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RIMA CONSONANTE O PERFECTA: A partir de la última vocal tónica del verso, se repiten todos
los sonidos, vocálicos y consonánticos:
La primavera ha venido,
(Antonio Machado)
al caballero,
la gala de Medina,
la flor de Olmedo.
(Lope de Vega)
La distribución de la rima se expresa por medio de letras. Los versos que riman entre sí se
señalan con las mismas letras, que se indican siguiendo el orden alfabético de acuerdo con el
orden de aparición en el texto. La rima que recae sobre versos de arte menor (de ocho sílabas o
menos) se indica con letra minúscula, y la que recae sobre versos de arte mayor (de nueve
sílabas o más) se indica con letra mayúscula. Los versos que no riman se llaman versos sueltos y
se señalan con el signo ̶ .
La primavera ha venido, 8 a
al caballero, 5 a
la gala de Medina, 7 ̶
la flor de Olmedo. 5 a
(Antonio Machado)
CÓMPUTO SILÁBICO: número de sílabas métricas que forman un verso. La medida del verso
se basa en la medida silábica de la prosa, pero se aparta de ella por una serie de rasgos.
SINALEFA: Se reúnen las vocales de dos sílabas en una sola sílaba, cuando una palabra termina
en vocal y la siguiente empieza por vocal. (Cuando ocurre dentro de la misma palabra se habla
de sinéresis). La sinalefa normal se da entre palabras inmediatas. La sinalefa convencional se
cumple aunque exista una división lógica marcada con signos de puntuación: “Salve, América
hermosa. El sol te besa”. La sinalefa violenta aparece cuando se pronuncian seguidas tres o más
vocales: “No dure con eterno e inmortal canto”.
Existen también la dialefa (se evita deliberadamente la sinalefa) y la diéresis (se separan en
sílabas métricas diferentes las vocales que normalmente forman un diptongo).
La última vocal tónica de cada verso coincide con la penúltima sílaba métrica de este. Por
tanto, si la última palabra del verso es llana, el cómputo silábico no se ve afectado, pero si la
última palabra es aguda o monosílaba, se suma una sílaba más, y si es esdrújula, se resta una
sílaba.
Versos de arte menor: de dos a ocho sílabas métricas. En ellos, la rima se indica con letra
minúscula.
Los versos sueltos (es decir, los que no riman) se marcan con ̶ .
VERSOS DE ARTE MENOR
Leve 2 a
breve 2 a
son 1+1= 2 ̶
(José de Espronceda)
Yo quiero 3 a
peligros 3 ̶
extremos 3 a
(Jorge Guillén)
Veinte presas 4 ̶
hemos hecho 4 a
a despecho 4 a
del inglés, 3+1= 4 b
y han rendido 4 ̶
sus pendones 4 c
cien naciones 4 c
a mis pies 3+1= 4 b
(José de Espronceda)
Dulce armonía 5 a
que inspira al pecho 5 ̶
melancolía. 5 a
(José de Espronceda)
Ya se acerca el día 6 a
de volverte a ver, 5+1= 6 b
luz de mi alegría, 6 a
flor de mi querer. 5+1= 6 b
(Arriaza, La ausencia)
Heptasílabos: siete sílabas métricas.
(Lope de Vega)
(Antonio Machado)
(Rubén Darío)
veíase el arpa. 6 a
(Antonio Machado)
(José de Espronceda)
(Antonio Machado)
ESTROFA DE VERSO ÚNICO (O MONÓSTICO)
(Antonio Machado)
PAREADO
A A ; a a; A a; a A.
Todo necio
(Antonio Machado)
TERCETO
A ̶ A
A B A : B C B : C D C : D E D ; E F E … X Y X Y.
8a 8 ̶ 8a
(Antonio Machado)
BULERÍA
7a 8 ̶ 8a
PLAYERA
6 a 11 ̶ 6 a (o bien: 6 a 10 ̶ 6 a)
No sé lo que tiene
la hierbabuena de tu huertecito
HAIKU
La vieja mano
para el olvido.
COPLA POPULAR
8 ̶ 8 a 8 ̶ 8a
(Antonio Machado)
Copla donde los versos primero y tercero son heptasílabos, y los versos
segundo y cuarto son pentasílabos.
7—5a 7—5a
si dos se aman,
repara si se miran
tonto de día,
y a mediodía.
Se me olvidaba:
de madrugada.
SEGUIDILLA ANTIGUA
al caballero, 5 a
la gala de Medina, 7 ̶
la flor de Olmedo. 5 a
(Lope de Vega)
6 ̶ 6 a 11 ̶ 6 a
serrana, no vivo…
o sueño contigo.
¡Mírame, gitana,
me alimento yo.
(Manuel Machado)
REDONDILLA
abba
(José Zorrilla)
CUARTETA
abab
dentro de mi corazón.
(Antonio Machado)
olivares polvorientos
(Antonio Machado)
SERVENTESIO
ABAB
(Antonio Machado)
CUARTETO
ABBA
14 A 14 A 14 A 14 A
(José Zorrilla)
QUINTILLA
Madrid, castillo famoso,
que al rey moro alivia el miedo,
arde en fiestas en su coso
por ser el natal dichoso
de Alimenón de Toledo.
(Nicolás Fernández de Moratín)
LIRA
Estrofa de 5 versos (3 heptasílabos y 2 endecasílabos), con el
esquema aBabB. Su nombre se debe al primer sustantivo empleado
por Garcilaso de la Vega en la primera estrofa de la Oda a la flor de
Gnido (“Si de mi baja lira”). Posteriormente, será la estrofa
predilecta de fray Luis de León y de san Juan de la Cruz en sus mejores
poemas.
SEXTETO
Estrofa de seis versos de arte mayor, con rima consonante. Admite
múltiples variantes.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste),
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
(Rubén Darío)
SEXTILLA
Se diferencia del sexteto en que los versos son de arte menor.
SEXTETO-LIRA
Estrofa de seis versos, con cierta similitud con la lira. Se combinan
versos endecasílabos y heptasílabos con rima consonante.
En Llama de amor viva, de san Juan de la Cruz, sigue este esquema:
a b C: a b C
¡Oh, llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
(Garcilaso de la Vega)
OCTAVILLA AGUDA
Ocho versos de arte menor. Lo esencial es que dos de sus versos
tienen rima aguda (u oxítona). El esquema más usual es — a a é
— a a é (utilizamos “é” para indicar los versos que riman entre sí
en palabra aguda).
Con diez cañones por banda,
un velero bergantín.
(José de Espronceda)
OCTAVA AGUDA
Se repite el mismo esquema, pero con versos de arte mayor.
DÉCIMA O ESPINELA
Estrofa de diez versos de arte menor, octosílabos, con rima
consonante abbaa:ccddc.
Admirose un portugués
al ver que en su tierna infancia
todos los niños de Francia
supiesen hablar francés.
"¡Arte diabólica es!",
dijo, torciendo el mostacho,
"que para hablar en gabacho
un hidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho".
(Nicolás Fernández de Moratín)
ESTANCIA
Estrofa de versos de 7 y 11 sílabas que, con distribución y rima fijada
libremente por el autor, se repite a lo largo del poema. Por tanto, una
vez decidido el esquema de la primera estancia, deberá repetirse a lo
largo del poema. Es la base de la canción petrarquista (en estancias).
¿Quién me dijera, Elisa, vida mía,
cuando en aqueste valle al fresco viento
andábamos cogiendo tiernas flores,
que había de ver con largo apartamiento
venir el triste y solitario día
que diese amargo fin a mis amores?
El cielo en mis dolores
cargó la mano tanto,
que a sempiterno llanto
y a triste soledad me ha condenado;
y lo que siento más es verme atado
a la pesada vida y enojosa,
solo, desamparado,
ciego, sin lumbre, en cárcel tenebrosa.
(Garcilaso de la Vega)
POEMAS NO ESTRÓFICOS
TIRADA ÉPICA
Conjunto (sucesión o serie) de un número indefinido de versos, de medida
fluctuante y con la misma rima asonante. El cambio de rima asonante
indica el paso de una serie a otra.
Los versos aparecen divididos en dos mitades desiguales o hemistiquios,
con una pausa central o cesura.
Se trata de la forma métrica característica de los cantares de gesta, como
el Cantar de Mio Cid.
El número de series y su extensión se relacionan con el contenido poético.
La serie no es una estrofa (cuya estructura se repite). Podemos hablar de
poema no estrófico.
Mio Çid Roy Diaz a Per Vermudoz cata; En el buen Pedro Bermúdez el Cid posa su mirada:
“¡Fabla, Pero Mudo, varón que tanto callas! “Habla ahora, Pedro el mudo, tú varón que tanto
Yo las he fijas, e tú primas cormanas; [callas.
a mí lo dicen, a ti dan las orejadas. Que si ellas son hijas mías, de ti son primas
Si yo respondiero, tú non entrarás en armas”. [hermanas;
lo que me digan a mí a ti te hiere en la cara,
si yo soy quien les contesto no podrás entrar en
[armas”.
ROMANCE
Serie de versos octosílabos con rima asonante en los pares, mientras
los impares quedan sueltos (sin rima):
8—8 a 8—8 a 8—8 a 8—8 a 8—8 a 8—8 a …
(Antonio Machado)
SILVA
Esta composición no es una estrofa sino una sucesión de versos
endecasílabos y heptasílabos dispuestos libremente a lo largo del
poema. El número de versos, como en el romance, lo decide el poeta
para cada ocasión. Una variante sencilla es este madrigal:
(Gutierre de Cetina)
Ya con el nombre de silva, vuelve aparecer en el siglo XVII. Por
ejemplo, en “A la rosa”, del sevillano Francisco de Rioja:
Pura, encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿cómo naces tan llena de alegría
si sabes que la edad que te da el cielo
es apenas un breve y veloz vuelo,
y no valdrán las puntas de tu rama,
ni tu púrpura hermosa
a detener un punto
la ejecución del hado presurosa?
El mismo cerco alado,
que estoy viendo riente,
ya temo amortiguado,
presto despojo de la llama ardiente.
Para las hojas de tu crespo seno
te dio Amor de sus alas blandas plumas,
y oro en su cabello dio a tu frente.
¡Oh fiel imagen suya peregrina!
Bañote en su color sangre divina
de la deidad que dieron las espumas;
y esto, pupúrea flor, esto ¿no pudo
hacer menos violento el rayo agudo?
Róbate en una hora,
róbate silencioso su ardimiento
el color y el aliento.
Tiendes aún no las alas abrasadas
y ya vuelan al suelo desmayadas.
Tan cerca, tan unida
está al morir tu vida,
que dudo si en sus lágrimas la Aurora
mustia tu nacimiento o muerte llora.
SILVA ARROMANZADA