Está en la página 1de 4

¿Cómo se construye la personalidad de Jane en

la obra Jane Eyre?


Introducción
Jane Eyre es una novela publicada por Charlotte Bronte en 1847 bajo el seudónimo de
Currer Bell, debido a las imposiciones de género victorianas. La novelista británica
aborda desde un punto de vista femenino y feminista distintos temas como el amor, la
religión, o el tratado durante este ensayo: la evolución de la personalidad. ‘’La imagen
de mujer que Charlotte Bronte crea es muy diferente a la que predominaba en la
Inglaterra victoriana’’ (De la Barra, 2001). Jane Eyre es una obra pionera en la
literatura feminista, que abre una brecha en el muro de ideales patriarcales victorianos
gracias a ‘‘las expresiones de posibilidad y libertad por medio de la escritura. ’’
(Astorga, 2016) La novela es un Bildungsroman, ‘’un subgénero específico que se
adscribe a la representación de la experiencia del sujeto en la realidad’’ (Astorga,
2016), pues se pueden distinguir hasta tres fases en la consolidación de la
personalidad de Jane Eyre. Desde el punto de vista interaccionista, la personalidad de
Jane se moldea y se deforma en concordancia a su círculo de personas y los espacios
que transita. Durante el presente ensayo, se explorará acerca de como la personalidad
de Jane Eyre se construye durante la obra y las elecciones de espaciado de Charlotte
Bronte para introducir los distintos cambios de personalidad.

Desarrollo
La rica evolución de la personalidad de Jane Eyre sienta sus bases en la casa de Mrs.
Reed. Debido al fallecimiento de sus padres, la pequeña Jane debe permanecer en la
casa de su tía, la Señora Reed. Durante esta etapa, sufre de maltratos físicos y
psicológicos por parte de sus primos y su tía. A pesar de su corta edad, desarrolla un
fuerte sentido de la justicia y ‘’como un esclavo insurrecto, estaba firmemente decidida
a llegar a todos los extremos’’ (Bronte, 1847) para lograr la justicia y la igualdad. ‘’Eres
peor que un asesino, que un negrero, que un emperador romano’’ (op, cit.) le dice a su
primo, a pesar de ser mucho más pequeña que él. Esto sienta el segundo pilar de la
personalidad de Jane, la rebeldía y el anticonformismo, que junto a la igualdad
conforman las bases de la personalidad de la pequeña Jane. El siguiente periodo -
dentro de la primera fase- en la construcción de su personalidad comienza con el
cambio de espacio, un recurso usado de manera recurrente en la literatura. Su llegada
a Loowod, una escuela ‘’de severidad aterradora’’ (op. cit) en palabras de Jane, hace
que desarrolle una fuerte ética de trabajo, mas el punto de mayor relevancia es la
muerte de su amiga Helen Burns, un golpe bajo para la joven Jane que tiene que
hacer frente por primera vez a adversidades irremediables. La fuerza de voluntad, el
sentido de la justicia y el de la libertad fundamentan los pilares en la personalidad
durante la niñez, ‘’hasta cierto punto estable en el tiempo’’ (Minzi, 2004). El ambiente
severo de la escuela concuerda con la dura ética de trabajo de Jane, mientras que la
muerte de Helen Burns es la primera toma de contacto con las adversidades y, por
ende, una experiencia que marcará la actitud de la joven ante los distintos problemas
que acaecerán en el resto de la obra.

La segunda fase ocurre tras conocer a Rochester. Por primera vez, Jane experimenta
el amor, pero su personalidad rebelde anti victoriana hace de su concepción de amor
un elemento opuesto a la normalidad amorosa de las relaciones matrimoniales del
siglo XIX. Jane no cae por los encantos de Rochester, al cual, por cierto, no idealiza ni
considera perfecto en una primera instancia, sino que decide contraer matrimonio con
él pues se considera ‘’un ser humano libre con voluntad propia e independiente.’’ (op.
cit.) Sin embargo, a esta fase de enamoramiento le sigue un casi inmediato
desenamoramiento tras relevarse el matrimonio de Rochester con Bertha Mason. El
maestro de Thornfield Hall intenta persuadir a Jane para que esta mantenga su
voluntad de casarse con él, argumentando que ‘’nunca amé, nunca estimé, ni siquiera
la conocí’’ (op. cit), pero la firmeza moral y la voluntad Jane Eyre le obligan a
marcharse del lugar y cesar su relación. Este es el punto álgido de la construcción de
su personalidad, y además prueba sus valores feministas, ante tal adversidad que,
según los valores victorianos, una mujer de la época hubiera resuelto obviando la
presencia de Bertha; pero Jane se rehúsa y decide preservar su dignidad e integridad,
en una gran muestra de su firmeza moral. La mansión de Thornfield Hall es un espacio
que resume a la perfección la personalidad de Rochester, enigmática y melancólica.
Además, Rochester esconde el secreto de Bertha Mason al igual que la propia
mansión oculta la zona en la que su mujer se encuentra reclusa.

La última fase comienza, como en la anterior, con un cambio de aires. Jane llega a la
Moore House, la mansión regentada por la familia Rivers. Este lugar supone una zona
para sanarse emocionalmente, ‘’Me cuido a mí misma, cuanto más solitaria, apartada
e insostenible, más me respetaré.’’ (op. cit.) expresa Jane, aún dolida por el duro golpe
que supuso la traición de Rochester. La personalidad de Jane Eyre se refleja en su
negación constante a recibir ayudas de la caridad, esa ética de trabajo construida en
Lowood resultaba en que ‘’prefería morir antes que pedirles ayuda.’’ (op. cit.) De este
modo, Jane elije trabajar enseñando a los niños en la Moore House. Durante la
totalidad de la obra, Jane busca el amor y sentirse querida, mas a pesar de que los
Rivers no son parientes cercanos, se siente por primera vez amada y respetada. En
Moore House, se evidencian los valores de la joven, que demuestra nuevamente ser
firme ante las adversidades planteadas. Finalmente, la llegada a Thornfield Hall
supone el más duro dilema para Jane, en una prueba final para sus valores éticos y
morales. Aquella mansión enigmática e imponente ha quedado reducida a cenizas, al
igual que Rochester ha quedado aquejado y ciego tras que Bertha incendiara la casa
(otra muestra de la conexión entre Rochester y la mansión). Sin embargo, contra lo
que se podría esperar, Jane apela a su conexión espiritual con Rochester, y hace lo
correcto quedándose para cuidar de su amado, inválido pero deshecho de aquello que
Jane realmente consideraba el factor determinante para imposibilitar el matrimonio, el
anterior compromiso de Rochester con Bertha. ‘’No necesito vender mi alma para
comprar mi felicidad’’ (op. cit.), concluye Jane, haciendo referencia a que, para ser
feliz, simplemente necesita ser ella misma. Durante este último pasaje, la personalidad
ya no se construye, sino que se evidencia; todo aquello aprendido durante su corta
vida, ha servido para que su moral y ética sean lo suficientemente maduras para elegir
contraer matrimonio con Rochester y vivir con él a pesar de las imperfecciones de su
marido.

Conclusión

Jane Eyre ‘’subvierte los estereotipos de la tipología convencional’’ (Giménez-Rico,


1992), en lo que se podría denominar como contravictoriano, opuesto a aquella idea
de Ángel del Hogar. La personalidad de Jane se construye durante la mayor parte de
la obra. Los comienzos en la mansión de Mrs. Reed son determinantes para
consolidar su sentido de la justicia y su personalidad rebelde y anti victoriana. En
Lowood hizo frente a grandes adversidades, como la muerte de Helens, en un
ambiente complicado que sirvieron para reforzar su resiliencia e imponer una fuerte
ética de trabajo en la aún infanta. Desde su salida de Lowood, la personalidad de Jane
no se construye, sino que se evidencia. Como ejemplo, su ética de trabajo en Moore
House o todo lo que conforma su personalidad a la hora de decidirse entre cuidar de
Rochester a pesar de sus imperfecciones o hacer su propia vida.

Bibliografía
Astorga, C. M. (2016). La formación del sujeto en Jane Eyre (1847) de Charlotte Brontë. Santiago
de Chile: Universidad de Chile.

Bronte, C. (1847). Jane Eyre.


De la Barra, É. (2001). Hacia una visión propia de lo Femenino. Estrategia narrativa en dos
novelas mayores de Chartlotte Brontë: Jane Eyre y Villette. Santiago de Chile:
Universidad de Chile.

Giménez-Rico, I. D. (1992). "Jane Eyre" como autobiografía. . Revista de Filología Inglesa, 57-66.

Minzi, R. d. (2004). Diferentes perspectivas acerca de la personalidad en la niñez. . Revista


Iberoamericana, 26-27.

También podría gustarte