz.
B. platyptera Griseb.
B. sepium Juss.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 21

Heteropterys
H. acutifolia Juss.
H. acutifolia eglandulosa Ndz.
H. anoptera Juss.
H. Beecheyana Juss.
H. brachiata
H. cari nata Benth
H. cochleosperma Juss.
H. escallonifoüa Juss.
H. iaurofo'/ia Juss.
H. macrostachya Adr. Juss.
H. macrostachya Juss.
H. oblongifolia Gleason
H. purpurea (H.B.K.) var. puberula Ndz.
H. purpurea (H.B.K.) var. antiliana Ncfz.
H. suberosa Gríiseb.
H. venezolensis Ndz.

4 . Las Bar»isteriopsis cfel Brasil: En la extensa porción de lia Hoya


Amazónica que pertenece allí Brasiil y en otras zonas hacia el Sur, se
han encontrado numerosísimas especies tanto de Banisterias como del
antiguo género Heteropterys, siendo éstas ‘las siguientes:

Banisteria
B. adamantium M art. B. latifPlia Juss.
B. adenopoda Juss. B. lucida Rich.
B. angustifo'ia Juss. B. megaphyila Juss.
B. anisandra Juss. B. membranifolia Juss.
•-i _i
B. argyrophylla Juss. B. metallico’or Juss. LO O

B. b'anchetiana Juss. B. multífoliata Juss.


B. caapi Spr. B. nigrescens Juss.
B. campestris Juss. B. nummifera Juss.
B. clausscniana Juss. B. oxyclada Juss.
B. crotonifoiia Juss. B. platyptera Gr.
B. constricta Gr. B. pruinosa M art.
22 PLUTARCO NARANJO

B. egfandulosa Juss. B. pubipetala Juss.


B. arianthera Juss. B. rígida Juss.
B. ferruginea Cay. B. salicifolia DC.
B. gardenariana Juss. B. schizoptera Juss.
B. grata Gr. B. schwannioides Gr.
B. guatemalensis Ndz. B. sepium Mart*.
B. hiperífoUa Juss. B. ste'Jatis Gr.
B. iaevifolia Juss. B. yernonifolia Juss.

Hetaropterys

H. aceroides Gr. H. macrostachya Juss.


H. acutifolía Juss. H. martiana Juss.
H. aenea Gr. H. megaptera Juss.
H. affinis Juss. H. nervosa Juss.
H. angustifolia Gr. H. nitida Kth.
H. anoptera Juss. H. obtusata Gr.
H. anómala Juss. H. ochnaefol a Juss.
H. argyronphaea Juss. H. orinocensis (H.B.K.) Juss.
H. beecheyana Juss. H. pannosa Gr.
H. bicolor Juss. H. patena Juss.
H. catingarum Juss. H. paucif!ora Juss.
H. ccmpestris Juss. H. playptera DC.
H. crenulata M ort. H. pteropetala Juss.
H. cochleosperma Juss. H. racemosa Juss.
H. confertifiora Juss. H. reticulata Gr.
H. cordifoüa Moric. H. rhopalifolia Juss.
H. coriácea Juss. H. rubiginosa Juss.
H. cristata Benth. H. rufula M ort.
H. chrysophyüa Kunth. H. soHgna M ort.
H. duarteana Juss. H. sérica Juss.
H. eglandulosa Juss. H. sessilifoMa Juss.
H. escaMonifolia Juss. H. spectabiiis M art.
H. grandiflora Juss. H. suberosa Gr.
H. heücina Gr. H. ternstroemiaafolia Juss.
H. hiparicifolia Juss. H. thyrsoidea Juss.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 23

H. ilicifolia Gr. H. trichanthera Juss.


H. intermedia Gr. H. trigoniaefoüa Juss.
H. faurifoiia Juss. H. transiens Ndz.
H. leschnaultiana Juss. H. um bellota Juss.
H. iindíeyana Juss. H. xanthophylla Juss.

5. Las Banisteriopsis de! Perú: El Oriente peruano, que forma


parte de 'la Hoya Amazónica tiene en común con los otros países ama­
zónicos, muchas de las característicos ecológicas y florísticas y posee
también algunas Banisteriopsis.
Es muy probable que en los actuales territorios de! Perú, eí Ecuador
y Colombia existan muchas especies que aún no han sido debidamente
estudiadas e identificadas y que constan en lia lllista correspondiente al
Brasil.
Entre lias especies descritas para el Perú14 se encuentran Jas si­
guientes:

Banisterias
B. caapi Spr.
B. caducifoÜa Ndz.
B. cornifolia (H.B.K.) Spreng var. typica Ndz.
B. cristata Gr.
B. heterostyla Juss.
B. inebrians Morton
B. laevifolia Juss.
B. leiocarpa Juss.
B. ieptocarpa Benth.
B. longialata Ndz.
B. lucida Rich.
B. muricata Vav.
B. nigrescens Juss.
B. nutans Ndz.
B. padifofia (Poeppig) Ndz.
B. peruviana Ndz..
B. platyptera Gr.
B. pubipetafa Juss.
24 PLUTARCO NARANJO

Heteroptarys

H. anómala Juss.
H. beecheyans Juss.
H. grandiflora Juss.
H. cristata Benfh.
H. macrostachya Juss.
H. nervosa Juss.
H. orinocensis (H.B.K.) Juss.
H. Trasiens Ndz.

6 . Las Banisteriopsis de! Ecuador.— En las montañas de Has ver­


tientes occidental! y orientail de tos Andes, de tas cuates 'la segunda se
extiende hacia ila Hoya Amazónica, onecen espontáneamente ai'gunas
especies de ayahuascas. No se ha efectuado hasta ahora un estudio
exhaustivo de este grtppo de plantas. Se han identificado en número
muy ilim itado, ya sea de aquellas que utilizan tos 'indígenas o de aque­
llas encontradas, por casualidad, en dlguna de ías expediciones botá­
nicas.

La Banisteriopsis caapi crece espontáneamente en IPa selva, aunque


es posible también encontrar algunos ejemplares cultivados por los in­
dios. La planta, usiualmentie, crece robusta y trepándose por los árboles
de grandes dimensiones, ccn algunas ramas péndulas en las cuates, rara­
mente, es posible encontrar lias inflorescencias, bastante atractivas por
su sobria bel leza. Los tal los inferiores estriados y di corte transversal de
aspecto 'lobulado, de un tin te amarillilervto, debido af calor de 'los alca­
loides y otras substancias colorantes, aícanzan hasta 4 y 6 cm. de
diámetro (Fig. 4 ).

Las pocas especies descritas pora él Ecuador son las siguientes:

La Banisteriopsis caapi, ha sido encontrada en San Isidro y desde


el origen del Pastaza hacia el Oriente. Muchas referencias botánicas
y etnológicas de la ayahuasca, desde Spruce3, Vi'lllüvioencio18 y otros 10‘21,
corresponden seguramente a esta especie.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 25

Flg. 4 . — Tronco de ía ayahuasca.— Dibujo de un segmento de un robusto tronco


de ayahuasca, coleccionado en la zona de los cotones. A! corte transversal tiene el
aspecto tabulado y su leño es de color omortMo. El diámetro de eslíe ejemplar: 5 cm.
Fig. 5 .— Tetrapterys.— El género Tetropterys es, botánicamente, muy cercano al
BanisteiCoprs y algunas plantas pertenecientes a este género han sido también u tili­
zadas como aluainógenas, entre ellos T. methystica.

La B. quitensis que como se mencionó ya sería idéntica con la


B. caapi ha sido encontrada también en los mismos sitios anteriormente
mencionados.
La B. rusbyana, encontrada entre líos tíos Son Miguel' y Aguariico,
en ía parte Noroccidental deií Oriente12.
La B. eüiptiica H.B.K. ( = Stigmafophylla Acir. Juss. ellipfica),
e n c o n tra d a e n e l S u r de L o ja 22.
La B. nigrescens Juss. ha sido encontrada a lo largo del río Pas-
taza.
26 PLUTARCO NARANJO

En ©I Herbario de Sodiro del Instituto de Ciencias Naturales de ¡la


Universidad Centro!, se encuentran ejemplares de Banisterias corres­
pondientes a dos especies aún no identificadas y encontradas en 'las
estribaciones andinas occidentales, en 'la provincia de Pichincha (zona
de Mindo y N ie b lí).
Se han ¡identificado también varias Tetra pterys.22, como: T. croto-
nifolia Juss., halilada cerca de Guayaquil; T. acapu'ences H.B.K. (sin.
T. crispa Rich) Juss., hollada en ¡la provincia del Guayas y T. Jamesoni
Turcz, hadada en ja misma zona.

D. Otras Malpighiáceas alucinantes.

Otras plbnfas pertenecientes a ¡la misma fam ilia de lias Malpighiá­


ceas han sidb también utilizadas para Ja preparación de bebidas aluci­
nantes. Entre cillas, plantas pertenecientes a un género muy cercano
a Banisteriopsis: ©I género Tetrapterys (Fiig. 5 ). Entre las plantas per­
tenecientes a este género, se menciona T. methystica23, que es u tiliz a ­
da en ila Hoya Amazónica en una reg ón entre Colombia y Brasill.. De
esta especie se han aislado ya alcaloides derivados beta-carbolínicos.
La especie Cabi paraensis Ducke, en la cuail se ¡ha encontrado harmwa
y que fue hallada inioiaiimente en la zona de Paró (Brasil) y Juego en
muchos otros lugares, por habitantes de! a¡lto Amazonas, en Ja zona
que pertenece a Braslill y Perú24,25. También Jas especies: Mascagnia
psy!ophy!!a var. antifebrilis, Lophantaera lactescens ( = L. longifolia),
y que contienen también prinaipios activos, han sida utilizadas como
alucinantes23.
La harmina y los otros a k a ’oides beta-carbol íniieos, no constituyen
un patrim onio exclusivo de especies de la fa m ilia de Jas Mallpighiáceas.
Derivados beta-carbol'ínicos, aunque no precisamente harmina, se
han encontrado8,26-35 en plantas pertenecientes a varias fam ilias, desde
Ib más antiguamente conocida en el V iejo Mundo: Peganum harmala,
ubicada entre, ¡las Rutáceas (¡pero sería más propio ubicarle entre las
Zigofiláceas) hasta plantas trapicares de Sudamérica recientemente es­
tudiadas. Entre otras, citaremos: Arcaba rubra M orí ( = Sickirtgia
rubra Schumm) y Pogonopus tubulosum (D O Schum, perteneciente a
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 27

la famrüia de las Rubiáceas; Strychnos meiinoniana B atí, Loganiácea;


Aspidosperma polyneuron Mül'l' y Pleicarpa mutica Bentfi, Apociná-
ceas; AescHrion crenata VeiMSimarrubácea; Alangium Lamarokii Thw.,
Afangiácea y Cassinopsis lilicifoüa Kuntz., Icacinácea.
De otra parte tetnabidrohormina ha slido encontrada también en
una Rubiácea africana : Leptactine densiflora Hook y ha.nmina en Pasi­
floráceas, como P. incamata L. y en una Zigofi'ácea: Zygophyllum fa-
bago.
C A P I T U L O II

Parte Etnológica

A. Las denominaciones aborígenes.

Como se mencionó ya, lia denominación de ayahuasca es una de


las más difundidas, especialmente en el Ecuador y el Perú. Es impor­
tante tener presente que dicha denominación vernacUlair no hace refe­
rencia a una sola especie botánica. Se trata de una fitomimia que hace
referencia más bien a dientas propiedades psicotrópiicas y a ilós usos que
los aborígenes han hecho de estas plantas. Los indios prim itivos han
aplicado él mismo nombre a especies de un mismo género y aún a tíos
pertenecientes a varios géneros.

Ayahuasca es palabra quichua aya = muerto o difunto y por exten­


sión: alma, espíritu y huasca=cuerda, soga y por extensión: bejuco o
liana — para designar muerto o difunto, existen también otras palabras
quichuas, usadas como sinonimia, según el grupo étnico y su dialecto,
entre éstas: huañuzca, huañushca o pitishca— significa pues: fiama o
bejuco de los muertas1,25,80' 38, cosa que hace claro referencia a uno de
•los usos mágicos de estas plantías, a saber, el lograr, bajo acción de la
planta, tomada en forma de extracto o cocción, entrar en contacto con
los antepasados muertos, poder dialogar con ellos y conocer sus deseos
y necesidades. Oentro de ila concepción amimista de lia mayoría de t r i­
bus prim itivas ds América, el conocimiento de los deseos de los ante­
pasados muertos, era de suma 'Importancia, y aún siglue siéndolo entre
los grupos menos aculturados. El objeto ero satisfacer, oportunamen­
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 29

te, sus necesidades y gozar entonces, de l.'Ds beneficios que puede pro­
porcionar ese espíritu debidamente atendido, 'lo contrario significaba
exponerse a las consecuencias del enojo del espíritu. Más adelante
volveremos a referirnos, con mayor am plitud, ail culto de ios muertos.
La fitcriiim ia puede también hacer referencia a ciertas formas de
endocaoibailiismo que, como ha demostrado Biocca39, subsisten hasta
hoy, entre tribus de la Hoya Amazónica, especialmente en e<l área dell
Brasrí. Consiste en reducir a cenizas el cuerpo del fa m ilia r fallecido
y fuego en ceremonia especia!, beber él extracto de ayahuasca al que se
ha agregado parte de dichas cenizas. Esta práctica consagra también
el culto a ;los antepasados y simboliza la unión eterna con el fam iliar
desaparecido.
Algunos autores40 han interpretado 'la fitonim ia como: bejuco
amargo. Tanto él bejuco Como, sobre todo, su extracto concentrado es
sumamente amargo y este hecho podría dar lugar a ta)| interpretación;
desde luego en quichua amargo es ayac o hayac y no aya que, como se
indicó, significa muerto. Por otro lado, enorme número de especies ve­
getales tienen tallos y extractos de sabor amargo, por '¡o mismo, tal de­
nominación no caracterizaría a esta planta.
Desde luego, los aborígenes, si utilizaban el adjetivo ayac, en a l­
gunas de las palabras compuestas don las que denominaron a ciertas
plantas. Por ejemplo, entre los nombres quichuas de las plantas hoy
conocidas como quinas, está la ayac-cara, que quiere decir "corteza
am arga"41.
Algunos autores han utilizado la h muda del español para escribir
haya-huasca, pasando a la fonética inglesa y de otras lenguas como
"jayahuasca", que debe considerarse como una mera variante ortográ­
fica. Lo mismo las denominaciones aya-huasca, ayawasca, aya huasa,
ayahuashca.
Las plantas dél género Banísteriopsis y en especial B. caapi, son
conocidas con numerosos nombres aborígenes, según los grupos lingüís­
ticos de América del Sur. Una denominación -muy común en parte del
Amazonas y eil Orinoco es capí, que es voz tupí1. Spruce3,4 consagró
él mencionado nombre en la nueva especie botánica Banisteria caapi;
pero duplicó la letra a, pese a que él fonema de lia lengua tupí corres-
30 PLUTARCO NARANJO

ponderío a una sota a en lengua castellana25. Deben pues considerarse


como simples variantes ortográficas, las denominaciones: caapí, capí y
cahapí.
Existen varias ¡interpretaciones acerca de esta fitonim ia. Según
unos significaría "planta coloreada", pero parece que se trata de una
confusión con capí-pinima, que sería él nombre vernacular de una
Apocinácea: Haemadictyon amazonicum, Ha oua¡! posee hojas de colbr
verde brillante con nervaduras de un tin te rojo-sangre. La otrai ¡inter­
pretación, probablemente más ajustada di uso y simbolismo de la iplam-
ta, signiificaria: "hoja para exhalar" u hoja para volverse tenue como
dire o el espíritu. Esta fitonim ia hace pensar, de una parte, que entre
los tupís se han utilizado, quizá más que ¡los taitas, las hojas y de otra,
las prepiedades psicotomiméticas de esta planta, que a sus prim itivos
consumidores pudo haberles producido alucinaciones en ¡las que sintie­
ron su espíritu y aún su cuerpo, tenue como el aire.
Entre algunas tribus, como se describirá más adelante, hay la
creencia de que ciertos espíritus, al fin a l de un ciclo de existencia in di­
vidua'!, se convierten en esa tenue niebla que, con frecuencia, envuelve
a las seivas durante ciertas horas. Es posible, bajo la acción alucinan­
te del capí, volverse espíritu, es decir tenue como la iniebla o sentir que
el espíritu sale del cuerpo, emigra, viaja, efecto psíquico muy común7,
sobre el cual trotaremos más ampíiamenite.

Cabí es otra denamlnac'ón utilizada en el Brasil!. Puede ser una


simple degeneración de capí y se eplica tanto a B. caapí, como a Cabi
paraensis. Esta denominación se emplea ein la región de Paró1,6,25,42.
Una denominación empleada en un áreai bastante extensa que
abarca porte de la región amazónica de Colombia, Venezuela y Brasil,
es ¡la de yagé43'50. Desconocemos lio ¡¡interpretación de esta fitonim ia,
pero no sería raro que tenga un significado sim ilar a los ¡mencionados
anteriormente. Debe considerarse como simples variantes de esta de­
nominación: yaje, yagué, yahé, iagé. Pueden considerarse también
como variantes regionales o denominaciones correspondientes a otros
dialectos, los siguientes: ya!ó, yaká, yoeó.
Etnias o grupos lingüísticos, geográficamente paco extendidos, tie ­
nen sus propias denominaciones para las Banisteriopsis, denominado-
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 31

nes raramente mencionadas en la literatura como: nepi, nepe, pinde,


iona, etc.

6. Antecedentes históricos.

1 . Las más remotas noticias.— 61 uso de ila ayahuasca, as! como


de otras plantas aluainógenas, dota de varios miles de años atrás. Va­
rios ídolos y estatuillas, así como artefactos para la administración y
uso de plantas clucinógenas, encontrados en México, Centro América,
el Ecuador y otros países, tienen una antigüedad de aproximadamente
m il años antes de la era cristiana. En el Museo Etnológico de la U ni­
versidad Central (Q uito), se conserva una copa (Fig. 6) encontradla

Flgs. 6 y 7 . — Copas ceremoniales paro beber licores "mágicos".— A la Izquierda


copo encontrada en el Orlente ecuatoriano, en lo zona habitado por los jibaros. Tiene
dibujos y diseños labrados en bajo relieve, de un simbolismo especial (pieza del Museo
Etnológico de la Universidad Central). A la derecha, copa ceremonial perteneciente a
la cultura cupisnique (Chavín). La figura tallada representa dos jaguares, cada uno sos­
teniendo una serpiente. Los dos animóles tienen un alto valor mitológico en muchas
culturas primitivas (pieza, perteneciente a la colección Dumbartom Oaks, Washington,
D. C.; tomado de Osbome104) .
32 PLUTARCO NARANJO

en el- Oriente ecuatoriano, en tía zona habitada por 'los jíbaros. Su


antigüedad no ha sido aún establecida. Es del tipo de copa o vaso ce­
remonial para beber el extracto de ayahuasca. Los dos extractos más
potentes que 'íbs jíbaros han manejado, por siglos, son (los de ayahuasca
y curare; pero mientras la ayahuasca tiene un alto va'or religioso y ri­
tual así como aplicaciones médicas, el curare sólo es utilizado paira '¡a
cacería. Tanto e'i tamaño de esta capa, su fino acabado, su oroamea-
tacflón y simbolismo, 'la analogía con otros objetos utiizados por ila miis-
ma trib u y muchas otras, como los cupisniques49” (Fig. 7) a (los tuca­
nos49,50»500, por ejemplo, deja poca duda de que esta capa fue utilizada
en ritos y ceremonias, para beber la bebida a'liudinonte.
La palabra ayahuasca, como se ha dicho ya, es quichua y muy
probablemente la difusión de este térm ino corresponde a tía expansión
del imperio inca, cuando 'llegó a construir el Tahuantínsuyo.
Tribus como fias de -los cayapas, en (la costa norte del Ecuador o la
le los tucanos, en Colombia, que no sufrieren ía ‘infidencia 'lingüística
incaica han preservado da denominación propia de su lengua y con un
significado muy cíaro sobre '¡os efectos alucinantes o 'mágicos del vege­
tal. Tai! el caso de nepi en -lengua cayapa. En 'las obras del I nca Fe­
lipe Guarnan Poma de Aya-la31: (“ Nueva Grónica y Buen Gobierno,
15 8 7 "), de Fray José de Acosta52: ("H istoria Naiturai! y Mora'l de las In­
dias", 1590) y el Inca Garcillaso de la Vega33: ("Comentarios reales
de los Incas", 1609-1617) no se encuentran referencias sobre da aya-
huasca aunque sí sobre otras plantas ailuainógenas. Tanto Guamá-n
Poma de Ayala como Garcillaso de lia Vega, mencionan en repetidas
ocasiones a lia víllca. La vilca era muy utilizada en numerosas corémo­
nos 'le carácter -religioso, así coma en Medicina. Las denominaciones
de vHxa, huiiea, huishca, vriiea, deben considerarse como equivalentes
o si-non'mias o simples variaciones ortográficas de un mismo fonema.
Vílcc o hui'co, según el dialecto quichua quiere decir: ídolo, dios, d i­
vinidad y el verbo, significa vaticinar, predecir (huiiea china = hacerse
predecir). La fiitonim ia es de lo más Significativa, se tome en el sen­
tido de que merced a la planta se ¡puede entrar en contacto con la divi­
nidad o que el1hombre se sienta, él mismo, convertido en una especie
de dios o en el sentido de poder "ver el futuro y hacer predicciones".
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 33

Como se expresó anteriormente, muchas fitonim ias no se refieren,


concretamente, a una especie vegeta'! sino más b?en a un grupo de plan­
tas que según fia sistemática actual! pueden estar ubicados en fam ilias
muy diferentes, pero que producen efectos o tienen propiedades pare­
cidas. La denomlioación de villca o wi'lca parece que por regia general],
se aplicó a una 'leguminosa, la Anadenanfhera peregrina (sin. Piptade-
nia peregrina) cuyas semillas contienen dlm etllltriptam ina y han sido
utilizadas por nuestros prim itivos aborígenes desde tías islas de'l Cari­
be hasta el! 'territorio Argentino. Comúnmente í’a administración de
esta planta, se hacia en forma de polvo por vía 'inhalatorio54,53.

2. Las observaciones de Acosta.

Fray José de Acosta52, dice en su H istoria: "Cuando alguien caía


enfermo, creían que era debido a la venganza o enojo de alguno de sus
antepasados, que tenía hambre o sed y antes de atender aJ enfermo
corrían a depositar chicha y comida en ¡las tumbas y pedir a los espíri­
tus que revocaran ilü maJdición. También solían usar para este objeto
el zumo de una pilanta llllamada vishca, (villca), que lio mezclaban con
la chicha". Esta referencia hace pensar que, en este caso, lo vlllllca no
era la 'leguminosa, de la cual se utilizan los semillas, sino posiblemente
o una salonácea o la ayahuasca.
El respeto y culto que nuestros aborígenes profesaban por Jos d i­
funtos fue muy grande, como Jo ha sido en muchas de las culturas p ri­
m itivas, como Ja egipcia, por ejemplo. Pese a la acuUturaclón, eJ adoc­
trinam iento cristiano y Jos sig'os transcurridos, nuestros Indios no han
perdido Ja costumbre de ofrecer comidas y artículos de uso personal, a
sus antepasados, por Jo menos una vez ail año, el 2 de noviembre, que
la propia iglesia católica' celebra el Día de los Difuntos. En casi todos
los villorrios interandinos del Ecuador y en algunos de lio Costa, así como
también en ©1 Perú Jos indios acostumbran hacer la "ofrenda" eJ día
de líos difuntos o "finados", y que consiste en colocar en illa iglesia y
también en eJ cementerio, sobre la tumba del antepasado, un mantel y
sobre él varias velas prendidas y Jos platos o viandas, frutas y más a li­
mentos que eran de Ja predilección del antepasado. Esta ofrenda se la
34 PLUTARCO NARANJO

mantiene por todo él día, ai| propio tiempo que b viuda, ib madre, el
hijo o los hermanos del difunto hacen una (larga lamentación, dtologan
con él muerto, ¡le piden ctteimencia y su protección56,57 (Véase ¡Fig 52).
Veamos (Ib que dice Fray José de Acosta52: "Comúnmente creyeron
los indios dell Perú, que lias ánimas vivían después de esta vida, y que
los buenos tenían glíoriia y líos mallos pena, y osí en persuadirles estos a r­
tículos hay poca dificultad. Mas de que los cuerpos hubiesen de resu­
cita r con las ánimas, no lo alcanzaron, y así ponían excesiva diligencia,
como está dicho, en conservar ios cuerpos y honrados después de muer­
tos. Para esto sus descendientes les ponían ropa y hacían sacrificios,
especialmente ¡ios reyes ingas en sus entierros habían de ser acompaña­
dos de gran número de criados y oficiales, para que fuesen a servir a la
otra vida. Cuando m urió Guaynacápac, que fue padre de Atahua'pa,
en cuyo tiem po entraron ¡los españoles, fueron muertas m-iif y tantas per­
sonas de todas ‘lias edades y suertes, para su servicio y acompañamiento
en la otra vida. Matábanlos después de muchos cantares y borrache­
ras, y él¡los se tenían por bienaventurados; sacrificábanles muchas cosas,
especiallmente niños, y de su sangre hacían una raya de oreja a oreja,
en el rostro del defunto*. La misma superstición e inhumanidad de
m atar hombres y mujeres para acompañamiento y servicio dell defun-
to en la otra vida, han usado y usan otras naciones bárbaras. Y aún,
según escribe Polo, cuasi ha sido general en Indias, y aún refiere el ve­
nerable Beda que ¡usaban los ang'os antes de convertirse ól Evangelio,
la misma costumbre de m atar gente, que fuese en compañía y servicio
de fos defuntos. De un portugués que siendo cautivo entre bárbaros le
dieron ¡un flechazo con que perdió un ojo, cuentan que queriéndole sa-

(*) Según i!a mitología de algunas culturas indoomericanas, el hombre fue creado
por los dibses, de la propia sangre de éstos3S. La sangre representa la vida y
el espíritu divino. El indio, por lo genero!, tiene terror a perder una gota de
sangre. A cambio de esa sangre donada por los dioses, éstos exiigen la sangre
de los hombres y ciertos dioses más benignos se conforman con sangre de ani­
males. Creencias mitológicas de este orden han obligado ai hombre primitivo
a hacer sacrificios humanos. En la cultura griega, pese ol alto nivel de desa­
rrollo que alcanzó ésta en su época de oro, entre los siglos VI y V A. de C., aún
se ofrecían sacrificios de ciertos animales, específicamente, a algunos de los dio­
ses: por ejemplo, el gollo a Esculapio.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 35

Fig. 8 .— Datura tatula . — (Chamico). A la izquierda planta en el periodo de


floración y a la derecha después de haber perdido sus hojas, fase en la cual persisten
sólo las cápsulas que al secarse dejan caer las semillas. Tanto las hojas como sobre
todo las semillas contienen vorios alcaloides del grupo del tropano, en especial, esco-
polamina. El chamico es otra de las plantas ojlucinógenos que ha sido utilizada por los
aborígenes de América, en particular por los de aquellas zonas en donde no existe la
ayahuasca.

orificar para que acompañase un señor defunto, respondió que 'los que
moraban en la otra vida, tenían en poco di defunto, pues le daban por
compañero a un hombre tuerto, y que era mejor dársete con dos ojos; y
parecí ándales bien esta razón a dos bárbaros, te dejaron. Fuera de esta
superstición de sacrificar hombres oi defunto que no se hace sino con
señores muy calificados, hay otra mucho más común y genera1! en todas
fas Indias, de poner comida y bebida a lias defuntos sobre sus sepulturas
y cuevas, y creer que con aquejilo se sustentan, que también fue error
de los antiguos, como dice San Agustín. Y para este efecto de darle de
comer y beber, hoy día muchos indios infieles desentierran secreta­
36 PLUTARCO NARANJO

mente sus defuntos, ,de las iglesias y cementerios, y tíos ervtiierran en ce­
rros o quebradas, o en sus propias casas. Usan también ¡ponerles plata
en las bocas, en las manos, en ilos senos, y vestirles ropas nuevas y pro­
vechosas, dobladas debajo 'de ¡la mortaja. Creen que las ánimas de sus
defuntos andan vagando, y que sienten frío y sed, y hambre y trabajo,
y por eso hacen sus aniversarios llevándoles comida, y hedida y ropa'.
A esta causa advierten con mucha razón les prelados en sus sínodos,
que procuren los sacerdotes dar a entender a los -indios, que ¡lias ofren­
das que en ¡la iglesia se ponen en las sepulturas, no son comida ni be­
bida de las ánimas, sino de los pobres o de ¡los ministros, y sólo Dios es
el que en lía otra vida sustenta las ánimas, pues no comen n¡¡ beben cosa
corporal. Y va mucho en que sepan esto bien sabido, porque no con­
viertan el uso santo en superstición gentílica, como muchos lo hacen".
De esta cita se desprende que sacrificar seres humanes y animales
en homenaje a los muertos y a tos dioses fue una modalidad común a
muchas culturas prim itivas, inclusive la hebrea, ta l como se relata en
el A ntiguo Testamento.
Es probable que de este extendido culto a los muertos surgió la
fitooim ia ayahuasca, ya que mediante lia bebida de sus extractos, en
la fase alud-notoria, se puede ver a los antepasados, hablar con ellos,
conocer sus deseos, sus órdenes. También hay que recordar que en el
entierro de un señor o cacique y mucho más de un rey Inca, se enterra­
ban tam bién una o más esposos vivas, antes de ¡lo cual se les adm inistra­
ba una planta alucinante, en dosis bastante tóxicas, generalmente u ti­
lizan el chamico (Fig. 8 ), o eíi buantug (Fig. 9 ), ambas pertenecientes
a la fa m ilia Solanáceas511"01 y bien pudo también haberse utilizado la
ayahuasca, aunque de este posible uso de la planta, no hemos encon­
trado ninguna referencia precisa.

3 . Las observaciones de Velasco y otros.— Los sacerdotes y cro­


nistas de I ndias no concedieron casi ninguna importancia al uso le plan­
tas alucinantes por parte de 'los aborígenes de Am érica; ya sea porque
no se percataron de lia influencia que han tenido en la génesis de los
mitos y prácticas religiosas de los aborígenes, ya por el desprecio que
mam testa ron a lo que ellos considera ron si mplemente supersticiones.
En algunos casos ni siquiera dieron crédito a los efectos pslcotrópicos
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 37

Flg. 9 . — Datura sanguínea (guantuc).— El guantuc es una solanácea arbórea.


Crece espontáneamente. A la izquierda: vista de una planta; a la derecha, flores y
frutas. Las flores son de color amarillo anaranjado con pintas rojizas. También esta
plantía es rica en escopoiamina y es otra de las plantas alucinógenas utilizadas por los
aborígenes del altiplano sudamericano.

de estas plantas. Por ejemplo el Padre Juan de Veíasco02, en su "H is ­


toria del Reino de Q uito" ( 1789), en relación afl uso de huaníug (Datura
sanguínea) dice que: "Es un ¡potente ¡narcótico y ¡los indios usaban para
fingir visiones". Este escepticismo y desprecio por lia mitología abori­
gen hizo que muchos cronistas y naturanistas que ■Plegaron a América,
en los primeros años de lio conquista, no registraran en sus anatles los
usos religiosos, médicos y mágicos de muchos de estos vegetales.

El español, el europeo del sigilo XV, que hacía mucho tiempo que
había¡ abandonado el pdlliteísmo, en favor del cristianísimo y que además
había desarrollado ¡una civilización, en muchos aspectos superior a la
del hombre americano, ¡miiró todo a través de su propio crista!!, juzgó
38 PLUTARCO NARANJO

los vallares éticos y cuSturalles de estos pueblos, a través de su propio


medio, sin tra ta r de conocer su génesis nt¡ menos interpretar su rico
significado. A través de las crónicas de sacerdotes — y que fueron doc­
tos, como Acosta52, Las Casas63, mucho más tarde Ve-Pasco02 y otros,
toda Ib hermosísima mitología aborigen aparece no sólo en forma frag­
mentaria y deformada, sino interpretada, como que todo ha sido obra
del demonio y por tanto es sujeta a condenación inmediata.
El mismo Padre Juan de Velasco62 se refiere a lid supay huasca,
que querría decir cuerda o liona del demonio, conocida también con
el nombre de shilinto, de ila cual rndica que es utilizada en Ja zona de
Mainas y que: "Produce hasta 24 horas de calentura". ‘Pero no anota
los efectos psicológicos, probablemente de carácter ailucinatorio o de v i­
siones en lias cuajes quizá veían a líos espíritus maléficos o éStas mismos
se sentían poseídos por el espíritu m aléfico y de a llí el nombre vernacu­
la r de la planta (cuerda del dem onio).
Paredes Borja61 y Ríos23 han hecho breves recuentos históricos
acerca- deil descubrimiento, por el mondo civilizado, de 1a ayahuasca.
Algunas de nuestros referencias proceden de estas fuentes.
Entre Jas primeros que, en una obra de carácter científico se re fi­
rieron a la planta y su -uso en ceremonias rituales y medicina mágica,
están HumbcJdt y Bcnplond64 quienes recorrieron, entre otros países
de la América tropical, Venezuela, Colombia y Ecuador, hacia fines del
siglo X V III. El uso de esta planta observaron particularmente entre tas
indios del río Negro.
S¡ bien estos célebres naturalistas estaban despojados de prejui­
cios religiosos, estaban muy lejos de imaginar el valar que estas plantas
tenían en la mitología y !a cultura de tas tribus que conocieron y por lo
mismo, las referencias sobre ei uso de la ayahuasca, son muy breves y
secundarias.

4. Las experiencias de ViSlavicencio.— Medio siglo más tarde,


Viflavícencio, médico quiteño y, poco después Spruce, naturalista in­
glés, efectuaron dos estudios que hoy deben considerárselos clásicos, so­
bre JO ayahuasca; e! primero, sobre aspectos médicos y Jos usos que ha­
cían de esta planta Jos jíbaros y záparos y el segundo, sobre todo des­
cribió botánicamente, ¡por -primera vez, a Ja Banisteriopsis caapi y re fi­
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 39

rió di g unos de líos usos, por parte de los indios de las márgenes deil río
Vaupés.
Vi'Jllavicemcio18, en su "Geografía de la República del Ecuador",
publicado en New York, en 1858, dice que Jos indios záparos, jíbaros,
los de Santa Moríanlos mozones y ios anguteros: "Toman para adivinar,
prever y contestar con acierto en líos casos difíciles, ya sea para dar res­
puestas oportunas a ios embajadores de las otras tribus cuando se trata
de hacer la guerra, ya para descubrir los pkmes del enemigo por medio
de esta mágica bebida y tomar las disposiciones convenientes paira el
ataque y defensa, ya en caso de enfermedad de un pariente para averi­
guar cual brujo ío tiene en ese estado, ya para hacer unía visita amisto­
sa a otras tribus, ya cuando íes iliega gente extraña como viajeros, ya,
en fin , para cerciorarse del amor de sus mujeres. Su acción parece
dirigirse a excitar el sistema nervioso; todos líos sentidos se avivan y to ­
das las facultades se despiertan; sienten vahídos y rodeos de cabeza,
luego la sensación de elevarse ail aire y comenzar un viaje aéreo; el po­
seído empieza a ver en ios primeros momentos las imágenes más deli­
ciosas, conforme a sus I¡ideas y conocimientos: tíos salvajes dicen que
ven lagos deliciosos, bosques cubiertos de frutas, aves (lindísimas que
les comunican 'lo que ellos desean saber de agradable y favorable, y
otras bellezas relativas a su vida salvaje. Pasado este momento em­
piezan a ver fieras terribles dispuestas a desgarrarlos, -les falta e l vuelo
y bajan a tierra a com batir con las fieras quienes 'les comunican todas
las desgracias y desventuras que Ies aguarda; en este momento se le­
vanta el salvaje que estaba como en estupor y procura tomar ¡las armas,
insulta a sus mayores amigos que lo contienen a la fuerza dentro de 'la
hamaca, hasta que se duerma, tío que no tarda mucho en suceder".
Pero él mérito de Vi'Mdvicencio no está dolo en haber descrito con
bastante precisión -los usos y efectos que los extractos de ayahuasca
producían en líos indios s'ino que él mismo, corriendo eH riesgo de una
intoxicación, hizo una auto experiencia clínica en uno de ¡los campa­
mentos del río Ñapo. Describe ¡los efectos en ¡los siguientes términos:
"Cuándo tomé el ayahuasca, mi cabeza comenzó, inmediatamente, a
oscilar; entonces me parodió entrar en un viaje aéreo en el que vi los
más bellos paisajes, grandes ciudades, enormes torres, hermosos par­
40 PLUTARCO NARANJO

ques y otras escenas deliciosas. Después, de tápente, me encontré per­


dido en una selva y atacado por bestias de presa, contra las cuatíes tra ­
taba de defenderme. Finalmente, comencé a marearme, pero con una
sensación de excesivo enervamiento, dolor de cabeza y, por momentos,
molestar general".
Es interesante anotar, de urna parte, el contenido ae sus alucinacio­
nes fue semejante a la de 'los indígenas, excepto que él fue capaz de
ver ciudades, tornes, parques, es decir ver su propio mundo civilizado,
pero bajo la influencia de la sugestión causada por el tipo de alucina­
ciones que tenían los indígenas quienes como es natural entran en con­
tacto con su propio mundo físico de sélva, de fieras, de aves, o con su
mundo fantástico de dioses, demonios y toda olíase de espíritus; y por
otra, que tuvo la clara sensación de un "Viaje aéreo", fenómeno muy
común en quienes se adm inistran drogas alucinógenas, a tall punto que
los hippies y jóvenes drogómanos, en fia actuad ¡dad, hablan más bien
del número de "via je s", para significar el número de veces que han to ­
mado ila d roga.

5 . Las investigaciones de Spruce.— Richard Spruce, quien reco­


rrió América del Sur entre 1849 y 1864, observó por primera vez el uso
de 'la ayahuasca entre las tribus ribereñas del río Ñapo, en eíl Oriente
eauatoriamo y luego entre otras tribus distribuidas a do largo de Ibs ríos
tributarios del Amazonas3,4. Sobre todo pudo observar, en detalle, el
empleo de la planta entre dos indios del Vaupés, con quienes convivió
una temporada. Una de sus experiencias, describe en los siguientes
términos4:
"E l 2 de enero m urió una anciana en Panuré. El fallecim iento
ocurrió a mediodía, y los parientes que estaban presentes principiaron
las lamentaciones, sus cantos funerarios; a menudo señalaban el: cadá­
ver que estaba en Ha hamaca. El sentido del canto era más o menos:
"M adre mía, por qué has muerto, madre m ía ", interrum pido por ex­
clamaciones iracundas dirigidas contra el pajé (brujo) a quien se con­
sideraba culpable de Ha muerte. Porque entre los indios Uaupés parece
haber Ha creencia de que la muerte es causada por alguna malevolen­
cia o brujería, o poniendo secretamente algún veneno en los alimentos,
el cual’ tarde o temprano resulto m ortal. En eil caso que refiero, fue
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 41

señalado como él pajé probable otra m ujer muy vieja, y si la fam ilia
de ésta no hubiera sido la más poderosa del ¡río Uaupés — es tía de Ber­
nardo de Urubú-corá— no hay duda de que la habrían matado.
"Por la tarde cavaron una grulla dentro de la casa y él cuerpo fue
depositado en eillíb, mientras la población se había reunido en e¡l lugar.
Se sentaron todos los que pudieren alrededor de la gruta; algunas lle­
vaban varas de madera en sus manos; golpeaban la tierra que cubría
el cadáver para que el pajé no se lilevara él cuerpo. Cuando descendió
la noche, encendieron un gran fuego alrededor de ¡la gruta, pana que
sus ocupantes no se resfriaran con la humedad del suelo. Arrojaron
todas ifas cosas que pertenecían a la muerta: su hamaco, saya, canas­
tas, cajas, etc. El fuego se mantuvo encendido y él pueblo cantaba y
lloraba toda la noche.
"Pregunté si creían que nada quedaba de la muerta fuera del cuer­
po, y me contestaron que su anga (olma) se encontraba ahora en su
lugar de nacimiento (Ja mujer era oriunda de los Paapurís) donde rea­
parecería en lio forma de algún animal.
"En relación con esta superstidión puede mencionarse que estos in­
dios sienten gran repugnancia de matar las cuadrúpedos grandes, tales
como él ciervo, el ta p ir, etc., creyendo que estos animales son las mo­
radas de sus antepasados. Dicen, por ejemplo: "cómo vamos a matar
al ciervo si es ¡muestro abuelo?". Sin embargo, siempre están dispues­
tos a m atar a l pescado; y cuando un blanco mata y cuece un tapir, rara
vez rehúsan comerlo. Algunos días después prepararon una cantidad
de caxirí y caapí; ¡un gran grupo perteneciente a la aldea y a los sitios
vecinos se reunieron para seguir los lamentos a la memoria de la muer­
ta. A ciertos Intervalos, partidas de echo o diez hombres tomaban un
poco de caapí y salían de la casa con lanzas y flechas, descargando
golpes mortales contra el suelo, y diciendo ¡que así lo harían con el pajé
Si estuviera en el lugar".
El mismo autor describió el uso de esta planta entre otras tribus,
en particular entre ilbs ubicadas en las ¡márgenes del Orinoco y en espe­
cial entre los huaybos, quienes además solían ¡masticar ramitas secas
de la planta, de ¡Id cual existen algunas especies en dicha área geográ­
fica.
42 PLUTARCO NARANJO

6. Observaciones de Simson, Rivet y otros.— Posteriormente,


Simson6°, en 1866, confirm ó que tanto ¡los záparos como los piojés, acos­
tumbraban a beber en ciertas ocasiones ¡la oyahuasca, mezclada con
yajé, con hojas de zameruja y madera de guanto, bebida que provo­
caba un estado de excitación que, en ocasiones, terminaba en niña en­
tre los participantes en !a ceremonia. James OrtonGG, en 1867, observó
también e.1 uso de la ayahuasca entre los záparos. Más tarde el1fam o­
so médico y antropólogo ¡Pablo Rivet67”68, que viniera en calidad de
miembro de ila Gomlsión Geodésica Francesa, confirm ó el empleo de
la ayahuasca entre 'Dos jíbaros; dice: "Bebida narcótica con que de
propósito se embriagan, en un apartado rincón dél bosque, para que se
les aparezca e l diablo (iiguancWi) y les anuncie el éxito de una guerra
que proyectan o ¡les avise cuál es el individuo, que con un hechizo, ha
causado la enfermedad de una persona". El miismo comprobó también
que las tribus de la parte Norte de la costa ecuatoriana, los cayapas
y colorados utilizaban la misma planta bajo el nombre de nepí.

Koch Grümber70, a comienzos de! presente siglo, en un largo via­


je por ¡la amazonia, presenció tonto la preparación de la bebida como
algunas de las ceremonias realizadas con el yajé, por parte de indios
del Ñapo, él Yapurá y sobre todo el Río Negro. Grümber y su compa­
ñero de viaje participaron en una de las ceremonias y su auto experien­
cia la resume en estos térm inos: "Y o también tomé dos pequeñas cala­
bazas de lia bebida mágica para ensayar ¡la acción sobre mi mismo. Era
ligeramente emarga. A l cabo de algún tiempo, sobre todo al salir de
la obscuridad percibía un centelleo muy particular, de colores vivos.
M ientras escribía pasaban sobre el papel* esas luces centelleantes cual
llamas rojas. No repetí da bebida a pesar dé la insistencia del "inspec­
to r" por lo mismo no llegué a ver las "bellas visiones" que describen
los indios". Su compañero en cambio tuvo alucinaciones de tipo eró­
tico.
El mismo Grümber exploró el Noroeste dél Brasil y encontró que
varias tribus, entre ellas los Yanacota-umava, utilizaban una planta
sim ilar a da ayahuasca, denominada yagé. También entre los indios del
Sur de Venezuela y las Guayamos observó el empleo de una bebida si­
m ilar al yagé.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 43

7. Los experiencias de Reimburg.— El médico francés Reimburg


(1921), recorrió el Oriente ecuatoriano y buena parte de !a Hoya Ama­
zónica, efectuando un estudio sistemático y comparativo de algunas de
las bebidas alucinantes que utilizaban los aborígenes. Observó eí em­
pleo de la ayahuasca entre los záparos, y relató que los guerreros y ca­
zadores bebían antes de sus expediciones o también cuando iban a salir
en busca de caucho. Posteriormente hizo experiencias alínico-fisioló-
glcas, inclusive en su propia persona, utilizando la ayahuasca, el yagé
y el huantug. Acerca de su experiencia personal con la ayahuasca re­
lata lo siguiente: "Después de la primera dosis, dice, sentí torpeza in­
telectual, sensación de parálisis, sobre excitación sensorial, pero con­
servando la plena lucidez del espíritu, excitación detl sentido de la vista
con visiones luminosas, optalgia, hipercrinia salival, ligera disfagia y
algo de trismus. Después de la segunda toma, dificultad primero y
después imposibilidad de mantenerme en pie; sensación de desaparición
de las extremidades inferiores, movimientos desordenados al querer to­
mar un objeto, considerable sobreexcitación intelectual, midriasis con
abolición del reflejo pupilar, abolición del reflejo faríngeo, disfagia con
sequedad de la boca, trismus muy acentuado. El hablado se vuelve
irregular, dificultoso. Siento cefalea intensa. EP pulso se vuelve f ili­
forme y la presión arterial ha caído". La fase alucinatoria la describe
con las siguientes palabras: "A nte mis ojos brillan algunos círculos lu­
minosos, fosforescentes y veo b rillar, en él cielo esplendoroso, algunas
mariposas pertenecientes a las especies recogidas por mi esa mañana.
La visra es muy neta y me parece que veo las cosas a través de un pe­
queño agujero practicado en la cartulina. La inteligencia parece sobre
excitada y la facultad de observación muy desarrollada. Registro todos
los síntomas de una perfecta lucidez espiritual y asisto a todos los acon­
tecimientos como si se tratase de otra persona, esto últim o me sorpren­
de extraordinariam ente".
Hemos transcrito brevemente párrafos de ¡Has experiencias perso­
nales de Grümber y Reimburg, por ser características de dos niveles de
efectos, él uno producido por dosis bajas, insuficientes pora inducir el
florido cuadro de aludinacipnes y, el segundo, que llega hasta dicha
fase, y cuyos otras síntomas somatomotores, asi decir de Reimburg, sub­
sistieron hasta 4 días después de la experiencia.
44 PLUTARCO NARANJO

Algunas de las tribus del Orlente colombiano, como <I¡os tucanos,


por ejemplo, utiliza n una sim pe maceraclón de ayahuasca, bastante
diluida que van bebiendo caída media hora u hora hasta 6 u 8 veces,
en tonto que 'los jíbaros y záparos de Ja región oriental deil Ecuador,
u tiliza n una decocción altam ente concentrada que, con dos o tres sor­
bos producen un profundo cuadro aiucinatorilo.

8. Otros estudios e investigaciones.— Cordero18, en 1911, aun­


que sin la posibilidad de disponer de especímenes botánicos, sospechó
ya, por los efectos similares que producían, que Ib ayahuasca del Ñapo
y el natema de Jos j íberos eran Idénticos, cosa que fue confirmado po­
cos años más tarde por Karsten72, quien convivió con yumbos, canelos
y especialmente jíbaros del Oriente ecuatoriano, entre las años 1916 y
1919. Karsten tuvo Ja oportunidad de efectuar un estudio muy dete­
nido acerca de Ja forma de preparar Ja bebida del natema, sus usos y
su ¡mfluenoia en mitos y creencias religiosas. Su trabajo constituye un
aporte fundamental c Ja Etnología.
En años recientes otros autores se han ocupado del problema, Na­
ranjo7, en 1958, efectiAó un estudio com parativo de Jos efectos farrna-
codimámlcos y psicotomlméticos de uno de los alcaloides de la ayahuas­
ca, la barmína, frente a Ib diétillam ida del adido lisérglco (LSD) y la
mescoJina. Oberern (1958 ) 40, encontró que Jos quijos del Orlente
eduatoriaoo, no obstante el| avanzado nivel de aculturaaión y de adoc­
trinam iento cristiano, cuando él médico ¡letrado o sus medicamentos fa ­
llaban o eran impotentes paro el tratam iento de un enfermo, todavía re­
currirían a su méllco-hechlcero llamado sagra o yachac runa, quien
emplea ayahuasca para efectuar el diagnóstico y él tratam iento. El
mismo autor agrega: "Los indios de Loreto, río Suno, pequeño afluente
del río Ñapo, refirieron que ©I indio en trance dé! ayahuasca dam a por
la madre ayahuasca. Esta se hace visible al sagra solamente, bajo la
figura de una gran amaron (Boa co n siticto r), Ja cua!¡ se envuelve en
él y a Ja que pregunta Jas cosas que desea saber".
En los demás países amazónicos, numerosos autores se han ocupa
do deil estudio de esta planta y de Jos usos por porte de Ibs distintas t r i­
bus aborígenes. En Colombia merecen citarse Jos trabajos de Albarra-
cín43, Fisher-Cárdenas46, Barriga VülJdíba44,43, Nuñez Olarte47 y Reichel
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 45

Dolmatof49,50; entre los trabajos de autores peruanos deben destacarse


tos de Gutiérrez Noriega508 y Ríos25 y entre los autores brasileños, ¡los
de Costa y Fairia73/74, Ducke42,75,70 y Siqueira-Jaccoud77,78. Muchos
Otros trabajos59,79'1’5 tanto de autores latinoamericanos como de otros
países se han publicado sobre todo, en tes últimos años.

C. Ayahuasca: Religión y Medicina

1 . Primeras ideas sobre dioses y demonios. No hay noticias de


cuando y en qué circunstancias se inició el uso de la ayahuasca pero hay
un hecho muy importante, él que los prim itivos aborígenes de América,
y aígo semejante parece que sucedió también con el hombre prim itivo
de Europa y Asia, descubrieron la mayoría o quizá la totalidad de plan­
tas psicotrópicas, es decir de aquellas capaces de provocar cambios psí­
quicos: mentales, intelectuales, emocionales, etc. Descubrieron plan-
tGs capaces de provocar efectos depresivos, plantas estupefacientes y
adictivas, plantas eufortizantes y sobre todo plantas psicotomiméticas,
o sea plantas que inducen transitoriam ente estados díucinatorios, pro­
fundos cambibs perceptibles y de ría personalidad.
Es de suponerse que el hombre más prim itivo, impelido par él ham­
bre y Ha sed probó las plantas, sus hojas, sus frutos, sus semillas y tu ­
bérculos al .igual que la come de los animóles que estuvieron a su a l­
cance y descubrió que algunas plantas eran agradables al paladar y
benéficos, como alimento, mientras otras provocaban trastornos o intoxi­
caciones, en algunos casos qu zá encentró la relación causa-efecto y
otras, en fin , que produjeron cambios mentales. Así aprendió a distin­
guir las plantas alim enticias y aquellas con otras propiedades, conoci­
miento empírico que debió haberse transm itido de generación en gene­
ración y, en forma independiente, entre una tribu y otra, sobre todo
cuando éstas se hallaban separados por centenares o m illa res de kiló ­
metros de distancia. Luego comenzaron a distinguir estas plantas me­
diante nombres que, generalmente se referían a sus propiedades y mu­
chos de tales nombres han llegado hasta nuestros días. Más tarde, el
hombre, descubrió que es posible cultivar algunas de las plantas n u tri­
tivas. Comenzó a desarrollarse la agricultura, fenómeno sociológico
46 PLUTARCO NARANJO

que determinó una profunda transformación en los hábitos, costumbres


y cultura misma de 'las tribus prim itivas.
Ciertos fenómenos meteorológicos, tectónicos y de otro orden, Ja
sucesión de dia y anoche, etc.; debieron lilomar ¡poderosamente ¡la aten­
ción del hombre prim itivo. Las tempestades, ¡los relámpagos, el rayo
y el trueno; ios vientos y huracanes, ¡las erupciones volcánicas, debieron
hacer sentilr a'l nuevo amtropoitíe, su 'impotencib y pequenez. ¿Quién
podía produciir tan tremendos y terroríficos fenómenos? Tan pronto a l­
canzó el necesario grado de desarrollo mervtall que 'le perm itió concebir

Fig. 1 0 .— Culto al sol, a la luna y las estrellas.— Ilustración tpmada de la obra


"Nueva crónica y buen gobierno" del Inca Felipe Guarnan Poma de Ayala51 y que re­
presenta la adoración de los Incas al sal, a la luna y los estrellas y a sus ídolos deno­
minados huacal.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 47

lo "n a tu ra l" y lo "sobrenatural", debieron parecerle estos fenómenos de


tipo sobrenatural. Conoiibió entonces él que lias ¡If'uvfas, los truenos,
los rayos eran la expresión de iia voluntad o deif enojo de esos seres so­
brenaturales, tan poderosos, a los que comenzó a considerados como
seres divinos.
Poco a poco debieron ir surgiendo nuevos dioses. En casi todas
las culturas prim itivas se encuentra ¡la adoración al sól* — generalmen­
te dios padre o dios superior— a ¡la luna, a fas estrellas (Füg. 10), los
montes y v o l c a n e s , ciertos ríos y cascadas (Fig. 4 2 ). Los animales
grandes, fornidos y algunos sanguinarios, como el tigre, el jaguar, la
Boa constrictor, etc. tam ben adquirieren el carácter de dioses.
A l comienzo todos estos dioses tuvieron la doble cualidad: fueron
capaces de actos de bondad y podían ofrecer la caza y la pesca, lla( sa­
lud y fa vida o, en el momento de su enojo, eran dioses terribles, man­
daban los huracanes y tempestades, ¡producían la desolación y fa muer­
te. 'Pero 'los dioses sin "cuerpo físico" no subsisten mucho tiempo en
fas culturas prim itivas. Muy pronto ¡tos dioses son antromorfizados o
zoomorfizados; son plasmados en forma de un í<Mo de barro, o de
piedra o de madera, volviéndose un dios fam iliar, un dios ail que se 1e
puede ver y tocar, un dios al que se le puede rendir culto, en ¡fa oportu­
nidad que se juzghje necesario (Fig. 11).
Junto con ¡ios dioses, fue surgiendo una fantástica y coda vez más
rica m itología90’ 103. Sobre todo cuando ef hombre se planteó e l proble­
ma de su propio origen, 1a mitología se consolidó sobre 'la base de que
los dioses que él mismo había creado en su mente, eran quienes habían
creado ail hombre. Más tarde se especializa a ¡los dioses: habrá un dios
dél fuego, un dios de la lluvia, un dios del viento. Los ritos se m ulti-

(* ) En la mitología griega, Apolo, hijo de Zeus, fue uno de los dioses más impor­
tantes y se erigieron muchos templos pora su culto. Fbe el dios de la belleza
masculina, de la juventud, de la salud y la medicina, aunque luego su hijo
Esculapio se convirtió, más específicamente, en dios de la Medicina. En su eno­
jo, era un dios temido. Pues bien, ail dios Apolo, los griegos lo identificaron con
el sol, con el astro que es capaz de ¡luminar todo o, inversamente, el sol (es
paredló el símbolo más Idóneo de su omnipotencia. Posteriormente as! como su­
cedió con Esculapio, fue Helios el dios sol.
Rig. 1 1 .— Pieza de cerámica del período temprano de la cultura Nazca (Perú).—
Probablemente ídolo o figura de valor ceremonial. Representa una figura humana enro­
llada por numerosas culebras. (Pieza perteneciente a la colección de Miehael Hollford,
tomado de Osborne104).

I
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 49

pilcan y peco a poco será materia cuyo conocimiento estará solo ail al­
cance del dirigente de la tribu, hechicero, brujo o shaman, quien trans­
m itirá de una generación a otra su vasta Información sobre dioses y los
poderes específicos de éstos, 'los ritos y cultos que hay que practicar, en
honor de cada uno de ellos, los castigos que imponen, etc.
Conforme líos ¡primitivos mitos e ideas fueron convirtiéndose en
cuerpo de doctrina y los dioses amorfos transformándose en seres hu­
manos y en ídolos, fueron surgiendo las religiones y perfeccionándose
los ritos o ceremonias. Se erigieron entonces líos templos para el¡ culto
a Apdlb o a Esculapio, entre gri egos y romanos, a QuetzaScoa#, entre
los nah'uas y nuestros aborígenes y especialmente entr© líos incas, los
mayores templos estuvieron dedicados a'í dios padre, a l dios sol, al Inti.
En un cierto momento de evolución tíe la mitología debió haber
surgido el Interrogante de en dónde se encuentran los dioses, dónde se
congregan. Surgieron las ideas de un lugar especial! de morada de (los
dioses. Surgió lia idea de cielo o 'de cielos, que según las culturas y
religiones pueden ser uno sólo, dos, tres, cinco, diez o más. Los nahuas
creían en la existencia de trece cielos58. En algunos casas se consideró
que en determinados montes se encontraban los dioses, fueron los mon­
tes o cerros sagrados.
Mucho más tarde en lo evolución de las religiones surgió lia sepa­
ración de uno o más dioses de bondad y uno o más dioses de maldad,
surgió Ib idea de demonio y con ella lia deil infierno.

2. Plantas alucinantes, magia y mitos.— En los confusos albores


de la mitología', probablemente, cuando el hombre Ingirió por primera
vez, en forma accidental!, alguna planta alucinante, tuvo la oportunidad
de "ver físicam ente" a sus dioses, pudo tocarlos, palparlos, hablar con
ellos, conocer sus formas de acuerdo a la propia fantasía de la tribu,
pudo saber la voluntad y designios de tales dioses y así la planta se
convirtió en elemento indispensable para la práctica ritual y mágica.
En algunas tribus, especialmente entre los antiguos mexicanos, las
plantas alucinantes, ellas mismas, fueron consideradas como plantas
divinas a las cuales se les rendía culto y aún se lies plasmaba en Ídolos.
En forma semejante debieron aparecer las primeras ideas mági­
cos a través de las cuales el ¡hombre era capaz de cum plir el 'hondo y
50 PLUTARCO NARANJO

d ifíc il deseo de dom inar a 'la naturaleza. En las culturas más p rim iti­
vas una misma persona, un hombre superior física y mentalmente, ejer­
cía tías funciones de jefe de grupo o etnio, de sumo sacerdbte, de brujo
y de médico y ell dlucinógeno lie convertía en ser todopoderoso.
La planta alucinante es, ol mismo tiempo, planta mágica. Confie­
re poderes "sobrenaturales", quien la ingiere, es capaz no sólo de
ver a (tos dioses, sino también ver el futuro, hacer vaticinios. Gracias
a la alucinación puede el1hombre prim itivo cum plir con aquel to rtu ­
rante deseo de dom inar o ía naturaleza, convertirse el mismo en un
dios, en un mago. Como se verá -más adelante, e'l shaman o brujo ejer­
ce sus funciones de ta l, ayudado por tías plantas aluo'mógenos.
La magia comprende dos aspectos58: el! uno de carácter positivo o
activo, en este caso, el brujo shaman, Imitando al| viento o al trueno
es capaz de íillamar a estos elementos sobrenaturales o Invocando a ¡les
dioses es capaz de detener ¡la ililiuvia y en el campo médico, adm inistran­
do frutos de árbotles robustos y fuertes o carne de animales poderosos,
tratará de conferir fuerza ail moribundo y aún bastará el poseer una
parte de un animal! fuerte, un cdlmiilllo de un jaguar, una pliuma de un
ave ágil para poder adquirir 'los poderes de estos anlmailes. Surge así
el talism án y el tótem. Un anim al u otro ser se convierte en el protec­
tor de la trib u y surgen, por extensión, nuevos dioses protectores. De
otra parte ila magia es de carácter represivo. Paro evitar el enojo de
los dioses, Itos trastornos y desgradias, no hay que hacer o tocar cier­
tas cosas. Surgen entonces 'los diferentes y misteriosos tabús de cada
una de Has tribus prim itivas.
En una fase mucho más avanzada de la cultura y ila religión, de
lo pluralidad de dioses se avanza hacia su unidad, con un dios menos
ontropom orfizado, más ¡¡inmaterial e idealizado y surgen entonces los
religiones modernas. El período de transición estará 'lleno de herejías
y de herejes. El paso adeltomte requiere el sacrificio de ¡ios primeros y
Sócrates se verá forzado a apurar ¡la copa de cicuta.
En la práctica religiosa actual ya no es indispensable ía planta
alucinante, es posible tto comunión con ¡los dioses m edente una cere­
monia mucho más simbólica e 'idealizada, pero aún subsisten ciertas efe-
mentas m ateriales, como él adm inistrar ¡la hostia o el beber el Vino,
por parte deil sacerdote.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 51

Mientras más va aclarándose eil difundido uso de las 'plantas alu-


cinógenas por parte de las tribus prim itivos y mejor van conociéndose
los efectos psicotamiméticos de éstas, más evidente parece lia estrecha
relación que existió entre el empleo de estas plántas y ciertas ideas m i-
tológ'cas y religiosas asií como con la práctica de ciertos ritos y cere­
monias. Wasson y Wasson113, por ejemplo, han especulado sobre el in­
flu jo que Ibs bebidas alucinantes pudieron tener en ©I apa recimiento de
la idea de dioses. Agregan: "Posiblemente sirvieron — se refieren a
los hongos alucinógemos— como eficientes detonadores del espíritu,
la mente y la imaginación del hombre prim itivo".
Quizá sería exagerado considerar que toda ¡idea m ítica o religiosa
se originó por efecto de (Ibs plantas aluCinógenas, pero es indudable que

Flg. 1 2 .— Ollas y vasos paro la ceremonia de la ayahuasca.— De 1 a 4, diferen­


tes tipos de olios ceremoniales en los cuales se prepara o se coloca ¡la bebida de aya-
huasca o yagé anties de su distribución al grupo que reollza la ceremonia. En algunas
tribus, la olla se cuelga en una esquina predeterminada de lo casa, mientras en otras,
se coloca sobre uno meso especial!. A y B: vasos pora beber la ayahuasca. Tanto los
ollas como los vasos tienen diseños a colores con simbolismos especiales. Lo número
1, según los tucanos, representa el útero o matriz y según el simbolismo mitológico, al
beber la ayahuasca, se retorna al origen de ia vida.
52 PLUTARCO NARANJO

éstas han ejercido una gran influencia en la magia, i|a mitología, las
formas más rudimentarfias de relügitón y en lia medicina.
El uso colectivo de la ayahuasco y de otras plantas alucinantes
tiene un lindudable fondo m ístico y religioso, Uleno de simbolismo que,
desde fuego va perdiéndose ya. Entre los túcenos30 aún subsiste parte
de ese simbolismo. Tanto 'la olla o recipiente, donde se prepara ¡la be­
bida (F¡ig. I 2) como el vaso para el reporto tienen dibujos especiales con

Fig. 1 3 .— Figuras monstruosas de un tejido Paraca.— Muchos diseños geométricas


y en particular figuras monstruosas antropomórficas o zoomórficas, según parece, se
bosaran en figuras similares "observadas" durante el período alucinatorio producido
por la ayahuasca u otra planta olucinógena. La figura parece representar ila desperso­
naliza,oión o impersonalización que se produce bajo acción de las drogas alucinantes,
fenómeno en el cual el individuo se siente él mismo y otros personas o onimoles. (Pieza
perteneciente a la colección de Michael Hollford, tomado de Osborne10,í) .
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 53

un significado preciso. Entre los tucanos, por ejemplo1,49,50, la ceremo­


nia de la bebida del yajé, equivale al retorno al origen de i|a vida y
la alia representa un útero.
Las alucinaciones, que son de naturaleza visual, con imágenes
polícromas, a veces como figuras geométricas y que en otros momen­
tos permiten ver monstruosidades: personas con dos o más cabezas o
seres en porte hombre y en porte anim a’, se han plasmado en muchas
de las manifestaciones artísticas y en las representaciones de las divi­
nidades (Fig. 13).

3 . La enfermedad y la muerte.— También la enfermedad y la


muerte, especialmente en edades tempranas, en la mente del hombre
prim itivo, fueron interpretadas como fenómenos sobrenaturales. En él
caso del hombre selvático, acostumbrado como estaba a ver árbolles
centenarios, que se mantenían lozanos por arios de años y que sóidas
fuerzas sobrenaturales como los huracanes, las tempestades, 'Das inun­
daciones o él rayo eran capaces de derribarlos, por analogía, debió pen­
sar que la enfermedad o lia muerte que sobrevenía en plena juventud,
debía ser también el fruto de (la acción maléfica de esas florzas sobre­
naturales. La- lucha contra la enfermedad y lia muerte, debió sig n ifi­
car, desde entonces, la lucha contra las poderosas fuerzas sobrenatu­
rales.
La ingestión de plantas alucinantes ofreció también la oportuni­
dad para que el brujo o curandero y aún el propio enfermo "vean" a los
agentes causales: animales que se han introducido en él organismo o
"flechas", lanzadas por los espíritus u otros seres humanos poseedores
de esas fuerzas sobrenaturaües. 'Para este nivel de mentalidad de Id
tribu, el diagnóstico consiste en descubrir él dios, el espíritu o él brujo
causante de la enfermedad y él tratam iento, implica conjuros y exor­
cismos.

4 . El choque de culturas y religiones.— El empleo de la ayohuas-


ca por parte de nuestros aborígenes sudamericanos no fue ni es un
hecho aislado corresponde a un fenómeno común a las distintas tribus
que poblaron desde Al'aska hastald Patagonla1,23,100”109. En la actuali­
dad, son bien conocidos los usos que los prim itivos mexicanos hicieran
54 PLUTARCO NARANJO

de numerosas plantas aduanantes109"114 entre e!i!as 'los cactos sagrados,


(.peyote o mascad), los hongos sagrados, o teonanácates el olaliuqui y
muchos otros vegetóles.

Fray José de Acosta, referiéndose o tos indios mexicanos dice: "En


la ifley antigua ordenó Dios el modo con que se había de consagrar Aarán
y tos otros sacerdotes, y en la ley evangélica también tenemos el santo
crisma y unción de que usamos cuando nos consagran sacerdotes de
Cristo. También había en !a ley antigua cierta composición olbrosa,
que mandaba Dios que no se usase sino sólo para eit culto divino. Todo
esto ha querido el demonio en su modo de remedar, pero como él suele,
inventando cosas tan asquerosas y sucias que elllas dicen cuál sea su
autor. Los sacerdotes de tos ídolos en México, se ungían en esta fo r­
ma : untábanse de pies a cabeza y el cabello todo, y de esta unción que
elPlos se poníiam mojada, venían a criarse en ed' cabelllo unas como trenzas,
que parecían crines de caballo encrisnejadas, y con e'l ¡largo tiempo cre­
cíales tanto el cabello, que lies venía a dar a das corvas, y era tanto ef
peso que en i|a cabeza tenían, que pasaban grandísimo trabajo, por­
que no do cortaban o cercenaban hasta que morían o hasta que ya de
muy viejos los jubilaban y ponían en cargos de regimientos u otros o fi­
cios horrorosos en da república. Traían éstos das cabe'Iteras trenzadas
en unas trenzas de algodón de seis dedos en ancho. Eli humo con que
se tiznaban era ordinario de tea, .porque desde sus antigüedades fue
siempre ofrenda particular de sus dioses, y por esto muy temido y reve­
renciado. Estaban con esta tin ta siempre untados de los pies a te ca­
beza, que parecían negros muy atezados, y esta era su ordinaria un­
ción, excepto que cuando iban a sacrificar y a encender inofenso a Jas es­
pesuras y cumbres de ¡los montes, y a das cuevas oscuras y temerosas
donde tenían sus ídolos, usaban de otra unción diferente, haciendo cier­
tas ceremonias para perder el temor y cobrar grande ánim o. . . Los bre­
bajes y unciones eran hechos a base de algunos animales y hierbas, re­
ducidos a ceniza, después echaban una semifla molida que (laman odo-
luchqui, que toman dos indios, bebida para ver visiones cuyo efecto es
privar de ju icio ". Luego se refiere a!l uso del tabaco y el oto'uiqUi en
fas ceremonias religiosas y en la medicina. Después refiriéndose aJ rei­
no dél Perú dice: "Señaladamente hubo un género de hechiceros entre
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 55

aquellos indios, perm itido por tos reyes Ingas, que son como brujos y
toman 'lo figura que quieren y van por el aire en breve tiempo y ¡largo
camino, y ven ilo que pasa, hablan con el demonio, el ouoll tes responde
en ciertas piedras u otras cosas que eÜ'os veneran mucho. Estos sirven
de adivinos y de decir lo que pasa en 'lugares muy rem otos". . . . "Para
hacer esta obución de adivinaciones, se meten en una casa cerrada por
dentro y se emborrachan* hasta ¡perder di juicio y después, atl cabo de
un día, dicen 'lo que les preguntan. Algunos dicen y afirm an que éstos
usan de ciertas hierbas y unturas. . . De este género de hechiceros hay
en todas partes a los cuales acuden muy de ordinario ¡los anaconas y
chinas, que sirven a ¡los españoles. . . Los hechiceros responden sí o no
habiendo hablado con ef demonio en lugar obscuro, de manera que sei
oye su voz, más no se ve con quien habitan ni ¡lo que dicen, y hacen mili
ceremonias y sacrificios para este efecto, con que 'invocan all demonio
y emborrachándose bravamente, y para este oficio particular usan de
una hierba ¡Illamoda vitlca, echando el zumo de é'ÜIa en lia chicha o to­
mándola por otra vía".
En las páginas siguientes, intentamos efectuar un breve resumen
acerca de1! uso de ¡la ayahuasca por parte de tos tribus aborígenes def
Ecuador, en particular, de ilos jíbaros, refiriéndonos tanto a su empleo
en ritos y ceremonias, como en medicina mágica.

5. La ayahuasca (natema) entre los jíbaros. Los untsuri shua-


ras** (o simptemente shuaras) conocidos oficiailmente, con el nombre
de jíbaros o jívaros constituyen varias etrrias o grupos humanos d is tri­
buidos por la porte Sur oriental de la región amazónica dell Ecuador, es-

(* ) Lo versión de José de Acosta de que los hechiceros para adivinar o hacer vati­
cinios, se "emborrachan" es, con todo probabilidad, incorrecta. La práctica de
entonces y aún de hoy, en muchas casos, es la ingestión de brebajes aludinantes,
cuyos efectos pueden ser confundidos con la embrioguez alcohólica.
( * * ) Shuara, quiere decir, en oposición a animal: gente, persona, humano, es equi­
valente a la palabra quichua, runa. Desconocemos el origen de la palabra "jí­
baro", utilizada y difundida por los de hobla castellana. Los de !a tribu ashuara
o achuara (ashuara-shuara), que se encuentran más al este de la tribu jíbara,
propiamente dicha, llaman a' éstos untsuri shuara, que quiere decir, literalmente,
muchas personas, es decir, tribu numerosa.
56 PLUTARCO NARANJO

peoiailimeote a !lo (largo de 'las lados deF río Pastaza y de varios de sus
tributarios, por !bs ríos Ohiguasa, Macuma, Cangaími, Cusutimi, Man-
goslzo, eí Upano y otros, especialmente, a lío (largo del Santiago, hasta

Fig. 1 4 .— Localización de algunas tribus aborígenes del Ecuador.— En la región


de la costa subsisten, en un lento proceso de oculturación, principalmente dos grupos
aborígenes: los cayapas y los colorados. En la región interandina se encuentra una
abundante población indígena que, aproximadamente, corresponde a un 30 a 40% de
la población total del Ecuador. Antes de lia conquista incaica, primero y luego española
constituyeron numerosas tribus. Aunque han asimilado la civilización occidental,
mantienen costumbres y ciertas modalidades de su primitiva cultura. En la región
oriental, es decir, en la parte ecuatoriano de la Hoya amazónica, se encuentran algu­
nas tribus, la mayoría poco numerosos y algunos en proceso de extinción. La acultiu-
ración de estas tribus ha sido más escasa y algunas, como la de los aucas, se mantienen
en un nivel de primitivismo, como hace miles de años. La región interandina se halla
entre las líneas de puntos. (Ilustración basada en otra del Instituto Lingüístico de
V erano).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 57

jos ríos Cenepa y Chinchipe, hacia da ¡parte más austrad del actuad te­
rritorio ecuatoriano. Estas etnias oonstituiiríam eil grupo jíbara propia­
mente dicho. Desde luego hay que considerar que, hace muchos siglos,
a p a rtir de un núciteo iriioial,, se habrán formado otros y otros, pero fue­
ron dispersándose -por da boya amazónica y que hoy constituyen varias
tribus ¡ibéricas, con idioma y diadectcs semejantes, costumbres y tra d i­
ciones parecidas. Más ad este de dos grupos jíbaros propiamente' dichos,
se halila-n dos ashuaras o achuaras y otras tribus que 'Plegan hasta el
Amazonas, en el actuad territorio pe ruerno. De este mismo tronco ét­
nico y llingüístico derivan también dos huambísas y los aguarunas o
ahua runas.
Ya sea -porque durante -los últimos cien años se -han demostrado
poco belicosos, ya por da existencia de misiones católicas, asentadas en
territorios shuaras, desde da época de la Colonia, o ya también por da
facilidad de acceso a esas regiones, ésta es una de das tribus que más
minuciosamente ha sido estudiada en muchos aspectos etnológicos y an­
tropológicos, en generad.
Las tribus más conocidas, en la actualidad, debido, por una parte,
a dos estudios de carácter científico que sobre alijas se han efectuado y
por otra, sobre -todo a dos artículos de revistas y periódicos dedicados a
turistas o a las -noticias sensaoionafetas de la prensa mundial son: dos
colorados, líos aucas y los jíbaros (Fíg. 14).
Los primeros, son conocidos por el llam ativo color rojo que u tili­
zan para -pintarrajearse. La región que, por siglos han habitado, se
encuentra -hoy atravesada por carreteras asfaltadas que permiten la
fácil visita de turistas o periodistas que dos fotografían y publican a r­
tículos más o menos inexactos. Los segundos, son famosos por su re­
beldía a aceptar la civilización occidental y por su agresividad y dos
terceras, por da técnica- desarrollada de reducir ed tamaño de las cabe­
zas de sus enemigos, conquistadas como trofeos.
La mencionada técnica de reducir cabezas a tzantzas, a vuelto
célebres en el -mundo a dos jíbaros. Ferguson118 y otros117, luego de una
'orga convivencia y a-mistad con estos aborígenes ha-n podido aprender,
detaddddamente, el proceso de reducción del tamaño de las cabezas,
técnica que en da actuadidad es utilizad o pa-rciallmente, para hacer
58 PLUTARCO NARANJO

Fig. 1 5 .— Casa jibara.— Las cosas o chozas jíboras son de aprediable tamaño y
sirven para atajar una gran fam ilia compuesta por miembros pertenecientes a dos o
tres generaciones. En la foto una casa de la zona de TaiHo, en la cual se ve parte de
sus habitantes. (Foto Bodo W uth).

imitaciones a base de pié] de ternero, das cuaites son vendidas como


"souvendms" a dos turistas.
Rivet03, Korsten72,118, Stiirllliin119, Homar120,121, Pedlliizzairo122 y
otros123,125 han efectuado importantes estudios antropológicos y de otra
categoría, de las etnias y tribus jíbaras, especialmente de las localiza­
das entre el río Pastaza y ed Santiago (Figs. 15 y 16). Tanto por ‘la
mayor linformación bibliográfica existente, cuanto por nuestros propios
conocimientos sobre los jíbaros, nos referiremos, extensamente, ad uso
que élíltos hacen de la ayahuasca, en medicina mágica y en ciertos ritos
para que esta descripción sirva de base de referencia y comparación
con las otras tribus prim itivas del Ecuador.
Los jíbaros son dueños de un apreciable acervo culturad, viejas
tradiciones y sobre todo una muy rica1mitología. La influencia católica,
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 59

ejercida par muchos añas, ha deformado !a prim itiva mitología shuora


y, en la acttuailidad, es muy difícil! distinguir hasta dónde flega da con­
cepción original1y mitológica y desde dónde comienza la influencia de
algunos pasajes bíblicos.

a. El mundo natural y sobrenatural.— Génesis. Pora los jíbaros


la tierra es una inmensa isla Ilimitada por los abismos y cubierta por el

Fig. 1 6 .— Jefe jíbaro.— El jefe jíboro que es un hombre de uno autoridad indis­
cutible ejerce funciones de jefe de grupo y de sumo sacerdote; ocasionalmente también
de médico y mago. (Foto Bodo W uth).
60 PLUTARCO NARANJO

cielo el> cudl1consiste en dilatadas plañidas, fértiles y hermosas, habita­


das por los dioses. Conciben ¡a existencia de dos cielbs: "e l de arrib a "
y "e l de abajo". En dl¡ primero, eli más ¡importante, habitan llbs Atsutes
que son mujeres-diosas, mujeres misteriosas y además el pueblo de los
Ya (estrellas) que a su vez fueron hombres-dioses que subieron di cielo
sin m orir; en el1cielo de abajo se encuentran los arutames, que son (los
espíritus amoestraHes de la tribu, espíritus justos y buenos que se han
convertido en una especie de olmas protectoras. También en este cie­
lo están ios dioses fam iliares y tanto éstos como aquellos, físicamente,
se hallan muy cercónos a los seres vivientes con quienes pueden co­
municarse cuando éstos ¡les suplican su presencia. Es posible comuni­
carse con los arutames, gracias a las puertas que existen d!ebajo de las
cascadas de los ríos. Por esta misma razón las cascadas o chorreras
tienen un carácter sagrado y sus aguas, son elementos purificadores.
En él cielo de arriba Vive también él prim er A rutam *, especie de
dios padre, que es denominado Ayumpum. Este dios benéfico vela por
la tranquilidad de !bs hombres e impide sus guerras mediante los ra­
yos.
A fin de que los seres humanos cumplan con sus deberes, el sol
(Etsa) y la luna (Nantu), cuyo origen veremos lluego, observan diaria­
mente 'Ib que sucede en eil mundo de arriba y él de abajo.
A l principio, ‘los hombres dialogaban con ¡los dioses, pero por las
faItas cometidas, algunos hombres se convirtieron en plantas y otros en
animales. Además, el hombre perdió él privilegio de ver y hablar can
‘los dioses. Sólo el hechicero o brujo (shuara-ivishniu) o simplemente,
iv.ishniu, ta l como hemos oído nosotros el fonema; según Karsten72:
huishinyu y uwishin, (según Pelllllizzaro122 puede en la actualidad ha­
blar con ¡los dioses, pues posee un poderoso arutam. El común de Itas
gentes, sólo poseen huacani y gracias a la bebida divina del natema
son capaces de ver y hablar con los dioses.

Tsungui (escrito tam bién: tsunqui, tsunki, tsungui), es el dios de


las aguas, es capaz de destruir el universo mediante tempestades e

(* ) La aplicación cíe género y la plural i zaoión de ¡fas sustantivos y adjetivos shuaras,


hemos hecho según las reglas del castellano.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 61

Fig. 17.— Mujeres jíbaros cosechando yuca.— La agricultura, es de "espíritu"


femenino, se encuentra protegida por la diosa Nungüi y es función especifica de las
mujeres. (Foto Bodo W uth).

inundaciones; produce las ¡lluvias abriendo boquetes en él délo para


que bajen ¡las aguas de arriba. Para comunicar su vida y poderes a 'la
humanidad adoptó Ja forma de una mujer muy hermosa. Nungüi (o
Nunkui o Nuncui) es e¡! hada o diosa de Ja humanidad, creó Jas plantas,
entre ©Illas el natema y el tsangu ( tabaco) y dio fecundidad a Has muje­
res y a Jos animóles. Gracias a Nungüi Ha fierra se transformó en un
paraíso terrena1!.
62 PLUTARCO NARANJO

Uno de 'los principales cultos de los jíbaros es, precisamente, el de


Nungüi, y el de su esposo Shaquema (Shakema). La diosa Nungüi es
la protectora de l'as mujeres, lies ha enseñado la agricultura, lias labores
domésticas, la fabricación de ollas de ardilla, eil cuidado de los niños y
la domesticación de animóles. Tanto en las siembras como en las co­
sechas las mujeres invocan muy religiosamente a la diosa Nungüi para
que les de su protección y ayuda. Una de fas ceremonias y fiestas p rin ­
cipales es la noa tsangu o fiesta femenina del tabaco en la cual las m u­
jeres casadas beben la ayahuasca, denominada' en ¡idioma shuar nate-
ma Bajo acción del natema se fes aparece Nungüi y íes enseña cómo
deben cultivar las campos, cuidar los animales y realizar las otras Iom
bores femeninas.
De acuerdo a la más antigua m itología, Nungüi, es una diosa, pe­
ro por extensión tiene, actualmente, el significado de espíritu femenino
o mejor espíritu de lo femenino y en especial, es el espíritu de! cultivo
del campo.
La distribución del trabajo y culto a los dioses se efectúa según
el género de los mismos. La tierra, es femenina y su cultivo está a
cargo de las mujeres (Fig. 17) al igudl que el culto o la diosa Nungüi.
El fuego también es femenino y por tanto está di cuidado de las m uje­
res. En cambio el algodón es masculino y di h ila r estas fibras vegetales
es tarea masculina (Fig. 18 ), mientras entre ios quichuas de la sierra,
el bülor lana o algodón es tarea femenina.
El' culto al sol y a Ib luna es secundario. Según la mitología shuara
hubo una época en la que aparecieron gigantes horribles 'llamados
¡huías (iuía, iwia, iguía) que devoraban y destruían cuanto Nungüi
había creado. Uno de ellos perdonó tía vida de una joven y hermosa
m ujer Plomada Huanupá (Wanupá), a condición de que le proveyese,
cada dio, de una gran cantidad de peces. Huanupá, por ser la mujer
ornada dél dios Tsunqui, el dios de lias aguas y de fas ríos, recibía de éste
la cantidad necesaria de peces, hasta1que ©I Ihuía descubriólas relacio­
nes de Huanupá con Tsunqui y la mató, por celos, abriéndole el vientre
con su hacha de piedra. Del vientre salieron dos hueveciillos, de Pos
cuales nacieron Etsa (el sol) y Nantú (la lu n a ). Etsa y Nantú que
fueron hombres y hermanos se casaron con una misma m ujer,
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 63

pero crl fin , cellbsos del amor de esa sola m ujer, riñeron y el más
fuerte Etso se convirtió en el sol y Nantú, el más débiií, en la liuna. Por
esto 'la 'lona da una luz que alumbra pero que no calienta. El sol es el
dios fuerte, nadie puede acercarse a él, es austero y exigente; maldice
y castiga a los hombres que no cumplen sus mandatos.
El volcán Sangay, uno de los más activos volcanes de Sudamérica
y cuya majestuosa presencia es tan famftlliar a 'los jíbaros, es uno de 'los

Fig. 1 8 .— Jíbaro de lo sección de Patuca, hilando algodón.— Esl algodón, en cam­


bio, es de género masculino y su industria es tarea específica de los varones. (Foto
Bodo W u th ).
64 PLUTARCO NARANJO

montes más sagrados para ellos. El Sangay está poblado de espíritus.


Para emprender en grandes empresas de guerra o cacería, eli hechicero
consulta al Sangay sobre el destino de la empresa; s¡ el volcán contesta
con la emisión interm itente de pequeñas columnas de humo — lo cual
es muy frecuente— significa éxito. Si por el contrario la respuesta es
un trueno o bramido, significa fracaso.
Los jíbaros, en su afán de evitar el peligroso enojo y furia dé su
monte sagrado, y más bien conseguir sus favores, lie rinden culto espe­
cial y le ofrecen el] sacrificio de animales (Fiigs. 23-25 ), rito que pare­
ce tener una base m itológica, como se describirá adelante.

b. Las clases de espíritu y la ayahuasca.— E! huacani. Har-


ner1-0, ha logrado distinguir, en el pensamiento de la sociedad jíbara,
tres sistemas o categorías, independientes entre ©Illas y que pueden
form ar unidades lógicas, por sí mismas, siendo éstos: eil sistema de los
espíritus, la creencia sobre Nungüi y su influencia en la conducta fe ­
menina; e! sistema de la magia o hechicería y el sistema de los parentes­
cos. Los jíbaros tienen una concepción profundamente a n ¡mista del
mundo. Para olios la tierra está plegada de espíritus buenos y malos.
Existen tres clases de espíritus: ios huacanis, los arutames y los iguan-
chis.
El huacani (guacani, wacani) o nicas huacani es el espíritu o alma
"común o verdadera u ordinaria", él cudl existe en todo jíbaro, hombre
o m ujer; niño o anciano y también existe ©n la mayoría de animales y
algunas plantas. El huacani habita dentro del organismo y lo alienta.
Existe desde el mismo momento del nacimiento y se m anifiesta, espe­
cialm ente como la sangre oirculante. Perder sangre, para un jíbaro, a i
igual que para la mayoría de nuestros aborígenes, significa perder vita ­
lidad, pero no sólo en él sentido físico sino sobre todo en e'l espiritual.
El huacanll puede manifestarse también como la sombra, la imagen que
se refleja en el agua o un espejo o la imagen que se produce en una fo­
tografía. Los jíbaros tienen mucho recelo a dejarse fo to g ra fia r*, pues

(*) Esto misma superstición la hemos encontrado también en zonas rurales de lo


provincia de Hong Kong.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 65

parte de su huacani se ¡ría en la fotografía y quedaría sometido al poder,


qiiizá m aléfico del poseedor de Ja fotografía.
El huacani fieme el significado de un espíritu o alma connatural a
tía vida y es semejante entre todos los seres humanos.
Cuando el' jíbaro muere, fenómeno usuaJmemte sobrenatural, el
cuerpo físico deja emigrar al huacani el cual se convierte en un espí­
ritu invisible que va a errar durante largo tiempo. En prim er lugar, el
espíritu, según creencia en esta trib u , al igual que en muchas otras de
América, regresa al sitio donde nació el 'individuo y aiIHí volverá a rea­
liz a r 'una vida invisible muy sim ilar a Ja que ha tenido físicamente el
organismo, cazará animales, pero solamente Jbs espíritus de los a ni­
males y por lo mismo no podrá alimentarse; sufrirá de hambre perma­
nente. A veces él huacani se vuelve viS'ble, en forma de ciertos ani­
males, en particular de cuadrúpedos de gran tamaño, y sobre todo de
venado, animal! a'l ouaíl respetan y no lo cazan. El venado es uno de
los anlmaJes tabús especialmente para las mujeres. El comer su car­
ne contMévo el riesgo de que penetre un huacani en ell organismo y pue­
da producir la muerte. El huacani puede también habitar en algunas
plantas y aún en seres inanimados.
Después de un iperí'cdo aproximadamente semejante a! que vivió
©I jíbaro, su huacani se vuelve visible en forma permanente, transfor­
mándose en una mariposa gris de gran tamaño, denominada huam-
pang*. La huampang habita en el bosque, sufre Jas consecuencias dé
fas lluvias y tempestades, sus alias se deterioran y por fin muere, convir­
tiéndose entonces en una tenue niebla que se incorpora a Jas nubes.
Las nubes y Ja niebla no son otra cosa que un fantástico mundo de a l­
mas que envuelve suavemente Ja superficie de Ja Hierra. Parecería
una anticipación al concepto bioquímico de la descomposición de los
organismos vivientes, quedando e¡ residuo m aterial en Ja titenra y los
gases producidos por fa descomposición bacteriano, incorporándose a la
«atmósfera.

(*) Huampog, equivale a payacucha, en quichua (de payo viejo, deteriorada). Pa


ra los quichuas la presencia de lo payacucha es señal de inminente desgracia.
66 PLUTARCO NARANJO

c. El arutam y la inmortalidad del hombre.— Arutüm huacarii


(ifos jíbaros, a veces trastruecan las dos ultim as letras y por tonto pue­
den pronunciar arutma), significa, propiamente, espíritu ancestral
Proviene de 'la palabra aruta, que quiere decir: viejo, usado. Por ex­
tensión arutam significa también visión o aparidión del espíritu ances­
tral!. El beber natema es esencial para ver y entrar en contacto con el
arútom.
El arutam constituye pues, otra categoría de espíritu. Confiere
fuerza, dom inio y sobre todo 'inmortalidad.
De acuerdo con lia m itología shuora Etsa se había compadecido de
Jos hombres y exterm inó a los gigantes ¡huías, pero por iltos faltas y pe­
cados de líos hombres, m aldijo a Ja humanidad y decretó 'la muerte.
Volvieron a aparecer gigantes antropófagos, algunos en formas de ani­
males con robo y en especia l aparec ió un gigante lom ado Jopapiunchac,
que amenazaba can destruir a ¡los shuaras. Un día, uno de los shuaras,
poco fornido y sin arrestos, denominado Cujancham afirm ó que se Je
había aparecido un arutam y que le confirió poderes para m otar aJ g i­
gante. Los guerreros de la tribu no pudieron por menos que reírse y
burlarse de él, mos establecida ¡la lucha con el gigante, Cujancham, fue
capaz de m otor a Jopapiunchac y así descubrieron que el arutam po­
día conceder fuerza e inmortalidad.
Ninguna persona nace con un arutam , tiene que o dq urírlo a fuer­
za de disciplina y cumpliendo con los ritos correspondientes. Cada per­
sona puede tañer hasta dos arutames. Quien posee uno salo, aunque
por ¡lo general es inm ortal, puede m orir por ciertas causas, como enfer­
medades infecciosas, en cambio, quien ¡posee dos arutames, está libre
de ¡ía muerte, por cuailquier ccusa. Pero como, efectivamente muere, el
shuara interpreta en el sentido de que líos arutames han abandonado ya
tall organismo y quedó ¡¡indefenso. El arutam es esencial para él hom­
bre; para Ja m ujer, cuyas obligaciones no son Ja guerra, ¡Ib Jucha, Ja
cacería no es indispensable, a ellas les es suficiente él espíritu de
Nungüi.
Eí jíbara adquiere su prim er arutam , aproximadamente, entre los
15 y 17 años, coincidiendo con Ja pubertad; desde luego, su entrena­
m iento se irticia entre Jos 6 o 7 años de edad. El arutam se adquiere en
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 67

una de lias ceremonias más ¡importantes para un jíbaro, que se realiza


delante de luno cascada, que queda usuolimente a dos o tres días d'e
camino desde el asiento de !a tribu o etnia.
Las cascadas, como se dijo ya, constituyen 'lugares ailtbmente sa­
grados, pues detrás de la caída de agua se encuentran las puertas por
las cuales tos a-ruta mes de 'los antepasados han regresado al mundo o
cielo de los bienaventurados y por las cuales, a su vez, saidrán a habi­
tar en tos nuevas personas.
Hay diferentes modalidades acerca de 'la búsqueda dlei arutam.
Puede ell padre comenzar a llevar de tiempo en tiempo a su hijo a la
cascada sagrada o simplemente incorporarse a to romería colectiva que
se realiza también cada cierto tiempo.
En la ceremonia colectiva es todo un grupo eil que inicia la rome­
ría hacia la cascada sagrada, precid da por un anciano o una anciana,
a quien se tiene en aita estima: y respeto pues se 'los considera prote­
gidos de os dioses, ya que en tantos años no han sufrido la acción ma­
léfica de los úguanchls. Durante la marcha o precesión que puede du­
rar varios dícs, según la distancia a to que se encuentre la cascada,
todos deben observar tos nstrucciones del anciano jefe, cum plir con el
ayuno y en cambio, masticar o fum ar tabaco por 'la noche, para dis­
poner el organismo ai encuentro con el arutam. Se entonan cantos
e invocaciones para que él arutam se apiade de sus descendientes y
les conceda gracias. La fase culminante de esta ceremonia se produ­
ce a! llegar a to cascada en 1a cual se bañan según un ritual especial y
toman jugo de tabaco. Por la noche toman to natema y zumo de mai-
coa o me i cua (Datura sp.). En eil éxtasis dluc ¡notorio se produce él
encuentro con él arutam, que varía mucho según ios individuos; para
unos se 'les aparece como seres terribles y deformes, mientras pa ra otros,
si se enf rentan con valentía, aparecen como seres bondadosos y protec­
tores, que les comunican su mensaje de fuerza, vida, poder y triunfo.
A i recobrar sus facultades psíquicos tienen que contar, en secreto, ai
anciano, lo que vieron durante su éxtasis y el anciano dará !a interpre­
tación correspondiente a cada ¡tostón o alucinación.
Entre ios 'diferentes formas que puede tomar el arutam en ia v i­
sión, predominan tos siguientes: grandes amitos o bolas luminiscentes
68 PLUTARCO NARANJO

o de fuego*, un par de jaguares** gigantescos, luchando entre ellos o


dos grandes anacondas** (Fig. 19) que se enroscan y (luchan también
entre ellos. Cuando aparece ell arutom , el jíbaro debe, en lio posible ¡i
hacia él, y focadle con (la mano o un bastón, lio cual requiere gran coraje
especialmente si eP atufara aparece en una de 'las tres formas anteriores.
Puede suceder que, ql aparecer al atufa m éste explote o desaparezca
antes de que él j íbaro haya tenido la oportunidad de tocarlo y poseerla,
en cuyo caso tendrá que intentar en una mueva oportunidad. El resul­
tado individual de la ceremonia, es un secreto y si ha sido en forma
colectiva, sólo se confiesa a(l anciano que dirigió la romería.
De regreso a casa, quien tuvo 'Ra visión, debe esa noche dorm ir,
sin compañía, en las riveras del rio en donde reaparecerá él arutam y
le dirá: "Y o soy tu antepasado; así como yo viví mucho tiempo, tú v i­
virás; así como yo he matado muchas veces, tú m atarás". Y dicho esto,
el arutam se posesiono del nuevo organismo.
El jíbaro que ha adquirido un arutam , comienza a sentir una gran
fortaleza física e intelectual, denominado cacarma. Cualquiera puede
darse cuenta que ha adquirido recientemente un arutam , por su cambio
de actitud, su manera de hablar con mayor fuerza, sus demostraciones
de poderío físico e ¡intelectual. Muy pronto prepondrá organizar una
expedición para m atar alguno de los enemigos de la trib u o enemigo
personal, pero de otra tribu.
Este aspecto de la vida shuara, gracias a iPa acuirturación, ha ¡do
desapareciendo y en la actualidad es más tradición que realidad el que
conten la cabeza a los supuestos enemigos y las reduzcan a tzantzas.

(*) Es interesante anotar que el primer trastorno de la percepción que se produce


por efecto de la hormina, es precisamente el de ver y mejor con los ojas cerra­
dos, tuces o anillos o bolas de fuego intensamente luminiscentes. Si la dosis
es pequeña, puede éste ser el único efecto psíquico que produce la droga.
(**) Casi no hay una mitología, una cultura primitiva, hasta la época de oro, de
la cultura helénica, en la que la, serpiente — y tampoco es excepción el A n­
tiguo Testamento— no tenga un lugar predilecto, generalmente como animad
totémico. El jaguar, el tigre y tigrillo, aparecen también, con frecuencia, en
las mitologías. En la mitología náhuatl, el dios Quetzalcoatl, representado por
una serpiente emplumada, tiene inmenso poder e importancia. También el
Ocelotl (especie de tigrillo) es animal totémico.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 69

Fig. 1 9 .— La alucinación de un jibaro por la ayahuasea.— Dibujo realizado por


un jíbero y que representa su "visión" bajo acción de la natema (ayahuasea). Según
su descripción dos anillos ton briillentes como el sol fueron acercándose hasta que
chocaron y se produjo una intensísima luminiscencia. De algunos de los royos luminis­
centes solieron las serpientes anacondas (p a n llis)).

Muchos grupos shuaras se han fomi'l ionizado ya con la presencia del


hombre blanco o mestizo y han modificado sus costumbres, hasta el
punto de que unos cuantos de efflos viajan, inclusive, en avión (Fig. 20).
La posesión de talismanes u objetos to+émiidos (Fig. 2 1 ), contribu­
ye a dar al jíbaro, mayor fortaleza, agiiliidad e inteligencia. Las pie­
dras de colores son especialmente atractivas para los jíbaros, pues (es
otribuyen grandes poderes mágicos.
Ei segundo arutem que puede poseer un jíbaro, 'lo adquiere no
sólo robando el arutam de un enemigo, sino también mediante otros
métodos más sencillos, como caminar salo por la espesura de la selva,
en una noche tenebrosa, circunstancia en la cual se enfrenta y llego a
poseer al nuevo arutam.
70 PLUTARCO NARANJO

E! matar, pora e! jíbaro, tiene el profundo significado de adquirir


un mayor poder, mayor vigor, trocar Ha muerte de sus semejantes por
su propia inm ortalidad. Bl reducir la cabeza decapitada, tiene por ob­
jeto ©I impedir que salga ©I espíritu de la venganza, ©I cual puede con­
vertirse en demonio y provocar grandes malíes.

d. E' muisac (muisag, muisok) o espíritu de la venganza.— La


tercera categoría de espíritus, íntimamente relacionada con -la anterior,
es decir del arutam , es el muisac o "espíritu de Ha venganza".
Quien ha s'do poseedor de un arutam , al memento de su muerte,
fenómeno esenciaímente extranaturali, excepto por enfermedad infec-

Fig. 2 0 .— Jíbaros aculturados de (a población de Macas.— La penetración a la


selva amazónica, mediante carreteras, ha resultado, por siglos, sumamente dificil. Hoy,
con el avión, se ha acelerado la conquista de esas ricas regiones y lo aculturación de
las tribus primitivas. En la fotografió, que corresponde al pequeño aeropuerto de M a­
cos, se ven numerosas jibaras que han abandonado la vida tribal y muchas de sus p ri­
mitivas costumbres. Algunos se preparan poro un viaje rutinario ien avión. (Foto Bo-
do W u th ).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 71

cioso, genera un muisac, él cual se escapa par ¡la boca del difunto y lue­
go se convierte en un demonio, que vengará la muerte. Si él asesino
posee también un arutam y por lo mismo no podrá ser atacado, el m ui­
sac se volverá contra la mujer o sus hijos.
Cuando el muisac logra abandonar él organismo se transforma en
uno de ios tres clásicos demonios o iguaacbis: en una culebra tremen-

Fig. 21 .— Joven jíbaro con tótem.— Como sucede en muchos otros tribus primi­
tivos, el hombre es el qué se maquilla y odoma mucho más que la mujer. Este joven
de Sucúo usa collares de semillas y hueseei'llos, adornos ds plumos y sobre todo un tótem
en su cabeza, que le conferirá la agilidad y rapidez de las aves. (Foto Bodo W u th ).
72 PLUTARCO NARANJO

Fig. 2 2 .— Joven jíbaro pintándose la cara.— Este joven de Sucúa, con el auxilio
de un pedazo de espejo se encuentra adornándose la cara con figuras a colores que
envidiarían los modernos hippies. Se prepara para una fiesta tribal. (Foto Bodo
W uth).

dómente venenosa, 'la macanlli, en la anaconda (panlli) o en un gran


órból. La prim era puede m atar a su enemigo inyectándole el veneno,
<la segunda, tumbando la canoa en el río a fin de que perezca entre sus
aguas y el tercero derrumbándose y aplastando a su enemigo cuando
camina por el bosque. Las tres formas más comunes de muerte de un
jíbaro son: envenenados por una serpiente, ahogado en e1! río o extran-
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 73

guiado por la anaconda o aplastado por un árbol. En cualquier caso,


se trata de una muerte sobrenatural, producida por un muisac.
El Iguanchi también puede aparecer bajo otras formas, como otros
animales u hombres y puede atacar di enemigo, sobre todo cuando
duerme. Por esto que cuando el jíbaro presume que va a ser presa

Flg. 2 3 .— Adoración del volcán Sangay.— De acuerdo a viejas leyendas y mitos


el 'Sangay sigue siendo uno de los montes más sagrados perra los jíbaros. En la foto­
grafía un grupo de jíbaros del río Upono en la ceremonia de adoración al volcán.
El perfiil del volcán se retocó ligeramente. (Foto Bodo W uth).

de un enemigo, duerme siempre junto a su lianza. El iguanchi puede


aparecer, en forma de jaguar, tomar la forma humana, como persona
con 'llamativos adornos y no ha sido raro ell que el hombre blanco haya
sido considerado un iguonchi.
Los peligros que implica el muisac, no solamente se refiere al ries­
go que corre quien ha asesinado. Como lia muerte, en 'la generalidad de
74 PLUTARCO NARANJO

tos casos, es considerada no como un fenómeno natural] sino como t|a con­
secuencia de to agresión visible de un enemigo, que aprovechó el mo­
mento en que Ca víctim a perdió su orutam o que previamente de fue ya
robado, o es consecuencia de fas flechas invisibles que lanzan ílos bru­
jos enemigos, es necesario vengar 'la muerte de 'un fam iliar, de lo con­
trario, el "espíritu de la venganza" se volverá contra 'los propios miem
bros de su fam ilia, en forma de un iguanchi. En cam bo, una vez que
su muerte sea vengada, se transform ará en espíritu bueno, espíritu
protector.
La tan difundida costumbre de pintarse el rostro, por parte de
¡ios hombres de la tribu, no soto tiene finalidades cosméticas (Fig. 22).
El jíbaro se pinta también para engañar al iguanchi, para evitar que te
reconozca y puede pintarse tanto, hasta volverse un monstruo, en cuyo
caso, inclusive, puede in fun dir miedo a! iguanchi y éste huirá. Por lo
demás, entre 'los jíbaros, el hombre es el que se adorna¡ y se acicala
con vstosos collares y sobre todo coronas o guirnaldas de hermosas
plumas de aves.

e. La cacería de cabezas y su reducción a tzantzas.— Según la


mitología, Etsa se apiadó de 'los hombres y envió a Ayumpum paira que
devolviera la paz a los pueblas. Ayumpúm, como en el m ito de la caja
de Pandora, entregó a les tres jefes: Jencham, Cujancham y Huanchur,
sendos paquetes cerrados, ordenándoles ir a arrojar en un barranco, sin
abrirlos previamente. Pero los paquetes tenían un aroma exquisito y
atractivo, a ta¡! punto que no pudieren resistir el deseo y cada uno por
su cuenta, abrió su paquete. Jencham fue el prim ero en abrir y su
caira se transformó en genitales femeninos y los niños que nacían en
su etrtia m orícn precozmente. Cuando Huanchur abrió su paquete, en­
vejeció y encaneció y lia gente de su grupo comenzó a envejecer tem ­
pranamente. 'Por fin cuando Cujancham abrió el suyo, su espíritu
de venganza se volvió visible a sus enemigos como rayos de Iluz, vol­
viendo imposible la victoria.
Los déí grupo de Cujancham venían entonces siendo diezmados
por sus actuaiPes y feroces enemigos del pueblo de Jencham y sobre todo
por su jefe Cupi, quienes atacaban por la noche, cortaban tos cabezas
de los jóvenes guerreros y les chupaban su sangre.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 75

Los de Cujamcham se arrepintieron y rogaron a Ayumpúm, que


les concediera la visión o a ruta m, después de lo oudl se sintieron fuer­
tes e invencibles y atacaron a ilos de Jencham, exterminándoles a todos.

Fig. 2 4 .— Ofreciendo sacrificios al Sangoy.— Pona obtener el favor del monte


sagrado y evitar sus enojas y violentas erupciones, los jíbaros, por siglos, realizan actos
de sacrificios animales. El cerdo es el animal preferido para ofrecer sacrificios; se lo
extrangula y después de lo ceremonia se lo asa y se lo come. (Roto Bodo W uth).

A fin de evitar que tos espíritus de ios "jenchames" se vengaran, corta­


ron sus cabezas y lias redujeron, como procedimiento para evitar que el
espíritu de 'la- venganza se Hlbere; además ¡los jenchames se transform a­
ron en murciélagos y el jefe Cupi, en el ave del’ mismo nombre.
Según otra versión mitdlóglca — asunto en él cual vate lia pena In­
sistir, como intento de descifrar tan misterioso y excepcional proced -
mlento, el de reducir' las cabezas humanas— hace muchos siglos, en
los orígenes de la cultura jíbara, hubo una gran erupción dél Sangay y
76 PLUTARCO NARANJO

del vientre convulso dél vdlcón, entre ‘Mamas y lava salió Panlli o Pan-
gui, el padre de los demonios, en forma de una gigantesca anaconda
que se deslizó monte abajo hasta un Hago. La anaconda o boa am eri­
cana o boa de agua (Eunectes mumnus), es illlamada en lengua shuara:
panlli, que quiere decliir también demonio. En quichua se to m a : ama-
run. Cada día e'l enorme (monstruo salía de¡| ¡Hago y devoraba a líos
hombres dé lid tribu, a ta l punto que (iban quedando sólo viudas.

Unda, e'l gran jefe, reunió a todos dos aparis o caberas de fam ilia
y a ¡los jóvenes guerreros con quienes marchó hacia tila cascada sagra­
da. Cerca de Cilla erigieron tres altares, cada uno sobre tres pilares de
madera. Entonces eil brujo (ivishniu) preparó el divino (licor de la na-
tema. Tres órbefes fueron derribados y sobre cada tranco se colocó
un vaso o copa especial para beber la natema. Todos ayunaron por
tres días y di tercero bebieron e¡¡ 'licor sagrado ipara tener la fisió n del
Arutam huacani. Esa noche se (les aparecieron tres espíritus en forma
de humanos ante quienes el brujo presentó las quejas y temores de la
tribu e .imploró su ayuda y protección. Luego se bañaron en <las aguas
sagradas de la cascada.
La siguiente noche bebieron de nuevo fla natema y los tres espíri­
tus reaparecieron y les 'instruyeron sobre el plan que había trazado
el Arutam huacani para la batalla contra di Panlli. Siguiendo dicha
inspiración mondaron a varios guerreros o las faldas del Songay a pe­
dirle en nombre del Arutam que no perm itiera la salida de otros espíritus
malignos mientras se empeñaban en su Hucha contra eii Panlli. Ofrecie­
ron sacrificios, en particular Ha vida de un paqui (puerco salvaje), al
cual, según el rito primero He amarraron contra cuatro postes. Con su
sangre se pintaron Ha porte anterior de las piernas como homenaje a las
espíritus deH bien. A la noche asaron al anim al, se comieran y a Ha ma­
ñana siguiente, muy temprano, marcharon hacia la laguna. Es posible
que esta ceremonia que se practica hasta hoy (Figs. 23-25) tenga esta
base m itológica. Llegados a lia laguna ¡ía drenaron y descubrieron a Ha
gigantesca anaconda que aún digería plácidamente los últimos jíbaros
devorados. Organizaron lía batalla y al fin dieron muerte al monstruo.
De inmediato le decapitaron y redujeron su cabeza para Impedir que
salga Panlli, el espíritu del mol.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 77

Rig. 2 5 .— Purificación con sangre de gallo.— Como en su concepción animístico,


los jíbaros creen que los espíritus de los antepasados, temporalmente, emigran hacía
animales, particularmente cuadrúpedos y por consiguiente el cerdo sacrificado podía
estar alojando un espíritu, para purificarse de esta especie de osesinato de un supuesto
antepasado, la ceremonia conoluye con el sacrificio de un gallo, con cuya sangre se
pintan las pantorrillas, cosa que además les confiere fortaleza. (Foto Bodo W uth).

Cualquiera que sea la base m itológica de lia "tza n tzitica ció n " de
las cabezas, parece que en el fondo, simboliza ta 'lucha del bien con­
tra el mal y el triu n fo del bien, es decir 'de Ho que lia trib u considera
como bueno y que perm ite su supervivencia. En parte, por 'lo menos, ésto
78 PLUTARCO NARANJO

se consigue evitando que él espíritu de venganza de sus enemigos salga


de su cuerpo y cause serios daños.
En la época que era común ¡lo cacería de cabezas, una vez que uno
o más ¡íboros habían adquirido el arutam, organizaban ¡Ib expedición
para atacar y m atar a¡l supuesto o reail enemigo. Bl grupo iniciaba 'la

Fig. 2 6 .— Lo visión del arutam.— Antes de inicior !o búsqueda de un enemigo


para reducir su cabeza a una tzantza, los expedicionarios se relatan mutuamente la
visión que tuvieran del arutam o espíritu superior. Pueden hacerlo verbalmente o dibu­
jando en la tierra o en corteza de árboles. La figura de la presente fotografía corres­
ponde a uno pintura en corteza vegetal y corresponde a una representación geometri-
zada de un par de anacondas con múltiples cabezas. (Foto Bodo W uth).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 79

expedición de varios días y ía víspera del ataque realizaban una cere­


monia especiaí, en do cuail cada uno declaraba cual fue su visión del
arutam (Fiig. 2 6 ), después de lo ouall, es decir de haber divulgado el
secreto, el arutam comienza a abandonar el organismo de cada jíbaro,
bajo da forma de viento o huracán, relámpagos o rayos.

Fig. 2 7 .— Jíbaro preparando la tzantxa.— Después de extraer, hábilmente, lo


parte ósea, por la región del cuello, secan el interior aplicando piedras calientes. En
la fotografía un jíbaro de la región Los Peñas (Río Zamora), secando una tzantza de
animal. (Foto Bodo W uth).
80 PLUTARCO NARANJO

El orutam no abandono en un sólo instante sino progresivamente,


durante varios días, tiem po durante él cual coda jíbaro conserva la
energía suficiente para atacar a su enemigo, o quiten se ilo busca con
gran tesón y si fa lla el prim er intento, el grupo continúa en busca de
nuevos enemigos. Si lograban su intento y mataban al enemigo, inm e­
diatamente de regreso, ¡iban en busca del nuevo orutam di cual les con­
cedería nuevo vigor y energía. Aunque Jo posesión de un orutam re­
quiere de llb ¡participación en el sacrificio de un sólo enemigo, el p a rti­
cipar en más de una cacería humana, confiere más poderes y fortaleza
y por consiguiente, quien ha dado muerte ¡a más de uno, es consideradó,
en Ja propia tribu, como un hombre superior, invencible a quien no se
puede ni se debe atacar.
Si el enemigo es aJguie-n que también posee un arutam y por Jo
tonto es Inmortal, se requiere previamente "robarle el espíritu de aru­
tam ", para lo cual hay diferentes procedimientos. Gracias a la bebida
de natema y en algún momento de descuido, mientras el enemigo
duerme, es posible extraedle y robarle su arutam.
Cuando Ja expedición de Ja muerte tenía éxito y lograban deca­
pitar a un enemigo, Jo antes pasible reducían su cabezo, a fin de impe­
d ir que el muisac salga y se convierta en un demonio vengador.
La preparación de la tzantza, es uno de 'los secretos tribales bien
preservados. U tilizan lia decocción de varias plantas, extraen por Ja
sección de! cuello la parte ósea, luego secan ©I Interior con piedras ca­
lientes (Fig. 27) y después con él humo de una fogata (Pig. 2 8 ). Por
fin Je pintan con carbón o m ejor con eP tin te negro de una planta, Ja
súa (Genipa americana) (Fig. 2 9 ), para Impedir qu,e él1muisac pueda
ver a través de Ja p ie l o logre escaparse.
De regreso de una "exitosa" cacería humana se organizaba, in­
mediatamente, Ja primera fiesta de la tzantza, Ja cual se repetía des­
pués de algunos días, por una o dos ocasiones. Dicha fiesta era seme­
jante a las que hoy se organizan ipor otros motivos. Hombres y mujeres
participan en esta fiesta-ceremonia, en la que se danza, hay libación
de chicha de yuca, (Fig. 33 y 34) pero tratando de mantener la ma­
yor armonía entre Jos miembros de la etnia a fin de no dar oportunidad
a que él muisac se aproveohe de un momento de disgusto entre éllos y
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 81

ejerza su venganza. AP comienzo de la ceremonia, mantiene 'la tzant-


za el que mató al enemigo, pues esta le confiere mayor fuerza y ¡poder
y puede hacerse acompañar por dos mujeres, usualmente sus parientes
más próximas, mujer e hija o mujer y madre, ya que también e'l'las, en
estas circunstancias, pueden adquirir cierta clase de poder y fuerza.
Luego, la tzantza es puesta en picota, en el extremo de un palo de

Fig. 2 8 .— Humeando la tzantza.— En e¡l laborioso proceso de reducción de las


cabezas (tzantzificación); la fase final consiste en someter a la tzantza al humo de
olgunos vegetales, con lo cuoil la tzantza adquiere cierta consistencia y color. (Foto
Bodo W uth).
82 PLUTARCO NARANJO

Fig. 29.-— Cabeza reducida ( f z a n t z a ) Ejemplar preparodo en la zona de T i-


putini. (Foto Bodo W uth).

chonta (Fig. 30), y sometida1a escarnio. Los hombres más fuertes de


la etrrio, lo amenazarán con sius lanzas e imprecaciones. Por últim o al
son de cantos colectivos y di ritm o marcado en el tundui (Fig. 31 ) todo
el grupo de danza alegremente, en torno a lia tzantza, los hombres a un
lado y las mujeres ai| otro (Fig. 32). Las mujeres con sus cánticos es­
peciales en contra del enemigo sacrificado, contribuyen a hacer huir
al muisac de 'la tzantza.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 83

Durante toda *!a fiesta-ceremonia, Ha tzantza y el muisac aprisio­


nado en e'Ja, han sido suficientemente humillados, degradados a tal
punto que e! muisac ha tenido que, con vergüenza, huir di 'lugar de
nacimiento def asesinado.
A! fina! d¡e lla fiesta, la tzantza ya no ofrece peligro. Ya no tiene
espíritu de Ja venganza, pierde importancia y puede aún ser abando­
nada, vendida u obsequiada.

Fig. 3 0 .— Tzantza sometida a escarnio.— La fiesta tribal de la tzantza, comienza


con e! escarnio moral c>l que se somete o la tzantza, colocada en una picota. J¡baria
de Tailla. (Foto Bodo W uth).

f. Enfermedades y muerte.— Como se mencionó antes para los


jíbaros, es 'inconcebible que Ja muerte, especialinvente de personas jó­
venes, saludables, sea un fenómeno natural. Lo consideran más bien
como algo sobrenatural, como la consecuencia de Ja acción ma'éfica
de los ¡vishnius o uguishiñus, (brujas, hechiceros o curanderos) o de
84 PLUTARCO NARANJO

los iguemchis Puede comprenderse lio <Míd¡lF de da (labor de líos misio­


neros católicos o protestantes pora convencer a los jíbaros y a otros
nativos cfel Oriente, de que da muerte es un fenómeno natural!, pues es
tanto como anunciarles que necesariamente un día serán asesinados.

Fig. 31 .— Tundui o tunduli Este instrumento que consiste en un grueso tronco


ahuecado en forma especial, sirve de medio de telecomunicación, mediante una clave
conocida previamente entre las tribus, pues a cada golpe retumba en la salva y puede
su sonido ser oído a varios kilómetros de distancia. En el presente caso slirve también
como instrumento musical para marcar el ritmo de la danza de la tzantza. (Foto Bo-
do W u th ).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 85

Con la enfermedad sucede aligo parecido. Ellos distinguen, bas­


tante bien, dos categorías: la que realmente sería enfermedad, en el
sentido de nuestra civilización, que ellos denominan súngara y lía en­
fermedad de m aleficio o brujería que denominan tunchi. Propiamente
tunchi significa flecha, dardo y por extensión se apllicai a ese aligo mis­
terioso, m aterial o inm aterial que ©1 hechicero es capaz de llanzar con­
tra sus enemigos y por ende aplican el nombre a ¡l¡a enfermedad mis­
ma, ocasionada por magia o hechicería. El tunchi juega un papeil fun­
damentalísimo en la patología y la terapéutica de ios jíbaros. Enfer­
medades que se m anifiestan por ddlores ¡intensos, edema, inflamación,
supuración, son consideradas como eP resultado de ¡las flechas o tunchis
lanzados por ¡los hechiceros o ¡los demonios. En cambio, ciertas enfer­
medades febriles, particularm ente si siguen un Curso regular o enfer-

Fig. 3 2 .— La danza de la tzantza.— Una vez que la tzantza ha sido escarnecida,


comienza la gran donza, poro lo cual los hombres forman una fila, al un lado de la
tzantza y las mujeres al otro. (Foto Bodo W u th ).
86 PLUTARCO NARANJO

medades parasitarios, como las disenterias son considerad-as súngaras.


El paludismo con su misteriosa forma de reaparecer cada cierto núme­
ro de días es considerado también tunchi. Algunas de !as enfermedades
aparecieron sólo después de ios primeros contactos del hombre blanco
con las tribus orientales, por 'lo cu-al la presencia dd! blanco ha sido
considerada, por lo genera', como digo sumamente grave- y peligroso.
El blanco ha s-iido v*sto como un enviado delli '¡guancbi c un liguamchii mis­
mo, además ha sido temido como portador de enfermedades y m alefi­
cios. Karsten relata que siempre fe preguntaron "¿Súngara itaches?",
que quiere decir: "Traes la enfermedad?".

6 . Medicna jíbara y aya huesea.— Es fácil comprender que si


para -los jíbaros y otras tribus prim itivas la enfermedad tiene un origen
mágico, el tratam iento también implica ciertas prácticas de magia,
hechicería, sugestión y !o que hoy fia moríamos psicoterapia. En su d i­
fíc il y peligrosa función, el médico-brujo, tiene que descubrir ild causa
de la enfermedad, es decir quien ha enviado los tunchis, en qué sitio del
organismo se han -localizado y sobre todo cómo hay que extraerlos, pa­
ra dejar eil organismo enfermo lübre de I-a- causa patológica. En esta
creencia se basa la técnica del exorcismo que sistemáticamente practi­
can estos médicos-brujos.
Guando el organismo enfermo, por sí mismo no ha tenido ¡la fuer­
za suficiente pora expulsar ©I tunchi y 'la enfermedad progresa y se
agrava es ¡indispensable recurrir di shuar ivishniu.

a. Las curaciones.— Las curadiones menores pueden ser efec­


tuadas, durante él día y con poca ceremonia. En cambio las curacio­
nes mayores 93 realizan, aproximadamente, según él' siguiente proce­
dim iento y ritos. Desde tempranas horas del día ¡I-a fam ilia del enfer­
mo pone a hervir trozos de ayahuasca o natema sotos o agregados yají,
hasta que se obtenga un ilíquido espeso de color gris rojizo. En otro
recipiente preparan un cocimiento o infusión de tsangu (tabaco). Por
otra -porté el brujo debe prepararse también. Lo esencial! para él es el
ayuno. Sólo por la mañana le es perm itido el tomar un poco de nija-
manchi (chica de yuca), durante él resto dsl día; a fin de no fracasar
en to curación, debe evitar no sólo 'la ingestión de ¡los tantos a'limen-tos
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 87

prohibidos, especialmente carnes, sino también sus alores. Para algu­


nas curaciones debe pintarse Ha cora con el zumo de 'los frutos de la
planta súa (Genipa americana), adquiriendo así un color negro (Figs.
35, 36) Ha cual contribuiría a aumentar sus poderes sobrenaturales e
impedirá que le reconozcan los iguanchis. Por fin , provisto de su saco
conteniendo namura y hojas de shinguishingu se presenta, ail anoche­
cer, en la casa del paciente (Fig. 37).

Pig. 3 3 .— Libación de la "nijamanchi". — La fiesta de la tzontza se anima tam­


bién con la libación de la chicha de yuca, llamada nijamanchi. La nijamanchi es
femenina y es preparada por las mujeres. (Foto Bodo W uth).
88 PLUTARCO NARANJO

La ceremonia-curaoiión se inicia con fo bebida del agua de tabaco,


por boca y na¡r¡z. Luego hace una torga invocación allí espíritu dell ta ­
baco, planta divina que confiere poderes sobrenaturales alf brujo. Invo­
ca al espíritu de esta planta (tsangu maso morí) a fin de que venga,
se posesione del curandero y le ayude a realizar !la curación. Luego él

Fig. 3 4 .— Fiesta de la chicha blanca.— Otra festividad celebrada por los jíbaros,
es la de la iríjamanchi (chicha blanca), preparada de yuca, fiesta en la cual las muje­
res dan de beber a los hombres. La fotografía corresponde a una festividad sucúa.
( Foto Bodo W uth ).

paciente es cdiocado sobre una manta en él1centro de Illa habitación o


sobre una especie de mesa o cama de guadúa. Bí curandbro toma de
un sólo sorbo una prim era copa de natema, to ouél puede contener tam ­
bién maicoa (Datura sp.). Acto seguido, ©I curandero, inicia sus cán­
ticos, invocaciones y conjuros, Mamando a tos diferentes espíritus be­
néficos pera que le ayuden a sacar ios tunchis del organismo enfermo;
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 89

rfctudftmente inicia su conjuro con expresiones en 1as que dice: "Yo, yo,
en persona, Hamo a 'ios espíritus y conjuro a los demonios. . más ta r­
de y en plena obscuridad inicia e'l trabajo de exorcismo, tiene que chu­
par fuertemente la zona enferma a fin de sacar uno o más tunchis
según se consideren cuantas ftechas hayan sido introducidas en el or-

Figs. 35 y 3 6 .— Pintura de la cara por razones médicas.— Dos tipos de pintura


de la cara no con fines ornamentales sino por razones de carácter médico, .especialmen­
te pora que el brujo o curandero no pueda ser reconocido por el demonio o iguanchi.
La pintura se efectúa con el zumo de los frutos de 'la Ganipa americana (súa). En las
presentes fotos aparece el curandero Juan Maestro, de la región de Las Peñas, Río Z a ­
mora. (Foto Bodo W u th ).
90 PLUTARCO NARANJO

ganismo (Figs. 38, 39). Continúa líos conjuros y Ja ceremonia usual-


mente puede durar toda la noche.
De tiem po en tiempo el curandero tiene que beber más agua de
tabaco así como sorbos de natema. La adm inistración de estas dos
drogas parece que debe estar bastante equilibrada a f'n de que él bru­
jo se mantenga en trance de curación (nam bigma). En experiencias
clínicas se observa que cuando él efecto ailuoinatorio producido por cua­
lesquiera de los drogas psicotomliméticas, es muy intenso, ’la persona
en experimentación, entra en un período de .tal embelesamiento por tías
fantásticas imágenes que desfijan por su mente que nii siquiera desea
responder a las preguntas; adopta una posición muy pasiva. Si dicha
persona se encuentra bajo una fuerte Jnfluendia de ¡deas religiosas,
puede entrar en un estado de éxtasis profundo.
E/l curandero posiblemente tiene experiencia de estos efectos y
por lo mismo toma la natema en dosis fraccionadas a fin de preservar
buena parte de su conciencia, por más que ííegue a lia fase aíucinatoria.
Es posible que él agua de tabaco contribuya a mantener este estado de
trance en el cual realiza las curaciones milagrosas. La asociación
tabaco y ayaihoasca o tabaco y a'íguna de las otras plantas ol-uOinóge-
nas como Jas Daturas o Ja Anadenan»thera, es muy común entre Ja m a­
yoría de 'Cas tribus aborígenes de América, aún entre tribus entre las
cuales, probablemente, no hubo ningún contacto. La experiencia de
asociar Jos dos vegetaJes se ha realizado, independientemente, entre t r i­
bus da! Caribe, de la Costa ecuatoriana o peruana o de las selvas del
Amazonas.
La ceremonia-curación continúa con una serie de maniobras entre
las cuajes está él pasar por encima de Ja porte enferma Jas hojas de
shinguishingu, o su ayudante puede hacedas sanar dando la vuelta a
la cama, (Fig. 39), también debe sobar la parte enferma con piedras-
talismanes denominadas namuras, siendo Jas más apreciadas lias pie­
dras brilülaintes caya-hiuncha. El "soplado" es otra de Jas operaciones
muy comunes, puede soplar él agua de tabaco o puede fum ar y soplar
el humo. Todo esto faoiilita Ja extracción dél tunchi. Por fin en el mo­
mento cuftninonte de la curación, el ¡vishn'u proc'cma haber logrado
ya la extracción deJ tunchi o Jes tunchis, que son espinas de chonta y
aún pueden estar en forma de animales, como gusanos, insectos, etc.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 91

Por regla general, no basta que el curandero diga que ha extraído


el tu n d í i. Está obligado a demostrar, tiene que enseñar al enfermo y
sus fam iliares, el ta n d il, ya sea éste una flecha de chonta (Fig. 40),
un sapo, un escorpión o cualquier otro cuerpo, que previamente el bru­
jo se cuida de 'levar oculto y que su presentación en el! momento opor­
tuno, traerá tranquilidad aif enfermo y sus fam iliares y se completará
así la psicoterapia.
En las alucinaciones, el curandero no sólo logra descubrir la na­
turaleza del tunchi, sino también quien ha disparado esa flecha, es de­
cir quien es el causante de la enfermedad, lo cual !o consigue también
bajo frío razonamiento y cálculo lógico, después del interrogatorio que
hace al enfermo y a sus parientes. A pedido de 'os fam iliares, puede tra ­
tar de volver el tunchi contra el propio autor del daño, o la fam ilia, por
su cuenta, decidirá si venga esta maldad o no.

b. Honorarios y riesgos del ejercicio profesional.— E! ejercicio


profesional de la medicina mágica tampoco está libre de riesgos, sin la
posibil' dad de los médicos de las países más adelantados, de tener un
seguro que proteja contra el! "m al ejercicio profesional!". 9¡ el pacien­
te fallece y la fam ilia no tiene ¡a necesaria confianza en el brujo, es
posib'e se pongan suspicaces y al fin , en consejo fam iliar, deo'dan que
el propio brujo, en vez de tratar de quitar las tunchis ha contribuido
a la muerte, ejercitando el m aleficio, en cuyo caso la fam ilia se siente
obligada a vengar al difunto. Más de un curandero ha pagado con su
vida su falta de habilidad mágica.
En algunos cases el curandero, desde el principio, avisa sobre la
gravedad de la enfermedad y la posibilidad de que no logre sacadle los
tunchis y el paciente pueda fallecer, con lo cual deslinda responsabili­
dad y, por el contrario, demuestra su sabiduría. En otras ocasiones,
como en caso de enfermedades crónicas como las reumatpideas, exige
llevar all paciente a la cascada sagrada, paira aililí pedir e! auxilio de los
espíritus (Fig. 41), de los Arutames y ¡luego ¡hacer que el enfermo se
bañe en ¡las aguas milagrosas. Demás está decir, que casi siempre el
enfermo queda aliviado. La acción psicoterapéutica del brujo, la invo­
cación a ilíos espíritus en lugar tan sagrado como es la cascada y el
baño, todo contribuye a un temporal! o definitivo restablecimiento.
92 PLUTARCO NARANJO

Fig. 3 7 .— La medicina entre los jíbaros.— El curandero o brujo llega hasta la ca­
sa del paciente, vestido con sus prendas ceremoniales y llevando su guambaehi (bolsa
o saco en el cual lleva sus piedras mágicas, hojas de vegetales y otros materioiles). En
la fotografía, que corresponde a una curación en Sucúo, el marido de la enferma expli­
ca al curandero sobre los sintomos y evolución de la enfermedad. (Floto Bodo W u th ).

Allguna vez, es ta l el regocijo que causa ¡Id curación, como en el


caso de picadura de serpiente, que la fomúliia canta y baila de contento.
(Fig. 42).
Cuando el paciente ha sido curado, él brujo tiene derecho a cobrar
sus honorarios, que en 'los grupos más prim itivos y que aún no hacen
uso de monedas, consisten en uno o más de los animales domésticos
que tenga' Ha familllia, una manta o tejido, dliimenitás etc. ( f ig. 43). En­
tre los curanderos ein contacto con la civilización, él pago se efectúa
parte en especies y ¡parte en dinero o sálamente en este últim o.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 93

c. La preparación del nuevo brujo y la ayahuasca.— La aya-


huasca juega también un papel -muy importante en <!a educación y adoc­
trinam iento de un nuevo brujo, un nuevo "doctor".

Entre Jos jíbaros así como entre otras tribus, algunos miembros
de la comunidad, ya sea por su corpulencia física, sus capacidades inte­
lectuales, su fuerza morail, por iposeer uno o más a ruta mes o por su
edad y experiencia, pueden actuar como brujas, se fes reconoce poderes
sobrenaturales y bajo acción de la ayahuasca, pueden "a d ivin a r" a
dónde ir a cazar o en qué momento atacar a los enemigos. El simple
arte de ita brujería no requiere ‘la iniciación y preparación sistemática
que requiere la curandería.

Fig. 3 8 .— Exorcismo de la enfermedad.— Después que el curandero o brujo ha


tomado abundante agua de tabaco y en ocasiones natema, después de Invocaciones y
conjuras, efectúa el acto más importante en su ejercicio médico, el de "chupar" la en­
fermedad, es decir las flechas o tunchis que han penetrado en el organismo y están
causando la enfermedad. (Rato Bodo W uth).
94 PLUTARCO NARANJO

La educación de un nuevo curandero, emtire 'Pos j íbaros, es un pro­


ceso bastante Idrgo, delicado y no exento de riesgos y dificultades. Lo
común es que el curandero eduque a uno de sus propios hijos o parien­
te cercano. Ei joven candidato a curandero, en el caso de qüe no sea
el hijo o un pariente escogido ya por el ivishniu, consulta con un viejo
y prestigioso curandero de 'la trib u sobre su inclinación y vocación. La
consulta puede ser hecha también por su padre. El maestro decide si
el candidato tiene o no aptitudes. Si encuentra a! discípulo, h ijo suyo
o no, con las capacidades necesarias, comienza su educación con una
ceremonia, generalmente, en el interior de la seftva, en ía cual el viejo
curandero ¡imparte las primeras instrucciones de cómo beber ei agua
de tabaco y tomar la a atema. Lo culminante de la ceremonia de ini-

Fig. 3 9 .— Curación con ayudante.— En algunos curaciones, el médico aborigen


necesita de la colaboración de un ayudante, quien, entre otras labores, debe agitar las
hojas de la panto shingui-shingu, pora ahuyentar a los espíritus maléficos o debe ayu­
dar o frotar las piedras talismanes en los partes enfermas. La fotografía corresponda
a otra curación en la zona de Sucúa. (Poto Bodo W u th ).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 95

Fig. 4 0 .— Demostración de! exorcismo.— En la generalidad de los casos e-l curan­


dero está obligado a demostrar a los familiares del enfermo que, efectivamente, logró
sacar las flechas o tunchis del organismo enfermo. En la fotografía el curandero sa­
cando de su boca una delgada flecha de chonta. Se tirata de un hábil truco del curan­
dero, pero que ejerce un efecto psicoterápico altamente valioso. (Foto Bodb W u tfi).

dación consiste en ¡la transferencia del tunchi. Es una especie de con­


sagración. Bi maestro y el discípulo entran en comunicación espiri­
tual! y boca a boca el viejo curandero pasa una pequeña espina de
chonta a ila boca del discípulo, juntamente con su saiíwa y agua de taba­
co, con lio cuati transfiere parte de sus -poderes mágicos y una especie
96 PLUTARCO NARANJO

de simiente de tunchis, para que una vez desarrollados y madurados


éstos, el discípulo, pueda comenzar a ejercer sus poderes sobrenatu­
rales.
De este momento en adelante, hasta su "graduación", el apren­
diz pasa por un período crítico, debe observar una rigurosa dieta, eli-

Fig. 41 .— Los cosos del mol pronóstico.— Cuando el curandero reconoce la gra­
vedad y mal pronóstico de ciertos estados patológicos, puede deslindor su responsabilidad
y en algunos de estos casos, así como en afecciones crónicas, puede aconsejar al pacien­
te ir hacia una cascada, que es el lugar más sagrado para líos jíbaros y ají i pedir el
auxilio del orutom, para obtener nueva salud. En la fotografía dos mujeres implorando
ol orutam, la de la Izquierda es la enferma. (Foto Bodo W u fh ).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 97

minando la mayor parte de carnes, especialmente durante Jos primeros


cinco días del noviciado, durante 'los cuales come casi exclusivamente
plátano y bebe agua de tabaco y natema paira comenzar su contacto
con dioses y demonios. Durante los meses siguientes que van de 6 a
12 y ocasionalmente hasta 2 años debe evitar 'los al imentos y carne que
puedan hacer h'u&r di tunchi o convertirte en un veneno que acabará
con su propia* vida; en cambio, debe ingerir alimentos que faciliten el
futuro ejercicio profesional, por ejemplo coime de una especie de mo­
no, muy ágil denominado tsiri. Así mismo incorporan en su alim enta­
ción ciertas substancias que pueden conferirte resistencia o quizá de­
sarrollar tolerancia, como avispas, con su aguijón y veneno. Durante
todo el <período de entrenamiento tiene que observar la más estricta abs­
tinencia sexual e inclusive habitar en una choza en (la cual no haya
gente casada. Sus alimentos deben ser preparados sólo por jóvenes que
aún no hayan tenido relaciones cambies.
Durante él largo período de su educación, el viejo curandero va
instruyendo all discípulo sobre !a rica y variada mitología jíbara (Fig.
4 4 ), fam iliarizando al discípulo con los espíritus y demonios más
poderosos, sean buenos o malos, sobre los conjuros y cánticos que de­
be efectuar pora lias curaciones y ba jo da acción de 10 natema, e l discí­
pulo va aprendiendo a ver y reconocer a sus dioses y demonios, adqui­
riendo parte de sus poderes y descubriendo cómo hay que producir ma­
leficio en líos enemigos y cómo, en cambio, '¡librar de eilllos a los miem­
bros de la tribu. Aunque en la etnia haya otras personas que puedan
ejercer la hechicería y hacer vaticinios, muchas veces el curandero es
también Ha persona más Importante del grupo, es jefe, mago, y médico;
por consiguiente el aprendiz debe ser instruido también en las artes de
la guerra, la caza y la pesca (Figs. 45-47). Esta esmerada educa­
ción convierte aiP futuro curandero no sóló en él médico sino en el sabio
de la tribu, en el depositario de ios conocimientos, illas tradiciones, lia
mitología.
Su papel futuro dentro de la trib u , de hombre sabio y sobre todo
de gran defensor implica, de una parte, él poder ejercer maleficios so­
bre los enemigos y de otra, él poder curar a los miembros de su propio
grupo. Para él prim er aspecto tiene que aprender a soplar o lanzar el
98 PLUTARCO NARANJO

Fig. 42.— La danza de la gratftud.— Cuando se ha obtenido la curación, espe­


cialmente, si ésta ha sido tapida y dramática, los miembros de lo fam ilia del paciente
danzan en señail de gratitud con los espíritus. En la fotografía tres mujeres danzando,
después de que un niño picado por una serpiente ha Sido salvada del riesgo de muerte.
Zona de Las Peñas, Río Zamora. (Poto Bodo W u th ).

tunchi en la misma forma como el cazador sopla la cerbatana y lanza


(a flecha envenenada. Tiene que aprender a reconocer los animales,
como e! arm adillo, cuya sólo presencia, puede ocasionar daños al brujo,
por -lo cual tiene que taparse Has narices y escupir, a fin de no contam i­
narse.
La infracción de las estrictas normas dietéticas, de vida casi ascé­
tica y otras modalidades durante el período de preparación, puede po­
ner en pelligro i'a vida del ¡iniciado, ya que el tunchi puede no madurar
y conferirle tos poderes mágicos sino convertirse en un veneno que ‘le
aniquilaría.
Cuando el discípulo ha demostrado al maestro y a los otiros miem­
bros de la tribu su capacidad de poder adivinar, ilonzar tunchis, es de-
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 99

cír de em brujar y también realizar curaciones, a lias cuales ha asistido


en numerosas oportunidades, está listo pora la "graduación". La ce­
remonia más frecuente que puede realizarse en presencia sólo del
maestro o también de otros miembros de tía comunidad se efectúa en
una cascada sagrada. A llí debe bañarse en 'las aguas purificaderas
y beber natema y agua de tabaco para conseguir su nuevo y definitivo
contacto con los espíritus.
Por fin , provisto ya de su guambachi y sus propias namuras, cu­
yos poderes mágicos descubrió en sus aluc'naaicnes, comienza el ejer­
cicio de su nueva, poderosa y arriesgada profesión.
7 . Las curaciones en otras tribus.— Las ideas generales sobre la
patogenia de las enfermedades y su curación y los mitos .relacionados

Fig. 4 3 .— Discusión sobre los honorarios.— Una vez que el brujo ha efectuado su
curación mágico se suscita una discusión con el jefe de familia acerca de los honorarios
que consiste en animales domésticos, un pedazo de tela, armas, etc. (Foto Bodo
W u th ).
100 PLUTARCO NARANJO

con este problema, son rnluy semejantes no dolo entre lias diferentes
tribus que aún se mantienen en estado de prim itivism o, sino también
entre los indios de actrituración de más de cuatrocientos años126"132. A
este respecto consúltese una reciente investigación de Mena133. A lgu­
nas de estas ideas mágicas subsisten todavía en el bajo fondo de la
mente popular y se ¡manifiestan por una serie de tradiciones, de supersti-

Rig. 4 4 .— Jefe jíbaro indoetrinando a dos de sus hijos.— El curandero o brujo,


que puede al mismo tiempo ser el jefe del grupo o tribu, enseña sus artes mágicas a
uno de sus hij;os o un pariente cercano previamente seleccionado. En la foto, el
jefe Taiilla, ¡instruyendo a dos de sus hijos. (Foto Bodo W u th ).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 101

Fig. 4 5 .— Preparando veneno de mashu.— El futuro brujo debe aprender mu­


chas técnicas as! domo a reconocer las plantos mágicas, sean éstas maléficos o be­
néficas. En la fotografía, preparación del veneno de mashu, para lo cua! ¡los hojas son
machacadas con piedras y con este veneno pueden obtener abundante pesca. (Foto
Bodo W u th ).

oiones, ole producciones folklóricas. La enfermedad ocasionada por


tunchis o flechas, cambia a la mágica enfermedad por hechizo, por
"hechura", por "o je o ", por m aleficio, por malí viento, por espanto, etc.
La ceremonia¡ de curación así mismo, en lo esencial, en la prácti­
ca dél exorcismo, se parece a la ya descrita de líos jíbaros, aunque pue­
da ofrecer modalidades, paroiailmente, distintas y puede d ife rir tam ­
bién en el uso de plantas pero, casi siempre se encuentra que el curan­
dero usa alguna de estas plantas capaces de producir estados alucina-
torios. En ila mayoría de 'los casos es 'la ayahuasca y en otros el cha­
mico (Datura tctula) o e<l huantug (D. sanguínea) (Rigs. 8 y 9 ).
Entre los indios de habla quichua, (Figs. (48 y 49) el curandero es
denominado yachag, que quiere decir’: persona que cura dos males, es de-
102 PLUTARCO NARANJO

Fig. 4 6 .— Envenenamiento de las flechas.— -El futuro brujo así mismo tiene que
oprender a preparar el veneno del curare y o envenenar la punta de las peligrosas
flechos. (Foto Bodo W u th ).

c ir médico y también, adivinador. En tia provincia de Imbabura, (la deno­


minación completa es: yachag tiaita jatum urcuam rimador, es decir,
médico poseedor de la sabiduría de ¡ios antepasados. El yachag, es perso­
na de gran jerarquía y ascendiente morall entre la gente. Es capaz de
curar, de aconsejar en muchos problemas domésticos y de otro orden y
es capaz también, de adivinar, indlusive, quiten fue d i que robó a su oliien-
te, cuyas adivinaciones pueden dejar imaravPli'atíos no sólo a los inge­
nuos indios s no al más avispado de los civilizados.
Dentro de nuestra estructura Ilegal! y social, las prácticas de los
curanderos son prohibidas, y hablar de curandero o brujo envuelve cier­
to sentim iento despectivo. Todo esto no es óbice para que ell1yachag
goce de gran ¡respeto y estimación entre indios y mestizos, y también
para que gente culta, en su desesperación recurra, a>lguna¡ vez, a sallo!-
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 103

tor ilos servicios de algún curandero. Varios de ellos han alcanzado un


prestigio que va mucho más allá de los confines de su pueblo y aúrf
provincia, como el caso de LaÜaÜIeo, en ¡la provincia de Tungurahua, Car­
los Llórente, en Manabí y Abraham Salasacón, de la tribu de Itos "colo­
rados", en la provincia de Pichincha.

Fig. 4 7 .— Producción finol de las flechas.— En el extremo posterior de la flecha


se pgrega un ipedozo de oilgadón que hace como émbolo cuando la flecho es colo­
cada dentro de la bodoquera (tubo vegetal por el cual es lanzada la flecha mediante
un fuerte soplo) (Foto Bodo W uth).
104 PLUTARCO NARANJO

El ritu a l es muy semejante, ya sea que u tilice o no productos alu­


cinantes y sea que bebo sób él o adm inistre también al paciente y rara
vez a los fam iliares y acompafiantes. Los maniobras de curación:
"freg ado", "lim p ia d o " y exorcismo, varían parcialmente; por ejemplo,
entre los brujos de la trib u de tos "colorados", es frecuente que el cu­
randero ponga el pie sobre Ha parte enferma dél paciente.
Los curanderos de grupos quichuas, casi siempre tienen un ayu­
dante, que es el aprendiz y puede ser uno de los hijos dél propio yachag.
Este actúa como mapa-shitador o cbiqui-shitador que, en quichua, sig­
nifica botador de basura, de suciedades y por extensión significa "bota­
dor de maltes" o de hechizos. En efecto, las hierbas, animales peque­
ños u objetos que haya utilizado el brujo para "lim p ia r" ai enfermo,
tienen que ser arrojados en una quebrada o lugar apropiado, donde no
puedan causar daños a otras personas y esta tarea, bastante peligrosa,
está a cargo del ayudante.
Casi todo curandero "hum ea" y "sopla" al' paciente, para lo cual
se usa el infaltable tabaco y aguardiente de caña u otra bebida.
Entre to mayoría de tribus se reconocen también los dos tipos de
enfermedades y las dos patogenias: lunas por hechizo o m aleficio y
otras de causa visible o "n a tu ra l". En Imbabura, el! prim er tipo de
enfermedad se denomitia "mal caballo" y Sólo puede ser tratada por
él yachag y el segundo, bajo la influencia católica, se llam a "mal de
Dios" o "enfermedad de Dios", puede ser tratada por el yachag o por
un médico graduado.
Especialmente en este segundo grupo de enfermedades, entre las
cuales están las iinfecto-coníagiosas, las gastroenteritis, ciertas afeccio­
nes dobrosas, él yachag pone en juego sus amplios conocimientos de.
herbolario y además, en Ib actualidad, recurre también a drogas o fi­
ciales, compradas en lías farmacias, como antibióticos, agentes quim io­
terapéuticas y otras especialidades.

8 . La ayahuasca entre los cofanes.— La pacífica tribu de tos


cofanes constituida, por no más de tres grupos humanos, se encuentra
en la parte norte del Oriente ecuatoriano (Fig. 14), entre él Guamúes
en te rrito rio colombiano y él río San M iguél tributario dél Putumayo,
estando localizada especialmente a lo largo dél río Durero (Fig. 50)
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 105

y hacia el! Sur, hasta el Aguanico. Se denominan así mismos a-iingay


y su lengua a-i.
En idiom a cofán o a-i lia ayahuasca se denomina yagé o yajé.
Pinkitey 127 así como Rcbinson134 y Scott133 han podido convivir con una
de las comunidades cofanes y participar en cflglunas de i|as ceremonias
del yagé.

Fig. 4 8 .— Indias otavaleñas.— Aunque los otovaleños constituyen un grupo


oborigen de muy avanzada cultura, mantienen algunas de sus tradiciones mágicas,
entre ellas, curaciones por sus brujos denominados yaehogs. Los otovaleños son muy
industriosos, gustan del más esmerado asao y se visten pulcramente. (Foto Stein).
106 PLUTARCO NARANJO

a . La ceremonia det yagé.— 'Aunque desde 1912 que lograron


penetrar los Capuchinos, la tribu ha sufrido una fuerte influencia tan­
to de estos religiosos como de otros, pertenecientes a distintas comu­
nidades e iglesias, se preservan muchas de sus tradiciones y costum­
bres, parcialm ente entremezcladas con las ¡nuevas ideas religiosas, asi­
miladas del cristianism o.
Las ceremonias del yagé continúan reatliizándose, seguramente, en
forma semejante a ¡las efectuadas ¡muchos s'gilas atrás. Es posible que
ha perdido algo del form alism o y de los ritos. Ya¡ ¡no se realiza exclu­
sivamente en la casa del yagé sino que ocasionalmente también se efec­
túa en lia casa dél brujo o curandero que, en su lengua se ¡llama pende
pero que en la actualidad ito llam an curaca. La llamada casa de yagé
(yagé chao o ya jé tsao) es una casa relativamente amplia que se en­
cuentra a varias cuadras de distaaoia de la¡ ¡población, o mejor, al otro
lado del río, debido a ciertos tabús tribales.
El día anterior a la ceremonia uno de ¡los adultos de ¡la tribu, mu­
chas veces el curaca, en persona, se introduce en Ib selva a recoger la
cantidad necesaria del bejuco. Ocasionalmente pueden ¡utilizarse ma­
tas cultivadas, pero hay preferencia ¡por el yagé que ha crecido espon­
táneamente en la selva. El bejuco es reducido a trozos de aproximada­
mente 20 a B0 cm. de largo y la cantidad a ¡recolectarse depende del
número de personas que se prevé asistirán a Ib ceremonia. A l día si­
guiente se prepara la bebida, labor a cargo ¡de uno o dos adultos. La
preparación, por regla general, se hace en ib propia casa del yagé. La
ayahuasca es colocada en una ollíb cualquiera y puesta al fuego du­
rante, aproximadamente, unas 8 a 10 ¡horas. El volumen del líquido
va reduciéndose con lo cual obtienen un extracto bastante concentra­
do, de color rojizo y sabor intensamente omargo. Tal como saber
preparar buenos cocteles, éntrelos coftmes, es motivo de orgullo, el sa­
ber preparar el yagé, saber catar su fuerza o potencia y por consiguien­
te asegurar el éxito aiucinator'o de la ceremonia.
El día de la ceremonia es de significación extraordinaria, es una
especie de día sagrado, en é! cuo! deben observarse muchas reglas
entre las cuatíes estaba, hasta hace algún tiempo, el que las mujeres no
podían ír a coger agua ¡del río, pero en lo actualidad, se permite lo ha-
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 107

gon durante las mañanas. Si ©I yagé no ha sido preparado en tía pro­


pia casa de ceremonias y el camino por ©! cual -hay que \ levar la bebida
hasta dicha casa, ha sido atravesado por alguna m ujer, quienes Mevaa
la bebida deben hacer un rodeo a fiin de no i¡r por el camino profanado
y además deben entrar a la casa no por 'la puerta principal sino por
alguna de sus ventanas o entradas laterales.

Fig. 49.— Indio cañori.— Los Indios de la zona de Cañar y Cuenca se encuen­
tran entre los que más han asimilado la civilización occidental, pero al iguoll que otros
grupos indígenas, recurren a lo medicina oficial, y cuando ésta falla, recurren a sus
propios brujos. (Foto Stein).
108 PLUTARCO NARANJO

Paro participar en la ceremonia, cada uno se prepara física y


psíquicamente. Se adornan con Hongos y vistosas plumas que atravie­
san por él oritficio ya abierto en 'la niñez, en el tabique nasal y 'fas ore­
jas. Se pintan to cora y e'l cuerpo, cual modernos "hippies" y en fin
se acicalan, en 'la mejor forma posible. Muchas ceremonias tienen por
objeto tom ar una decisión colectiva después de su contacto con los
"espíritus divinos" o "gente del cie lo" (opóritos) y de recibir su inspi-

Rjg. 5 0 .— Indio cofín.— Los cofanes visten largos ponchos o túnicos y se ador-
non con abundantes collares. La foto corresponde o un asiento cofán, sobre el Rio
Durero. (Foto Bodo W u th ).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 109

roción o mandato. En la ceremonia pueden tomar parte las mujeres,


quienes no están obligadas a tomar él yagé, pero si >¡o desean pueden ha­
cerlo; en cambio todos los hombres están obligados a beber el' divino ¡li­
cor. Es posible que él poco o ningún uso del yagé por parte de 'las muje­
res, en ésta y en casi todas ¡as tribus que utilizan plantas alucinantes se
debe a a'lgún tabú vinculado al efecto oxitócico de los atlcalloides oluci-

Fig. 51 . — Gobernador de los cayapas.— Fotografía de Cirio Pionchicha, jefe o


"gobernador" de los cayapas, tribu ubicada en fa provincia de Esmeraldas. Porta en
su mano una especie de cetro, símbolo de su autorrdod. (Foto Bodo W uth).
110 PLUTARCO NARANJO

nantes y que en las mujeres en cinta pueden provocar ell aborto o él parto
prematuro y en lias que están menstruando pueden hacer dism inuir
apreciablemente la cantidad de sangre menstrual!.
La ceremonia es nocturna, los participantes empiezan a lllegar
alrededor de 'las 7 de la noche y a diferencia de lo que sucede con los
tucanos, 'la ceremonia es bastante silfenciosa. Conforme van reunién­
dose, cada uno ocupa un puesto o se recuesta en su hamaca y conver­
san en voz baja. El rituall no es ¡gudl siempre n i entre 'los varios grupos
de cofanes. La distribución de la bebida puede comenzar entre las 8
a 9 de la noche o pasada la media noche. Mientras tanto conversan
quedamente sobre acontecimientos varios o eP problema que va a ser
objeto de una decisión colectiva.
La escena se completa con la al'la de la bebida del yagé, colocada
en sitio preferente de la casa y varios pequeños recipientes en Pos que
se quema algún incienso para ahuyentar ail¡ jaguar, que representa el
espíritu del mal o demonio.

b. El "espíritu del yagé".— A una hora apropiada, e'l curaca


ocupa su puesto ceremonial y comienza una larga Invocación, que se
¡niela con illa palabra "yagé-yagé". Su monótona recitación o cántico,
de cuando en vez se acompaña con el ruido de las hojas de un ram/l'We-
te de ramas que agita con su mano derecha. Luego comienza como a
bendedir calda copa de yagé, rito en el cual a más de 'las invocaciones,
el curaca debe soplar a cada copa antes de que sea bebida por líos con­
currentes. Después de beber el yagé, él participante se enguaja la boca
con agua y líos que desean pueden tragar, el bocado de agua. No se
usan bebidas alcohólicas, en cambio, pueden fumar sus propios cigarros
o o'garrilllbs, generalmente elaborados con hojas de tabaco de su propia
cosecha y enrollados con hoja de plátano. Algunos vom itan con la p ri­
mera' copa de yagé, mientras después de la segunda es frecuente un
episodio diarreico.
En uno de 'los grupos cofanes, di momento que el curaca comienza
a sentir eP "espíritu del yagé" o ver a (los opóritos, es decir duendo
comienza él período aiPucinatorio y se inicia el trance, el curaca inicia
un canto, en él cual ¡lie acompañan (Pos que se sienten curacas, es decir
con dlertos poderes sobrenaturales. Todos se sienten transportados a un
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 11 1

F¡g. 5 2 .— Veneración a los muertos.-—Los cayapos han aceptadlo parcialmente


la religión cotólica, la cual practican entremezclada con ritos propios, según su m i­
tología y creencias religiosas. En la fotografía un indio cayapa, en la capilla de Punta
Venado (Río Cayapas), con su ofrenda para sus anteposados. Lo ofrenda consiste en
pan, frutas y bebida. (Foto Bodo W u th ).

mundo sobrenatural!, fantástico. Si lia ceremonia Se realiza en vísperas


de cacerías, en esta fase los curacas Maman a los amimalies de presa y
descubren 'los sitios más apropiados para da cacería. Los curacas for­
mando una columna, caminan hacia adatante y hacia atrás, como par­
te de*! ri-tuad de'l yagé, mientras continúan con sus cantos e invocaciones.
Los demás asisten pasivamente a la ceremonia y bajo los cánticos e in­
vocaciones de los duracas, son inducidos a Pa fase a'uc'natoria y a "ve r"
los objetos que deben observar.
En otros grupos, Ha ceremonia es más tranquila y silencitosa. Be­
ben en turno, conversan soto voce y se sumergen poco a poco en el mun­
do fantástico de 'las adivinaciones, muchas de el'las polícromas.
112 PLUTARCO NARANJO

Durante (la ceremonia beben casi siempre 3 veces, con aproxima­


damente 20 a 40 minutos de lintervailos. Debido a la alta concentra­
ción de estos extractos estas cantidades son suficientes para mantener
a'lucinados a ilos participantes durante toda lia noche. Si el yagé no ha
sido muy potente sólo unos pocos aücanzan (la fase verdaderamente ailu-
c «notoria. Amanecen en un estado estuporoso.
Terminada la ceremonia, a ¡la mañana del siguiente día, recogen
su ¡hamaca y atuendos y calmadamente regresan a sus hogares. A lgu­
nos experimentan sensaciones parecidas al chuchaqui (guayabo, re­
saca, etc.) y algunos para com batirlo toman eil yocó.
Las ceremonias del yagé son muy frecuentes entre los cofames;
aproximadamente hay una ceremonia por semana, aunque no toóos los
adultos del grupo participan todas ¡las semanas, el buen curaca debe

Fig. 5 3 .— Oración matutina.— Mujer cayapa efectuando un rito-oración ma­


tutina; rito que quizá es una mezcla de odoración al sol y oración cristiana. (Foto
Bodo W u th ). '
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 113

participar por lo menos -uno vez por semana en tales ceremonias. La


bebida, usuailimente no es preparada con sólo eil' bejuco de la Banisferiop-
sis caapi siino que, agregan también otras plantas, en especial! la que
denominan ocó yage o simplemente "acompañante". DI yagé prepara­
do con hojas de ocó yagé sería* de mejores cualidades, producidla más
intensas visiones y alucinaciones ricamente coloreadas. Además dicen
que esta pócima no fatiga tanto como el yagé puro. Schiíltes, en otras
tribus, ha encontrado también ell uso de! ocó yagé o chagro-panga, que
habría sido ¡dentWieado como Banisteriopsis rusbyana. Marderosian y
colaboradores12, han confirmado que el ocó yagé de los cofanes, es
también B. rusbyana y que fas hojas de esta planta no continen alca­
loides del tip o de lia harmina sino N, N-dim etí¡triptam iina.
Entre Jos cofanes y, probablemente también entre los sibondoyas,
que se encuentran más ol Noroccidente, lia práctica de beber yagé co-

Rig. 54.— Grupo musical "colorado".— Jóvenes de la tribu de los colorados tocan­
do sus flautas en una de sus ceremonias. Es característica el arreglo del pelo con pin­
tura roja y Ja pintura, de franjas en todo el cuerpo. (Foto Bodo W u th ).
114 PLUTARCO NARANJO

mienza muy tempranamente en 'la vida. Ya entre t e 5 a 6 años de


edad los niños comienzan a tomar pequeñas cantidades de yagé, bajo
la presión de lias podres y llegada la adolescencia se inician en el ce­
remonial del yagé.
c. Otros usos dej yagé.— A más del uso deii yagé en esta cere<-
monia de indudable fondo mágico y religioso, Id bebida es utilizada, al
igudl que entre los jíbaros y entre t e curanderos o brujos de la- mayoría
de las tribus de la Hoya Amazónica, con fines 'médicos. Entre los co-
fones t e ideas acerca de la enfermedad y Ta muerte son muy seme­
jantes a las descritas con relación o los jíbaros. Muchas de Has enfer­
medades son producidas por aquellas flechas misteriosas, que en lengua
cofán se denominan séjecos. Ei curaca tiene que descubrir dónde se
encuentran t e séjecos en el interior del organismo, concentrarlos en un
sitio y luego proceder a sacarte es decir ‘a hacer él exorcismo. Este
tratam iento el curaca lo realiza bajo la acción alucinante del! yagé.

9. La ayahuasca entre otras tribus del Ecuador.— En un traba­


jo anterior1 hemos hecho breve referencia di uso de la ayahuasca entre
otras tribus que aún subsisten en el territorio ecuatoriano.

a . En la región de la costa.— -En Id parte norte subsisten dos tr i­


bus muy reducidas en número, Id de los cayapas y la de los colorados.
Los cayapas (de coya o calla —hielo y por extensión: blanco y
pas=p:él derivan su nombre, en contraste con los colorados, de su color
natural de la piel, casi b'anca en comparación con la piel pintarrajea­
da, en rojo, de líos colorados. En su propia lengua ellos se llam an
chacchóla o tsacchiía y, abreviadamente, han sido llamados también
chachis (este nombre deriva de tsac o chac = blanco y chim=:p¡el; el
sufijo la denota plurdl; de nuevo esta etimología confirm a la referencia
di color blanco de la p ie l).
Los cayapas se encuentran ubicados en el Noroeste del país, a lo
largo del río Cayapa, en las riberas de los tributarios del! río Esmeral­
das y en ¡la zona¡ de Muisac.
Los Cayapas denominan a Id ayahuasca pinde, fitoniimiia que viene
de pi = a g u a y que significaría: agua mágica, agua divina; pues con
e¡ pinde se prepara el extracto alucinatori'o, que en la actualidad sólo
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 115

utiliza ©I brujo o curandero, ¡¡llamado ambuda, para entrar en trance


y poder ¡hacer !os 'diagnósticos y tratamientos de los pacientes.
La palabra pinde ha sido deformada por algunos, especialmente
por los negros de esa zona, a pifde, pero se trata de 4a misma planta,
es 'decir de 4a ayahuasca.
A pesar de la 'larga acuilturación, los cayapas mantienen su orga­
nización tribal y preservan muchos de Sus mitos e ideas mágicas. Han
aceptado el cristianismo, cuyos ritos lo practican entremezclados con
sus antiguos ritas mágicos136 (Figs. 51-53).

Flg. 5 5 .— Secando semillas de achiote.— Niños colorados secando las semillas


de la planta denominada achiote (Bixa orellana). Las semillas de esta planta son
molidas y convertidas en una especie de pasta roja con la cual los Indios de este grupo
étnico se embadurnan él pelo. La cabellera adquiere osí un aspecto de un casco de
color rojo.

Los colorados deben su nombre atf aspecto rojo ("colorado") de


la cabelllera y portes de la piel, inclusive la cora, debido a que se pintan
con una especie de pasta que hacen con íla semilla roja de Bixa ore­
llana, planta denominada achiote. La cabelllera la convierten en una
especie de casco de aspecto rojizo, debido a la pasta aceitosa que sej
ponen constantemente los hombres (Figs. 54, 55). Además, hombres
1 16 PLUTARCO NARANJO

y mujeres suelen pintarse franjas tramsversaiíles en la cara, tronco y ex­


tremidades (Figs. 56, 57).
Los colorados se IW'aman también chagchis, por simple asimiliación
reciente del nombre de su vecinos los cayapas; anteriormente se de­
nominaban campas o cagpas (de c a m = amanillo, o cag=rojo y pas =
piel!), nombre que caracteriza a su modalidad de ornamentación con
él color rojo del achiote.

Fig. 5 6 .-—Joven calorada.-— También entre los colorados las mujeres se orna­
mentan mucho menos que los hombres pero, como ellos, se pintan la cara y a veces
los brazos con franjas de color. (Poto Bodo W u th ).
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 117

Los cobrados Ploman nepi a la ayahuasca. También en su lengua,


pi es agua y quizá iSa fitonim ia tenga' ¡igual significación que en cayapa.
Los dos idiomas, según (los investigaciones del Instituto Lingüístico de
Verano137, pertenecen a 'la misma fam ilia lingüística: barbacoa-chib-
cha, pero desde hace aproximadamente 500 años se han ido separando
más y más, a ta l punto que hoy constituyen idiomas diferentes aunque
tienen algunos vocablos en común.
Entre los colorados, tampoco se usa, en la actualidad, el iliicor olu-
cinógeno en ceremonias 'religiosas o en actos colectivos, aunque en fo r­
ma aislada, 'los adultos ia beben ocasión alimente. En cambio, utiliza
el brujo Illlamado, en su ¡lengua, bulu — y en e l caso dé Sairacay hace m u­
chos años y de Abraham Sailasacón en tío actualidad, cuyas curaciones
mágicas, no se han ¡ilimitado a miembros de su tribu sino también a
gentes que van desde Quito y otros lugares— quien lio bebe con mayor

Flgs. 57 y 5 8 .— Curandero colorado y Curandero secoya.— En ambos casos se


encuentran vestidos y adornados con los atuendos apropiados para sus curaciones má­
gicos.
118 PLUTARCO NARANJO

Fig. 5 9 .— Niña otavateña-—En la foto ss aprecia, ol fondo, el monte Imbabura


así como el Lago San Pablo, lugares sagrados para este grupo indígena, en particular el
monte, el mismo que es invocado por el curandero o yachag, al comienzo de su ceremo­
nia-curación; es (lomado "taita Imbabura" (padre Imbabura).

regularidad durante su sesión nocturna de curaciones, en particular, e'


sábado por la noche; alguna vez da también a beber di' paciente y aún
a sus acompañantes, en cuya circunstancia induce un trance colectivo,
alucirvatorfo, en d cua!l': el propio enfermo y sus fam iliares pueden "v e r"
cómo el brujo, durante el exorcismo, saca del organismo enfermo, las
flechas o dardos, las sabandijas y ponzoñas que eran la causa de la
enfermedad. En la tradición aborigen, los brujos "colorados" son de
la más alta categoría127.

b. En la región de la sierra.— La mayor población indígena se


encuentra en la región interandina, especialmente en los pequeños pue­
blos y "com unidades", locdlizddas sobre los 3.000 metros sobre el n i­
vel dd mar. A !o l'cirgo de los sigilos de contacto con el blanco, de una
porte, se ha producido un mestizaje que cubre l!a más amplia gama de
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 119

combinaciones genéticas y de otra, se ha producido una lenta acultu-


radión, preseirvando mucho de su antigua m itología, creencia y costum­
bres, pese a illa aceptación del catolicismo. La mayoría de Indios son
bilingües, hablan quichua, del dual se distinguen varios dialectos y un
español bastante bárbaro. Algunos indios otavaleños (Fig. 5 9 ), en ra­
zón de su excelente industria textil y el comercio que desarrollan, ha­
blan también un ¡poco de inglés.
Los indios de la Sierra (Figs. 48, 49, 6 0 ), excepto el curandero o
brujo (yachag) „ ya no utilizan ayahuasca ni otras plantas alucina-torios.
Sus ceremonias religiosas, mezcla de rito católico y sus propios y an-'
cestrales ritos ya no requieren plantas a'ucinógenas, pero concluyen en
festividades en Has que beben chicha de maíz y aguardiente de caña,
hasta 'Ib embriaguez. Desde luego la mujer, que tiene que cuidar al
varón, no bebe sino escasamente y ¡no se embriaga.
Como se ha mencionado ya, los ¡iridios de ¡la Sierra también ¡reco­
nocen líos dos tipos de enfermedad: (las de origen "n a tu ra l", como las
infecciones y las de m aleficio o hechizo.
Cada vez recurren con mayor frecuencia a las medicinas oficiales,
ios médicos y los servicios hospitalarios gratuitos. No obstante, cuando
la medicino oficiad o mejor, él médico, fd lla o desde el comienzo se
autodiagnostican que se trata de una enfermedad por m aleficio, recu­
rren al1brujo o curandero, quien aún desempeña una importante fun­
ción sotíiaií. El brujo si utiliza ayahuasca y algunas sdlanáceas psico-
trópicas, como el! chamico y el huantug.
Paira» mayor 'información sobre él diagnóstico, ¡10 curación, las en­
fermedades y la preparación del nuevo brujo, ¡léase la monografía de
Mena133.

c . En fa región del Oriente.— En la región del Oriente se encuen­


tran tanto ¡los jíbaros hacia el Sureste, como (tos cofanes hacia él Nores­
te, de quienes nos hemos ocupado ya. Existen otras tribus entre ¡tes
cuatíes Has más numerosas son ¡las que hablan el idioma quichua, en
tres o más didlectos, según las ¡regiones.
Los nombres de estas tribus o grupos étnicos, generalmente hacen
referencia al sitio geográfico que habitan, la denominación más amplia
y que más bien hace referencia al idioma quichua que hablan es la de
120 PLUTARCO NARANJO

Fig. 6 0 .— Indios solosacos.— Este grupo indígena de la provincia del Tungurahua,


a pesar de*l contacto cotidiano con otras poblaciones, ha sido muy reacio aceptar la
aculturación. Mantienen lo mayoría de sus costumbres ancestrales y tienen sus propios
curanderos. En la fotografía, un dirigente salcsaca.

los yumbos, aídamas o quichuas, entre los cuates están los que habitan
a lo ¡largo dell río Ñapo, cfeil Bobonaza y otros ríos, y son canooidos como:
los canelos, tos quijos, etc. Costales y colaboradores138, en tuna ¡investi­
gación reciente, han 'encontrado yumbos en 27 sitios a ío largo del río
Ñapo y sus afluentes, especialmente del Coca, con una población total
de cerca de 3.000, que representaría más del 90% de la población
aborigen de esa zona.
Las otras etnlias son: líos cushmas, ¡l¡os teetetes y tos aucas.

Cushmas, es denominación quichua y hace referencia al! largo


poncho o túnica que utilizan estos indios (Fig. 50).
Las etn'ias principales de cushmas son: ¡los secoyas, que se encuen­
tran en tos ríos Cuyabeno, Eno y Shushufiode; los sionas, que se hallan
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 121

a !to largo del río San Miguel! y los cofanes, en tos aneas descritas ya,
entre 'Pos nlos Guamúes y Aguanico.
Desde el punto de Vista' ¡lingüístico, el siona, eí secoya (F.ig. 58),
y él angotero, forman un grupo de dialectos de! tucano occidental; son
entendibles entre sí. El teetete, también es de origen tucano, pero d i­
fiere un poco más de líos tres dialectos anteriores.
Los cofanes, los aucas y los jíbaros, hablan lenguas completamen­
te diferentes. Los ashuaras o achuaras, pequeño grupo, bastante ais­
lado, hablan un dialecto de® jíbaro o shuara.
Los mitos, ideas religiosas, ceremonias tribales, etc. de los yumbos
o afdamas se parecen bastante a los mitos y costumbres de líos jíbaros.
Los yumbos creen también en ¡los varios tipos de espíritus; ciertas mon­
tañas son sagradas como el monte Zumaco, el cual tiene carácter toté-
mico y en él habitarían ¡los espíritus de los antepasados y sobre todo las
almas de los enamorados. También ciertas cascadas y lagunas, co­
mo la de Añango, tienen carácter sagrado, por considerar que ahí v i­
ven animales tofémicos como tos boas y los jaguares.
También ellos, di igual que tos jíbaros, creen en to transmigra­
ción de tos alPmas, en lia transformación de algunos espíritus o almas de
antepasados, en demonios (supay). Uno de los demonios más comu­
nes es el sacha runa, es decir persona u hombre falso o simulado. El
sacha runa, es una especie de versión del duende, de los cuentos de oc­
cidente. Es un hombrecito pequeño, de pelo negro abundante y largo,
se viste con pantalón, camisa y sombrero y habita en árboles enormes
denominados líahuanga o samona. Los yumbos tienen mucho recelo
de andar sotos por ¡la selva debido a que, inesperadamente, pueden en­
contrarse con el] sacha runa, quien es capaz de llevar con astucias al
yumbo hacia el ‘interior de to selva y convertirlo en un enano, como
el propio sacha runa.
La boa o anaconda es animal que aparece en tos mitologías de
todos los grupos aborígenes de la Hoya Amazónica. Entre las yumbos
hay un m ito, una especie de versión aborigen de tos sirenas, según el!
cual en el fondo de los ríos existen mujeres bellísimas que suelen apa­
recer a ¡los hombres cuando navegan solitarios a lio ¡largo de ¡tos
ríos, especialmente del Ñapo. Pero estas mujeres bellas son realmente
122 PLUTARCO NARANJO

boas o anacondas que embrujan y pueden producir locura de amor.


Quienes hain tenido esta visión sólo pueden ser curados por ¡los yachags
y usualmente el tratam iento im plica él beber la ayahuasca, para lib ra r­
se de esa desesperante "locura de am or".
Otro m ito en torno a ila tem ible boa o anaconda es el relacionado
con el arco iris (quichi), él cuail según las diferentes versiones es una
lengua gigantesca de boa o son dos boas entrelazadas: macho y hem­
bra. Bl macho es el causante de malíes, la hembra no.
Entre tos canelos y otros yumbos, la ayahuasca se útilliza muy oca­
sionalmente en ceremonias caileotivas destinadas, sobre todo, a descu­
b rir dónde pueden encontrar la caza mayor65. En dicha ceremonia, en
forma parecida a lo que sucede con ios cofanes, el brujo invoca a los
espíritus y ¡toma a ¡líos saínos ( denominados también puercos sajinos
y en idioma quichua lo cal: huangana) que constituye su presa más
apetecible, para que tes ayuden en Ha cacería. Como en llias otras t r i­
bus, el brujo o curandero bebe ¡la ayahuasca como procedimiento ritu a l
para ita práctica de las curaciones. Algunos denominan tanto a la be­
bida como a la planta con el nombre de punga huasca.
Los yumbos o ai damas reconocen los dos tipos de enfermedades:
la de brujería, producida por chonta pala que es el equivaliente dél tun-
chi de los jíbaros y tos de origen "nattural". Aunque con el'proceso de
aculturación él yachag ha perdido parte de su importancia, sigue siendo
un elemento socialmente ú til y de alta jerarquía mordí dentro dél grupo.
Existen dos tipos de curanderos: el yachag que a más de ser cu­
randero, puede ejercer la hechicería o brujería y el maquiyo que es
sólo un (limpiador de males, conoce de las propiedades mágicas de 'las
plantas, puede "fre g a r" o "Him plar" con ellas, pero no puede lanzar
chonta-pailas.
En éP ejercicio de su profesión, el yachag, u tiliza con regularidad
la ayahuasca, de la cual distingue tres clases: cielo-huasca, sandurco-
huasca y tonchin- huasca; es decir ayahuasca para ver al cielo, los es­
píritus del bien, los espíritus protectores; ayahuasca para ver tos cerros
totémicos y sus espíritus y ayahuasca paira sacar las chonta-polas,
causantes de la enfermedad.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 123

El exorcismo es la práctica común y corriente para ell tratam iento


de 'las enfermedades de m aleficio, cuando PÍ yaohag se siente compene­
trado deii espíritu de la ayahuasca, procede a "chupar" 'la parte enfer­
ma del! paci ente, donde se encuentran lias chonta-pailas; chupa hasta
diez veces, a diferentes intervalos entre líos cuales recita sus conjuros.
Para mayores informaciones sobre la mitología y costumbres de tos
quichuas del! Oriente, véanse sobre todo las monografías de Karsten72,
Sirnson 65 y Costales y colaboradores137.
l_os secoyas en su lengua illamada pai denominan también yagé, a
la ayahuasca. Redi izan 'la ceremonia del yagé, en forma muy seme­
jante a la descrita en relación a los cofanes, con 'la circunstancia de que
quienes asisten a lia ceremonia, hombre o m ujer, todos están obligados
a beber el yagé; no es permitida l!a presencia de ninguna persona como
mero espectador sino como participante de tío ceremonia m ágico-reli­
giosa, pero las mujeres no participan sino por excepción de esta cere­
monia, que es típicamente masculina.
Usuailmente hierven ef yagé con ila corteza y ¡las hojas de otra
planta aún no identificada botánicamente, pero según nuestras investi­
gaciones farmacodinámicas contiene principios activos del tipo de Id
harmíina. También utilizan ya sea para producir alucinaciones o con
fines médicos una salanácea, posiblemente del género Datura o del
Brunfelsia a la que denominan tegí.
Los usos médicos, por parte del brujo o shaman, es del todo seme­
jante a tos descritos, con relación a otras tribus.
Los aucas, pequeñas etnias nómadas, se encuentran especialmen­
te entre los ríos Tihuano y Tiputimi, es dedir en un área ¡ubicada entre
el río Ñapo dominado por líos quichuas y líos jíbaros que se encuentran
más aií Sur.

Auca es poPabna quichua y quiere decir: luchador, guerrero, y tam ­


bién hombre salvaje. Los aucas se han vuelto célebres por su espíritu
indomable, por siu agresividad y porque han asesinado a 'los misioneros
cristianos que, en diferentes épocas, han tratado de establecer contac­
to con éillos a fin de cristianizarlos.
Los aucas se llaman a sí mismos huoranis y habían Ib llengua
huaodani, en ila cual ila ayahuasca se denomina m ii.
124 PLUTARCO NARANJO

La ferocidad y agresividad de los aucas, qui'zá se explica por una


vieja y bien preservada Tradición139, la de que hace much'o tiempo
según se reHaton de una generación a otra, ios aucas fueron dominados
por unos antropófagos, quienes en cada festividad, solían comerse a unos
cuantos alucas, a toi punto que la tribu estuvo a punto de desaparecer.
Una noche ¡lograran fugarse, volvieron a 'la itíbertad y dlesde entonces
oreen que cuaÜquier extraño a lia tribu pertenece a aquel antiguo grupo
de antropófagos que tratan de hacer amistad con ellos con el único
objeto efe dominarles engañosamente para luego devorarles.
Los aucas o huananfs también ‘u tilizan la oyahuasca en forma co­
lectiva, paira ceremonias de carácter religioso. El brujo o curandero lo
u tiliza para su práctica profesional. También parece que lo utilizan
como veneno, agregado a la chicha de yuca, ya para producir por sí
sólo lla muerte de sus enemigos o ya sobre todo, para aprovechar el pe­
ríodo de alucinaciones y cierta narcosis y acabar con líos enemigos.

La ayahuasca ha jugado pues, un papel decisivo tanto en el origen


y preservación de ciertos mittos o ideas religiosas, cuanto en el desa­
rrollo de lia medicina, entre las tribus que han habitado en las juncias
sudamericanas, donde esta "m ágica" planta crece espontáneamente.
En cuanto se refiere all actual territorio del Ecuador, ¡!d ayahuasca
ha sido emplleada par 'los aborígenes de 'la Costa y especialmente áeW^
Oriente amazónico, uso que aún se mantiene hasta nuestros días en a l­
gunas tribus, a pesar de cierto grado de aculturación. En 'la región
interandina el uso de ila ayahuasca ha sido más lim itado, aun en Id
práctica de 'la medicina mágica. En cambio, han sido empleadas otras
plantas alfuCinógenas, en especia'l, dél género Datura, de 'la farm ila de
las Solanáceas.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 125

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VOCABULARIO
VOCABLOS USADOS EN EL TEXTO Y PERTENECIENTES A VARIAS
LENGUAS ABORIGENES

Después del correspondiente vooablo y entre paréntesis, va lia lengua o la que


pertenece éste.

A - i (cotón) : nombre de la lengua cotón, en su propio Idioma.


AJingay (cotón) : nombre con el que, en su propia lengua, se designan tos cotones.
Achiote (quichua?) : nombre de la especie Bixa orellana.
Aguarunas = ahuarunas: Tribu de origen y lengua ¡ibérica, localizados más al oriente
de los jíbaros ecuatorianos y en el actual terrtiorio peruano y brasileño.
Aldamas (? : sinonlimia de yumbos (véase).
Amarun = amaron (quichua) : nombre de la boa constructor.
Aparí (jíb a ro ): jefe de familia.
Aruta (jíbaro) : viejo, usado, inútil.
Arutam (jíbaro) : espíritu ancestral de la tribu, que puede reencarnarse en uno perso­
na, a la cual le confiere poder físico e Intelectual y aún la inmortalidad. El A ru­
tam se llega a poseer tras un largo proceso de conquistas y bebiendo, en la sere-
monia definitiva, la bebida de ayohuasca.
Arutma (jíbaro) : trastrueque de la palabra arutam.
Ashuara o achuana (oshuara-shuora) : pequeña tribu desmembrada de tos jíbaros y
que se encuentra más hacia el este de la región de los jíbaros ecuatorianos.
Atsut (jíbaro) : mujer diosa, divinidad femenina.
Aucas (quichua) : nombre de una tribu agresiva y salvaje del Oriente Ecuatoriano.
Aya (quichua) : cosa vieja, deteriorada.
136 PLUTARCO NARANJO

Aya-huasca, ayawasca, ayawaska, aya-huasa, ayahuaska, hayawosca, ¡ayahuasca,


variantes ortográficas del mismo foremo quichua Ayahuasca.
Ayac = hayac (quichua) : amargo.
Ayac-cara (quichua) : corteza amarga (uno de los nombres vernaculares de las quinas).
Ayahuasca (quichua) : nombre aplicado a varios especies del género Banisteríopsis.
Ayumpum (jíbaro): nombre del primer arutam (véase).
Barbacoa-chibcha: familia lingüística que abarca zonas de Centroamérica, Colombia y
Ecuador.
Bulu ("colorado") : curandero, brujo.
Caapi = capi (tupi) : nombre aplicado a varias especies del género Banisteríopsis.
Cabí (?) : puede ser degeneración de capí, pero se aplica este nombre, de preferencia,
o Cabí paraensis.
Cacarma (jíbaro) : estiado psíquico que se caracteriza por senti'r una gran fortaleza
física e intelectual.
Cag ("colo ra d o "). rojo.
Cam ("colorado") : amarillo.
Campas = cocpas (?) : nombre primitivo de la tribu colorada.
Canelos (castellano) : nombre de un grupo de indios del Oriente Ecuatoriano, de hablo
quichua.
Cañaris (?) : grupo indígeno que habita en las actuales provincias de Cañar y Azuay
(Ecuador).
Capí-pinima (de origen tupú) : nombre aplicado principalmente a la especie Haema-
dictyon amazonfícum.
Caya-hiuncha (jíbaro) : piedras muy brillantes, altamente apneoiodas por los curan­
deros, como las mejores namuras (véase).
Cayapa (?) : nombre de una tribu localizada en lo zona naroccidentail del Ecuador, eti­
mológicamente significaría de piel blanca.
Cíelo-huasca (castellano-quichua) : variedad de ayahuasca pora ver cosas divinas.
Cofán (?) : nombre de una tribu ubicada entre la parte noroccidental del Ecuador y
suroriental de Colombia.
Colorados (castellono) : nombre de uno tribu ubicada en la parte central de la ver­
tiente occidental de los Andes ecuatorianos; en su propia lengua se llama chacchis.
Cujancham (jibaro) : nombre de un héroe mitológico, que habría descubierto los po­
deres que confiere el arutam (véase).
Cupi (jíbaro) : nombre de un jefe, según la mitología jíbara.
Cupisnique (cupisnique) : nombre de una de las culturas primitivas del Perú, que flo ­
reció aproximadamente 1.000 A. de C. y formó parte de la Cultura Chavín, de
una extensa zona del norte del Perú.
Curaca (?) : cacique, gobernador, curandero.
Cushmas (quichua) : nombre aplicado a vorias tribus y grupos aborígenes y que hace
referencia al uso de un poncho o túnica larga.
Chacchila = tsacchila (cayapa) : en lengua cayapa, nombre de la propita tribu.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 137

Chacchis: deformación de chocchrilo.


Chachis (véase chocchila).
Chagro-panga (quichua?): sinonimia de Ocó-yagé (véase).
Chamico (quichua) : nombre vernacular de la plonta soionácea. Datura fatulo.
Chim (cayapa): piel.
Chonta (quichua) : nombre de una polmócea (Guillielma speciosa M a rt.), de made­
ro muy dura.
Chonta-pala (quichua): flecho, dardo hecho de chonta (véase); significa también
enfermedad producida por magia, brujería o maleficio.
ChuchaqUi (quichua) : estado de molestar que se produce al día siguiente de haberse
embriagado.
Etso (jíbaro) : el sol
Guadúa (quichua?) : nombre de uno gramínea (Guadúa angustifolia), de tallo grueso
y duro (10-20 cm. de diámetro), muy utilizada para la construcción de chozas
o cobañas.
Guambachi (jíbaro?) : bolsa o saco tejido de fibras vegetales y en los cuales el curan­
dero lleva sus piedras-talismanes y sus plantas medicinales.
Guanto: variante de huantug.
Huaca (quichua) : ídolo, figura de barro que simboliza una divinidad y a la que se
rendía culto.
Huacani (jíbaro) : olma común que se encuentra en los humanos, en muchos animales
y plantas y oún en algunas cosas inanimadas.
Huambachi: variante fonética de guambachi (véase).
Huambisas (?) : tribu de origen y lengua jibórica, localizada más ol oriente de los
jíbaros ecuatorianos y en el actuó I territorio peruano y brasileño.
Huampag (jíbaro) : mariposa de gran tamaño, de color gris, en la cual se transfor­
man las almos comunes o huaconis.
Huanchur (jíbaro) : nombre mitológico de un jefe tribol.
Huangarta (quichua oriental) : puerco saino.
Huantug = guantug (quichua) : nombre de Doturo sanguínea.
Huanupá = wonupá (jíbaro) : mujer hermosa de lo mitología jíbara, ornada del dios
Tsunqui.
Huañuzca = huañushca (quichua) : muerto o difunto.
Huaodani (auca) : nombre con el que denominan los aucas a su lengua
Huaranis (auca) : nombre con el que denominan a su propia tribu los aucas (véase).
Huasca = cuerda, soga.
Huaybos (?) : nombre de una tribu ubicoda en parte del Orinoco (Venezuela).
Huilcachina (quichua) : hacerse voticinor.
Huishinyu, uwishin: variantes o deformación de ivishniu.
Iguanchi = ihuanchi (jíbaro) : demonio, espíritu maligno.
Iguía, luro, Iwio, variaciones ortográficas y fonéticos de Ihuía.
Ihuía (jíbaro) : gigantes horribles y antropófagos.
Inti (quichua) : sol o dios sol.
138 PLUTARCO NARANJO

Ivishníu = shuora - ¡vishniu (jíbaro) : médico, hechicero, brujo, hombre sabio.


Japapiunchac (jíbaro) : nombre de un gigante mitológico.
Jencham (jíbaro) : nombre de un mitológico jefe tribal.
Jíbaro = jívaro (?) : nombre aplicado a una tribu que habita en lo parce sur del
oriente ecuatoriano. En su lengua se llama shuaras: grupos jíbaros se encuen­
tran tombién en la región amazónica del Perú y el Braéitl, siguiendb el curso de
varios afluentes del Amazonas.
Llahuanga (quichua) : un árbol de gran tamaño.
Macanlli (jíbaro) : nombre de una serpiente altamente venenosa.
Macas (jíbaro) : nombre de una población primitivamente jíbaro.
Maicoa = malicua (jíbaro) : plantas del género Datura.
Maquiyo = maquilo (quichua) : limpiador, ayudante de brujo o curandero.
Mashu (jíbaro) : nombre de una planta ictiotóxica (barbasco?).
M ii (auca) : nombre de la ayohuasca.
Muisac = muisag, miiisak (jíbaro) : espíritu de venganza.
Náhuatl: grupia lingüístico al cual pertenecieron varias tribus y culturas dél Centro y
Norte de México, ¡incluyendo los toltecas, aztecas, etc.
Namura (jíbaro) : nombre genérico de piedras de color, que poseen poderes mágicos,
especialmente pora la curación de pacientes. Los curanderos jíbaros llevan con­
sigo las namuras.
Nam bígma (jíbaro) : estado psíquico del curandero, en el cuati se mantiene en trance
de curación del paciente.
Nantú (jíbaro) : la luna.
Natemo (jíbaro) : nombre de varias plontas del género Banisteriopsis, sinónimo de
ayohuosca.
Nazca (nazca) : nombre de un valle, una ciudad aborigen y de una de las importantes
culturas preincaicas, en la costa sur del Perú (200 artos D. de C .).
Nepe (deformación de nepi (véase).
Nepi (' 'colorado") : nombre de lo oyahuasca.
Nicás-huacani (jíbaro) : denominación completa de Huacani o alma o espíritu común.
Nijamanchi (jíbaro) : chicha de yuca.
Noa tsangu (jíbaro) : fiesta femenina del tabaco.
Nungüi = nunkui )o nuncui (jíbaro) : hada o dios de lo. fertilidad.
Ocelotl (náhuatl) : tigrillo, animal totémico.
Ocó-yagé (cofán) : nombre de la especie Banisteriopsís-rusbyona, utilizada como com­
ponente de la bebida del yogé.
Oloüuqui (?) : nombre mexicano de la planta Rivea eorymbosa; sinónimo de piule, en
lengua oaxoca.
Ololuchqui: deformación de ololiuqui.
Oporíto = lOprito (cofán) : espíritus divinos, gente celestial, con ¡los cuales se entra
en contacto después de beber el yogé.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 139

Otavaleno (?) : indígena perteneciente al grupo de los atavaleños, los cuales habitan
en una parte de lo provincia de Imbabura., (Ecuador).
Pal (secoya) : nombre con el que los secoyas denominan o su propia lengua.
Pojé (?) : nombre del curandero, brujo o mago, entre los indios del río Vanpés y otras
zonas de Venezuela.
Pangui, deformación de Panlli.
Panlli (jíbaro) : boa de agua, anaconda. Sinónimo de amarun (véase).
Paqui (jíbaro) : puerco salvaje.
Pataca (paraca) : nombre de un pueblo y su culturo. Costa sur del Perú (100 años
A. de C .).
Pas ("colorado"): pliel.
Payacucha (quichua) : mariposa grande y de color gris, equiVale a. huompag (véase).
Pende (cotón) : curandero, médico, brujo, jefe de grupo o tribu.
Pi (cayapa) : agua.
Pilde: deformación de pinde (véase).
Pinde (cayapa) : nombre de la ayahuasca.
Pitlshca (quichua) : muerto o difunto.
Punga-huasca (quichua) : variedad de ayahuasca utilizada por canelos y yumbos.
Quetzalcoatl (náhuatl) : nombre de una de fas divinidades, representada por la famo­
sa serpiente alada.
Quichi (quichua) : deformación de cuychi: arco iris.
Quichua = quechua, kechua, kechwa: grupo lingüístico que difundieron tos incas por
su dilatado territorio (tahuantinsuyo). Actualmente subsisten numerosos dialec­
tos desde el Ecuador hasta Bolivia.
Quijos (?) : nombre de un grupo de indios de hablo quichua, de una región del oriente
ecuatoriano.
Sacha-runa (quichua) : un tipo de demonio, especie de duende, etimológicamente: fa l­
so hombre.
Sagra (quichua local, en la zona de los q iiijo s ); médico, hechicero o brujo.
Sandurco-huasca (quichuo) : variedad de ayahuasca para ver a espíritus protectores.
Sangay (?) : nombre de un volcán muy activo, ubicado en la cordillera oriental, en
los Andes ecuatorianos.
Secoyas (?) : Nombre de una tribu ubicada en el oriente norte del Ecuador.
Séjeco (cofón) : flecha, dardo, enfermedad de origen divino, es sinónimo de tunchi
(véase).
Shaquema (jíbaro) : esposo de la diosa Nurvgüi.
Shiíinto (?) : Sinonimia de la planta Supay-huasca (?).
Shinguishingu (jíbaro) : nombre de una planta mágica, que en .el proceso de exorcis­
mos o maniobras curativas, sirve para ahuyentor a los matos espíritus.
Shuara: véase untsuri-shuaras.
Sionas (?) : nombre de una tribu ubicada en el oriente norte del Ecuador.
Sucúa (jíbo.ro) : población jíbara del Ecuador.
140 PLUTARCO NARANJO

Súngaca (jíbaro) : nombre genérico para designar enfermedades de origen natural.


Supoy (quichua) : demonio espíritu maligno.
Supay huasca (quichua) : posible sinonimia, de ayohuasca.
Tahuantinsuyo (quichua) : etimológicamente, las cuatro partes del mundo o cuatrp
puntos cardinales; nombre con el que se designó, en sus últimos tiempos, al im ­
perio de los Incas.
Teetetes (?) : nombre de una pequeña tribu en ei oriente ecuatoriano.
Tegí (secoya) ; nombre de una planta probablemente del género Datura o del género
Brunfelsia.
Tonchin-huasca (quichua) : ayahuasca para socar las enfermedades.
Tsac = choc (cayapa) : blanco.
Tsaechrla (véase chacchila).
Tsangu (jibaro) : nombre de los diferentes especies de tabaco.
Tsangu maso mari (jíbaro) : espíritu del tabaco; en la concepción artfmística jíbaro,
también muchas plantas poseen espíritu.
Tsiri (jíbaro) : nombre de un mono de pequeño tomaño y muy ágil.
Tsungui = tsunqui, tsunki y tsungüi (jíbaro) ; dios de las aguas.
Tucanos = tukanos (?) : nombre de varias tribus ubicadas en la parte sur de la re­
gión oriental de Colombia; nombre de la respectiva familia lingüística.
Tunchi (jíbaro) : propiamente, es flecha o dardo, pero significa también enfermedad
producida por arte de magia, molefrcio, o voluntad de los dioses.
Tundid = tundulli (jíbaro?) : rústica caja de resonancia hecha con tronco grueso de
árbol y que ol golpearla con un palo, retumba en la selva.
Txantza (jíbaro) : cabeza humana reducida ail tamaño de un puño cerrado.
Unda (jíbaro) : jefe de familia.
Untsuru shuaras = nombre en su propia lengua de la tribu y de la lengua de los
jíbaros. Shuara, en oposición a animal, quiere decir gente, persona, humano.
Vilca o hu lea (quichua) ; quiere decir: ídolo, dios, divinidad y con este nombre lla ­
maron también a plantas alucinantes que permitían ver a los dioses, en espe­
cial a Anadenanthera (sin. Psptadenia) peregrina.
Wilca, villca, huishca: variantes fonéticas u ortográficas de huilca.
Ya (jibaro) : hombres dioses que habitan en uno de los cielos, al cual fueron sin
morir previamente.
Yachac (quichua) : médico, curandero, hombre sabio, mago, adivinador.
Yaehac-runa (quichua) : literalmente, persona médica; significa el médico de la tr i­
bu o hechicero.
Yachag taita jatum urcuam rimador (quichua) : nombre completo del curandero, en­
tre los indios de la provincia de Imbabura, (Ecuador), literalmente quiere decfr:
médico o curandero poseedor de la sabiduría de los antepasados.
Yagé = yaje (probablemente tucano) : nombre aplicado a varios especies del géne­
ro Banisteriopsis.
Yagé-ehoo = yaje tsao (cofán) : casa ceremonial donde se bebe yagé.
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 141

Yahé, yogué, ¡ogé: variantes ortográficos del mismo fonema tucono yogé.
Yojí (jíbaro) : nombre de una planta que se agrego a la natema, para la producción
de la bebida alucinante.
Yorló, yaká, yocó, posiblemente estos nombres, aplicacos a plantas del género Banis-
teriopsiis, son degeneraciones de yogé, ol pasar de un idioma o dialecto aborigen
a otro.
Yanacota-umava (?) : nombre de una de las tribus aborígenes del Brasil, ubicada en
la zona oriental de la hoya amazónica.
Yocó (cofán) : plonta y bebida que toman los cofones paro contrarrestar el molestar
que sigue a la noche de bebida de yogé.
Yuca (?) : nombre de la planta Manihot utilissimo, de raíces tuberosos.
Yumbos (?) : nombre de varios grupos de indios de habla quichua, que habitan a lo
largo de tas ríos Nap>o, Bobonaza y otros, en el oriente ecuatoriano.
Zárapas (?) : tribu del oriente ecuatoriano, casi extinguido ya.
■ • . . . .
(E ntre paréntesis el núm ero de la referencia b ib lio g rá fic a )

Achenbach, H. (29) Del Pozo, E. C. (114)


Acosta De, J. (52) Deulofeu, V. (6, 8)
Albarracín, L. (43) Ducke, A. (42, 75, 76)
Androde Marín, L. (37) EditoHia (14 a)
Antonaccio, L. D. (27) Efron, H. D. (2)
Arcos, G. (60) Elger, F. (93)
Arosemena Moreno, J. (57) Folconí-Villogómez, J. (21)
Bachli, E. (26) Fanchamps, A. (112)
Barker, J. (91) Ferguson, W. H. (116)
Borrrga Villalba, A. M. (44, 45) Fisher Cárdenas, G. (46)
Borron, F. (107) Fuentes Roldán, A. (56)
Benthan, G. (17) Garc¡laso de la Vega (53)
Biocca, E. (39, 85) Grunberg, K. (70)
Borkowski, B. (35) Guamán Poma de Ayala, F. (51)
Brauchlii P. (30) Gutiérrez-Noriega, C. (50 a)
Burtond, C. (103) Horcourt, T. (126)
Comara Cascudo, L. (83) Homer, M. J. (120, 121)
Cárdenas, M. (88) Haro, S. L. (132)
Carvahlo-Neto De, P. (36) Heim, R. (110)
Casos, B. (63) Hernández, F. (109)
Cooper, J. M. (95) Hochstein, F. A. (84)
Cordero, L. (19, 38) Hoebe!, E. A. (99)
Costa, O. (73, 74) Hofmann, A. (113)
Costóles, L. A. (127, 138) Hoffer, A. (108)
Chen, A. L. (11) Holmstedt, B. (106)
De Molina, C. (130) Humboldt, A. (64)
144 PLUTARCO NARANJO

Izquierdo, M. (98) París, R. R. (33)


Ja mesón, G. (22) Peltizzaro, S M. (122)
Jijón y Caamaño, J. (129) Pérez, A. (131)
Karsten, R. (48, 72, 118) Pinsent, J. (102)
Koch, L. (82) Pitier, H. (15)
Lastres, J. B. (41) Porras, P. (128)
Lindskoog, J. N. (137) Reicbel-Dolmatoff, G. (49, 50)
Lissner, I. (100) Reimburg, P. (71)
Macbride, J. F. (14) Ríos, O. (25)
Moccullock, J. A. (96) Rivet, P. (67, 68, 68a-b-c-d, 69, 136)
Marderosian, A. H. (12) Robinson, 15. (134)
Moriategiíi, J. (90) Rojas, U. (13)
Marín, J. (123) Saint, R. (139)
Mairini-Betfolo, G. B. (9, 86) Seott, M. (135)
M ortii, A. (16) Schultes, R. E. (23, 28, 55)
Martín, P. J. (97) Serrano, A. (81)
Marti-Ibóñez, F. (101) Simson, A. (65)
Martínez Cortés, F. (58) Sfqueíra-Jaccoud, R. S. (77, 78)
Meno, P. (133) ’Spruce, R. (3, 4)
Manteíro, H. (32) Steword, J. H. (124)
Mostny, G. (89)
Stirling, M. W. (119)
Naranjo, C. (24)
Turner, G. D. (125)
Naranjo, P. ( 1 , 7 )
Uscátegui, M. N. (14b)
Neu, R. (34)
Vorea, T. M. (20)
Nicholson, I. (105)
Velasco, J. (62)
Niédenzu, F. (5)
Nordemskiold, E. (87) Viltovioencio, M. (18)
Núñez Olarfe, E. (47) Wassen, H. S. (54)
Oberem, U. (40) Wasson, R. G. (111)
Orton, J. (66) Wasson, V. P. (115)
Osborne, H. (104) Willis, J. C. (2a)
Polza, E. (59) Wolfe, O. (10)
Pakrashi, S. C. (31) Wuedack, J. (94)
Pardal, R. (79, 80) Wuth, B. (117)
Poredes Borja, V. (61) Zerríer, O. (92)
INDICE DE MATERIAS
A tribus indígenas en la-, ............ 56
uso de ayahuasca en la-, ......... 40
ABORIGEN (mitología) 8, 34, 37
ANACONDA
47, 62
en el origen de tzontzo ....... 76
ACHIOTE ........ ............................. 115
en las mitologías aborígenes . . 121
(ver Bixa orellana)
en la mitología jíbara 68, 72
ACHUARAIS (ver ashuaras) — Yumba .................................... 122
AGUARDIENTE i
uso en titos oborígenes.............. 119 ANADENANTHERA .PEREGRINA 33
uso por curanderos .................. 104 asociación con tabaco ............ 90
AGUARUNAS (tribu) ..................... 57 fktoninvia ............................. .. 33
uso inhalatorio ......................... 32
ALCALOIDES ALUCINOGENOS
beto ca rb o lín ic o s.............. 19, 26 A N IM A L E S ..............................................
en la B caapi ........................... 19 culto a l o s .................................. 47
en ila Datura tatula .................. 35 en la c u ra c ió n ........................... 91
efecto oxftódico d e ..................... 109 ofrenda de-, ........... 64, 75, 77
reencarnación en-, .................. 65
ALDAMAS (tribu) ........................ 120 totémicos
— boa ....................... 68, 72, 121
ALM A (concepto en los jibaros) 65 — jaguar .................. 73, 110, 121

ALUCINACIONES ANTROPOLOGIA
de la oyahuasco . . 30, 32, 39 de los jíbaros .................... 57, 58
40, 42, 69, 90,, 118
ARUTAM
del yagé ..................................... 111
ceremonio del ........................... 67
símbolos de los-, .................... 52
en ¡la c u ra c ió n ........................... 96
AMAZONICA (hoyo) espíritu de los jib o ro s ................ 66
Banisterlopsis en la¡-,................. 19 misión del-, .............................. 78
endoconibalismo enla-, ............ 29 y la in m o rta lid a d ....................... 66
146 PLUTARCO NARANJO

APARI ........................................... 76 — quitensis ................................ 17


ASHUARAS (tribu) ..................... 57 — rusbyana ................................ 19
AUCAS (tribu) ........... 9, 57, 123 especies en C o lo m b ia ................ 19
uso de la ayahuasca........... 9 ,. . 57 Ecuador ..................................... 24
Guatemala ................................ 19
AYAHUASCA Venezuela ................................. 19
alucinaciones por-, 30, 39, 40 nombres indígenas .................. 29
42, 43, 53, 67, 69, 90
antecedentes históricos ............ 31 BANISTERIOPSIS .(género) .15, 18
asociación con ta b a c o .............. 90 — caapi .................. 16, 24, 38
botánica .................... 13, 24, 38 — pruinosa ................................ 18
culto a los m u e rto s ............ 36, 40 — quitensis ......................... 17, 25
denominación .............. 9, 16, 27 — rusbayana ............ 19, 113
descubrimiento científico . . . . 38 contenido de principiosactivos 19
efectos dela-, . . . . 39, 42, 43 distribución geográficaen: . . . 19
endocanibalismo y-, ................ 29 — Brasil .................................... 21
etnología ..................................... 27 — Colombia .............................. 19
fitonímia .................... 27, 30, 36 — Ecuador ................................ 24
religión y-, ................................ 52 — Guatemala ........................... 19
sinónimos ........................... 17, 29 — Perú ....................................... 23
uso por los a u c o s ..................... 124 — Venezuela .............................. 20
— por tos ca ya p a s.................. 104 nombres indígenas .................... 29
— por los cotones ......... 104, 106
— por los jíbaros .............. 38, 42 BEJUCO BRAVO ......................... 17
55, 58 (ver ayahuasca)
— en la curación ......... 88, 101
— en lo medicina ......... 38, 39 BEJUCO A M A R G O .................. 29
44, 86 (ver ayahuasca)
— en la m ito lo g ía i................ 76 BIXA ORELLANA ......................... 115
— en los nuevos brujos 99, 93
— recipientes ceremoniales . . 51 BOA
— por los yumbos ................ 122 en el origen de la tzantza . . . . 76
— por los záparos . . . . 38, 42 en las mitologíos oborígenes . . . 121
— por otras tribus . . . . 40, 104 — jíbara .............................. 68, 72
AYAHUASHCA (ver ayahuasca) — yumba .................................... 122
AYAWASCA (ver ayahuasca)
BODOQUERA ................................ 103
B BRASIL
Banisteriopsis en ..................... 21
BANISTERIA (género) ------ 14, 15 Heteropterys en ....................... 22
— caapi ..................................... 15
— inebriaos ......................... 19 BRUJERIA (arte de la) ................ 93
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 147

BRUJO CERBATANA ................................ 98


concepto oborigen ..................... 50
en los jíb a ro s ..................... 60, 64 CEREMONIA
preparación ................................ 93 del o ru ta m .................................. 67
tronce de c u ra c ió n ..................... 90 del yogé en los cofanes . . 105, 106
uso del ta b a c o .................. 88, 90 — en los yu m b o s ....................... 123
de la curación .................. 86, 92
y ayahuasca ....................... 55, 76
cosmética 72, 74, 87, 89, 108 en la iniciación de la
enfermedad ................................ 85 curandería .............................. 94
medicina ........................... 86, 92 CEREMONIAS (religiosas)
m u e rte ......................................... 83 la vilca en-, .............................. 32
1 origen de l a s - , ........................... 49
BULU ............................................... 117 recipientes en lo s - , ........... 32, 51
(ver curandero)
CIELO (culto ai) ......................... 49
en los jíb a ro s .............................. 60
c
COFANES (tribu) . . . 104, 119, 121
CAAPI (Banisteria) ............ 15, 16 y ceremonias del yagé ............ 106
olcoloídes en l a ......................... 19
nombres indígenas..................... 29 COLOMBIA
Banisteriopsis en ....................... 19
CABEZAS (humanas reducidas)
COLORADOS (tribu) . . 42, 57, 113
(ver tzontzos)
115
ceremonia de c u ra c ió n .............. 104
CABI ................................................ 30
uso del a c h io te ........................... 115
(ver caapi)
COPAS (ceremoniales)
CACARMA .................................... 68
p>ara la ayahuasca..................... 31
CACERIA (de cabezas humanas)
COSMETICA
(ver tzontzos) .................. 78, 80
en los co fa n e s ........................... 108
(ver tzontzos)
en los colorados.............. 113, 116
en los jíbaros .................. 72, 74
CACTOS 'SAGRADOS..................... 54
y curación .................................. 87
CAMPAS ....................................... 116 y m e d icin o .................................. 89
(ver colorados)
CULTO A
CAPI (ver caapi) el sal ........................................... 62
CAYA-HIUNCHA ......................... 90 la luna ............. 62
los antepasados ....................... 29
CAYAPAS (tribu) los astros .................................. 46
uso de la ayahuasca . . . . 32, 42 los dioses (en los jíbaros) . . . . 62
114 los muertos ....................... 29, 33
148 PLUTARCO NARANJO

CURACION CHICHA (bebido aborigen)


ayohuasca en la-, ........... 88, 101 en la fiesta de latzantza . . . . 80
entre los colorados .................. 104 87
— los cotones ........................... 114 fiesta de la-, ........................... 88
— los jíbaros ................................ 86 y curación .................................. 86
— ceremonia ............................ 88 uso por los o ta v o lo s .................. 119
— danzo de g r a titu d ............ 98
— los q u ich ua s ............................ 104 CHONTA ............................... 82, 95
— otras tr ib u s ................................ 99
uso del tabaco en l a - , .............. 104 CHONTA-PALA .................. 122, 123

CURANDERIA (arte de la) ............ 93 CHUCHAQU1 ................................. 112


ceremonia de ¡in icia ció n .............. 94
formación ..................................... 93 D
trance de c u ra c ió n ....................... 90
y ayahuosco ..................... 55, 76 DANZA
de la chicho .............................. 88
CURANDERO (ver también brujo) de la c u ra c ió n ........................... 98
en la sociedad a c tu a l................ 103 l
en los aucas ............................. 124 DATURA SANGUINEA
en los cayapa s.......................... 115 uso en lo curación ......... 101, 119
en los colorados........................ 117 >
en los jíb a ro s ............................. 86 DATURA TATULA ....................... 35
en los quichuas ......................... 104 alcaloides en la ......................... 35
en los y u m b o s ........................... 122 asociación con el ta b a c o ......... 90
en otras tr ib u s .............................. 99 culto a los muertos .................. 36
uso por curanderos......... 101, 119
CURARE )
uso por los jíb a ro s ............ 32, 102 DEMONIO
— en las flechas ....................... 102 concepto aborigen . . 49, 70, 71
121
CUSHMAS (tribu) ......................... 120 DIMETILTRIPT A M IN A ................. 19
en la B. rusbayana .................. 113
en la vilca....................................... 33
CH
DIOS (culto a) .................... 47, 61
CHACCHILA .................................. 114 en los jíbaros ........................... 60
— Etisa ......................................... 62
CHAGRO-PANGA ........................... 113 — Huanupó .................................. 62
(ver Ban'rsterippsls rusbayana) — Nantú ....................................... 62
— Nungül ..................................... 60
CHAMICO — Sangay ..................................... 64
(ver Datura tatula) — Tsungui ..................................... 60
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 149

E F

ECUADOR FIESTAS
Banisteriopsís en ......................... 24 de la chicha ............................. 88
de lo tzantiza .................. 80, 82
ENDOCANIBALISMO ...................... 29
y ayohuosco.................................. 29 FITONIMIA
de la oyahuosca .............. 38, 39
ENFERMEDAD de la ViUca .................................. 32
concepto aborigen ............ 33, 53
— en los c o to n e s ........................ 114 FLECHA (uso por los jíbaros) .. 102
— en los jibaros .............. 83, 85 103
— en los otavolos ..................... 119
— en los yumbos ..................... 122 G
— otras tribus ............................. 104
Dios y .......................................... 104 GANIPA AMERICANA ................ 89
Mogia y .................................... 86
GENESIS (según los ¡¡boros) . . . . 59
ENVENENAMIENTO
por flechas (curare) .................. 102 GERANIALES (arden) ------- 13
en lo Datura sanguíneo........... 37
en la Datura t o t u la .................. 35 GUADUA ...................................... 88

ESPIRITU GUAMBACHI ................................ 92


concepto entre los jíbaros 60, 61
— orutam .................................. 64 GUANTUG (ver Datura sanguíneo)
— huocani .................................. 64
GUATEMALA
— ¿guonchi ................................ 64
Banisteríopsis en-, ..................... 19
— muisoc .................................. 70

ESTRELLAS (culto a los) ............ 46 H

ETNOLOGIA HARMALINA ................................ 19


de la ayohuasca . ..................... 27
de los jíbaros ........................... 57 HARMINA
en la oyahuasoa ....................... 44
ETSA (mitología jíbara) .............. 74 en la B. c a a p i........................... 19
en la C. poroensñs.................... 26
EXORCISMO
en la curación .... 89, 93, 95
HECHICERO (ver b ru jo )------
114, 118, 123
HECHIZO (y enfermedad) . 55, 86
EXPERIMENTACION (con aya- 100, 104
huasca) .............. 39, 42. 43 HETEROPTERYS (género) . . 1 4 , 15
150 PLUTARCO NARANJO

— oceroides ................................ 18 IDOLO (ceremoniol) .................... 48


en Brasil ..................................... 22 y ayahucsca ............................. 31
en C o lo m b ia ................................ 22 y plontas alucin a n te s................ 49
en Perú ....................................... 24
en V e nezuela .............................. 21 IGUANCHI
en la c u ra c ió n ........................... 87
HIDROTERAPIA clases de ........................... 64, 71
entre los ¡¡boros .............. 91, 96
IMBABURA
(en mitología aborigen) ......... 118
HONGOS (SAGRADOS ................... 54

INFIERNO
HONORARIOS
(concepto aborigen) ................ 49
en medicina jíbara ......... 93, 99
l INHALACION
HUACANI
de plantas alucinogénicas . . . . 33
espíritu de los jíbaros . . . . 60, 64
INMORTALIDAD
HUAMBI'SAS (tribu) ........................ 57
concepto de los jíb a ro s ............ 66
i

HUANGANA .................................. 122


INSTRUMENTO (musíccl, abori­
gen) ...................................... 84
HUANTUG (ver Datura songuínea)
IVISHNIU ............................. 83, 94
HUAODANI ..................................... 123
i
J
HUAYBOS (tribu) ............................ 41
JAGUAR
en la mitología jíb a r a .............. 73
I — de los tucanos ...................... 110

IDIOMAS (Y DIALECTOS) JAYAHUASCA (ver ayohuasca)


achuara (ashuoro) .................. 121
ongotero .................................. 121 JIBAROS .................................. 9, 57
auca ................................ 121, 123 aculturación ................................ 70
c a y a p a ....................................... 114 antropología ......................... 57, 58
cofán ................................ 105, 121 cosmética ........................... 72, 74
colorado ..................................... 116 distribución geográfica ............ 55
jíbaro (shuora) ......................... 121 etnios ......................................... 56
quichua ............................ 101, 119 religión ....................................... 59
tucano ......................................... 121 (z a n tz a s ...................................... 57
secoya ......................................... 121 uso de la ayahuasca............ 9, 32
siona ............................................ 121 38, 42. 44. 55, 58
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 151

uso del c u n a re ........................... 32 MEDICINA


Vivienda de los ......................... 58 entre los curanderos. . . . 104, 1 19
— cofanes .................................. 114
JIVAROS (ver ¡(boros) — jíbaros .................................... 86
curación ................................86, 99
el b r u j o .................... 50, 86, 88
L bidnoteropia ............................. 91
honorarios ........................... 91 92
L'SD (dietilamida del ácido psicoterapia ................................ 91
lisérgico) .............................. 8 riesgos ............................................ 91
la ayahuasca en la-, . . . . 13, 86
LUNA (culto a lo) ....................... 46 plantas mágicas en la -,....... 9
en los ¡(boros ......... 60, 62, 63

MESCAL (ver peyote)


LL
M il .................................................. 123
LLAHUANGA ................................ 121 (ver ayahuasca)

MITOLOGIAS ABORIGENES . . 8, 34
M
37, 38, 47
MACANLLI .................................... 72 ayahuosco en la-, . . . 9, 38, 76
de los oldomas ......................... 121
MAGIA de los jíbaros ........................... 62
concepto en los jíbaros ........... 64 de los y u m b o s........................... 121
y curación ................................ 100 shuora (jíbara) . . . . 59, 62, 66
y enfermedad ........................... 86 — Anaconda .............................. 68
y plantas a lu cin a n te s......... 49, 50 — Ayumpúm .............................. 74
— Cujanchom .................... 66, 74
MAICOA ................................ 67, 88 — £tsa ................................ 62, 66
— Huochur ................................ 74
MAL C A B A LLO .............................. 104 — Huanupa ................................ 62
— Japaptonchac ....................... 66
MALPIGHIACEAS (fam ilia) 13, 14 — Jencham ................................ 74
18 — Nantú .................................... 62
hedido oluoinante ..................... 26 — Nungüi ......................... 62, 66
— S a n g a y.................. 63, 73, 75
M AQUI YO .................................... 122 — Tsunqui .................................. 62
I — Tzontza .......................... 75, 77
MARIHUANA ................................ 8
MITOS RELIGIOSOS ..................... 36
MARIPOSA plantos atocinantes en-, ......... 36
significado para los jíbaros . . . 65 49
152 PLUTARCO NARANJO

MONTES SAGRADOS PAQUI ........................................... 76


Imbobura ..................................... 118
PENDE ........................................... 106
Songay ..................... 63, 73, 75
Zumaco ....................................... 121 PERU
Banisterfcopsis del ....................... 23
MUERTE
concepto oborigen ..................... 53 PEYOTE
culto o lo ......................... 29, 33 planta alucinante ..................... 54
— entre los cayapas ................ 111
— entre los jíbaros. . 65, 73, 83 PINDE ........................................... 114
hechiceros y ................................ 83 (ver ayahuasca)

MUISAC PITISHCA ....................................... 27


espíritu de los jíb a ro s .............. 70 (ver ayahuasca)
formas de aparición . .7 1 , 73, 80
PLANTAS ALUCINOGENAS ___ 26
Anadenanthera peregrina . . . . 90
N
qyahuasoa ............................. 36
NAM B IG M A .................................. 90 concepto de .............................. 45
datura fatula ............................ 35
NAMURA (ver talismán)
historia de ................................ 31
NATEMA (ver ayahuasca) ......... 44 ídolos y ....................................... 49
inhalación de ............................ 33
NEPI . ......... ........................... 32, 117 las Malpighiaceas c o m o ............ 26
(ver ayahuasca) magia y m ito s ............................ 49
NIJAMANCHI (ver chicha) mescol .............. 54
ololiuqui ..................................... 54
NUNGÜI peyote ......................................... 54
diosa de los jíbaros ......... 60, 64 ¡shilliínito ..................................... 38
uso en México ......................... 54
O vilca (ver Anadenanthera
peregrina)
OCO-YAGE ...................................... 113
y religión .................................. 51
OFRENDA
a los muertos ............................ 33 PLANTAS MAGICAS (ver plantas
de animales .............................. 64 alucia ágenos)

OLOLIUQUI .................................. 54 aspectos etnológicos ............ 9


empleo en medicina ................ 9
OPORITOS ...................................... 108 en religión ........................... 51
P PLANTAS P5ICOTROPICAS......... 8
(ver plantas olucinógenas)
PANLLI ..................................... .. . 76
(ver anaconda) PIOJES (tribu) ................................ 42
AYAHUASCA: RELIGION Y MEDICINA 153

PSICOTERAPIA SHUARAS (ver jíbaro)


en los j (boros .................. 91, 95
SIMBOLOS (alud notorios) ......... 52
PSIQUEDELICAS (drogas) ......... 8
SINTOMAS (de intoxicación)
PSICOTOMIMETICA (propiedad) por ayahuasoa ......... 39, 42, 43
de la ayahuasca ....................... 30
SIONA (tribu) ............................. 120
PUNGA-HUASCA ......................... 122
SOL (culto al) ...................... 46, 47
(ver ayahuasca)
en los cayapas ......................... 112
en los jíbaros . . . 60, 62, 63
Q
SOLANACEAS (familia) ............ 36
QUITENSIS (banisteria) .............. 17
Datura sanguínea ..................... 37
Datura tatula ........................... 35
R
SUA ............................................... 80
RECIPIENTES CEREMONIALES 31, 32
51 5UNGARA ................................. 85

RELIGION ....................................... 8
ceremonias ................................ 49 T
en los jíb a ro s ...................... 59, 60 TABACO
la ayahuasoa en lo-, . . . . 13, 45 en la ceremonia del nuevo
32, 52 brujo ............................. 95, 97
plantos olucinógenas en la-, . . 51 en la ceremonia del yagé . . . . 110
en la curación 86, 88, 90, 93
RITO
y ayahuasca .................... 90, 93
entre los jíbaros
— de la chicha ......................... 88 y daturas .................................. 90
-—de la curación .................86, 88 y v ito ......................................... 90
— de la tzantza . . .80, 82, 85 TALISMAN (concepto aborigen) 50
— del yagé ................................ 106 en los jíb a ro s .................... 69, 99
otras t r ib u s ....................... 115, 119
TETRAHIDROH ARMI NA ... 19, 27

s TETRAPTERYS (género) . . . 25, 26


como c e c in a n te s ....................... 26
SAC H A-R U N A ......................... 121
en el Ecuador............................. 26
SANGAY (m itología jíbara) .... 63
TOTEM
SECOYA (tribu) ....................... 120
concepto entre los jíbaros . . . . 50
SEJECOS ......................................... 114
71
SERPIENTES
TRIBUS INDIGENAS (que usan
(mitología. jíbara) ........ 68, 76
ayahuasca) ........................... 56
SHILINTO (planta alucinógena) 38 aguarunas .................................. 57
154 PLUTARCO NARANJO

aldomas ......... 120 USOS MAGICOS


ashuaros ......... 57 de la ayahuasca ................ 37, 39
aucas ................ 56, 57
USO(3 MEDICOS
canelos ........... 120
de la ayahuasca . . . 37, 38, 39
cayapas ......... 32, 42, 56
44, 114
cofanes ........... 104, 121
colorados . . . . 42, 56, 57 USOS RELIGIOSOS
cushm as........... 120 de la ayahuasca ....................... 37
huambisas . . . . 57
huoybos ........... 41 V
jíbaros . 9, 32, 38, 42, 44
55, 57 VAUPES (tribu) ........................... 40
p io jé s ................ 42
quijos ............. 120 VENEZUELA
tucanos ......... . 32, 44 Banísteriopsis en ....................... 20
vanpes ........... 40 VENGANZA (espíritu de la)
yanacota-umava 42 concepto de los jíb a ro s .............. 70
yumbos ........... 120
záparos ......... 38, 42, 43, 44 VILCA
(ver Anadenanthera peregrina)
TROPANO ........... 35
Y
TSANGU .............. 86
YACHAG .................. 101, 104, 122
(ver curandero)
TSIRI ............................................. 97
YAGE (ver ayahuasca) 30, 104
TSUNQUI (dios de los ¡iba ros) 60
ceremonia del-, . . . 105, 106
TUCANOS espíritu del-, ......... ___ 110
ceremonia del yagé 1)0 uso con tabaco . . . ___ 110
dialectos de los-, . 121 usos médicos ......... ___ 114
uso de la ayahuasca 32, 44, 52
YAJE (ver yagé)
TUNCHI ........... 88, 89, 90, 93
YOCO .............................................. 112
TUNDUI ....................... 82, 84
YUMBOS (tribu) ......................... 120
TZANTZAS ___ 57, 68, 74, 82
ceremonias de los-, .................. 121
fiesta de la-, . . . . • 80, 82, 85
origen mitológico . . 75, 77
Z
preparación . . 57, 79, 80, 81
ZAPAROS
u uso de ayahuasca . . 38, 42, 43
UAUPES (ver VAUPES) 44
Esta edición que consta de 400
ejemplares, se terminó de im pri­
mir el dio 11 de mayo de
1970, siendo Rector de la Uni­
versidad Central el Sr. Dr. Manuel
Agustín Aguirre, y Jefe de Ta­
lleres de lo Editorial Universitaria
el Sr. César Viteri H.
*

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SIB - UCE jS
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FECHA DE DEVOLUCIÓN
IMPRESO EN EL ECUADOR
Editorial Universitaria.— Quito

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