Consideramos que el desempleo si representa una problemática respecto a la economía

y democracia peruana. En primer lugar, está el desempleo que genera una crisis
estructural en nuestro sistema político. Puesto que con la inflación consecuente a la
pandemia que sufre nuestro país, genero una elevación del costo de vida básico de todos
los peruanos, donde la remuneración que estos obtienen por sus jornadas laborales es
insuficiente para cubrir las necesidades básicas como el servicio de electricidad, agua y
hasta vivienda, esto sacando a la luz la incompetencia de nuestros mandatarios, y la
falta de participación ciudadana que puede haber en la toma de decisiones políticas
sobre este tema. Además de que, se ve un gran atraso a lo respectivo sobre las políticas
laborales, que se ven en nuestro país, puesto que las inflexibilidades que se dan en los
requerimientos necesarios para los puestos de trabajo, reflejan la ausencia de nuevas
políticas laborales que se adapten a las nuevas políticas globales. En segundo lugar, se
ve la falta de dirección e interés sobre la realidad del país. Dado que, la corrupción que
se ve en el sector laboral de nuestro país entorpece y retrasa la administración pública y
privada que se tiene sobre este ámbito, haciendo que los puestos de trabajo sean de
difícil acceso, ya que la mayoría de las vacantes son entregadas a amigos, familiares o
conocidos. También el racismo que se ve para la selección de candidatos a los puestos
de trabajo representa una de las principales causas desempleo en nuestro país, ya que no
se toma en cuenta a los mejores candidatos para los puestos, sino que la mayoría de
veces se vea reducido a la raza, origen o situación económica de la persona considerada,
siendo que todo lo anterior genere una desigualdad entre las personas.
Consideramos que el desempleo es una problemática significativa en el ámbito
económico por diversas razones. El desempleo emerge como un desafío intrínseco para
la estabilidad económica, generando una red interconectada de impactos adversos en
diversos aspectos financieros y sociales. En primer lugar, la disminución de la tasa de
empleo conlleva una reducción significativa en la producción y productividad,
afectando directamente el crecimiento económico del país. Este fenómeno no solo se
traduce en la pérdida de ingresos para los individuos desempleados, sino que también
tiene ramificaciones más amplias en la economía, impactando en la demanda de bienes
y servicios y generando un ciclo negativo. Además, el desempleo contribuye a la
desigualdad económica al aumentar los niveles de pobreza y agravar la disparidad de
ingresos, lo que implica un desequilibrio estructural en la distribución de la riqueza. En
segundo lugar, las políticas económicas juegan un papel fundamental en abordar esta
problemática, siendo esenciales para estimular el empleo y mitigar los efectos adversos
en el tejido social. La conexión intrínseca entre desempleo y políticas económicas
resalta la necesidad de estrategias gubernamentales y empresariales que aborden de
manera integral este complejo fenómeno. En conclusión, el desempleo, lejos de ser una
mera variable en las estadísticas laborales, representa un desafío económico
multifacético que requiere respuestas coordinadas y políticas efectivas para preservar la
estabilidad y el desarrollo económico.