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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS


TEORÍA DE LA CULTURA
Mijail Bajtín: La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El Contexto de
Francios Rabelais - Informe sobre el foro

Dennis Jiménez, Jessica Jiménez, Jazmín Escúntar, Hugo Montalvo

Introducción

El presente trabajo tiene por objetivo exponer la visión analítica de Bajtín sobre la obra literaria
del escritor francés renacentista François Rabelais, un análisis que parte de lo que él considera no
sólo fuente de inspiración y eje temático de la obra de Rabelais, sino rasgo distintivo de la cultura
medieval: la cultura cómica popular.

Describiremos las formas de despliegue de la cultura cómica popular, que expone Bajtín. El
carnaval es la festividad que desde, el autor entendemos, como desborde de lo formal y
normalizado, capaz ser generativo en el mismo acto de transgresión. Exponemos la relación entre
juego y fiesta como lugar del desborde y la imagen grotesca, que representa la ambivalencia de
sentidos que se encuentran en la cultura cómica popular, como creación humana que abarca las
complejidades de la vida cotidiana.

Desarrollo

Bajtín expone que la obra literaria de Rabelais ha sido poco estudiada por ser poco comprendida,
las imágenes literarias que conforman su obra difieren de las formas tradicionales, por ende
parecería estar alejado y en solitario, respecto a sus homólogos; sin embargo la razón de la
aparente lejanía daría cuenta de una fuente de inspiración distinta al de las obras tradicionales.
Bajtín expone la necesidad de indagar en dichas fuentes y descubrir a Rabelais y su obra.

"Las imágenes rabelesianas incluso ahora siguen siendo en gran medida enigmáticas. El único
medio de descifrar esos enigmas, es emprender un estudio en profundidad de sus fuentes
populares... su obra descifrada convenientemente, permite iluminar la cultura cómica popular de
varios milenios, de la que Rabelais fue el eminente portavoz en la literatura" (Bajtín, M. 2003)

La cultura popular en tanto expresión de la vivencia es una fuente de inspiración para Rabelais, la
obra literaria del autor nace de la indeterminación entre vida y arte, ya que en la cultura popular la
vida es el escenario y el arte la experiencia ambivalente de aquello que es creación humana, arte
por ser artificio, por ser producto de muchos a quienes en la cultura popular se les denomina
pueblo.

El pueblo adquiere una importancia creadora y redentora, en sus sueños y esperanzas se tejen
posibilidades nuevas y destejen órdenes vigentes, es la fuerza del pueblo donde la cultura se
despliega con la posibilidad de altísima creatividad, desde el desborde los límites son difusos y las
posibilidades infinitas. En esta riqueza de producción humana Rabelais inspira su obra literaria y
Bajtín recurre a su comprensión, el trabajo se da en dos sentidos, recuperar la visión de la fuerza
creadora de la cultura cómica popular y encontrar este trabajo ya ejecutado desde la mirada aguda
de Rabelais.

Las manifestaciones de la cultura cómica popular, tiene 3 categorías: 1) las formas y rituales del
espectáculo; 2) obras cómicas verbales, 3) diversas formas y tipos del vocabulario familiar y
grosero. Estas tres categorías están relacionadas entre sí dentro del mundo del cómico popular que
se despliega durante el carnaval. Bajtín expone que estas manifestaciones han sido estudiadas por
los especialistas, desprendiéndolas de su centro creador en el pueblo. “sobre todo la literatura
cómica en lenguaje vulgar, estudiada así pues en forma aislada, totalmente desligados de su seno
materno, esto es de las formas rituales y los espectáculos carnavalescos, por lo cual no se tuvo en
cuenta a unidad de la cultura cómica popular en la edad media” (Bajtín, 1987, pág. 18)

En el análisis literario de los especialistas, la ausencia de una mirada amplia sobre el mundo real
único y profundamente original, que se encuentra detrás de toda aquella diversidad de
manifestaciones, hace imposible entender la tradición cultural y literaria en la que se forman, es
decir su existencia misma. La propuesta de Bajtín para una comprensión de la literatura de
Rabelais, se sitúa en la fuente de inspiración rabelesiana: en la cultura cómica popular.
Entendiéndola, comprendiéndola, viviéndola “es trasladarse al terreno mismo donde se formó esta
cultura, donde se concentró y fue interpretada literalmente, en la etapa superior del Renacimiento”
(Bajtín, 1987, pág. 51)

Bajtín, señala que la fiesta constituye “el rasgo fundamental de todas las formas de ritos y
espectáculos cómicos de la Edad Media” (Bajtín, 2003:10), independiente del tipo de fiesta al que
pertenezca, es decir, para el autor tanto el carnaval como las fiestas religiosas (fiestas oficiales)
poseen un lazo exterior que las vincula, ya que ambas eran celebradas el último día antes de la
cuaresma, sin embargo, la fiesta carnavalesca es más esencial aún porque hace parte de su ritual el
elemento cómico, por tanto, se diferenciaba de las otras formas de culto.

Las festividades representan la forma primordial en la formación de la civilización humana, ya que


a través de ellas se logra expresar una concepción del mundo, y no precisamente del mundo
oficial, sino que lo profana mediante lo burlesco, lo cómico y popular creando un mundo opuesto,
un mundo de ideales a la existencia humana (Bajtín, 2003:11).

Las fiestas también se encuentran ligadas a un determinado tiempo (cosmovisión), en esencia las
fiestas representan periodos de crisis y transformación en la vida de la naturaleza, la sociedad y del
individuo, “la muerte y la resurrección, las sucesiones y la renovación constituyeron siempre los
aspectos esenciales de la fiesta”, (Bajtín, 2003:11) son estas formas concretas de expresar lo que
significa la fiesta en su sentido más profundo, lo que crean el “clima típico” de las fiestas (Bajtín,
2003: 11).

Para Bajtín, la cultura popular brinda esta nueva noción de interpretar y conocer las condiciones de
existencia histórica de la humanidad, es a través de la fiesta carnavalesca que el individuo logra
consagrar su libertad e igualdad, hace de la plaza pública su lugar “particular de comunicación”
(Bajtín, 2003: 12), que en situaciones de normalidad sería rechazadas, sin embargo, la fiesta del
carnaval logra romper con la norma, con la cotidianidad de la vida y consigue en la gente el
sacarlos de ese orden, adoptando la segunda vida del pueblo, porque se eliminan todas estas
barreras y jerarquizaciones entre individuos constituyendo en la fiesta el aspecto ideal en la visión
carnavalesca. (Bajtín, 2003: 12).

La visión carnavalesca nos permite acercarnos a un segundo mundo, uno popular que por no
corresponderse al dictamen serio y oficial de la iglesia o del estado feudal ha sido históricamente
invisibilizado.

“El principio cómico que preside los ritos carnavalescos” (Bajtín, 2003, p. 9) va a estar presente en
“una forma concreta de la vida misma” (Bajtín, 2003, p. 10), del hombre medieval a través de las
fiestas, pues “Las festividades (cualquiera que sea su tipo) son una forma primordial determinante de
la civilización humana” (Bajtín, 2003, p. 11). Y “ninguna fiesta se desarrollaba sin la intervención de
los elementos de una organización cómica” (Bajtín, 2003, p. 8)

Por lo tanto el carnaval que debido a su carácter cómico y popular se aleja de cualquier sentido
mágico o encantatorio, llámese dogmático o religioso; por ser una forma concreta de estar en el
mundo, genera lazos externos con las fiestas religiosas y lo hace a través del juego que le permite
relacionar estos dos elementos: lo cómico y lo religioso en la parodia que hace a las divinidades.
(Bajtín, 2003)

Dentro de la infinidad de manifestaciones de la cultura popular que dan forma al Renacimiento,


Bajtín destaca la comedia como concepción estética en la que se inscriben las imágenes de la
materialidad y corporalidad que pueblan la obra de Rabelais (Bajtín, 2003: 19), evidenciando
como rasgo común entre una y otras, la importancia que en ambas se le da a la carne, a los vicios y
a las funciones fisiológicas menos decorosas, las cuales, en una versión exagerada de sí mismas,
resultan indistinguibles de las más altas expresiones del espíritu. Bajtín le da a esta particular
forma de entender y practicar la cultura el nombre de realismo grotesco.

En las celebraciones populares lo solemne, lo ideal, lo elevado se degrada, se terrenaliza; en


palabras de Bajtín, a propósito de los ritos de las fiestas de los locos: “son degradaciones de los
diferentes íconos y símbolos religiosos transferidos al plano material y corporal” (Bajtín, 2003).

Las más altas expresiones del pensamiento y la espiritualidad se vuelven uno con un cuerpo que
trasciende la entidad biológica individual hacia la existencia material colectiva encarnada en el
pueblo: “El portador del principio material y corporal no es aquí ni el ser biológico aislado ni el
egoísta individuo burgués, sino el pueblo, un pueblo que en su evolución crece y se renueva
constantemente” (Bajtín, 2003), renovación en torno a la cual gravitarán las festividades del
medievo, en tanto función primordial de la actividad fisiológica en los cuerpos de los participantes,
y de los propios festejos en el cuerpo social.

Es en el cuerpo donde ocurren los procesos mediante los cuales la vida colectiva se reproduce: el
alumbramiento, la asimilación de los alimentos, incluso la excreción; de ahí la voluptuosidad de
las imágenes presentes en las fiestas, en las obras satíricas y en la propia obra de y su carácter
ambivalente: “no sólo [...] disolución en la nada y en la destrucción absoluta sino también
inmersión en lo inferior productivo, donde se efectúa precisamente la concepción y el
renacimiento, donde todo crece profusamente” (Bajtín, 2003).

Conclusión
Bajtín empieza ofreciéndonos una mirada a la obra de François Rabelais, aludiendo ser poco
conocida y comprendida por pertenecer a un carácter popular diferente de las obras tradicionales.
Es así como propone indagar en las fuentes y estudios de la obra de Rabelais para una mejor
comprensión. Las imágenes de Rabelais, se distingue de las demás por su carácter “no oficial-no
literario” que explican en su conjunto la riqueza de su obra y la fuente de su inspiración que lo
conllevaron como portavoz de la evolución milenaria de la cultura cómica popular. Por ende,
Bajtín se presenta en su obra como un intermediario del contexto de Rabelais y la cultura popular
de la Edad Media y del Renacimiento, siendo la cultura popular aquella que da forma y representa
a la vida y el arte en la experiencia ambivalente de la creación humana.
En la Edad Media y en el Renacimiento las diversas formas y manifestaciones en la risa se
oponían al ambiente feudal de la época, es así como Bajtín, hace la distinción entre la cultura
oficial y la cultura popular del pueblo. En la cultura popular se da una multiplicidad de
manifestaciones que poseen un estilo único correspondiente a la cultura cómica popular, y
principalmente a la cultura carnavalesca. El autor distingue el carnaval de la edad media del que
actualmente se ve, es decir, el carnaval contemporáneo tan solo representa para el autor un agotado
reflejo de lo carnavalesco de antaño. El carnaval que describe Bajtín implicaba la eliminación
provisional de las jerarquías y normas entre individuos, el carnaval representaba a la fiesta cómica,
ya que a través del carnaval se lograba involucrar la creación de la vida real y lo burlesco, y que
tiene como fin transmutar e invertir el orden social en aquellos que vivían el carnaval y con ello
dar paso a la construcción de la segunda vida del pueblo.
Finalmente, la cultura carnavalesca constituyó esa manera de hacer posible aquello que era
rechazado y visto mal en el Estado feudal, la suspensión temporal de las jerarquías y normas de
conducta, produjeron nuevas formas específicas en el lenguaje que dan lugar al “lenguaje
carnavalesco típico”, un medio por el cual puede expresarse una lengua propia de la gran riqueza,
de las formas y símbolos del carnaval (Bajtín, 2003:12), sin embargo, Bajtín expresa que el
objetivo principal de su obra no es indagar precisamente en la cultura cómica popular, ya que es
parte de su esencia contar con una infinidad de manifestaciones, el autor pretende hacer más bien
un acercamiento a la obra de François Rabelais, ya que es a través de su obra que se puede
comprender a profundo lo que representa y significa la cultura cómica popular de la Edad Media y
que da forma al Renacimiento.

Bibliografía
Bajtín, M. (2003) [1941]. La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El Contexto de
Francios Rabelais. Madrid: Alianza Editorial, pp. 4-51. Disponible en:
culturaspopulares.org/populares/.../MijailLaculturapopularenlaEdadMediayelRenacimiento

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