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TEMA 5. RESPIRACIÓN
5.1. Generalidades
Todas las células activas respiran de manera continua y con frecuencia absorben el mismo
volumen de O2 que el que liberan de CO2 que se absorbe y se reduce para formar H2O. El
almidón, fructosas, u otros azúcares, grasas, ácidos orgánicos y en ciertas condiciones
proteínas, pueden servir como sustratos respiratorios; la estructura química de la respiración
a partir de la glucosa es la siguiente (Salisbury, 1994):
Las mitocondrias son del tamaño aproximadamente de una bacteria (tienen un diámetro de
0.5 a 1.0 µm y una longitud de 1 a 4 µm); son las centrales energéticas de las células
Contienen DNA y pequeños ribosomas (15 nm) en la matriz, por lo que puede sintetizar sus
propias proteínas, aunque también dependen de proteínas sintetizadas en el citoplasma bajo
control del núcleo. La membrana lisa externa tiene lípidos y es permeable a los diversos
compuestos que entran y salen de las mitocondrias. La membrana rugosa interna tiene
formas variadas incluyendo protuberancias tubulares o divisiones llamadas crestas; la
membrana interna rodea a una matriz y muchas de las enzimas que controlan el proceso de
la respiración y del metabolismo en general se encuentran en esta membrana o en la matriz
(Figura 12) (Salisbury, 1994).
Ac. láctico
(Nieto, 2006).
5.2.1. Glucólisis
El ciclo de Krebs tiene un paso inicial que es la desintegración de una molécula de piruvato
hacia acetil CoA generándose la producción de moléculas energéticas potenciales y de CO2,
la otra molécula de piruvato inicia otro ciclo de Krebs. La acetil CoA es el que inicia el
ciclo en sí, al combinarse con el ácido oxoalacético para dar lugar al ácido cítrico, el cual se
transforma progresivamente en ácido isocítrico, cetoglutárico, succínico, fumárico, málico
y de nuevo oxalacético, el cual puede combinarse con otra molécula nueva de acetil CoA e
iniciar otro ciclo (Figura 13) (Nieto, 2006). Durante estas reacciones también se libera CO2
y se forman moléculas energéticas potenciales. Los diferentes productos originados durante
la glucólisis o el ciclo de Krebs pueden utilizarse exclusivamente para mantener la
respiración; sin embargo, también pueden servir como sustrato para la formación directa o
indirecta de otros compuestos como lípidos, aminoácidos y proteínas, hormonas, alcaloides,
ácidos nucleicos, pigmentos entre otros (Díaz, 2002).
Los electrones y protones son transferidos por medio de una cadena de enzimas
transportadoras ordenadas en una secuencia según los potenciales redox de sus coenzimas;
en las plantas, los compuestos que hasta el momento se ha probado que intervienen en este
proceso son las flavoproteínas (FMN y FAD), los citocromos c, b, b6, b555, y un complejo
integrado por el citocromo a y a3, que es el que en la última reacción cede los electrones al
oxígeno, por lo cual ha recibido el nombre de enzima respiratoria o citocromo oxidasa
(Sivori et al., 1980).
Los tejidos vegetales respiran, aunque de manera reducida, a temperaturas bajo cero, si el
citoplasma no ha sido dañado por coagulación de sus proteínas o por una formación de
cristales de hielo que provoquen su desorganización. En la mayor parte de las especies, a
medida que la temperatura aumenta la respiración se hace más intensa, con un valor del
coeficiente térmico (Q10) que varía entre 2 y 5 (por cada aumento en la temperatura de 10
o
C la respiración se duplica o quintuplica). El valor de Q10 no es igual a la de cualquier
temperatura; si fuera constante, la respiración aumentaría de manera casi exponencial y esto
ocurre solamente a temperaturas bajas (0 a 20 oC). Así, por ejemplo en el trigo el Q10 entre
0 y 10 oC es de 2.6, pero baja a 1.7 entre 20 y 30 oC. Si la temperatura sigue ascendiendo, la
respiración decrece y consecuentemente baja el valor de Q10, a partir de cierta temperatura
que depende de cada especie pero en general es mayor de 38 oC y el tiempo que dure estas
temperaturas (Sivori et al., 1980).
La respiración considerada sobre el peso seco total, no es constante durante todo el ciclo de
vida de una planta, es mínima en la semilla en reposo, presenta un máximo durante la
germinación, se mantiene alta hasta el estado de plántula y luego decrece progresivamente
hasta la madurez y muerte (Figura 14). Por ejemplo una semilla de girasol en reposo respira
0.2 mg CO2 g-1h-1, pero durante la germinación aumenta a 2 mg, y disminuye en la plántula
de 4 días de edad a 1.4 mg. Sin embargo, una hoja joven de la misma especie se a
determinado que respira 3 mg CO2 g-1h-1, pero 4 meses después únicamente respira 0.3 mg
(Sivori et al., 1980).